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DRAGONES por yukihime200

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Notas del capitulo:

Recuerdan que dije que iba a subir capítulos más seguidos? Pues no era broma. Sigo y sigo escribiendo y parece que no puedo llegar nunca al final, la historia tiene muchas cosas que contar aún. Creía que con 20 capítulos sería suficiente, pero no es así. Espero que no pierdan el interés :(

 

 

 

No digo nada más, disfruten su lectura.

9. Géneros especiales


En la expresión del alfa se podía notar el dolor que esa frase le produjo, era entendible, es decir, la persona que buscaba de manera tan ferviente le había dado la espalda, no una sino dos veces ya. ¿Qué había pasado con el tierno chico que temblaba de manera tan bonita en su presencia? ¿Cómo fue que cambió tanto? Eran algunas de las preguntas que no calzaban en su mente desde hace un tiempo.


—Ian, por favor, soy yo —el receptor de aquella frase tensó su cuerpo mientras lo veía avanzar hacia él de forma cautelosa, presintiendo cuál sería la próxima frase que escaparía de esos labios agrietados—. Soy Louen —. Pero claro que era él, solo un amante o hermano sería tan persistente al encontrar a otra persona y no procesar bien un claro rechazo. Pero de algún modo podía entenderlo, después de todo era el ex prometido de Ian, o al menos eso habían dicho las señoras chismosas aquella vez en el festival.


—No tengo idea de quién eres —sabía que no estaba siendo amable, aunque tampoco tenía la intención de serlo, no podía darle esperanzas a ese sujeto cuando ya no era la misma persona que él amaba, es más, cabía la posibilidad de que no la viera nunca más en su vida.


—No me hagas esto Ian, por favor —Río se apegó al lado de Leon, quien observaba el intercambio de palabras en silencio y sin que nadie lo notara apretaba sus manos en puños debido a la frustración. Podría ser el hombre que lo había comprado, pero en realidad jamás pasó por su cabeza forzarlo a hacer algo que no quisiera, si él anhelaba volver con su antiguo amante no pensaba interponerse en sus deseos—. No nos hagas esto.


—Escucha bien. Ahora soy propiedad de Leon Nova —declaró para la calma del otro—, te pido que dejes de ser tan insistente, no voy a dejar su lado, mucho menos por alguien que no reconozco.


Cada palabra dicha con seriedad fue como un puñal al corazón de Louen, que en tan solo dos minutos de charla parecía que había envejecido cinco años por la tristeza. No quería aceptarlo, desde que se enteró que el omega de quién estaba enamorado había sido subastado de manera cruel e incluso si escuchó de la boca de alguien más que su amado Ian era un esclavo, aun así no quería creerlo. Pero todo era distinto si aquello venía de la misma boca del chico. Él lo sabía, sabía también que no había forma en que le ganara al jefe Nova en esta vida. El amor que tanto había protegido con esfuerzo toda su vida se acabó en una sola noche. Su corazón se partió en tantos pedazos que el dolor fue difícil de soportar y las lágrimas rodaron por sus mejillas bajo la mirada de todos, esperando en el fondo que el amor de su vida recobrara la razón y no tirara por la borda todo su tiempo juntos. Pero los ojos de aquél que tenía el cuerpo de Ian fueron incluso más fríos que el hielo, y tan profundos como el océano, ahí donde habitaban las criaturas supuestamente más crueles, dándole a entender que no daría paso atrás con sus palabras, no era nadie para él, ya no.


La tarde se hizo presente mientras el ambiente sofocante no podía romperse a medida que caminaban y decidieron acampar en el lugar. Para suerte de todos, el clima aún era cálido y no se veían nubes cerca que indicaran una posible lluvia o algo por el estilo. Crearon un círculo entre todos para mantener observado cada punto ciego para no correr ningún riesgo y se acomodaron como más podían.


Río decidió olvidar el tema incómodo dejándolo pasar de manera olímpica –y cruel a los ojos de quienes conocían a Louen– y comenzó con la verdadera cuestión que le interesaba, todo esto mientras tomaba asiento en el suelo con sus piernas en mariposa en una postura muy informal y comía las tiras de pan que metió en el bolso de su amigo antes de salir sin que este lo notara. Observando como Liam trataba de encender una pequeña fogata para alumbrar en la próxima penumbra del bosque, preguntó.


—¿No fue demasiado fácil derrotarlo? Digo, para ser un dragón no dio mucha batalla.


—¿Te parece que eso fue fácil? Estuvimos corriendo horas mientras esquivábamos todos sus golpes —Liam comenzó a pensar que su amigo estaba loco, tal vez por eso parecía no temerle a nada. Era fuerte, mucho, pero también loco, no podía existir otra explicación.


—Pues sí. La criatura solo lanzaba golpes a lo tonto, ni siquiera era como una bestia en su entorno, esa cosa estaba desesperada ni siquiera se defendía, es por eso que pude atravesarla tan fácil. De haber sido un poco más experimentada lo más seguro es que no saliéramos ilesos, aunque claro, solo es mi opinión, nunca había luchado contra un dragón —“Es más, nunca había peleado contra alguna bestia. ¿Por qué este mundo es tan raro?”


—Es verdad —Leon hablaba muy poco, a veces solo lo justo y necesario incluso cuando estaba con él, es por esa razón que cuando lo hacía y su atractiva voz resonaba los ojos de Río se giraban de inmediato hacia él para dedicarle su total atención, y brillaban sin que se diera cuenta—. Lo más seguro es que ese dragón fuera una lambda muy joven. Son un poco más débiles que los deltas, por eso no dio tanta lucha. Tal vez la jovencita tendría unos quince años o menos. Es una pena, pero nadie puede prevenir estos sucesos.


—¿Una lambda? —todos los presentes sentados se giraron hacia él. ¿Por qué siempre que hacía una pregunta parecía que todo el mundo pensaba que era estúpido? No es su culpa haber llegado a un mundo del que no sabía nada, desde donde él venía la gente no se convertía en animales, por Dios.


—¿Estuviste toda tu vida viviendo bajo una piedra? —hombre, Río de verdad quería tirarle un diente a ese tipo desagradable, no creía que fuera a tener problemas, es más, tal vez el mundo le agradezca si hay más oxígeno disponible. Tal vez podría arrancarle el cabello de paso y crear una peluca para cuando les tocara hacer una misión en cubierto. El brillo astuto en sus ojos fue un indicador más que suficiente para que su amigo colocara una mano en su hombro e intentara detener cualquier pensamiento homicida que cruzara por su malévolo cerebro. Estaba seguro que si él no se encontrara a su lado hace mucho tiempo que algunos tipos impertinentes se encontrarían desaparecidos por ‘casualidad’, porque estaba seguro que el señor Nova no haría nada para detener al muchacho. Dios, Río tenía peor personalidad que él, mucho peor.


—Lía te explicó lo básico hace un tiempo ¿recuerdas? —De alguna forma se enterneció cuando Leon, lejos de mirarlo mal por su ignorancia, procedió a explicarle con cuidado—. Dentro de los alfas y omegas existen géneros derivados que se desarrollan a una determinada edad, son llamados deltas y lambdas. Somos procedentes de dragones, no existimos muchos en el mundo y por eso tenemos que juntarnos para preservar la especie.


—¿Así que la única diferencia es que pueden sacar escamas y alcanzar como ocho metros de altura cuando pierden la razón?


—No es solo eso —Leon casi soltó una pequeña risa al imaginar la imagen que estaría creando Río en su mente—. Como delta puedo hacer que los alfas me obedezcan, no existe nadie por encima de mí, y un lambda es incluso tan o más hábil que los alfas, eso los hace los perfectos compañeros para nosotros. No son ni de cerca tan delicados como un omega normal, al contrario, son como felinos salvajes, muy letales. Río, tal vez no lo notaste, pero acabo de describirte, creo que tú eres un lambda, un dragón omega. Tu destreza en combate es fuera de este mundo y a pesar de que tu olor te delata como un omega no eres ni de cerca parecido a ellos —. Su amigo pelinegro abrió los ojos y casi se atragantó con una de las tiritas de pan que le robó al pelirrojo mientras este se encontraba descuidado mirando a su jefe. No había reparado en esa posibilidad, y si antes sentía admiración por ese joven ahora el sentimiento aumentó con creces, y hacia él igual, es decir, era entrenado por un mismísimo lambda, no muchos tenían la oportunidad de presumir eso. El escuadrón debía enterarse de esa noticia una vez regresaran, tal vez dejen de llamarlo solo señor Río y pasará a ser gran maestro.


—Eso no puede ser —al parecer Louen por fin salió de su momentáneo shock producto de su corazón roto—. Crecimos juntos e Ian nunca dio indicios de ser un lambda. Es más ¿Cómo aprendiste a luchar de esa manera? Antes no podías dar ni tres giros antes tropezar con el aire y caer—. El instinto de Río determinó que ese hombre era una amenaza. Encontrarse con una persona que conocía el pasado de aquel cuerpo era bastante malo, sobre todo si seguía recalcando las obvias diferencias entre él y el antiguo dueño de ese traje de carne. ¿Debería eliminarlo cuando nadie estuviera viendo? No, eso de seguro levantaría más sospechas, “solo niégalo hasta el final Río”.


—Eso es porque no soy ese tal Ian, tal vez solo nos parecemos mucho y estás confundido —de manera inconsciente buscó protección acercándose a las piernas de su amo.


—Es imposible que te confunda, Ian —el alfa de ojos grises notó que se había puesto de pie y acercado a su amigo de la infancia cuando la espada de Liam rozó su cuello y le habló de manera casi muy digna de un asesino.


—Da un paso más cerca de Río y haré que tu cabeza ruede por el piso —colocando una sonrisa triste y resignada Louen tomó asiento otra vez a un lado de su jefa, quien se había mantenido callada durante toda la conversación centrando su completa atención en la explicación del joven Nova en caso de que pudiera aportar algo, pero no fue así, e ignorando en su totalidad a la peste que se pegaba a su chico el jefe que encabezaba la misión exclamó.


—Ya es suficiente charla por hoy. Duerman, partiremos temprano —el joven Nova, que estaba sentado sobre uno de los troncos de árboles caídos, pegó a su omega a su pierna para que pudiera apoyarse sobre él y colocó una capa sobre sus hombros para que no pasara frío mientras dormía. Todo el enojo que había sentido el lambda de ojos dorados antes de salir en aquella misión se esfumó al sentir aquella mano que acariciaba con gentileza su espalda. ¿Qué importaba si Leon lo utilizaba de alguna manera? Él haría cualquier cosa que ese sujeto le pidiera si el cariño que estaba recibiendo no cambiaba.


Por otra parte, Nova repasaba una y otra vez la conversación entre Río y el otro alfa. No entendía ¿de verdad Río no recordaba nada o le estaba mintiendo? ¿Realmente se llama Río? Porque ese sujeto estaba totalmente seguro de que no era así. No era tonto, sabía que su omega le ocultaba algo, pero no quería desconfiar, por esa razón aunque su hermana había llegado hace un tiempo con un informe en su mano sobre la vida del chico que había comprado no quiso leerlo.


Divagó durante tanto tiempo, que cuando reaccionó el cielo sobre su cabeza ya tenía un color claro indicando la salida del sol en un nuevo día. Río lo observó unos segundos sabiendo lo que daba vueltas en su mente. Incluso él tendría curiosidad si venía alguien a decirle que la persona a su lado no es quien dice ser, por eso se había decidido a contarle, no es como si fuera un gran secreto en realidad y mientras más personas de confianza lo supieran menos problemas tendría en un futuro cercano.


El viaje de regreso fue en silencio. No aparecieron más bestias en el camino dentro del bosque ni cuando subieron a la carroza, por lo que pudieron relajarse y dormir un par de horas más hasta arribar a la mansión Nova.


El sol quemaba de manera amable sobre las cabezas de las personas, el clima era cálido incitando a tomar una agradable siesta bajo un árbol; sin duda un día bonito, perfecto para contar una historia. Fue con esa resolución que tan pronto pusieron un pie dentro del lugar Río tomó la mano de Leon con un poco de rudeza y parte de la ropa de Liam y los llevó hasta la biblioteca, donde sabía que el patriarca de la familia junto a su hija se encontraban todos los días a esa hora para estudiar algunas cosas que de seguro los nobles tenían la obligación de aprender. No se cansaba de ese lugar, era como la de aquella película, esa donde la gran bestia le daba una habitación llena de libros a la chica que le quitaría el hechizo, así de grande, o tal vez más. Tan magnífica que incluso algún erudito rogaría por vivir ahí.


Tomando lugar en la gran mesa con todos los presentes, cuidando de que no existieran chismosos, dio un largo suspiro y esperó paciente a que alguien hiciera alguna pregunta. Pero estas no llegaron, es más, al parecer nadie entendía por qué los había llevado hasta ahí.


—Vamos, sé que tienen preguntas que hacerme, no hay forma de que no las tengan. Así como también sé que me han investigado, por eso deberán contestar las mías de igual forma.


—Muy arrogante tu postura ¿no crees, Río? Para ser alguien que le ha ocultado cosas a la familia que te recibió con tanto cariño.


—Lo sé, señor Mihail, y lo lamento, pero también saben que no habrá otra forma de que obtengan alguna información de mí.


—Podemos obligarte —Río lo sabía, así como sabía algo que adoraba, y mirando a Leon sentado frente a él dejó salir con una sonrisa.


—Leon jamás me lastimaría ni me forzaría con su voz para obtener algo de mí. Adelante, les diré todo lo que quieran si contestan algunas de mis preguntas también.

Notas finales:

Gracias por leer <3


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