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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 13: Ya te cayó la ley

Menma y Charasuke habían logrado alcanzar el orgasmo pese a aquella incomodidad de saberse escuchados por sus familiares. Agradecían que al menos no hubieran abierto la puerta. Empero, no dejaba de ser muy molesto saber que sus pensamientos se vieron expuestos. Además forzadamente tuvieron que hablar con ellos para pedirles privacidad. Sabían que seguían por ahí oyendo lo que hacían, pero estando a medias ya no podían dar marcha atrás. Necesitaban terminar lo ya iniciado. Además, el sigma estaba mucho más calmado gracias a haber satisfecho sus necesidades. Estaba cansado y tenía bastante sueño, algo normal luego de comer, pelear, tener sexo y si por él fuera, se habría acurrucado en brazos de su pareja a dormir hasta el amanecer. Ahora venía la parte complicada y a la cual no podía escapar: las consecuencias de sus actos. Tomó aire queriendo infundirse valor, pero no fue hasta que sintió a Menma sujetándolo con firmeza que no se animó a dar los pasos necesarios para ubicarse en la mesa. Ambos adolescentes tomaron asiento frente a los serios adultos.

―No veo porque debemos hablar ―comentó Charasuke tras un prolongado silencio que al parecer nadie se atrevía a romper―. Sólo volveré a la normalidad y evitaré venir a esta casa a incomodar a tío Sasuke ―resolvió el menor de los morenos con soltura.

―Aún debes pagar por lo que hiciste antes y debemos asegurarnos que no intentes ir de nuevo con Orochimaru ―corrigió el omega Uchiha no dejando que se le escapara tan fácilmente luego de todo el daño.

―Se supone que ibas a disculparte, Teme ―susurró Uzumaki algo extrañado de esa actitud.

Él como Hokage se veía en la obligación de responder por todos los inconvenientes a los aldeanos. Sí, tendría muchas quejas y se demandaría un castigo para el responsable. Mas, aquello era un asunto del cual pretendía encargarse luego. Por el momento sólo quería hacer entrar en razón al menor y dejarle claro que no era rechazado en esa casa. Su pareja tenía muchos problemas para externar sus sentimientos y le era difícil sincerarse. Por esa razón había dejado ese asunto de lado, en ese momento quería enfocarse primero en lo personal y luego iría por la parte burocrática. Ya podía imaginarse lo difícil que sería convencer a todos de que no tomaran grandes represalias contra su sobrino, y ahora yerno, pero tampoco podría dejarlo irse sin castigo alguno. Una falta así de grave ameritaba una consecuencia acorde al delito cometido. Era una situación complicada y no le veía una salida o solución en lo inmediato.

―Tú también, Chara ―afirmó Menma mirando con seriedad a su pareja―. No puedes seguir con esta riña infantil. Debes disculparte también ―aconsejó sabiendo de los desastres causados anteriormente por el otro.

―¡Un Uchiha jamás se disculpa! ―exclamaron ambos morenos al sentir la insistencia de los alfas Uzumaki respecto al asunto.

Los portadores del sharingan se cruzaron de brazos y giraron el rostro evitando a sus respectivas parejas. Una enseñanza muy arraigada en ellos, ―por parte de Fugaku―, era no disculparse. Ellos hacían lo que creían correcto en un determinado momento y sus acciones iban acorde a sus emociones. Mas, no esperaban que los rubios entendieran aquella crianza y lo difícil que era para ellos, asumir un error. Eran conscientes de sus equivocaciones. Ninguno estaba libre de culpas, pero ser el primero en dar el brazo a torcer, en cierto modo les lastimaba el orgullo. El Hokage, a pesar de los años y la madurez llegada con la experiencia, aún mantenía su temperamento de siempre. El cual incluía poca paciencia ante la testarudez Uchiha.

―¿Qué es esa tontería de que no se disculpan? ―interrogó Uzumaki mirando a ambos azabaches con molestia.

Son idénticos estos dos, maldita sea”. Pensó el Hokage con ganas de resolverlo todo con unos cuantos golpes para quitarles lo bastardos.

―Soy medio Uchiha y no entiendo su lógica ―comentó Menma por lo bajo, estando francamente perdido respecto a la razón de ambos de negarse a hacer algo tan obvio.

―Nada que un par de puñetazos no arreglen ttebayo ―exclamó el jinchuriki arremangándose la ropa listo para iniciar una pelea mano a mano con ambos de ser necesario.

―Papá no ―pidió Menma mientras alzaba las manos en son de paz.

Menma asumiría la responsabilidad por la destrucción causada por su ahora pareja; los daños a la aldea, las cortinas, el jarrón y el desastre en general de la casa. Ahora que compartían un lazo todo lo concerniente a su primo, era su asunto también y debía acompañarlo en lo que se decidiera. Aun si su único aporte fuera el apoyo moral. Y en esta situación estaba haciendo falta mucho de eso, pues sabía que su padre alfa resolvía la mayoría de conflictos por la fuerza y su padre omega era muy orgulloso como para dar el primer paso. Más aun siendo que los desastres causados por Charasuke no eran responsabilidad suya. Creyendo que no había otra salida, tomó la decisión de hacer lo más maduro. Con su mano sujetó la nuca del sigma y lo forzó a bajar la cabeza obligándolo a apoyar la frente en la mesa. Naturalmente la primera reacción de Charasuke fue apoyar sus manos e intentar evitar que lo hiciera agachar la cabeza, pero fue demasiado tarde y Menma ya había conseguido lo que quería.

―Sentimos mucho todos los desastres causados anteriormente, en especial los que hicimos aquí en casa ―dijo Menma inclinando un poco la cabeza mientras cerraba los ojos―. Anda, Chara tú también discúlpate ―exigió con seriedad.

El azabache se removió en su sitio mostrando disconformidad por aquella acción. Se sentía traicionado por su pareja al hacerle eso. No era porque tuviera que disculparse. Sabía bien que debía responsabilizarse por sus actos, pero lo molestaba ser forzado a hacerlo cuando su tío no mostraba ningún arrepentimiento por hacerle creer que Menma lo odiaba. Además, había intentado creer en las palabras de su papi omega, quien siempre dijo que su tío Sasuke no era insensible. Sin embargo, ante su recuerdo sobre lo que les sucedía a niños como él dentro del clan Uchiha, no oyó comentario o pensamiento al respecto. Incluso había intentado provocar alguna reacción de su parte al mencionarle que podría ser reconocido por Fugaku si cambiaban de lugar, pero nada sucedió. Al menos hubiera querido algún “no quiero reconocimiento de alguien así”. Era momento de aceptar que su tío lo odiaba lo suficiente como para no interesarse ni siquiera en lo que hacía su abuelo. Al menos le habría gustado sentir que le preocupaba Menma. Al ser sólo mitad Uchiha su abuelo lo tenía también en la mira, pero nada.

“Si le da igual que quisieran asesinar a su hijo, ¿qué puedo esperar respecto al resto de nosotros los defectuosos?”. Pensó Charasuke tomando aire mientras dejaba de forcejear y dejaba la cabeza baja.

―Siento mucho todos los problemas causados ―dijo de mala gana sin querer mirar a nadie en particular.

"Bien ya me disculpe, sólo falta que me manden a la cárcel y al fin estaré alejado de todos. Puedo sobrevivir con algunas visitas conyugales de Menma ¡y adiós familia problemática!”.

Naruto observaba un poco disconforme la situación, ya que aunque se había conseguido que Charasuke asumiera su error lo hizo medio coaccionado por Menma. Se notaba que realmente no quería decir lo que dijo, pero siendo un Uchiha, quizás era mucho pedir que hiciera o dijera algo más “sincero”. Intentó concentrarse en su pareja buscando oír algún pensamiento al respecto, fuera positivo o negativo sobre aquellas disculpas, algo debían provocar en él. Además, no podía pasar por alto el pensamiento de que Fugaku tuvo la idea de deshacerse de Menma si no cumplía sus estándares. Sobre su cadáver le hubiera quitado a su hijo o hecho algo contra su pareja. Aun si Menma hubiera nacido sin el tan aclamado sharingan o alguna de esas minucias que eran consideradas “deshonrosas”, él y Sasuke lo hubieran amado y protegido de todo y de todos. Tras no encontrar ningún pensamiento de parte de Sasuke se decidió hablar para instarlo a hacer las paces de una vez.

―Teme ―llamó Uzumaki haciéndole señas y moviendo los ojos hacia su sobrino―. ¿No vas a decir nada? ―preguntó con un gesto mucho más alevoso.

―Yo… bueno… lo siento o lo que sea ―dijo Sasuke tras un largo silencio. El rubio mayor se quiso golpear la cara por lo forzado que sonó aquello. Aunque no era muy diferente a lo sucedido con su sobrino.

―Sí, bueno, ¿estamos en paz? ―preguntó Charasuke alzando la cabeza para ver a su tío cara a cara.

Ambos tenían una expresión de molestia y disconformidad, tanto por ser presionados a pedir perdón como por lo falsas que sonaban las palabras del contrario. Ninguno quería ceder, pero a la vez querían ser disculpados de verdad. Con sus respectivas parejas era mucho más sencillo. Aunque metieran la pata sus alfas entendían cuando se disculpaban y todo se resolvía satisfactoriamente, pero entre ellos parecía imposible. En especial a Sasuke le costaba ver con buenos ojos a su sobrino por las semejanzas entre ellos. Para el omega Uchiha ver a su sobrino era como ver a su estúpido yo de adolescente. Esa fue su peor época y de tener la posibilidad se golpearía a sí mismo por sus estupideces pasadas. Para su mala fortuna, su sobrino era como ese deseo materializado. Prácticamente una copia suya recordándole sus errores.

Son las disculpas más falsas que he dado y recibido, pero al menos así Menma dejara de fastidiar. Típico de él, ponerse del lado de su mami”. Pensó usando a propósito lo último de manera despectiva.

―Nosotros fuimos los que causamos los peores daños ―le recordó Menma a su pareja tras oír aquellos pensamientos. Las cortinas y los muebles no eran culpables de su pelea.

―Pero mi pelea fue contigo, los muebles y la sala destruida fueron daño colateral ―respondió encogiéndose de hombros.

―¡Si no te hubieras intentado escapar! ―alzó la voz mientras con la palma abierta azotaba la mesa.

―Ya no sucederá ―suspiró Charasuke mientras ponía una expresión de arrepentimiento bastante creíble.

Porque no volverán a atraparme la próxima vez”. Pensó el sigma con fastidio.

―Te escuché ―reclamó el menor de los ojos azules mirando a su pareja con seriedad.

―Oigan ya que estoy debería retirar el jutsu ―propuso el menor de los Uchiha juntando sus manos como si hiciera una oración mientras sonreía con falsa alegría.

"Así dejará de ser un problema planear en silencio". Pensó harto de no tener privacidad.

―Te escuché, jovencito ―intervino Sasuke con un tono que parecía más un gruñido―. Y no vamos a quitarlo hasta que todo esté resuelto ―afirmó negándose a dejarlo hacer lo que se le diera la gana.

―Y tal vez si arreglo este asunto Itachi no me aborte a Menma por haber estado contigo ―comentó el Hokage previendo que no le esperaba el mejor de los destinos a su hijo cuando su “querido” cuñado descubriera que Charasuke dejó de ser virgen―. Sólo tengo un hijo y es irremplazable ttebayo ―aseguró con el puño cerrado.

―Aww gracias, papá eso es muy... ―habló el aludido enternecido por la preocupación de su progenitor hacia él.

Porque el Teme no me deja hacerle otro hijo”. Pensó el jinchuriki haciendo que Menma cambiara su expresión y se viera ofuscado.

Aprovechando la distracción involuntaria creada por el Hokage al tener aquellos pensamientos, Charasuke saltó a la mesa. Tenía las piernas flexionadas sobre la misma y usando sus dedos índices tocó en medio de la frente a ambos adultos mientras les aplicaba el jutsu de liberación. No era difícil deshacer el jutsu de Ino, así que bastaba con hacer uso del factor sorpresa. Si los adultos hubieran visto alguna señal sospechosa de su parte seguramente lo habrían evitado con facilidad. Ellos fueron tomados desprevenidos y se vieron entre sí comprobando si seguían oyendo los pensamientos del otro, al sólo oír el silencio, confirmaron que el jutsu ya había perdido efecto. Menma al ver el comportamiento de su pareja sujetó la parte trasera de su ropa y lo atrajo hacia sí mismo. El otro se dejó hacer sin oponer resistencia, pero en cuanto estuvo lo suficientemente cerca, también deshizo el jutsu en el alfa menor. Charasuke dibujó una sonrisa orgulloso de al fin tener su privacidad para pensar, maldecir, quejarse y hacer cuanto se le viniera en gana en sus pensamientos.

―¡Chara! ―gritó el Hokage preocupado por aquel comportamiento tan repentino―. ¿Por qué has desecho el jutsu? ―cuestionó con seriedad.

―No quiero que sigan oyendo lo que pienso, sólo eso ―contestó el menor con una expresión similar a la que ponía Sasuke al enojarse―. Y tú ―dijo viendo enojado a su novio―. No me toques ―ordenó separándose del rubio de mala manera.

―No hemos terminado de hablar ―afirmó Sasuke con un tono severo mientras se paraba de su asiento.

―Pero yo sí terminé con ustedes ―afirmó llevándose las manos detrás de la cabeza―. Iré a mi casa y esperaré el castigo que se decida por lo que le hice a la aldea, no quiero que ninguno de ustedes se me acerque si no es sobre el castigo ―expresó mirándolos con un profundo resentimiento.

―Chara espera ―pidió su pareja intentando sujetarle la muñeca para retenerlo.

―¡No me toques! ―gritó el sigma con su voz algo quebrada como si quisiera llorar.

Antes de que se pudiera hacer algo más o mínimamente preguntar la causa de ese cambio de comportamiento, la puerta de entrada salió volando. Literalmente, Itachi había hecho volar la puerta con un puñetazo de su susanno tras oír el grito de su hijo. Shisui y él se habían pasado horas ayudando a deshacer los genjutsus puestos por su hijo en los aldeanos de Konoha. Mientras hacían aquel trabajo estuvieron intentando adivinar la causa de que su pequeño actuara así. Además no les daba buena espina que Naruto se hubiera negado a contarles los detalles. Dejarle esa tarea a Sasuke quería decir que la causa del desastre era algo que los provocaría asesinar al mensajero, y de parte de Itachi, sería todo un placer encargarse de su cuñado. La situación no se vio muy bien para los prodigios del clan Uchiha, su pequeño estaba forcejeando con su primo. El aroma de Charasuke demostraba tristeza, miedo y enojo. Y un detalle que no pasó desapercibido por los adultos fue ese olor a zorro fuertemente impregnado. Lo cual sólo quería decir una cosa.

―¡¿Marcaste a mi hijo?! ―exclamó Itachi usando su velocidad ninja para llegar donde su hijo y revisarle la nuca en busca de una marca. En cuanto la encontró, activó el sharingan viendo directamente a su sobrino.

―Puedo explicarlo… ―intentó explicar Menma al ver en su futuro un funeral protagonizado por él.

―¡No cometas locuras, Itachi! ―ordenó el Hokage alejando rápidamente a su hijo de Charasuke y el omega antes de que lo mandaran al mundo del Tsukuyomi.

―¿Locura? ―preguntó el omega con una sonrisa retorcida―, pero si sólo voy a corregir el error que cometió mi hermano menor al dejar que un zorro pulgoso como tú se multiplicara ―afirmó Itachi sacando unos kunais listo para pelear.

―¿Pulgoso? ―interrogó el aludido sintiéndose ofendido―. Muy bien, voy a hacer algo que quise hacer desde que te conocí, pedante, engreído y posesivo incestuoso ttebayo ―exclamó Naruto tronándose los dedos listo para luchar.

Uzumaki siempre había sentido que su cuñado lo miraba de menos. Nunca lo consideró lo suficientemente bueno para su adorado hermanito. Le molestaba que ni siquiera tomara en cuenta todo el entrenamiento y sacrificios que había hecho para proteger a Sasuke. Amaba con locura a su pareja y era esa la razón de guardarle cierto trato formal a su cuñado, pero ahora quería meterse con su hijo y ni a él le permitiría eso. Itachi por su lado estaba desvelado, con el chakra al límite por usar sus técnicas para arreglar lo hecho por su hijo. Al cual encontraron marcado y no pareciendo precisamente feliz por ello. Tanto el alfa rubio como el omega Uchiha rápidamente se enfrascaron en una lucha de taijutsu. Aprovechando eso Charasuke se alejó de ellos y marcó una distancia con Menma. Ambos estaban separados por el campo de batalla que se había formado entre Naruto e Itachi. Viendo aquello, Sasuke no podía quedarse de brazos cruzados. En un momento en el que sintió era su oportunidad de dejar fuera de combate a su hermano, intentó atacar usando su katana. Mas, se vio interrumpido por Shisui, quien lo bloqueó usando un kunai.

―No interfieras, roba hermanos ―ordenó Sasuke exhibiendo la molestia que siempre intentó disimular hacia su cuñado.

―Oh vaya al fin dices lo que realmente piensas en vez de mirarme con odio, mocoso malcriado ―respondió Shisui con una falsa sonrisa―. Creo que entonces yo también puedo hacer lo mismo y decirte que siempre me pareciste un ancla que no dejaba a Itachi ser feliz conmigo. Todo por estar cuidándote, pequeño malagradecido, ¿cómo puedes atacar a mi esposo por la espalda, traicionero? ―cuestionó el alfa Uchiha mientras sacaba una rosa y creaba una ilusión que evitaba se viera a Itachi y Naruto.

―¿Feliz contigo? ¡Já! ―rio de manera sarcástica el joven azabache mirando con molestia a su primo y cuñado―. Tú eres un acuerdo, una obligación para mi hermano. Le hiciste un mini clon mío para que se quedara contigo ―gruñó Sasuke mientras apuntaba su katana en su dirección.

―Supongo que aún no superas que tu hermano me ame más a mí que a ti ―bromeó Shisui mientras se lanzaba a la batalla con el objetivo de evitar que Sasuke interrumpiera en la lucha de Itachi.

―Tú eres el maldito que lo amarró, viste tu oportunidad de aprovecharte de un niño pequeño y lo hiciste, infeliz ―reclamó intentando cortarlo con su katana―. Ya me enteré que estuviste proponiéndole cosas indecentes cuando sólo tenía doce años, pervertido.

―Ese seguro fue Chara ―susurró Shisui sabiendo que su hijo era muy boca floja y con aquel jutsu los secretos duraban aún menos con él.

―Siempre encontré irritantes sus rositas porque me recuerdan a ti ―expresó siendo bastante sincero al respecto.

Habiendo tenido sus pensamientos más profundos al descubierto frente a otros, había hecho un poco más viable que expresaran lo que sentían. Además, fueron años guardando apariencias, fingiendo no quererse golpear mutuamente y con el estrés y la falta de sueño causada por el desastre de la noche anterior, menos aún tenían ánimos de guardarse sus sentimientos y pensamientos. Por primera vez realmente se estaban diciendo todo lo que pensaban sin ningún tipo de filtro, las luchas de ambos matrimonios mantenían a Menma y Charasuke separados, pues para llegar al otro tendrían que cruzar entre el intercambio de ataques y no eran lo suficientemente suicidas. Empero, toda la lucha se tuvo que detener repentinamente poco después de iniciarse. Desde el boquete de lo que antes había sido la puerta, comenzaron a ingresar varios Uchiha uniformados. Todos pertenecientes a la policía militar de Konoha. Varios de ellos rodearon a Sasuke dejando a los demás desconcertados por lo sucedido.

―¡Uchiha Sasuke tenemos la orden de ponerlo bajo custodia cuanto antes! ―exclamó uno de los uniformados intentando sujetarlo por el brazo.

―¡¿Qué?! ―exclamó Uzumaki completamente desconcertado acercándose a su pareja―. Yo soy el Hokage y como tal les ordenó alejarse de mi esposo. Él no ha cometido ningún delito… últimamente ―agregó al final antes de acercarse al omega para susurrarle al oído―. No hiciste nada ilegal esta semana, ¿o sí?

―Al que deben arrestar es al otro Sasuke ―corrigió Fugaku mientras caminaba a paso firme entre los presentes.

―¿A Chara? ―preguntó el Uchiha que había intentado arrestar a Sasuke―. Pero ¿tú no eras el bueno? ―cuestionó viendo como el aludido sacaba la lengua y se encogía de hombros.

―Cosas del celo supongo ―bromeó intentando quitarle tensión al asunto. No obstante, recibió una mirada severa de parte de su abuelo.

―Qué curioso ―dijo Fugaku en un tono condescendiente mientras sujetaba a su nieto por el cuello y le miraba con insistencia la marca hecha por Menma―. ¿No se suponía que eres alfa? ―interrogó viendo seriamente a Itachi.

Naruto y Sasuke agradecieron mucho ya no estar bajo los efectos del jutsu de los Yamanaka o los oirían pensar que Charasuke era sigma. Y no estaban preparados para afrontar a Fugaku respecto a ese tema. De hecho, dando un vistazo rápido al matrimonio de los prodigios, ellos tampoco se veían muy preparados para dar una solución a ese tema. Itachi se veía bastante pálido. Como si no tuviera suficiente con saber que su pequeño “bebé”, ―sí, sin importar la edad que alcanzara Charasuke siempre sería su bebé―, estaba marcado por el zorro menor, ahora tenía a su padre incordiando. Se habían esforzado durante años en ocultar el género real de su hijo, ahora era difícil explicar la razón por la cual tenía la marca de un alfa. Vieron con molestia como Fugaku sujetaba al menor con más fuerza de la necesaria para retenerlo.

―¡Momento! ―exclamó Naruto interviniendo al ver que nadie parecía dar un paso al frente―. Yo soy el Hokage de Konoha y me gustaría saber con qué derecho y permiso de quién han ingresado de esa forma a MI casa y han apresado a mi sobrino sin MI firma y orden ―dijo mostrándose completamente serio.

―Hokage-sama ―habló el líder de la policía militar con un exagerado tono formal llegando a sonar en cierto modo burlón―. Todos los aldeanos ya saben sobre los destrozos causados por mi nieto y han exigido un castigo por ello ―explicó sin soltar al Uchiha más joven.

―Soy consciente de lo que ha sucedido y por ello mismo he estado meditando sobre su castigo, pero aún no he dictaminado nada al respecto ―habló sin titubear y manteniendo la mirada fija en su suegro.

Uzumaki ahora sabía acerca de las cosas que aquel hombre hacia a sus espaldas. Se moría de ganas de reclamarle y hacerle apresar cuanto antes para investigar a detalle aquellos “decesos misteriosos” de los niños Uchiha. Empero, era consciente de que no era un buen momento para hacerlo. Necesitaba pruebas, testimonios y sobre todo algo con lo cual acusarlo de manera formal. Siendo el líder de uno de los clanes más poderosos de la aldea, debía andarse con cuidado o terminaría haciendo el ridículo como líder. La policía militar era quien se encargaba de investigar a todos aquellos que cometían algún crimen, era lógico pensar que sabrían qué pistas cubrir para no ser atrapados. No había nada más peligroso que eso. Un criminal con conocimiento de cómo ocultar sus pistas era el peor enemigo para ellos. Respiraba de manera pesada buscando mantener la calma, pero le era difícil viendo aquella prepotencia con la cual los estaba menospreciando silenciosamente.

―Su consejero, Nara Shikamaru nos ha dado la orden de apresar a mi nieto para evitar que intente fugarse como hizo mi hijo años atrás ―explicó Fugaku mientras miraba con decepción a sus dos hijos―. Sasuke siempre ha sido una decepción, pero no esperaba que tú también cayeras tan bajo como para atacar al Hokage, Itachi ―habló con severidad dirigiéndoles la misma mirada fría y distante a la cual se acostumbraron desde niños―. Y tú ―dijo esta vez mirando a su nieto―. Esperaba más del hijo de los prodigios del clan Uchiha, estoy muy decepcionado de ti ―expresó con dureza.

Los dos omegas Uchiha quisieron decir algo para rebatir las palabras de su progenitor, pero ¿qué podían decir? Era cierto que Sasuke se fugó la aldea de la Hoja e intentó destruirla junto a un traidor. No había palabras para cambiar el pasado, esos fueron sus errores y nada los modificaría ni haría que su padre dejara de repetírselos en cada oportunidad disponible. Por su parte, Itachi tampoco tenía una disculpa para su comportamiento. Él siempre había mostrado un carácter tranquilo y calculador, pero ver a su hijo alterado y marcado lo llevaba a la primer conclusión de su instinto como progenitor: lo habían forzado. Claro que con su mente tan analítica podría haber encontrado miles de razones para el estado en el cual encontró a su hijo, pero su instinto sólo reconocía dos cosas: su hijo y un atacante. Y para bien o para mal, aquel rubio era el Hokage antes que su cuñado. Podía querer exterminarlo por haberse llevado a su hermanito de su lado, pero por el código ninja no tenía permitido levantar sus armas contra él.

―¡Espera, abuelo Fugaku! ―intentó intervenir Menma mientras daba unos pasos hacia él―. Podemos explicarlo, mi primo no era consciente de sus acciones por su celo y…

―Si no puede controlar su propio celo lo mejor es conseguirle un alfa que sí pueda tenerlo educado y a raya para que no cause problemas ―interrumpió Fugaku sin siquiera parpadear. Sus ojos se mantenían fijos en el joven alfa rubio desafiándolo a que siguiera defendiendo al azabache.

―Es demasiado tarde para hacer algo como eso, yo ya lo marqué y somos oficialmente una pareja ―aseguró Menma manteniendo la cabeza en alto observándolo a los ojos listo para pelear de ser necesario.

―¿Marcaste a otro alfa? ―preguntó el mayor casi con burla mientras aprovechaba que su nieto estaba distraído para darle un golpe con la rodilla en el vientre para desmayarlo.

―¡Chara! ―exclamó preocupado Menma intentando acercarse al verlo desmayado siendo detenido por la policía militar al igual que el resto de los presentes, quienes también se quisieron acercar.

―Tendré un largo interrogatorio con mi nieto hasta esclarecer el problema y resolverlo de raíz ―avisó el alfa cargando al menor sobre su hombro―. Qué ninguno de ellos intente seguirme, si lo hacen aprésenlos de inmediato. Tenemos ordenes de los altos mandos y deben cumplirse ―afirmó.

―¡No pueden pasar por encima de mi autoridad ttebayo! ―exclamó Naruto con furia―. Voy a hablar con mis consejeros y van a retirar todos los cargos, así que más te vale no hacerle daño a Chara, ¿oíste, Fugaku? ―preguntó el rubio entre gritos―. Es una orden de tu Hokage ―reafirmó su autoridad para darle peso a sus instrucciones.

―Usted haga lo que crea conveniente, Hokage-sama ―concedió el alfa Uchiha girándose levemente para mirarlo de reojo por sobre el hombro―. Sólo le recuerdo que tenemos nuestras propias reglas como clan y siendo mi nieto un Uchiha tendremos una asamblea para juzgarlo de acuerdo a nuestras propias leyes ―explicó antes de girarse otro poco para enfocar su atención en su hijo menor―. Tú debes recordar cómo se dan este tipo de juicios, ¿verdad, Sasuke? ―preguntó con clara intención de recordarle aquel infernal momento.

El aludido sabía lo que aquello significaba; los miembros puros del clan se reunirían para juzgar el castigo más conveniente. En el suyo estuvieron presentes sus tíos, sus padres, su hermano, sus tíos y primos. Todos ellos juzgándolo por sus equivocaciones. En esa ocasión se había podido librar de muchos problemas al estar marcado por su actual esposo. Al portar la marca de Naruto, hijo del Yondaime y candidato a próximo Hokage, se vieron obligados a dejarlo tranquilo. Odiaba admitirlo, pero el prestigio y fama del rubio como héroe de la aldea fueron los que lo libraron de esa situación. Aunque no salió totalmente limpio, pues la gran mayoría de su clan lo despreciaba y trataba como un exiliado. El lado positivo fue que lo máximo que pudieron hacer en su contra fue aplicar la ley del hielo. Siendo alguien poco sociable, poco y nada le importó no ser parte de sus celebraciones, le alcanzaba con las reuniones realizadas por su padre. Con eso le bastaba y le sobraba el contacto humano.

―¡Devuélvame a mi pareja! ―exigió Menma activando el sharingan por el enojo. Además su instinto como alfa lo ponía ansioso tras ver aquel golpe al vientre de su pareja.

―¡Espera, hijo! ―pidió Sasuke sujetándolo por el hombro para evitar que hiciera una locura―. Por ahora deja que se lo lleve ―pidió mordiéndose el labio con molestia.

―No me sorprende que un mestizo actúe como un salvaje cualquiera. Muy impropio de un Uchiha ―espetó Fugaku viendo con desprecio a su otro nieto.

―¡No lo vuelvas a golpear! ―ordenó el rubio menor gruñéndole intentando evitar atacarlo para no complicar más la situación de su pareja―. Chara… él… ―tomó aire antes de soltarle la verdad con un profundo suspiro―. Chara es un sigma, puede embarazarse y… no sabemos si no está esperando un hijo mío, así que… por favor, te ruego no lo lastimes el tiempo que esté detenido ―suplicó Menma con sumo esfuerzo.

Si fuera por él habría saltado sobre su abuelo, se liaba a golpes y recuperaba a su pareja. Sin embargo, no podía hacer eso y arriesgarse a ser ambos catalogados como criminales. Menos aun cuando se corría el riesgo de un futuro bebé. Ciertamente, su padre omega le dijo que no anuden, pero ya había olvidado el preservativo, así que mucha diferencia no había con el riesgo. Había oído alguna vez que el presemen también tenía espermatozoides y que sólo con ese líquido podía embarazar a alguien en caso de no usar algún otro método anticonceptivo. Ahora tenía que pensar en la posibilidad de una nueva vida. Jamás se perdonaría si por su culpa terminaban presos o exiliados y por causa de ello los sueños de Charasuke se destruían. Debía velar por su seguridad y felicidad. Así que, con todo el dolor en su orgullo, se rebajó a suplicar que no dañaran a su pareja. Encontraría alguna forma de ayudarle y para ello pediría ayuda a sus padres. Por el momento tendría paciencia. Dirigió una mirada a sus progenitores, notando que ambos asentían con la cabeza dándole apoyo de manera silenciosa. Ellos se pondrían a trabajar cuanto antes. También vio de reojo a sus “suegros” y aunque el jutsu de los Yamanaka no estuviera activo, se podía imaginar por aquellas miradas que si no estuviera llevándose preso a su novio, lo estarían castrando con o sin un tsukuyomi.

―¿Un sigma? ―preguntó Fugaku atrayendo la atención de los presentes―. Oh vaya. ¿Qué clase de género es ese? ―cuestionó de una forma que sonaba algo falsa―. Descuiden, lo cuidaré muy bien mientras lo interrogo ―prometió con una sonrisa que les transmitía de todo, menos confianza.

Luego de haber pronunciado aquellas palabras, el líder de la policía militar se retiró llevándose a su nieto desmayado. Sasuke tuvo que sujetar a su hijo para evitar que fuera tras él. Entendía esa necesidad de ir tras el otro. Teniendo un lazo recién formado la urgencia de estar cerca del otro era grande y ese par de adolescentes hormonados ni siquiera habían tenido un día completo como pareja y ya los estaban separando. Los subordinados de Fugaku pronto siguieron a su líder retirándose de la casa del Hokage. Finalmente sólo quedaron el matrimonio Uchiha y la familia del líder de la Hoja. Había un silencio incómodo entre ellos. Ninguno sabía qué decir y sentían culpa por no haber hecho nada por Charasuke, pero es que no sabían cómo ayudarlo sin sumar más problemas. Quien finalmente rompió el silencio fue el rubio mayor, quien fue en busca de su capa de Hokage y se alistó para salir.

―Iré a hablar con los consejeros y con mi mano derecha por haber autorizado semejante cosa a mis espaldas ―avisó mientras iba hacia el hueco donde debería estar la puerta―. Itachi, Shisui, no voy a dejar que le suceda nada a mi sobrino, pero tengo claro que no puedo intervenir directamente en los asuntos privados de su clan.

―De eso nos encargaremos nosotros ―respondió Itachi de manera calmada―. Hablaremos con nuestros tíos para solicitar su ayuda en esto ―informó con un tono tranquilo libre de hostilidades, pues estaba en juego el bienestar de su hijo.

Uzumaki asintió en silencio sin agregar nada más respecto, por el momento tenían una tregua silenciosa entre ellos. En otro momento se encargarían de quejarse, reclamarse o terminar la pelea pendiente por la interrupción. Si no se daban prisa podría sucederle algo al menor. Siendo conscientes de aquellos asesinatos a niños “defectuosos” no dudaban de lo lejos que era capaz de llegar Fugaku por el bien de la imagen del clan. Apenas si habían logrado librar a Sasuke años atrás por su falta y fue más por intervención de Naruto que de su “amor paternal”. Shisui siguió a su esposo y sin perder tiempo se encaminaron a buscar a Madara e Izuna, tal y como años atrás habían hecho cuando se temía una rebelión orquestada por el líder actual. En esta ocasión, eran ellos por iniciativa propia que recurrirían a ellos. De adolescentes, lo habían hecho por sugerencia de Minato, pero como bien dijo el actual Hokage, los asuntos del clan Uchiha debían resolverse entre sus miembros. Además era hora de que sus tíos confrontaran la realidad de la gestión de Fugaku como líder. Por ello, partieron a toda prisa para ser los primeros en hablar y explicar la situación. Si las malas lenguas hacían llegar rumores o el veneno de quienes los odiaban, harían ver las cosas peores de lo que eran y complicarían conseguir ayuda de los mayores.

―Todo estará bien, hijo ―tranquilizó Sasuke apoyando una mano en el hombro de su hijo.

―Me siento un cobarde ―murmuró arrepentido mientras apretaba con fuerza los puños―. Soy un alfa y no hice nada para proteger a mi pareja, no llevamos ni un día como pareja oficial y ya lo arruiné todo ―se lamentó agachando la cabeza en signo de derrota.

―No ha sido completamente tu culpa ―consoló el omega, muy a su manera, mientras su mano palmeaba la cabeza de su hijo―. Nosotros vamos a arreglar las cosas, guarda la calma y no cometas ninguna imprudencia por favor ―aconsejó en un tono que francamente sonó más como una orden.

Sasuke se sintió impotente frente a lo que estaba sucediendo y todo en lo que podía ayudar era respecto a su hijo. Darle consuelo y evitar que terminara preso por intentar recuperar a su pareja. Lo concerniente a la burocracia para aplacar las ansías de sangre de parte de los aldeanos, sólo Naruto como Hokage podía ser escuchado. Itachi y Shisui no eran lo suficientemente influyentes por sí mismos dentro del clan, pero hacerse aliados de sus tíos, les daría una buena ventaja cuando se juzgara a Charasuke. A él sólo le quedaba esperar a ver si era siquiera convocado a la asamblea. Esperaba que sí para poder alegar en favor de su sobrino, pero tenía sus dudas de cuanto valdría su palabra. Él era un marginado del clan, poco y nada podía hacer. La frustración crecía dentro suyo, mas confiaba en su pareja y esperaba poder hacerle entender a su hijo que también lo hiciera.

Lejos de allí, en una celda apartada de todos se encontraba el sigma despertando. Abrió los ojos notando el húmedo techo sobre su cabeza. Se notaba con facilidad las manchas dejadas por el agua filtrada por las grietas y los musgos creciendo sin cuidado alguno. No reconocía aquello, por lo cual se sentó repentinamente buscando orientarse. Sintió un fuerte malestar en la zona anteriormente golpeada por su abuelo y allí recordó los últimos sucesos. Se sobó un poco el vientre apaciguando el dolor lo más posible y se puso de pie para inspeccionar el sitio. Una pequeña ventana por la cual no cabría ni siquiera su cabeza, unos sellos en las barras de la celda y una tenue luz proveniente seguramente de la vela de algún guardia asignado a vigilarlo. Era muy poco lo que había en ese sitio, pero era lo justo para retenerlo. En ese espacio le era imposible hacer uso de su chakra y hasta parecía que se tomaron la molestia de poner a alguien a vigilarlo con el mínimo contacto visual posible. Desde su posición alcanzaba a distinguir unas botas y parte de la pierna de alguien. Sonrió con un poco de burla. Incluso con su chakra sellado evitaban estar muy cerca suyo. “Debo ser muy peligroso si se toman tantas molestias”. Pensó divertido antes de regresar a su sitio en la cama.

―No debí enfadarme con Menma ―suspiró arrepentido de su manera de actuar―. De haber sabido que terminaría aquí habría sido más amable con mi novio y no habría puesto tantas objeciones a disculparme ―suspiró temiendo no tener otra oportunidad para disculparse como correspondía.

Aunque tío Sasuke me haya dicho algunas cosas que me hicieron sentir mal, yo tampoco he actuado de buena manera. Los destrozos que causé, fueron y son totalmente mi responsabilidad. No creo que Menma quiera saber nada de mí luego de haberle hecho semejante desplante en el desayuno. El lado amable es que si está enojado conmigo no intentara sacarme de aquí. No quisiera ser la mala influencia que lo arrastre fuera del camino correcto. Le costó mucho tiempo ser reconocido como un gran shinobi y podría perderlo todo si se relaciona con un problemático como yo. ¡Maldición¡ ¿Por qué me es tan malditamente difícil saber controlar mis emociones. Sólo tenía que mantener la calma y nada de esto estaría sucediendo ahora, pero como siempre, actúo primero y pienso después. Soy un desastre andante. Tal vez sea cierto que me sobran cromosomas después de todo”.

―Veo que ya has despertado ―comentó Fugaku desde fuera de la celda mientras se acercaba con calma y una sonrisa que se tornaba tétrica gracias a la poca iluminación―. Tenemos que hablar, creo haberte dejado claro lo que sucedería si me decepcionabas ―agregó en un tono más bajo y grave.

 

CONTINUARÁ….

 


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