Mientras iba al templo del patriarca por quinta vez en el mes a pedir un maldito aumento, empecé a sentir una presencia extraña; alguien me seguía, me espiaba, pero ¿quién?, por lo que debería andar con cuidado, hasta que lo vi… allí oculto entre las plantas, su cabello marrón, el caballero de pegaso me estaba siguiendo. Intente acercarme, pero este se espanto, para luego salir huyendo...
En el fondo lo comprendo, soy irresistible y debió sentir vergüenza, para luego girarme y chocar con el caballero de pegaso de verdad.
- Che, fijate donde caminas, fotocopia.
En ese momento quedé shockeado, en modo cargando… ¿qué carajos había pasado? quede como un payaso, al parecer la comedia está en los genes… para luego darme cuenta de quién era el chistosito de las plantas, solo podía ser alguien… El desgraciado de Defteros.
¿Por qué?¿Por qué ese afán de seguirme?¿Acaso sospechaba que era yo el que movía los muebles? Imposible siempre fui muy sigiloso en ese asunto o acaso Asmita se lo dijo, doblemente Imposible, teníamos un trato con el ciego.
Por lo que durante un rato, seguía pensando en el asunto.
Hasta que me tope con el dueño de mis desvelos, es decir por su culpa casi no dormía, cada que me lo topaba; me moría, se rompía mi brazo o me quitaba dinero.
Pero que linda retaguardia se traía el desgraciado.
—Alejate Kardia, mantente lejos, no tengo dinero y no tengo manzanas.
—Solo quiero hablar.
—No la última vez, rode colina abajo y me rompí el cuello, así que lejos pinche alacrán.
Dicho y hecho me tiró el Antares al brazo y este rebotó agujereando el cráneo.
Lo importante era que llegue al templo del patriarca que para eso iba, ni bien Athena terminó de revivirme, pedí a Sage poder hablar con él.
La relación con Sage no era muy buena, más después de mi fracasada intento de relación con Manigoldo; a mi no me engaña mani me engañaba con Albafica, más de una vez encontré pétalos entre sus calzones.
Bueno aparte el patriarca me odiaba por arruinar sus cortinas e intentar asesinarlo, detalles, pequeñeces.
—Sage… ya sabes para qué vengo.
—Te repito lo de siempre, no.
—Porfis 😢
—No, ya te dije que no.
—por Deuteros, tengo que ir a vacunarlo.
—Tu hermano no es un perro.
—Ah entonces porque cuando me mordió, no me agarró rabia de puro milagro.
—Ya te dije que no.
—Eres un maldito, viejo, puto e incestoso…
Lo acepto me fui al carajo, con lo último ni siquiera sé porqué lo dije, pero funcionó Sage se puso colorado cómo el pelo de tomate del padre de Albachan.
—Calumnias —grito el patriarca cómo si gritando, se volvería real.
Ahora tenía al patriarca comiendo de mi mano, lo sabía, di en el clavó, míralo tan recto y le gusta su gemelo, maldito incestuoso… no sé cómo podían hacer eso, aunque más de una vez me quedé flechado de mí propia imagen jamás vería a Defteros con esos ojos, aunque nadie lo crea en el fondo soy racista.
—Sage, Sage yo puedo darte lo que deseas, solo dame un dinerillo extra y tendrás lo que añoras..—transformándose en el gemelo del patriarca Hakurei — O me vas a decir que no es lo que añoras… —poniéndome mi rostro frente al suyo.
Debo aceptar que pensé que el patriarca era un hueso duro de roer, me empujo y fue directo a la puerta para cerrarla bien.
Estaba seguro que me daría el discurso de mi vida, pero no se sentó me miró fijo a los ojos, ¿acaso iba a enviarme al yomotsu?
trague grueso, esperaría mi castigo.
—¿Cuánto tiempo puedes conservar esa imagen Aspros?
—Depende cuánto pagues.
Es decir voy a morir, pero negociar es mi pasión.
—Te daré un cuarto de sueldo de más, pero donde alguien se entere te mando a yomotsu y me suicido, entendido.
Bueno luego de eso, me comió la boca y que casi me quita la pureza, jajaja aquien engaño.
Si tengo más polvos que las escaleras de los templos, pero igual si que me sorprendió, sí que el Sage le tenía ganas al Hakurei.
Menos mal que puse un límite.
—Solo besos, porque sino me voy a tener que acostar con Regulus y no quiero…
Es decir sería bien hipócrita si me acostaba con el patriarca que me llevaba más de 200 años de edad y no con el minino que solo 12.
Aparte debía empezar a controlar mi reputación si quería impresionar a Ilias, para que sea mi futuro marido.
Es decir no vivo solo de deudas, también necesito comer, vestirse, una que otra golosinas y postres
Puto Manigoldo a mí me gustaban tus ñoquis, porque me engañaste 😭
Bueno a lo que iba es que ese fue el trato con el Patriarca.
Por lo que salí contento ahora tendría un dinerito extra, para mi té y tortas, pero debería ocultarlo bien, ya que el vividor y Defteros tenían un olfato excepcional más desde que el desgraciado de Degel le enseñó a leer.
Ahora debía ocultar las galletas o dulces en frascos de frijoles, para evitar que me las robé.
Debía aceptar que el cubo me cae muy mal, demasiado mal…
Últimamente sentía cómo si quisiese llevar bien conmigo, cómo impresionar… a otro con ese cuento quiere cogerse a Defteros, si se le va los ojos cada que le da la espalda.
Regrese por donde vine, para luego a los lejos ver a Yato, por lo que debía poner manos a la obra.
Sinceramente no sé que le veía Regulus a este niño, era insípido y tenía una personalidad arrogante y creída, e indiferente.
Bueno a cabo que ni me importa.
Por lo que fui directo.
—Alejate de Regulus.
—¿Qué?
—Lo que oyes niño, aléjate de Regulus.
Si se lo dije bien serio mientras transporte el lugar a otra dimensión, sino que vergüenza que me vean haciendo esta estupidez por dinero.
—Yo no tengo, nada con Regulus ni me interesa, pero tú… te creí con mejor gusto más del bistec que del hígado encebollado.
Y si me lo tuve que madrear al desgraciado, que se creía este pendejo con la comida de Defteros nadie se mete.
Continuará...