Capítulo 2: Ese mocoso ya vería.
Otra semana corriente paso frente los ojos de Eren, quién estaba a punto de volverse loco.
Los lunes y martes trabajaba desde las 5:00 A.M hasta las 6:00 P.M en un restaurante familiar, los jueves a sábado en un bar a tiempo completo y los domingos iba a limpiar la casa de Hanji Zoe, honestamente su horarios lo estába matando.
Sus ojeras cada vez eran más notorias, pero ¿Que más podía hacer?, Nunca había podido ir a la preparatoria por el dinero, además de que era un Omega, así que no mucha gente lo contrataba o le daba el mismo salario que a un Alfa.
Comer era algo así como su fantasía diaria, tenía que aguantar las ganas su hambre cuando trabajaba en el restaurante, siempre se le hacía agua a la boca toda esa comida en frente de sus narices, sin embargo debía buscar un departamento donde quedarse y por eso estaba ahorrando.
Una vez cuando era pequeño probó uno de los platillos del local sin que nadie lo viera, era un filete bien cocido con patatas, claro que el gerente se enteró días después cuando revisaba una de las cámaras.
Tuvo que lavar los platos tres días seguidos sin comida, ni agua, fue una verdadera tortura y se arrepentía de su acción, él no era un ladrón, pero estaba desesperado, sólo tenía trece años cuando eso sucedio y el hambre lo enloquecio.
Los miércoles era su día favorito de la semana, ese día no tenía trabajo y podía ir a un lago cercano a bañarse y relajarse, pero ya no podía permitirse un descansó, necesitaba otro trabajo.
El señor Erwin, el dueño del restaurante le pasó un periódico para que pudiera buscar un trabajo. Para su mala suerte Eren no sabía leer, ni escribir, cuando era pequeño su madre le había enseñado ciertas cosas pero no las recordaba bien y no podía pedirle a su jefe que lo leyera por él, era vergonzoso.
Así que el miércoles a la siguiente semana simplemente fue preguntando por ahí si necesitaban a un ayudante o algo. Sabía cocinar, lavar, cocer, trabajaba con rapidez y aprendía con facilidad.
Cuando una rubia con varios papeles en su brazo se acercó a él.
—Eren Jaeger?—Preguntó la chica con una sonrisa amable, tenía el pelo corto y unas facciones hermosas, sus ojos eran dos esmeraldas y sus labios eran delgados y finos, definitivamente era una chica de oficina, por sus lentes y su reloj dedujo que trabajaba para una empresa grande.
—Si?—Respondió simplemente, curioso, con los hombros atrás, parándose derecho y rígido. Ella había llegado de improvisto cuando justo iba entrando al restaurante, nuevamente sin haber conseguido un trabajo.
—Escuche que estabas buscando un empleo—dijo la mujer mientras dejaba algunos papeles encima de la barra de los tragos.
—Si—contestó en un tono menos nervioso, mientras estiraba sus brazos tomando los papeles, pretendió leerlos y luego mirando a la mujer esperando que ella hablará.
—La empresa Ackerman es muy prestigiosa, si decidiese trabajar allí su salario estaría más alto que la media, joven—Explicó la mujer con esa sonrisa perfecta y arreglando su cabello un poco.
—Trabajar en una empresa?—Preguntó Eren sorprendido, ¿Él que haría en una empresa?, no sabía nada de papeleos, contar no se le daba bien tampoco.
—Si, por supuesto, el hijo y heredero de la empresa me pidió explícitamente que lo lleve hacía allá para hablar sobre el contrato—La boca del castaño se abrió tan grande que le dolió la mandíbula, estaba tan sorprendido que no sabía que decir.
—Contrato?—cuestionó, parecía un tonto balbuceando y preguntando por todo, pero en serio era la primera vez que hablaban de contratarlo, casi siempre era contratado ilegalmente cómo cualquier Omega para pagarle menos.
La mujer asintió, luego recibió una llamada de la cual no entendió nada porque estaba aún atontado por lo que la chica rubia le propuso.
—El auto está esperando afuera joven Jaeger—dijo ella con esa sonrisita que ya empezaba a perturbar al castaño, esto era demasiado extraño ¿y si era un rapto?, Bah ya estaba lo suficientemente mal como para que empeorarán las cosas, de todos modos quizás sus órganos tuvieran un mejor destino que él.
En su vida Eren se había subido a una limusina, en realidad nunca había visto una en su vida hasta ahora; él vivía en el sector más pobre de todo el pueblo, el cual no era tan grande como otros y casi la mayoría de esté eran asciendas de lobos solitarios, una pequeña plaza en medio del pueblo que no era muy movida. El comercio era esencial, ya que cerca del pueblo había una extensa playa.
curiosamente el sueño de Eren era ver el mar, salado, lo había visto en algunas revistas y Armin le solía contar como era.
también en el sector poblado de la cuidad habían muchas empresas nuevas de cosméticos con productos naturales y otras cosas; por lo que tenía entendido L.A la empresa de los Ackerman vendía productos de limpieza, recuerda haber escuchado que incluso exportaba a Alemania y Corea.
Cuando la limusina paro frente a un gran edifici con los vidrios polarizados, su corazón dio un vuelco, cuando la chica rubia puso su mano derecha en su hombro en señal de que entrará. Los recibió una castaña con lentes y una coleta, su energía se notaba desde la entrada, parecía que no se quedaba tranquila en su asiento.
—Hey!, Tu debes ser Eren el jefe lo esta esperando—dijo la castaña agitando su mano animadamente saliendo del escritorio en donde estaba,—Soy Sasha—dijo sonriente mientras estrechaba su mano agitando esta varias veces.
—un gusto?—dijo Eren confundido, sin saber bien que más decir, ella era demasiado animada.
—Escucha, si el enano se pone demasiado gruñón me llamas nada más, pero después del almuerzo, entre las una a las dos no atiendo—dijo la chica para luego arrastrarlo literalmente al ascensor.
La chica rubia subió con él también, al parecer la oficina del jefe quedaba en el último piso, en total eran cinco pisos así que solo fueron unos minutos en los que se pudo preparar y no querer salir corriendo transformado en lobo como un cachorro.
Cuando llegaron su estómago se revolvió extrañamente, su vista se fijó en la gran puerta de madera, ¿Qué rayos hacía él ahí?, De pronto sus manos comenzaron a sudar y su respiración comenzó a acelerarse.
No se dejó vencer por los nervios y tocó la puerta suavemente, la voz ronca y varonil del hombre le dijo que entrará.
Verlo con sus manos juntas en la mesa entrelazadas, con esa mirada fiera y ojos peligrosos le recordó aquella noche bajo el farol, su respiración se cortó, sus manos temblaron ligeramente.
—Nos vemos de nuevo Jaeger—dijo con rudeza Levi, le hizo un ademán de que se sentara y él obedeció como un cachorro asustado, su corazón latía freneticamente y apenas podía cruzar su mirada con la del hombre más atractivo que había conocido.
—Si, claro—Sonrió con nerviosismo, Levi chasqueó la lengua y llevo una de sus manos a su pelo acomodándolo en su lugar.
—No me he olvidado de lo que hiciste por mi y quiero devolverte el favor—Ahora su mano se dirigió a un cajón de su escritorio donde saco un papel delgado y blanco.
Eren se inclinó para verlo más de cerca, era un cheque, de esos que ocupa la gente rica, quedó sorprendido con la cantidad de dinero que Levi le estaba dando.
Tenía muchos 0.
Rápidamente negó con la cabeza.
—No puedo recibir esto, señor—Eren le regreso el cheque con determinación, él no había ayudado a Levi para recibir algo a cambió, eso iba contra sus principios y eso no cambiaría por nadie.
—Pero me has ayudado, además se que eres muy pobre—dijo con un tono serio, ese era el problema de todo los ricos, creen que todo se resuelve con dinero y no porque él tuviese menos dinero iba a recibir limosna.
—Eso no tiene importancia, yo no le ayudé con la intención de recibir algo a cambio señor, yo no recibo limosna de nadie—dijo dispuesto a pararse cuando las manos de Levi en su chaqueta lo detuvieron.
—No es limosna, es agradecimiento, recibelo—dijo con voz Alfa y ese era otra problema, los Alfas solían ser territoriales y usaban su voz para mandar a los Omegas a su antojo.
Oh no, Eren no iba a ceder, ni aunque el hombre fuera jodidamente sexy y podía guardar su voz Alfa para otro Omega sumiso; incluso si sus entrañas se encogieron sobre sí y por un momento creyó que vomitaria no cedió bajo la presión de aquella voz.
—No señor, dije que no, gracias—dijo él castaño sin obedecer, para Levi era la primera vez que veía a un Omega tan terco, necio y que no le hiciera caso, soltó un gruñido gutural.
Ese mocoso ya vería, se había metido en la boca del lobo.