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Mascota por RLangdon

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Esperó pacientemente desde las sombras, vigilando cada acción sucitada, cada movimiento extraño que manifestara que ese par estaba involucrado más allá de lo que las apariencias evidenciaban. Fue asi que por hora y media permaneció en su sitio, junto a los jardines laterales de la construcción en donde se estaba llevando a cabo la actividad. Rodeado de bullicio, no podía sino sentir el potente martilleo en las sienes, y mirar taciturno la escena que se desarrollaba a escasos diez metros de distancia, donde Naruto se apresuraba a garabatear panfletos que posteriormente eran firmados por el pseudo artista antes de ser entregados a los diferentes miembros que componían la misteriosa congregación.
 
Lentamente la muchedumbre se fue dispersando. La luz del amanecer se disipaba para ser reemplazada por las difusas y alargadas sombras que conformaban el crepúsculo.
 
De un momento a otro, Sasuke se supo caminando en dirección a la mesa que yacía suspendida sobre la plataforma. Todos los medios de comunicación se habían retirado ya, y ahora solo quedaba una pequeña fila de no más de quince individuos. Conforme se acercaba a su destino, sintió un repentino arranque de ira, todo el odio, la furia que había estado reteniendo desde que viera semejante primicia televisiva, recorría ahora cada fibra de su ser, disparándose en un torbellino de inmiscorde cólera que trepidaba constantemente por su torrente sanguineo.
 
Lo primero que le vino a la cabeza fue el pensamiento de Naruto enredandose con aquel sujeto extremadamente amanerado e hipocrita.
 
¿Qué había visto en él para empezar?
 
¿Es qué era buenisimo en la cama, o tenía más cosas que ofrecerle?
 
Incluso llegó a sopesar el hecho de que Naruto hubiera querido vengarse por los malos tratos recibidos a lo largo de los años. Puede que hubiera planeado todo con anticipación, por eso la repentina cercanía y el embarazo. Todo embonaba a la perfección.
 
Estaba cada vez más cerca. Rodeó mecánicamente a los individuos que le obstruían el paso, tornandose su mirada letal cuando el imbécil de pálida tez levantó el rostro, encontrándose sus ojos con aquellos negros y vacíos.
 
¿Hace cuánto que salían?
 
¿Cuántas veces se habían revolcado?
 
El primer derechazo llegó sin previo aviso. La concurrencia retrocedió alarmada ante el inesperado suceso, pero Sasuke no dejó reaccionar a su objetivo, y antes bien, arremetió una serie de puñetazos que propiciaron la certera caída del artista.
 
Sin darle tiempo a recuperarse, y sintiendo sus nudillos palpitar en gozo, subió a horcajadas sobre él, tomándolo fieramente del cuello de la levita para estrellarlo una y otra vez contra el pavimento, deseando reventarle la cabeza, matarlo a como diera lugar.
 
-¡Seguridad!- se oyó una voz a sus espaldas.
 
-¡No, Sasuke!
 
Sasuke se removió cólerico al ser sujeto de los brazos, bastó un firme empujón (producto del arrebato de ira), para quitarse a Naruto de encima, enviandolo algunos metros atras.
 
De forma irremediable, Naruto trastabilló, intentó aferrarse del borde de la tarima pero sus dedos resbalaron y terminó cayendo de la plataforma en una mala postura que le valió el desgarre del ligamento de su tobillo izquierdo.
 
Fuera de si, Sasuke respiró agitado, sonrió complacido al ver los hilillos de sangre resbalando por el rostro del artista.
 
De pronto, el chico de pálida tez, que yacía herido y desconcertado, se incorporó, tomó una de las sillas y la alzó para defenderse de la agresión.
 
-¡Sasuke, basta!- cojeando, Naruto consiguió llegar nuevamente al punto intermedio de la plataforma. Aspiró hondo para calmar sus descontroladas ansias, y se agachó al lado del Uchiha para explicarse.
 
-No sé que rayos estás imaginando, pero más vale que te tranquilices o...
 
-¿Si no qué?- retó, aplacando un poco su malestar al dirigir una mirada de advertencia al sujeto de cortos cabellos negros. -Te he estado buscando día y noche, creyendo que estabas en peligro o vagando por las malditas calles, y resulta que todo es mentira. ¿Quién diablos es ese tipo?- lo señaló con una inclinación de cabeza.
 
-Solo es un compañero- respondió, y se apresuró a aclarar al vislumbrar el atisbo de duda refulgiendo en las irises negras. -Sai trabaja en uno de los museos más visitados del centro de Sapporo y fue él quien me dio trabajo y ayudó mientras me instalaba.
 
-¿Cómo lo conociste?- preguntó el Uchiha, reticente a tragarse la retahíla de palabras salidas de boca del Uzumaki. -¿Por qué rayos te fuiste sin avisarme?
 
Naruto exhaló resignado por la conducta hostil de su interlocutor. Miró hacia la escasa audiencia y se alarmó al ver elementos de seguridad aproximándose a la zona.
 
-Sasuke, es mejor que hablemos en privado...
 
**
 
Lo primero que Sasuke notó fue la madurez que actualmente envolvía a Naruto, se veía a todas luces más tranquilo y centrado que cuando vivía bajo su techo.
 
"Golpe bajo, Uchiha"
 
Sin poderse contener, rechinó los dientes y dirigió su mirada hacia el refresco que Naruto le había ofrecido nada más entrar en el apartamento.
 
Aunque odiara admitirlo, muy en el fondo reconocía que el cambio le había sentado bien de algún modo. Lucía más atractivo que nunca, y su faceta infantil había sido opacada por un aire jovenil más propio de su edad.
 
Echando un futil vistazo en derredor, Sasuke reconoció que el lugar no se comparaba ni de lejos a los lujos que él poseía en su mansión. El lugar era sencillo, hogareño, y distaba mucho de equipararse a lo mínimo que él hubiese deseado para Naruto.
 
"Pero ya no hay nada que lo ate" meditó con inusitado pesar. Naruto volvió de la cocina con unos emparedados, se sentó en otra de las sillas y empezó con la perorata.
 
-Por tu culpa Sai no podrá presentarse al museo en una semana.
 
-Hnn- no le importaba en lo más mínimo. Aún tras saber que en realidad aquel sujeto era hetero declarado y vivía cómodamente con su familia, conformada por su mujer e hijo. Aquello no aseguraba que no sintiera atracción por Naruto.
 
¿De qué otro modo lo habría ayudado sino?
 
-Me fuí porque quise, Sasuke. No porque deseara huir de ti- aclarándose la garganta que se le había obstruido repentinamente por los nervios de ser escudriñado atentamente, Naruto apuró un trago de su refresco. -Tambien me fuí porque firmé un trato con Orochimaru.
 
-¿Qué?- de la nada, Sasuke se puso de pie, alterado por la confesión que involucraba ni más ni menos que a la vibora rastrera que los había separado.
 
-Me propuso darme el antidoto si me alejaba de ti por un tiempo y acepté- continuó el rubio, haciendo lo imposible por no evidenciar si alicaimiento. -Me curé, Sasuke. Ya no hay sintomas extraños, tampoco efectos secundarios.
 
Sasuke asintió muy a su pesar, comprendiendo las causas que habían orillado a Naruto a apartarse.
 
-¿Y entonces por qué no me buscaste?- quiso saber.
 
-Porque- Naruto le rehuyó la mirada, apretó los puños bajo la mesa y se dio valor para seguir. -Si lo hacía, Orochimaru iba a lastimar a mi bebé.
 
Confusión, ira y conmoción se mezclaron en sus entrañas. Se mesó el cabello con desespero y paseó por la habitación, terriblemente ofuscado por lo recién dicho. Hasta que reparó en lo que había pasado por alto debido a su furia inicial.
 
-¿Mi hijo...?- cesó su caminata y, pálido como el papel, retornó junto a Naruto, contemplando detenidamente su vientre plano.
 
¿Había...?
 
-Ahora esta dormido- musitó Naruto, instandolo a seguirlo por otro de los pasillos aledaños. Cuando llegaron a la recámara, Sasuke esperó encontrarse con su primogénito, tenerlo en brazos para poder apreciar cada uno de sus rasgos. Pero todo lo que vio fue una cuna vacía junto a la cama.
 
-¿En dónde?- miró en derredor, notando el papel tapiz azul que le daba una idea más concreta y que, además, propició una calidez en su pecho.
 
Naruto giró en redondo, apagó la luz y salió de la recámara.
 
-Ahora mismo esta con Hinata- caminó a otra de las habitaciones.
 
-¿Quién?- la ensoñación desapareció de su semblante. -¿Por qué no esta contigo?- presionó, molesto.
 
-Hinata es otra compañera de trabajo- explicó Naruto mientras tomaba el teléfono. -No puedo tenerlo conmigo todo el tiempo. Hinata se encarga de cuidarlo cuando acompaño a Sai.
 
Sasuke bufó, inconforme.
 
-Quiero verlo.
 
-Lo sé.
 
-Ahora- ordenó. 
 
Naruto lo miró con reproche.
 
**
 
Era precioso, pequeño, fragil. Sasuke se entretuvo largo rato sosteniéndolo entre sus brazos, acunandolo lo mejor que le era posible cada vez que lo veía bostezar o abrir uno de sus diminutos parpados.
 
-Mi hijo- se sentó en el pequeño sofa y suavizó aún más su semblante al contemplarle llevandose uno de sus dedos a la boca. Menma era su nombre, y aunque todavía no llevaba su apellido, Sasuke se aseguraría de cambiar pronto ese hecho.
 
Su primogénito había heredado las facciones de Naruto, incluso su piel tostada hacía alusión al Uzumaki. Pero se le parecía en lo que respecta al cabello oscuro. El bebé, pese a nacer sano, sufría un insignificante desperfecto en sus pupilas. Tenía heterocromía. Un ojo azul celeste y el otro negro. Para Sasuke, sin embargo, ello lo hacía más especial, más único y adorable. La mezcla perfecta de los dos, el lazo que los uniría hasta la muerte a Naruto y a él.
 
-Le daré de comer- entre cauteloso e indeciso de interrumpir la paternal escena, Naruto se acercó al sofa con la mamila en la mano.
 
-Yo lo hago- lo interrumpió el Uchiha, quitándole el objeto de las manos. Naruto lo ayudó a colocar la boquilla suavemente en los labios del bebé, deslizandola de arriba a abajo para que Menma la asiera con sus labios. -Regresa a la mansión.
 
Naruto sopesó la idea brevemente, a sabiendas de que pronto expiraría el contrato de Orochimaru. Solo quedaban dos semanas más para que concluyera, entonces sería libre.
 
-¿Podrías quedarte con nosotros un par de semanas?
 

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