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Beautiful lies por RLangdon

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Cuando Naruto vio entrar al Inuzuka, el alivio lo embargó. Volvió a sentarse en el sofá y tomó uno de los álbumes de la mesita con fotografías de la familia de Kiba. 
 
-Tardaste- pasó una a una las páginas para distraerse. Era la tercera vez que los veía pero la ansiedad lo estaba matando. Llevaba casi una semana resguardandose en la casa de Kiba porque temía enfrentarse al par de Uchihas. Después del alboroto, no soportaba la idea de saber que él era el causante de los malos entendidos entre ellos. Era terrible saberse culpable y enamorado de ambos, pero resultaba devastador verles pelear sin poder detenerlos. 
 
¿Hasta dónde estaban dispuestos a llegar?
 
Naruto temía conocer la respuesta. 
 
Soltando un escupitajo en el bote de basura junto al sofá, Kiba fue a sentarse junto a Naruto. En un parpadeo uno de los perros corrió y saltó encima de sus piernas. 
 
-¿Me extrañaste, amigo?- Kiba sonrió ampliamente mientras acariciaba las orejas de Akamaru. De pronto la seriedad acudió a su semblante al recordar lo ocurrido. -Están buscándote, Naruto. Y por cómo me trataron, te puedo asegurar que llamaran a la policía o algo peor si no tienen noticias tuyas pronto. 
 
Habría querido tragarse esas palabras por el bienestar de su mejor amigo, pero tampoco deseaba que se metiera en más líos. Desde que había empezado a verse con uno de ellos, las cosas se habían salido de control. 
 
-Yo...- uniéndose a las caricias hacia Akamaru, Naruto agachó la cabeza, sintiéndose culpable de nuevo por todo lo que sucedía a su alrededor. -Iré a verlos pronto. 
 
Kiba asintió conforme. 
 
-Hazles saber que no quieres nada con ellos. Y amenazalos- agregó, achicando los ojos al recordar a los bastardos que lo habían acorralado en el callejón. Era increíble que uno de esos tipos fuera su profesor, ni más ni menos. -Diles que estas saliendo conmigo- aconsejó con un guiño. 
 
Frustrado, Naruto negó en desaprobación. Le había pedido a Kiba que lo dejara pasar un par de días en su casa para no tener que ir a un hotel. Kiba había aceptado con gusto, especialmente porque sus padres acababan de salir de viaje de negocios, lo que le dejaba con la casa para él solo. 
 
-No quiero causar más problemas- poniéndose de pie, Naruto se sacudió algunos pelos del pantalón. -Además, no puedo esconderme toda la vida. 
 
Aunque en cierto modo le gustaría tener esa opción, así no tendría que hacer sufrir a ninguno. 
 
O a sí mismo...
*
 
Colgó el teléfono al oír la misma respuesta negativa que, se había repetido vez tras vez en cada llamada. 
 
Exhausto, dejó el teléfono a un lado y tachó con la pluma el último nombre de la lista de asistencia.
 
-Ese fue el ultimo- reconoció con un exhalido. Shisui bufó una maldición en voz baja mientras repasaba visualmente la lista. 
 
-Falta el idiota ese- señaló el nombre de Kiba, a lo que Itachi negó con simpleza. 
 
-Lo intenté cinco veces. No atiende el teléfono. Además- agregó preocupado. -Podría poner una queja en recursos humanos si descubre que somos nosotros quienes llamamos. Recuerda que los expedientes son confidenciales. 
 
No había sido una jugada muy honorable de su parte el haber cogido las carpetas sin permiso. Después de todo, tenía acceso a la dirección. El problema vendría cuando se enteraran que hacían falta. Por ende debía devolverlos a la brevedad posible. Tan solo necesitaba extraer los números telefónicos de todos sus alumnos por si alguno tenía información sobre el paradero del Uzumaki. Tristemente no había sido el caso. Nadie sabía nada, y la angustia de saberse en penumbras, se acrecentaba con el paso de las horas. 
 
-No quiero el número- objetó Shisui, haciéndose de nueva cuenta con el expediente. -Quiero la dirección.
*
 
Sentado en una de las bancas y con la mirada perdida en el bullicio vespertino del parque, Naruto se dispuso a enviar los mensajes escritos en su celular y, aguardó. 
 
Habían sido los cuatro días más largos y deprimentes de todos. Estar un rato en soledad le había ayudado a darse cuenta de lo mucho que amaba al par de Uchihas. Eran tan similares y a la vez tan diferentes. Poseían características que les hacían únicos, especiales a sus ojos. 
 
Shisui era tan apasionado, tan entregado y detallista que no descuidaba un solo aspecto de su relación. Procuraba en todo momento hacerle feliz, llevarlo a todas partes en sus citas y ser afectuoso en todo momento.
 
Itachi en cambio era tan dulce, tierno y amable, pero guardaba muy bien una faceta posesiva que lo hacía ver aún más atractivo ante sus ojos. Naruto se había enamorado de él casi desde el primer vistazo en el salón. Y aunque su relación había terminado, su corazón aún latía por él en expectativa y anhelo. 
 
Nervioso, oprimió sus rodillas con las palmas y se mordió el labio inferior al verles a pocos metros de distancia. A duras penas podía contener las lágrimas, cuanto y más al ver de cerca los moretones en el rostro de ambos. 
 
Aquella pelea había sido terrible en todo sentido, aunque le había ayudado a darse cuenta del daño que les estaba haciendo. 
 
-Naruto- Shisui se adelantó, corriendo los pasos restantes para estrecharlo en un fuerte abrazo mientras observaba que no hubiera heridas en su cuerpo. Al ver que así era, se apartó despacio. 
 
Itachi, aunque reacio al comienzo, acabó por ceder y envolverlo también en un abrazo asfixiante, aspirando el aroma fresco de los cabellos rubios, ansiando guardarse cada sensación y cada gesto entre su contacto. Cuanto lo amaba. 
 
-¿Vas a decirnos en donde estabas?- se impacientó Shisui, frunciendo levemente el ceño. -Nos tenías muy preocupados. Nadie nos daba razón de ti.
 
-No puedes descuidar tus estudios, por más difíciles que sean las cosas- secundó Itachi, tratando de no sonar demasiado severo. Lo último que necesitaban era alejarlo de vuelta. 
 
Con una sonrisa enigmática que se diluyó rápidamente a un mohín alicaído, Naruto los miró a ambos. 
 
-Estaba en casa de Kiba- confesó apenado ante el grave escrutinio de ambos. -Le pedí que me dejara quedarme unos días. Se que no debí huir de esa forma, pero me sentía...me siento- se corrigió, llevándose el puño al corazón. -Muy confundido. No quería herirlos, pero es lo que he venido haciendo desde que los conocí. 
 
Itachi y Shisui intercambiaron una rápida y confusa mirada, preguntándose a que venía aquello, tratando de desenmarañar el hilo conductor de los problemas. El detonante había sido la pelea pero ciertamente que ya cargaban con rencillas pasadas. 
 
-Itachi- habló Naruto en tono dolido. -Desde que te vi, me gustaste. Y me gustaste tanto porque a mis ojos eras y sigues siendo perfecto-, y así era. Por más que se hubiera guardado sus sentimientos durante aquellos meses, no había dejado de recordarlo. -Tengo tantos defectos y soy tan corriente como cualquier chico de mi edad que, por eso creí que nunca ibas a fijarte en mi. Así que compré esa pócima y puse todas mis esperanzas en que funcionará... Y funcionó- agregó con un suspiro. 
 
Le estaba contando demasiado sincerarse de esa manera, aunque sabía que era lo correcto. Decir lo que su corazón había callado hasta entonces. 
 
-Y Shisui- se volvió al recién nombrado. -Al principio no me gustabas y había sido un accidente cuando también tomaste de la pócima. Quería alejarte y pensé que a la larga pasaría el efecto y te olvidarías de la fantasía de Naruko, pero cuando me abriste tu corazón, me fue imposible rechazarte. Y se- esta vez dirigió una mirada significativa a ambos. -Se que hice mal en querer estar con los dos, pero era porque no podía dejar atrás a ninguno. No podía superarte, Itachi, ni tampoco renunciar a Shisui. Todo fue porque me enamoré de los dos. 
 
El silencio ante la confesión se prolongó durante algunos minutos. Ninguno se sentía capaz de acabar con la incomodidad que reinaba entre ellos. Itachi se mantenía aparentemente sereno, pero sentía un revoltijo interno que no acababa de procesar. Shisui no dejaba de mirar escéptico a Naruto, primero con un gesto de genuino enojo que acabó convirtiéndose en resignación. 
 
-Y porque sé que no es correcto amarlos a los dos, es que los dejo libres- aunque decir aquello había sido difícil, finalmente lo hizo. Sus labios se curvaron en una sonrisa llena de dolor. -No me quedaré con ninguno. Lo siento, pero ya ha llegado muy lejos y solo habría peleas de por medio.
 
Cabizbajo, con la mirada ensombrecida y los labios tensos, Shisui tomó rápidamente a Naruto del brazo para impedir que se fuera. 
 
-No lo acepto- negó en ademán, sintiendo un grueso nudo en la garganta y otro más en el estómago. -Yo...estoy- le costaba hilar las palabras y poner en orden sus pensamientos pero tras largos segundos, pudo tranquilizarse lo suficiente para decir lo que pensaba. -Estoy dispuesto a permitir que salgas con ambos si asi evito perderte. 
 
Los ojos de Itachi se abrieron al máximo por la sorpresa y la implicación de aquello. Fue a negarse rotundamente, pero entonces vio la faz entristecida de Naruto. Por meses, ellos dos se habían vuelto muy cercanos a él. Estaba consciente de que no era mentira cuando afirmaba amarlos a ambos. 
 
¿Pero soportaría perderlos? 
 
Después de todo lo que habían pasado juntos, ¿Sería Naruto capaz de reponerse de una ruptura amorosa y seguir adelante por su cuenta?
 
Itachi lo dudaba. Sabía que Naruto no tenía familia y no solía pasar mucho tiempo con sus amistades. Estaba enclaustrado en una soledad que lastimaría a cualquiera que no estuviera acostumbrado a llevar un estilo de vida tan solitario. Quizá era por ello que Naruto se negaba a depositar enteramente sus sentimientos en uno solo. Los necesitaba a ambos. 
 
-No creo que...
 
-No estoy de acuerdo con la propuesta- interrumpió Itachi a Naruto, atrayendo inmediatamente la atención de ambos. Mientras Shisui le dirigía una mirada de entera molestia, Naruto le veía resignado y casi al borde del llanto. -No me gusta la idea de tener que compartir a Naruto- continuó, apaciguando poco a poco su tono. -Pero tampoco estoy dispuesto a perderlo de nuevo. Si debo compartirlo para evitar su partida, entonces lo aceptaré.
 
Los ojos de Naruto se cristalizaron por el llanto acumulado. 
 
Y aunque ambos le sonreían ahora, no terminaba de aceptar del todo qué era lo que había pasado.
 

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