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FALSO TESTIMONIO Y MENTIRAS por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, este está veneno, no les adelando más, espero que les guste

Capítulo 29.- Detrás del sagrado velo

 

Seiya estaba acostado de ladito y suspiraba de rato en rato, Hades masajeaba suavemente su espalda, las enfermeras le indicaron como hacerlo correctamente, Seiya disfrutaba que el masaje viniera de parte de su esposo que de un extraño, siempre fue quisquilloso con ello, además Hades parecía disfrutarlo porque tarareaba mientras lo hacía

- Erraste la profesión cariño, hubieras sido un excelente terapista físico – susurró Seiya volteándose un poquito, miró a Hades sonreír entretenido, este día su visión estaba un poco más clara de lo usual, una semana había pasado desde el inicio de sus terapias, y quería creer que todo estaba funcionando y su tumor se estaba encogiendo, el poder del pensamiento positivo

- Ohhhh no… no no no, no podría tocar así a extraños, además cuando ya estés mejor y volvamos a casa, me tienes que regresar el favor, veo muchos masajes en tu futuro mi niño

- En el tuyo y en el mío aparentemente – Seiya rió divertido, había estado de mejor humor estos días, los efectos de la terapia de radiación habían sido severos, pero Seiya se convenció a si mismo de que estaba funcionando, Hades lo estaba cuidando, todo se resolvería al final… al final…

- Claro que sí, veo masajes, tardes de televisión juntos, asados en el patio, paseos en bicicleta por el club, caminatas con cerbero, viajes, hijos, veo muchas cosas Seiya – Hades suspiró y bajó sus manos hasta la parte baja de la espalda del castaño, se quejaba de dolor posicional y los masajes de Hades si estaban funcionando, los enfermeros no le tocaban el trasero y eso estaba bien, pero Hades si se lo masajeaba entero

- ¿Hijos?, de eso no hemos hablado Hades – el muchacho se volteó un poquito más y el mayor lo acomodó de mejor manera en la cama, le puso una almohada bajo su pierna herida, le acomodó la bata y se sentó para poder masajear su pierna sana

- ¿No has pensado en tener hijos?, pensé que si querías niños, eventualmente…

- Eventualmente sí, ahora mismo… no…

- No estoy hablando de mañana, estoy hablando en un par de años, tienes que graduarte primero de la universidad, hablé con tu profesor y pudimos ingresar a tiempo los papeles para el retiro de este semestre, me dijo que no había problema si entras en abril al nuevo semestre, eso nos da tiempo de hacer todos tus tratamientos y cosas, de que sane tu pierna, un paso a la vez amor, un paso a la vez

- ¿En serio crees que podremos tener ese futuro? – preguntó Seiya y toda la buena vibra que había demostrado hasta ese momento en la mañana, se evaporó de su rostro

- Claro que sí, estamos siendo positivos, ¿verdad? – Hades se estiró y besó a Seiya en los labios, el castaño lo abrazó y profundizó el beso, en eso estaban cuando alguien se aclaró la garganta y los asustó, Seiya no necesariamente soltó a Hades sino que escondió el rostro en su cuello, el pelinegro tomó la manta que estaba doblada al pie de la cama y cubrió de mejor manera a Seiya con ella antes de separarse, Alfabika los miró y sonrió al decir:

- Esto es un buen avance

- No avanzamos lo suficiente doc, los pantalones aún no están en el piso – dijo Seiya incorporándose un poco, Hades sonrió y se levantó para acomodar otra almohada en su espalda

- La próxima vez anunciaré mis visitas, ¿cómo estamos hoy? – el médico sacó una linterna de su bolsillo y miró las pupilas de Seiya, la movió y el castaño siguió la luz sin problemas

- Yo creo que bien, es uno de esos días donde todo es menos borroso, ¿voy a necesitar anteojos luego de mi cirugía? – el doctor revisó la cartilla con los signos vitales de Seiya y sus exámenes de sangre, todo estaba dentro de los niveles esperados

- Yo creo que no, ¿los necesitabas antes?

- No…

- Ok., no creo que los necesites después, ¿listo? – Alfabika señaló la silla de ruedas, Seiya suspiró y respondió:

- ¿Tengo opción?

- No… debemos completar el tratamiento, de acuerdo a las nuevas placas, el tumor ha crecido, pero a ritmo desacelerado, eso es buen síntoma, todo está de acuerdo al plan, ¿confías en mí? – preguntó Alfabika dejando la cartilla de Seiya al pie de la cama y mirándolo a los ojos

- Si doctor, si confío

- Perfecto, vamos entonces – Alfabika señaló la silla y Hades cargó a Seiya para poder acomodarlo en ella, todo lo que el médico había dicho le parecía genial a Hades pero… Seiya había bajado de peso en esta semana, y eso era lógico porque vomitaba todo lo que comía, y tenía nauseas constantes, dormía mucho por causa de la medicación, y sus migrañas no habían bajado, Hades no veía la mejoría por ninguna parte, pero no podía interrumpir el tratamiento, era la única esperanza que tenía de recuperar a su castaño, de verlo sobre un escenario otra vez, de solo recordar su obra de teatro… se le comprimía el alma

- Wow… no todos los días mi especialista en persona me lleva en mi silla de ruedas – Seiya besó a Hades en los labios a manera de despedida, el mayor lo miró y le sonrió, Seiya estaba pálido y sus ojeras se hacían cada vez más pronunciadas, dormía el día entero pero siempre lucía cansado, era joven pero lucía diez años mayor, odiaba su tumor con pasión, Alfabika en cambio estaba optimista, los valores de Seiya estaban como deberían y en verdad esperaba que al finalizar el tratamiento el tumor redujera su tamaño

 

Avanzaron por el pasillo en dirección a la sala indicada, Seiya miraba su anillo de matrimonio en su dedo, debió dejarlo en la habitación pero se le olvidó, así que se lo sacó y le preguntó al doctor:

- ¿Doc, le puedo encargar mi anillo?

- Claro muchacho, sabes, me agrada tu esposo – dijo Alfabika como quien no quiere la cosa

- A mí también, eso es bueno, ¿no? – bromeó Seiya y suspiró, tenía sueño esa mañana

- Supongo que sí, no me he casado, no te podría decir, hay una razón por la que fui a buscarte esta mañana, sé que no necesariamente eres muy receptivo con el tema de tu familia, pero… mi amigo Aioria me pidió que te entregue esto, se la intentó dar a tu esposo pero él tampoco es receptivo con el tema de tu familia, por favor… léela, te tomará un minuto y mi colega me dejará vivir en paz por un tiempo, sé que no es mi lugar y que es mucho lo que te pido pero… ¿lo considerarías? - Alfabika tenía en las manos un sobre delgado, Seiya lo miró y preguntó:

- ¿Qué le ha dicho mi tío Aioria de mí?

- Que no sabes la historia completa y que tu padre les mintió a ellos también, que solo quieren una oportunidad, tu abuelo está preocupado por ti, me dijo que solo quieren verte y visitarte mientras estés en el hospital, tu hermana también vino, no me mires así por favor, solo… olvida que te lo dije, no… no tienes que hacer nada que no quieras, dioses… perdóname por favor, olvidemos esto, ¿sí? – Alfabika pudo darse perfecta cuenta de la forma que se descompuso Seiya y guardó el sobre en el bolsillo interno de su bata, Seiya solo lo miró y no dijo nada más el resto del camino, Asmita los esperó en la sala, ambos ayudaron a Seiya a subirse a la camilla donde estaba el equipo, y salieron de la habitación cuando todo estuvo listo, iniciaron la secuencia y Alfabika se sentó en una de las sillas frente a las pantallas, no pudo ni sentarse que Aioria entró a la habitación y sin mayores preámbulos preguntó:

- ¿Hubo suerte?

- No… lo siento amigo – Alfabika le devolvió la carta a Aioria que suspiró y lució terriblemente decepcionado, y susurró:

- No tienen una idea de lo mal que está mi papá, se está muriendo sin poder ver a Seiya, no le quito la razón al muchacho pero… me preocupa mi papá, ya está mayor y no necesariamente entiende razones, es complicado la verdad, muchas gracias por intentarlo Alfabika

- No debiste hacerlo la verdad – dijo Asmita meneando la cabeza, Aioria había acudido a él primero, pero se había negado a ayudarlo, el intervenir en la vida de sus pacientes, no estaba en la descripción de su trabajo

- Lo sé… lo siento Aioria – el peliazul médico lucía triste, y ahí fue que las primeras imágenes pudieron verse en las pantallas, los tres médicos miraron y Asmita frunció el ceño al preguntar:

- ¿Es eso normal? – el rubio señaló el contorno del tumor de Seiya, Alfabika se puso sus anteojos y tecleó algo en el computador, en otra pantalla se mostró un scan del cerebro de Seiya tomado hacía 8 días, el tumor presentaba crecimiento, la terapia no estaba funcionando como lo habían esperado

- No… no es normal, si esto es cáncer… es agresivo, deberíamos intervenir lo antes posible, si la terapia no está funcionando, no deberíamos esperar

- Los márgenes se contrajeron – dijo Aioria mirando los dos scans

- Los márgenes sí, pero el centro no, el centro sigue expandiéndose – Alfabika señaló los contornos y el centro del tumor

- El caso de mi cuñada fue muy similar, su tumor era maligno, y siguió creciendo hasta el final, era inoperable, la medicación no ayudó – Aioria miraba los scans y se quería morir, no quería darle estas noticias a su padre

- Este tumor si es operable, pero lo que no sabemos es hasta cuándo se mantendrá así, yo recomendaría adelantar la cirugía – dijo Alfabika y lució consternado al hacerlo

- Si lo hacemos ahora, los riesgos que hablamos serían mucho más probables – dijo Asmita

- Pero si no lo hacemos, lo perderemos, una vez que el tumor crezca hacia el lóbulo, no podremos operar, debemos hablar con él, hoy… - Alfabika miró por el cristal y vio a Seiya acostado en la plancha, movía incesantemente los dedos de los pies, siempre era así, el muchacho odiaba el examen, odiaba el encierro y ahora tendrían que acelerar los planes, arriesgando su vida, su visión y su memoria en el proceso…

 

***

La prensa estaba emocionada ese día, en la pasada semana habían escuchado a los testigos de la defensa pero todo fue datos científicos y forenses, que con base a lo testificado por los expertos forenses de la fiscalía, afianzaron varios puntos útiles en lo que se refería a posicionamiento del asesino en la habitación, altura aproximada y demás cosas técnicas, Aioros hizo lo posible por refutar las teorías de la defensa pero no lo logró del todo.  Al anuncio de que esa mañana daría su declaración una de las víctimas de abuso del sacerdote, todos se volvieron locos, en las afueras de la corte los grupos a favor y en contra de la iglesia protestaban con carteles, aún no habían sido registrados ataques pero no demorarían en llegar, la policía trataba de contenerlo todo pero… las cosas se iban agravando con el pasar de los días

 

Ikky miró como un muchacho rubio que solía vivir en su barrio caminó sereno hasta el estrado, miró al oficial y puso la mano sobre la biblia, hizo su juramento y se sentó en su sillón asignado, Shura se levantó y se acercó, en tono amable preguntó:

- ¿Podría decirnos su nombre, edad y ocupación para el registro?

- Hyoga Nara, tengo 18 años, no tengo ninguna ocupación, estoy terminando la secundaria por correspondencia – se notó que el muchacho estaba nervioso, Shura continuó:

- ¿Dónde vives ahora?

- Mi mamá consiguió un nuevo trabajo y nos mudamos al oeste de la ciudad, hace un año aproximadamente

- Antes de eso, ¿dónde vivías? – preguntó Shura tranquilamente

- En la parte sur, en el proyecto de viviendas junto a las líneas del tren

- ¿Ibas a la escuela pública del barrio?, ¿participabas en los programas de la iglesia local?, ¿eres católico?

- Iba a la escuela pública, si soy católico, o por lo menos lo era, mi madre lo es, ella era voluntaria en todos los problemas de la iglesia del sagrado corazón, y yo también, fui monaguillo un tiempo, estuve en el coro, participé en los programas de catecismo dominical, fui hasta catequista… si… yo estuve involucrado en los programas de la iglesia del sagrado corazón desde que era muy niño, desde los ocho años más o menos, cuando mi mamá y yo nos mudamos a ese barrio – Hyoga bajó la mirada y meneó la cabeza, luego la volvió a subir y regresó su atención a Shura que preguntó:

- ¿Cuáles son tus recuerdos de las actividades en la iglesia?, a manera general… ¿podrías compartirlos con nosotros?

- Bueno… al principio iba porque eso hacía feliz a mi mamá, ella siempre fue muy devota, solía decir que encontraba paz en la iglesia, solía decir que encontró el consuelo que necesitaba luego de que mi papá murió, yo iba con ella a la iglesia, pero luego fui solo a los programas juveniles, el padre Argol lo coordinaba todo, yo… disfrutaba mucho estar ahí con él, él fue el padre que no tenía, con él hablaba y me ayudaba con los problemas que empecé a tener en la escuela, él me ayudó con todo – Hyoga suspiró y apretó los puños, eso fue muy obvio para todos los presentes

- Eso suena muy bien, esa es la función de la iglesia en la sociedad, ¿no lo crees?

- Si… pero… todo cambió…

- ¿Cuándo cambió? – preguntó Shura mirando a Hyoga que apretó los puños nuevamente y se notó claramente el resentimiento en su voz cuando contestó:

- El Padre Docko…

- El Arzobispo, ¿conociste personalmente al arzobispo Hyoga?

- Si… lo conocí… - la expresión en el rostro del rubio valía más que mil palabras, Shura insistió:

- ¿Nos podrías hablar de él?, ¿cómo fue que lo conociste en primer lugar?

- Yo fui monaguillo en una misa que el celebró en la iglesia, luego de la misa, los sacerdotes nos brindaban un refrigerio, éramos algunos los que nos quedábamos, tenían frutas… mi mamá no tenía dinero para comprar frutas entonces yo esperaba con ansias comer fruta los domingos, ese domingo en específico… el padre Docko nos preguntó a todos nosotros si queríamos formar parte de un grupo especial que se reuniría los sábados en la tarde, nos dijo que nos enseñaría sobre la sagrada escritura y que era una oportunidad invaluable para nuestra vida, tendríamos que preguntar en casa a nuestros padres si podíamos asistir…

- ¿Y tú lo hiciste? – preguntó Shura sabiendo de antemano la respuesta

- Cuando se lo conté a mamá, ella se puso feliz, me dio permiso y yo fui, fui los sábados y eso fue… todo lo que el padre Docko dijo que sería, yo… quería hacerme sacerdote, por lo menos lo estaba pensando en ese tiempo y mi mamá estaba muy contenta por ello

- ¿Y qué cambió?

- Todo cambió cuando empezamos a hablar del pecado, nos dijo que quería profundizar la explicación de las escrituras pero para ello debería trabajar en grupos más pequeños, así que solamente tres fuimos escogidos, ese domingo, luego de la misa matutina, el padre Docko nos llevó a sus habitaciones privadas, no era la primera vez que lo hacía, a veces íbamos cuando nos prestaba libros, o cuando queríamos hablar en privado con él, pero esta vez… fue…

- ¿Qué pasó esa mañana? – preguntó Shura fijándose que la atención del jurado estaba completamente en Hyoga, además al final de la sala, una rubia mujer miraba al estrado, se notaba lo consternada que estaba, aquella era la madre de Hyoga que lloraba silenciosamente

- Esa mañana, nos habló del pecado, específicamente nos habló de las maneras en las que el demonio nos seduciría, nos habló de los deseos de la carne y nos dijo que los humanos somos débiles por naturaleza, que solo Dios nos salvaría, y nos salvaría a través suyo

- ¿Cómo los salvaría Dios a través de él?

- Nos dijo que no nos podía explicar, que nos tenía que demostrar y que para ello nosotros debíamos hacer lo que él dijera, sin preguntas, y que esto nos acercaría más a Dios, pero que debía ser nuestro secreto

- ¿Cuántos años tenías Hyoga?

- 16, tenía 16

- Muy bien, ¿qué pasó después?

- Después nos dijo que nos teníamos que quitar la ropa – decir esto le costó mucho a Hyoga, y se notó, la voz se le quebró y era obvio que estaba intentando no perder la compostura

- Les dijo… ¿con quién estabas Hyoga?

- Con Michael y Jane, estábamos los tres con el padre Docko

- ¿Qué pasó después?

- Nos… nos quitamos la ropa, pero él insistió que nos la quitáramos toda, porque nos quedamos solamente con la ropa interior puesta pero el padre Docko insistió que nos desnudáramos completamente, porque de esa manera desnudábamos también el alma al señor, cuando lo hicimos… él dijo… él dijo… - Hyoga se cortó, no podía seguir hablando aparentemente, así que Shura caminó hasta su escritorio y sirvió un vaso con agua, se lo dio al muchacho que bebió un sorbo y susurró: - Gracias…

- ¿Puedes continuar?, podemos detenernos si deseas

- No… yo quiero hacer esto, mi terapista dice que es importante que cuente mi historia, tengo que superarlo y para poder hacerlo, tengo que contarlo

- Continúa entonces por favor – dijo Shura mirando al muchacho que tomó aire y dijo:

- Le dijo a Jane que se arrodillara en el suelo, ella lo hizo, y el padre Docko le dijo que el pecado de la lujuria era uno de los que iba a llevar al mundo a la perdición, y que debíamos deshacernos de deseos impuros, y que la única forma de hacerlo era sucumbiendo a ellos en un ambiente controlado, donde Dios estuviera presente y nos estuviera mirando, entonces le dijo que tomara mi pene y se lo llevara a la boca

- ¿Y ella lo hizo?

- Si… ella lo hizo, le dijo a Michael que se colocara tras Jane, luego me dijo a mí que acariciara el pecho de Michael y que le besara el cuello, y yo… lo hice, le dijo a Michael que se arrodillara en el piso también y que tomara a Jane mientras ella me hacía lo que me hacía a mi

- ¿Y él lo hizo?

- Si… lo hizo… Jane lloró… ella no había tenido sexo antes, yo tampoco, ni Michael, éramos amigos, lo fuimos hasta ese día, en donde Michael tomó a Jane en el piso, y luego la tomé yo en la cama – Hyoga se limpió una lágrima

- ¿Por qué lo hiciste?

- Yo… ella… el padre Docko le decía como debía darme placer con su boca, y ella lo hizo hasta que yo me vine, cuando estuvo libre de mí, ella se apoyó en el piso con sus manos mientras Michael la embestía por detrás, hasta que él también se vino, luego el padre Docko me dijo que la cargara a la cama, la recostara sobre su espalda, le abriera las piernas y la tomara, y yo… yo lo hice, ella se resistió, entonces el padre Docko le dijo a Michael que la sujetara para que yo pudiera… tomarla… y lo hice…

- ¿Qué pasó después?

- Cuando todo acabó, el padre Docko nos hizo arrodillar en el suelo, y nos hizo rezar, pedimos perdón por haber sucumbido ante la tentación de la carne pero también el padre Docko dijo que deberíamos estar agradecidos porque al él guiarnos por el pecado, saldríamos ilesos… luego nos vestimos, y nos fuimos… nos fuimos…

- ¿Esto ocurrió solamente en aquella ocasión?

- No… esto ocurrió a lo largo del año… varias veces… no sé cuántas…

- ¿Y qué hacía el padre Docko mientras todo esto pasaba?

- Él… él nos decía que hacer, él nos decía como ubicarnos, él nos indicaba quién hacía qué a quién, él lo dirigía todo

- ¿Y los miraba?

- Si… al inicio solo nos miraba, luego se sacaba la sotana y se acariciaba si mismo… luego… luego… participaba también – Hyoga se limpió otra lágrima

- ¿El padre Docko participaba en los actos sexuales? – preguntó Shura

- Objeción… no hay pruebas que lo soporten – Aioros se puso de pie

- No ha lugar… el testigo puede contestar la pregunta – dijo el juez, Shura se fijó el Radamantys y pudo apreciar lo descompuesto que se veía

- Si… lo hacía – dijo finalmente Hyoga

- En los videos que han sido presentados en este juicio, se ha podido apreciar todo lo que con sus propias palabras ha relatado, pero en ninguna cinta se ha visto al padre Docko participar en actos sexuales, de manera directa al menos – aclaró Shura, pero Hyoga meneó la cabeza al decir:

- No lo hacía con todos, lo hacía con algunos, lo hizo conmigo… él… él abusó de mi varias veces, solía decirme que mis ojos eran expresivos, que yo era el más propenso a caer en la tentación, que yo necesitaba su guía más que los demás, él abusó de mi… pero esos encuentros no los grabó, solía decir que Dios estaba con nosotros y que no necesitaba grabarlos

- Cuando dices que abusó de ti, ¿qué exactamente pasó?, ¿cómo abusó de ti?

- Un día me llamó un domingo en la mañana a sus habitaciones, pero me llamó solo a mí, al llegar me dijo que él también debía librar su cuerpo y su alma de la tentación del pecado de la carne, así que me desnudó, se desnudó, me tumbó en la cama y me dijo que me relajara, que dejara que pase, que él lo necesitaba, yo no podía moverme, estaba petrificado al sentir sus manos sobre mi cuerpo, me dijo que yo era especial a sus ojos, que era puro… puro…

- ¿Qué pasó después? – presionó Shura porque Hyoga no lo iba a decir por si solo

- Tomó mis manos y me volteó en la cama, recostándome sobre mi estómago, sujetó mis manos sobre mi cabeza y sentí su aliento en mi cuello, con sus piernas abrió las mías e introdujo un dedo en mi ano, yo gemí de dolor pero él me dijo que yo debía soportarlo por él, por todo lo que había hecho por mí y que lo necesitaba, luego sacó su dedo y me penetró, yo grité y traté de quitarlo de encima de mí, pero él sujetó con fuerza mis manos y me dijo que me relajara, que pronto pasaría, que pronto acabaría, y se empezó a mover en mi interior, lo pude sentir dentro de mí, y lloré, de dolor y vergüenza, cuando todo acabó me dijo que Dios estaría conmigo siempre, que era su hijo favorito y que lo había ayudado a superar las tentaciones, él abusó de mí, me violó… me violó… - Hyoga tenía la voz rota en este punto, el recordar todo eso fue terrible para él, Shura le dio unos momentos antes de preguntar:

- ¿Todo esto continuó por cuánto tiempo?

- Por un año

- ¿Qué pasó para que todo se detuviera?

- Jane… Dios mío… Jane… - Hyoga limpió otra lágrima de su mejilla, Shura lo miró y le dio un pañuelo de su bolsillo al preguntar:

- ¿Qué pasó con ella?

- Una noche fue a mi casa y me dijo que estaba embarazada, no sabía de cuánto tiempo, no sabía quién era el padre de la criatura, no sabía nada y estaba muy asustada, fuimos a la iglesia y el padre Docko dijo que no habláramos de esto con nadie, que él lo arreglaría, dos días después Jane había desaparecido

- ¿Desaparecido?

- Si… nadie sabía nada de ella, hablamos con la policía y al final de esa semana su madre nos dio la noticia, Jane murió en una clínica clandestina, se había practicado un aborto pero tuvo una severa infección y murió, el caso salió en los periódicos, el padre Docko celebró la misa como si nada hubiera pasado, culpó lo que pasó a Jane a la sociedad, a la juventud descarriada, pero no era así, y yo… no pude soportarlo más, esa noche me robé las pastillas de mi mamá y me las tomé todas, quise acabar con todo, no quería seguir en ese infierno yo tampoco, quería ir con Jane, ya no podía más…

- Pero no moriste

- No… mi mamá me encontró a tiempo y llamó a la ambulancia, en el hospital salvaron mi vida y como traté de matarme, me internaron en el pabellón de psiquiatría y ahí fue que yo… hablé por primera vez de lo que me estaba pasando, mi mamá… mi mamá se horrorizó y renunció a su trabajo, consiguió uno nuevo y nos mudamos lo más lejos que pudimos, fuimos a la policía pero no nos tomaron en cuenta

- Hasta ahora…

- Si… hasta ahora

- ¿Sabía alguien de lo que el padre Docko hacía contigo y con los demás muchachos? – preguntó Shura, pero Aioros se levantó y dijo claramente:

- Objeción… especulación

- A lugar – respondió el juez, Shura asintió y preguntó:

- ¿En ese tiempo, le dijiste a alguien lo que pasaba contigo y en padre Docko?

- No…

- ¿Algún otro sacerdote participó alguna vez con ustedes en sus reuniones privadas con el padre Docko?

- No…

- ¿Pudo alguien haberlo sabido?

- Si… el padre Argol lo sabía

- ¿Por qué lo dices?

- Cuando Jane murió, y yo fui al hospital, él fue a verme, habló con mi mamá, le ofreció dinero, nos ofreció ayuda, me dijo que nadie debía saber lo que había pasado, que el padre Docko no representaba a la iglesia entera, que él me ayudaría siempre y cuando yo no dijera nada

- ¿Y qué contestaste?

- Que no diría nada, cuando hablé con él estaba saliendo de la medicación que me pusieron, aún no había hablado con los psiquiatras, aún no había dicho nada a nadie, entonces se lo prometí, y el padre Argol le dio un cheque a mi mamá para ayudar con los costos del tratamiento para mí, eso lo supe después

- ¿Y ahora?

- Ahora… lo cuento yo porque hay muchos otros que ya no pueden contarlo, Jane, Johanna, Natasha, Jim, Jennifer, Anne, Chuck, Mathew, son solo algunos de los que sé que murieron, unos por drogas, otros se suicidaron, pero todas nuestras vidas fueron arruinadas, todos fuimos víctimas, algunos somos sobrevivientes, otros están muertos en vida

- ¿Dónde estuviste la noche del asesinato del padre Docko?

- En el hospital… yo no lo maté, aunque no lamento su muerte, y me hubiera gustado hacerlo yo mismo, porque se merecía lo que pasó, se lo merecía… - Hyoga sonó firme cuando dijo esto y miró al jurado

- ¿Conoce usted a Ikky Smith? – Shura señaló a Ikky que estaba sentado en su puesto, él miraba al rubio con una mezcla de sentimientos, trataba de no mostrar emoción alguna pero no lo estaba consiguiendo, se notaba que estaba furioso y dolido

- Si… lo he visto muchas veces en la iglesia, él ayudaba con las reparaciones y cosas pequeñas

- ¿Es él uno de los muchachos que fueron abusados por el padre Docko?

- Hasta dónde yo sé, no…

- Muchas gracias Hyoga, no más preguntas señoría – Shura asintió a Hyoga que bebió otro sorbo de su agua, Aioros se puso de pie y se acercó al estrado…

 

Notas finales:

Chan chan chan... ese fue Hyoga, este capítulo fue bastante denso, de escribir, y más que todo afecta el fic completo, yo sé que este es un tema sumamente delicado, pero es parte integral de la historia

Y ahora???

¿Cómo intentará Aioros dar la vuelta el testimonio de Hyoga?, ¿e Ikky?, ya se viene el testimonio de nuestra ave de fuego, además, ¿cómo va el tratamiento de Seiya?, ¿Será que Hades alcanza a volver aunque sea para el final del juicio?, ¿qué pasará con el abuelo de Seiya?, no se pueden perder los capítulos que vienen, muchas gracias por leer y nos vemos en el capítulo nuevo, saludos, bye


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