Capítulo XV
Remus se separó del grupo de Sirius en cuanto llegó a su casa, siguió a Sirius, quien no había soltado su mano desde que habían empezado a bajar la montaña. Entró a la pensión, viendo el desorden generado por el terremoto y el Tsunami, subió la escalera al darse cuenta de que Sirius lo guiaba aún de la mano para dejarlo en su cuarto. Se sintió desprotegido, cuando Sirius le dejó en su cuarto para ir a ver a su hermano menor y mejor amigo, quienes se acomodaban en la habitación de al lado.
El ambiente en su habitación estaba húmedo, se acercó a la ventana, viendo que la nieve de anoche que adornaba las calles, ya no existía. Ahora, solo quedaban posas de agua que dejaban huellas del Tsunami, el cielo estaba gris, por su experiencia sabia que vendría una lluvia en poco tiempo, cosa que asustaría a los habitantes de este pueblo.
Camino hacia el ropero y reviso sus cosas. Sacó su bolso el cual estaba húmedo, lo abrió dándose cuenta de que su ropa tenía la misma condición. Su mochila estaba seca al igual que la cámara que se había comprado, pero aún así debido a la humedad tendría que ocuparla con cuidado. Abrió la mochila y tomó un poco de la poción matalobos que había guardado y así no sufrir el instinto de querer matar a sus compañeros.
Su rostro palideció cuando sintió que todo el piso de madera, temblaba bajo sus pies al igual que toda la casa. Suspiró asustado, solo era una réplica, observo por la ventana el mar, comprobando que no volviera a salir. No podía reaccionar, sus piernas estaban congeladas.
—Remus ¿Estás bien?—preguntó Sirius en cuanto entró a la habitación. Viendo como la chica se encontraba sentado en el suelo.
—Si… Si estoy bien—comentó asustado, mientras sentía que el temblor acababa.
—Tranquilo, solo es una réplica—murmuró, abrazándolo para luego mirarlo a los ojos con una sonrisa—Con Antonio, vamos a ir a ver si existe, algún modo de comunicarnos con nuestros padres ¿Vienes con nosotros?—preguntó con preocupación. No quería dejar a Remus solo en este lugar.
—No, prefiero descansar, quiero dormir un poco—comentó con una sonrisa, dejando un beso en la mejilla de Sirius.
—Está bien, pero volveré en una hora. Regulus estará en la habitación de al lado por cualquier cosa—comentó con una sonrisa, al ver él gestó de Remus.
Sirius se acercó al chico para besarlo, pero Remus solo volvió a besarlo en su mejilla, antes de sacarlo de la habitación. Remus agudizó el oído, oyendo que Sirius bajaba las escaleras y se encontraba con James saliendo de la casa. Suspiro adolorido, le dolían todos los músculos de su cuerpo.
Se quitó las zapatillas para seguir con los calcetines. Abrió sus ojos con miedo al ver a su pie derecho algo hinchado. Eso no tenía muy buen pronóstico. Se acostó en su saco de dormir para calentar su cuerpo, mientras hacía el intento de dormir, por un momento quería olvidar los pensamientos pesimistas y melancólicos que se adueñaban de su mente.
Sirius llegó una hora después a casa, agradecido de poder haberse comunicado con su madre para dejarla más tranquila, sobre la situación de su hermano menor. Subió las escaleras para dejar su mochila en su cuarto. Entró, viendo que su hermano menor dormía hecho una bolita. Se acercó, dándose cuenta de que su pie estaba hinchado, tocó su frente comprobando que tenía algo de fiebre. Tendría que llevarlo al médico para comprobar que no fuera una pulmonía.
Salió de su cuarto y se dirigió al de Remus, se alegró al verla dormir igual que su amigo. Le tocó la frente viendo que al igual que su hermano menor, su temperatura era alta, le pasó la mano por la ropa, sintiéndola húmeda. Para colmo, su pie también estaba hinchado.
—Remus, vamos despierta—pidió, moviendo al menor. Quería despertarlo para que se cambiara de ropa—Remus—volvió a llamarlo. Debía mover a sus amigos a un lugar seco, si no ambos terminarían gravemente enfermos.
Remus abrió sus ojos sobresaltado, un mareo lo envolvió producto de la fiebre. Le zumbaban los oídos, su cabeza le dolía horrores y tenía mucho frío. Observo a Sirius, borrosamente, lo vio mover los labios, pero no lograba entender nada. Cerró sus ojos, volviéndose a dormir nuevamente.
—Remus, no te duermas—susurró Sirius preocupado.
¿Dónde estaba James para ir a ver a su hermano menor? Observo a Remus viendo que su respiración era agitada. Necesitaba a su amigo James para poder llevar a su hermano menor y Remus a un hospital, para saber cuán enfermos estaban.