Capítulo XXXVI: Tormenta (Parte II)
Aroa se puso su parca y la antiparra, para cubrir sus ojos de la nieve. Observo preocupada a su alrededor, su padrino Remus no se mostraba muy seguro de dejarla salir fuera, la mirada de su padre tampoco lo decía, pero al menor en ella veía confianza en ella. Severus puso un hechizo a la ropa de su hija, para que de este modo mantuviera su temperatura. Aroa miró a su padre un poco asustada.
—Aroa escúchame, concéntrate solo en el aroma y tráelos a todos. No te pongas nerviosa, si primero encuentras a los demás antes de que a Eli, Draco y Phoenix ¿Entendiste?—comentó Severus preocupado. Aroa asintió con la cabeza—Perfecto, ahora obedece a las instrucciones de Newt.
Aroa observo a Newt, quien le sonrió, mientras se agachaba a su nivel. Este amarró una cuerda a su cintura y después puso una radio en el bolsillo de su pantalón, antes de mirarle a los ojos.
—Es una radio para comunicarte, tú aprietas el botón, dejas salir un poco de magia y automáticamente se comunica conmigo a esta—Habló Newt, mostrando la radio. Aroa asintió.
—Esta es una lista, son de los doce alumnos que faltan por llegar, muchos de ellos son hermanos, así que si no están juntos, debes mentirles diciendo que llegaron al castillo—recomendó Remus, mirando a su ahijada.
—Entiendo—comentó, sacando una sonrisa a los tres adultos.
—Entiende rápido, me agrada—comentó Newt.
—Claro, es mi hija—recordó Severus con una sonrisa.
—Por último Aroa, la cuerda, tiras de ella y la amarras a la persona que encuentres—comentó con una sonrisa—Buena suerte y cualquier problema a la radio y si no funciona, lanza un patronus —advirtió Newt.
Aroa observo que su padre y su padrino tragaban saliva antes de verla salir fuera. No sin antes asegurarse de que viera bien la lista, no se sorprendió mucho al reconocer algunos nombres de sus amigos. Una vez fuera, aprovecho de correr hacia el bosque prohibido, antes de que la tormenta se pusiera mucho peor. Pasó el sauce boxeador, aliviándose al sentir el aroma de Oliver Wood y Percy Weasley, se quedó quieta al verlos aparecer tomados de la mano. Percy se sorprendió al verle allí.
—No somos novios—confirmó Percy, cuando Aroa se acercó a ellos.
—No me interesa porque razón están tomados de la mano, a mí solo me mandaron a buscar a los tontos que no habían llegado—comunicó, ganándose una mirada de pocos amigos de parte de la pareja.
— ¿Tú sola?—preguntó preocupado, tomando la cuerda que Aroa y rodeando su cintura con ella.
—Sí, el profesor Remus está en la entrada junto a Newt Scamander—comunicó Aroa con rapidez, viendo que Percy se acomodaba la cuerda.
— ¿Cuántos alumnos son los que faltan por llegar?—preguntó Oliver preocupado.
— ¿Mis hermanos están en esa lista?—preguntó Percy preocupado.
—No puedo contestar tu pregunta Oliver, y no Percy, de tus hermanos solo faltas tú—mintió Aroa como le había pedido Remus. Sintió el aroma de Draco en la entrada del bosque. —Vayan al castillo.
Oliver tomó de la cuerda y siguió a Percy hacia el castillo, quería ayudar a Aroa, pero algo le decía que era mucho mejor volver al colegio y ayudar desde allí. Aroa observo a ambos alejarse de, sujetando siempre la cuerda hasta que desaparecieron de su vista. Siguió corriendo hacia el bosque prohibido, paso solo una docena de árboles antes de chocar con uno de los compañeros de Draco. Hizo una mueca de asco, al reconocer a Crabbe.
Draco se alivió al ver que se trataba de su prima, la ayudó a levantarse, mientras Goyle ayudaba a su amigo.
—Cuidado, casi me matas—reclamó Crabbe, molesto, mientras se levantaba con ayuda de su amigo.
—Ojalá lo hubiera hecho—pronunció, ganándose una mirada de pocos amigos de todos los presentes.
Draco sonrió ante el comentario de Aroa, escondió su sonrisa, llevando su mano a la boca. Acepto la cuerda que le extendió su prima y la amarró a su cintura, al igual que sus dos compañeros. Negó con la cabeza, divertido al ver que Aroa volvía a empujar a Crabbe solo por molestar, aun así le miró enojado unos segundos, hasta que Goyle nuevamente le ayudó a levantarse.
— ¿A dónde crees que vas?—preguntó a Aroa, al ver que Draco se iba en su dirección, mientras que sus dos compañeros seguían la cuerda que les llevaba a Hogwarts de mala manera.
—A ayudarte a buscar a Eli y Phoenix ¿No es obvio?—consulto extraño, al ver la mirada confusa de Aroa.
—Ellas están en el castillo—mintió a Draco descaradamente—Mi padre está con ellas, mientras te busco—comunicó con una sonrisa amable.
—Pues ya me encontraste, volvamos—ordenó Draco rápido. No le gustaba la idea de que su prima estuviera afuera del castillo con esta tormenta.
—Aún faltan seis alumnos por encontrar y mi padre me pidió ayudar. Prometo volver antes de que ustedes tres comiencen a sufrir un ataque de nervios.
Se alejó de su primo todo lo que su condición física le permitió, escucho que este gritaba su nombre, pero ella solo siguió adelante. Se detuvo, observando a su alrededor. La nieve ya causaba que fuera difícil caminar, sin ocasionar que se hundiera el pie un poco.
Se volvió a concentrar en los aromas de sus compañeros, sacó de su parca la lista, viendo que Oliver, Percy y Goyle habían llegado, espero en silencio y aguantando el frío hasta que el nombre de Draco y Crabbe apareció tachado. La guardó y se concentró para encontrar a los gemelos Weasley.
Aroa se detuvo en medio del bosque, sentía el aroma de los gemelos, pero no los veía por ningún lado. Observo a la derecha e izquierda, abajo pensando que estaban desmayados o en alguna cueva y finalmente arriba, sonriendo al ver que George dormía en una rama y Fred le miraba con una traviesa sonrisa.
— ¿Estás perdida también, Aroa?—preguntó Fred, moviendo un poco a George para que se despertara.
—No, me han mandado a buscarlos—exclamó, contestando la pregunta de los gemelos.
Observo a Fred bajar del árbol con cuidado, abrió sus ojos cuando este se tropezó y cayó de bruces al suelo, alzó sus cejas al verlo tirado en el suelo, mostró una mueca de desagrado, pero cuando sintió un segundo tropezón y vio a George caer arriba de su hermano, no pudo evitar reírse, mientras se agarraba el estómago.
George Weasley fue el primero en levantarse al sentir que su hermano mayor le golpeaba para que se quitara de encima, al escuchar que Aroa no paraba de reírse.
—Pero que idiotas—exclamó Aroa, apuntándoles con el dedo.
George se acercó a Aroa, mientras esta se limpiaba las lágrimas. Esta se sonrojó cuando George le acunó su cara entre sus manos y dejaba un tierno beso en su mejilla. Dejo de reírse en el acto, observando con enojo cuando Fred alzó una ceja en forma burlona para luego sonreír al ver que había guardado silencio.
—Amárrense la cuerda a la cintura—ordenó Aroa cambiando de tema—Tienen que volver a Hogwarts a calmar a Percy antes de que me mate por mentirle, mientras yo sigo buscando a los cuatro que me quedan—comunicó, viendo con enojo a Fred—Sigan la cuerda y nos vemos luego.
—Aroa, espera—pidió George al ver que se alejaba.
Aroa quiso detenerse, pero la urgencia de encontrar a su hermana y prima eran mucho mayores, además ya revisaría la lista para ver si esos dos habían llegado bien al castillo.