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"Innocence" por Dreamwave

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Capítulo 3: “Guardian angel”

 

- Miércoles -

Un nuevo día en el pequeño pueblo de South Park, Colorado. Había nevado toda la noche, de forma intermitente, y cuando el sol salió el suelo estaba recubierto de una nueva capa de nieve, más limpia y blanca que la anterior. El frío se colaba por las dañadas paredes de la residencia McCormick, que carecía de la calefacción apropiada, pero si tenía un montón de basura acumulada en el exterior. En cierto modo, esa basura también vivía dentro de los padres drogadictos de Kenneth, ya que solían discutir seguido, por no decir todos los días, y aquella mañana no fue diferente.

Kenny no tenía despertador para levantarse, pero siempre podía contar con el ruido que hacían sus padres al pelear, y además tenía un excelente reloj biológico. Era capaz de programar sus siestas y la hora a la que despertaría. Tratando de ignorar los gritos que sus padres se daban entre sí, el chico de cabello rubio se levantó de la cama, se vistió con su ropa de siempre y su amado anorak naranja, luego fue al baño para lavarse los dientes. Iba a ser otro día en el que no desayunaría, a causa de que sus padres gastaban todo su dinero en alcohol y drogas ilícitas, lo poco que sobraba se iba en una cantidad mísera de pan o leche. Para sobrevivir, Kenny tenía que mendigar por el almuerzo, robar comida de la cafetería o de algún otro lugar, incluso había ideado una manera de hackear las máquinas expendedoras de la escuela. No obstante, había veces en que lo anterior no funcionaba y pasaba gran parte de la semana sin comer casi nada, por ello había tenido que pensar en otra forma de ganar unos billetes, una forma más extrema y lamentablemente denigrante: Frecuentar callejones y las afueras de clubes de mala muerte, en donde trabajaba chupándosela a hombres desconocidos. Cuando terminaba, solía pensar “esta será la última vez que hago esto”, el sexo oral de ese modo le parecía asqueroso, pero cuando lo hacía, podía ganar suficiente para tener las tres comidas por una semana completa. Y aparte, podía ahorrar algo de dinero para comprarle regalos a su hermana menor Karen. Obviamente, esa parte decadente de su vida no podía saberla nadie, y si hipotéticamente Cartman llegaba a enterarse, le haría bullying con eso hasta que estuviesen en la universidad. Ni siquiera podían saberlo Stan y Kyle, quienes no lo molestarían, pero sí le darían un discurso concientizador y se preocuparían. Sería terrible que esa información llegara a oídos de la directiva y lo expulsaran de la escuela, lo bueno es que de momento lo tenía todo controlado, o al menos eso creía.

Era hora de irse, así que rápidamente, Kenneth cambió de mochila pues la que había usado el día anterior tenía roto el cierre, y ya había llegado a su límite, por ello guardó sus cuadernos y demás cosas en un viejo bolso que usaba en primaria, sin darse cuenta de lo que había en el fondo de él.

Ya en la parada del autobús, Kenny esperó a sus amigos mientras fumaba un cigarrillo. Uno en la mañana, otro al medio día en los baños, dos por la tarde... El hábito se estaba haciendo constante.

El primero en aparecer fue Stan, quien enseguida le preguntó al chico de naranja si había visto a Kyle.

—No ha llegado. —dijo, aspirando el cigarro con los ojos cerrados y exhalando el humo hacia la derecha, para no molestar a Stan.

—Amigo, últimamente fumas demasiado, deberías parar con eso, eres muy joven y dañarás tus pulmones.

—Puedo dejarlo cuando quiera~ —dijo, esbozando una sonrisa traviesa.

—Pero no entiendo, ¿Por qué lo haces tan seguido?

—Fumar es la única cosa que me relaja después de un día de mierda. O antes de. O durante, jaja.

—Bueno, pero aún así creo que deberías bajar la dosis, un solo cigarro al día es suficiente. Oye, Kenny, dime algo, ¿Me veo bien hoy? —preguntó, arreglándose el cabello y el gorro.

—Eh, sí, supongo... ¿Por qué me preguntas eso? Te ves igual que siempre.

—Por nada, jaja, olvídalo.

En ese preciso momento llegó Kyle, y los saludó, parecía muy contento de ver a Stan, aunque también un tanto nervioso.

—¿Le hiciste algo a tu pelo, Stan? Luce muy lindo. —comentó Broflovski, ante la mirada incrédula de Kenny.

—¡Pero si ni se le ve el cabello completo con el gorro! —pensó Kenny.

—No, no le hice nada especial, solo me lo lavé. —dijo, con una mano detrás de la cabeza—. ¿Traes guantes nuevos? ¡Están geniales!

—¿De qué habla? Son exactamente iguales a los anteriores. —pensó el rubio, colocándose la capucha.

—Sí, te diste cuenta, jaja, son nuevos, también verdes pero estos no tienen pelusas. Hey, Stan, ¿Nos vamos juntos en el bus?

—Siempre nos sentamos juntos amigo. Quería decirte, gracias por ir a mi casa ayer, la pasé muy bien.

—De nada, jaja, no tienes por qué agradecerme, yo también la pasé bien. Diría que increíble. —dijo, cubriéndose la boca y tratando de no reírse.

—Podríamos repetirlo... Claro, solo si tu quieres y tienes tiempo. —dijo, ruborizándose.

—Me encantaría, Stan, estar contigo es lo mejor. —dijo Kyle, sonrojado, acercándose a su mejor amigo y tomándole las manos.

—¿Mhhm... Mmrrhrr hmm? —masculló McCormick.

—Oh, sólo vimos una película de Terrance y Phillip en mi casa.

—Sí, sí, eso. Y comimos dulces. —agregó Kyle, riéndose junto a Stan, que tenía cara de tonto.

—¿Y a estos dos que moscó les picó? Actúan más amigables de lo normal. —pensó.

En eso, Cartman llegó con una de sus usuales bromas pesadas, haciendo que Kyle y Stan volvieran a la normalidad. El autobús no tardó en llegar, y durante el viaje Kenny trató de no quedar junto a Eric, pero no tuvo éxito. Además, sintió una mirada sobre él en todo momento, al girarse se dio cuenta de que era la de Kyle, y levantó una ceja como preguntando “¿Qué pasa?”, pero el pelirrojo miró hacia otro lado.

Ya dentro de la sala de clases, Kenny hizo un esfuerzo para no quedarse dormido durante el bloque de historia y geografía. Era una de las clases que más le aburrían. Los alumnos pensaban que era “el rebelde” de su grupo, no era un secreto su reciente hábito de escaparse de clases para ir a fumar a los baños, y a veces no llegaba con las tareas, pero no porque no quisiera hacerlas, sino porque no siempre tenía los materiales solicitados.

Sentado en su pupitre, afirmándose la cabeza con la mano izquierda, Craig Tucker escribía la materia que el profesor Brown redactaba en el pizarrón. Hizo una pausa y miró hacia el puesto vacío de Tweek Tweak.

—Hoy tampoco vino, ¿Qué cree que hace ese idiota? Perdiéndose las clases... Después vendrá corriendo a pedirme las tareas, los cuadernos, todo. Espero que esté enfermo, porque si sigue molesto por nuestra discusión, se pasaría de inmaduro. —pensó el chico de chaqueta azul.

—Hey Craig, ¿Por qué tan serio? —preguntó Clyde de repente.

—Así es mi cara. —le respondió, cortante.

—Estás preocupado por Tweak, ¿Verdad?

—Por supuesto que no, Clyde, déjame en paz.

—Hombre, no es necesario que estés tan amargado, de seguro se ha ausentado porque le dio una de sus famosas crisis. —dijo Token, uniéndose a la conversación.

—¡Que no me importa, demonios! No me sorprende que falte, es típico de él. Ahora, ¿Me pueden dejar estudiar?

—Deberías relajarte, Craigy~ Si tuvieras novia como yo, andarías mucho más feliz. —dijo Clyde, con su sonrisa perfecta, provocando que Tucker frunciera el ceño, sin decir nada—. Haaah, bueno. Eso me recuerda, en la última cita que tuve con Bebe la llevé a comer comida francesa, y le pedí al camarero que le llevara un regalo que le compré en lugar del postre. Ahora ambos usamos anillos a juego, ¿No es genial?

—De verdad vas en serio con ella, amigo. —dijo el chico afroamericano.

—Claro que sí, me gusta mucho. Hey Token, dime que soy increíble.

—Ten cuidado con tu ego, las chicas odian eso.

—Vamos, solo dilo, jaja.

—*Suspiro* ...Eres increíble, Clyde.

—¡¡Sí!!

—Qué idiota. —pensó Craig.

 

- Más tarde -

Recreo. El estómago de Kenny comenzaba a sonar de tanta hambre que tenía, mientras iba de camino a los casilleros. Al abrir el suyo, un pedazo de papel doblado a la mitad cayó de el. El chico lo recogió y al leerlo, sus ojos se abrieron del impacto. “Sé lo que escondes” decía la misteriosa nota, y abajo ponía “Encuéntrame a la salida de clases cerca de los columpios del patio”. No había firma.

—Esto no puede estar pasando... ¿Quién mierda habrá escrito esta nota? —pensó, asustado.

Tratando de calmarse, fue a una de las máquinas expendedoras para intentar hackearla y obtener algunos snacks, pero por más que intentaba, nada salía de ella. Antes sus métodos habían funcionado, lo que no tenía de rico, lo tenía de inteligente.

—Qué raro, nada de lo que hago resulta. Esta máquina debe ser nueva. Joder, de verdad tengo hambre, ¿Qué voy a hacer? Si sigo así me desmayaré.

El plan b que se le ocurrió fue ir a pedirle colación a sus amigos, ya que el Chef lo había descubierto robando comida de la cafetería hace poco y si lo hacía de nuevo, se metería en problemas. Caminó por el pasillo para llegar al patio, pero al pasar junto a la puerta del gimnasio, escuchó llantos y gritos, así que abrió la puerta disimuladamente para ver qué pasaba. Se trataba de un grupo de chicos de último año golpeando a alguien en el piso. Y al fijarse mejor, se dio cuenta de que era...

—¡¿Butters?! Oh no, ¿¡Por qué le están pegando!? Manga de imbéciles, los mataré a todos... Pero debo ir a guardar mi chaqueta o no podré pelear bien. También tengo spray pimienta en mi bolso por si la cosa se pone fea. —pensó Kenny, corriendo al salón de clases—. Debo volver enseguida, de lo contrario, Butters...

Rápidamente, abrió la puerta de la sala, azotándola, se sacó su anorak naranja, los guantes color café y buscó su spray de defensa personal, pero al escudriñar en su bolso encontró una prenda casi olvidada, su viejo disfraz de Mysterion. ¿Cómo había llegado allí? En un giro inesperado de eventos, decidió cambiarse de ropa y ponérselo. Antes lo usaba para defender a su hermanita Karen de unos niños bullies. Y ahora era Butters quién lo necesitaba, los snacks podían esperar.

Volvió como un rayo al gimnasio y entró, sorprendiendo a los matones, quienes dejaron de patear a Stotch para voltear a mirarlo a él.

—¡¡¡Déjenlo en paz, hijos de puta!!! —gritó Kenny, con todas sus fuerzas.

—¿Y tú quién te crees que eres? ¿Súper calzoncillos, el defensor de los idiotas? —se rió y su grupo también, mientras se acercaban al rubio disfrazado.

—...Me llaman Mysterion. —dijo, con la voz grave y profunda característica de su alter ego—. ¡¡Y seré yo quién les parta la madre, bastardos!! ¡Suelten a Butters!

—¿Vas a pelear por este marica? Vamos a divertirnos un rato, payaso. ¡Denle con todo, chicos! —gritó el tipo que parecía ser el líder de la banda.

Un chico muy alto trató de darle un puñetazo a Kenny, pero éste lo esquivó y le golpeó la mandíbula a dos de los presentes, Butters permanecía en el piso tratando de levantarse, mientras se armaba una pelea en la que Mysterion tenía la ventaja, hasta que lo agarraron entre tres y lo inmovilizaron. Pero en un parpadeo, se liberó golpeando en la entrepierna al tipo que tenía delante, sacó su spray pimienta y roció a los otros dos, el líder de los bravucones corrió hacia él, pero el superhéroe lo golpeó tres veces en el rostro, sacándole un diente y tirándolo al piso. Al verlo así de violento, los otros matones huyeron humillados y asustados, había uno que hasta escapó llorando. Con cuidado, Mysterion levantó a Butters y lo tomó en brazos, abandonando el gimnasio.

—Aah, me duele todo... ¿Qu-Quién eres? —preguntó dificultosamente el chico de chaqueta cyan.

—Tranquilo, ya estás a salvo. No necesitas saber quién soy, pero debes saber que estoy de tu lado. Tengo que irme ahora, pero te dejaré en la enfermería para que te examinen.

—G-gracias... Si no hubieses llegado a rescatarme, estaría muerto.

—Jamás lo permitiría, te prometo que te protegeré cuando lo necesites. No tolero la violencia sin sentido, ni mucho menos el acoso. Por eso, no dejaré que nada malo te pase, Butters.

—¿Cómo sabes mi nombre?

—Eso no importa, puedes confiar en mí.

—Está bien, confiaré en ti, no pareces ser una mala persona... Ah, tengo sueño... —murmuró, acto seguido se durmió en los brazos de Mysterion.

—Se nota que está agotado, será mejor dejarlo en la enfermería cuanto antes. —pensó el superhéroe.

Después de hablar con la enfermera Gollum, y dejar a Butters a su cuidado, el chico fue al baño para cambiarse de ropa. No lo vio casi nadie con su disfraz, cuando lo usaba ya no era Kenny McCormick, sino Mysterion, el vigilante nocturno con el poder de la inmortalidad (aunque si no usaba su traje, seguía siendo inmortal, pero con él puesto nadie sabía su identidad). Habían algunos que sospechaban, pero Stotch no era uno de ellos.

 

- Mientras tanto, en el patio -

Stan había llevado a Kyle a un lugar alejado detrás de la escuela, en donde estaba la puerta trasera del gimnasio, que permanecía generalmente cerrada.

—Stan, ¿Qué hacemos aquí? —preguntó Kyle, notando que no había nadie más que ellos dos.

—Apenas podía enfocarme en clases, no paro de pensar en lo que pasó ayer.

—¿Eso es... Malo?

—No lo sé, la verdad todo esto es muy raro. Desde que nos vi dibujados por esas niñas, es como si una parte de mí que no sabía que tenía, despertara.

—La verdad yo tampoco puedo sacarte de mi cabeza.

—¿En serio? Así que te pasa lo mismo...

—Sí, cuando me acuerdo de lo que hicimos, mi mente se llena de pensamientos sobre ti y cosas que me gustaría hacer contigo, algunas son pervertidas y bueno yo... Me caliento. —dijo, con las mejillas enrojecidas y jugando nerviosamente con las manos—. No puedo evitarlo, solo puedo pensar en estar cerca de ti, abrazarte, y b-besarte...

En ese momento, Stan tomó las muñecas de Kyle y lo empujó contra la pared, acorralándolo.

—Stan... ¿Qué haces? Nos podrían descubrir...

—Lo siento, pero te veías tan lindo diciéndome todas esas cosas. No puedo resistirme. —dijo, acortando la distancia entre sus rostros.

—Hey, estás muy cerca. Apártate-

—¿Por qué? Sabes muy bien que quieres ser besado por mí.

—Sí, pero... Estamos en la escuela. —dijo Kyle, girando la cabeza hacia la derecha, para luego mirar la boca de su mejor amigo.

Ambos se quedaron expectantes, con los labios semi abiertos, deseándose más y más, mientras su temperatura corporal subía y el miedo a ser pillados le agregaba emoción a la situación.

—Vamos, pídemelo. Es lo que estás deseando, ¿No? Dilo... —murmuró Marsh al oído de Kyle, provocando que se estremeciera.

—Ah... Bésame, Stan... —dijo, ruborizándose, al tiempo en que sentía la rodilla del pelinegro entre sus piernas, presionándole la ingle.

Los chicos se besaron, cerrando los ojos y rindiéndose a la embriagante sensación que sus lenguas generaban, al calor que sus cuerpos irradiaban, las piernas de Broflovski flaquearon, y su espalda se deslizó un poco sobre el muro, pero Stanley lo sujetó de la cintura, evitando que se cayera. Sus manos acariciaron el rizado cabello de Kyle por debajo de su ushanka verde, luego bajó el cierre de su chaqueta, tocando algunos puntos sensibles de su pecho, mientras las brazos del pelirrojo se aferraban a la espalda de Marsh.

—Aah... Deberíamos parar, nos estamos arriesgando mucho... ¡Ah! Oye, no toques mis pezones, no podré contener mi voz... Ngg...

—Sé que debería detenerme, pero me pones muy hot... Kyle, solo un beso más, y volvemos, ¿Si?

Stan tomó la cabeza de Kyle con ambas manos, palpando sus cálidas mejillas, y selló sus temblorosos labios con un húmedo beso, lleno de pasión, el pelirrojo gimió mientras su corazón se aceleraba y sentía que el resto del mundo a su alrededor no existía.

Sin embargo, mientras los chicos disfrutaban de su mutua compañía, no se imaginaban que estaban siendo observados por Bebe, desde el inicio de aquel último beso.

—Quién lo hubiese pensado, esas chicas japonesas están en lo cierto. ¿Wendy sabrá que su novio es gay? Supongo que tendré que decírselo, pero antes, tomaré unas fotos. —pensó la chica rubia, sacando su teléfono celular—. Jajaja, esto va a estar bueno, ya quiero ver la cara de Testaburger.

Arreglándose la ropa, los chicos se separaron y volvieron a la sala de clases, mientras la campana aún sonaba, indicando el final del recreo y Bebe caminaba sigilosamente detrás de ellos.

 

- Más tarde -

Kenny se preguntaba quién le había escrito la nota en su casillero, y como diablos se había enterado de su secreto. Durante la clase de química, contaba los minutos y miraba el reloj a cada rato, estuvo inquieto en el bloque de español, y cuando las clases terminaron, guardó sus cosas rápidamente y salió disparado hacia el sector de los columpios en el patio. Esperó allí unos cinco minutos, impaciente, hasta que un chico se acercó a él.

—¿Kyle?

—Hola de nuevo, Kenny.

—¿Tú dejaste esa nota en mi locker?

—Me temo que sí, amigo.

—¿Por qué? Cómo supiste... Espera, ¿Qué es lo que sabes de mí?

—Deberías estar aliviado de que la persona que descubrió tu secreto soy yo y no Cartman, o el director. —dijo el pelirrojo, sentándose junto al chico de chaqueta naranja—. Sé lo que has estado haciendo por las noches, y créeme que no me gusta tener que darte un discurso. Primero quiero saber desde cuando lo haces y, ¿Por qué haces algo tan denigrante?

—No lo entenderías. Ninguno de ustedes lo entendería, siempre han tenido de todo en la vida, comida, una buena casa, cosas bonitas, fiestas de cumpleaños, padres amorosos, no como yo, que me las tengo que arreglar para sobrevivir.

—Kenny, ahora estamos hablando solo los dos, hemos sido amigos desde preescolar, por favor si te pasa algo puedes contarme, no le diré a nadie sobre esto. Pero por favor dime, ¿Desde cuando te prostituyes?

—...Desde hace dos meses. Pero no me prostituyo, lo único que hago es chupársela a desconocidos por dinero. No es como si lo hiciera todos los días tampoco.

—Eso es casi lo mismo, e igualmente está mal. Lo peor de todo esto es que podrías contagiarte de alguna enfermedad, o hacerlo con la persona equivocada y que te ataque un maníaco sexual o un psicópata. ¡Hasta podrían secuestrarte y traficarte en la deep web!

—¿No crees que exageras?

—Creo que hasta el momento has tenido suerte, ya que no te ha pasado nada. Pero en serio, ¿Vale la pena? Hay muchas otras maneras de ganar dinero.

—Con una sola vez que lo haga, puedo ganar desde 30 a 80 dólares. No creo que vender pasteles o limonada deje tantos billetes.

—Pero, ¿Y un empleo a tiempo parcial? En algún local o cafetería. Una vez trabajé en la tienda de cómics de mi tío, y la paga era muy buena. Puedo ayudarte a conseguir un empleo de verdad, solo tienes que prometerme que no volverás a trabajar en las calles. —dijo Kyle, con cara de preocupación, luego abrazó a su amigo con fuerza, y le dio un beso en la cabeza—. No quiero que nada terrible te pase, Kenny. Por eso, promételo, ¿Si?

Aquella demostración de amor provocó que Kenny apretara los ojos con fuerza. Parecía estar a punto de llorar, pero se contuvo.

—...Está bien, lo prometo, Kyle. Aunque no puedes pretender que no me pase nada, igual moriré de todas formas, idiota.

—Bueno, sí, pero será por causas externas, no por actos tuyos, jaja.

—¿Y eso que importa? Será el mismo resultado, jajaja.

De pronto, Stan salió de la escuela, caminó hacia sus amigos, y al verlos abrazados sintió una pizca de celos, siempre había tenido ese problema en su relación con Wendy y aquello solo le había traído problemas. Era posesivo con la persona que le gustaba, y si ahora sentía celos de Kenny, eso significaba que de verdad... ¿Le gustaba Kyle?

—No, no puede gustarme GUSTARME, es solo bicuriosidad. —pensó, tratando de hacerse el cool, no quería que se notara que estaba un poquito celoso.

—Será mejor que no hablemos más sobre ti, Kenny, aquí viene Stan. —dijo Kyle—. ¡Hola, Stan!

—Hola chicos, ¿Qué hacen?

—Nada especial, sólo hablábamos. —contestó Broflovski.

—¿Sobre qué?

—Sobre lo estúpido que es...

—...¡Cartman! —Kenny terminó la frase, y después se colocó la capucha.

—Eso mismo, sobre lo estúpido que es Cartman.

—...Claaro. Bueno, ¿Nos vamos a casa?

—Espera amigo, ¿No es Wendy la que viene para acá?

—No lo creo Kyle, no me ha hablado desde que me pidió un tiempo. —respondió, sintiendo una mano sobre su hombro.

—Hola Stan. ¿Cómo estás?

—¡Wendy! Estoy bien, ¿Y tú?

—La verdad es que me he sentido horrible desde que te grité. Sé qué solo ha pasado un día, pero es suficiente para darme cuenta de que estuve mal. No es tu culpa que a las alumnas nuevas les guste ficcionarte en una relación con Kyle. Y solo son dibujos, no tenía que enojarme tanto contigo. Lo siento mucho, cariño. ¿Puedes perdonarme? —preguntó la chica, tendiéndole la mano a Stan, quién dudaba de si tomarla o no.

—Wendy, gracias por disculparte, pero yo... Soy quién debería pedirte perdón. —respondió, tomando a la chica de la mano—. Como Kyle y yo siempre estamos juntos, no es raro que esas chicas nos dibujaran haciendo cosas Yaoi. Si te hace feliz, puedo cambiar eso y pasar menos tiempo con él.

—¿Qué? Pero qué está diciendo... —pensó Kyle.

—¿De verdad harías eso por mi, amor?

—Claro que sí, lo haré por nosotros. Quiero que seas feliz conmigo, Wendy.

—¡Oh, gracias! Jamás volveré a dejarte. Te amo, Stan.

—Y yo a ti.

Se besaron y el rostro de Kyle palideció, mientras apretaba los dientes, angustiado y con la cabeza gacha. La manera en la que Stan le había dicho a Wendy que la amaba, sin demoras ni dudas, le hacía sentir rabia e impotencia.

—Debo volver con mis amigas, cariño. Nos vemos mañana~

—Adiós guapa, cuídate.

La chica de boina rosada se alejó alegremente, y Stan, suspirando, se volteó para mirar a Kyle. Kenny no entendía lo que pasaba.

—Oye, ¿Quieres ir a mi casa? Tengo videojuegos nuevos y-

—¡No, Stan! ¡No quiero! ¿Crees que puedes jugar así con mis sentimientos?

—Kyle, no quise-

—No necesito tus explicaciones. Si quieres ir y estar con Wendy, bien, hazlo, pero no me busques después si ella te vuelve a dejar. No estoy para soportar esto. Me voy, adiós Kenny. —dijo, ignorando a Stan y caminando rápido en dirección a su hogar.

—¡Espera, Kyle! Maldición.

—¿Mm mhrmr mmrr?

—No sé si debería decirte, Kenny, pero ya qué. Le gusto a Kyle. Más que eso, está enamorado de mí.

—¡Mmm mrrrh! —masculló, y Stan le entendió a pesar de su capucha.

—La verdad también me tomó por sorpresa cuando me lo confesó. Ay, ¿Qué voy a hacer? No soporto cuando Kyle se enoja conmigo. Será mejor que me vaya, debo pensar en una manera de disculparme. ¿Estás bien volviendo solo a tu casa, Kenny?

—Mmmh.

—Bien, te veo mañana, chau.

En eso, cuando Stan ya se había ido, Kenny se acordó de Butters y quiso ir a ver si aún seguía en la escuela. Buscó en la sala, pero no había nadie allí, luego fue al patio y encontró un grupo de cuatro chicos de otro colegio, lanzándose la mochila de Butters entre ellos, solo para molestarlo.

—Ay, este chico es un imán de problemas. —pensó McCormick, sacando su disfraz del bolso y cambiándose detrás de unos arbustos, procurando no ser visto.

Fue corriendo hacia los bravucones y les quitó la mochila de un salto, fue tan veloz que apenas lo vieron, luego se la entregó a Butters y se puso delante de él.

—¡Váyanse de aquí, ustedes no son de esta escuela! Y si los pillo molestando a mi amigo de nuevo, no seré tan benevolente. —dijo Mysterion, frunciendo el ceño.

—Nosotros nos metemos con quienes queramos, ¿Por qué mejor no peleas, rarito?

—Si es lo que quieren, les daré su merecido.

—Somos cuatro, no podrás con nosotros. Y tu malla es ridícula, por cierto, jajaja.

—¡Ya veremos quien ríe al final, imbéciles! —gritó, acto seguido comenzó a golpear a los chicos y a esquivar sus patadas, demostrando increíbles reflejos.

La pelea duró poco, en un momento un puñetazo alcanzó el rostro del superhéroe, pero fue el único que lograron darle, y cuando recuperó el control, los dejó a todos quejándose de dolor sobre la nieve. Después hizo que Butters se subiera a su espalda, y lo llevó hasta su casa, corriendo sobre los tejados y edificios, su agilidad sorprendió al chico que protegía mientras éste lo agarraba del cuello para no caer.

Por suerte la ventana de la habitación de Stotch estaba abierta, y Mysterion dejó que su amigo entrara por ahí con cuidado.

—¿Acaso eres mi ángel guardián? Me defendiste otra vez, misterioso héroe.

—No es nada, pero deberías cuidarte más, bonito.

—Trataré, pero... ¿Cuando me dirás tu nombre? ¿Cómo puedo agradecerte el que me hayas salvado? —preguntó el rubio, apoyándose sobre el marco de la ventana.

Inesperadamente para Butters, Mysterion le tomó el mentón y acercó sus labios a los de él, besándolo suavemente. Al hacer eso, ¿Se daría cuenta de quién era en realidad?

El joven de chaqueta cyan había cerrado sus ojos, y cuando los abrió nuevamente, Mysterion, así como la sensación cálida de su beso, habían desaparecido.

Notas finales:

Gracias por leer! Nos vemos pronto para el siguiente capítulo~

-K.


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