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DRAGONES por yukihime200

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27. Furia


Río ajustó por quinta vez sus nuevos brazales de cuero negro y remaches metálicos, la tensión se sentía en el ambiente y los hombres que ya se encontraban más repuestos después de unos buenos días de descanso lanzaban miradas nerviosas de tanto en tanto.


Mihail fingía no darse cuenta dándoles la espalda, mientras apretaba una vez más las correas de su peto y ponía sobre él de manera calmada las hombreras de un azul oscuro con detalles en escala.


—Padre —comenzó Lía— ¿De verdad harás esto?


El hombre de avanzada edad la miró con ternura arrugando un poco las esquinas de sus ojos y posó una mano sobre su cabeza con delicadeza removiendo sus cabellos cobrizos.


—Lo haré —soltó seguro el hombre bajo la mirada incrédula y un poco molesta de su hija—. Ese mocoso nunca me ha gustado, ni a su padre tampoco.


—Oh —dejó salir Río sorprendido e interesado— ¿Hay una historia trágica detrás de eso? —dijo tomando asiento y apoyando su mentón en una mano, preparándose para escuchar un buen relato. El adulto le devolvió una sonrisa burlesca.


—Para nada —comenzó—. Es solo que ese muchacho creció…retorcido. Le gustaba mucho ser el centro de atención y siempre ser el mejor, de una manera extraña—. Mihail se giró hacia él ya preparado, siendo sus ojos los que le explicaban la rareza que no podía comprender—. No me sorprende que incluso hiciera algo contra su padre para conseguirlo, y ese hombre era mi amigo. Le prometí que detendría a su hijo si alguna vez sus acciones sobrepasaban la moral. Al parecer fue así dado que no he escuchado nada de Thorien, pero no me quedaré a averiguarlo.


—¿Cómo sabes que ese hombre no está solo por ahí haciendo sus cosas y se olvidó de hablarte? —expuso Lía a modo de berrinche golpeando el suelo con su pie, sin aceptar el ridículo golpe que quería dar su padre solo por suposiciones y venganzas personales.


—Thorien jamás se olvidaría —dijo Mihail, mientras su mirada melancólica se perdía sobre las esquinas de la mesa, esa donde hace pocos minutos atrás habían extendido un plano del edificio al que irrumpirían—. Él es mi mejor amigo. Nos contábamos todo desde que éramos pequeños —. Expulsó una penosa carcajada—, cuando conocí a tu madre, cuando él conoció al amor de su vida, cuando nos casamos, cuando nuestros hijos nacieron…cuando Ellen murió —. El adulto dejó de hablar unos segundo, recordando cada cosa sucedida, mientras Lía apretaba los puños al escuchar nombrar a su madre, esa de la que solo escuchaba historias porque no poseía recuerdos de ella—. Thorien estuvo en todas las situaciones importantes de mi vida, cuando se me cayó un diente por una pelea a los diez, incluso cuando fui el protector de esta ciudad antes de tu hermano él estaba ahí a mi lado luchando en secreto de su padre.


Río sintió en el fondo de su alma algo extraño, un anhelo, porque a él también le hubiera gustado tener un amigo, un hermano, que fuera tan bueno como ese.


—Teníamos una rutina, una promesa no escrita —continuó el relato—. Siempre nos escribíamos, dos veces al mes, pero poco después de que llegó Río las cartas se detuvieron.


—¿Qué tiene que ver Río en todo esto? —preguntó Lía ya más calmada y mirando apenada a su padre.


—Nada. Al menos no de manera directa. El problema es ese mocoso —soltó furioso golpeando con su mano la mesa y removiendo todos los objetos sobre ella.


—¿Por qué solo ahora te parece extraño? Pudiste actuar antes.


—Thorien estaba enfermo, eso era verdad —Mihail se acomodó derrotado sobre una silla—, es por eso que no exigía respuestas a mis cartas, pensé que estaba tan enfermo que levantar una pluma era cansado para él —. Suspiró resignado—. Muchas veces intenté ir a su casa, pero su hijo o algunos sirvientes siempre me obligaban a desistir. ¿No es como si pudiera irrumpir en su hogar, sabes? No quería darle problemas a nadie.


—¿Y ahora no piensas hacer exactamente eso? —Lía frunció las cejas confundida, mientras los hombres que escuchaban silenciosos movían la cabeza de forma afirmativa dándole la razón.


—Lo sé. Sé que estoy siendo irracional, pero hay algo, no puedo explicarlo, pero sé que Thorien ya no está vivo —Mihail levantó la vista, transmitiendo con sus ojos toda la confusión y desesperación que sentía. Río no necesitó más razones.


—Pues bien —se levantó con calma— ¿Qué esperamos para ir a patearle el culo a ese tipo? De todas formas tampoco me agrada —encogió los hombros y soltó la frase con ligereza para alivianar el ambiente.


Nunca había sido de buenas palabras, pero la mano que le extendió al padre de su alfa para levantarlo y dedicarle un apretón le transmitió muchas cosas al contrario. Río se quemaría con él si estaban equivocados.


Era una pena que todo fuera cierto.


Una vez ya acabada la historia, el grupo completo se puso de pie y comenzaron a repasar el plan antes conversado.


Se acercaron otra vez a la mesa, todos rodeando los planos del edificio y poniendo especial atención en las fichas que simulaban ser la tropa.


—El más expuesto serás tú, Río. Entrarás solo a entretenerlo —explicó nuevamente Mihail, recibiendo un movimiento afirmativo de la cabeza del nombrado—, ese tipo tiene un interés ridículo en ti. Retenlo lo más posible mientras nosotros eliminamos a sus soldados.


Lía salió de la habitación mientras movía la cabeza resignada y evitaba escuchar el descabellado plan que preparaban los hombres dentro.


***


Salieron en silencio de la mansión y comenzaron a moverse escondidos entre las sombras que les brindaban las casas y edificios de la ciudad. Las respiraciones pausadas y nerviosas junto al roce de las protecciones de cuero recreaban extraños sonidos susurrantes en la noche.


Río fue el primero en aparecer en la entrada del recinto, mientras el par de guardias que se encontraban ahí le cerraban el paso con un par de lanzas que cruzaron frente a él.


—¿Qué haces aquí, omega? —le preguntó grosero uno de ellos, mientras el pelirrojo mantenía la calma.


—Quiero hablar con Logan —espetó. Los sujetos se miraron extrañados entre ellos, no acostumbrados a escuchar a cualquiera a llamar a su jefe por su nombre. Río sabía lo que pasaba por sus mentes, por lo que aprovechando esto continuó con sus intenciones de cruzar las puertas—. Vamos, hemos luchado espalda con espalda durante más de un mes, era claro que en algún momento vendría a agradecerle —les sonrió ladino con una mueca insinuante.


El par de hombres cambiaron de inmediato su mirada, soltando carcajadas bajas y sin ocultar el desprecio y la burla que sentían hacia el omega que según ellos iba a entregarse en bandeja de plata.


Descruzaron sus armas, y mientras uno se quedaba en la puerta vigilando el otro les dio la espalda realizando una señal a Río para que lo acompañara.


Una vez dentro el joven dragón se dedicó a admirar la estructura del lugar como antes no había podido, era muy similar a los edificios de su mundo, con paredes de color aburrido y cuadros de los que él suponía eran las personas más importantes del lugar.


El guardia lo llevó por entre pasillos y unos cinco pisos de altura a través de escalones que parecían interminables. Se adentraron al rincón más escondido del lugar, y atravesando las puertas dobles de caoba lo presentó ante Logan, quien se encontraba de espaldas mirando hacia afuera por el gran ventanal que ocupaba casi una muralla entera. Río revoló los ojos ante la típica imagen de giro dramático para darle la bienvenida a alguien en una silla.


—Miren a quién tenemos aquí —simuló decir sorprendido, para posterior realizar una seña con su mano y darle la salida al guardia—. No esperaba verte, Río. Al menos no a estas horas —. Declaró reclinándose y cruzando una pierna sobre la otra para enaltecer su postura.


—Creo que sí lo esperabas, y también sabes a lo que vine —comenzó el muchacho con su teatro—. ¿Puedo sentarme? —consultó con un rostro inocente al que el otro no pudo negarse y accedió con rapidez—. Hemos estado luchando lado a lado todo este tiempo para mantener a salvo la ciudad, algo que la verdad esperaba hacer con otra persona —. Espetó sarcástico—, pero debo decir que me siento muy halagado de haber realizado todo esto contigo. Dime, no soy muy brillante en algunas cosas, por lo tanto dime, ¿Cómo debería agradecerte de verdad?


Los ojos de Logan brillaron con astucia y algo malévolo, para luego remojarse un poco los labios y ponerse de pie con elegancia ante los ojos de Río, quien no podía reflejar toda la incomodidad que sentía.


***


Tan pronto como Río ingresó tras el guardia, Mihail realizó una corta seña con un par de dedos, el que fue respondido a la brevedad con un corto quejido que anunciaba la muerte de un soldado a manos de sus hombres. Y pronto uno a uno fueron cayendo de manera silenciosa, los que al inicio de una nueva mañana recrearían una imagen tenebrosa para la población que rondara las cercanías.


Cuando el sujeto que acompañó a Río regresó, los hombres bajo su mando no esperaron a que soltara ningún grito de advertencia, y así como así el último suspiro salió de sus labios y la luz abandonó sus ojos.


Se adentraron a paso rápido y silencioso por entre los pasillos, y dejando detrás de ellos las paredes de color carmín cuando veían algún enemigo acercarse. Las escaleras resonaban ligeras en la soledad, y el último quejido detrás de las puertas que resonó llegó hasta los finos oídos del dragón alfa que se encontraba sirviendo una copa de vino.


La sonrisa sarcástica que mostró en su rostro al girarse denotaba en él lo consciente que se encontraba de toda la situación.


—Por favor, Río —exclamó casi divertido mientras revolvía el líquido y le daba un sorbo a su copa después de aspirar su olor—. ¿Pensaste que no me enteraría que planeabas algo? —. Río solo se encogió de hombros, poco preocupado de que su plan fuera descubierto, eso solo significaba que deberían avanzar al plan b. Eliminarlo sin tanta dilación—. Tú nunca te acercarías a mí por propia voluntad.


—¿Y aun sabiendo eso no parabas de acosarme? —el pelirrojo se acomodó en la silla mientras se cruzó de brazos, sin tocar ni una gota del alcohol que el otro dispuso para él— Debes tener las pelotas muy grandes para no tener miedo a repercusiones.


—¿Qué puedo decir? Me encantan los desafíos —Río soltó una carcajada muy fuerte, elevando su mirada al cielo junto a esa acción para luego contestar.


—Entonces este te encantará. ¿Con cuántos hombres pensaste que vendría esta noche? —enarcó una ceja divertido cuando vio cambiar la expresión del otro a una más seria.


El joven dragón dejó salir un fuerte silbido, dando con eso la señal para que uno a uno los hombres fueran entrando a la habitación y bloquearan la salida, todo bajo la mirada tensa de Logan.


—Vamos a hacer esto de manera rápida, gobernador —dijo suave, y hasta casi de manera tierna, Río.


—¿Qué, vas a pedir que me rinda por las buenas? —soltó con sarcasmo para ocultar su nerviosismo.


—Logan, Logan. De todo este tiempo que llevamos luchando juntos, ¿Qué te hace pensar que yo le pediría algo a mis enemigos de buena manera? —la forma casi extasiada con la que el muchacho dijo esa frase le puso los pelos de punta al otro, porque sabía lo que significaba, Río saltaría a su cuello en cualquier momento, pero él no se rendiría sin luchar, su orgullo como alfa no se lo permitía.


Sin esperar a que fuera el pelirrojo quien tomara la iniciativa, se lanzó al ataque mientras de su tobillo sacaba una fina daga con la que pensaba dar batalla.


Todos se esperaban algo así, es más, se hubiesen sorprendido mucho de ser lo contrario, y confiando ciegamente en el lambda le dejaron el paso libre para que se divirtiera un rato jugando.


A pesar de encontrarse en una desventaja notoria debido a su falta de armas, Río no se notaba ni un poco preocupado, es más, los pasos que realizaba para esquivar cada golpe y corte que el otro lanzaba se veían como pasos de baile que iban al son de una canción inexistente.


—Vamos, Logan, sé que puedes hacerlo mejor que esto —dijo divertido y sin que su voz vacilara ni un segundo por el esfuerzo físico.


—Claro que puedo, es solo que no quiero ir muy difícil con un omega —espetó burlesco.


Pero la pantalla de seguridad que tanto se esmeraba por pretender no duró mucho tiempo. Entre todos los pasos que Río daba se encargó de destruir las cosas dentro solo por diversión, tomando de vez en cuando algunos objetos para propinarle golpes.


—Río  —exclamó Mihail, quien se encontraba de brazos cruzados apoyado en la puerta observando la pelea—, estamos gastando mucho tiempo en esto. Recuerda que no podemos causar un gran disturbio a estas horas de la noche.


Río se detuvo de inmediato, con su puño en el aire a pequeños centímetros de la cara del otro, quien se encontraba jadeando por el esfuerzo físico pese a que era un delta también y su fuerza se encontraba a otro nivel.


— ¿Esto es por él, verdad? ¿Tan rápido te llegaron las noticias?  —soltó desesperado.


— ¿Él?  —su cara de confusión le dio al cerebro de Logan un poco de esperanza, si sembraba en él la desesperación entonces su movimientos se volverían erráticos y perderían fuerza, después de eso podría derrotarlo y solo le quedaría encargarse del resto de hombres, quienes siendo la mayoría beta no le presentarían problemas, menos el anciano padre del otro delta protector.


— ¿No lo sabes? Leon está muerto  —dijo soltando una carcajada.


— No caigas en su juego, Río. Mantén la calma —ordenó a baja voz Mihail. El pelirrojo lo miró por sobre su hombro, con su rostro inexpresivo.


— Estoy muy calmado. Sé que no es verdad —espetó mientras llevaba una mano a su cuello y acariciaba de manera rápida la marca.


— ¿Estás seguro? ¿Tienes idea de quién lo asesinó? Fue Cassandra —una de las delgadas cejas de Río que se mantenían estoicas realizaron un pequeño tic imperceptible al escuchar el nombre de esa mujer a la que con el tiempo aprendió a odiar.


Tan pronto como Logan notó la perturbación que causó en el joven se lanzó al ataque, sin embargo, Mihail vio esto venir y defendió al muchacho como si nada.


Río notó como el hombre se había hecho cargo total de la situación en un par de segundos, y retrocedió con todos los hombres a encargarse de los alfas que venían a luchar después de escuchar la revuelta en la sala de su jefe.


La cara de Logan se desfiguró por los fuertes golpes propinadas por el mayor, quien a diferencia de Río no se molestaba ni un poco en demostrar el enojo que ese sujeto le causaba.


— No es del todo mentira —expuso entre jadeos temblorosos. Sus ojos hinchados y la sangre que caía por su rostro le daba un toque patético ante los ojos de su enemigo—, pero estás perdiendo tiempo luchando aquí conmigo.


— Mi hijo puede defenderse solo. Y aún si eso no fuera cierto, ahora tiene una persona que se encargará de destruir al mundo por él —Mihail lo sujeto de las solapas de su ropa y lo acercó a su rostro— Yo estoy aquí por Thorien  —los ojos del delta se abrieron grandes, demostrando la sorpresa que sentía al escuchar hablar de su difunto padre.


— Mi padre está enfermo —espetó con miedo.


— Por favor, muchacho. No puedes mentirme a mí. ¿Crees que no tengo hombres infiltrados en todos lados? ¿En tu casa? No podrás salvarte de esto, te advertimos con tu padre que enderezaras tu camino, pero estabas tan sediento de poder que no pensaste en nada más. Eres estúpido, y es por eso que perderás tu vida.


Mihail elevó su mano derecha cerca de su rostro, observando como esta cambiaba por filosas garras de dragón, pensando entre medio del acto que estaba muy orgulloso al saber que su hijo heredó tal habilidad.


Sin darle aviso al tembloroso ser arrodillado en el piso atravesó su pecho, y al retirarla con rapidez la sangre salpicó ciertos sectores del lugar.


Tomó la silla que entre toda la reyerta había terminado en el suelo, y enderezándola con toda la calma del mundo se sentó en ella mientras cruzaba las piernas, entrelazaba los dedos de sus manos y observaba el sucio cuerpo a sus pies.


Las puertas fueron abiertas de par en par con brusquedad por algunos hombres que aún se encontraban en batalla, pero tan pronto como la imagen frente a ellos se presentó el tiempo se detuvo por unos instantes.


Los pasos de Río resonaron suaves por el pasillo, y entrando a ligeros empujones por entre los sujetos miró la imagen que representaba el padre de su alfa, como sus antiguos jefes, quienes tenían todo el poder en sus manos. Haciendo lo primero que se le vino a la cabeza, caminó unos cuantos centímetros más, y se arrodilló frente al hombre en un gesto esperaba y no le resultara ridículo a nadie. Para su buena suerte no fue así, y cada uno de los presentes imitó su acción.      


 


***


 


— Bien. Debo decir que fue bastante fácil —comentó decepcionado el pelirrojo—. Pensé que literalmente iríamos a la guerra o algo.


— ¿Pensaste que ese sujeto era tan buen guerrero?


— Bueno, me salvó la espalda muchas veces.


Entre conversaciones banales retornaron su camino a casa, y entre la penumbra de la noche, en las rejas que daban el paso a la mansión, un par de siluetas rechonchas y pequeñas se dejaron ver con sus ojos llorosos.


— Oh, Dios. Oh, por Dios  —los pequeños quejidos llorosos salían despacio por entre los diminutos labios de una mujer, para luego ser coreada por su acompañante varón.


— Es Ian. Nuestro pequeño Ian.


Río enarcó una ceja frente a la situación, y dirigiendo un momento su vista hacia Mihail pudo leer el movimiento de labios. "Padres", fue la corta palabra que le dijeron y que le dio sentido a los desesperados seres frente a él.


Los observó impasible, mientras ellos se le acercaban con cuidado, casi temiendo perturbarlo, y tomaban cada uno una mano del joven.


— Estás bien. Me alegro tanto que estés bien —el lambda pensó en algunas situaciones, como que el dinero que habían ganado vendiendo a su hijo se les había acabado y ahora venían por más. O que solo descubrieron que si venían a pedir algo ahora él sentiría algo de pena y les daría dinero de por vida.


— Me alegro que no terminaras en las manos de ese infeliz  —dijo el hombre quien pensaba Río era el padre—. Solo veníamos a ver que tan bien estabas.


— ¿A qué se refieren?  —la curiosidad pudo más y las palabras salieron antes de que pudiera retenerlas, gracias a eso las personas frente a él lo miraron extrañados, pero no dijeron nada y solo le explicaron con cuidado.


— Ese muchacho no paraba de acosarte, ¿Recuerdas?  —sus cejas se fruncieron de manera leve y su cerebro comenzó a trabajar a paso veloz—. El muchacho ese de ojos grises. Envió muchas veces dinero para tenerte, y después de rechazarlo tanto comenzó a enviar personas.


— No teníamos poder para defenderte, Río. ¿Qué podíamos hacer unos simples betas contra un delta? Pero ahora estás bien —la mujer dio un vistazo sobre su hombro, observando a todas las personas que venían siguiendo a su hijo —, estás con buenas personas ¿no es así?


Los padres esperaban la respuesta de su hijo, pero Río había dejado de prestar atención cuando su cerebro comprendió lo que dijeron momento atrás.


— Louen —soltó al aire.


— ¿No es ese muchacho que va con Cassandra? —dijo el mayor. Río solo asintió, y fue entonces cuando relacionaron todo, incluso las palabras que dijo Logan en medio de la pelea.


— Voy a matar a ese hijo de perra.


Se supone que las feromonas de un omega marcado son casi imperceptibles para el resto, es por ese motivo que algunos alfas que los acompañaban retrocedieron asustados, porque el potente olor que desprendía Río dejaba entrever todo el enojo que sentía en esos momentos. 


Si Leon estaba realmente herido por culpa de ellos entonces nadie detendría su furia.


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