Remus no tenía claro que aquel plan fuera el más conveniente, tantas y tantas cosas podían salir mal, que cuando se lo contaron sintió un fuerte rechazo.
Aquella trampa no era tanto para Harry, sino para Voldemort.
Un cebo para llevarle a un punto donde poderle atacar.
Sin horrocruxes Voldemort era solo un mago, o eso era lo que habían pensado Dumbledore y Snape. Pero todo se había precipitado con la escapada del castillo de esos dos jóvenes descerebrados.
Remus había escuchado salir tales barbaridades de la boca de Lucius que más parecía un ser salido del agujero más profundo del averno.
Si sobrevivía a aquella locura, Draco iba a recibir el sermón de su vida, y por su parte, Remus iba a encargarse de que Harry también recibiera el suyo.
Pero que hubiera sido en ese momento o en otro no cambiaba el hecho de que el plan hacía aguas por todos lados. Severus estaría con Harry, pero nada garantizaba que pudiera protegerle llegado el caso.
Habían encontrado a Draco cuando se disponían a emprender el camino hacia el punto fijado. La Casa de los Gritos, aquel lugar le traía tantos recuerdos, dolor y amistad. Con su varita en alto recorrió junto al resto el trayecto en silencio y lo más rápido que podían.
Pero algo no cuadraba, si ya lo sabían ¿por qué no les habían avisado antes?
El mundo se tiñó de negro cuando vio como Harry moría ante sus ojos, y si tenían algún tipo de duda, Draco se desplomó acompañándole, se habían vinculado y ahora entendía perfectamente las reticencias de Lucius sobre ese acto.
Harry estaba muerto y Narcisa lo proclamaba a voz en grito al comprobar que su hijo también había muerto, producto de aquella unión. La sonrisa satisfecha de Voldemort fue el detonante de la batalla.
La trampa había tomado a Voldemort y los suyos desprevenidos, pero la ventaja duró poco. Porque sus respuestas fueron rápidas y letales. Aquella siempre sería una desventaja con la que ellos jugarían, pocos de los que los acompañaban habían matado a alguien. No eran solo unas palabras, era una intención y con ella la magia actuaba.
Los mortífagos tiraban a matar, ellos a inutilizarlos. Pero ver a Harry y a Draco muertos supuso una diferencia, la rabia y el dolor, también eran buenos para destrozar.
Subieron un gran número de mortífagos, ellos no eran suficientes, Remus lo sabía, miró a Lucius luchar contra sus antiguos compañeros, le dijo que lucharían juntos, que no se separarían, pero aquello cada vez estaba siendo más complicado.
Voldemort sería solo un mago, pero uno muy grande y henchido de poder tras matar al que suponía una cortapisa para él.
Pero abajo se estaba luchando otra batalla, Remus oyó la voz de Fenrir y su manada, escuchó más voces, pero solo vio como Lucius salía persiguiendo a un mortífago y Remus se debatía en si seguir allí protegiendo a los caídos o bajar tras los demás.
Pero lo que había creído cierto no lo era, Draco se movió entre los brazos de Narcisa intentando llegar hasta Harry que comenzaba a despertar.
Ella le indicó que se fuera, que protegería a los chicos junto a Severus, y Remus saliendo corriendo escaleras abajo.
Tenían que conseguir que Voldemort no saliera por la puerta, que una vez cruzada le permitiría desaparecerse.
Un duelo único se estaba dando entre los dos magos más poderosos de su tiempo.
Dumbledore contra Voldemort, el cual mostraba una mueca de rabia pura al no poder contra el director de Hogwarts.
No vio a Lucius pero sí un pelo rosa lanzar maldición tras maldición, un nudo en su estómago de por sí cerrado le atenazó, Tonks estaba de siete meses, no debería estar allí, su hijo no debería estar allí.
Y entonces lo vio, su pelo volando en el aire en su carrera, y un rayo que le golpeaba en la espalda mientras trataba de proteger a Tonks de una maldición de Bellatrix.
Cuando cayó en los brazos de la chica, Bellatrix recibió un avada por parte de Charlie. Pero Remus no vio eso, no vio como Dumbledore mataba por fin al mago más temido y difícil de asesinar. No vio nada porque Lucius no se movía.