Esas últimas semanas habían pasado casi de modo automático, iban a los duelos, seguían con su entrenamiento en el templo, comían y seguían con sus rutinas, pero todos con la duda de cuando se encontrarían con este nuevo dragón que, se suponía, existía.
Porque tarde o temprano se encontrarían, ¿verdad?
Las emociones de los jóvenes monjes fueron; desde la incredulidad, la incertidumbre y negación hasta la expectación y emoción de conocer un nuevo compañero, o compañera, Kimiko insistía en que aún no sabían su género así que no debían dar por sentado que era otro chico; y así, como un remolino de emociones que les embargó, también lo hicieron las dudas.
¿Por qué no había aparecido antes?, ¿Por qué ni siquiera el maestro Fung conocía de su existencia?, ¿Qué clase de elemento manejaría?, ¿Qué estilo de pelea dominaría?, ¿Dónde había estado todo ese tiempo?.
-El maestro Fung y los demás monjes se han pasado días enteros leyendo los pergaminos del templo, buscando pistas o algún indicio- Kimiko fue la que dijo en voz alta lo que sus demás compañeros estaban pensando.
Normalmente, las cosas iban a ritmo rápido desde que entraron al templo, si, habían días en que no pasada nada relevante o incluso semanas, pero, cuando ocurría algo de importancia, las cosas se desarrollaban de manera apresurada. La búsqueda de los Wu’s, el enfrentamiento a uno de los planes malignos de sus enemigos, resolver la gran catástrofe que estaba a la vuelta de la esquina, dramas adolecentes, entre otros factores.
Pero, en esta ocasión, las cosas iban de una manera sorprendentemente lenta en opinión de los chicos.
Aun que quisieran, no podían ayudar mucho más allá que esperar a lo que el maestro Fung y los otros monjes del templo continuasen investigando por su cuenta porque, alguno de esos pergaminos, eran reliquias muy delicadas y, además, ultra secretos. Aún con sus títulos de dragones Xiaolin no tenían la autoridad suficiente dentro del templo para acceder a ciertos pergaminos ni conocimientos.
-Bueno, prefiero que ellos pasen las horas estudiando polvorientos pergaminos que hacerlo yo- Raimundo dijo despreocupadamente, él también tenía una enorme curiosidad pero leer chino antiguo y llenarse de polvo, de quien sabe cuántos años atrás, no era lo suyo.
Estaban sentados en uno de los patios del templo, al menos tres de ellos, como siempre, Omi; teniendo mucha energía, estaba continuando con sus entrenamientos mientras practicaba sus movimientos, saltando alrededor de ellos de manera vigorosa y entusiasta.
-Realmente estoy emocionado en conocer a nuestro nuevo compañero de batalla, me pregunto de que lejano y místico país vendrá- dijo Omi con una radiante sonrisa. De los cuatro, siempre era el más optimista y emocionado, después de todo, la incorporación al templo de los otros tres jóvenes dragones fue una sorpresa que, a la larga, trajo estupendos amigos y, con ello, una familia.
-Tal vez venga de Europa- comento Clay a modo de sugerencia; si era por eliminación, Kimiko venia de Japón, Raimundo de Brasil, Omi de China y él mismo de Texas, E.U.A., había una gran cantidad de países y continentes que quedaban “o puede ser de Australia- agregó quitándose su sombrero para quitarle el polvo y hojas que le habían caído por las piruetas del dragón del agua, quien seguía con sus saltos y entrenamientos de manera firme, pero siempre atento a las palabras de sus compañeros.
-¿Qué tal si apostamos? Las tareas de un mes por ver quien adivina de donde viene-
-Interesante, ¿y qué pasa si nadie adivina?, como hemos visto, el mundo es muy grande-
-No lo sé Kimiko pero, a veces, el mundo es un pañal, quien sabe, tal vez ya esté en camino y más cerca de lo que creemos- comentó el más joven a la par que todos suspiraban.
-Tal vez quisiste decir: “el mundo es un pañuelo”, y quien sabe, no se había tenido nada de información sobre este “nuevo” dragón durante siglos, tal vez este no sepa cómo llegar al templo aún-
-Entonces hay que ayudar a nuestro nuevo compañero, ¡Hay que ir a buscarlo!-
-Omi, ya te lo explicó el maestro Fung, hay que permanecer pacientes hasta que encuentre nueva información, además, no tenemos idea de cómo podemos localizarlo- dijo Raimundo, no iría a una búsqueda sin un rumbo fijo, al menos, con los Wu’s, tenían a Dojo quien podía sentirlos y localizarlos. Y hablando de este dragón “hey Dojo, ¿no tendrás por casualidad un sentido para encontrar dragones Xiaolin también?-
-Yo no soy un radar que puedan programar, les recuerdo que puedo localizar los Wu’s gracias a que fui yo mismo quien ayudo a Dashi a esconderlos. Además, no soy un sabueso, a pesar de que estoy familiarizado con el Chi de los dragones guerreros, ya que he visto cientos en mi vida, mi tarea jamás ha sido localizarlos, mi tarea principal siempre ha sido guardián del templo y del rollo de los Wu’s”
-Y hablando de eso, ¿Cómo localizan a los nuevos aprendices?, Quiero decir, conmigo nunca tuvieron que ir a buscarme, ya que yo llegué aquí de bebé-
-Tú fuiste un golpe de suerte Omi. Normalmente los dragones Xiaolin, llegado el momento, emprenden un viaje para buscar a su aprendiz y sucesor, algunos viajan por todo el mundo para encontrarlo, otros tienen suerte y los hayan rápido, por ese motivo es que tenemos un grupo tan diverso esta generación-
-Entonces… ¿nosotros también tendremos que ir a un viaje para buscar nuestros futuros sucesores?-
Después de la última pregunta de Omi todos se quedaron callados, al menos Clay, Kimiko y Raimundo sabían que tendrían que hacer eso en algún futuro ya que sus propios maestros lo comentaron alguna vez. Omi, por otro lado, al haber heredado muy temprano de su maestro sus poderes y título no recordaba todas sus lecciones, pero saber que un día tendría que ir a un viaje a buscar un aprendiz sonaba algo muy lejano, pasarían décadas antes de que eso ocurriera.
-Aún te falta mucho para ese rodeo amiguito, no te preocupes por eso ahora-
-Chicos-
-¿Qué pasa Kimiko?-
-Si todos tuvimos un maestro o maestra, entonces, este dragón Xiaolin también debió tenerlo por generaciones, pero jamás vino al templo. ¿Quién dice que esta vez lo haga?-
No habían pensado en eso antes.
Otra nueva duda para agregar a la lista.
*+*+*
Resulta que Jack era bueno en yoga, la flexibilidad ganada por sus años de patinaje artístico y danza a los que le había inscrito su madre seguían allí y al parecer, gritar todo el tiempo, fortalecía los pulmones, por lo que los ejercicios de respiración eran más sencillos.
Actualmente realizaba sus rutinas en el jardín, ya que, después de las sesiones de yoga, era cuando mejor estaba en contacto con su Chi interno y podía seguir con las rutinas de entrenamiento plasmados en los libros y pergaminos dejados por Yue, los cuales involucraban metal y, de nuevo, era más probable que ocurrieran accidentes en su casa.
Ya había programado específicamente a algunos de sus Jack bots como albañiles para arreglar los desperfectos de la mansión y enfermeras para los demás robots debido a estos incidentes y un chamaleon-bot para delegar las tareas, y así, pasar más tiempo entrenando y experimentando con sus nuevas habilidades.
Por fin sentía que estaba progresando, haciéndose más hábil en el manejo de los metales y provocando menos accidentes, incluso había incluido las esferas de metal creadas con anterioridad en algunas de sus rutinas.
Aunque tenía a un Jack-bot enfermero atento por si él mismo resultaba lesionado en medio de sus entrenamientos.
En estos momentos estaba tan concentrado en manejar las esferas mientras realizaba una de las poses ilustradas por Yue en sus pergaminos que, a la hora de escuchar la ensordecedora alarma de su laboratorio al detectar un nuevo wu, lo asusto y desconcentro. En su momento había parecido una idea muy brillante la de hacer la alarma lo suficientemente ruidosa para poder ser escuchada incluso cuando trabajaba en una de sus nuevas invenciones o se encontrara en cualquier parte de su casa, incluido el jardín, pero justo ahora, cuando una de las esferas que salieron disparadas directo a su cara se lamentó de su pasada genialidad.
Al final terminó derribado en el césped, con un ojo morado y viendo mini Jack-bots flotando sobre su cabeza, allí pensó que, tal vez, sería lo mejor desactivar la alarma, al menos, para el resto de la casa de ahora en adelante.
*+*+*
Miró como Wuya se enfrentaba a Kimiko en un duelo Xiaolin, la bruja parecía mas irritada de lo usual por lo que estaba poniendole las cosas demasiado sencillas para la dragón de fuego.
Al igual que Wuya, a Chase le embargaba la curiosidad por saber el origen de la anomalía en el flujo de Chi en el universo, pero dada su naturaleza trataba de ser más paciente y sutil al respecto, pero debido al tiempo sin más información incluso él estaba impacientándose.
Los monjes se mantenían más herméticos de lo usual sobre cualquier nueva información, no importaba cuantos cuervos enviara al templo o cuanto tratara de dialogar con el joven dragón del agua, no obtenía nueva información relevante.
La única pista que pareció prometedora fue la de un viajero, con un kimono como vestimenta y una caja, tal vez para el ojo ajeno esto hubiera pasado desapercibido, pero Chase no era cualquier persona.
Primero reconoció la vestimenta y artículos como una moda de una época muy antigua, más de lo que pudiese recordar, lo siguiente era su manera de caminar, quizás no era la mejor referencia, pero una persona con años de entrenamiento tiende a moverse diferente a una persona común, algo que se ve reflejado incluso en sus movimientos más sutiles e inconscientes.
Y tercero, es que no importaba cuantos cuervos o felinos había enviado, no habían vuelto con más información de dicho sujeto, además que la población de sus aves espías había disminuido anormalmente.
Lo más probable es que hubieran sido eliminadas para evitar ojos indiscretos.
Hace tiempo que no enfrentaba esta clase de misterio, un reto, era emocionante y, a su vez, un poco frustrante.
Con una patada giratoria Kimiko tiró a Wuya del pilar en el que se encontraba parada, ganando así el duelo.
Los jóvenes monjes vitorearon y Kimiko regresó triunfal con los Wu’s ganados.
Tal vez debería hacer una pronta visita personal al templo Xiaolin.
-Estúpida niñata- se quejó en voz alta la bruja Heylin, sacudiéndose el polvo de sus faldas, había estado desbalanceada y desconcentrada, y no pudo evitar culpar desde lo más profundo de su ser al incompetente de Spicer y la forma en que la trato el otro día.
Chase simplemente la ignoró, la ineptitud de la mujer no tenía escusa, quizás su mente maquiavélica era una de sus mejores cualidades pero depender únicamente de la magia la volvía prácticamente inútil si era despojada de esta.
Prefirió regresar a su ciudadela y analizar más a fondo la situación, quizás revisar en persona los lugares en que sus cuervos habían desaparecido y reunir pistas por él mismo.
*+*+*
El sol se alzaba brillante y calentaba su piel provocando algunas gotas de sudor, había sido un viaje muy largo y ahora que caminaba por este camino de tierra se echaba ánimos repitiéndose que faltaba menos para su destino.
Un viaje de mil kilómetros comienza con un solo paso y, suponía, que con un paso también se terminaba, ¿verdad?.
Y con un asiento cómodo y un vaso de agua helada también o, al menos, eso esperaba, caminar bajo este sol durante horas podía ser agotador.
Esperaba no tener que acampar de nuevo a la intemperie esta noche, por lo que aumento el ritmo de sus pasos en ciertos tramos.
Era una lástima que no pasaran muchos vehículos por estas partes, podría haber pedido un pequeño aventón pero creyó que así debía de ser, un lugar apartado y aislado que poca gente visitaba para así mantener sus secretos adentro y fuera de miradas ajenas.
Así era el templo Xiaolin, y sentía que ya faltaba mucho menos para llegar a su destino.
Subiendo hasta la punta de una colina al lado de un viejo árbol se recargó y pudo ver a lo lejos la antiquísima construcción con tejas azules y puertas pesadas de madera pintadas de rojo, esto provocó una radiante sonrisa.
-Ya falta poco, Omi- y con esto dicho sus energías se renovaron y emprendió una nueva carrera en el último tramo que le faltaba para llegar al templo y así poder ver en persona al pequeño monje de cabeza redonda.
Continuara…
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