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Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Inmediatamente después de la guerra, las tasas de fertilidad se desplomaron y la mayoría de niños nacidos por el mundo sufrieron de deformidades fatales. Pensaron que al dejar pasar el tiempo, todo mejoraría debido a los trabajos de restauración ejercidos minuciosamente por el gobierno... Pero nacieron muchos niños con habilidades diferentes. Incluso existieron seres que pudieron concebir a pesar de ser hombres.

Benjamín fue uno de esos casos. 

Nació siendo el hijo menor de una familia pobre y granjera así que, la primera vez que se volvió útil para ellos fue durante un examen médico de rutina. Un chequeo anual y gratuito que reveló que tenía un útero en perfectas condiciones dentro de su cuerpo. En ese tiempo, Benjamin tenía solo trece años de edad y de todas maneras, poco después de escuchar los resultados y lo que esto significaría para él, sus padres lo vendieron a la mejor familia aristocrática de la ciudad.
Al principio, el niño estaba feliz. Disfrutaba de una vida lujosa que nunca había tenido en una mansión terriblemente enorme y, aunque a menudo lo insultaran o lo golpearan debido a su origen humilde, entendía que si escuchaba con atención y hacía sus deberes al pie de la letra, entonces se volvería en algo que definitivamente podía soportar.

Cuando cumplió 16, el dueño de la mansión comenzó a aparecer dentro de su cuarto. No lo trataba como a su invitado sino, literalmente como a ganado que necesitaba para mantenerse. Y cada vez que llegaba a la mansión, iba con Benjamín y lo obligaba a abrazarlo hasta que finalmente entraba la mañana. Le daba un montón de relajantes musculares y ansiolíticos así que Benjamin se sentía tan drogado que ni siquiera pareció ser capaz de contraatacar ni una sola vez... Resultó que lo habían vendido para reemplazar a su esposa infértil. No era un trabajo sino, una enorme mentira para el beneficio de su hogar.

Benjamín le suplicó que le dejara ir a casa un montón de veces, pero la señora le gritó:

"Si quieres estar enojado con alguien, ¡Culpa a tus padres! Cuando se enteraron de que su hijo tenía útero y de que además había mucha gente rica buscando una madre sustituta ¿Crees que pensaron en tus sentimientos? ¡Por eso fue que te vendieron, Benjamín! ¡Porque les importas un demonio!"

Sus padres lo vendieron sabiendo lo que iba a pasar con él. Después de todo, tenían muchos niños dentro de la casa por lo que perder a uno no importaba realmente. En "Corona", donde nació y se crió, los niños eran utilizados únicamente para ayudar en los trabajos del hogar y del cultivo. Allí cosechabas y vendías y finalmente te echaban cuando cumplías la mayoría de edad. Podía irse e intentar conseguir un trabajo en las ciudades pequeñas pero, como ocurría siempre con los que eran unos marginados, las oportunidades no siempre duraban o se alcanzaban por lo que dar a luz parecía ser lo único que podía hacer.

Cuando se marchó, el cuerpo que había pasado por un embarazo complicado a menudo comenzaba a descompensarse tanto que se tomaba licencias por enfermedad. Y ahora, 20 años después, estaba conociendo a su querido hijo.

 

Al principio, pensó que era solo una persona similar. Pero lo sintió tan pronto como lo tuvo de cerca. Su cabello brillante y oscuro y esos ojos dorados tan intensos y bonitos. Había heredado todos los rasgos de su maldito padre, por supuesto. Era un hombre cruel y bestial al que se le ocurrió tratarlo no como a una persona, sino como una mera fábrica para darle un hijo. En la mansión, por seguridad, nunca pronunció su nombre frente a Benjamín ni dijo cosas importantes sobre su trabajo, pero no pudo ocultar el símbolo de la familia Sheinfield por siempre. Un león negro con ojos dorados era un símbolo de una familia importante después de todo. Y era una sangre tan poderosa que le hacía odiar las características que había tomado de eso su hijo. No le gustó tenerlo en un inicio e incluso comenzó a odiar al bebé que estaba respirando entre su brazos. Pero ese sentimiento desapareció tan rápido que ni siquiera pudo darse cuenta del cambio. El niño era encantador. Un bebé criado en su vientre, aferrándose a él incluso después de haber nacido con dificultad y en la prisión donde estaba confinado. Era la única existencia reconfortante para él así que Benjamin incluso dejó de notar que tenía los ojos dorados del hombre al que odiaba a muerte.


Dio a luz a cuando tenía 16 años, así que cuanto mucho debía tener unos 20 justo ahora... Pero el hombre frente a él estaba lleno de una dignidad y una elegancia perturbadora. Parecía todo un adulto y además, daba toda la ilusión de estar tan loco como lo estaba su padre. Llamándole madre, vino a su casa y lo violó tanto como quiso. Se llamó a si mismo su cliente y tiró dinero sobre su cuerpo al final de su aventura sexual. Incluso ahora, después de haberse comprometido con el contenido de su corazón, le aterraba y le avergonzaba infinitamente que lo abrazara y lo sostuviera de esa manera tan descarada de siempre.

"Mamá... Despierta, mamá."

"Um..."

"Vamos a cenar juntos ¿Recuerdas?"

El hombre lo abrazó a la ligera, como si fuera un niño. Durante su breve desmayo posterior a que tuvieran sexo, la casa había cambiado completamente en el sentido de que ahora había mucha comida caliente en la mesa y las cortinas estaban desplegadas. Olía muy rico, pero Benjamín no se dejó engañar por él. Lo que estaba pasando entre los dos era incómodo así que ya había perdido todo lo que quedaba de su apetito. Sin embargo, el hombre se sentó en la silla junto a la mesa e independientemente de la reacción de Benjamin, hizo su cuerpo para delante y volvió a sostenerlo.

Mientras se sumergía en su piel, justo como cuando era un bebé, levantó la cabeza y susurró a centímetros de su oído:

"¿O quieres comer con mi verga ensartada?"

Ante eso, Benjamin se sobresaltó tanto que dejó de moverse. Miró hacia arriba con una expresión de incredulidad impresionante y luego, dejó que el hombre abriera sus piernas, le acariciara los muslos y le frotara el pecho.

"Llámame por mi nombre, mi amor ¿Bueno?"

"Aster."

"Más fuerte".

"¡Ah! ¡Aster!"

Debido a las sucesivas succiones a su pecho, sus pezones habían comenzado a doler con solo tocarlos un poquito. Le acarició y, solo después de haber olfateado su carne roja e hinchada, Aster sonrió y se aproximó más a la mesa para tomar una generosa cucharada de sopa caliente.

"Abre la boca, mamá".

Benjamín despegó los labios. La advertencia de hace un momento resultó no ser una broma para él así que, como para probar ese hecho, sintió a su pene comenzar a moverse debajo de sus nalgas. Benjamin se estremeció cuando Aster se frotó como si fuera un perro.

"Dime la verdad ¿No quieres comer mi verga primero?"

"¡Oh no! No, no ¡Lo odio!"

Benjamin gritó mientras negaba con la cabeza un montón de veces. Aster sonrió, pero en lugar de hacer cualquier otra cosa simplemente le tendió un buen pedazo de pan. Su madre, aterrorizado por ello, lo tomó, lo partió en trozos pequeños y finalmente se lo metió todo en la boca.
Su mente estaba confusa. Pensó que un día, si tenía suerte, el hijo que tanto había querido de repente vendría de nuevo hacía él y lo miraría como si nada hubiera pasado entre los dos. Pero nunca imaginó que lo trataría como si fuera un maldito prostituto.

Siguió cortando el pan, con la mente mareada y los ojos completamente llorosos y enrojecidos. Aster, apoyó la barbilla en su hombro.

"¿Por qué fingiste que no sabías quien era?"

"Que era tu mamá... No lo sabía".

"Mientes."

La mano de Aster subió desde su estómago para detenerse ligeramente sobre su pecho. Incluso con esta ligera palmadita, sus pezones hinchados parecieron doler hasta el extremo.

"¡Aaah!"

Mientras gemía, Aster volvió a torcerle los pezones así que Benjamin no tuvo más remedio que sacudir su cuerpo otra vez. Gritó:

"Oh, duele. Por favor, no. Por favor... ¡Aaah!"

Y mientras Benjamín gimoteaba y suplicaba, Aster finalmente retiró la mano de su cuerpo para poder hablar.

"Lo notaste desde el principio. Ya sabías quien era."

"Lo siento, en serio lo siento."

Eso era cierto. Desde el momento en que lo vio correctamente frente a la puerta de su casa, pensó que era Aster. Aunque por supuesto que no podía decir abiertamente que era su niño y tampoco llenarle la cabeza con palabras de amor y sus deseos por conocerlo. Además, como Aster resultó tener una actitud tan lamentable, constantemente se preguntaba ¿Es realmente mi hijo? ¿Es mi bebé? Pero ahora era un hecho que Aster había crecido maravillosamente, mucho más allá de su propia imaginación. Lo podía decir con solo mirar la parte de atrás de su cabeza en aquella fiesta. Era el digno sucesor de la familia Sheinfield... El señor que era su padre le había dicho que lo dejaría en paz si se iba rápidamente por lo que Benjamín dejó atrás todo lo que quería. Lo odiaba, pero pensó que definitivamente lo matarían si no lo hacía así.

"Lo siento… Lo siento tanto, Aster."

"¿Sabes cuánto tiempo estuve buscando a mamá? Vagué por toda la ciudad, solo por ti."

"Que era tu mamá.... No sabía nada tampoco. Yo pensé que, que ni siquiera sabías de mí."

Benjamin lloró y siguió disculpándose. Incluso en medio del sufrimiento, la postura de montar sobre el cuerpo de Aster nunca se detuvo así que, desnudo, apoyando la espalda en el pecho de su hijo y abriendo las piernas, comenzó a salir de su interior un sonido repugnante. Algo muy similar a lo que había ocurrido durante todo el sexo. Quería escapar, pero Aster no lo soltaba por lo que Benjamín solamente se retorció y comenzó a gritar con fuerza. El hombre lo agarró por la cintura y lo abrazó:

"Una negativa más y ya no te dejaré tener más comida".

"..."

Benjamin inmediatamente dejó de quejarse. Mientras se ponía azul y se endurecía, Aster lo besaba en la mejilla y comenzaba a acariciarlo como para intentar detener un dolor que no estaba allí. Partió la carne cocida, se la llevó a la boca y permitió que Benjamin separara los labios casi por puro reflejo. El corte estaba lleno de jugo, cocido a un punto intermedio y obviamente, con el sabor más encantador de toda la zona cero. Pero era obvio que Benjamín no tenía cabeza como para disfrutarlo. Aster suspiró y continuó llevando comida a la boca de su madre para hacer que masticara y tragara mecánicamente al menos. Le palmeó la cabeza como si lo estuviera elogiando y luego, incluso se permitió darle un pequeño besito en la cara a modo de recompensa. Era como si padre e hijo hubieran cambiado de lugar.
Cuando Aster era un bebito, Benjamin lo tomaba entre sus brazos y lo arrullaba para darle sus comidas. Ahora era exactamente lo contrario.

"Me haré cargo por mi cuenta."

Benjamin dijo esto, pero Aster fingió no escucharlo en absoluto. Le acarició la barriga:

"Tienes que comer bien. Hay que recorrer un largo camino mañana".

"¿A dónde?"

"No puedo dejar a mi madre en una pocilga como esta".

Ante esas palabras, el rostro de Benjamín se llenó de miedo puro. Mirándolo con una expresión esperanzada, Aster frotó sus muslos y besó su hombro una vez más:

"Regresa mamá. Regresa a nuestra casa para que podamos estar juntos."

"Ah...."

"¿Recuerdas a mi hermano? Quieres ver a Calix también ¿No es cierto? Ya tiene mucho tiempo desde que toda la familia se reunió y... De verdad, de verdad te necesitamos muchísimo con nosotros, mamá".

Los ojos de Benjamin se abrieron al escuchar el nombre de Calix. Él era el hermano menor de Aster y su segundo hijo. A diferencia de Aster, Calix no pudo ser criado hasta cumplir un año. Ya que lo querían para tener bebés, lo embarazaron tan pronto como pudo hacerlo de nuevo y, al nacer, se cumplió su contrato y lo echaron de la mansión sin darle tiempo de despedirse. Lo tuvo que destetar siendo muy chiquito así que lloraba todos los días mientras drenaba la leche materna que no podía darle. Aster frotó suavemente su pecho:

"Todavía estaba chupando la leche de mi madre cuando te fuiste".

Pero ahora, a diferencia de antes, estaba plano y ya no salía nada de leche.

Mientras giraba sus areolas y sus pezones, que eran más grandes que los de un hombre normal, Benjamin retorció su cuerpo y gimió: "¡Oh, Dios mío! Basta, Aster."

"Esto es muy triste. Ahora que nos volvemos a encontrar, quiero probar la leche de mi hermosa madre otra vez".

"¡Ah! Aster... Ya no..."

"Está bien, cariño. Si tienes otro hijo, la leche volverá a salir".

Benjamin sintió la piel de gallina en todo el cuerpo. Mirando hacia atrás a Aster, lo notó sonreír mientras abrazaba ahora su cintura. Intentó llevarlo de nuevo a la habitación.

"¿Está bien si te llamo "mamá" incluso en momentos como estos?"

"..."

"¿No estás feliz de verme otra vez? ¿No estás feliz de que te ame?"

Cuando se lo preguntó, con una expresión triste en su rostro, los ojos de Benjamin se llenaron inmediatamente de agua. Quería decir que no, pero su boca no se abrió ni aunque lo intentó con mucha fuerza. Quería olvidarlos hasta el punto de cortar todos los lazos entre los tres, pero ese deseo no fue suficiente para que su corazón estuviera satisfecho. Había querido ver a su bebé todo este tiempo así que, ahora, incluso ante la situación, estaba enojado pero honestamente conmovido.

"Sí, Aster. Si estoy feliz de verte. Eres... Eres mi hijo después de todo."

Benjamín gimió y extendió la mano, temblando mientras se aferraba a su brazo de un modo casi impotente. Luego, al abrazarlo, Benjamin sonrió con los ojos completamente nublados por el llanto.

"Eres mi tesoro y mi precioso niño. Mi Aster".

Benjamin le dijo lo mismo que susurraba cuando era un bebé. Era algo que quería decir cuando se volvieran a encontrar así que se sintió como si su pecho se aplastara. Aster lo besó en la mejilla varias veces mientras lo abrazaba, le dijo que lo amaba, que era hermoso y al final, con una sonrisa de satisfacción, lo acostó en la cama y le susurró al oído:

"Mamá..."

"Sí…"

"Dame leche."

"Ah..."

"Dame leche como cuando era un bebé".

Benjamin vaciló, pero Aster levantó la mano y la colocó nuevamente sobre su pecho. El hombre, mirando los ojos verdes de su madre, volvió a pedirlo casi con extrema ternura:

"Tienes que decir: Deja que te amamante, mi bebé ."

"..."

"¿No quieres?"

Benjamin, todavía confundido, extendió su pecho plano con manos temblorosas y luego susurro:

"Deja que te amamante... Mi bebé." Cuando su hijo era chiquito y lloraba con fuerza, lo tomaba de la cabecita y lo acomodaba contra él para que pudiera mamar. "Después, mamá jugará contigo".

Benjamin abrazó a Aster con suavidad así que pareció ponerse muy feliz. Se sentó entre sus piernas y chupó lentamente alrededor de su pecho. Cuando le estimuló los pezones hasta dejarlos bien hinchados, Benjamin sintió tanto dolor que derramó un montón de lagrimitas y sollozos desesperados...

Que Aster fuera así era su culpa. La señora Shanfield tenía razón al decir que su asquerosa sangre iba a dañar a su bebé. En realidad, hasta le había llegado a la mente su voz, reprochando y diciendo que era inevitable incluso si aprendía sobre arte. Al final, Aster heredó la crueldad y la superficialidad de su padre, los malos rasgos de la familia de Benjamin y se convirtió en este pequeño monstruo. No solo eso, sino que pensó que tal vez era hasta natural que se enojara por el abandono que le había hecho pasar y la realidad de la familia que lo había criado. Era un niño que quería ser consolado. Herido y muy confundido.

Benjamín abrió dócilmente las piernas y levantó la espalda para cooperar con él. A diferencia de antes, no hubo resistencia y comenzó a expandir por su cuenta la carne de sus nalgas para que su entrada ya mojada recibiera el pene de su hijo.

"Ah... Es demasiado grande."

Benjamin jadeó bajo la presión, alimentado por la verga de su hijo ya maduro. Sabía que era su bebé, pero de todos modos le estaba entregando su cuerpo mientras estaba en celo y dejaba que la mandara mientras tanto una mirada cruelmente lasciva.

Aster chupó el pezón de su madre y, mientras le daba un mordisco completo y lo chupaba igual a si quisiera drenarle toda la sangre que tenía adentro, Benjamín torció su cuerpo y gritó:

"¡Ah! Duele, duele si chupas así".

Pero el hijo solo decidió meter más profunda su verga.

"Ah bien… ¡Ah! Allí..."

"¿Aquí?"

"Sí… ¡Oh Dios mío! Más, más fuerte".

"¿Quieres decir que el pene de tu hijo es bueno?"

Aster se rió y jugueteó con su cintura una vez más... Benjamin pareció haber perdido completamente la cabeza. Estaba en blanco y sus ojos se nublaron por un tiempo.

"Sí. Es tan bueno, ¡Ah! ¡El pene de mi hijo es muy bueno! Se siente... ¡Uff!"

Siguió empujando y empujando hasta que balanceó la espalda y envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Estaba llegando lentamente al clímax.

"¡Ah, Aster! Empuja más. ¡Ay! ¡Empuja!"

"¿Te gusta tanto, mi amor? ¿Se siente bien?"

"Ugh, es bueno. Ah, ah, Aster. Es delicioso."

Los movimientos de Aster se volvieron cada vez más bruscos debido a su voz. Pero en lugar de hacer sufrir a Benjamín, pareció que su espalda se estaba balanceando al compás de su movimiento. Y como si le gustara, su madre lo apretó con fuerza para que se quedara bien adentro.

"Ay... Más, ahí, ¡Ahí!"

"Oye, mamá... Tu interior está tan estrecho que... Uf, se siente muy bien."

"¡Sí! ¡Más profundo!"

"¿Vas a dar a luz a mi hijo?"

"¡Uff!"

"Contéstame correctamente".

"¡Sí! ¡Lo daré a luz! Aster, tendré a tu hermano. Te daré, a mi nieto..." Benjamin jadeó y asintió. No parecía saber sobre lo qué estaba diciendo. "Ah. Mamá dará a luz a tu segundo hermano."

Temblando por la inserción, Benjamin continuó sus palabras con bastante dificultad mientras que los labios de Aster estrujaban sus pezones. Su sonrisa se hizo aún más profunda.

"Te amo, mamá. Te amo tanto."

Aster abrazó la cintura de Benjamin y se enterró más duro por dentro. Benjamin terminó por soltar una palabrota.

"¡Ah, maldita sea! ¡Definitivamente quedaré embarazado! Daré a luz, así que... Más despacio."

"Por favor, da a luz a mi hijo mamá."

"Sí, mi Aster. Mamá hará lo que tú quieras. Mamá dará a luz."

"El niño que tengas será increíblemente bonito".

Al mismo tiempo que soltaba esas palabras, Aster besó sus labios por última vez. Su pared interior estaba gruesa y carnosa y mientras cavaba adentro, su pene comenzó a retorcerse y a escupir una intensa cantidad de semen. Cuando lo hizo, Benjamin simplemente contuvo la respiración y negó con la cabeza como si no lo pudiera creer.

"Ah..."

El semen de su hijo rebosaba por dentro así que Benjamin miró con bastante atención. Pareció que finalmente había recuperado la razón porque, estaba honestamente espantado por lo que había hecho con él.

Aster bajó deliberadamente la barbilla para poder mirarlo y luego, puso una cara bastante extraña. No le gustaba que su mamá tuviera miedo.

"Te amo, mamá."

"Ah..."

"Pero ahora, mi madre será mi esposa. Iremos a la mansión, nos casaremos, tendremos un niño y seremos la familia que siempre debimos ser. Calix también estará allí."

"No me gusta eso..."

Benjamín intentó levantar el pie, pero fue en vano. Aster se había acomodado entre sus piernas abiertas para apretar su cuerpo fuertemente contra el colchón.

"Puede que ya hasta estés embarazado de mí."

Una mano grande tocó su estómago así que la piel de Benjamin se volvió azul pálido en un momento. Aster solo sonrió de una forma maravillosa.

"Es inútil huir ahora ¿Sabes?"

"Yo..."

"No puedes dejarme de nuevo, mamá. Ya no lo soportaría".

Esas fueron las últimas palabras que escuchó su confundida mente.  Benjamin eyaculó debido a la sensación de un placer insoportable y pronto, perdió el conocimiento.

Cuando se despertó de nuevo, lo estaban trasladando en un automóvil desconocido mientras era abrazado por su hijo. Después de eso, escuchó un fuerte ruido y tuvo una extraña sensación de presión. Algo le cubría los oídos así que negó con la cabeza para intentar quitárselo. No pudo.


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