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Percepción por rmone77

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Notas del capitulo:

—Futile Devices—

Era la segunda taza de café que agotaba lentamente mientras escuchaba a SooJung. No formulaba pensamiento alguno; captaba y guardaba la información, ordenándola, sin opinar, sin reprochar o preguntar. SooJung sabía lo que estaba pasando por su cabeza, lo conocía mejor que nadie. Y no pudo evitar que las pupilas se le llenaran de preocupación, pero no cruzó la línea, simplemente palmeó su espalda y continuó la historia.


— El profesor Guk me contó un poco de lo que sucede con KyungSoo. Fue una conversación muy trivial en la que lo mencioné, pero él de pronto me dijo un montón de cosas que no supe cómo entender. Supongo que me lo dijo porque lo conoce mejor que nadie y porque sabe que tú eres alguien muy cercano a mí. Debió haberlo pensado por muchísimo tiempo.


No tenía intenciones de dar rodeos, sólo deseaba entender su propio papel en toda la historia que, además, se le antoja cruel y caprichosa.


— KyungSoo fue en busca del profesor hace un par de semanas, ambos estábamos discutiendo sobre un paciente y él llegó sin avisar, sin agendar cita. Tenía la mirada un poco perdida, pero se veía bastante bien. El profesor me pidió un poco de tiempo y los dejé solos. Estuvieron hablando cerca de media hora y lo vi salir tal cual entró. Pero...


La pausa fue a causa de un suspiro. Se arregló el cabello y humedeció sus labios, relajando la postura para aguantar la tensión que sus propios recuerdos le causaban. No perdió de vista los gestos casi nulos de Kim, le parecía completamente inexpresivo, empero podía vislumbrar trazos de ira en sus dedos.


— El profesor parecía muy preocupado. Sólo fue suerte que yo estuviera ahí. Me pidió que no lo comentara con nadie más. No sé si ese era realmente su deseo.


Enredó los dedos en el cabello de Kim y acarició con mucho cariño. Era su forma de decirle lo importante que era para ella y, por consiguiente, lo valioso que consideraba a Do también, aunque no lo conociera, sólo por ser parte de su vida.


— Padece de Asperger, pero sus manifestaciones son muy leves. Debido a que su personalidad es un tanto reservada, camufla muy bien sus dificultades sociales. El profesor notó un par de cosas extrañas en un inicio, pero era el mejor estudiante de su clase y me confesó que se cegó con sus habilidades e inteligencia. KyungSoo quiso participar en un proyecto que había sido abandonado, pasaron bastante tiempo juntos por eso y, entre más tiempo, más razones para confirmar el diagnóstico. KyungSoo lo sabe, no se sorprendió de haber sido descubierto. El profesor me dijo que él sólo le dijo que ahora estaba todo bien.


Los dedos femeninos se deslizaron a lo largo de cada hebra, reposando tiernamente en la nuca de Kim. La piel le ardía, sin embargo, SooJung podía percibir un fino temblor que acompañaba los hombros.


— KyungSoo, ese día, fue a contarle que había presentado a alguien de su familia. Pensé inmediatamente en ti, aunque no estaba segura de eso. Habló sobre lo fácil que había sido para él abrirse a otra persona por primera vez. Le dijo al profesor que ya no tenía miedo y que sentía que estaba sanándose.


La voz de SooJung fue menguado a medida que los hombros de Kim encerraron sus emociones. Él mismo se llevó una mano al rostro e intensó disipar la tensión que se acumulaba entre sus cejas. Ella esperó paciente a que su actitud volviese a ser de apertura y tranquilidad antes de continuar.


— El profesor me dijo algo más. Hay algo en el pasado de KyungSoo de lo cual él nunca quiso hablar. Sólo se refería a eso como una etapa difícil en su vida que ya había olvidado. El profesor cree que no es así, pero nunca pudieron hablar sobre ello. Él simplemente evadió el tema.


Después de la última frase, la voz de SooJung se difuminó lentamente en la cabeza de Kim. Después de esas palabras empezó a recordar, a llenar los vacíos y responder las dudas que siempre tuvo respecto al chico. Se preguntó si alguien más sabía de esto. La lógica indicaba que no, pero los distintos incidentes en los que se veía envuelto Do indicaban que quizá había una persona que estaba usando esa información a su favor.


Lo primero fue buscar algún indicio en la facultad a la que asistía. La despedida con SooJung fue escueta, preocupándola más y alejándola también. Ella tenía claro que el asunto se escapaba de sus manos, tenía un mal presentimiento, sin embargo, sólo podía observar. Le dio una palmada suave en su espalda y le hizo prometer que le pondría al corriente, le ofreció su ayuda en caso de que la necesitase y se quedó con un abrazo guardado en el interior de sus brazos.


A Kim le parecía que todos los jóvenes universitarios eran iguales. Físicamente tenían sus diferencias, pero se movían como una tropa sin interés, con sus móviles en mano y conversaciones superfluas tiñéndoles la boca. Por más que lo intentó, en primera instancia, no reconoció a ninguno de los que había visto cercanos a Do. Por un lado, esto estaba bien, porque los recuerdos que tenía de la noche en que el muchacho estuvo ebrio no eran los mejores. Y la desesperación empezaba a formularse bajo sus uñas, incitándolo a golpear a más de alguno.


De un minuto a otro la horda desapareció de cada espacio, volviendo a sus clases o saltándoselas. Fue el momento oportuno para tomar descanso y acabar un cigarrillo. Dudó y guardó el empaque en su bolsillo, no esperaba llamar la atención de ninguna forma, aunque sin quererlo, alguien lo reconoció.


Una vieja compañera de sus años estudiantiles se acercaba tranquila, con un par de libros en mano y una perfecta apariencia. Lo saludó con cariño e indagó en un par de cosas. Le comentó que era asistente en algunas asignaturas de la facultad y la conversación varió a temas de la misma índole. Más una sola cosa le llamó la atención de sus palabras.


— Creo que me atrapó el sistema que aplican. Intentan relacionar cada carrera con algunos trabajos en común y cada uno aporta desde su propia disciplina.


Kim fue cordial, como siempre, con la amabilidad en la lengua y gestos dominados para hacer sentir cómodo a cualquiera. Era parte de su trabajo, encantar, y se le daba de maravilla. Mientras simulaba escucharle, pensaba, repensaba y volvía al inicio.


¿Por qué pensó que alguno de sus compañeros estaba implicado? La vida universitaria estaba tremendamente conectada y cualquier estudiante, de la misma facultad, de otra, incluso de otra institución, podría ser el que acosaba a Do. Cómo fue que olvidó su propia experiencia, en la cual terminó enredado con personas a las que jamás volvió a ver, chicas de otros lugares, incluso ciudades. Suspiró. Flaqueó un segundo y su acompañante le descubrió.


— Dudo que estés aquí por trabajo. Pero sea lo que sea que te tenga suspirando, espero que sea bueno. De lo contrario, ojalá salga bien.


La mujer, casi sin el paso de los años por su rostro, dio una caricia sincera a su hombro y se levantó ante las llamadas de un grupo de estudiantes. Sentado en el barandal se sentía completamente fuera de lugar, como si retrocediera un sinfín de años a momentos de los que no tenía muchos recuerdos significativos. Suspiró otra vez, y en el momento en que dispuso las energías para volver a su departamento por una ducha y algo de comida que recompondrían sus esperanzas, divisó una figura familiar. Poseedor de una memoria casi perfecta, reconoció la postura encorvada y el andar despreocupado. Arregló el borde de su chaqueta y se acercó a un grupo de estudiantes que estallaban en carcajadas mirando un móvil. Palmeó el hombro de uno de ellos, sin obtener de forma inmediata su atención. Sin embargo, en el momento en que se cruzaron sus miradas una expresión de temor aportilló las cejas del muchacho. Kim no necesitó indagar más en su rostro o poner en evidencia alguna de las dudas que lo asaltaban y, con toda la cordialidad que le caracterizaba, le pidió hablar un momento a solas. A ninguno de los dos le convenía que se negara. Se encontraban en un lugar completamente abierto y no parecía ser opción iniciar una discusión con un hombre que parecía importante.


El muchacho lo condujo a un sendero no tan apartado, pero que se solía usar como área de descanso entre cada bloque de clases. Un par de abedules rodeaba la zona de asientos, un jardín artificial por otro lado y piedrecillas marcando el camino de ida y vuelta. El lugar estaba lo suficientemente alejado de las aulas y, temiendo perder la compostura, terminó por encender el cigarrillo del que antes se privó.


La mejilla del chico estaba magullada y la piel violácea se acoplaba perfectamente al puño de Kim. Uno de ellos parecía querer perder los estribos y el otro ocultaba la vergüenza bajo los hombros caídos. A cada movimiento que realizaba JongIn, el chico apretaba las manos, con el nerviosismo convertido en sudor.


— ¿Conoces a KyungSoo?


El nombre en su voz ronca le dio mayor peso a la pregunta. Y más que una interrogante, se evidenciaba como una sentencia, sólo para comprobar lo obvio.


El chico asintió, pero el miedo que se mostraba en sus cejas no coincidía con la maldad detrás de todo lo que le hicieron a Do. Había que tener temple de acero y malicia en las manos para cometer semejante atrocidad. Y el estudiante sentado a su lado se le antojaba más como un cachorrito perdido. Pero, aunque no tuviera la certeza de que él fuera el autor de tales actos, la rabia acumulada le fermentaba en la boca. Desquitarse con alguien inocente daba completamente igual a sus emociones. Sólo buscaba desprenderse del horror que le comía la mente.


Instantes antes de abrir la boca, el muchacho empezó a tartamudear. Y si en un inicio le alteró más su actitud despreciable, el sentido que dio a cada frase le hizo vislumbrar detalles que seguía pasando por alto.


— Lo conozco, pero no tengo nada que ver con lo que le pasó. Quiero decir, ¡KyungSoo siempre ha sido muy raro! Siempre se involucra con personas extrañas y creí que podría aprovecharme de él. Él tiene fama de ganar créditos con favores sexuales, ¿sabes? Nadie se cree que sea tan inteligente con esa apariencia que tiene. Es claro que es el favorito del profesor por alguna razón...


Kim lanzó el cigarro a medio consumir y la hostilidad en su mirada hizo que el muchacho continuara su defensa tan rápido como podía, tomando un poco de distancia de él.


— Bueno, no sé, eso dicen. Yo insistí un par de veces, pero nunca pasó nada, él se mantenía rechazándome. Así que cuando me envió esos mensajes, pensé que al fin había accedido, pero estaba completamente drogado. Es decir, yo no consumo drogas, pero ya sabes... he visto cosas y no pensé que él fuera de esos.


Kim respiró profundo, pisoteó la colilla y se apoyó en sus rodillas. Tenía sentido. No parecía algo que se hubiese inventado en un par de segundos y era cada vez más claro que era un cobarde.


— Mira, si no me crees, puedo ir a la policía, no quiero tener nada que ver con esto...


— No, está bien, te creo. Sólo no me calza que te encontré con las manos encima de él, a pesar de que no tenías nada que ver.


Las pupilas se le deformaron. Por supuesto que no había mentido, pero tampoco estaba contando todo lo sucedido. Kim insistió sin palabras, sólo con su mirada sólida y la postura dispuesta a atraparlo en caso de que deseara huir. Ya se habían enfrentado y el resultado no fue positivo para el muchacho.


— Yo sólo... ¡yo sólo quería vengarme! Darle un poco de su propia medicina, ¡no lo sé! ¡no haría nada malo!


Kim apretó el cuello de la camisa a cuadros con el rostro del chico a centímetros, viendo como las lágrimas le bañaban los ojos y el espanto le escurría por la boca. No fue capaz de golpearlo. De no haber sido por la mujer con la que charló minutos atrás, habría arremetido iracundo. Pero no deseaba dar problemas a alguien que le había deseado buenas intenciones.


Lo soltó, dejándolo caer tras la banca, no sin antes advertirle que no se volviera a acercar jamás a Do.


Caminó rápido, evitando a cualquier persona que se pudiese cruzar en su camino. Pensaba, sólo daba vueltas los hechos una y otra vez. Y lo único que quedó rondando su mente sin explicación aparente fue la razón detrás del llamado. ¿Por qué no le pidió ayuda a él? ¿Por qué no lo llamó? Él hubiera acudido inmediatamente. 


Las palabras del muchacho de igual forma retumbaron en su cabeza, entremezclando los nuevos vacíos. ¿Do se relacionaba con gente extraña? ¿A qué se refería con eso?


 


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