Capitulo XIV:
Lyall bajo del avión, encogiendo su cuerpo a causa del frío. Se sacó su mochila de la espalda y la abrió sacando su abrigo. Se lo colocó, sintiendo como su cuerpo poco a poco comenzaba a conservar su calor corporal y así combatir el frío. Camino hasta migraciones para registrar su visita en el país con su mochila nuevamente en la espalda. Solo le quedaban horas para poder asegurarse de que su hijo estaba bien de salud.
Al llegar a la casilla, giró su cabeza hacia la televisión del lugar, mientras la muchacha primero le miraba con desconfianza al ver el aspecto desordenado del hombre, asegurándose de que sus documentos estuvieran bien. Observo con preocupación las imágenes que se mostraban de la catástrofe que había dejado el Tsunami y el terremoto que azotó la zona. Lyall abrió sus ojos al escuchar la noticia, sorprendiéndose al darse cuenta de que era el mismo lugar donde estaba su hijo.
—Las puertas de la ciudad Whittier, están completamente bloqueadas, una parte del puente está desprendido, impidiendo el acceso a la ciudad. La policía del lugar está buscando voluntarios para quitar los restos de la caída del puente y así poder establecer una conexión con la ciudad y saber si existen sobrevivientes. —comunicó la reportera de la televisión.
Lyall pestaño rápidamente recuperándose de la sorpresa, mientras extendía su mano para recuperar sus documentos al ver que la chica estaba lista. Quería llamar a su esposa, pero no quería preocuparla, con algo que no estaba seguro. Tenía que ver con sus propios ojos la verdadera condición de su hijo.
Camino a las afuera del aeropuerto, viendo que la gente se encontraba sentada, ocupando su equipaje ya sea como asiento o almohada, pidió permiso a diversas personas haciéndose un camino hasta las puertas principales del aeropuerto, siendo detenido por uno de los guardias del aeropuerto. Los observo extrañados, viendo que ellos le miraban de igual manera.
—Señor, no puede pasar, la lluvia impide cualquier tipo de movilidad y la ciudad está completamente cerrada, hasta nuevo aviso—comentó el guardia, viendo a Lyall rodar sus ojos.
—Necesito llegar a Whittier—trató de explicar Lyall. Si no había un acceso a la ciudad buscaría uno, estaba lo suficientemente desesperado como para cometer una locura aquí mismo y ahora.
—Lo siento amigo, no podemos hacer nada hasta que acabe la tormenta, por ahora solo tenemos que resguardar la seguridad de los turistas—aclaró el guardia, viendo como Lyall le miraba frustrado.
Lyall suspiró y observo el lugar desesperado. La gente estaba con semblante totalmente cansado y agobiado. Avanzó ignorando al guardia, quien se volvía a cruzar en su camino al verlo intentar abrir la puerta.
—Por favor, mi hijo está en esa ciudad—explicó Lyall desesperado—Está solo y puede estar asustado—Lyall estaba seguro, que él estaba el triple de asustado que su propio hijo.
—Sígueme, si está vivo necesitamos confirmarte que tu hijo está bien—habló el guardia comprensivo—Necesito que rellene un formulario de desaparición para que sepamos quién es su hijo.
Lyall observo al guardia y asintió, siguiendo al guardia por el aeropuerto repleto de gente, mientras trató de encontrar alguna vía de escape, pero prefirió rendirse al ver que el hombre no le quitaba el ojo de encima. Llegó a la oficina, sorprendiéndose al ver que una chica pelirroja agarraba de la solapa a uno de los guardias, mientras les reclamaba que tres compañeros suyos estaban en la misma ciudad de su hijo. Al menos no era el único a punto de un ataque de pánico por culpa de no saber el estado de uno de sus seres queridos.
—Por favor, dime el nombre de tu hijo—preguntó el guardia, captando nuevamente la atención de Lyall.
—Remus Lupin—respondió en inercia—Tiene 18 años, lleva al menos una semana aquí.
Lyall sacó su billetera del bolsillo de su pantalón, la abrió y sacó la foto familiar. La dejo arriba de la mesa, señalando con un dedo al chico de al medio. Esa foto la había sacado dos semanas antes de que Remus desapareciera.
—Él es mi hijo—comentó con preocupación, viendo como el chico le sacaba una fotocopia y le devolvía la foto.
Miró a la chica pelirroja, quien ya se había calmado y observaba con enojo al guardia quien le explicaba una nueva forma de poder ayudar a llegar al pueblo, una que le llamó bastante la atención.
— ¿Tiene alguna enfermedad?—preguntó el guardia.
—Sí, tiene un papel y un lápiz—pidió viendo como el guardia se lo daba y él simplemente escribió la condición de su hijo—Por favor, encuéntrelo.
—Dame los formuarios de voluntariado—pidió la pelirroja un poco más calmada, mientras comenzaba a rellenar el formulario.
—Me da el mismo formulario de la chica por favor—pidió Lyall con una sonrisa alegre.
—Claro, entre más seamos más rápido podremos llegar a la ciudad—le apremió el guardia con una sonrisa, para entregarle el formulario.
Lyall tomó el lápiz del escritorio y comenzo a inscribirse. Giró su cabeza, observando a la pelirroja de reojo, quien también terminaba de rellenar el formulario. Término de inscribirse y entregaron la ficha para finalmente salir de la oficina y encontrarse con esa misma cantidad de gente.
— ¿Quiere tomar un café?—invito a la chica con una sonrisa—Mi nombre es Lily Evans—se presentó con una sonrisa.
—Me encantaría, soy Lyall Lupin —se presentó a la chica con una sonrisa—De todos modos, nos tendrán que llamar para acudir al voluntariado.
Lily sonrió de todos modos, ese señor tenía razón.