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R27 Week 2020 por 1827kratSN

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—Wow, todo aquí parece tan verde y agradable.

—Nadie nos molestará.

—Al fin un poco de tranquilidad, supongo.

Tsuna sonrió antes de encogerse un poco de hombros y quitarse el suéter pues hacía un calor considerable. Con la mirada revisó los alrededores y todo parecía bien, había grandes árboles ocultando los rayos de sol, sonidos característicos de los insectos y muchas flores.

Pero su intuición no dejaba de saltar.

Y era extraño.

—Reborn, ¿puedo preguntar algo?

—Ya hablamos de eso, Tsunayoshi.

—Ya sé que es tu cumpleaños y te prometí seguirte la corriente… Pero…

—Pero nada —se acercó hasta sujetar la cintura del castaño y acercarlo—. Deja de preocuparte.

—Reborn…

Suspiró mentalmente cuando fue callado por un beso, de esos demandantes que ni lo dejaban respirar, mucho menos pensar. Entendía a su malhumorado acompañante porque eran de los pocos días para ellos dos y preferían evitar los problemas… Pero no dejaba de pensar y sentir que algo estaba mal.

—Reborn…

—Solo deja que te seduzca.

—Hay dos problemas con eso —sonrió divertido.

—No quiero saber.

—Primero —acarició el labio de Reborn para limpiarlo con cariño—, no pienso tener sexo en medio de la nada y sobre el pasto lleno de insectos y cosas así.

—¿Por qué tan aburrido?

—Segundo —señaló a espaldas de Reborn—, creí que esas cosas estaban extintas.

Reborn giró por curiosidad solo para apreciar un par de alas, parecidas a las de los murciélagos, que eran pura piel y huesos…, agitarse poderosamente para mantener en el aire a una criatura con pico y dientes.

—¡Wow! —Tsuna elevó sus brazos—. Es un dinosaurio. ¡Un pterodáctilo!

—Maldita sea.

Reborn gruñó por lo bajo porque sabía desde el inicio que no debió dejarle a Verde idear el viaje perfecto para escapar de todos. ¿En dónde carajos estaban?

—¡Agita tus manos, Reborn! —Tsuna rio divertido—. ¡Tal vez se estacione aquí!

—No digas tonterías y salgamos de aquí.

Bueno, eran las vacaciones planeadas por Reborn para auto-festejarse el cumpleaños, Tsuna no tenía por qué preocuparse del desastre. Él solo estaba ahí de adorno, para complacer a su majestad, y por eso terminó riéndose mientras Reborn lo jalaba por medio del bosque para escapar de esa criatura.

—Dime que esa cosa no es real, Reborn.

—No me voy a arriesgar.

Tsuna podría burlarse en voz alta, pero prefería solo verse tranquilo mientras el señor perfección lidiaba con todo, tenía suficiente diversión solo con pensar en que Reborn perdió su oportunidad de tener sexo desenfrenado en un lugar paradisiaco.

Debía agradecerle a Verde por la broma.

Pero en secreto.

No quería a su amorcito furioso.

Pero tampoco lo quería muerto, y por eso llegó el momento en que participó en el escape de algo raro que los perseguía a dos patas. Usó sus llamas para aturdir a esa cosa, su intuición para buscar algún lugar tranquilo, y el reloj de seguridad que Verde le dio solo por si acaso.

—¿Por qué no me dijiste que tenías eso?

—Reborn, no me preguntaste —sonrió inocentemente.

—Sabes que esta noche voy a vengarme con tu trasero.

—No lo harás, querido —rio bajito—. Mi fiesta es mañana y tengo que caminar… Pero de la seguridad de tu trasero, ese es otro asunto.

—Sueñas.

—Tal vez te pueda convencer.

—Solo sácanos de aquí.

Cuando todo terminó, mientras Tsuna se desconectaba de aquella cosa de realidad súper-aumentada, y escuchaba las carcajadas de Verde y Lambo —líderes de la travesura—, se dio cuenta que no era buena idea tener sexo en realidad virtual.

Hubiese sido penoso que alguien los viera en esas.

—Feliz cumpleaños, Reborn.

—¿Qué?

—¿Recuerdas la prohibición de lastimar a la familia porque es familia, aunque hagan travesuras? —Tsuna miró a todos sin expresión.

—Oh… —Reborn ladeó una sonrisa siniestra.

—Oh no —corearon Verde y Lambo.

—Hoy es tu día de excepción —Tsuna besó aquellos labios y sonrió—. Diviértete.

—¡Tsuna-nii, no!

—¡Vongola! ¡Ese no fue parte del trato!

—No lo era —Tsuna miró a Verde que aún no corría para escapar—. Pero esto —señaló la herida de su brazo— tampoco.

—Fue un fallo.

—Dijiste que tu súper realidad no podía dañarnos… y mentiste —Tsuna sonrió—. Este es tu castigo.

Verde gruñó antes de correr, Lambo hace tiempo que huyó, y Reborn solo sonrió ante la imagen de su pequeño castaño con aquella actitud fría y serena.

—Eso me prende.

—Dales cinco minutos.

—Puedo hacer mucho en cinco minutos —sonrió mientras se aferraba a la cintura de su cielo.

—No —rio bajito—. Solo ve, disfruta de tu… tortura… y vuelve para la cena.

—¡Alista tu trasero! —sonrió antes de caminar hacia la salida.

—¡Alista el tuyo! —rio.

Adoraba esos cumpleaños a día seguido. Siempre había caos y sorpresas.

Siempre valían la pena.

 


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