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"Innocence" por Dreamwave

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Notas del capitulo:

Continuación del capítulo anterior.

Capítulo 10: “Me gusta, pero me asusta” (Parte 2)

 

Después de diez minutos de regalonear en la cama, Kenny y Butters se vistieron y bajaron al comedor con el resto de sus amigos, quienes estaban terminando de desayunar. Craig y Tweek ayudaban a Token a limpiar la cocina, mientras Clyde, Stan y Kyle recogían los trastes de la mesa.

—Ah, Kenny, Butters, ¿Ya se van? —preguntó Stan.

—Sí, amigo. Llevaré a Butters a comer algo tan dulce como él~

—¡Puaj, que cursi, Kenny, por dios! —exclamó Cartman.

—Token, disculpa que no nos hayamos quedado a desayunar con ustedes, estábamos, em...

—Tranquilo, no tienes que darnos explicaciones Butters. Entendemos perfectamente. —dijo, soltando una risa.

—Seguro que tú y Kenny se divirtieron teniendo su primer “mañanero”, jaja. —se burló Craig.

—¿¿Qué?? ¡Pero si n-no hicimos nada! —exclamó Butters, sonrojándose.

—Claaaro, dormiste con el más caliente y puto de nosotros, pero solo se acurrucaron, por eso estás tan nervioso. —dijo Cartman con sarcasmo.

—Quizás nos abrazamos, pero no pasó nada más, ¡Nosotros solo dormimos! ¡Kenny, diles!

—Ya, ya, Butters, déjalos pensar lo que quieran~ —dijo McCormick, echándose su mochila al hombro, y tomando la mano de Stotch—. ¿Nos vamos, guapura?~

—D-déjame ir por mi mochila, la dejé arriba.

—Yo te la traigo, espera. —dijo el chico de anorak naranja, acto seguido subió las escaleras rápidamente.

—Cielos, amigo, parece que a Kenny realmente le gustas. —comentó Stan.

—Sí, Kenny ha tenido múltiples parejas, pero nunca lo había visto tan... Motivado. Es como si su depresión ya ni se notara. —continuó Kyle.

—Bueno... Sí es cierto que se le nota más feliz, aunque no sé por qué será. —dijo Butters.

—Es obvio que es a causa de ti, tonto. ¿Qué tan ingenuo tienes que ser para no darte cuenta de que Kenny quiere cogerte?

—Cállate Cartman, no lo molestes. —dijo Kyle, apartando a Eric—. Butters, es genial que tú y Kenny se estén volviendo más cercanos. Nuestro amigo ha pasado por mucho, lo sé más que nadie. Y lo que sea que estés haciendo por él, lo está ayudando y te agradezco por eso.

—Oh, pero no he hecho nada especial, de hecho es Kenny quién me ha ayudado a mi, me ha defendido cuando lo necesitaba y todavía no sé qué hacer para agradecerle.

—Creo que no debes preocuparte por eso, de seguro él tiene un montón de ideas interesantes, jaja. —dijo Cartman, dándole un codazo a Stotch, mientras levantaba y bajaba las cejas—. Deberías tener cuidado, nunca se sabe cuando te podría atacar.

Butters se quedó pensativo, no le daba miedo lo que había dicho Cartman, pero captaba lo que había querido insinuar. Decidió no dejarse invadir por los nervios ni la ansiedad, se sentía cómodo pasando el tiempo con Kenny, y estaba seguro de que él jamás le haría daño, a pesar de ser sadomasoquista. Dormir juntos la noche anterior había sido tan agradable y perfecto, que deseaba en secreto que volviese a ocurrir.

En ese momento, el chico de anorak naranja bajó corriendo las escaleras, cargando su mochila y la de Butters. Se la entregó, y ambos chicos se despidieron de sus amigos, luego salieron de la casa de Token y caminaron en dirección a la cafetería South Sweets, la cual era famosa por sus waffles bañados en chocolate. De sólo pensar en ellos, a Butters le sonó el estomágo, lo cual hizo reír a McCormick.

—Jajaja, vaya, parece que alguien tiene mucha hambre. Me siento un poco mal por no dejarte desayunar en casa de Token.

—No te preocupes Kenny, me fascinan los waffles de South Sweets, vale la pena esperar.

—¿Ya los has comido antes?

—Sip, mis padres suelen llevarme cuando estoy de cumpleaños.

—Oh, ya veo... —dijo McCormick, un poco decepcionado.

—¿Eh? ¿Pasa algo?

—No, nada, es solo que quería sorprenderte con lo de los waffles. No es tan emocionante si ya los has probado antes.

—Te equivocas, por supuesto que es emocionante. Es la primera vez que iremos a comerlos juntos, y además... Esta sería nuestra segunda cita. —dijo, mirando al suelo—. Aaah, quiero decir, no es como si la vez que tomamos helado haya sido una cita, pero lo parecía, y me confunde, y quizás para ti esta vez también será una salida normal, nada especial, pero la verdad es que no me molestaría tener una cita contigo, ay que cosas estoy diciendo, ni siquiera sé si vas en serio conmi-

—Butters.

—¿Si?

—Es una cita. —dijo el chico de anorak naranja, tomando la mano de Butters.

—...¿De verdad? —preguntó Stotch, un tanto ruborizado.

—Sí. Mira, siendo sincero, este tipo de cosas, ya sabes, citas, aniversarios, San Valentín, siempre me han parecido muy tontas e innecesarias. Lo cursi y romántico no es lo mío, simplemente. Sin embargo... Cuando estoy contigo, no me parecen tan estúpidas. De hecho, me dan ganas de intentarlas, porque tú me gustas, Butters.

—N-no sabía que podías hablar tan lindo... También me gustas, Kenny.

—Tú eres el lindo. —murmuró, quitándose la capucha y posando su mano sobre la mejilla de Butters, para luego besarlo suavemente en los labios.

Ambos chicos cerraron los ojos, disfrutando del beso y sus sensaciones, mientras el calor de aquel contacto contrastaba con el gélido aire de montaña. Cuando se separaron, siguieron caminando tomados de las manos hasta llegar a la cafetería South Sweets. Se sentaron en una mesa cerca de la vitrina de pasteles, y una de las camareras no tardó en atenderlos.

—Hola chicos, mi nombre es Emily y seré su mesera, ¿Qué desean ordenar? Tenemos de todo, excepto pastel de zanahoria.

—Quiero un té con leche y waffles con galletas oreo, por favor. —dijo Kenny, decidido.

—Muy bien, ¿Y para ti? Hay muchas cosas buenas en el menú, ¿Necesitas ver la carta por más tiempo? —preguntó la joven amablemente.

—Eh, esto, mmm...

—Puedes ordenar lo que quieras, Butters, no te preocupes. Yo invitaré. —dijo Kenneth, sonriendo.

—Quisiera los waffles clásicos, por favor. Y un té negro sabor vainilla.

—Perfecto, chicos, volveré enseguida con su pedido. —dijo Emily, retirándose, no sin antes prender una velita que tenía el adorno sobre la mesa.

—Vaya, esto es algo romántico, ¿No crees? Quizás ella piensa que somos novios. —comentó Butters.

—No me importa lo que piense el resto, en este momento solo tengo ojos para ti.

—Aww, Ke-Kenny...

—Por cierto, podías pedir cualquier cosa del menú, hasta los waffles premium. Podemos comprar unos para llevar, si quieres.

—Te lo agradezco, pero para mí las fresas y el chocolate son una combinación ganadora. Y no creo que pueda comer waffles dos veces al día, jaja.

—Bueno, sí, es cierto que no es nada sano. —se rió Kenny.

—Que genial que hayamos pedido sabores diferentes, así podemos comer uno de cada uno, como vienen dos por plato. Claro, si no te molesta compartir conmigo...

—Por supuesto que no, hasta te daría mis dos waffles si los quisieras.

—No seas tonto, Kenny, también debes comer.

—El que no debería venir aquí es Cartman, jajaja.

—A veces me preocupa lo mucho que come, ¿Deberíamos hacerle una intervención?

—Jajaja, no sabía que eras capaz de burlarte de Cartman, Butters. Oh, cuanto me encantas~

—¿Eh? No, no, ¡No lo decía con esa intención! Hey...

En ese momento, la mesera llegó con la comida, dejándola sobre la mesa. Todo se veía tan apetitoso y bien presentado, que Butters no dudó en sacar una foto antes de comenzar a devorar sus waffles cubiertos de chocolate.

—Wow, te volvió el alma al cuerpo parece. —dijo Kenny, sintiéndose contento al ver que el chico disfrutaba su desayuno.

—Ay, disculpa que coma así, es que en verdad tenía demasiada hambre.

—Puedes comer como te plazca, no me molesta. Oye, ¿Subirás esa foto a tu Instagram? —preguntó, mientras miraba la pantalla del celular de Butters.

—¡Oh, cierto! Sí, y te etiquetaré en el post, espera... ¡Listo! ¿No te parece una buena foto? Los waffles lucían increíbles cuando llegaron. —dijo, soltando unas risas al final.

McCormick sacó su teléfono y leyó la publicación más reciente del perfil de Stotch. “Increíbles waffles en South Sweets! Gracias por invitarme, @inmortal_kenny”. Instantáneamente, sintió que sus ojos se aguaron y se volvió a colocar la capucha naranja, cerrándola hasta esconder casi todo su rostro. Estaba ruborizado y no quería que Butters lo viera así.

—¿Kenny? ¿Estás bien? Si te molesta que te haya etiquetado, puedo deshacer-

—¡Mmmhrr mrhhr! —masculló.

—Entonces, si no es eso, ¿Qué te sucede?

—Es que no esperaba que me incluyeras, fue lindo y yo... Me emocioné un poco. Es raro que algo tan simple me haga sentir así, supongo que es culpa tuya. —contestó, después de bajarse la capucha.

—Si eso te hizo feliz, yo también lo soy. Lo siento si suena cursi, pero espero crear muchos más recuerdos juntos. Me encanta pasar el tiempo contigo. —dijo, mientras entrelazaba sus dedos con los de Kenneth.

—Este chico... Va a hacer que me vuelva loco. Puede que sea demasiado pronto, pero ya decidí que haremos después de esto. Lo siento, Butters, llegué a mi límite. —pensó—. Oye... ¿Quieres ir a otra parte más tarde? —preguntó, algo nervioso.

—Claro, de todas maneras no tengo nada que hacer, ya me encargué de la tarea de mañana. Casi lo olvido, vamos a intercambiar, ten. —dijo el chico de chaqueta cyan, colocando el waffle que le quedaba en el plato de su amigo—. Quiero probar tu waffle cubierto de chocolate blanco con oreo, yum.

—Jajaja, eres tan tierno, sírvete no más, con confianza.

Los chicos continuaron conversando de cosas triviales, riéndose de vez en cuando, mientras la comida de sus platos desaparecía gradualmente. En un momento Butters quiso alimentar a Kenny, pero no lo hizo por dos razones, la primera era que la cafetería estaba casi llena, y la segunda, era que había descubierto a Emily espiándolos desde el mostrador, junto con otras dos camareras. De seguro los habían estado “shippeando”, ¿Es que no podían librarse de las chicas fujoshi?

 

 

- Mientras tanto, en casa de Token... -

 

Además de limpiar la cocina, los chicos tuvieron que ayudar al dueño de la “mansión” Black a ordenar el caos que había quedado de la noche anterior. Habían papitas, cojines, latas de cerveza vacías y basura por doquier. Kyle había decidido barrer, y cuando terminó, sacó su celular para revisar Instagram.

—Eh, ¿Qué les parece? Kenny y Butters se escaparon de aquí para ir a comer waffles. ¿Estarán teniendo una cit-

—¡Sshh, Kyle! No hables tan fuerte... —susurró Marsh, llevándose al pelirrojo a la cocina, lejos de los demás.

—¿Qué pasa, Stan? ¿Por qué te pones tan serio de repente?

—Mira, le dije a Kenny que sería discreto con esto, pero eres mi novio y sé que puedo confiar en ti. Parece que nuestro lascivo amigo se enamoró por primera vez. Al menos sé que le gusta Butters, porque me lo contó esta mañana.

—¿En serio? Wow... Qué raro, aunque eso explica porque anda tan contento. Me alegro por él, la verdad siempre me chocó que no se conectara con las personas. Ya sabes, para mí es más importante generar un vínculo emocional sano con mi pareja, que tener sexo con ella. Qué suerte que nosotros tenemos ambas cosas bien.

—Sí, no puedo esperar para volver a hacerlo contigo, amor. Pero hey, no le digas a nadie lo de recién, porque sospecho que Kenny querrá contarlo solo si él y Butters llegan a ser novios.

—Está bien, Stan, pero no podemos evitar que nuestros amigos vean esta foto. —dijo Kyle, mostrándole a Marsh el último post de Butters.

Justo en ese momento, se escuchó un grito desde la sala de estar.

—¡PERO QUE hijos de puta! ¡Nosotros aquí limpiando como unos malditos esclavos, mientras ellos comen sus putos waffles! ¡¡Aaaa, como los odio!!

—¿Lo ves? Cartman ya la vio. —dijo Broflovski, riéndose.

—Bueno, sí, pero él está tan cegado por la ira que no pensará que están en una cita. Suponiendo que estén en una, claro.

—Hehe, creo que si lo están, aunque Butters no le haya puesto emojis de corazón al post. —dijo Kyle, mientras él y su novio regresaban al living.

—¿Qué estaban haciendo en la cocina, chicos? —preguntó Token—. No pueden haber quedado con hambre, ¿O si? Desayunamos un montón.

—Eh... Fuimos a buscar agua. —respondió Kyle, un tanto nervioso.

—¿Y dónde está? —preguntó Craig.

—Eeeh... La olvidamos, los vasos, digo... —dijo Stan, tratando de inventar algo.

—Apuesto a que estaban dándose besos a escondidas, jeje, par de maricas.

—¡Cállate, Cartman! Solo nos molestas porque en el fondo sientes envidia, y lo sabes. —dijo el pelirrojo, aprovechando el comentario de Eric para cambiar el tema de la conversación.

—¡Já! ¿Por qué sentiría YO envidia de ti, rata judía?

—¡Tienes celos de mi hermosa relación con Stan, ya que sabes que tú jamás tendrás algo así, porque eres un gordo racista, estúpido, mentiroso y narcisista, que tiene suerte de tenernos como amigos!

—...

—Ay, diablos, te pasaste Kyle... —pensó Stan, dándose una palmada sobre la frente.

Sin hablar, Eric se levantó del sofá, y caminó hacia la puerta.

—¿Cartman? Lo-lo siento, no quise-

—No, Kyle. Es bueno que me hayas gritado lo que realmente piensas. Sabes, sé que siempre peleamos, y que suelo burlarme de ti, pero a pesar de eso, te consideraba mi amigo. Supongo que ninguno de ustedes lo es, porque en el fondo me odian o creen que soy de lo peor. —dijo el castaño con voz deprimida, acto seguido se puso su chaqueta roja y salió de la casa.

—¡No-no es lo que realmente pienso de ti! al contrario, lo dije sin pensar, ¡Cartman, espera! No te vayas, no te... Odiamos...

—Carajo, Kyle, ¿Qué hiciste? —le preguntó Stanley, tomándolo por los hombros.

—¡Solo trataba de cambiar el tema!

—¿Y tenías que ser tan cruel al hacerlo?

—¿Yo, cruel? Bueno, quizás sí, ¡Pero no es como si mis palabras no fueran ciertas! Todos piensan eso de Cartman, no pueden negarlo.

—Sí, lo pensamos, pero es nuestro amigo de todas formas, y creo que hablo por la mayoría al decir que hemos aprendido a aceptarlo y quererlo como es. Ha madurado mucho desde primaria, por eso creo que exageraste, Kyle.

—¡Nada de esto habría pasado, si no hubieses hecho tanto alboroto por la foto de Butters! —gritó el pelirrojo sintiendo un nudo en la garganta.

—Oigan, cálmense, no es para tanto... —dijo Clyde.

—Sí, lo de Eric se solucionará, y honestamente, no me importa que se hayan besado en mi coci-

—¡NO ESTABAMOS BESÁNDONOS! —gritaron al unísono Stan y Kyle, interrumpiendo a Token.

Hubo un silencio y la atmósfera de la sala se tornó tensa. Nadie dijo nada, hasta que Tweek se acercó a la pareja al notar que Broflovski estaba a punto de llorar, probablemente porque odiaba discutir con Stan.

—Chi-chicos, ya basta, no peleen... —dijo el rubio, aguantando sus gritos de ansiedad, pues las peleas (de cualquier tipo) lo hacían sentirse mal.

—Tweek, será mejor que nos vayamos. Déjalos, deben arreglar sus problemas solos. —dijo Craig, tomando a su despeinado novio de la mano.

—S-Sí. Adiós Token, gracias por todo. Lo-lo pasamos muy bien anoche.

—¡Tweek!

—¿Qué? Me refería a la pijamada, no a lo que hicimos después. —dijo Tweak, susurrando lo último al oído de un ruborizado Craig. Ambos salieron y se fueron caminando bien pegados a causa del frío.

—Gracias por haber venido, nos vemos en la escuela, chicos. —dijo Token, que después de cerrar la puerta, volteó a ver a los demás mientras juntaba las manos—. Bueno, lo que pasó, pasó, ya encontraremos la manera de resolverlo, cambiando de tema acabo de recordar la tarea de mañana, se me ocurrió que podríamos hacerla juntos. Sería más fácil y rápido, ¿No creen?

—Tendrás que disculparte con Cartman, ¿Me escuchaste? —preguntó Marsh, ligeramente enfadado.

—No tienes que decírmelo, planeaba hacerlo de todos modos. —respondió Kyle, avergonzado y pasándose las manos por el rostro, limpiándose un par de lágrimas debido a la frustración.

—Eh chicos, quédense a hacer la tarea con nosotros, ¿Si? Así nos ayudamos entre los cuatro y nos olvidamos por un rato de lo que sucedió. —dijo Clyde, que no quería quedarse con Token a solas, por miedo a que las cosas se pusieran incómodas.

—No ando con mi cuaderno de Literatura. —dijo Stan.

—Eso no importa, tengo todos los apuntes que necesitamos, y la guía también. —dijo Token.

—Ni me acordaba de ese trabajo. Me quedo, si a Stan no le molesta, claro.

—Me importa menos que un maní que te quedes, Kyle. Mientras no hables más de la cuenta...

—Bien. —afirmó Broflovski, cortante.

—Bien.

—Cielos... No lo sabía, pero detesto verlos así. Ojalá se arreglen pronto. —pensó Token—. Esto... ¿Empezamos? Si cada uno responde cinco preguntas, terminaremos en un santiamén.

El grupo comenzó a leer la guía de trabajo y a responderla, Clyde de repente le pedía ayuda a Token, o hacía algún chiste para alivianar el ambiente, sin embargo, Stan y Kyle pasaron el rato ignorándose y limitándose a escribir.

 

 

- Al mismo tiempo, en un parque cercano... -

 

La mayoría de los sectores verdes en South Park estaban cubiertos de nieve, pero eso tenía su encanto.

Tweek y Craig habían decidido parar en una pequeña plaza cerca de la calle Main. Ninguno de los dos tenía apuro en llegar a su casa, además de que relajarse un rato en aquel parque les pareció buena idea. Se sentaron en una banca, pero Tweek se apartaba cada vez que Craig trataba de acercarse a él.

—¿Por qué te alejas, cariño? ¿Te pasa algo? —preguntó el chico de gorro azul.

—N-No deberíamos estar tan cerca, hay muchas personas, es demasiada p-presión. ¡Aaa!

—Cálmate Tweek, nadie está pendiente de nosotros. ¿ O acaso no te gusta que sea cariñoso contigo?

—No, digo, sí me gusta, ¡Aack! P-Pero-

—Rélajate, solo quiero abrazarte. ¿Qué importa lo que piense el resto?

—S-supongo que tienes razón... —dijo Tweak, apoyando su cabeza en el regazo del pelinegro y acostándose sobre la banca, sonriendo—. Esto es agradable... Eres el único que logra calmarme, Craig.

—Tweek... —murmuró Tucker, ruborizado.

—¿Si?

—Ah, no es nada en realidad... Solo pensaba en lo lindo que eres. —dijo, mirando al rubio directamente a los ojos, provocando que sus mejillas enrojecieran. Luego, acercó su rostro al de él y lo besó dulcemente en sus bonitos labios.

—¡Mhhp! Cr-mmm... ¡Craig! —exclamó Tweek.

—Cariño, no grites, estoy muy cerca de ti. ¿Qué pasa ahora?

—N-no sé si me siento cómodo si me besas en público. Necesito tiempo para eso.

—Ok, entiendo, no te preocupes. No quiero que te sientas presionado, y te daré todo el tiempo que necesites.

—Gracias, lo aprecio mucho.

—Y... ¿No me das un besito por ser un novio tan comprensivo?

—¡¡Craig!!

—Está bien, ya, estaba molestándote, jaja. Qué loco, antes a ti no te importaba lo que pensara el resto, y a mi sí, por eso me costó aceptar que soy gay, sin mencionar que me porté como un idiota contigo.

—No pienses en eso, ya te perdoné. En realidad si me importa lo que piensen los demás, porque sé que soy un raro que siempre toma pastillas, y que a veces actúa como maniático. Aún me sorprende que me quieras.

—No te quiero, te amo. Es diferente. Para amar a alguien, hay que abrazar sus facetas buenas y malas. Sabes que te apoyo en todo, y siempre trataré de ayudarte, aunque no me lo pidas. Eres el único al que me interesa mostrarle este lado de mi.

—Craig, eso fue muy tierno. También te amo. —dijo, entrelazando sus dedos con los de su novio, y apretándole la mano.

—¡Aaaah, no lo soporto, quiero estar a solas contigo! Ahora soy yo el que grita, jaja.

—¿A-a-a solas? Vaya... Sinceramente, también me gustaría repetir lo de anoche. Fue genial. Muy genial. Pero me daría pánico hacer ese tipo de cosas en mi casa, si nos pillaran mis padres sería, ¡Aaa! ¡Terrible! No quiero ni imaginarlo. —dijo Tweek.

—Hmm, en mi casa también está mi familia. Somos como niños jugando a ser adultos, el lugar siempre será un problema. Tendremos que aprovechar las oportunidades futuras, cuando alguna de nuestras casas esté vacía, o no sé, si llegamos a viajar o a acampar juntos.

—Supongo que sí, no hay de otra. E-en todo caso, disfruto mucho el estar contigo, sin necesidad de hacer cosas p-pervertidas.

—Es que sé que en algún punto no podré aguantar mis ganas de tocarte. Pero bueno, ¿Quieres hacer algo divertido? Podríamos ir a patinar en hielo y tener una cita. Digo, si ya hiciste la tarea de mañana.

—Sí la hice, pero, ¿Patinaje sobre hielo? N-no lo sé, Craig, es muy peligroso...

—También es romántico. Vamos, la pasaremos bien.

—¿Desde cuando te gusta ser romántico? La pista debe estar llena, ¿Y si me caigo o choco con alguien? O peor, ¿Que pasa si tú te caes y te rompes la cabeza contra el hielo? No estoy listo para quedar viudo.

—¿Me recuerdas cuando fue que nos casamos? —preguntó Tucker, riéndose.

—Ah, esto, y-yo, era un decir... —respondió, acto seguido dejó escapar un suspiro—. ...Está bien, vamos a patinar. Pero tendrás que agarrarme de la mano, o de seguro caeré y moriré.

—Tan extremista que eres, mi adorable Tweek~ —dijo Craig, pellizcando las mejillas del chico.

—Aay, déjame, ¡Craig! Me duele la cara, tonto.

Ambos se rieron y se levantaron de la banca para dirigirse al nuevo centro comercial del pueblo, era bien sabido que tenía una espectacular pista de patinaje sobre hielo y un montón de lugares interesantes para ir a comer. La idea de patinar juntos era divertida, pero en el fondo, Craig prefería estar desnudo junto a Tweek en una cama, para hacerle de todo y volver a escuchar sus excitantes gemidos. Se calmó diciéndose a sí mismo que ya pensaría en un plan para volver a tener sexo con su novio, de otro modo, se volvería loco.

La pista de patinaje lucía tal y como Tweek la imaginaba: repleta de gente. Había jóvenes, niños pequeños, y una que otra pareja. Era un espacio cerrado, moderno, con luces coloridas y música agradable. Al llegar, los chicos fueron hacia la caja para decidir cuanto tiempo querían patinar.

—Hola, bienvenidos a Icy Fantasy, ¿Son dos? —preguntó el cajero, amablemente.

—Hola, sí, ¿Cuánto es el mínimo de tiempo para patinar? —preguntó Craig.

—Pueden entrar a la pista durante 1 hora, 2 horas o todo el día. Tenemos clases también.

—Una hora suena bien, ¿No, Tweek? ¿O prefieres dos?

—U-una está bien, no queremos quedar agotados. —contestó el rubio.

—Muy bien, 1 hora vale 8 dólares por persona, son 16 dólares en total. ¿Efectivo o tarjeta?

—Efecti-

—Deja, yo pago. —dijo Tucker, interrumpiendo a Tweak.

—Oh, pero no tienes que hacerlo. Puedo pagar mi parte...

—No, no te preocupes, cariño. Si quieres después me invitas un chocolate caliente. —dijo el chico de azul, dándole un beso a su novio en la cabeza, luego se dirigió al empleado—. Efectivo.

—Gracias, enseguida te paso tu recibo. —dijo el joven, que no se había incomodado con la demostración de amor de la pareja—. Aquí tienen, deben ir con esto al mesón de allá para pedir sus patines. ¡Que se diviertan! —exclamó, mientras le pasaba un papel a Tucker.

—Gracias. —dijeron Tweek y Craig al unísono.

Después de que les entregaran los patines, los chicos se sentaron para colocárselos. Eran de un llamativo color violeta y se ayudaron entre sí para ajustarlos bien.

—¿Cómo los sientes? ¿Están cómodos?

—Sí, Craig. Están perfectos. Es curioso que te entreguen una talla más de la que eres realmente.

—Sip. Oye, ¿Quieres que vayamos enseguida? Podemos descansar aquí un rato, el tiempo empezará a correr apenas entremos a la pista.

—No estoy cansado, vamos a patinar a-a-amor. ¡AAaa!

—Aw, eres tan lindo cuando intentas llamarme “amor”. Bueno, vamos, prometo que mientras estés conmigo no te caerás, mi Tweek.

De modo que la joven pareja entró a la pista de hielo, que afortunadamente se había despejado de gente. Gracias a eso podían desplazarse sin miedo a chocar, Craig había tomado a Tweek de la mano, llevándolo con cuidado mientras intentaba enseñarle cómo patinar y mantener el equilibrio.

—Mira, amor, debes mover el pie derecho primero y luego el izquierdo, no es difícil-

—¡Aaaa! ¡P-pero me voy hacia atrás!

—Para que eso no suceda, solo tienes que inclinar tu cuerpo un poco hacia adelante. Así, ¿Ves? —preguntó Tucker, haciendo la pose para darle un ejemplo a su novio.

—¡A-así terminaré cayéndome de cara al hielo! ¡Waah! N-no puedo hacer esto, ¡No puedo! —exclamó el rubio, nervioso.

—Cálmate Tweek, si entras en pánico los dos nos partiremos la cara.

—¡Aaa, eso no! Mejor salgamos de aquí... ¡Aack! C-Craig...

—Tu respiración está agitada, trata de controlarla. Inhala y exhala... Hazlo, cariño.

—O-ok... —dijo Tweak, obedeciendo al pelinegro. Respiró profundamente y botó el aire tres veces.

—¿Estás mejor?

—Sí, Craig, me siento más tranquilo. Gracias por ser paciente conmigo...

—No es nada. Ahora, vamos a patinar lento, así que sígueme el paso.

—Bueno, pero no me sueltes... —dijo el chico de cabellos desordenados, mientras sujetaba fuertemente la mano de Tucker—. ...Oye, ya no es tan complicado, mira esto, ¡Estamos patinando! —exclamó, riéndose.

—Me alegra que te diviertas, amor. Aprendes rápido, también.

—Jajaja, mentira, me costó mucho al principio y todavía pierdo el equilibrio con facilidad.

—Pero creo que ya agarraste confianza con los patines. ¡Intentemos ir más rápido! —gritó el chico de gorro azul, acelerando sus movimientos súbitamente.

—¡¡Aaaa!! P-para, no soy tan bueno en esto como tú, ¡Vayamos más despacio! —exclamó, asustado.

—Así es más emocionante, además lo estás haciendo muy bien, ¡Sigue así!

—¡¿Estás loco, Craig?! Para ya, ¡Vas a hacer que nos estrellemos!

—No, ¡Esto es lo máximo!

Los chicos siguieron patinando sin problemas, pero de un segundo a otro, Tucker aumentó aún más la velocidad, a pesar de los reclamos de Tweak. La adrenalina invadió sus delgados cuerpos, mientras sus ritmos cardíacos se aceleraban, y por un momento se sintieron casi indestructibles, hasta que de repente, Tweek sintió un fuerte dolor en su tobillo izquierdo, lo que provocó que hiciera un mal movimiento y que se precipitara hacia el hielo junto con Craig, ya que no había alcanzado a soltarlo. Terminó cayendo encima de él, gritando, y algunas personas los quedaron mirando.

—Aaah... Ay, me duele el trasero... ¿Qué... ¿Qué pasó? ¿Tweek? ¡Tweek! ¿¡Estás bien!?

—¡Ouch, mi tobillo, ¡Algo le pasó a mi tobillo, Craig! Duele mucho, ¡Aaa!

—Oh no, demonios. Lo siento, esto es culpa mía-

—Teníamos que caernos u-uno encima del otro, ¿Cierto, estúpida escritora? Te encanta imaginarnos en estas situaciones... —dijo el rubio, irritado.

—¿Qué?

—Ugh, nada, olvídalo. —respondió Tweek, tratando de pararse—. Ouch, de verdad duele... No puedo mover el pie...

—Lo siento mucho, cariño, déjame ayudarte. Te rodearé con mi brazo para que puedas caminar. Quizás alguien de aquí pueda revisarte el tobillo.

—O-ok...

En eso, un empleado de la pista (que había visto el accidente), se acercó a ellos y les dijo que fueran a la enfermería. Craig llevó a Tweek sin pensarlo dos veces, y allí la enfermera de Icy Fantasy curó las heridas de Tweak, mientras Tucker esperaba afuera, ya que él no había quedado tan mal a causa de la caída, solo tenía algunos moretones y un leve dolor en los glúteos.

Unos 20 minutos después, la puerta de la enfermería se abrió y Tweek salió, cojeando hacia su novio, mientras la enfermera lo ayudaba.

—Chicos, deben tener más cuidado al patinar.—dijo, con seriedad, y luego se dirigió a Craig—. El esguince de tu amigo no fue debido al accidente que tuvieron, fue porque no había precalentado antes. Siempre hay que precalentar un poco antes de patinar o hacer cualquier deporte. Recuérdenlo, ¿Si? Y Tweek, te recomiendo que no hagas mayores esfuerzos hoy, necesitas sanar y descansar, ojalá en tu casa. Tú puedes llevarlo, ¿Cierto?

—Sí, por supuesto. —respondió el chico de gorro azul.

—Muy bien. Debo atender a otro niño, así que me despido. Cuídense chicos, espero no verlos en la enfermería de nuevo. —dijo la mujer, con aires de simpatía.

—Tendremos más cuidado la próxima vez, g-gracias por todo. —dijo Tweek, mientras se alejaba junto a Tucker, quién seguía disculpándose por causar el accidente.

Los adolescentes decidieron ir a la cafetería de Icy Fantasy para descansar y beber chocolate caliente. Craig insistió en invitarle a Tweek lo que quisiera del menú, ya que se sentía mal por haber hecho que se lastimara.

—Perdóname Tweek, no quise provocar la caída, fue muy embarazoso... ¡Lo siento!

—Tranquilo Craig, son cosas que pasan-

—No, debí haberte hecho caso, pero no te escuché y terminaste herido. Me siento culpable. Lo siento, cariño. Por favor, perdóname. —le rogó, mientras tomaba sus manos.

—Y-ya, te perdono, deja de disculparte, si lo sigues haciendo tendré que callarte la boca a b-b-besos. —dijo Tweak, ruborizado.

—Wow, que comentario más inesperado, jeje. Aunque la verdad, moriría por uno de tus besos ya mismo. —dijo el pelinegro, mientras se tapaba los ojos con las solapas de su gorro.

—¿¿Qué?? ¿De verdad? ¿Has estado pensando e-en eso? —preguntó, casi escupiendo el chocolate caliente.

—Sí, ¿Por qué te sorprende? Hablamos de algo parecido esta mañana... Desde que lo “hicimos”, no he podido dejar de pensar en hacer cosas pervertidas contigo. A veces siento que me volveré loco. —dijo Craig, poniendo las manos a los costados de su cabeza.

—Y-yo... La verdad es que no me m-molestaría volver a hacerlas. Anhelo que vuelvas a tocarme, Craig... Por eso quiero que sepas que yo también te deseo. —murmuró.

—...Es todo. —dijo Tucker, levantándose de la silla.

—¿Craig? ¿Que-

—Ven conmigo.

El chico de azul tomó a Tweek de la mano y lo llevó hacia el sector de probadores para patinadores profesionales. Entró al de hombres, que para su suerte estaba vacío, y cerró la puerta con pestillo.

—¿Qué hacemos aquí, Craig? Este lugar está restringido para el público general...

—Me fijé en estos probadores cuando llegamos a la pista, y por unos segundos fantaseé con tener sexo aquí. Contigo, obviamente. Podemos convertir esa fantasía en realidad, ¿Te gustaría? —preguntó, con voz sexy, mientras acorralaba a Tweek contra una de las paredes.

—N-no sé si deberíamos... Podrían pillarnos. —respondió el rubio, tratando de disimular (sin éxito) su inminente erección.

—Cerré la puerta con cerrojo, nadie nos va a molestar. Además... Ya estás duro, ¿Eh? ¿Te excitaste solo por imaginar tener sexo conmigo? Eres adorable, Tweek... —dijo, abrazando al chico por detrás, y desabotonando lentamente su chaqueta. Luego, lo despojó de su camisa verdigris, y comenzó a acariciar delicadamente su piel, su pecho, y sus pezones, estos últimos los giró entre sus dedos provocando que Tweek se estremeciera.

—¡Aah! C-Craig... No me... Aah... No deberíamos hacer esto aquí... —murmuró, sintiendo el rostro caliente.

—Pero te está gustando, puedo notarlo. En el fondo, no quieres que pare. Quieres que te toque en cada lugar de tu hermoso cuerpo. Quieres que te bese una y otra vez. Y también quieres que te coja lento, profundo y que acabemos juntos. Quieres sentirme dentro de ti, ¿No es así? —preguntó Tucker, besando el cuello aporcelanado de su novio.

—Aaah... Ah... N-no mi cuello... Mmmh...

—Te mola allí, y en las orejas... Las tienes muy sensibles. Dime, ¿Aún quieres que me detenga? —preguntó, metiendo su mano derecha dentro del pantalón de Tweek.

—N-no, no quiero... No quiero que pares... Aah... Quier... Quiero que me folles y que... Mmhh... Me llenes de ti. ¡Te quiero dentro mío, Craig! —exclamó, con las mejillas encendidas y rindiéndose a los toques de su novio.

—Mi amor... Por supuesto, te follaré cuanto quieras. Pero primero, te quitaré toda la ropa. No te dará frío, aquí está calentito por el aire acondicionado. —murmuró el pelinegro, liberando el cuerpo de Tweek prenda por prenda—. Ahora me encargaré de esto... —continuó, comenzando a masturbar al chico—. ...Tienes un pene lindo y pequeño. Puedo hacerlo más grande, igual... ¿Te gusta como te estoy tocando? Estás tan mojado... Me encanta.

—¡Aah! Ah... M-me voy a caer... No pued... ¡Ah! —gimió el rubio, pero justo en ese instante, Craig lo sujetó de las caderas y lo sentó sobre su regazo, de espaldas a su pecho, de ese modo podía estimularlo perfectamente en más de una zona.

—Te tengo, cariño. Ahora... ¿Quieres separar un poco más las piernas?

—S-sí, Craig... Tócame más... Nngg... Por favor... Lleguemos hasta el final... —rogó Tweek, ruborizado y colocando las manos hacia atrás, alrededor del cuello de su novio.

—Carajo, si dices eso, no podré responsabilizarme de lo que suceda. Quizás de verdad nos pillen y nos prohíban volver a entrar a la pista de hielo.

—N-no me importa... En este momento, lo único que quiero es correrme y después tener sexo contigo...

Al escuchar aquello, Craig Tucker tragó saliva. No estaba acostumbrado a que su chico fuese tan atrevido y gráfico al hablar. Debido a eso, no pudo evitar tocarlo con fervor y apretar más su pene, insistiendo en frotar la suave punta, que había empezado a chorrear. Lo llevó lentamente al orgasmo, muy atento a las eróticas expresiones de su carita, mientras se deleitaba con sus adorables gemidos.

—Tweek... Eres precioso. Soy muy afortunado de que seamos novios... —murmuró Tucker, su aliento cálido rozaba el cuello del adolescente, su mano izquierda jugueteaba con sus sensitivos pezones y la derecha acariciaba sin parar su erección—. ...Vaya, esto está demasiado lubricado, y palpita... ¿Estás cerca de venirte, no?

—Aah... S-sí, ya casi... Mis pezones... Es extraño, pero se siente bien... C-Craig, me voy a correr...

—Hazlo. Hazlo para mí.

—Aaah... N-no más... Aah... me veng-¡Aaaa!~ Uwaahh... Mmmh...

Sintiendo un estremecimiento recorrer todo su cuerpo, Tweek eyaculó dejando escapar un último gemido de placer, su pecho y parte de su cara quedó cubierta del viscoso líquido blancuzco, y mantuvo los ojos cerrados, respirando agitadamente, mientras Craig besaba su hombro y lo abrazaba por detrás. Después de un momento, el rubio, aún temblando, se levantó con cuidado y se agachó para quedar a la altura de las caderas de Tucker. Comenzó a bajarle el cierre del pantalón, lo cual alteró al chico de azul.

—Oye, oye, ¿Qué haces, Tweek? Espe-

—Es mi turno de hacerte sentir bien. Te la voy a chupar.

Se disponía a hacerlo, sin embargo, Craig agarró su cabeza con ambas manos y le encajó un apasionado beso en los labios, despeinándolo más de lo que ya estaba. Dejándose llevar, el pelinegro se desvistió completamente, y acto seguido, subió a Tweak a un mesón de madera que había en los probadores. Al separarse del beso, ambos jóvenes esperaron unos segundos para recuperar el aliento.

—Ah... Craig... ¿No querías que lo hiciera? ¿Por qué? Sé que no soy tan bueno con los orales, pero...

—No tienes que chupármela, ya estoy tan duro que podría explotar en cualquier momento. Me tienes mal, cariño. —dijo, ubicándose cerca del rosado orificio de Tweek, y metiendo el dedo medio dentro de él, causándole un pequeño espasmo.

—¡Aah!

—¿Estás bien? Debo preparar esta parte primero, de otro modo te dolerá.

—Estoy b-bien, es solo que cuando me tocas así, se sigue sintiendo raro... Aah...

—Espera, sé que volveré a encontrar tu punto más sensible... ¿Quizás era aquí? ¿Cómo se siente ahora?

—Mmhh... ¡Aaah! E-es ahí... Si sigues presionando, me correré de nuevo... Aah... —gimió, sintiendo que su pene se vigorizaba y se levantaba nuevamente, descansando sobre su estómago—. ...No es suficiente... C-Craig, te necesito... ¡Te necesito!

—Estoy aquí para ti. —dijo, besándole el dorso de la mano derecha.

El chico de cabello oscuro se puso rápidamente un condón (que había sacado antes de su mochila), agarró ambas piernas de Tweek, exponiendo prácticamente todo su ser y lo miró con lascivia. Comenzó a meter su miembro dentro de él, iniciando cuidadosamente el acto sexual, pues no quería que su novio sintiera ningún dolor, y aún estaba preocupado por el esguince de tobillo.

—¡Aaah! Uwaah... Ngg... C-Craig... —sollozó Tweak, y sus lágrimas resbalaron sobre sus mejillas enrojecidas.

—¿Qué es, Tweek? ¿¿Te duele algo?? Dime, por favor...

—N-no, no es eso... Aah... Se siente mejor que la primera vez, no puedo creer esta sensación... ¡Ah!

—Que bueno que no te estoy haciendo daño. Me alivia mucho saber... Eso... Aah... Tweek... Tu interior es asombroso, no puedo detenerme... Quiero ir más profundo... ¿Puedo? —preguntó Tucker, su voz se había vuelto pervertida y algo temblorosa.

—S-sí... Vas a volverme loco, pero-¡Aah! Quiero más... Más, Craig... Deja de contenerte y dame con todo... ¡Aah! A-así... Mmh... Dios mío...

—¿Así te gusta, mi amor? Ah... Esto es increíble, Tweek... Quisiera estar más tiempo conectados, pero estoy demasiado caliente. Mmh... —gimió el pelinegro, volviendo a frotar la erección de Tweak, mientras lo follaba golpeando justo en donde sabía que le hacía sentir más placer—. ...Me correré pronto, cariño, lo siento. Aaah...

—No te preocupes, amor. También estoy... Al límite... Uwah...

—Es como la segunda vez que me llamas “amor”. —murmuró Craig, acercándose al rostro de su novio.

—N-no es cierto... Te he llamado así ant-

—Te amo, Tweek. Te amo mucho... Ah... Te adoro, eres todo mi mundo.

—Craig... Bésame ya. Ah... —sollozó, sintiendo instantáneamente el contacto irresistible de los labios del pelinegro sobre los suyos—. ¡Mmhp! Mmh...

La joven pareja continuó besándose, sus lenguas se entrelazaron, y un hilo de saliva chorreó desde la comisura de sus bocas, era un beso bastante húmedo, tan adictivo que duró hasta que ambos estaban muy cerca de alcanzar el éxtasis. Con cada roce de la lengua de Craig contra la suya, Tweek no podía controlar sus espasmos, ni los movimientos de sus caderas, era inevitable que los besos intensificaran todas las sensaciones abrumadoramente.

—¡Aah! Mmmh... C-Craig, estoy cerca... Me correré de nuevo... Ah-Ahh...

—Y-yo también... Aah... Ngg...

—Ah... Lléname de tu leche... Mmm... ¡Mmh!

—¡Tweek! Carajo... ¿Cómo es que ahora hablas sucio? —preguntó, cerrando los ojos y aumentando la velocidad de las embestidas—. Aah... Ah... Y-ya no aguanto, me vengo... Tweek... Ngg... ¡Aaaah!~

—Craig, te amo... Te am-¡¡Aaah!!~ Haaah... Haah... Mmmh... —gimió el rubio, y su voz se quebró, después de alcanzar por un momento un tono agudo que le fascinó al chico de cabellos negros.

Agotado, pero muy satisfecho, Craig sacó su miembro del interior de Tweek, y ambos descansaron acostados sobre el piso de madera. Se abrazaron y besaron suavemente, luego se miraron a los ojos, descubriendo que seguían entrecerrados y un tanto aturdidos, a causa del placer que se habían entregado mutuamente.

—Así que te hice llorar de felicidad, ¿Eh? ¿Tan bueno soy? —preguntó Tucker, riéndose.

—No te des tantos aires, es que y-yo soy demasiado sensible.

—Oh. Bueno, eso es cierto.

—...Sí eres bueno, Craig. Muy bueno, de hecho. Es increíble lo bien que me siento al tener relaciones contigo, pero no quiero que se te suba a la cabeza, jaja.

—Eso no pasará. Oye, siendo sincero, me encantaría repetir lo de recién, pero deberíamos vestirnos e irnos de aquí, o nos meteremos en problemas. —dijo, levantándose.

—T-Tendrás que ayudarme, me cuesta moverme, sabes. —afirmó Tweek.

—Sí, me imagino, lo que hicimos fue intenso. Pero amé cada segundo, jaja.

—¡¡M-me refiero a mi tobillo, i-idiota!! —gritó el rubio, sonrojado.

—Aaa, ya, no te enojes, era una broma, nada más... ¿Por qué no te gustan mis bromas?

—Tonto Craig...

Ya vestidos, los chicos salieron sigilosamente del probador de hombres, afortunadamente nadie los vio y lograron escabullirse hasta la salida de Icy Fantasy, hablando bajito de lo alocado que había sido tener sexo en un lugar público, y riéndose de la experiencia. Decidieron terminar la cita por aquel día con un tierno beso de despedida, y se fueron a sus respectivas casas, no sin antes pasar a comer un bocadillo en un atractivo restaurante cercano.

Notas finales:

Gracias por leer! Actualizaré la tercera y última parte de este cap lo más pronto que pueda. c:

Saluditos y abrazo virtual~

-Kat.

 


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