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Fugitivos III: La razón por diidi1897

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Notas del capitulo:

¡Hola!

Después de meses tuve una oportunidad de actualizar en ésta página. Disculpen la espera.

Recuerden que van más capítulos adelantados en Wattpad

Fugitivos III: La razón - diidi1897 - Wattpad

 

 

En el capítulo anterior…

-Hace menos de un año conseguí un trabajo-

-¡¿Qué?!-observé a Lucy y a Tom

-Sí, conseguí un trabajo-afirmé y me sentí orgulloso de mí mismo al ver la sorpresa en el rostro de ambos

-No puede ser…-Tom murmuró mientras sostenía su cabeza entre sus manos-Siento que mi cabeza va a explotar. Hoy me he enterado de muchas cosas-suspiró-Primero lo de la terapia de Sean y ahora de que Dany se consiguió un trabajo-las palabras de Tom salieron como si nada, pero el cambio en el ambiente, fue notable.

Narra Daniel

Fue un cambio brusco. Brutal.

El ambiente ameno y divertido que había alrededor de la mesa cambió, en cuestión de segundos, a uno en donde todo quedó en silencio. Yo no me atreví a mover ni un solo músculo. Ni siquiera pude elevar mi mirada porque sabía que Sean estaba observándome.

Sentía que, si me movía, iba a hacer un movimiento en falso que provocaría algo de lo que no tenía ni idea, pero que me mantenía alerta.

Estuve seguro de que algo iba a suceder.

El mundo a mi alrededor quedó en silencio y el tiempo avanzó, en lo que me pareció, una eternidad. Y solo hasta que Lucy se movió para observar a Sean, el ruido de la televisión que Ben veía en la sala, empezó a escucharse lejano y en medio de un eco

-¿Tú también llevaste terapia, Sean?-pasé saliva ante el silencio que fue aún más notable.

La tensión era casi palpable.

Sentía que los 4 nos encontrábamos compartiendo una burbuja invisible y que cada uno contaba con un espacio muy reducido, además de que el oxígeno estaba a punto de agotarse.

Solo hasta que Sean exhaló, me atreví a relajar mis hombros, pero mi cuello y mi espalda continuaron tensos.

De reojo vi cuando los labios de Sean se entreabrieron, pero fue Tom quien le robó la palabra

-Espera Lucy, deja que Dany nos platique primero sobre su trabajo-Tom extendió su mano sobre la isla para tomar la mía. Ese contacto provocó que mi cuerpo reaccionara-¿En qué trabajaste, Dany?-Tom me sonrió y yo también lo intenté, pero no pude.

Al verlo con su sonrisa nerviosa, mis ojos se entrecerraron y mi mano actuó casi como si tuviera vida propia. Apreté con fuerza la mano de Tom y vi cuando su sonrisa se convirtió en una mueca.

Quise decirle algo como ¿Qué parte de Sean no debe enterarse, no entendiste? o ¿Menos de un día es el tiempo que aguantas en guardar un secreto?, pero como Lucy, que no sabía nada y Sean, que ya sabía todo, estaban presentes, decidí quedarme callado.

Increíble.

Era increíble.

Ahora comprendía un poco más del porqué cuando vivíamos en la fábrica, todos molestaban de cualquier cuestión a Tom.

Suspiré para calmarme.

Tal vez había sido mi error al confiárselo desde un principio. Me había equivocado

-Trabajé en una tienda de chocolates-liberé su mano. De inmediato, él la ocultó bajo la mesa para masajeársela e intentar aliviar el dolor que mi agarre le había provocado

-¿Una tienda de chocolates? Eso se escucha como un paraíso para ti-Lucy mencionó mientras daba una mirada a Tom y después volteaba a verme. Le sonreí

-Lo fue. Me gustó mi trabajo-asentí y, cuando estuve a punto de continuar con mi relato para intentar desviar el tema de la terapia de Sean hacia mi trabajo, Sean se levantó de su asiento.

Sin decir nada o dirigirnos una última mirada, salió de la cocina.

Casi de inmediato, Tom se levantó de su asiento y corrió hacia una esquina de la cocina para tomar su distancia. Aunque no planeaba hacerle nada, fue una buena decisión la de alejarse

-¡Perdón, Dany! ¡Se me salió!-volteé a verlo y mis ojos se entrecerraron de nuevo-Estaba muy concentrado en tu historia que ni siquiera sé por qué lo dije-

-A pesar de que te dije que no mencionaras nada-empecé a reclamarle-¡Ni un día, Tom!-elevé mi dedo índice para remarcar la cantidad de tiempo que a Tom le tomó revelar un secreto-Ya no voy a platicarte nada-me crucé de brazos

-¡No! ¡Perdón, perdón!-Tom juntó la palma de sus manos y continuó rogando por perdón hasta que Lucy lo interrumpió

-A ver, esperen ¿Qué sucede?-Lucy volteó a vernos intercaladamente-¿Qué fue lo que hiciste, Tom?-

-Nada…-

-¿Cómo que nada?-me exalté-Tom… ahora Sean sabe que tú sabes sobre su terapia. Y por eso ahora Lucy también lo sabe-expuse

-Sí, perdón. No quise hacerlo…-

-¿Es sobre la terapia de Sean?-Lucy volteó a verme y yo asentí-¿Qué tiene de malo?-suspiré

-Sean no quería que ustedes lo supieran-froté mi rostro con ambas manos ¿Qué es lo que había hecho? ¿Por qué se lo había dicho a Tom? ¿En qué estaba pensando?-Fue mi culpa, en primera no debí decírselo a Tom-volví a reclamarle y él solo hizo un puchero de arrepentimiento.

No me convenció

-Bueno… ya, no pasa nada-Lucy le restó importancia al asunto y quise confiar en sus palabras, pero aun así me sentí mal-No te preocupes, Dany. Intentáremos no hablar del tema ¿Está bien?-sonrió y pasó un brazo por mis hombros que estaban tensos-No te preocupes-me apretó contra ella y asentí

-No le pregunten nada a Sean, por favor-

-Lo prometemos. Todo estará bien ¿Verdad, Tomás?-Lucy volteó hacia Tom y él de inmediato empezó a asentir con su cabeza

-Lo prometo, ¡lo juro!-dio unos pasos hacia nosotros, pero no se acercó más.

Lucy exhaló

-Ya fue mucho drama. ¿Por qué no mejor nos sigues contando sobre tu trabajo, Dany?-Lucy me liberó de los hombros para sujetar mis manos entre las de ella. Suspiré

-Ya estoy cansado-dije-Mejor mañana ¿si?-aparte del problema que Tom había creado, el día en general había sido agotador.

La emoción que sentía minutos antes por contar más detalles sobre mi tiempo en Zúrich y la terapia, se había esfumado. En ese momento solo pensaba en dejar caer mi cabeza sobre la almohada y quedarme dormido, pero antes de conseguirlo, sabía que debía aquietar el asunto con Sean.

No sabía qué es lo que iba a decirme, pero no tenía muchas ganas de escucharlo a pesar de que debía hacerlo. Otros días no tenía ningún inconveniente en tratar cualquier problema o tema que tuviera pendiente con él, pero sumando los pensamientos que me embargaron durante todo el día, más las acciones inesperadas y desconcertantes de Sean… lo que menos quería era tener que aclarar el asunto. Pero debía resolverlo.

Volví a suspirar.

Al parecer, el día aún no terminaba

-De acuerdo. Ve a descansar, Dany-Lucy me dio un beso en la mejilla y frotó uno de mis brazos-No te preocupes ¿si? Aquí, no pasó nada-sonrió, pero yo no pude sonreírle con ganas.

Me levanté de mi lugar y me despedí sin darle una última mirada a Tom.

Cuando salí de la cocina, escuché la voz de Lucy

-¿En qué estabas pensando, Tomás? Por fisgón y hablador metiste a Dany en problemas-

-Lo siento, no fue mi intención…-Tom respondió en un susurro y ya no pude escuchar más por que el ruido de la televisión captó mi atención. Me encontré a Ben sentado en el sofá con unos cuantos juguetes a su alrededor. Se veía muy entretenido y ajeno a los problemas que se daban en la cocina ya los que yo arrastraba

-Buenas noches, Ben-me despedí. Él volteó a verme y solo se despidió con un movimiento de su mano sin dejar de prestar atención al programa infantil que estaban pasando en la televisión.

A paso lento y pesado, empecé a subir cada escalón rumbo a la habitación de Sean. Estaba caminando casi en contra de mi voluntad. No quería verlo. Me sentía avergonzado.

Había cometido un grave error.

¿Cómo pude equivocarme?

Antes de que regresáramos, Sean me había dejado en claro que no quería que nadie, pero absolutamente nadie, se enterara de que él también llevó terapia con un psicólogo que Emil nos había recomendado. Era conocido suyo.

Yo le aseguré que nadie iba a enterarse porque no me imaginaba la manera en que ese tema saliera a la luz. Jamás se me ocurrió, jamás me pasó por la cabeza que tanta pregunta por parte de Tom me orillara a hablar sobre la terapia de Sean.

Aunque… en realidad, solo se sabía eso, pero no los detalles. Y los detalles de la terapia de Sean no me los sabía porque eso fue lo que Emil nos había recomendado. Ni siquiera conocía a su psicólogo, solo sabía que su nombre era Jean, pero no más.

Nunca tuvimos ningún tipo de encuentro, ni personal ni profesional.

Además del nombre del psicólogo, lo único que sabía sobre la terapia de Sean eran sus horarios porque él también conocía los míos; era importante que los supiéramos para que pudiéramos organizar nuestro día. Muchas veces, mientras yo estaba en mi sesión, él también tenía la suya, pero en un consultorio diferente. Ambos salíamos de casa a diferentes horas al igual que cuando regresábamos, pero aun así, nunca platicábamos con el otro sobre nuestras sesiones. Ni siquiera buscábamos resolver alguna duda. Nada.

A pesar de que pasábamos la mayoría del día junto al otro, la terapia era un asunto aparte. Muy aparte. Era un tema casi intocable y yo había provocado que tanto Lucy como Tom, ahora tuvieran conocimiento de ese tema “intocable”.

No importaban los detalles. El problema era que ahora sabían de ello cuando Sean no lo quería de esa manera.

¿Por qué no pensé bien las cosas antes de hablar?

Me detuve frente a la puerta de la habitación e inhalé una buena cantidad de aire antes de abrirla. Me asomé para buscar a Sean, pero como no lo encontré a simple vista, ingresé con más seguridad.

Cuando escuché el agua de la ducha suspiré con alivio. Tenía un poco más de tiempo para pensar en lo que iba a decirle. Tomé asiento en mi lado de la cama e intenté pensar en algo más que decir, pero lo único que se me ocurrió fue pedirle una disculpa. No tenía ningún otro argumento. Solo se había tratado de un error.

Me dejé caer sobre la cama y me entretuve con mi celular hasta que el agua de la regadera dejó de escucharse. Solo hasta ese momento, mis nervios regresaron con más intensidad. Durante eternos minutos esperé a que Sean saliera y, cuando la puerta del baño se abrió, me dio la impresión de que el ambiente en la habitación se volvió silencioso.

Sean salió del baño con una toalla alrededor de su cintura y con otra secando su cabello. No volteó a verme y solo se dedicó a caminar hacia el clóset para empezar a vestirse. Primero se colocó un bóxer negro y fue cuando la toalla de su cintura tocó el piso. Lo observé de pies a cabeza hasta que mi vistazo fue interrumpido cuando se colocó el pantalón del pijama y, justo cuando empezaba a abotonar la parte superior, me acerqué a él asegurándome de dejar una distancia prudente entre los dos.

Exhalé con discreción una última vez para intentar liberar un poco la tensión

-Sean…-lo llamé, pero él solo me dio una mirada que, en cuestión de segundos, se esfumó para volver a concentrarse en terminar de abotonar su pijama-Perdón. No debí decirle a Tom sobre tu terapia-de nuevo volteó a verme, pero no dijo nada. Aparté mi mirada y continué-Me hizo muchas preguntas y no pensé en mis palabras. Me sentí muy cómodo hablando con él y… solo lo dije-exhalé-También le dije que no mencionara nada, pero…-froté mi brazo izquierdo-Solo duró un día en no hablar de más-

Después de que terminó de abrochar su pijama, continuó secando su cabello. Y por suerte, con el movimiento de la toalla ocultó su rostro, así que no tuve que lidiar con alguna de sus miradas.

Los segundos de espera se me hicieron eternos hasta que dejó de secar su cabello y recogió la toalla del piso para después pasar a mi lado rumbo al baño sin mencionar nada. Me quedé en el mismo lugar sin saber qué más hacer hasta que volvió a salir del baño. Pero no hizo más que tomar asiento en el borde de la cama y empezar a untarse crema corporal.

Continuó en silencio y sin darme una sola mirada.

Suspiré

-En verdad que no fue mi intención decírselo-me acerqué y, muy lentamente, tomé asiento a su lado, pero guardando mi distancia-¿Te molestaste?-observé su perfil y no encontré ninguna señal de enfado o de molestia. Su rostro estaba igual que siempre; sin ninguna emoción de por medio-¿Sean?-me incliné hacia el frente e intenté captar la atención de su mirada, pero solo conseguí hacerlo suspirar. Después, volteó a verme-Lo siento-volví a disculparme-¿Estás enojado?-él negó y exhaló

-No fue tu intención decírselo ¿O sí?-de inmediato negué

-¡No! Te lo juro. Fue un error, me equivoqué-estuve seguro de mis palabras porque jamás y de ninguna manera, buscaría perjudicar o molestar a Sean.

De nuevo suspiró y continuó untando la crema en sus brazos. Mientras esperaba por su respuesta final, no pude evitar concentrarme en cada uno de sus movimientos y, cuando el olor de la crema llegó a mis fosas nasales, se me hizo complicado inhalar con disimulo.

Me encantaba ese olor tan característico de Sean

-Entonces no pasa nada-cuando por fin escuché su respuesta, no pude evitar sonreír

-¿Me perdonas?-lo vi asentir a mi pregunta y, en automático, mis hombros por fin dejaron atrás la tensión. Me dejé caer de espaldas sobre la cama mientras suspiraba con alivio-Te juro que no le platiqué nada más y, además, Lucy me prometió que no va a preguntarte nada-le informé y no pude evitar volver a sonreír.

Había cometido un error, pero al parecer, las cosas con Sean estaban bien.

Nuestra rutina nocturna continuó, según yo, normal.

Pero hubo instantes en los que no pude evitar sentir que algo no estaba bien. Que algo no encajaba. Eran momentos mínimos, pero los había.

Sabía que Sean no era muy conversador, pero normalmente, durante la noche, siempre manteníamos algún tipo de plática sobre algo que veíamos en internet o sobre alguna noticia; incluso platicábamos sobre nuestros juegos favoritos, pero en ese momento hubo una excepción.

Por más que intenté hacer que mencionara algo más sobre los temas que yo iniciaba, él no dijo más de 3 o 4 palabras. Incluso, llegó el momento en que me dio la impresión de que Sean estaba ignorándome, pero no le tomé mucha importancia a ninguna de esas situaciones porque llegué a pensar que tal vez, él también estaba cansado. Era lógico. Habíamos caminado lo mismo y estábamos casi igual de abrumados con el asunto del apartamento pese a que apenas era el primer día

-¿Mañana vamos a buscar más opciones de apartamentos?-pregunté mientras dejaba mi celular en la mesa de noche y esponjaba mi almohada

-Sí-Sean también se acomodó en su lugar y apagó la lámpara de su lado

-Espero que no caminemos mucho-me cubrí con las mantas y exhalé con ganas cuando mi cabeza por fin entró en contacto con la almohada-Aún me duele la planta de los pies ¿A ti no?-giré para quedar en posición fetal viendo hacia él

-No-dijo y, cuando creí que iba a quedarse boca arriba, terminó girando para darme la espalda.

Lo observé durante algunos segundos mientras pensaba en un nuevo tema de conversación, pero por más que lo intenté, nada llegó a mi mente. Decidí acomodarme en mi lugar y, cuando también le di la espalda, me sentí inquieto por el silencio que se creó a nuestro alrededor.

Muchas veces, los dos éramos silenciosos. Pasábamos muchos momentos en silencio y nunca se sentía incómodo, pero ahora…

Ese silencio natural y esa plática espontánea que siempre surgía entre nosotros, no se dio.

Apreté la almohada entre mis brazos y me cubrí muy bien con las mantas

-Buenas noches, Sean-murmuré cuando los oídos empezaron a zumbarme por el silencio prolongado

-Descansa-habló en medio de un suspiro y eso fue todo.

Conforme los segundos y los minutos empezaron a transcurrir, yo me moví de una y mil maneras para encontrar una buena posición para dormir, pero por más que lo intenté, no lo conseguí.

Cuando me cansé de estar dando vueltas, me conformé con quedarme boca arriba.

Di un último vistazo a Sean, que continuaba dándome la espalda y suspiré.

La poca calma que estaba sintiendo minutos antes, se esfumó por completo.

Tuve un mal presentimiento.

______________________________________________________

 

-¿Cómo les fue hoy? ¿Ya se decidieron por un apartamento?-

-Aún no-respondí a la pregunta de Lucy y continué dando pequeñas mordidas a la galleta con helado de fresa que me había comprado en el camino de regreso a casa.

Al igual que la noche anterior, los cuatro más Ben, nos encontrábamos reunidos en la cocina. La diferencia era que ahora comíamos helado que Sean y yo habíamos comprado para todos porque el clima no era tan frío como otros días.

Lucy y Ben comían unos helados de chocolate en cono mientras que Tom comía un helado combinado en un bote pequeño. Sean se había decidido por una paleta de vainilla

-A diferencia de ayer, las nuevas opciones que encontramos no nos gustaron en nada-continué explicando-Vamos a esperar unos días a que salgan más opciones-di otra mordida a mi galleta y disfruté el sabor de la fresa pese a que no era de mis sabores favoritos.

Pero éste día, como estaba siendo desde la mañana, nada salía como esperaba. Porque no solo se trataba del helado de fresa.

Observé a Sean.

Lo encontré disfrutando de su paleta mientras escuchaba lo que Lucy nos platicaba de cómo estuvo su día. Yo me perdí algunos detalles por estar muy concentrado en cada una de las reacciones de Sean.

No estaba muy seguro, pero presentía que “algo” no estaba bien.

Durante todo el día, algunas de sus acciones me parecieron desconcertantes.

La primera alarma surgió mientras trotábamos durante la mañana porque, de un momento a otro, Sean tomó la delantera y así se mantuvo durante el resto de kilómetros que nos faltaban por recorrer. A veces él se adelantaba porque trotaba más rápido que yo, pero nunca dejaba una gran distancia entre los dos. Y hoy había sido la excepción.

El segundo momento en que noté algo extraño, fue cuando estábamos comprando todo lo necesario para preparar nuestra comida. Desde hace una semana teníamos planeado nuestro menú, tal y como se lo había platicado a Tom; y eso quería decir que ya sabíamos lo que íbamos a comer.

Pero, sin que me lo esperara, Sean decidió hacer un cambio de último minuto.

 

Escena Retrospectiva (Flash Back)

-¿Y si mejor comemos pollo?-dijo Sean al mismo tiempo en que yo me inclinaba sobre un refrigerador para alcanzar un paquete con dos pescados

-¿Eh? Pero habíamos acordado que hoy sería pescado. Es parte del menú-dije mientras le mostraba el paquete. Sean lo observó, pero no le tomó más de 3 segundos en apartar su mirada

-Tengo antojo de pollo-insistió.

Un silencio entre los dos surgió mientras que la vida en el supermercado continuaba. Ambos nos observamos durante algunos segundos hasta que aparté mi mirada

-Podríamos… comprar un paquete con pollo y un paquete con un pescado-propuse mientras que, con la mirada, empezaba a buscar un paquete que contuviera una sola pieza de pescado

-No podemos comprar los dos. Ésta semana tenemos ajustado el presupuesto-Sean se recargó en el carrito donde llevábamos el resto de lo que planeábamos comprar-Si compramos pollo y pescado, tendremos que intercambiarlo por algo de lo que llevamos aquí-nuestras miradas se posaron en el interior del carrito.

Todo lo que llevábamos estaba en nuestra lista de compras. Todo era esencial, así que no podíamos permitirnos intercambiar algo por el pollo y el pescado

-Entonces compraremos pescado. Ya habíamos quedado en eso-aclaré-Es parte del menú-enfaticé mientras tomaba un paquete con dos pescados y lo colocaba dentro del carrito.

Sean no mencionó una palabra más sobre el asunto y me hubiera gustado que las compras continuaran como si nada, pero por más que lo intenté, no pude dejar de pensar en ello. Con solo ver el rostro serio de Sean y de escuchar sus muy breves respuestas y opiniones, me daba la impresión de que se había molestado por mi decisión tajante de comer pescado.

Lo pensé mucho y para cuando volvimos a pasar por el pasillo de las carnes, no pude evitar detenerme y suspirar

-¿En verdad quieres comer pollo?-cuestioné a Sean

-Ya se había acordado que sería pescado ¿No?-elevó ambas cejas y exhalé

-Pero si tú quieres pollo, entonces… podríamos cambiarlo-dije mientras tomaba el paquete con los pescados y lo regresaba al refrigerado para intercambiarlo por el paquete con pollo. Cuando el paquete quedó dentro del carrito, le sonreí a Sean.

No me importaba cambiar mi rutina y el menú que ya teníamos planeado si se trataba de Sean.

Al fin y al cabo, solo se trataba de un pequeño cambio.

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

 

Y lo que creí que no iba a ser un cambio importante, al final me resultó incómodo porque no pude dejar de pensar en que ya estaba planeado y que en verdad tenía ganas de comer pescado. Además de que llegué a pensar que esa actitud seria en Sean se esfumaría, pero no hubo ningún cambio.

Sabía que cualquier persona diría que era algo tonto quejarme por ese tema, pero para mí no era cualquier tema. Cambiar el menú no solo significaba cambiar la comida del día, sino que también significaba un cambio muy difícil en mi rutina. Y aunque por ahora intentaba realizar pequeños, pero importantes cambios en la rutina, no podía permitirme un cambio tan abrupto. Un cambio tan de último momento. Sin previo aviso.

Era complicado.

Aún me era complicado.

Y no sabía del porqué de las acciones de Sean si él mejor que nadie sabía lo que esos cambios abruptos significaban para mí.

Yo no podía concebirlos con tanta facilidad. No aún.

Era como si estuviera saliendo de manera brusca de mi zona de confort. Y la terapia no se trataba de eso porque, cada cambio, por muy mínimo que resultara ser, debía hacerse con paciencia y calma.

Ni siquiera había comido bien y mucho menos con ganas.

No podía quejarme porque Sean no había insistido en el tema, pero al final, yo había aceptado comer lo que a él se le había antojado. Dejé de lado la planeación y mi propio antojo por él.

Después de que no comí lo que quería, tuvimos que caminar muchísimo más a lo largo del día para revisar más opciones de apartamentos. Sean no quiso tomar ningún descanso y por eso la planta de mis pies me quemaban. Lo primero que hice al llegar a casa fue quitarme los tenis y ponerme mis pantuflas.

En ningún momento busqué reclamarle a Sean porque pensaba que no era tan malo darle la razón de vez en cuando. Y aún más porque continuaba sintiéndome culpable por haber hablado sobre su terapia. Tenía la sensación de que le debía algo más que solo una disculpa.

Aún así, me sentía ligeramente molesto y decepcionado porque Sean no cambió su extraño comportamiento en todo el día.

Exhalé una última vez y detuve mis pensamientos. No era bueno darle vueltas a un asunto que ya había sucedido. Estaba sobre pensando y esa era una acción para nada recomendada.

Estiré mis piernas y me dediqué a escuchar con atención lo poco que alcancé de la conversación que Lucy y Tom mantenían hasta que, la atención de ambos fue hacia mí

-Dany ¿Vas a contarnos sobre tu trabajo en la tienda de chocolates?-preguntó Lucy-¿Cómo fue que lo conseguiste?-

-Fue mientras Sean y yo paseábamos por calles de Zúrich-de nuevo observé a Sean. A pesar de que lo encontré con su atención en su paleta, supe que me escuchaba con atención-Estábamos regresando a casa cuando decidimos tomar un camino diferente. Atravesamos un callejón empedrado y fue ahí en donde encontramos la tienda. En frente había una florería que se volvió en mi favorita-

Escena Retrospectiva (Flash Back)

Sean y yo nos entretuvimos revisando cada ramo de flores que tenía la florería que nos habíamos encontrado porque de vez en cuando comprábamos para adornar la mesa de centro que teníamos en la sala. Y porque, según Emil, los adornos naturales como los ramos de flores, eran buenos para mejorar el ánimo. Además de que también relajan y eliminan el estrés.

Al final, nos decidimos por un ramo de gerberas. Eran coloridas y sus pétalos eran abundantes.

Sean se encargó de pagar y justo cuando dimos media vuelta para retomar nuestro camino, fue como si mi mirada se centrara solo en aquel pedazo de papel que se encontraba exhibido en una ventana del establecimiento que estaba frente a la florería

-“La dulce gula”-leí en voz baja el nombre de aquel lugar y mis pies se movieron casi en automático hasta que estuve más cerca del letrero en el que se leía “Se solicita personal”. Mi cabeza hizo click al recordar lo que días atrás estuve buscando después de una sesión que tuve con Emil.

Además de que ya había encontrado un pasatiempo que me gustaba, Emil también me recomendó encontrar un trabajo. Decía que tener un trabajo me iba a permitir mantener la mente y el cuerpo distraídos. También me ayudaba en canalizar mis energías en algo de provecho y que, además, me permitiría ganar dinero

-¿Qué ves?-Sean se colocó a mi lado con el ramo de gerberas entre sus manos. Señalé hacia el letrero y él leyó en silencio.

Volteé a verlo después de unos segundos de duda

-¿Debería intentarlo?-

Sean observó la fachada del establecimiento

-¿Te interesa?

-Creo que sí-elevé ambos hombros y sin pensarlo por más tiempo, empujé la puerta principal.

Lo primero que me recibió en el lugar fue el intenso olor del chocolate. Inhalé profundamente y no pude evitar sonreír. Observé a detalle todo lo que nos rodeaba y en cuestión de segundos quedé maravillado. Nos rodeaban una gran variedad de mostradores de madera en los que, a través de sus cristales, se podían apreciar una enorme cantidad de chocolates; iban desde el color blanco hasta el negro. Y sus presentaciones no solo eran en barra.

Fin Escena Retrospectiva (Flash Back)

-Hablé con el dueño y me citó al día siguiente. Ni siquiera me pidió solicitud porque dijo que se me notaba que los chocolates me gustaban y que eso era más que suficiente para trabajar en su tienda-Lucy y Tom sonrieron

-Tuvo mucha razón-asentí a las palabras de Lucy-¿Y qué es lo que hacías en la tienda? ¿En qué área trabajaste?-

-Me encargaba de atender a los clientes y de acomodar la mercancía que llegaba cada semana. A veces también hacía inventarios. El tiempo se me pasaba volando-

-¿No te llegaste a marear con el olor del chocolate?-me reí ante la duda de Tom

-Jamás-aseguré-Pero sí me llegué a sentir abrumado por las nuevas responsabilidades. Al principio se me hizo muy complicado atender a los clientes. No era bueno para dar explicaciones o para convencerlos en que compraran, pero poco a poco fui mejorando-

-¿Y qué te dijo Emil sobre el trabajo?-Lucy preguntó

-Cuando se lo platiqué, primero me llenó de preguntas. Quiso saber desde cómo me sentí al preguntar por el trabajo hasta lo que pasaba por mi mente al terminar el día. Durante las sesiones le llegué a platicar de mis nervios al atender a los clientes o de mis dudas de si estaba haciendo un buen trabajo, pero él se encargó de calmarme y de darme muchas soluciones para cada uno de mis nuevos problemas. Al final concluyó diciendo que tuve mucha suerte y que disfrutara de la experiencia-

-¿Te llegaste a topar con algún cliente difícil? Los hay en todos los trabajos-Lucy puso los ojos en blanco y empezó a platicarnos sobre una anécdota de su trabajo en la que un cliente no satisfecho con el servicio salió a relucir. Después fue mi turno

-La mayoría de los clientes iban a buscar un regalo. Unos pocos sabían lo que querían y muchos eran los que necesitaban de alguna opinión extra que, para mí, dejó de ser difícil de dar porque, además de los consejos de Emil, mi jefe se encargó de que yo conociera cada uno de los chocolates que él vendía. Terminé por saber desde el país en el que cada chocolate fue fabricado hasta los tipos de relleno o presentaciones que tenían-Lucy y Tom quedaron impresionados por mis palabras, sus rostros lo daban a notar.

Sus felicitaciones no se hicieron esperar. Conforme fui escuchando cada una de sus palabras de admiración, me sentí tímido, pero al mismo tiempo orgulloso por el trabajo que había hecho. Al fin y al cabo, cada uno de mis esfuerzos, habían y continuaban valiendo la pena

-Debió ser muy complicado aprenderte cada una de las características de cada chocolate ¿No?-le di la razón a Tom

-Sí, pero al recordar que de esa manera podría dar una opinión sincera a los clientes, sentía que todo el esfuerzo lo valía-

-Increíble-dijo Lucy-Es increíble, Dany-me sonrió y frotó mi espalda. Le devolví la sonrisa-Platícanos alguna anécdota graciosa. De seguro tienes una-alejó su mano de mi espalda y empecé a intentar recordar algún momento gracioso.

Y cuando uno llegó a mi mente, las palabras de mi boca fueron robadas por Sean

-¿Por qué no les cuentas sobre Melissa?- al terminar de escuchar sus palabras, volteé a verlo en menos de medio segundo.

¿Qué?

¿Por qué la mencionaba?

¿Por qué la mencionaba a ella justo en ese momento?

Observé a Sean con la intención de obtener alguna mirada que me diera una respuesta a mi pregunta silenciosa, pero no me dio ninguna

-¿Melissa? ¿Quién es Melissa?-la curiosidad fue notable en el rostro de Lucy

-No es nadie-me apresuré para evitar que Sean volviera a ganarme la palabra-Solo fue una clienta-busqué restar importancia al asunto. Pero, de nueva cuenta, no me esperé las siguientes palabras por parte de Sean

-Una clienta que invitó a Daniel a salir-

Notas finales:

Muchas gracias por seguir aquí <3.

Nos leemos.


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