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Un amor que fue prohibido por Aries96

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Notas del capitulo:

Capitulo 4 

Mientras Camus lavaba sus ropa que eran unos tristes harapos adelante de la fina ropa con la que se manejaban ahi. 

 

Saga pensaba en como haría su hechizo, por lo que se dirigió a la habitación de Camus a hacerle un encargo.

 

—Camus, ven urgente. —dijo Saga al abrir la puerta y encontrarse a Camus solo con los pantalones y el torso desnudo   —¿Qué haces así? Desfachatado — todo sonrojado.

 

Era la primera vez que veía a alguien así ni siquiera a Milo ya que dormían separados.

 

—Le ruego mil disculpas, su Majestad, es que yo estaba lavando mí ropa y usted entro de repente.  —poniendose la ropa humedad.

 

—Esta bien, te la dejare pasar.

Espera un rato aquí, enseguida vuelvo.

 

Mientras Saga se retiraba, Camus maldecía rojo de la vergüenza que pensaría Saga de él ahora. 

 

Pasado 20 minutos, Saga regreso.

 

—Ven Camus.

 

—Si, Majestad.

 

Camus se levantó y siguió a Saga a la habitación de esté, la habitación de Saga era una de las más lujosas del castillo: tenía ventanal y terraza, donde se podían apreciar las plantas y los jardines flotantes, las sábanas eran de sedas finas, los muebles eran del mejor roble con detalles de oro. 

 

Ni bien entraron, le hablo.

 

  —Ves la ropa de ahí, que está en la cama, puedes usarla e igualmente esos perfumes, pero eso si debes cuidarla y regresarmela antes de las 10 PM así la lavan. 

Mí asistente no puede oler a humedad, tienes una hora para lucir impecable mientras desayuno con mí esposo.

 

Retirandose mientras Camus quedó sorprendido ante tal acto, por lo que preparó el agua con las esencias que allí había, para bañarse y lavar su rojo cabello, luego de esto colocarse aquellas finas ropas.

 

Lo que Camus no sabia era que él  ahora era parte de un hechizo.

 

 

 

 

Saga bajaba las escaleras riéndose, pensaba usar un hechizo de transformación ni bien Camus delvoviese esas ropas, drogaria a Milo, tomaría la imagen del pelirrojo para hacer que Milo lo hiciese suyo y luego vería cómo deshacerse de Camus.

 

 

(...)

 

 

 

  

Mientras en el salón principal 

 

Los Reyes desayunaban en aquella gran mesa, Saga estaba colgado imaginando en los futuros niños que andarían por ahi en sus hijos, un hijo fruto del amor de su vida. 

Si su plan funcionaba pronto andaría uno por ahi.

 

 

Un bebé, yo se que ni bien quede encinta, él cambiara su forma de ser conmigo. Un bebé esa es la solución, yo lo se, él me amara cuando lo haga padre.

 

 

Para luego Milo sacarlo de sus pensamientos.  

 

 

—Saga, ¿Para qué quieres un Asistente?.

 

—Dame un hijo y te lo digo.

 

—Ya te dije anoche que no.

 

—Entonces, no te lo diré.

 

Milo lo miro con desprecio ya podía adivinar las intenciones de Saga.

 

 

—Quieres lastimar a Camus.

 

Saga solo sonrio —Prolema mío.

 

Milo estaba que rompía todo.

 

—Eres un maldito Saga, si lo lastimas te haré pagar. 

 

si algo a Saga le encantaba era redoblar la apuesta.

     

—Ja, ja, ja eso ya lo veremos, mi 

amor.

 

(...)

 

 

 

Mas tarde 

 

Saga subió a las habitaciones mientras lagrimeaba, odiaba que Milo le hablase así cómo si fuesen enemigos. 

Él lo amaba tanto le costaba a Milo entenderlo, todo por culpa de ese de Camus, pero ya se encargaría de él.

 

 

  Saga golpea la puerta, antes de abrir y llamo a su asistente 

 

—Camus ¿Ya estás?

 

—Si Majestad.

 

    Saga se impresionó al ver aquél con aquella túnica cruzada de color beige, que resaltaba su piel blanca y el color rojo que predominaba en el menor.

 

 

—¿Por qué de todo elegiste la túnica y no al ambo? En el pueblo usas ambo.

 

—En el pueblo soy un don nadie, aquí soy su asistente y debo respetar las dogmas. Yo soy un doncel y debo usar esta tunica, pero si le molesta me cambio.

 

—¿Por qué el beige? Yo usaba esa túnica antes de casarme. —El asombro lo tenía así ido. —Aunque debería seguir usándola, ya que Milo jamás me ha tocado. — a sus adentros.

 

 

 

 

Camus sentía su mejillas arder ante tal pregunta que lo incomodaba mucho.

 

 

—Yo soy virgen, Majestad —Decía Camus disimulando su verguenza.

 

 

 

 

Saga lo miro de arriba hacia abajo. Camus no tenía marcas por lo que era verdad lo que decía, por lo que ya no le caía tan mal el muchacho.

 

   —Esta bien puedes usarla, pero recuerda toda esta ropa cada vez que la uses debes devolverla antes de las 10 PM, entendido.

 

—Sí.

 

—Toma, necesito que vayas al pueblo por esto.

 

Entregándole una lista de hierbas y objetos. Camus quedo sorprendido ante tal pedido —Esto son cosas para brujos, Majestad.

 

Saga solo hizo mueca de desagrado

 

—Tu calla y obedece. Ve a esta ubicación es confiable, lo quiero antes de las seis.

 

Camus solo asintió y se retiro.

 

—Si Majestad, lo tendre a tiempo.

 

 

(...)

 

 

 

 

 

El joven Rey  había quedado atónito al ver a Camus bajar las escaleras.

Si ya de antes lo amaba ahora lo amaba más: parecía un angel no tenia comparación, pero su deleite termino al ver a su esposo también bajar con su clásica túnica azul con detalles de oro a Milo le daba repulsión y asco de solo verlo.

Este se acerco a besarlo

 

 

—Milo amor.

 

—¿Qué quieres Saga?.

 

—Mi hermano y su esposo vendrán de visita, quiero hacer una buena reunión al fin y acabo son Reyes.

 

—Tu hermano y su esposo me caen mal, igual o más que tú. 

Estoy en contra de esta visita.

 

—Mira Milo, si no quieres que Camus la pasé mal acepta esa visita. Recuerda que tú gobiernas gracia a mí.

 

—Bueno está bien que tú hermano venga, pero a Camus ni se te ocurra tocarlo basura.

 

Ya veras, ya veras —Pensaba  mientras sonreía.

 

 

Continuara ...

 

Notas finales:

Espero les haya gustado que parejas les gustaría que aparecerian.

Solo para saber.

 


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