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Mi primo y yo por shiki1221

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Cap 9: Género al descubierto

No me sorprende que Menma lo odie”. Pensó Sasuke de manera descuidada siendo oído por los otros dos.

―¡Sasuke! ―regañó Naruto con molestia y preocupación por el menor.

“Menma… me odia”. Pensó Charasuke sintiéndose dolido por aquello. Tenía claro que habían sucedido muchas cosas que los habían distanciado con los años, pero no recordaba haber hecho algo lo suficientemente malo como para ganarse un sentimiento tan negativo de su parte.

“Ahora vendrán los regaños del Dobe por hacer sentir mal a este pequeño manipulador. Como si no tuviéramos suficiente con el perfecto hijo de dos prodigios, adelantado para su edad y para colmo un alfa tan cotizado como mi hijo”.

No soy alfa. Soy sigma”.

―¿Sigma? ―preguntaron en voz alta Naruto y Sasuke sin entender qué había pensado el menor de los Uchiha.

Charasuke intentó no pensar en la definición de sigma, pero mientras más intentaba no pensar en ello, más nítido era el recuerdo del día en que Orochimaru le explicó su condición.

 

La definición de aquella casta era algo que Charasuke tenía grabado en su memoria porque siempre intentó averiguar más de sí mismo. Siempre supo, gracias a las constantes burlas sobre el incesto en su clan, del gran potencial de errores genéticos heredados. Lo hacía mirarse constantemente al espejo buscando defectos. Alguna falla, deformidad o signo de que estaba defectuoso como tanto se le repetía. Recordaba con amargura ocasiones en las que sus compañeros se quedaban con la boca abierta dejando caer baba a propósito diciéndole que algún día su cerebro dejaría de funcionar como el de algunos de sus familiares. No era secreto para nadie la presencia de algunos Uchiha con cierto retraso de maduración y algunas enfermedades congénitas. En ocasiones tardaban un poco en manifestarse, pero durante los primeros cinco años de vida era como una prueba de fuego de que todo estaba bien, pues de lo contrario morían. Tuvo mucho miedo cuando nadie podía identificar su género. Tomó múltiples pruebas que decían que no era alfa, beta u omega. Poseía características de alfas y omegas, pero les era imposible concluir algo. Hasta que fueron con él.

Itachi estaba comenzando a desesperarse por la falta de respuestas acerca del género de su pequeño. No es que tuviera especial interés en que fuera alguno en particular, pero ¿cómo ayudarlo cuando le llegara el celo cuando no sabían si sería quien buscaría omegas o el que huiría de alfas? Shisui pensaba que eso podría solucionarse dándole la plática de ambos sexos. Sin embargo, su preocupación venía de la intriga acerca del por qué era tan difícil identificar el género de su hijo. Temía algún error que causara infertilidad o alguna consecuencia peligrosa en el futuro. Si al crecer su hijo deseaba formar una familia quería darle la seguridad de que nada malo sucedería. Si tenían que darle algún tratamiento o algo similar lo harían cuanto antes y mientras fuera solucionable.

―Creo que no tenemos más opciones ―comentó Itachi repentinamente.

―¿A qué te refieres? ―preguntó cautelosamente su esposo. Pues esa manera de hablar no le dejaba una buena sensación.

―Nadie nos sabe decir el género de nuestro hijo ―respondió el omega estrujando entre sus manos los resultados de los análisis. Estaba a punto de arrojar todo lo que estaba sobre la mesa por la frustración.

―No perdamos las esperanzas, sólo debemos averiguar un poco más ―sugirió en un tono inseguro no pudiendo prometer hallar una solución. Por ello se limitó a sujetar la mano de su pareja apoyándose ambas manos en la mesa a la que estaban sentados.

―Aún nos queda una persona a quien preguntarle ―soltó Itachi repentinamente con un tono de resignación y pesar―. A Orochimaru ―agregó dejando desconcertado a su alfa.

―¡¿Estás demente?! ―exclamó Shisui sin poder entender de donde había surgido aquella precipitada opción―. Es un traidor, un terrorista que intento destruir Konoha y que convenció a tu hermano de dejar la aldea hace años.

―Lo sé ―confirmó el de larga cabellera mostrándose enfadado e incluso ofendido de que creyera que había olvidado todo lo hecho por culpa e influencia de ese sujeto―. Pero es el único lo suficientemente demente cómo para estudiar cosas peculiares. Puede que él sepa algo de nuestro hijo que nosotros no.

―Sasuke está bien ―dijo refiriéndose a su hijo. Sin poder evitar pensar en su cuñado y lo raro que sonaba ser ellos quienes llevaran a Sasuke con Orochimaru―. No necesitamos saber su género para amarlo.

―Esto no es por si lo amamos o no, es por su salud ―aclaró Itachi sujetando ambas manos de su pareja―. ¿Y si nuestra relación sanguínea le trae problemas? ―cuestionó genuinamente asustado de que su pequeño tuviera algún problema.

Shisui guardó el silencio un largo rato al saber a qué se refería. No necesitaba que le recordara que Fugaku había dejado caer la amenaza implícita de que si tenían un hijo defectuoso no viviría mucho. A su hijo siempre le dijeron que esos niños “diferentes” se iban a vivir lejos con otros familiares. Tal vez no era lo mejor inventarse tantas historias acerca de una aldea divertida donde aquellos que se iban se divertían, jugaban y comían muchos dulces. Eso había provocado el deseo de Charasuke de ir a visitarlos. No deseaban mentirle, pero no conocían una buena forma de explicar que varios de ellos habían muerto. Si eran asesinados o no, quedaba como un rumor. Algo de libre interpretación para los demás. Siendo un clan tan cerrado no permitían que ni siquiera el Hokage interviniera. Madara e Izuna estaban ocupados protegiendo la alianza con Konoha tras aquella tentativa de masacre por parte de los altos mandos. No querían llegar a una guerra civil entre facciones de Konoha. El lado negativo era que Fugaku quedó a cargo por completo del clan y dudaban que alguien se atreviera a hablar o siquiera cuestionar sus decisiones o sus métodos para proteger el clan.

―Papá, papi ―llamó Charasuke subiéndose a la silla ubicada al otro lado de la mesa―. ¿Qué soy? ―preguntó mientras subía una hoja de papel con un dibujo suyo―. En la academia nos dijeron que dibujemos a nuestra familia ―explicó señalando en el dibujo a todos los que puso―. Aquí está papá Shisui, papi Itachi, por aquí están los abuelitos, los tíos y mi primo Menma ―señaló a cada uno que tenían un signo arriba con sus géneros―. Espero ser alfa como mi primo. Tío Sasuke dice que es el mejor género ―exclamó emocionado.

Itachi se mordió los labios viendo el rostro alegre de su pequeño. Sujetó el dibujó con tanta fuerza que terminó arrugando el papel. El menor no entendía qué tenía de malo lo que dibujó y se sintió un poco triste de haberle causado malestar a su papá omega. Quiso disculparse, pero no sabía por qué debía pedir perdón. La realidad era, sin embargo, que Itachi tenía miedo de perder a su hijo. Le daba igual si tenía algún defecto, era su hijo. No soportaría perderlo por un error suyo. Evitó hablar temiendo que el nudo en su garganta lo hiciera llorar delante del infante. Shisui notando su malestar le acarició la espalda en silencio mientras se dirigía a su hijo.

―Vamos a hacer un pequeño viaje, ¿sí? ―preguntó estirando su brazo hacia su hijo para acariciarle el cabello.

―¿Papi está bien? ―cuestionó Charasuke viéndolo preocupado―. ¿Está enfermo? ―preguntó pensando que podía sucederle lo mismo que a sus compañeros que lloraban por sus mamás cuando les dolía el estómago.

―Ven aquí, por favor ―pidió Itachi usando sus pies para mover la silla hacia atrás y hacerle lugar para abrir los brazos y recibir a su hijo, quien había ido de inmediato―. Estoy bien, sólo estoy emocionado de ir a conocer tu género ―mintió abrazando a su hijo con fuerza ocultando su rostro de él―. Podrás terminar tu dibujo pronto ―prometió.

―¡Sí! ―asintió feliz mostrando una gran sonrisa antes de darle un beso en la mejilla a su papi.

―Ve a buscar tu abrigo para salir, ¿de acuerdo? ―pidió Shisui viendo a su hijo alejarse a paso veloz rumbo a su habitación. Cuando estuvo fuera de su vista se dirigió a su pareja―. Tranquilízate, Itachi ―pidió dándole un beso en la frente―. Nuestro hijo no es defectuoso y aunque lo fuera, no dejaríamos que nadie, ni siquiera tu padre lo asesine y menos por eso.

―Tienes razón ―concordó tomando aire inflando su pecho antes de soltar largos suspiros―. Además no puedo demostrar debilidad ante mi hijo y menos ante esa serpiente rastrera.

―Jamás pensé que necesitaríamos pedirle ayuda a ese traidor ―expresó el alfa torciendo el gesto―. Aun no entiendo como el Hokage le permite seguir en la aldea.

―Son las políticas pacifistas de Naruto-kun ―comentó un tanto en desacuerdo con darle tanta libertad a alguien como el sannin―. Aunque agradezco que esa ideología suya trajera a Sasuke de regreso también, pero no puedo aceptar que me haya robado a mi hermanito ―soltó algo frustrado.

―No te robaron a tu hermano ―corrigió el alfa con cansancio de repetirle tantas veces aquello―. Además debemos dar gracias de que tu hermano está medio cuerdo gracias a Naruto-kun. Sólo él pudo conseguir que lo absolvieran después de intentar convertirse en el Hokage a la fuerza ―dijo recordando los problemas que había dado eso.

―Sigo sin estar satisfecho ―afirmó con terquedad mientras se levantaba de su asiento―. Vamos a alistarnos. No sabemos si no tendremos que darle muerte a esa serpiente.

―Se supone que vamos a consultarle sobre el género de Sasuke, no tendríamos porqué exterminarlo ―le recordó con una sonrisa divertida por las ocurrencias de su pareja.

―Si no me tienta, no le pasara nada ―advirtió el omega.

Ellos se abrazaron dándose apoyo mutuo al enfrentarse a un problema que ni siquiera “genios” como ellos podían controlar. Por primera vez en su vida ninguno de ellos sabía qué hacer. Un plan, una táctica, nada. No tenían forma de proteger a su hijo de un daño causado por el azar. Sólo les restaba ocultar cualquier defecto de su hijo ante todos. Lo que ellos no sabían es que Charasuke había regresado para buscar su dibujo y guardarlo oyendo accidentalmente a partir de lo de defectuoso. No es que tuviera muy en claro lo que significaba toda aquella conversación. Sólo pudo sacar en claro que si era defectuoso traería problemas. Tenía sus piernas temblando de los nervios, pero aguardó en silencio. Si aparecía muy pronto sabrían que fueron escuchados y por alguna razón, sentía que eso era algo que no debía saber. Sonrió de la manera más grande y natural que le nació y se apareció por la puerta ante sus padres.

―Estoy listo ―anunció Charasuke viéndolos separarse para mirarlos.

―Bien ―avisó Itachi antes de llevar en brazos a su hijo a pesar de la mirada de regaño de Shisui.

No es que no quisiera que ayudara al menor a seguirles el paso, pero dada su edad era un poco malcriado llevarlo así. Mas, lo dejó pasar por ser un momento muy tenso. No sabiendo lo que podría acontecer tras aquella visita. También existía la posibilidad de que tampoco fuera capaz de averiguar nada. Vio a Itachi salir de la casa dando saltos ninjas. Le pareció un poco exagerado irse ocultando su chakra como si estuvieran a punto de asesinar a alguien, pero le siguió el juego. Podía entender su necesidad de ocultar a quien iban a visitar. Después de todo, no habían pedido permiso al Hokage y no habían avisado a nadie acerca de su partida. Ocultando su presencia también lo siguió e incluso puso pequeños genjutsus a las personas que alcanzaban a detectar a Charasuke. Ya que era demasiado pequeño para ocultar su presencia por su cuenta. Sin mucho esfuerzo y ningún contratiempo lograron llegar a la cueva de Orochimaru. Tras noquear a los shinobis encargados de vigilar al sannin ingresaron allí.

―No esperaba visitas ―dijo Orochimaru sin siquiera darse la vuelta. Se mantuvo sentado en su escritorio escribiendo algo desconocido para los visitantes―. Y menos de ustedes cabe agregar ―siseo de manera asquerosa como si esperara esa visita y saboreara estar en lo correcto.

―Debes hacernos un favor urgente ―habló Itachi en tono imperativo listo para hacerle un genjutsu de ser necesario.

―Debe serlo si necesitan noquear a unos pobres ninjas cumpliendo su deber de custodiarme ―afirmó en tono bulón cargado de sarcasmo.

―Queremos saber qué género tiene nuestro hijo ―admitió Shisui no queriendo alargar esa conversación. No iba a dejar que le sacaran información a su esposo o a él en un descuido―. Nadie nos sabe decir si es alfa, omega o beta.

―Curioso caso ―afirmó el sannin mirando fijamente al menor en brazos de su padre omega―. Debe ser algo muy especial si nadie ha podido descifrarlo. Muero de ganas por poner mis manos en un espécimen Uchiha ―confesó con la lengua fuera de la boca saboreando sus propios labios.

―Tú no le pondrás nada a mi bebé ―amenazó Itachi con su mangekyo sharingan brillando en todo su esplendor―. Le harás la maldita prueba estándar y si haces algo extraño, te mataré.

―Itachi ―llamó su alfa colocando una mano sobre el hombro de su pareja.

―No intentes disuadirme de asesinarlo si le hace algo raro a nuestro Sasuke ―expresó de manera posesiva abrazando con más fuerza al menor.

―Sólo quería decirte que te ayudaré a ocultar su cadáver si intenta algo raro ―advirtió Shisui.

Pese a su personalidad tranquila y pacífica, seguía siendo un alfa. Su propio instinto lo llevaba a ponerse agresivo cuando se trataba de defender a su pareja y descendencia. Ni por mucha diplomacia que tuviera iba a pasar por alto que le sucediera algo a su hijo en manos de aquella serpiente. Si recurrían a él era sólo por la falta de opciones y la desesperación. Orochimaru sabía bien que ellos no estaban bromeando. Quería analizar qué había surgido de esos dos Uchiha tan aclamados en la aldea. Le estaban entregando un niño que probablemente nunca más podría analizar. Era una pena. Si tuviera un poco más de tiempo con Charasuke en sus manos no dejaría parte sin diseccionar. Había muchas preguntas y pocas respuestas. Sin embargo, se limitó a realizar los análisis pertinentes al menor. Devolvió al niño a los brazos de sus padres mientras interpretaba los resultados obtenidos.

―No esperaba menos de los genios del clan Uchiha ―dijo Orochimaru finalmente luego de largos y eternos momentos leyendo aquellos resultados―. Felicidades, su hijo es un sigma.

―Mentiroso ―dijo Charasuke con un puchero―. En la academia nos enseñaron que sólo existen tres géneros. Iruka-sensei te pondría cero ―comentó decepcionado.

―Para las mentes pequeñas, existen sólo esos tres ―corrigió el azabache de los ojos amarillos―. Existen otros tres sub géneros que son como una evolución de los anteriores; Deltas, Gamma y el tuyo, Sigma.

―¿Y qué es un sigma? ―demandó saber el omega Uchiha sujetando con fuerza la mano de su pareja intentando mantener la calma.

―Los sigmas son híbridos de omegas y alfas que se dan por errores genéticos en una pareja alfa-omega. Biológicamente son como los omegas y pueden ser marcados y gestar como ellos, pero son más fuertes que los omegas comunes y sólo un poco más débiles que los alfas. Son los únicos de todas las castas capaces de ignorar por completo la voz de mando de los alfas e incluso tienen una voz de mando propia semejante a la de los alfas ―explicó Orochimaru―. En pocas palabras, Itachi-kun tienes a un pequeño omega sin las debilidades de uno ku, ku, ku ―rio por lo bajo.

La pareja Uchiha estaba alarmada por ello. ¿Qué sería de su hijo en el futuro? No tenían idea de cómo se criaba un sigma. Sabían cómo tratar o lidiar con alfas y omegas, pero ¿un sigma? Tuvieron que recurrir a Orochimaru hasta para averiguar qué era precisamente eso, pero querían limitar su ayuda a sólo eso. No iban a dejar que su pequeño estuviera en contacto con ese tipo, ya vieron lo dañino que podía ser por el incidente de Sasuke. No le darían a otro “Sasuke” para repetir la historia. Agradecieron por mera educación su ayuda y se largaron de ese sitio. No sin antes dejarle muy en claro que no tenía permitido hablar de ese asunto o se encargarían de darle escarmiento. Ahora, para su pesar, compartían un secreto con ese sannin. El lado bueno de eso era que al aficionado de las serpientes se le despertó interés en investigar los sub géneros. Lo que averiguara de los sigma podía ser útil para Charasuke en el futuro, pero acordaron que mediarían entre lo que se averiguara y lo que le explicarían a su hijo. Serían el filtro para evitar algún tipo de sugestión de aquella serpiente.

―Sasuke ―llamó el omega con seriedad. Y sabía que era un asunto delicado porque Itachi sólo le decía así cuando estaba enojado o sucedía algo de gravedad―. No puedes decirle a nadie que eres un sigma, ¿entiendes?

―¿Por qué? ¿Es malo? ―interrogó el menor ladeando la cabeza. Sus padres habían puesto una cara extraña e incomprensible para Charasuke―. ¿Tengo algo malo?

―No, no, hijo ―consoló el omega mientras acariciaba las mejillas de su pequeño―. Es sólo que… ¿recuerdas que querías ser alfa como tu primo Menma? ―preguntó evadiendo la pregunta anterior―. Ahora puedes ser alfa como él, pero mantén en secreto tu verdadero género, ¿sí?

―Está bien, papi ―asintió Charasuke regalándole una sonrisa a sus padres―. No le diré a nadie el secreto. Sólo lo sabremos nosotros y la serpiente rara ―aseguró con una mano abierta en la zona del corazón, prometiéndolo sinceramente.

Tanto Sasuke como Naruto habían recibido aquel recuerdo por accidente. No era intención del menor dejar que se enteraran de eso, pero sucedió. Ahora no podían procesar dicha información. Uzumaki se sentía indignado de que durante su mandato como Hokage se llevara a cabo esa tradición, táctica o como le quisieran llamar a eso. Sabía de las obsesiones de Fugaku por la pureza de la sangre en su clan y el deseo de mantener una reputación impecable. Sin embargo, ahora se arrepintió de no haberse involucrado más en sus asuntos. Se había limitado a “rescatar” a Sasuke y darle una familia propia que lo colmaba del amor antes negado en su infancia. Ahora entendía que cuando su suegro le dijo que no le importaba lo que fuera de su hijo traidor, no debió tomarlo como una excusa para desembarazarse de todo el clan. Por su parte, Sasuke también estaba sin palabras. No era fácil oír y ver los recuerdos de su sobrino temiendo ser asesinado si era defectuoso. Estaba acostumbrado a sentirse mal por la forma en que Fugaku ignoraba a Menma para darle atención al hijo de Itachi. Ahora comenzaba a creer que sólo estaba buscando defectos.

―Chara… ―llamó el rubio mirándolo con pena notando como se estaba abrazando así mismo mientras temblaba levemente.

Mierda, eso era un secreto. Ni mis padres sabían que me enteré de ese asunto del clan y ahora lo dispersé. Soy una decepción. ¿Qué puedo hacer para que lo olviden? Tal vez si digo que fue una broma”.

Ahora ¿qué le digo? ¿Cómo se consuela a alguien que oyó que iban a matarlo si no cumplía expectativas y salía defectuoso”.

Itachi ni siquiera debería preocuparse. Su hijo no salió normal ¿y qué? Le salió hasta mejor. Jamás había oído de los sigma y ahora resulta que mi perfeto hermano dio a luz al primero en la aldea. ¿No pudo ser normal en al menos una cosa su hijo?”.

―¡Sasuke! ―gritó Uzumaki al oír lo último pensado por su pareja. Podía entender la sorpresa, pero hasta alguien tan apático como su pareja debía darse cuenta del estado del menor.

―¡No es asunto de ustedes. Eso era un secreto! ―gritó enojado Charasuke al oír lo que pensaban de él.

“Yo quería ser normal, no sé por qué nada en mí salió como se esperaba. Si pudiera volver a nacer elegiría ser un beta, sin sharingan ni nada raro, pero no puedo volver a nacer, pero… Orochimaru cambia de cuerpos. Él tiene ese jutsu raro con el que dice ser inmortal. Tal vez si le pido que me cambie de cuerpo podría volverme normal”.

Aquel pensamiento le había nacido a Charasuke al recordar aquella ocasión en la que descubrió su género. Ese científico loco, adicto al estudio de diversos jutsus conocía métodos extraños para llevar a cabo sus planes. Recordaba vagamente frases acerca de que ese sujeto quería el cuerpo de su papi y el de su tío Sasuke, si él le daba el suyo podría conseguir a cambio uno normal. Esa resolución había dibujado una leve sonrisa en su rostro. No obstante, ese pensamiento alertó a los adultos. No tenía nada de normal que un adolescente pensara en entregarle su cuerpo a alguien como Orochimaru.

Qué idea tan absurda, ilógica, tan falta de sentido común y tan… similar a la de Sasuke-Teme. Dios mío, no. Otro Sasuke con ansías de traicionar a la aldea”.

“¡Te escuché! Y no porque se llamé como yo significa que tiene ideas iguales a las mías. Sólo es una coincidencia. Además presiento que lo pensó porque tiene la mente nublada por su celo”.

“¿Su celo?”. Pensó el blondo poniendo atención al azabache menor. Ciertamente su aroma estaba más fuerte y comenzaba a notar que sus mejillas estaban sonrojadas y los ojos algo nublados. “Oh mierda, está en celo y ofendido. Un Uchiha hormonado y dolido siempre da problemas. Maldito clan de amorosos pasionales”.

―Esto no es asunto de ustedes ―afirmó Charasuke con una sonrisa más grande y aún más forzada y perturbada―. Sólo voy a regresar a mi casa a buscar mis supresores. No voy a hacer nada tonto como dejar la aldea, ni que fuera tío Sasuke ―mintió descaradamente.

“No es mentira que necesito mis supresores, no me siento bien. Tengo calor y escalofríos, debería volver, pero si voy con Orochimaru antes de que se den cuenta no volveré a sufrir el celo extraño de los sigma. Debería ir primero con él”.

―¡No irás a ningún sitio, mocoso! ―advirtió Sasuke intentando atraparlo con sus manos.

―No pueden decirme qué hacer, no son mis padres ―declaró Charasuke mientras corría hacia la puerta de la casa y salía alejándose a toda prisa.

“Aún tengo mis dudas sobre eso”. Pensó Uzumaki viendo tanto parecido con su pareja. Esa similitud era demasiado grande y las sospechas nunca habían cesado de su parte.

―Si fuera hijo de ustedes habría nacido sin talento, con un género normal y siendo débil y con complejos de inferioridad, en vez de que todos esperen que sea un genio como mis padres ―respondió enojado dando un salto largo hacia el tejado más cercano poniendo distancia entre ellos.

El problema del celo de un sigma era lo susceptibles que eran a los olores ajenos. Si bien tenían inmunidad a la voz del alfa, no así a las feromonas. Contra eso era muy sensible y causaba una irritabilidad más grande que la de los alfas y omegas. Oler el celo, o incluso los aromas normales, de otros lo afectaba más de la cuenta y la única manera en la que lograba liberar algo de aquella energía sexual era mediante peleas. Necesitaba entrenar y luchar hasta caer rendido por el cansancio. Por lo general entre los supresores y los entrenamientos con sus padres podía sentirse tranquilo, pero ahora no tenía ninguno de ellos cerca. Naruto no iba a permitir que le vieran la cara por segunda vez con el mismo asunto de largarse con Orochimaru. Sacó una de las manos de chakra de su modo Kyubi e intentó sujetarlo, siendo esquivado por el otro.

Esto será un problema. Tío Naruto es débil ante los genjutsus, pero el zorro de mierda puede liberarlo o incluso podría hacerlo tío Sasuke. Sucederá algo similar si ataco primero a tío Sasuke, lo salvará su alfa si intento algo. Lo mejor sería separarlos, pero está difícil. Menma dice que sus padres nunca se separan peleando a dúo”.

―Si ya te has dado cuenta de lo inútil que es, ¿por qué no vienes por las buenas y hablamos? ―preguntó Uzumaki con amabilidad al oír que hasta en su locura ya había notado lo inútil de la lucha.

―Ya dije que me iré con Orochimaru ―repitió tercamente el menor mientras hacia un postura de manos bien conocida por el otro―. Kage bunshin no jutsu ―afirmó invocando a diez clones de sí mismo, los cuales se dispersaron en diferentes direcciones.

Su sobrino podía parecer un torpe e inútil ninja, pero realmente no lo era. Itachi y Shisui le habían enseñado todo lo posible en el arte del ninjutsu para su propia defensa. Siempre habían temido el día que se descubriera su género y las consecuencias de eso mismo. Aunque fuera su deseo no presionarlo y permitirle vivir sin ninguna preocupación, siempre tuvieron en cuenta que si se sabía que un sigma podía embarazarse, algún alfa malintencionado podía intentarlo aún contra la voluntad de su hijo. Eran conscientes de la inefectividad de la voz de alfa en su pequeño, pero eso no lo libraría de ataques de parte de ninjas. Para ellos hacer de su hijo un shinobi decente era su seguro para que nadie lo tocara sin consentimiento. Estaban más tranquilos sabiendo que se necesitaría alguien demasiado fuerte como para hacerle algo al menor. Con lo que no contaban era ese pensamiento retorcido que lo puso en contra del Hokage y el esposo de éste.

―¡Eso es inútil, Chara! ―advirtió el rubio mientras hacía lo mismo en lo que Sasuke activaba su sharingan para buscar al original―. Kage bunshin no jutsu.

Tal vez pueda destruir mis clones, pero ¿podrá deshacer los genjutsus que hagan sobre los aldeanos?”. Pensó Charasuke con malicia.

Los clones del sigma había ido haciéndoles genjutsus a los habitantes de Konoha. Siendo simples clones no era capaz de hacer demasiado, pero al menos cada clon consiguió afectar a diez personas. Siendo diez clones habían conseguido poner a cien personas bajo sus órdenes, las cuales consistían en destruir todo el inmobiliario de Konoha. Las personas atacaban el primer local o vivienda que tuvieran cerca de ellos y naturalmente causaban terror y descontento en quienes no estaban bajo los efectos. Los hombres más agresivos comenzaban a golpear a los destructores sin saber la razón de aquel comportamiento. Y eso indudablemente llamó la atención de Uzumaki. Usando sus clones intento separarlos para que no lucharan entre sí, su problema venía en no saber quién tenía genjutsu y quién sólo estaba enojado por su local destruido. Vio con horror a Teuchi y Ayame tirando el ramen a la calle y destruyendo el Ichiraku. Sin perder el tiempo sujetó a Sasuke y lo atrajo hacia el lugar.

―Usuratonkachi ―riñó Uchiha al verse sujetado de aquella manera por su esposo―. No es a mí al que debes capturar ―le recordó con una ceja enarcada.

―¡Es una emergencia! ¡Una alerta roja! ―explicó poniendo al azabache delante de los cocineros―. Quítales el jutsu antes de que destruyan más ramen ―pidió casi como un lloriqueo.

―¡Mi sobrino se dirige donde Orochimaru! ―gritó con enojo antes de intentar liberar al anciano señor del ramen y su hija de aquella ilusión―. ¡¿Qué clase de jutsu hizo ese maldito mocoso?! ―exclamó con rabia al ver que no se deshacía con facilidad.

―Tengo un clon siguiéndolo ―respondió el Hokage con algo de nervios por la reacción de su pareja ante el intento fallido―, pero creo que debemos encontrarlo cuanto antes y pedirle que deshaga lo que hizo.

―No hay tiempo ―rebatió Sasuke tomando aire mientras se masajeaba el puente de la nariz con sus dedos―. Habrá que llamar a Shisui y a mi hermano. Ellos le enseñaron todo lo que sabe, sabrán deshacer lo que hizo su pequeño monstruo ―gruñó con el orgullo herido por no poder con la técnica de un niño.

―No le digas así, Teme ―pidió el blondo mientras lo abrazaba por la cintura―. Sólo está algo confundido, vamos a hacerle entrar en razón y verás como esto se convierte en una anécdota de la que nos reiremos algún día.

―Cuando yo me escapé nadie se rio, aun hoy mi padre me sigue viendo como un vil traidor ―reclamó con los labios fruncidos mientras se dejaba abrazar por su esposo.

Yo me rio. Aunque quizás no sea tan buena idea hacer bromas sobre eso con Menma y Charasuke porque luego los boca suelta van por ahí repitiéndolo”.

―Así que eras tú el que les enseñó eso de jugar a los policías y prófugos que se casan cuando se atrapan, ¿no? ―interrogó dejando salir leves corrientes de chidori para electrocutar al rubio que aún lo tenía abrazado.

―Era su historia de amor y juego favorito ttebayo ―dijo intentando separarse para que dejara de usar ese maldito chidori nagashi.

―Intentaré atrapar al original, tú destruye a sus clones ―pidió Sasuke con un suspiro―. Con tus clones y los míos será fácil atrapar a los aldeanos afectados por el genjutsu y dejamos que mi hermano y mi cuñado los liberen, ¿sí? ―preguntó el azabache.

―Él planeaba separarnos para luchar, si vas solo harás justo lo que quiere ―explicó el de ojos azules sin entender por qué hacía semejante sugerencia.

―Por eso precisamente ―dijo Sasuke con una sonrisa presumida―. Si me ve llegando solo creerá que su plan surtió efecto y bajará la guardia. Ese será el momento de atraparlo.

Y demostrarle que aún sigue siendo un mocoso malcriado a mi lado”.

―Me parece bien, pero ten cuidado y no te confíes ―pidió Naruto dándole un corto beso en los labios―. Ni te excedas ―advirtió con un poco más de seriedad―. Sólo es un niño aun.

“Siempre de su lado, Usuratonkachi. Ese enano ha causado un alboroto en la aldea y todavía te pones de su parte”.

―Me recuerda a otro vengador alborotado de mi juventud ttebayo ―dijo sonriendo alegremente mientras le daba un beso―. Anda, ve a que el karma te cobre.

―¿El karma? ―interrogó Sasuke con molestia antes de darse la vuelta para correr rumbo a donde iba aquel Uchiha rebelde―. Sólo porque intenté destruir la aldea que traicioné y les metí chidoris a algunas personas no merezco ser el perseguidor de un idiota acomplejado ―afirmó mientras se iba corriendo antes de oír los reclamos del blondo.

Uchiha comenzó a correr en dirección a donde debería encontrarse su sobrino. No era difícil deducir la ruta de escape que usaría, él personalmente la había usado en el pasado. Darse cuenta de la manera en que todo iba repitiéndose lo frustraba. Era como si le echaran en cara sus errores de adolescente. Tenía muy presente las palabras de Naruto acerca del karma y no dudaba de oír un gran incremento en las bromas y comentarios sobre el parecido de su sobrino con él, gracias a esta nueva anécdota. Oyó el sonido característico de un clon al ser destruido y no necesitó mucho para imaginar la escena. Charasuke tenía un chidori en la mano y una sonrisa que pretendía ser inocente.

“Apuesto a que le hizo ese estúpido teatrito de querer un abrazo y ser un niño bueno. Y claro como mi esposo es un ridículo sentimental cayó en su trampa, bajó la guardia y adiós clon. Son tan predecibles”.

No se equivoca tío Sasuke y las cosas serían mucho más fáciles si cayeras con lo mismo. ¿Para qué me sigue? Esto no es su asunto y hasta le haría un favor si me largo de Konoha”.

―Ni siquiera lo pienses, mocoso malcriado ―advirtió el mayor de los morenos preparándose para atacar con su mangekyo sharingan resplandeciendo.

―Deberías fingir que no lograste darme alcance y decir que lo intentaste ―sugirió el menor de los morenos encogiéndose de hombros―. Vuelves a tu vida con tu familia y todos felices.

Además a nadie le sorprendería que el hermanito menor de mi papi no pudiese detenerme a mí. Nadie espera mucho del segundón contra el hijo de dos prodigios”.

―Lo que me falta en talento me sobra en experiencia ―aseguró Sasuke al oír aquel molesto pensamiento―. Tengo mis ojos mucho más evolucionados que tú y puedo hacer esto. ¡Susanno! ―exclamó haciendo aparecer parte de aquel esqueleto a su alrededor.

Charasuke no disponía de armas, al menos no más que un par de kunais que siempre cargaba consigo como un buen ninja. Aquella maldita armadura de chakra no era fácil de atravesar y sólo alguien muy idiota intentaría hacerlo con un simple kunai. Pensó en hacer un genjutsu para darse algo de tiempo. Usó unos clones de sombras para dispersarse en varias direcciones nuevamente esperando que tuviera un efecto parecido al anterior. Empero, su tío pudo darse cuenta con facilidad cuál era el original y sin ningún esfuerzo consiguió sujetarlo en la mano del Susanno. El sigma se quejó y removió de ese agarre mientras maldecía a su tío quien sonreía victorioso por haberlo capturado sin siquiera despeinarse. Comenzó a andar por el camino de regreso a la aldea sin soltar al menor en ningún momento.

“Sabía que no era rival para mí. Aunque sea un presumido prodigio y un sigma de nada le sirve contra mi poder actual”.

“¡Sigma!”. Pensó Charasuke dándose cuenta de que aun podía escaparse sin problemas.

―Te ordeno que me sueltes ―habló el menor de los Uchiha forzando sus cuerdas vocales para usar la voz de sigma―. Quieto ―ordenó dejando paralizado al mayor.

―¿Pero qué? ―preguntó Sasuke sorprendido de que su cuerpo obedeciera esa orden, pese a sus negativas.

―Gracias por recordarme que yo no soy un simple omega como tú ―se burló el moreno con una actitud vanidosa―. Ahora sí podré largarme y no podrás hacer nada para impedirlo ―se regodeó viendo como su tío no podía moverse―. Oye, oye, quizás deberíamos pedirle a Orochimaru que nos haga un intercambio entre nosotros. Si tú ocuparas este cuerpo sabrías lo que es tener la aprobación de tu padre ―ofreció con una mano en su propio pecho―. Yo no quiero su interés a diferencia tuya.

―Yo ya no necesito de eso, mocoso ―regañó casi escupiendo las palabras―. Lo que me hiciste deshazlo ahora mismo, jovencito. No estoy jugando, Uchiha Sasuke ―regañó tal y como cuando se enojaba con su hijo.

Qué raro se siente regañar a alguien usando mi propio nombre. Siento como si insultara a mi versión adolescente. Ay, Itachi ¿no pudiste darle cualquier otro nombre?”.

―¿Tú crees tener problemas? ―interrogó Charasuke con hastío mientras miraba fijamente a su familiar―. Siempre te quejaste de vivir a la sombra de mi papi, pero ¿tienes idea de cómo viví yo? Todo el tiempo lo único que oigo es que soy el hijo de genios o la réplica tuya. Toda mi maldita vida son comparaciones. ¡Ni siquiera tengo nombre propio! ―reclamó con los ojos nuevamente llorosos como cuando empezó la huida―. Incluso son buenos conmigo porque les recuerdo a ti. Sakura-san, tío Naruto, ¡hasta mi papi dice que te ve a ti cuando me mira!

―Entiendo cómo te sientes, aunque no lo creas, Chara ―suspiró Sasuke tomando aire para calmarse y no cometer alguna estupidez por culpa de su frustración al no poder controlar su propio cuerpo―, pero Orochimaru no es de fiar, va a intentar adueñarse de tu cuerpo ―advirtió sabiendo que esa era una pésima idea lo viera como lo viera.

―No importa, no quiero tenerlo. Si cambia mi cuerpo dejaré de ser sigma y seré alguien débil y corriente como tú ―declaró con firmeza.

"¿Débil y corriente? Cálmate, Sasuke. Aún es un mocoso hormonal y tu sobrino, no puedes hacerle un chidori para que entre en razón".

―Orochimaru nunca cumple sus promesas. Sólo un idiota confiaría en él y traicionaría a su aldea por alguien así ―provocó buscando hacerlo reaccionar de una buena vez.

―Tú lo hiciste ―le recordó con una sonrisa burlona mientras se acercaba a su tío y acariciaba su cabello como si el otro fuera el niño allí―. Descuida, no te dejaré aquí donde corres peligro de que te encuentre un enemigo. Sólo voy a borrar de tu memoria lo que sucedió hoy y te dejaré la orden de borrar la memoria de tío Naruto ―explicó sonriendo triunfal―. Apuesto a que si combino mi voz de sigma con un genjutsu ni tú te librarías de esta, tío Sasuke.

El omega gruñó preocupado al oír esa explicación de parte de su familiar. Realmente no tenía idea del efecto que tendría aquello que estaba describiendo y en esas circunstancias prefería no averiguarlo. Cerró los ojos mientras pensaba una manera de hacerle caer en un genjutsu antes de que llevara a cabo su plan, cuando un sonido sordo atrajo su atención. Con precaución espió a través de sus párpados, dándose cuenta de que su sobrino había caído desmayado en el suelo. Alzó la mirada buscando al responsable de haberle salvado de los planes de su enloquecido sobrino.

―Menma ―susurró sorprendido de ver a su hijo parado a espaldas de Charasuke.

 

CONTINUARÁ….

 


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