Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Benjamín. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

La vida en la mansión Shanfield era más tranquila de lo que esperaba. Aster y sus mayordomos eran increíblemente disciplinados. Los criados eran amables y cada una de las personas que se topaban con él, parecían considerados hasta un punto un tanto "extremo". Sin embargo, aunque algunos eran amorosos por fuera, podía ver que todavía no confiaban en él.

Por la mañana, Aster se despertó bastante temprano. Benjamin se había estado sintiendo extraño mientras dormía y al mismo tiempo, había comenzado a percibir como si su cuerpo entero estuviera temblando. Se despertó, sudando. Y mirando para adelante, pudo notar que su hijo estaba moviendo su cuerpo entre sus piernas bien abiertas y sus nalgas extendidas.

"¿Dormiste bien?"

Aster se inclinó y lo besó, ocasionando que sus genitales perforaran todavía más profundamente dentro de él. Había sostenido el pene de su hijo incluso aunque ya era muy entrada la noche así que su interior se sentía completamente empapado para ese momento. Los pilares de carne que entraban y salían cada determinado tiempo, se sentían ahora terriblemente apretados.

"Ah, Aster... Solo espera un... ¡Umm!"

"¿Mi hermosa madre no va a desearme un buen día?".

"Ah, ah... ¿Buenos días?"

Benjamin gimió y preguntó. Pero en lugar de responderle, Aster metió completamente su lengua ante la señal de un beso profundo. Benjamin lo abrazó del cuello, aceptando absolutamente todo lo que estaba haciendo con él. Podía decirse que la sensación de frotar lentamente el interior de su ano le había calentado tanto el cuerpo que hasta había provocado que su pene tuviera un erección. Aster lo masturbó como si pensara que era lindo y, cuando finalmente golpeó con fuerza en la parte que le gustaba, Benjamin comenzó a eyacular.

"Ah... ¡Ah, maldición!"

"¿Estás bien?"

"Sí…"

"Ahora, límpialo ".

Aster se subió sobre Benjamin y comenzó a frotarse el pene contra sus labios. El hombre abrió la boca por puro reflejo y lamió la punta de sus genitales húmedos mientras sentía como entraba y salía hasta tocarle la úvula. Después de eso, tuvo que lidiar con el semen en su lengua y también, con lo que se deslizaba lentamente por su garganta. Benjamin era tímido, pero hacía lo que Aster le pedía hacer. Limpiar, lamer, tragar. Incluso fue como la primera noche que tuvieron sexo. 

Aster le había mandado a construir una mecedora donde le pudiera dar de mamar. Era una postura muy humillante para él pero, si no lo hacía, su hijo se enojaría y comenzaría a amenazar con contarle todo a Calix. Benjamin, que tenía una enorme debilidad por sus bebés, no tenía entonces más remedio que obedecerlo al pie de la letra.

"Ojalá pudiéramos tener hijos pronto".

"Sí..."

"Sería bueno tener un niño que se pareciera completamente a ti".

Aster pareció haber terminado su comida. Metió la mano en la bata de Benjamin y le limpió los pezones que había estado chupando hace apenas un momento. Él los manchaba intencionalmente con mermelada o mantequilla de maní y los succionaba y succionaba hasta que comenzaba a cansarse.

"Extraño el sabor de tu leche... Todo de ti siempre es completamente rico."

"Ah, Aster..."

El cuerpo de Benjamin se puso todo rojo ante el comportamiento tan masculino de su hijo. Aster sonrió, y puso entonces la mano completa entre sus piernas. Cuando sintió la manera tan descarada en la que lo estaba frotando, fuerte y rápido, finalmente terminó por perder todas sus fuerzas para derramar en él cada gota de su semen.

"¡Aaah!"

"¿Estás cansado, mi amor?"

Aster fingió estar arrepentido, pero Benjamin no le creyó ni una palabra. Era algo que siempre hacía con él, provocarlo deliberadamente, burlarse y poner una cara tímida que lograra avergonzarlo.
Aster sonrió, lo agarró por la mejilla y lo besó largamente hasta que logró volver a levantarlo. Lo tomó entre sus brazos, lo acomodó en sus muslos y metió entonces otra vez el pene en su ano:

"Ah, ah, ah, Aster... Ay, Aster..."

"¿Qué pasa? ¿Se siente tan bien?"

"¡Ah! Ya es tarde... Prometiste... Ah, prometiste que te ibas a detener."

Tuvieron sexo varias veces durante la noche y fue lo mismo también en la madrugada. Quizá debido a su juventud, era terriblemente salvaje y activo hasta el extremo así que definitivamente no podía seguirle el paso. Benjamín fue al baño con él y todavía tuvo la fuerza suficientemente como para levantarlo, apoyarlo contra la pared y quitar todo el semen de su interior utilizando los dedos. Lo esperaba desde el momento mismo en que dijo que se ocuparía de su higiene después de sacarle el pene, pero estaba lo suficientemente cansado ahora como para batallar.

Cuando Aster se fue al trabajo, Benjamin volvió a su habitación. Afortunadamente sus sábanas acababan de ser reemplazadas y el colchón olía de una manera tan elegante, que tan pronto como cayó sobre ella, Benjamín cerró los ojos como si se hubiera desmayado y se echó a dormir.
Le dolía la espalda y era increíblemente difícil para él incluso estar de pie por mucho tiempo. No era como si no pudiera manejarlo pero, cada vez que se encontraba con los sirvientes, inclinaba la cabeza como era debido y se disculpaba por todos los problemas que seguramente había ocasionado. Después de todo, gritaba tanto que era evidente que todos los sirvientes sabrían ya lo que sucedía en el dormitorio tanto por la mañana como por la noche.

Después de lavarse la cara, Benjamín entró dentro de su armario. Era tan grande como la casa que solía tener en la zona cero y se veía también increíblemente iluminado. Cuando llegó a la mansión estaba con las manos vacías y la ropa toda destruida, pero ya que habían medido el tamaño de su cuerpo esa misma mañana, ahora los sirvientes llevaban cajas enormes a la habitación todos los días y casi a cada minuto. Al principio no lo sabía, pero Aster dijo que todo lo que estaba a la derecha le pertenecía completamente a él. Eran zapatos, tenis, pantuflas, un cajón lleno de sombreros y artículos de temporada en la parte de hasta arriba. Otro mueble estaba lleno de relojes y joyas y también había elegantes trajes y abrigos que parecían ser destinados para una ocasión de nivel mayor.
Benjamin siempre había sido muy modesto con sus cosas, por lo que solo había escogido una camisa y unos pantalones negros y de corte recto. Todas las telas eran suaves por lo que, a diferencia de la ropa que solía utilizar, esta no raspaba en absoluto. ¡Y los zapatos también eran muy cómodos! Sus favorito eran los mocasines de cuero que se envolvían suavemente para adaptarse a sus pies así que, definitivamente estaba más que encantado con su regalo. Sin embargo, aunque quería estrenarlos de inmediato, Benjamin solo caminaba cubriéndose la cara con la mano en caso de que alguien se fijara demasiado en él.

De repente, alguien salió desde el otro lado del pasillo. Calix estaba frente a los ojos de Benjamin, vestido mucho más cómodamente que durante la cena. Sudadera y pantalón de algodón con unos mocasines de color marrón oscuro. ¡Casi de una manera muy similar a la suya! Los dos se miraron con ojos desconcertados y luego pestañearon casi al mismo tiempo. La verdad es que no sabía que estaría allí así que a Benjamin solo se le ocurrió bajar la cabeza y tratar de pasar junto a él casi corriendo. Calix lo atrapó.

"¡Oye!"

Benjamín dejó de caminar al oír esa voz que lo llamaba. Quería ignorarlo, pero ya se estaba encogiendo de hombros debido al miedo. Cualquiera que lo mirara con atención sabría que lo había llamado para amenazarlo. Parecía como si Calix se convirtiera en el villano de la historia cada vez que hablaba con él. Hasta el tono de la conversación que le siguió se sintió aún más pronunciado:

"¿Dónde aprendiste sobre modales? Ni siquiera miras a la gente cuando te llaman."

Ante eso, Benjamin se estremeció y se dio la vuelta lentamente. Pero cuando sus miradas se encontraron, Calix pareció enfurecerse todavía más.

"¿De verdad te vas a casar con mi hermano?"

Benjamin no respondió. Simplemente decidió agacharse y retroceder como para crear una distancia prudente entre los dos. Calix se acercó deliberadamente a él por temor a que se le escapara:

"¡Contéstame directamente!"

El rostro de Benjamin estaba lleno de miedo. Aferrándose al alféizar de la ventana como si pudiera volver a temblar, comenzó a verse tan indefenso que Calix soltó una carcajada. ¿Este era el truco de este hombre? ¿Sedujo a Aster con esa apariencia tan lamentable? Sin embargo, después de eso había decidido que Aster no era del tipo de persona que podía caer en el truco más viejo del mundo. Su hermano tenía la afición de atormentar a las personas, era algo cruel y medio hipócrita en ocasiones. No hablaba con nadie más que con Calix así que, estaba seguro de que sus lazos eran fuertes.

Y estaba decidido a protegerlo.

"Honestamente, no es como si te odiara." Entonces, la presencia frente a él se volvió particularmente reacia. "Pero no voy a aceptarte como mi cuñado".

"Entiendo. No soy tan codicioso como para pedir eso."

"Entonces, ¿Qué significa para ti casarte con mi hermano?"

"Yo..."

Benjamín se quedó sin habla. De todos modos, en su situación actual no podía defenderse adecuadamente. Aster y él compartían la misma habitación, se abrazaban y se besaban frente a todos ¿Cómo podía zafarse de eso alguna vez? Gracias a esto, Calix pareció volver a perder la paciencia.

"¿Estás viéndole la cara?"

"No. No es nada de eso."

"Bueno, si hyung va a hacerlo, será difícil para mí detenerlo. Es necio y tonto y hace lo que le da la gana. Pero lo quiero. Después de todo, es por eso que estoy hablando contigo ahora."

"Es un malentendido, Calix. Yo... Yo en realidad..."

Mientras Benjamin luchaba por hablar, Calix no pudo ocultar su sonrisa. Que ese hombre y su hermano estuvieran actuando tan promiscuamente... Le molestaba hasta el extremo. Incluso escucharlos coquetear en la habitación le daba asco.

"¿Malentendido?" Calix miró fijamente su cuello. "Quítate la marca de ese beso y dímelo otra vez".

El rostro de Benjamin se calentó instantáneamente. De inmediato miró por el cristal de la ventana y observó su reflejo. Se sintió avergonzado después de notar el fantasma de sus dientes...

"Yo... Lo siento. Lo siento tanto".

Benjamín se sorprendió y se escapó, cojeando. Calix lo miró desaparecer como si fuera algo ridículo pero, hace un rato, cuando sus ojos se encontraron, lo que sintió fue tan extraño que tuvo que detenerse un minuto para lograr ponerse a pensar. Odiaba admitirlo, pero Benjamin tenía el cabello y los ojos muy similares a los suyos. ¡Hasta había partes de su cara que se parecían bastante a las suyas! Se sentía todavía peor al pensar que se veía más como él que su propia madre, la señora Shanfield. Calix sacudió su cabeza.

"Un hombre tan miserable."

Excepto por el color del cabello y de los ojos, no eran para nada semejantes.

"Por cierto, ¿Por qué llora todo el tiempo? Al parecer, a medida que envejeces te vuelves un cobarde."

Calix caminó por el mismo pasillo donde Benjamin había desaparecido.

De verdad odiaba sentirse así.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).