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Punto y Aparte por Mascayeta

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El roce de los labios de Potter pasó un corrientazo por la espalda del escriba que de inmediato supo que si no detenía al ojiverde, tampoco podría mantener el autocontrol que desde que volvió a verlo el día del ataque, parecía hacerse más difícil de lograr.

Albus conocía tan bien las expresiones de Scorpius que supo que seguía tan enamorado de él como dos años atrás, por eso sin importarle mucho el lugar se apresuró a derribar las defensas que se impuso.

Los dientes de Potter mordieron con descaro el lóbulo de la oreja del ojigris en lo que buscaba pegarse más a su cuerpo y sobre todo a su cadera, la diferencia de estatura enojó a Malfoy, en esos años no era mucho lo que había crecido y tampoco había ganado demasiada masa muscular a pesar de todo el ejercicio que hizo para seguir el ritmo de Rick y Zachary, quienes al igual que Potter le sacaban por lo menos diez centímetros, y ahora, según él, parecían gorilas.

Albus regresó a la boca rosada que se entreabría por las caricias que le brindaba en el pecho apretando uno de los duros pezones, aprovechó bien su ventaja e invadió con su lengua la boca que no probaba desde el día en el aeropuerto, suficiente para comenzar a desabotonar la incómoda túnica del rubio, sonrió al percibir directamente la piel de Malfoy bajo sus manos. Detuvo el ósculo para obligarle a mirarlo, sabía que si desaprovechaba esa oportunidad nunca podría volver a acercársele y menos a tenerlo tan dispuesto.

—Delphini junto con Rose después de tu llegada aplicaron el Obliviate que logró confundirme durante días, pero en la medida que avanzaba el tiempo el dolor de cabeza aumentó al punto que tío Ron me dio una droga que me calmaba haciendo que tu imagen apareciera en mis sueños, primero borroso y luego con claridad.

Scorpius lo miró sin creer la confesión que acababa de escuchar, eso justificaba su trato en esas semanas, sin embargo, no las cartas que le envió y el olvido del que fue víctima, las noticias y las entrevistas en El Profeta. No caería con tanta facilidad en esa mentira, le costó levantarse para seguir adelante, algo que le debía a Snyde, él de verdad lo amaba, el ojigris apartó la cara y trató de nuevo liberarse de las manos de Albus, consiguiendo que este se apoyara por completo sobre su cuerpo.

Potter cedió a la tentación sostenida por años, envolvió al rubio con uno de sus brazos y tiró de él para morder con gusto la clavícula que se mostró al caer un poco la túnica mostrando la piel desnuda bajo la misma. Su mano libre se deslizó por debajo del bóxer de Scorpius permitiendo que el deseo de poseerlo actuara por encima de la razón.

—Perdóname, no aguanto más —dijo para darle vuelta y colocarlo contra la pared.

Al sentir invadida una zona tan intima la cabeza de Scorpius cayó sobre el pecho de Potter aferrándose con la fuerza que no sabía de donde obtenía para disfrutar de la caricia.

Sin perder el control de la situación Albus lo apoyó en la fría piedra para susurrar en su oído.

—Te mereces una cama llena de rosas, besos y palabras tiernas, pero, por favor no me niegues este placer ahora…

El jadeo al percibir como la hombría de Albus entraba en su interior, hizo que clavara Malfoy las uñas en el uniforme del Slytherin arqueando la espalda inicialmente por el dolor y luego por el placer que le sobrepasó cuando el vaivén de quien lo sostenía contra la pared fue incrementando la velocidad y la fuerza.

Llegó al límite de su resistencia para escuchar una orden que cumplió sin temor.

—Scorpius… dilo… ¡dilo!

—Te amo… Albus… «tú eres mío y yo soy sólo de ti».

—Te amo Scorpius —repitió con gusto al oír parte del Pacto que habían hecho.

La respiración de ambos necesitaba volver a la normalidad, una risa cómplice y un beso lleno de amor dieron por terminado el encuentro pasional.

—Tu padre y yo hablamos la mañana después del ataque —explicó Albus acariciando la blanca piel que ahora sabía le pertenecía por completo—, lo único que te pido es tiempo, y sobre todo que confíes en mí.

Scorpius asintió dejándose mimar, no podía negarlo, amaba a su mejor amigo desde tercer año cuando tuvieron la aventura con la loca de Delphini, en ese instante sonrió porque no sabía si agradecerle o maldecirla por aparecer de nuevo.

El ruido de unos pasos alejándose por el pasillo les recordó donde se encontraban, Malfoy reconoció por la cadencia a quien pertenecían, la culpa lo embargó, de esa manera no debió enterarse.

Se soltó de Potter, lanzó un hechizo de limpieza y un glamour y corrió por uno de los atajos que tanto recorrió en su primer año para encontrarse de frente con quien los había visto.

—¡¿POR QUÉ?! —el grito fue desgarrador y más cuando vio las lágrimas en los hermosos ojos de Rick.

—Lo amo desde los doce años —se justificó tratando de aproximarse—, te pedí que… te lo dije cuando llegamos…

La carcajada fue la mejor muestra de que Snyde siempre lo supo.

—Por eso no lo acepté —negó con la cabeza y esta vez él se acercó abrazándolo—. No te merece, eres demasiado en todos los sentidos.

Un suave beso fue depositado en los labios de Scorpius, Rick limpió su rostro y lo dejó para dirigirse a las escaleras donde el ojigris pudo distinguir a Zachary, un ligero asentimiento con la cabeza le indicó que podía estar tranquilo. El gong del gran reloj resonó en su cabeza mostrándole el poco tiempo que le quedaba para cumplir con su trabajo, por donde llegó se regresó a las mazmorras, debía preparar todo para el examen.

En el Gran Comedor Rose apretó su cubierto al sentir el aroma que traía Albus, reconoció la fragancia almizclada, terrosa y amaderada de Scorpius junto con el sutil olor a sexo, por la sonrisa descarada que le regaló supo que lo había hecho a propósito, quería que ella se diera cuenta que ya no lo controlaba, que el Crucio lanzado a Malfoy y que sin querer él recibió le ayudó a recobrar sus recuerdos.

—No lo pienses tanto prima, el escriba no es mi amante.

—¿Niegas que te acostaste con él? —cuestionó llevando el vaso con jugo a su boca la pelirroja.

—El sangre pura no me brinda nada en comparación al poder que tu madre posee en el Ministerio —Granger lo miró sorprendida, nunca pensó que el ojiverde fuese ambicioso—. Soy un Slytherin, así que no te preocupes amor, hay que fingir una reconciliación.

El beso en su mano fue un insulto, la creía estúpida y lo peor es que no tenía forma de corroborar su sospecha.

—¡Amigos su atención por favor!

El Gran Salón quedó en silencio, Albus miró a la Directora pidiéndole permiso para dar un importante anuncio.

—Mi prima Rose Granger-Weasley aceptó mi propuesta de matrimonio, una importante decisión teniendo en cuenta que ayer alguien la atacó para humillarla delante de mí, comparto mi alegría con ustedes y prometo —anunció levantando su vaso—, que si soy electo como el campeón de Hogwarts para el Torneo de los Tres Magos, obtendré el título igual que mi padre Harry James Potter Evans.

Los aplausos y los vítores junto con las conversaciones sobre lo que sucedería después de los exámenes, sirvieron para olvidar los chismes de la mañana.

—Es usted muy hábil señor Potter —felicitó Minerva al pelinegro—, le recomiendo mantenga esa actitud hasta el final, pero tenga cuidado en donde declara su amor.

Si hasta el momento no habían logrado avergonzarlo, saber que la Directora se dio cuenta de lo hecho con Scorpius le sonrojó.

—Por favor no le cuente al señor Malfoy, no me perdonaría por haber…

La mirada de McGonagall fue de complicidad, le sugirió asearse y llevar sus cosas a la habitación que ocupó su… ¿novio?, antes de salir del colegio. Afirmó con la cabeza, procuró no correr hacía la puerta para no llamar la atención, si eso no significaba que tenía la aprobación de sus mayores para estar con Scorpius no sabía que más tendría que pedir.

Por su parte Augurey Rowle en el salón de pociones leía los resultados de la prueba de los TIMO, el evaluador contaba con lujo de detalles la más grande experiencia que tuvo al ver que el joven Weasley al reportar que los ingredientes que tenía no coincidían con lo que se le pedía en el examen había cumplido con los objetivos de la práctica con la preparación de una mezcla original que tras la comprobación del Tribunal fue aprobada como una nueva pócima para la verdad, más fácil y rápida de obtener que el Veritaserum, y por el experimento que habían hecho, parecía que más confiable.

—Hugo Weasley alabó su enseñanza, explicó que para usted lo importante es enfrentar a este tipo de situaciones a los estudiantes para comprobar sus habilidades.

—Un honor que el hijo menor de la Ministra reconozca mi labor.

La puerta se abrió dando paso a Scorpius que pidió permiso para preparar lo que necesitaban los de Séptimo Año, Delphini y el evaluador le dieron el espacio para que pudiera disponer los elementos mientras ellos iban a almorzar, cuando llegaron los alumnos, todo estaba dispuesto, al igual que el día anterior la lista y el registro fueron llenados para iniciar con el test que demostró quienes punteaban para la escuela de Aurores.

A las ocho terminó de pasar las notas y a diferencia de la noche anterior, envió con un elfo las valoraciones a su jefe, el escriba quería descansar, ya había sido informado del cambio de habitación y de la manera como podía ingresar sin ser observado por los estudiantes.

Al llegar a la alcoba la cena junto con su pareja le esperaban con una cama llena de pétalos de rosas.

—Todo por su majestad, Rey Scorpius.


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