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HIJOS DE LA NOCHE por crystalwall

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Notas del capitulo:

Hola, les traigo el capítulo nuevo, espero que les guste, ya nos acercamos en serio al final

Capítulo 25.- Rituales y despedidas

 

La noche era clara, ni un atisbo de nube se podía apreciar en el cielo, la temperatura era baja, pero no nevaba, por lo menos aún no, en un claro del bosque junto a un río, un grupo bastante inusual se preparaba para llevar a cabo el ritual prometido

 

Ikky sostenía a Seiya, en ese punto el castaño se sentía débil, por lo que se dejaba atender y mimar de su amante que lo acunó en su pecho, Shun estaba de pie unos metros a su derecha, lo veía, pero no lo podía creer del todo, él no creía en amor incondicional, o en algo que durara para siempre, Alexei siempre fue romántico e inocente, bueno… a cada quien lo suyo…

 

Pandora tenía un envase de sal en las manos, con la sal formó un círculo, luego prendió inciensos varios, ella tenía una hoguera que ardía alegremente, miró nuevamente todos los ingredientes, y asintió, estaba lista

- Por favor, Seiya tiene que tomar esto – la muchacha sirvió un cucharón de la pócima que había preparado en un cuenco de barro, Ikky acomodó a Seiya en el suelo apoyado en un árbol y caminó hasta Pandora, tomó suavemente el cuenco y lo llevó hasta Seiya, al castaño se le dificultó tomarlo, era una de esas noches en las que se sentía sin ánimos ni de moverse, pero Ikky se dio modos y le hizo beber la pócima, el castaño gruñó y se hizo bolita en el suelo

- ¿Es eso… normal? – preguntó Shun mirando a Seiya, al parecer le dolía el estómago

- La pócima humaniza su cuerpo hasta cierto punto, tenemos que apurarnos, no queremos que sufra innecesariamente, por favor, necesito su palma… - la muchacha tenía otro cuenco en una de sus manos, y la daga que Seiya había recuperado en la base de la Orden de Roma, en la otra, Shun tomó la daga y él mismo cortó su palma, flexionó la mano para que su sangre fluyera al cuenco, al ser un vampiro tan antiguo, la sanación de su piel fue casi inmediata, así que repitió la acción algunas veces hasta que la muchacha tuviera suficiente sangre en el cuenco, ahí le dijo a Ikky – Por favor, ubícalo dentro del círculo de sal, usted también por favor – Pandora le dijo esto a Shun que caminó hasta el círculo de sal y se arrodilló para quedar al mismo nivel que Seiya, que no necesariamente podía mantenerse en pie

 

Pandora tocó con su dedo índice la sangre de su cuenco, y ungió con ella a Seiya en la frente, en el pecho y en el estómago, además de que dejó caer una gota sobre la gema ámbar que lucía Seiya en su cuello, el castaño abrió los ojos pero no pudo tenerlos abiertos mucho tiempo, la muchacha estaba recitando un cántico mientras lo ungía, Seiya sintió toda su piel hormiguear, luego Pandora le dio la daga a Ikky que asintió, él tenía en las manos una cuerda blanca, con la ató las manos de Shun y Seiya juntas, palma con palma, ahí Shun sostuvo a Seiya porque Ikky tenía que salir del círculo, al hacerlo lo abrazó y le dijo en el oído:

- Estarás bien pequeño, te pondrás bien

- Padre… padre…

- Shhhhh… todo estará bien… confía…

 

Pandora continuó con su cántico mientras echaba diversos ingredientes al fuego, al hacerlo hablaba cada vez más rápido, levantaba las manos a la luna que brillaba y luego al fuego que rugía, Ikky esperaba su momento el cual llegó cuando destellos ámbar empezaron a desprenderse de la gema, ahí el peliazul lanzó la daga a Shun que la atrapó en el aire y con fuerza, atravesó la daga en su propia palma y en la de Seiya, las que estaban unidas por la cuerda, Shun pudo sentir como su fuerza fluía a través de la daga hacia Seiya, algo así le había explicado Pandora, su sangre lo reestablecería, con su sangre romperían la maldición

 

Un leve gemido se pudo escuchar en el claro del bosque, los destellos ámbar fueron cada vez más visibles y crecieron hasta que los dos vampiros quedaron envueltos en un campo de energía, Pandora continuaba con su cántico, la hoguera ardió a tal nivel que sus llamas alcanzaron al menos dos metros, se pudo escuchar un trueno a lo lejos y la tierra tembló bajo sus pies, Ikky miró a Pandora que seguía concentrada repitiendo su cántico, de sus manos se desprendían corrientes eléctricas pero al cabo de unos cuantos minutos, su nariz empezó a sangrar, ella estaba perdiendo fuerza, así que Ikky avanzó hacia ella y la sostuvo para que no cayera al duro suelo, pero al cabo de un par de minutos más, se desvaneció

 

Al perder el conocimiento la muchacha, el campo de energía se rompió, Shun y Seiya parecían inconscientes dentro del círculo de sal, y de la nada empezó a llover con fuerza

 

Cuando abrió los ojos se sentía aletargado, cansado, era una sensación que vagamente la recordaba, era una sensación humana, que extraño…

- No… no te muevas mucho todavía, ¿me puedes ver? – Ikky lo miraba ansioso, estaba a su lado y tomaba su mano, ellos estaban en una cueva en el bosque, una hoguera ardía cerca, su calor se sentía delicioso en su piel, miró sus manos, las flexionó, pero luego miró con detenimiento la leve cicatriz que tenía en su palma, él tenía esa cicatriz desde que tenía uso de razón, cuando aún era humano, vaya…

- Ikky… mi Ikky…

- Ok., ¿cómo te sientes? – Ikky tomó la mano de Seiya y la besó, el castaño cerró los ojos por unos momentos y luego los abrió, estiró su mano para acariciar la mejilla de su amante y le sonrió al decir:

- Puedo escucharla… puedo escucharla… - Seiya sonó emocionado

- ¿Qué escuchas vida mía?

- La luna…

- ¿Qué te está diciendo? – Ikky acarició la mejilla de Seiya y se agachó para besarlo suavemente en los labios

- Que… yo traje la lluvia, que soy su hijo favorito, que ella prestó su fuerza a Pandora para que pudiera romper la maldición, ¿cómo está Pandora? – Seiya se incorporó lentamente y vio a la muchacha acurrucada junto a la fogata, al igual que Shun, todos habían estado durmiendo, él era el primero en despertar

- Sus signos vitales son fuertes, está desmayada como lo estabas tú, se repondrá supongo yo

- Bien… debemos cuidarla, dimos nuestra palabra y la cumpliremos, debemos llevarla a casa, aunque deberíamos esperar que pase la lluvia, podríamos pasar aquí el día si no deja de llover la noche entera, estas cuevas son amplias, vida fluye bajo nuestros pies, es… es un río debajo, siento su corriente, ¿lo puedes sentir Ikky? – Seiya señaló la oscuridad, pero caminó hasta el fuego y extendió sus manos, Ikky se paró detrás de él y le preguntó:

- No, no siento al río, mejor cuéntame, ¿cómo te sientes tú?

- Las voces ya no están… ese murmullo… ya no está… tengo sed Ikky… me siento… fuerte…

- ¿En verdad? – Ikky no cabía de la emoción, abrazó a Seiya y dio vueltas con él en sus brazos

- Si, en verdad, deberíamos llamar a Sorrento, Pandora es frágil como un cristal, la vida es efímera para ella y no debería amanecer aquí, que la lleve a un hospital, mañana iremos por ella, debe descansar y reponerse, debe cuidarse por sus bebés – Seiya se acunclilló junto a Pandora y le acarició suavemente la frente, Ikky sacó su teléfono e hizo la llamada solicitada, a los pocos minutos llegó Sorrento que estaba pendiente de la llamada por si se complicaban las cosas o algo, él había estado a la espera por si algo se ofrecía, él tenía algunas cosas en el auto, mantas, ropa, algo de comer para Pandora pero eso fue inconsecuente en este punto

- La voy a llevar al hospital del centro, tengo amigos allí – dijo el muchacho una vez que Pandora estaba acomodada en el asiento trasero

- Quédate con ella por favor, nosotros llegaremos en la noche, vela por ella, lo que necesite, procúraselo, ella es muy importante, cuídala con esmero y recompensado serás – dijo Seiya en tono tranquilo, Sorrento no lo podía creer, este lunático sonaba coherente, vaya…

- Así lo haré, pierdan cuidado, ¿se van a quedar aquí?

- No… - contestó Seiya sin dar mayores explicaciones, Sorrento no esperó que se lo dijeran dos veces, arrancó el auto y se fue, Ikky se paró junto al fuego y suspiró, al fin lo habían logrado… su Seiya estaba bien, recuperado… la vida sería diferente ahora…

 

La cabeza le dolía… pero eso no era posible, en sus muchos años de vida, nada nunca le había dolido, pero ahora se sentía algo mareado y pesado, vaya… ese hechizo lo dejó débil, ¿será que eso es permanente?, no… no podía ser…

- Ten… bebe esto – Shun abrió los ojos lentamente y se sorprendió de ver luz natural iluminar la cueva en la que estaban, Seiya estaba acunclillado a su lado y sostenía un cuenco de barro que tenía sangre, así que lo tomó y ávido lo bebió

- ¿De qué es? – preguntó Shun dejándose caer nuevamente en el duro suelo, no sabía del todo mal, pero no era sangre humana

- Ikky dijo que es sangre de lince, hay linces salvajes y osos pardos en estas montañas, ¿cómo se siente maestro? – Seiya se sentó a su lado en el suelo, el castaño lucía bastante bien

- Bien, un poco cansado, pero aquí la pregunta es, ¿cómo te sientes tú?, y más que todo, ¿qué haces despierto en medio del día?, pensé que dormirías al menos una semana

- Estoy bien maestro, la luna me dijo que voy a necesitar tiempo para acostumbrarme a una nueva normalidad, siempre pensé que el sol me odiaba, pero no… el sol también me ama, pero no es demostrativo conmigo, él no me susurra cosas en el oído, el sol siempre me ha ignorado, yo soy hijo de la luna, hijo de la noche

- ¿La luna aún te susurra cosas en el oído? – preguntó Shun entretenido

- La luna siempre me ha susurrado cosas en el oído, las voces en mi cabeza me confundían y me aturdían, me decían muchas cosas horrorosas, querían que muriera para que pudiera dormir, querían que saliera al sol y me achicharrara, las voces en mi cabeza eran malignas maestro, la luna no, la luna me ama como yo la amo a ella – la simpleza de las ideas de Seiya era algo que a Shun siempre le sorprendió, y su relación con la luna… bueno… con eso no había que meterse, así que el peliverde suspiró al poner una mano sobre su pecho al decir:

- ¿Te ama Ikky de la misma forma que te ama la luna?

- No… Ikky me ama más – Seiya sonrió al mirar a su dormido peliazul, Seiya mantenía el fuego ardiendo, afuera aún llovía y el día estaba más que frío, el calor de las llamas era bastante agradable

- ¿Muy seguro eh?

- Si…

- Hay algo que no entiendo, sé que él confía implícitamente en ti, tú eres su creador y las cosas deben ser así, pero ese no es un canal de dos vías Alexei, no puedes confiar implícitamente en él, tú te has mostrado vulnerable ante él, y podría haberte matado muy fácilmente, ha tenido incontables oportunidades para ello, ¿no eras consciente acaso del peligro que corrías?

- Pero no lo hizo, Ikky nunca me dañaría – replicó el castaño con una pequeña sonrisa en los labios

- No, y es una de las cosas que no entiendo, ¿cómo puedes confiar en él así?

- Lo amo… cuando las brujas me hechizaron, mi mente… se sentía fraccionada… escuchaba muchas voces a la vez, y todas ellas querían mi muerte, me decían las formas en las que podía morir, que me lo merecía, me hacían ver visiones del sufrimiento que había causado, no me dejaban escuchar a la luna, no me podía concentrar, no podía dormir, no podía… todo era muy confuso, doloroso… me tomó mucho tiempo separar la cacofonía de voces y poder concentrarme lo suficiente para escuchar a la luna, Ikky me dijo que fueron 20 años, yo pensé que fueron más… muchos más, no existe el infierno pero yo estaba en uno

- Lo sé… me lo mostraste la otra noche

- La luna me susurró que debería tener paciencia, que pronto encontraría al destinado para mi, me dejó ver sus ojos, azules como los de Julián, pero no eran los de Julián, los ojos de Julián eran fríos como el hielo, él nunca me amó, los ojos de Ikky son cálidos como el fuego, así que busqué su mirada, busqué sus ojos hasta que los encontré, y cuando los hallé… lo hice mío, y suyo soy por ello

- Te conseguiste un niñero

- No… no es solo eso, él me cuida eso es verdad, pero yo lo cuido a él, me entiende, mira mi alma como yo miro la suya, él es especial, es un espejo como tú y como yo, pero me deja ver su alma, como tú puedes ver la mía

- No no no, Ikky no es ningún espejo, ni siquiera puede hipnotizar a las personas, he visto como sus víctimas forcejean, él no los controla

- No lo hace porque no lo ve necesario, pero puede hacerlo, de eso que no te quepa la menor duda maestro, a Ikky le gusta escuchar el latido del corazón de sus víctimas, como tambores salvajes que bajan de ritmo en danza mortal, pum pum, pum pum, pum pum, él puede hacerlo, no lo hace porque no lo disfruta, le emociona la cacería, disfruta las cosas simples de la vida, como yo, es un espíritu libre como yo, le gusta la aventura como a mi, es perfecto… - el castaño miró a su dormido peliazul y sonrió soñadoramente

- Perfecto… claro… y si hubiera intentado matarte, ¿qué hubieras hecho?

- Hubiera muerto – el castaño se encogió de hombros al decir esto, la frialdad con la que lo dijo, desubicó al peliverde que preguntó:

- ¿En verdad?

- Si… mi Ikky me ha brindado los momentos más dulces de la vida, me ha acompañado cuando las ganas y la voluntad me han abandonado, si la muerte llega de su mano, le agradeceré que me dejó compartir estos años con él, no quisiera vivir sin él, él es mi vida, así como yo soy la suya

- Eso es precisamente lo que no entiendo, ¿sacrificarías tu inmortalidad por él?

- ¿De qué sirve la vida si has perdido todo lo demás?, la vida sin razón de vivirla es vacía, por eso tu corazón se ha endurecido, perdiste a Drystan, me perdiste a mi, necesitas a quien amar, la soledad es grata compañía, pero no por tanto tiempo, ablanda tu corazón, déjate amar – el castaño puso su mano suavemente en el pecho de su creador y le sonrió, el peliverde meneó la cabeza y dijo:

- No sé cómo hacerlo, nunca supe… por eso te dejé ir, tú querías explorar el mundo, tu mente siempre ha sido muy curiosa, y la luna me resentía porque yo no te dejaba ser libre, por eso te concedí tu libertad, aún a costa de mi soledad, yo quería que fueras feliz

- ¿Ves?, si sabes lo que es amar, si no supieras no te hubiera dolido tanto la muerte de tu maestro, o concederme mi libertad

- Yo te dejé ir, que no se te olvide eso

- Lo sé… pero me extrañas y piensas en mí, pusiste mi felicidad sobre la tuya, eso es amar

- Pero tú no me amabas a mi como yo te amaba a ti

- No… la luna me lo dijo, aunque yo siempre lo supe

- ¿Qué supiste?

- Que tú no eres para mí, así yo sea para ti

- Tú eres para Ikky aparentemente

- Si… la luna me dijo que volveríamos a vernos, y que cuando lo hiciéramos te debía decir algo

- ¿La luna me manda mensajes a mí?, ¿qué me dice la luna?, la verdad pensé que solo te hablaba a ti – el tono del anciano maestro sonó divertido, él había escuchado hablar a Seiya de la luna la vida entera, pero esta era la primera vez que le decía que le mandaba mensajes a él también

- Me habla solo a mí, pero nos mira a todos, me dijo que te dijera que eres tú el que me salvaría dos veces de una muerte segura, que serías tú el que guiará a nuestros hermanos por el camino virtuoso, que eres tú la piedra en la que todos se chocan y se despedazan, pero que está en ti el no permitir que el cisne de hielo se haga pedazos, él te ama, ojos celestes que te buscan, alma pura que se entrega, indomable como yo, al que no puedes controlar, al que no puedes dominar, en el que la magia de tus ojos no funciona, tú sabes de quien hablo

- ¿Cómo puede saber eso la luna? – preguntó el peliverde genuinamente intrigado, él tenía la leve impresión de que su control mental con Hyoga no necesariamente funcionó como debería, porque claramente le dijo que lo deje ir, pero luego apareció en la iglesia diciéndole que le amaba, y ahora su castaño se lo confirma, la verdad no lo podía creer, ¿cómo diablos el castaño lo supo?, bueno… Seiya siempre sabía cosas que no tenía forma de saber y siempre decía que la luna se lo dijo, vaya…

- La luna lo sabe todo, nos mira a todos, somos sus hijos más queridos, aunque yo soy su favorito, maestro… ¿tantos años me conoces y aún no confías en lo que la luna me susurra? – preguntó Seiya con una divertida sonrisa en el rostro, el peliverde meneó la cabeza al responder:

- Es que te lo susurra a ti, no a mi

- Vi sus ojos, sentí anhelo, ansiedad, amor, pasión, deseo, ternura, ira, vi todo eso y más, mucho más, él te busca y te buscará por siempre, depende de ti si quieres dejarte encontrar

- Él ama a quien no existe

- ¿Quién te dijo a ti que Shun no existe?, es tan real como Eilan, Seiya, Marius o Alexei, lo llevas dentro, es parte de ti, y lo sabes

- ¿Tú lo sabes?

- Claro… la vida es un misterio, todos estamos solos hasta que el indicado te llama por tu nombre y sientes que llegaste a casa, tu nombre puede ser Shun si eso te hace feliz, ¿qué te lo impide? – el castaño se encogió de hombros al decir esto, el peliverde sonrió de medio lado al preguntar:

- ¿Por eso dejaste que Ikky escogiera tu nuevo nombre?

- Si… me gusta Seiya, va conmigo, es real para mí, es real para él, es real Eilan… es real, Shun podría ser real también

- Me gustaría creerte

- Hazlo… la eternidad es mucho tiempo para sufrir

- Yo te dije eso una vez

- Lo sé

 

Shun sonrió y acarició la mejilla del castaño que se acurrucó a su lado y los dos se quedaron dormidos con el dulce trinar de los pájaros.  Ikky despertó cuando cayó la noche y sonrió al ver a su Seiya dormido hecho bolita a su lado, miró la cueva, pero no había señal alguna de Eilan, bueno… él ya cumplió con lo ofrecido, le sería grato toda su vida, Seiya estaba bien ahora, así que le acarició la mejilla y el castaño abrió los ojos y sonrió

- Mi Ikky… me gusta esto

- ¿Qué te gusta amor?

- El silencio… estamos solos tú y yo

- Y la ciudad espera, tengo sed, ¿y tú?

- También… vamos Ikky, la ciudad es nuestra… ¿podemos ir a patinar? – Seiya se puso de pie de un salto al hacer sus propuestas

- Claro… ¿te gustó patinar conmigo?

- Amé patinar contigo, vamos… necesitamos encontrar un gorrito en el camino, mis orejas están frías

- ¿Sientes frío?, eso es nuevo – Ikky sonrió al tomar la mano de Seiya y caminar con él por el verde pasto bajo la luz de la luna

- Habrá muchas cosas nuevas Ikky, tenemos encargos que cumplir

- ¿Qué encargos?

- De mi maestro, tenemos cabos sueltos que atar, pinturas que recuperar, promesas que cumplir, debemos ir por Pandora

- Eso si, ¿y tu maestro?

- El camino se abre a sus pies, pero no te preocupes, lo volveremos a ver…

 

Notas finales:

Chan chan chan... ¿cuáles son los cabos sueltos?, no se pueden perder el capítulo final, muchas gracias por seguirlo hasta el final, nos vemos el viernes en la noche, saludos, bye


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