Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Mi primo y yo por shiki1221

[Reviews - 32]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Cap 4: Norteño Uchiha al descubierto

Comenzaba a detestar el jutsu de Ino por hacerle consciente de cosas que no le incumbían. Charasuke no se había parado a pensar que cuando alguien recordaba algo, por efectos de aquella técnica de su amiga, era capaz de verlo como si fuera propio. Le había sucedido durante el relato de Hashirama y Madara acerca de “lo que debían arreglar”. Era una trágica, pero algo bonita historia de amor la de esos viejos. Sin embargo, estar enterándose de un relato tan intrínseco a su propia existencia comenzaba a causarle conflictos. Él era consciente de lo que se decía de su abuelo Fugaku y hasta donde era capaz de actuar, ―sin ningún tipo de límite moral común―, y aunque odiara admitirlo, sí guardaba cierto miedo a decepcionarlo y a ser eliminado. Lo recordaba como un abuelo consentidor como cualquier otro que les regalaba dulces y juguetes a Menma y a él cada vez que los visitaba. En reuniones familiares o celebraciones importantes todos solían reunirse y no tenía nada para quejarse del trato de su abuelito. Mas, visto a través de los ojos de su padre omega las cosas no parecían tan color de rosa. Se preguntaba si su tío Sasuke también había tenido malas experiencias. A juzgar por los recuerdos de su padre omega, había mucho rencor de parte suya.

―¿No querías casarte con mi papá? ―preguntó Charasuke sintiéndose mal de ser una especie de “amarre” entre ellos.

―Al inicio debo admitir que no ―confesó Itachi soltando un largo suspiro―. Pero llegué a enamorarme de él antes de concebirte ―aseguró con una sonrisa.

―Me tomó un gran esfuerzo conseguir que me amara tanto como yo a él ―comentó Shisui con sus manos apoyadas con gentileza en los hombros de su esposo.

―¿Por qué? ―preguntó Charasuke mirándolos curioso. A lo que ambos adultos intercambiaron miradas decidiéndose si decirle o no.

Aún es muy pequeño para oír este tipo de historias”. Pensó Itachi con dudas, negándose a exponer un secreto a voces con todos los por menores.

Pero si se entera por otros será peor. Ya sabes cuantos problemas tuvo en la academia a causa de las malas lenguas sobre tu hermano”.

―Creo que estás en edad de saber más sobre el tema ―concedió el omega Uchiha sabiendo lo que podía avecinarle―. Pero prométeme que lo tomarás con calma y no intentaras hacer nada tonto ―pidió con seriedad viendo directamente a los ojos de su hijo.

―Lo prometo, papi ―aseguró el menor de los azabaches preparándose mentalmente para cualquier cosa que podría soltarle su progenitor.

―Bien ―aceptó Itachi soltando un largo suspiro―. Como ya oíste de mis pensamientos, Shisui y yo fuimos comprometidos cuando yo era muy joven. La edad casamentera en los tiempos de tu abuelo era a los doce años, cuando se da el primer celo ―explicó el omega frunciendo un poco el ceño―. Sin embargo, no todos llevan a cabo esa tonta tradición. No lo hacían antes y actualmente debes estar muy chapado a la antigua como para practicar eso ―explicó antes de seguir con el relato.

Itachi se había quedado anonadado ante las palabras de su padre cuando lo comprometió con su primo Shisui. Lo único que tenía a su favor y por lo cual estaba sumamente agradecido, era su propia edad. Por una cuestión de madurez física, el doctor que le hacía los chequeos rutinarios o lo curaba cuando salía herido en alguna misión, le recomendó a su padre tener paciencia. En palabras de aquel profesional sería conveniente esperar a que cumpliera, al menos, los veintiún años antes de tener hijos, sólo para asegurar que su cuerpo estuviera completamente desarrollado. Fugaku había querido protestar, pero tras una larga charla hablando de cada parte que debía desarrollarse para parir un hijo sin morir en el intento y sin riesgos para el bebé, terminó aceptando.

―Espero que eso te dé algo de tiempo para pensar en lo que quieres para ti ―murmuró el doctor cuando se quedó a solas con el joven Itachi de doce años―. Aun tienes mucha vida por delante como para ser padre tan joven ―aseguró el hombre de pelo castaño mientras revolvía sus cabellos―. Encuentra a quien amas y sé muy feliz, pequeño ―pidió el médico mientras se separaba de su paciente―. Espero verte con un embarazo en, al menos, una década y con una pareja que ames. ―Se despidió del menor mientras regresaba a sus propios asuntos revisando el historial del siguiente paciente.

―Gracias, doctor ―agradeció Itachi con una leve reverencia antes de salir del consultorio para ir donde su padre, quien estaba pagando la consulta.

El omega Uchiha lo último que quería era pensar en tener bebés propios cuando apenas y si tenía suficiente con medio criar a su hermano menor Sasuke. Soltó un suspiro al sentir algo de culpa por lo que había hecho. Cuando su padre se distrajo había metido al doctor en un genjutsu para poder explicarle la razón de la consulta. Su padre quería “quitarle el miedo a la maternidad”. De haber tenido éxito, era probable que lo presionara para darle nietos cuanto antes. Y aunque intentara negarlo o mostrarse maduro, seguía sintiéndose un niño. Alguien que aun disfrutaba de molestar a su hermanito, salir a entrenar con su primo Shisui o ir a cazar las huellas de gatos por diversión. En parte se sentía un niño y le aterraba tener otro a su cargo a tiempo completo tan pronto. Dio gracias a todos los dioses habidos y por haber de que el doctor fuera una persona comprensiva y lo apoyara disimuladamente contra los planes de su padre. De todas maneras, el médico le confirmó que su cuerpo era muy pequeño para albergar vida sin correr riesgo de morir ambos. Un miedo que sintió desde el momento en el que fue comprometido, pero oír que fue confirmado por un profesional, sólo le hacía pensar en lo obsesionado que estaba su padre con nietos prodigios si casi estaba dispuesto a arriesgar su vida para ello.

―¿Quieres ir a comer unos dangos? ―preguntó Fugaku mientras caminaban por la calle.

―Sí, me gustaría ―asintió su hijo sintiendo alivio al confirmar de que el alfa no se había dado cuenta del genjutsu antes de la consulta.

―Vamos entonces ―suspiró el mayor al recordar la extensa charla con el doctor. Llegó al puesto de dangos y pidió varios para ambos―. Es una lástima que debas esperar tanto para poder tener algo con Shisui, pero podrán convivir y hacerse a la idea que serán pareja hasta que la muerte los separe ―se consoló más a sí mismo que al hijo.

―Sí, podremos mejorar nuestra relación en estos años ―secundó Itachi evitando mirar a su padre a la cara.

No se sentía preparado para eso. Era demasiado pronto para un compromiso y pese a saber que Shisui era una buena persona, verlo como algo más que su mejor amigo tan repentinamente era demasiado para procesar. No quería tener discusiones con su padre al respecto, así que prefirió evitar el tema. Tenía unos cuantos años para planear con calma los siguientes pasos a seguir. Convencerlo de que no quería eso, hacerse a la idea resignándose a una vida atado a un alfa que no amaba o en el caso más desesperado, huir de la aldea. No deseaba recurrir a lo último y convertirse en un traidor con su foto en el libro bingo, pero no estaba seguro de no llegar a ese punto en caso de ser necesario. También se planteó pedirle ayuda a Shisui. Si él se oponía a una unión forzada, ―por muy sucio que sonara de parte de ambos―, podría pedirle que use su tan aclamado sharingan para hacer que su padre cambie de opinión sin darse cuenta. Si algo envidiaba de su primo era esa habilidad para manipular la mente de quien quisiera con una sutileza tan imperceptible.

―Bien, debo ir a dirigir a los escuadrones para las patrullas rutinarias por la aldea ―comentó Fugaku al terminar su parte de los dangos―. Por hoy no tienes tareas que cumplir. Tomate un descanso ―aconsejó mientras le daba suaves palmadas en la cabeza mientras le sonreía antes de irse de allí.

―Está bien, padre ―dijo asintiendo mientras se despedía de él.

El omega sujetó los dangos que tenía todavía para él notando que su padre le dejó la mayoría a él. Eran sus favoritos, así que agradeció mucho el gesto. Sujetó una pequeña bandeja y los llevó con él hasta el muelle que estaba en el territorio Uchiha. Se sentó allí viendo el agua moverse con la brisa. Las ondas que se formaban eran pequeñas y distorsionaban apenas su imagen. Aun podía verse reflejado en la superficie. Notó las prominentes ojeras en su rostro. Tanto tiempo sin dormir a causa del estrés. No había pegado el ojo en toda la noche pensando en qué hacer cuando su padre lo llevara al doctor. Hizo todo lo posible por plantear cuanto escenario pudiese darse y una solución para el mismo. Soltó un suspiro al darse cuenta que aun ni siquiera había podido hablar con su primo sobre ese compromiso.

―Hola ―saludó Shisui sentándose a su lado sin siquiera pedir permiso―. ¿Te molesta si te acompaño? ―preguntó con una sonrisa―. Hace semanas que no nos vemos, ¿ha sucedido algo malo? ―interrogó viéndolo preocupado.

―Lo siento ―se disculpó casi de inmediato el omega―. No es que haya querido evitarte tanto tiempo, pero se me hacía incómodo verte cuando mi padre te hizo algo tan horrible. Sólo porque es el líder del clan cree que puede hacer lo que quiera con sus miembros y…

―¿De qué estás hablando? ―cuestionó el mayor con calma mirando a su primo con una sonrisa tranquila.

―¿No te dijo que te comprometió conmigo? ―interrogó el omega sorprendido por la pasividad del otro. Aunque Shisui fuera alguien muy calmado hasta él debería exaltarse por una decisión así sobre su vida.

―Sí, me lo dijo ―respondió sin perder su semblante antes de mirar al lago delante de ellos.

―¡¿Y no te molesta?! ―gritó Itachi perdiendo la calma mientras se paraba repentinamente casi tirando sus dangos al agua de no ser porque Shisui los atrapó con sus manos.

El omega había creído que la tranquilidad de su primo era causado por la ignorancia sobre el compromiso. Le hacía perder la calma ver al otro como si nada. ¿No le importaba acaso? Los estaban tratando como animales a los cuales reproducir a su gusto sin prestar atención a sus sentimientos. Era abusivo, autoritario e insensible de parte de su padre ese trato hacia ellos. Debían rebelarse, luchar en contra de sus planes y había especulado con contar con la ayuda del alfa, pero viendo su comportamiento quizás ya estaba resignado a la voluntad de Fugaku. Menos aún iba a estar interesado en un alfa así; débil y con poca fuerza de voluntad para defender sus propias opiniones. Por muy bueno que fuera en el genjutsu y como shinobi si no pensaba por sí mismo, no valía para ser pareja suya. Y mientras Itachi desvariaba y pensaba de manera acelerada, Shisui se comió un par de sus dangos haciéndolo reaccionar.

―¡No me comas los dangos! ―protestó arrebatándoselos de las manos―. Al menos deberías pedírmelos ―reclamó haciendo un pequeño puchero.

―Parecías muy ocupado pensando y yo tenía hambre ―respondió Shisui con diversión mientras flexionaba su rodilla y seguía viéndolo fijamente―. Eres bastante caprichoso con tus dangos ―señaló mientras jugaba con la coleta del menor.

―Son míos ―afirmó sacándole la lengua antes de seguir comiendo sus dangos masticando con fuerza otro de los que tenía.

A Shisui le hacía gracia la actitud del omega cuando estaba con él. Siempre había visto que mostraba una faceta diferente estando a su lado. Le agradaba verlo comportarse como alguien de la edad que realmente tenía y no como una simple herramienta como muchos shinobis viejos. Itachi siempre era serio y eficiente con casi todo el mundo, era responsable, comprensivo y hasta maternal con Sasuke, pero estando con él era cuando lo veía siendo infantil y caprichoso. Tal vez no era consciente de ese cambio de actitud que tenía, pero al mayor le gustaba saberse el único privilegiado en ver al “perfecto Itachi Uchiha” haciendo pucheros y sacando la lengua cuando algo que decía no le agradaba. No era algo esperable del otro y cualquiera quien oyera que así era cómo se comportaba realmente, creería que era una gran mentira.

―Y sobre el compromiso… ―habló Shisui obteniendo la atención del otro que no dejaba de comer, pero le prestaba atención―. Yo no tengo nada en contra porque me gustas ―confesó algo apenado mirando hacia otro sitio mientras le extendía su mano derecha ofreciéndole una rosa roja.

El omega se atragantó con lo que estaba comiendo en ese momento y de inmediato su primo le dio palmaditas en la espalda para ayudarlo. Itachi en ese momento se parecía a un gato escupiendo una bola de pelos, lo cual dibujó una sonrisa en el rostro del mayor. No es que quisiera reírse, pero la comparación se le cruzó demasiado rápido en su cabeza. En lo que el omega intentaba no morir por asfixiarse con un estúpido dango, repasaba lo dicho por su primo. ¿Qué le gustaba? ¿Él estaba de acuerdo con esa unión? Además, no estaría deseando tener “eso” con él ¿o sí? Se llevaban cuatro años de diferencia, así que era normal que siendo un joven de dieciséis años el alfa quisiera tener relaciones sexuales, pero él no se sentía listo para llegar a tanto.

―¿Te gustaban los niños, papá? ―preguntó Charasuke un tanto alarmado por aquella revelación de parte de su padre omega.

―No lo digas de esa forma ―pidió el aludido con una sonrisa nerviosa por lo mal que sonaba viéndolo en retrospectiva―. Lo conquisté de la manera tradicional; con flores, dangos y paciencia.

Básicamente como un pedófilo. Ellos también hacen regalos, ofrecen dulces y tienen paciencia con sus presas”. Pensó Charasuke notando una similitud alarmante en el modus operandi de su padre al conquistar a su papá omega.

―No me gustaban los niños, me gustaba Itachi ―corrigió el alfa con tono de regaño―. No hagas esas comparaciones, Chara ―pidió manteniendo una sonrisa tranquila.

Si no fuera porque la policía militar son los Uchiha, siendo el líder quien nos comprometió, seguramente te habría denunciado con ellos”. Pensó Itachi recibiendo un gesto reprobatorio de su pareja.

―Ahora entiendo porque mi papi siempre me dijo desde pequeño que si un extraño me ofrecía dulces, regalos o poder, le prendiera fuego con un katon no jutsu y huyera lo más rápido posible donde un adulto de confianza ―explicó el moreno menor cerrando los ojos mientras alzaba su dedo índice para repetir aquella norma de seguridad enseñada por su padre omega.

Suena como si le previniera de tener pareja también. Casi ni se distingue si le pedía alejarse de pedófilos o pretendientes”. Pensó Shisui viendo a su esposo.

―Ambas cosas, los dos son sumamente peligrosos ―declaró el omega sin titubear.

―Esto me recuerda a cuando no aceptabas que Sasuke estuviera marcado por Naruto-kun ―suspiró Shisui recordando cómo vio a su pareja hacer berrinche al darse cuenta que “su bebé” había crecido.

―No debió crecer ―murmuró el omega de cabellera larga mientras su hijo lo miraba curioso por esa reacción

―Es normal. Incluso nuestro hijo crecerá y querrá novio ―dijo el alfa intentando hacer entender a su terco esposo.

―¡Qué no! ―gritó exaltado Itachi activando su sharingan por el enojo―. Tienen que quedarse pequeños y puros para siempre ―declaró haciendo un berrinche similar a los que solía hacer su hijo―. Charasuke no se casará con nadie, ¡vivirá con nosotros para siempre!

“Pero si me casaré con mi primo, todo seguirá en familia”. Pensó de manera confiada el aludido.

“Otro al que le gustó un zorro, ¿acaso todos los Sasuke tienen fetiches por zorros?”

―No suenas muy sorprendido, papá ―comentó Charasuke al no ver una reacción más alarmada como la que esperaba de parte de sus padres.

Creí que los alteraría que me gustara mi propio primo”.

―Sería muy hipócrita de nuestra parte decirte algo como eso ―comentó Itachi viéndolo con una ceja arqueada―. Sólo me fastidia que sea otro zorro y arruine tu pureza ―bufó cruzándose de brazos.

Aunque la explicación de su falta de alarma por el parentesco era razonable, lo cierto es que ya lo veían venir. Su hijo era extremadamente fácil de leer. Por mucho que en ocasiones quisiera disimular u ocultar sus emociones como cualquier otro Uchiha, su pequeño era sumamente expresivo. Siempre notaban si estaba feliz, enojado o triste. Y cuando se enamoró de Menma, también lo notaron con facilidad. No necesitaban emplear complicadas técnicas ninjas para averiguar algo tan evidente como el amor de su hijo a su propio primo, el cual hacía mucho dejó de ser fraternal. Sólo Itachi se negaba a reconocerlo como tal y quería creer que se trataba de una confusión adolescente. Todo porque aún no quería perder a su hijo a manos de otro depredador. Pensándolo bien, Shisui concluyó que tal vez su omega estaba diciendo que su útero le hablaba para darle una indirecta de hacer otro hijo para reemplazar el que le estaban “quitando”. Bueno, si ya había reemplazado a Sasuke con otro Sasuke, no le sorprendería que quisiera volver a intentarlo.

Definitivamente Itachi necesita terapia. No podemos tener hijos cada vez que se queda sin algo que cuidar. Para eso le consigo unas cuantas comadrejas o gatos y que se entretenga”. Pensó el alfa viendo a su hijo, siendo realmente consciente de lo poco que faltaba para que dejara el nido.

―La pureza que tanto te preocupa queda cubierta casándome con Menma, digo la sangre Uchiha recuperaría su cauce ―aseguró Charasuke con una sonrisa confiada.

―¡No me refería a esa pureza! ―reclamó masajeándose el puente de la nariz con sus dedos pidiendo paciencia.

―Ah hablas de mi trasero, pero es que si no la pierdo no habrá bebés ―comentó encogiéndose de hombros con desinterés.

―¿Y es necesario tener bebés? ―cuestionó el omega viendo a su hijo directamente antes de abrazarlo posesivamente.

―Podrían haber más mini yo si lo hago ―comentó mientras correspondía al abrazo de su padre omega.

―Aún pueden salir más zorritos ―se quejó el de las ojeras sin dejar de acariciar el cabello del menor recordando cuando era tan pequeño que podía alzarlo en sus brazos.

―Pero podrían haber más mini yo si lo hago ―insistió Charasuke convencido de que su padre estaría feliz de conocer a sus nietos algún día.

―No me cambies el tema, jovencito ―ordenó notando como la charla estaba desviándose demasiado rápido de su punto principal.

Esa era una costumbre que nunca supo si era aprendida o heredada, pero cada vez que a su hijo le interesaba obtener algo solía hacer lo mismo. Llevaba conversaciones largas y dirigidas hacia un punto que evitaba el conflicto. En vez de luchar e imponer sus caprichos, buscaba introducirlos de manera sutil entre bromas. Como la persona que le dio la vida, no iba a caer en esos pequeños chantajes tan parecidos a los de Shisui. Y pensando en su propio alfa tenía los ojos puestos en él culpándolo indirectamente de que su pequeño saliera de esa manera. Como se enterara de que también aplicaba genjutsus a otros sin que se dieran cuenta para salirse con la suya, era Shisui quien recibiría un largo y severo castigo. Frunció un poco el ceño mirando a su pareja aun con el sharingan reluciendo en sus ojos.

―Itachi, cálmate ―pidió su pareja acercándose a él antes de darle un suave beso en los labios.

―Nuestro bebé está hablando a la ligera de la pureza de su trasero y tener bebés ―se quejó sin soltar a su hijo en ningún momento.

―No es un crimen pensar en formar una familia ―suspiró Shisui teniendo mucha paciencia para no gritar o hacer algo que provocara a su pareja, o en su defecto a su hijo, de ponerse agresivos en su contra.

―¡Pero apenas tiene dieciséis años! ―le recordó en lo que Charasuke continuaba oyendo todo sin aportar nada. No iba a meterse en una pelea con sus padres.

―La misma edad en que salíamos tu y yo. Además eres quien le brinda un toque perturbador a la palabra pureza. Desde que éramos novios hacías esos comentarios, pero acerca de Sasuke ―explicó Shisui con su habitual calma pese a su cansancio respecto al tema.

Podía entender que Itachi nunca se había perdonado no darse cuenta de lo que estaba creciendo en la mente de su hermano. Cuando eran pequeños creyó que consintiendo los caprichos de Sasuke compensaría todos aquellos malos tratos, desprecios o indiferencias de Fugaku. Pese a ser ambos omegas, el líder del clan Uchiha tenía muy marcada su preferencia hacia su primogénito. Eso había causado más daño del que notaron en el menor de los hermanos. Lo cual llevó a la consecuencia lógica de ser seducido por promesas de poder por métodos cuestionables. Y si había algo que Itachi nunca pudo superar fue no haber ido tras su hermano menor cuando era un traidor. Ellos tenían sus propios problemas dentro de la aldea y por mucho que quisieran partir en búsqueda del menor, el Hokage, Fugaku y prácticamente todos les prohibieron realizar misiones de búsqueda. Les resultó obvio que el rubio cedió a las presiones de Naruto para encargarse de ese asunto personalmente y teniéndolo a él haciéndose cargo, se consideró una pérdida de tiempo mandar tantos ninjas a una misma misión.

―Insisto estoy regresando al caudal la sangre Uchiha ―interrumpió Charasuke aquella reflexión repentinamente―. ¡Menma salió rubio! Mis hijos podrían salir azabaches como los demás Uchiha.

―Tal vez pueda pasar por alto que estás interesado en un zorro ―soltó Itachi en un suspiro separándose levemente de su hijo.

―Itachi ―llamó su pareja con un tono firme para captar su atención y que supiera que hablaba en serio―. Es nuestro sobrino del cual hablas.

―Un zorrito que está robando mi tesoro, es hijo del primer zorro que se llevó a mi perla preciosa ―reclamó encaprichado el omega.

―Psst, papá ―susurró Charasuke al no entender del todo lo que decía el omega―. ¿Con perla preciosa se refiere al tío Sasuke?

―Si hijo, habla de tu tío ―confirmó Shisui con una pequeña sonrisa divertida por los apodos.

―Ya ni los abuelitos se expresan así ―murmuró su hijo dándose cuenta de que su padre omega a veces si hablaba como alguien mucho mayor de lo que realmente era.

―Creí que te sorprendería que te dijera su tesoro ―confesó Shisui sorprendido de lo bien que se tomaba ser llamado así.

―Siempre me lo ha dicho, y se ha encargado de que no lo olvide, además es cierto soy un tesoro ―aceptó de buena gana con una sonrisa arrogante mientras jugaba con una rosa en su mano.

―Ay, hijo ―dijo Itachi con un largo suspiro que le daba cierto dramatismo a sus palabras―, eres tan modesto ―afirmó con sarcasmo.

―La humildad es para los débiles , les falta mi glamour ―aseguró el menor con total vanidad.

Los adultos sólo lo miraron un tanto acusadores entre sí. Su hijo sin dudas tenía el ego por las nubes y la humildad no era parte de sus virtudes. Y ninguno iba a adjudicarse ese mérito. Les preocupaba que en algún momento el menor se metiera en problemas por esa misma “cualidad”, por decirlo de manera amable. Charasuke no sólo tenía un ego grande, sino también era caprichoso y de lengua suelta. Aun sin el jutsu de la joven Yamanaka, el menor tenía pocos filtros entre sus pensamientos y su boca. Sin dudas tarde o temprano eso le jugaría en contra. Era sólo cuestión de tiempo antes de que dijera algo realmente hiriente y tuviera un gran embrollo. Querían corregir eso antes de que fuera demasiado tarde. No obstante, existían lecciones que sólo podían aprenderse a las malas. No todo conocimiento podía adquirirse sin tropezarse, caer y lastimarse. Su deber como padres sería ayudarlo a levantarse y asegurarse de que fuera por buen camino.

“Ojalá tuviera menos orgullo y lujuria. Sólo espero que cuando corteje a Menma sea tan caballeroso como yo con su papi. Después de todo, mis intenciones con Itachi fueron completamente puras”.

“Uy, sí tan puras como las que tengo con Menma. Aunque por lo menos yo me espero a que sea fruta madura”.

“Y al menos ambos tienen la misma edad. No tengo que preocuparme de que Chara sea visto como un depredador de niños como mi esposo”.

―¡Ya entiendan que no me gustaban los niños! ―ordenó el alfa con fastidio.

―Sí, te gustaban ―secundó Itachi cruzado de brazos aun molesto por atragantarse con aquel dango. Sintió que iba a morir en aquel momento y todo porque su primo no supo cuándo y cómo confesarse apropiadamente―. Te me confesaste cuando tenía doce años.

―Y yo tenía dieciséis, no era tan mayor ―corrigió el alfa soltando un largo suspiro―. Lo hacen sonar como si fuera tras niños pequeños ―reclamó rodando los ojos.

―Aun suena turbio ―comentó Charasuke con jugando con una rosa en su mano―. Eres casi como un Orochimaru ―agregó en tono de broma siendo mal recibida por los adultos.

Ay, no. Ahora Itachi estará insoportable en la noche cuando vayamos a la cama. Empezará a quejarse de cómo esa serpiente se robó a su hermanito y que por su culpa el zorro malvado se lo comió después. Maldita sea, ¿por qué no acepta que ese asunto ya pasó? Cada vez que mencionan a ese sannin enloquece y se pone de mal humor”.

Como odio que mencionen a ese estúpido sannin. Por su culpa mi hermano se fue de la aldea y todavía el imbécil de Naruto lo acepta de nuevo en Konoha por su ridícula política de pacifista. Debería haberme dejado mandarlo al otro mundo”.

―Siempre me pregunté por qué tío Sasuke se fue de la aldea ―confesó el menor de los Uchiha mirándolos con curiosidad―. Siempre dicen que se fue en busca de poder, pero eso no explica por qué quiso asesinar a los cinco kages y tomar control de la aldea autoeligiéndose Hokage.

Es normal, a Naruto-kun no le convenía revelar que los altos mandos de Konoha intentaron exterminar al clan Uchiha”.

―¡Shisui! ―reclamó el omega viendo a su pareja de mala manera por no filtrar sus pensamientos.

―Lo siento ―dijo de inmediato al darse cuenta de que había revelado algo que no debía.

Como si tú no hubieras pensado antes en cosas comprometedoras delante de nuestro hijo”.

―No era tan grave como la casi guerra civil en la aldea ―se defendió Itachi cruzándose de brazos.

Charasuke había guardado silencio tras aquel pensamiento sobre una masacre a su clan. No cabía en su cabeza eso de que la aldea fundada con tanto sacrificio por su tío abuelo Madara y el viejo Hashirama fuese la misma que pretendía exterminarlos. Y más importante aún, ¿por qué razón? Si su familiar era parte de los fundadores y siendo sinceros, su clan casi no se relacionaba con los demás. Podían culparlos de ser aislados, cerrados y hasta ”rancios” por su trato a los demás, pero de ahí a querer matarlos por su falta de simpatía, era demasiado exagerado. Además, ¿qué tenía que ver su tío Sasuke con todo ese asunto? Había oído leves rumores sacados a cuenta gotas de parte de su abuelito Fugaku. Él había soltado en alguna que otra ocasión en reuniones familiares algo sobre la envidia de su tío hacia su papá omega. Mas, nunca llegaron a indagar demasiado delante de él por ser un “niño”.

―¡¿Por qué iban a exterminar nuestro clan?! ―gritó Charasuke levantándose del sofá―. Siempre hemos estado al servicio de la aldea y hay una larga historia sobre los sacrificios que hizo el clan Uchiha por el bien de Konoha, ¿por qué nos traicionarían de esa manera tan vil? ―demandó saber con su sharingan brillando por el enojo que sentía en esos momentos.

Itachi y Shisui intercambiaron miradas de duda decidiendo si decirle o no ese asunto tan delicado. Su hijo ya tenía dieciséis años y estaba a prácticamente nada de convertirse en un adulto. Sin embargo, también tomaban muy en cuenta que se trataba de Charasuke. Su hijo podía ser en ocasiones tan emocional e impulsivo como lo sería cierto ex vengador de la aldea de Konoha. Lo último que necesitaban era que otro Sasuke repitiera la historia que ya habían superado. Sin embargo, aquella serpiente conocía ciertos detalles sobre su hijo y por culpa propia se conocían. De no haber estado tan desesperados jamás habrían llevado a Charasuke donde el sannin de las serpientes. Ellos eran los responsables de que se conocieran, así que si no daban respuestas ellos mismos corrían el riesgo de que el menor recurriera a ese tipo.

Si le contamos podría convertirse en otro intento de vengador como Sasuke. Ya pasamos por eso una vez y no quisiera repetirlo”.

No quiero que mi bebé se vaya con Orochimaru, lo persiga algún zorro pulgoso, se amputen alguna extremidad, se casen y tenga hijos siendo tan pequeño”.

―No soy como tío Sasuke ―comentó Charasuke frustrado por aquel comparativo―. No porque tenga el mismo nombre significa que soy como él. Yo sí estoy cuerdo ―alegó de malas poniendo una expresión de fastidio similar a la que hacia su tío.

Es que cuando te miro veo a mi pequeño y tonto hermano menor a punto de hacer alguna estupidez”.

―¿Y qué he hecho de estúpido? ―interrogó el menor sumamente ofendido por aquel pensamiento.

“¿Qué no has hecho? Es la verdadera pregunta”.

―¡Papá! ―reclamó el menor de los Uchiha al escuchar a su padre alfa quejándose de él. No recordaba haber hecho nada realmente tonto.

―Bien, te contaré lo demás ―suspiró resignado Itachi sujetando la muñeca de su hijo para instarlo a sentarse nuevamente en el sofá y seguir conversando―. Pero no quiero que te tomes nada de manera personal ni mucho menos, ¿sí? Las cosas han cambiado y ya nadie quiere matarnos ―explicó de manera calmada sonriéndole con cariño a su hijo―. Al menos no alguien de los altos mandos ―especificó.

Itachi se había alejado rápidamente de aquel muelle cuando dejó de atragantarse con su dango. Era demasiado sorpresivo haberse enterado de que a su primo le gustaba. Creía que ellos eran buenos amigos y por sobre todo, había considerado que lo ayudaría a deshacer ese compromiso forzado. Empero, ahora resulta que estaba de acuerdo. ¿Acaso él también estaba en su contra? ¿Aceptó ese ridículo acuerdo sólo para poder marcarlo SIN consultarle primero a él si deseaba eso? Caminó apresuradamente rumbo al barrio Uchiha deseando ir directamente a su habitación y encerrarse allí a lamentar su suerte o planear cómo escapar de ese compromiso, lo que le apeteciera primero al apoyar la cabeza en la almohada. Qué la sabia cama le dijera qué hacer en su tarde libre. Le hubiera gustado ir a entrenar y liberar tensión con ejercicio hasta desfallecer de cansancio, pero de hacerlo seguramente se toparía con Shisui, quien también ocupaba los mismos sitios que él para practicar.

 

―¿Qué sucede, Sasuke? ―interrogó el mayor preocupado por él mientras le sujetaba los hombros.

―Hubo un asesinato, un traidor, casi me matan, Orochimaru ―dijo palabras sueltas incomprensibles para el mayor y más por la manera tan forzada en la que respiraba.

―Cálmate y explícame todo con tranquilidad ―pidió sujetando los hombros del menor.

―Ven, entonces ―ordenó Sasuke sujetando la muñeca de su hermano mayor para guiarlo a donde había sucedido todo.

Itachi siguió sin dudar a su hermano pequeño, si estaba tan alterado significaba que algo grave había sucedido y más alarmante fueron las palabras empleadas. Mínimo debía investigar, jamás podría pasar por alto la mención de que casi asesinaron a su hermanito. ¿Quién lo haría y por qué? Si existía un peligro inminente allí afuera comenzaría a acompañar a Sasuke a sus prácticas o pediría a su padre que lo hiciera en caso de verse necesario. No creía que Sasuke pudiera dejar de pulir sus habilidades, pues su propio padre incitaría que se hiciera más hábil. E irónicamente, si cumplía con esas expectativas vendría un compromiso arreglado para “mejorar el linaje”. Calló aquel pensamiento para no estropearle la infancia a su hermanito. Lo último que deseaba hacer era ponerlo a pensar en esas cosas como él mismo hacía. El miedo y el estrés de saberse sin salidas causaba estragos en su psiquis. Tal vez él podría conseguir proteger un poco más de tiempo a Sasuke del cruel destino que le aguardaba como omega.

 

―¿Qué sucede? ―preguntó mirando a su alrededor dándose cuenta que estaba en el campo de entrenamiento.

―Aquí es donde sucedió todo ―señaló el pequeño moreno mostrando el lugar―. Aquí había unos anbus que asesinaron a uno de los hombres de papá y… y… luego intentaron matarme a mí, pero Orochimaru me salvó antes de huir ―explicó de manera más ordenada que la anterior.

―No veo nada inusual que no sucede en un entrenamiento normal ―afirmó Itachi tras un vistazo rápido al área.

Se acercó al suelo a inspeccionarlo y sintió el aroma de sangre, así como vio algunas marcas de humedad recientes. Eso sólo podía significar que el sitio fue limpiado. Y muy deprisa si no les dio tiempo de camuflar el olor. Si alguien como él podía percibirlo sin dudas un perro ninja, o incluso uno normal podría notar ese olor. Seguirlo probablemente sería más complicado por los esfuerzos para ocultarlo. Además le preocupaba seguir un rastro en el que estaba inmiscuido alguien como Orochimaru. Por mucho que dijeran que no debía juzgar a las personas por su apariencia con el sannin de las serpientes se rompía esa regla. Que su hermanito le dijera que se trataba de un traidor no lo sorprendía. Más impactante sería saber que sí era un ninja decente. Empero, lo mejor era no agrandar el tema. Lo más seguro para Sasuke era olvidarse del tema y no comentarlo con nadie. Mas, si él le confirmaba la existencia de pruebas podría insistir en intervenir y ponerse a sí mismo en riesgo. Era un testigo clave y la mejor manera de protegerlo de su propia imprudencia era hacer como si no sucediera nada.

―¡Pero sucedió aquí! ―gritó el menor desesperado buscando por todos lados algo para contradecir a su hermano mayor―. ¡Hay que avisarles a todos! ¡Corren peligro! ―exclamó el moreno al borde de las lágrimas.

―Lo siento, Sasuke ―se disculpó Itachi acercándose al menor para apoyar sus manos en los hombros del otro―. No hay pruebas de nada raro aquí. Así que por favor evita mencionar esto a nadie ―pidió el de larga cabellera preocupado de que por error lo comentara a alguna persona equivocada.

―¡Danzou quiere matarnos! ¡Él mandó asesinar a ese Uchiha! ¡Nuestro clan corre peligro! ―repitió entre gritos histéricos sujetando la ropa de su hermano mayor mientras lo sacudía con todas sus fuerzas―. ¡Créeme, nii-san! ¡No miento! ―sollozó con fuerzas.

―Por favor olvida todo lo que dices que sucedió aquí. ―Volvió a pedir Itachi al menor.

 

―No hay rastros ni nada que compruebe lo que dijiste ―aseguró el omega mayor mientras empujaba suavemente a su hermano en dirección a su hogar―. Mejor volvamos a casa, se nos hace tarde para cenar y mamá se enojará ―avisó manteniéndose alerta mientras miraba de reojo hacia atrás.

Había sentido la presencia de algunos shinobis cerca de su posición. Seguramente estaban investigando quienes eran posibles testigos para eliminar junto a las pruebas de lo sucedido. Lo mejor que podía hacer era sacar a Sasuke de allí lo más rápido posible y hacerles creer que su hermanito no tenía idea de lo que hablaba. Se apresuró a alejarse sin dejar de estar preparado para pelear en caso de necesitarlo. Oyó algunas quejas de parte del menor, pero lo ignoró. Estaba más al pendiente de posibles sonidos o presencias siguiéndolos. Hasta no estar lejos de aquel sitio, no se sentiría seguro.

―¡Papá! ―llamó el miembro más joven de la familia captando la indiferente mirada del mayor―. Nuestro clan corre peligro. Hoy unos anbus mataron a uno de tus hombres por órdenes de Danzou y…

―¿De qué estás hablando? ―preguntó el adulto visiblemente enojado mientras golpeaba la mesa con la palma de su mano abierta.

―Es lo que sucedió hoy, papá ―aseguró Sasuke mientras lo miraba fijamente intentando demostrar que no mentía―. Itachi te lo puede confirmar.

―¿Es eso cierto? ―interrogó el alfa viendo con seriedad a su primogénito.

―Son imaginaciones de Sasuke ―respondió el aludido mientras comía fingiendo tranquilidad―. Hoy estuvimos jugando a los ninjas y quise probar un genjutsu que aprendí con Shisui. Creo que fue demasiado fuerte y ahora Sasuke cree que lo que vio fue de verdad ―explicó cerrando los ojos para degustar la comida de su madre.

―No me gusta que practiques tus técnicas con tu hermano ―aportó Mikoto llamando la atención a su hijo con su tono de seriedad―. Mira como el pobre ahora tiene miedo y se confunde. Sólo espero que no tenga pesadillas.

―Lo siento ―se disculpó Itachi soltando un suspiro leve.

―No te disculpes, hijo ―declaró Fugaku tras oír aquella explicación―. Es bueno que tu hermano comience a practicar como reconocer genjutsus tan obvios. ¿Unos anbus comunes derrotando a un Uchiha? Vayas fantasías tontas en las que cree ―bromeó el castaño riéndose a carcajadas.

“Ojalá hubiera sabido todo lo que aquella conversación ocasionaría”

 

CONTINUARÁ…

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).