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Weisser Schnee por Yakinori

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Notas del capitulo: ¡¡¡Lalihooo!!! ¿¡Me echaron de menos!? Pues yo si jeje, aquí vuelvo con el siguiente capítulo, primero gomen nasai por la espera, pero tardo más de lo que esperaba, la recompensa… el capítulo es larguísimo *.* Lo podía haber cortado en dos y hacer 2 capítulos, pero quería que llegara hasta ese punto… ¡¡más para leer!!
Si hay alguna falta de ortografía pues lo siento, intente corregirlas todas, pero el capítulo me salió tan largo que puede que se me haya escapado alguna. De mi parte nada más…¡¡¡A disfrutar todo el mundo!!!
 
Era tarde noche, tan solo la luz de la luna entraba por los grandes ventanales, iluminando lo poco que había en esa inmensa habitación, formando siluetas de sombras. Zero que se encontraba acostado en la gran cama aguardando el sueño profundo de su hijo, al contrario que él, el pequeño había conciliado el sueño de manera rápida, seguro que era debido al cansancio y aunque él también estaba cansado de sobremanera no pudo cerrar los ojos, muchos pensamientos rondaban en su cabeza. Miro a su hijo, acariciando uno de los mechones que tenía en la cara. Eita no pronuncio palabra ninguna durante toda la noche, no había comido apenas y se fue a dormir sin rechistar, parece ser la reacción normal de un niño al que le ha sido arrebatado su forma de vida en menos de tres días. Zero se acordó de su propia reacción al ser entregado en las manos de Cross, pero esto no tenía ni comparación ya que lo suyo fue en circunstancias extremas y más traumáticas, así que solo esperaba que Eita se adapte pronto. Ichiru seguía muy enfadado, tampoco había comido mucho e insistió en dormir con ellos en la cama, aunque se le haya asignado su propio cuarto, que se encontraba a dos puertas de la suya. Zero miro hacia su hermano, que también estaba profundamente dormido… al menos alguien podía conciliar el sueño.
Se giró, mirando ahora al techo. Yuuki al enterarse de que Eita era hijo de Kaname estaba sorprendida, pero al contrario de lo pensado se lo había tomado muy bien, de hecho… parecía estar feliz por ello, en Kaname parecía brotar furia al ver la reacción de la chica… era algo que saltaba a la vista…parecía que entre los dos Kuran seguía una brecha bien abierta. Yuuki había prometido hablar con él mañana ya que había sido muy tarde para poder mantener una conversación y todos estaban muy cansados.
Cross parecía estar de viaje por unos negocios, por eso no lo había visto todavía, seguro que tendría que escuchar un sermón de lo más grande cuando lo volvería a ver. 
Llevaba ya varias horas dando vueltas. Resignado se levantó, necesitaba un vaso de agua para tranquilizar su mente. Salió del cuarto y camino por el pasillo hacia la escalera que daba con el primer piso, ¿para qué quería Kuran tanto espacio? ¡La casa era demasiado grande!, solo esperaba no perderse en el camino de vuelta. Algo llamo su atención, justo antes de las escaleras había un cuarto que tenía la puerta ligeramente abierta y la luz prendida, algo curioso por saber quién se encontraría a esas altas horas de la noche despierto miro por el filo para dentro y su sorpresa… o decepción, fue ver al rey Kuran sentado ahí, parecía ser su despacho ya que lo único que alcanzo ver por la puerta ligeramente abierta era una mesa llena de papales y Kuran sentado delante de ella, parecía muy cansado.
-En vez de espiarme ¿porque no entras?- Zero dio un leve respingón al escuchar al mayor, casi se había olvidado que era un sangre pura.
Abrió a medias la puerta,  sin entrar completamente dentro de aquel despacho –No era mi intención molestarte, solo iba a por un vaso de agua- decía en su defensa.
Kaname alzo la vista y Zero vio enseguida las ojeras que tenía el mayor debajo de sus ojos ¿podía ser que aparte del trabajo tenía otras preocupaciones? Zero no sabía porque ese sentimiento de preocupación hacia el vampiro, debería odiarlo en todos los sentidos, puede que haber sido padre le haya cambiado su manera de ver las cosas y ahora se preocupaba más por el bienestar de la gente, aunque Kuran en su punto de vista no se lo merecía.
-¿Necesitas que te acompañe o puedes encontrar la cocina tu solo?- las suaves palabras de Kaname lo sorprendieron, a la mejor se equivocaba y Kuran también había cambiado.
-No te preocupes… me acuerdo más o menos por donde era- decía algo apenado –Buenas noches…- eran las palabras por mera cortesía de parte del cazador, dándose media vuelta para irse.
-Zero…- el llamado miro sobre su hombro y vio como Kaname parecía estar pensativo ante lo que iba a decir -…puede que venga algo tarde… pero quiero que sepas, que nunca había sido mi intención, por lo menos no consiente de hacerte daño de esa manera…siento lo ocurrido- Kaname parecía muy serio sobre lo dicho y Zero no sabía que pensar,  nunca se había esperado un perdón por parte de Kuran.
Tardo unos segundos en reaccionar debido a la impresión, cuando se giró completamente, encarando al vampiro serio -Kuran… sabes que nunca te podre perdonar por lo que has hecho, pero por otra parte sin lo sucedido nunca habría nacido Eita, no te puedo perdonar, pero tampoco te agradezco, simplemente salieron las cosas así y ahora tenemos que hacer lo mejor de ello- si habría escuchado esas palabras por parte del vampiro antes, seguro que lo mandaría al mismísimo infierno, pero parece que con la edad había madurado algo.
Kaname lo miro por un largo rato – ¿puedo hacerte otra pregunta?-,  Zero asintió  – ¿Porque huiste?-
Zero no sabía que decir, se quedó mirando el suelo unos instantes, nunca había pensado revelar sus temores ante él, pero no servía de nada mentirle, -Yo pensaba, que estabas tan borracho que no te acordabas de nada, por lo menos eso era lo que me hacías entender, cuando me entere del embarazo me invadió el sentimiento de protegerlo, no quería… que me lo arrebataras-,  Kaname lo iba a reprimir, ¡eso era una pésima escusa! pero desistió en hacerlo al acordarse que había estado a punto de llevarse al niño sin él y un sentimiento de arrepentimiento lo invadió, no estaba seguro si en el pasado habría cumplido con la pesadilla de Zero, ¿se había convertido acaso en un monstruo sin sentimientos?,  –Vale… gracias por aclarármelo, si no te importa, necesito terminar de firmar unos documentos- estaba enfadado consigo mismo y no quería descargar más ira en el cazador.
Zero se esperaba una respuesta por parte de Kaname, por lo menos una negación, pero con decepción lo único que le había confirmado era que su decisión del pasado había sido la más acertada, –Buenas noches Kuran- 
-Si…buenas noches- Kaname no volvió a alzar la vista de sus documentos y con un nudo en la garganta salió el cazador del despacho.
 
 
El señor de la casa había ordenado a la mañana siguiente desayunar en la terraza exterior que daba con el jardín, para así crear un ambiente más familiar, pero ese ambiente que quería crear el vampiro daba poco que desear. Los hermanos Kuran y la familia Kiryuu, desayunaban en total silencio y eso a la linda Yuuki le incomodaba, miraba entre Kaname y los gemelos de un lado a otro con un tic en el ojo. Zero no prestaba atención y se dedicaba comer tranquilamente, Ichiru cortaba con el cuchillo parte de su desayuno mientras linchaba con la mirada al Kuran mayor y este último ignoraba completamente al Kiryuu menor. Eita parecía tan incómodo como su tía, pero comía ya que el hambre le venció. 
-Ejejeje…- reía nerviosa la joven, -E-Eita-chan, ¿cuántos años tienes?-, intentaba calmar los humos la joven y así conocer mejor a su sobrino. Ayer había sido demasiado tarde como para poder hablar con el pequeño, lo único que sabía era que el niño es de su hermano y Zero, tampoco cabía duda ninguna  ya que el niño era la réplica exacta de los dos.
El niño la miro con sus grandes ojos y le enseño cuatro dedos,  la chica le había caído bien desde el principio.
-¡Que niño tan grande estas echo!- sonreía la chica, haciendo sonreír ahora los demás. Kaname no paraba de examinar a su hijo, era un niño muy tierno y lindo, con solo mirarlo le llenaba el corazón.
Eita, que estaba sentado entre Zero e Ichiru, jalo por la camisa de su tío para llamar su atención, este curioso miro a su sobrino.
-Ichiru oni-san- se le sonrojaron las mejillas al niño –n-necesito ir al baño ¿me acompañas?-, sus inocentes ojos chocaron contra los de su tío, Ichiru no se podía negar ante tal lindura.
-Claro que te acompaño- sonreía el menor de los Kiryuu y se levantó.
-¿Necesitas que te acompañe Ichiru?- preguntaba Yuuki amablemente.
-Gracias… pero ya sé por dónde queda el lavabo y de paso voy a por mis pastillas, que todavía no me las he tomado- sonreí Ichiru a la chica y Zero lo reprimió con la mirada, -tranquilo Zero… hoy estoy mejor- o eso es lo que quería aparentar, la verdad era que se sentía fatal, le ardía el pecho y el dolor de cabeza no se le pasaba, tendría que ir después a descansar con la esperanza de que se pasaban los efectos. Con ese pensamiento y una sonrisa para tranquilizar a su hermano se fue de la mano con su querido sobrino, dejando solo a Zero, Kaname y Yuuki.
 
 
El silencio volvió a la mesa, ahora más incómodo que antes. Yuuki miraba ahora a los dos presentes curiosos, buscando alguna relación entre ellos, si habían tenido un hijo juntos, ¿significaba que había algo entre ellos? - Ahora que no está el pequeño delante, me gustaría hacerles algunas preguntas- los dos hombres se tensaron al escuchar esas palabras de parte de Yuuki y se esperaban lo peor, -Me gustaría saber, como paso lo de Eita-, decía totalmente seria la chica.
Un sonrojo cubrió las mejillas de Zero y Kaname no sabía que responder, este último miro a Zero de reojo, sabía perfectamente que al decirle la verdad  Yuuki lo odiaría para toda su vida y esta era la oportunidad perfecta del cazador para delatarlo y vengarse de él.
Zero se quedó uno momento pensativo, –veras Yuuki… en la fiesta anual de la academia parece ser que Kaname bebió de mas-, el sangre pura cerro sus ojos, esperando en silencio su sentencia, -y yo… parece ser que también bebí de más y una cosa fue a la otra, se puede decir que fue un desliz con sorpresa- Kaname abrió los ojos mirando al cazador atónito ¿No lo había dicho la verdad? ¿Por qué?
Yuuki miraba de uno al otro, hasta que suspiro –Bien, pero ahora otra cosa ¿Por qué te fuiste Zero?
El cazador no sabía que contestarle, –Yo…  no quería ser una carga para nadie- Zero esperaba que con eso quedara zanjado el tema. Yuuki no estaba contenta con la respuesta, pero el cazador parecía incómodo.
-¡Bueno! pues vamos a terminar de desayunar para enseñarte la mansión y las novedades de la academia- sonreía ahora la joven, dejando aliviado a los otros dos, aunque esta conversación solo dejaba abierta más preguntas.
 
 
-¡Bien y ahora a lavarse las manos!- Ichiru levanto a su sobrinos para que sus manos lleguen debajo del grifo, contemplándolo por el espejo para luego volver a dejarlo en el suelo al terminar, su sobrino estaba triste y no le gustaba verlo así, era un niño lleno de energía, siempre feliz, aunque el tampoco no estaba contento con la situación, pero tenían que sacarle lo mejor de ello
-Eita-chan, no quiero que estés triste o enfadado por lo que está pasando, lo más importante es que estemos todos juntos ¿no? ¡Intenta pensar en todas las cosas nuevas que aprenderás y en todos los amigos nuevos que conocerás!- el niño miraba el suelo como a punto de llorar, Ichiru al ver eso se agacho y acaricio la cabeza del niño, -Sabes ¡ahora tienes dos padres que te quieren!, aunque al otro no lo conozcas mucho todavía, seguro que es una buena persona, ¡así que anímate!-, lo dudaba mucho, pero eso el niño no lo tenía que saber –Venga ¿qué te parece si después vamos a inspeccionar la zona?- el niño volvió a alzar la mirada algo más animada y sonriendo asintió.
Los dos salieron del lavabo para volver donde el resto y terminar de desayunar, teniendo que pasar al lado de la entrada principal para llegar al otro cuarto que daba con el jardín exterior. Cuando pasaron justo al lado de esa entrada, sonó la puerta. Ichiru quería pasar de largo ya que no era de su incumbencia de recibir visita para Kuran, pero el timbre sonaba sin parar  ¿pero qué loco toca el timbre de esa manera? Ichiru miro de un lado a otro, intentando encontrar a alguien que podía atender la visita, pero como no había nadie, se decidió por abrir el mismo.
Abrió solo un poquito, cuando ya fue empujada la puerta totalmente por la mano del visitante hasta abrirla por completo -¡¡Ohayoo!!- una voz de lo más animada sonó por toda la entrada.
Ichiru del empujón casi sale volando, pero reacciono rápido y antes de que la puerta se le estampara contra la cara se había echado para un lado, quería reprimir al visitante seriamente pero cuando vio al hombre que estaba ahí parado se sonrojo, un bello joven con pelo rubio sedoso, alto con un atractivo cuerpo, una sonrisa que derretía hielo y lo más llamativo unos ojos esmeralda verdes y profundos  ¿de dónde salía ese apuesto joven? ¿Lo conocía de algo? Le sonaba, pero no sabía de qué.
El rubio recién llegado después del animado saludo inicial se sorprendió al ver quien le había abierto la puerta. Ese era sin duda uno de los Kiryuu, más concreto, ese debería ser Ichiru, era inconfundible y ese niño que se encontraba a su lado era…
El rubio recién llegado se agacho enseguida a la altura del niño –¡¡Tú debes ser Eita!! ¡¡¡eres tan kawaii!!!- decía intentando abrazar al niño, este algo asustado se puso detrás de la pierna de su tío, mirando desconfiado al desconocido.
El rubio riéndose se froto la cabeza, -parece que me tiene miedo - se volvió a levantar, mirando ahora directamente a los ojos del pelo plateado, haciendo que su sonrojo aumentara, -y tú eres Kiryuu Ichiru, gusto de verte de nuevo- sonreía abiertamente el visitante.
-esto… ¿n-nos conocemos?- preguntaba Ichiru curioso.
-¿mmh?  ¿es que no te acuerdas? - preguntaba sorprendido el rubio, - bueno, han pasado algunos años y tampoco estabas mucho tiempo por aquí, me llamo Ichijou Takuma- 
Ichiru casi se le cae la cara de vergüenza ¿Cómo no acordarse? ¡Claro! Ahora que lo miraba bien le llegaban los recuerdos ¡era el sucesor de los Ichijou y nieto del difunto Asato Ichijou ¡además los dos se encontraban junto al cuerpo de Rido antes de que este despertara por la sangre de Kuran!
Totalmente apenado miro hacia el suelo –g-gomen-nasai… hace ya algunos años de eso y no me acuerdo del todo debido a la tensión de aquel momento-
El rubio sonrió y le acaricio el cabello –no pasa nada,  lo entiendo perfectamente- el pelo plateado alzo ligeramente la mirada para ver al atractivo rubio.
-Takuma…- una voz los saco de la escena, haciendo que Ichiru diera un paso hacia atrás. Kaname sabia por la manera en que llamaban a la puerta de que era su amigo y al ver que nadie aparecía se decidió por ver el mismo que pasaba, pero tenía el sentimiento de haber irrumpido en algo, -Que bien que llegas, tengo algún trabajo que otro para ti-
-Haber cuando te vas de vacaciones para que me dejes en paz unos días jaja- reía Takuma.
Kaname ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios por parte de su amigo y empezó a subir las escaleras, pero antes de llegar arriba volvió a mirar a los presentes, –Ichiru, dile a Zero que después voy a dar un paseo con Eita- el llamado asintió, sintiendo como Eita se tensó ligeramente al escuchar eso.
Con eso Kaname subió hasta la segunda planta, seguido del rubio que se despidió con un guiño de ojo, haciendo ruborizar al chico.
Ichiru los siguió con la mirada hasta perderlos de vista, girándose ahora hacia su sobrino.
-Lo siento Eita-chan, parece ser que será tu padre el que te acompañara para inspeccionar la zona-
 
 
Kaname y su hijo salieron de paseo, dejando en la mansión a Yuuki y los hermanos Kiryuu, Ichiru se había ido a descansar, quedando solos los restantes que se sentaron en el jardín, cerca de un árbol para hablar tranquilamente y disfrutando de paso del buen clima.
La castaña le conto con todo lujo de detalle lo pasado estos casi cinco años que había estado ausente, sin guardarse su gran amor correspondido y la posteriormente amenaza por parte de su hermano.
-Zero, estoy desesperada, no sé qué hacer ahora… Kaname mando a Aidou lejos por unos trabajos, solo para que no pueda verme-
Zero que había escuchado atentamente a la historia de su amiga, se pasó la mano por su cabello, -Parece que sigue igual de celoso como siempre -
La chica lo miro por unos instantes, -no creo que sean celos, él solo quiere un sucesor- decía la chica triste, pero lo que no sabía Yuuki era el sufrimiento que tuvo que pasar Zero por culpa de los celos del sangre pura -pero como puedo tener un hijo de alguien y querer a otro, eso es muy cruel- seguía hablando la chica.
-¿No le es suficiente con Eita?- preguntaba Zero, pensado que ahí podía estar la solución.
-No es tan fácil, Eita no es del todo sangre pura, las reglas entre vampiros son muy estrictas- volvía a decir Yuuki. Zero por una parte quería golpear a Kaname, pero por otra parte también entendía que este amaba a Yuuki y no la quería hacer daño, sino de seguro ya la habría atacado. Los dos tenían un destino muy triste.
 
 
-Y aquí es donde estudiaras después del verano- el sangre pura con intención de crear un vínculo padre e hijo había decidido salir de paseo solo los dos para poder hablar y de paso enseñarle la academia.
El niño desde que empezaron el paseo solo caminaba obediente a su lado mirando en silencio las cosas que le enseñaba. 
Mirándolo de cerca se podía ver lo hermoso que era el niño, había sacado lo mejor del físico de sus padres, tenía una curiosidad inmensa por la personalidad del niño y de los poderes ocultos que se escondían dentro de ese cuerpo, los sacaría a la luz poco a poco, pero lo primero era llegar a él, pero parecía más difícil de lo que había imaginado.
-Me imagino que estarás enfadado conmigo- empezaba el mayor una conversación algo más personal, -¿puedo preguntarte por qué?-
El niño seguía caminando, mirando las piedritas que se cruzaban en su camino, -Hajima- pronuncio por fin algo el niño.
El mayor solo lo miro sin entender, -¿Hajima?... ¿Es ese tu amigo?-
El niño asintió, -¿así que estas enfadado porque Hajima no está aquí?- el pequeño volvió a asentir, -pues entonces tenemos que visitar algún día a tu amigo o también lo podemos invitar a que venga a pasar unos días aquí- sonrió el mayor, -¿qué te parece la idea?-
El niño por primera vez miro directamente a la cara de su padre, con ojos iluminados, -¿enserio?- 
El sangre pura le entraron unas ganas inmensas de abrazar a su hijo,-si claro y te prometo que pronto tendrás muchos amigos nuevos- le revolvió los cabellos al niño, -mira… ahí se encuentra el establo- le indico con el dedo hacia la cabaña,-me imagino que te gustan los animales ¿no Eita?-
El niño muy ilusionado salió corriendo hacia los establos, adentrándose y encontrándose una variedad de caballos, todos ellos metidos en sus boxes que ahora sacaban curiosos la cabeza para ver quien acaba de llegar, -¡Wow… son todos tan grandes!- 
El mayor que entro después de él, subió al niño en sus brazos para que pueda  ver mejor a los animales, -Este caballo de aquí es el mío- el caballo totalmente negro era por supuesto de raza purasangre, tenía una postura tan poderosa y firme, -su nombre es Emperador- el niño le acarició la lisa frente del caballo mientras el animal lo olfateaba.
-Esta de aquí es White Lily- seguí caminando hacia la siguiente cuadra, enseñándole ahora un caballo blanco, -es la yegua de tu padre Zero… no le gusta ser tocado por nadie más, lo hecha mucho de menos y seguro estará muy contenta de volver a verle- la yegua, como siempre que alguien se le acercaba, comenzaba a alterarse, relinchando e hinchando sus ollares, haciendo que Kaname se mantenga con su hijo a una distancia prudente, pero algo muy extraño paso… de repente la yegua se quedó quieta, mirando con su grandes ojos a los dos, para después acercar su cara curiosamente. El niño que se dio cuenta del comportamiento del animal, alargo sus brazos para poder llegar a tocarla, el animal acerco su hocico, hasta llegar a oler la esencia del niño, subiendo hasta su cabello hasta remover unas hebras con sus labios superiores, en un gesto de lo más lindo, dejando asombrado al mismo Kaname que se había mantenido en esa posición estático, -veo que le agradas Eita- sonreía ahora el vampiro, seguro que se debía a que era hijo de Zero.
Después de ese bonito encuentro Kaname dejo a su hijo en el suelo, -Hay otra cosa que te quiero enseñar- el niño que seguía mirando a la yegua giro ahora curioso hacia su padre, este empezó a caminar hacia otra de las cuadras, abriendo su puerta para que el niño pueda entrar. Este miro hacia dentro, viendo otra yegua de color marrón y a su lado yacía un pequeño potrillo de color negro, -El potro nació hace unos meses, es hijo de emperador…te lo quiero regalar a ti- sonreía el mayor, viendo como se le iluminaba la cara al niño con una gran sonrisa, -¡Enserio!- decía este sin creérselo.
-Es todo tuyo hijo- y ahí sintió los cálidos brazos de su hijo, abrazándolo con ternura y un suave “gracias” salió de sus labios, haciéndolo sentir por primera vez un amor inmenso hacia el niño.
 
 
Entrando la noche se sirvió la cena, con una gran mesa decorada y lleno de apetecibles platos. Las familias estaban sentadas en la redonda mesa, comiendo tranquilamente, siendo el ambiente ahora más animado debido a un niño que no paraba de hablar sobre lo vivido en el día, feliz por su primer animal, recordándole a Zero que debía ir a ver a Lily. Parece ser que el hielo entre padre e hijo se había roto.
Ichiru que según él había dormido bastante, también apareció en la cena, pero sus mejillas están algo teñidas y sus ojos cansados, parecía tener fiebre y Zero no le quitaba ojo de encima. Otro que se dio cuenta del estado del pelo plateado era Takuma, que había sido invitado a la cena de esa noche y no paraba de mirar de reojo al joven Kiryuu.
-Ichiru… ¿ya te tomaste tus pastillas?- el preguntado asintió, de hecho… se había tomado una doble dosis, sentía su pecho quemar y su cabeza a reventar, pero seguía sin querer preocupar a los demás aunque lo único que conseguía era lo contrario.
Zero no contento con eso poso una mano en su frente y se asustó.
-¡Estas ardiendo!...- llamaba la atención de todos al decir eso, -¡Vas ahora mismo a la cama!- se levantaba Zero, ayudando a su hermano hacer lo mismo, -Vamos te acompaño-
Ichiru sin rechistar empezó a caminar junto a Zero.
-¡Yo voy a hacerte un té! Vamos conmigo Eita- decía Yuuki también preocupada levantándose para ir a la cocina acompañada de su sobrino.
Takuma mientras tanto tenía un muy mal presentimiento.
-No deberías haber bajado Ichiru… la próxima vez deja de pensar en los demás… ¿me estas escuchando?- le reprimía Zero en forma fraternal caminando a un lado de su hermano.
Ichiru no respondía y justo subiendo las escaleras sintió el peso de un cuerpo desvanecerse, reacciono rápido y lo abrazo, cayendo con el cuerpo inerte encima suyo en la escalera, -¡Ichiru!- el llamado solo respiraba con mucha dificultad, -¡Ichiru… despierta! ¡ICHIRU!- Zero lo movía desesperado.
Los otros que estaban aún en el comedor, llegaron a escuchar los gritos, Kaname y Takuma se levantaron enseguida alertados.
-¡Zero ¿qué paso?!- preguntaba Kaname al correr hacia la escalera, pero ahí vio a los dos hermanos, Zero abrazando a Ichiru que parecía no reaccionar, -¡Takuma… vete a por la doctora!… ¡rápido!-
-¡Voy…!- el rubio se dio la vuelta enseguida y salió corriendo de la mansión.
Kaname cargo a Ichiru en brazos y lo llevo hasta la habitación, seguido de Zero que no paraba de echarse la culpa por no haber sido más atento por la condición de su hermano, lo había visto muchas veces mal, pero era la primera vez que había colapsado. Cuando lo acostaron en la cama Zero llego a ver algo que lo alerto… en la mesita de noche, estaba el bote de medicina transparente de Ichiru que le había dado Hajima unos días atrás, lo que le asusto fue…
-Está casi vacío…- decía Zero sin creérselo, tomando el bote en sus manos.
Kaname lo miro sin entender, -¿No debería estarlo?-
-¡Hajima le dio estas medicinas para que le duraran un mes… pero no han pasado ni cuatro días de tenerlos!- otra vez ese nombre… Kaname estaba sorprendido al enterrarse de que la persona del que le hablaba su hijo parecía ser médico y no un niño como había pensado, pero no era el momento más oportuno para debates mentales. Miraba al pelo plateado que estaba en la cama el cual respiraba con mucha dificultad y estaba sudando, empapando los mechones que le caían en la frente.
-Vamos a esperar a ver lo que nos dice la doctora al respecto… - decía Kaname intentando tranquilizar un poco a Zero.
 
La doctora cuando llego se había asombrado al volver a ver a Zero, no quiso entrar en detalle ya que estaba ahí por trabajo, así que le había preguntado todo tipo de cosas a Zero sobre la enfermedad de Ichiru, los medicamentos que frecuenta, síntomas … después de las preguntas le pidió que le dejara a solas con el paciente. Zero resignado salió de la habitación, pero se quedó en el pasillo para sentir cerca la presencia de su hermano. Kaname le había pedido a Yuuki cuidar de Eita, para que este no se preocupara, pero el niño sentía que algo no andaba bien, aunque tenía muchas preguntas se fue obediente con su tía.
Habían pasado casi dos horas y la doctora no salió en ningún momento, Zero estaba por irrumpir en la habitación varias veces, pero siempre había sido retenido por Kaname que le volvía a repetir una y otra vez que la doctora sabía hacer su trabajo y que saldría cuando sea oportuno. Takuma también se encontraba esperando junto a Kaname y Zero, metido en sus propios pensamientos, cuando de repente la puerta se abrió haciendo que los hombres se sobresaltaran al aparecer la doctora.
-¡Como esta Ichiru!- salto Zero pero se quedó estático al ver la cara de la doctora.
Esta miraba a los tres hombres por unos largos segundos haciendo que la tensión se sintiera por cada esquina, se quitó las gafas y se pasó la mano por su cabello negro –bueno, no sé cómo empezar ya que no traigo buenas noticias- se volvió a colocar las gafas, -parece ser que el chico está muy débil y su cuerpo no puede aguantar más esa carga-
-Que… que quiere decir con eso- Zero asustado le bajaba un sudor frio por la espalda.
-Quiero decir con eso que le quedan pocas horas de vida…- al cazador se le cayó el mundo encima ¡no podía ser verdad! ¡¡Esta mañana estaba sonriendo con ellos en la mesa y ahora se supone que estaba a punto de morir!! ¡¡Esto debería ser un mal sueño!!
Zero agarro a la mujer por la camisa, -¡¡¡eso…no es verdad!!!... ¡¡¡tiene que haber algo más que pueda hacer por el!!!- gritaba desesperado Zero.
-lo siento mucho… su cuerpo no responde a ningún estímulo… le he dado unas dosis muy fuertes, intente todo lo que está en mi poder… ya no puedo hacer nada por él-
Zero miro al suelo sin creérselo, soltando la camisa de la chica, -no puede ser…- susurro… su hermano… su hermano pequeño ¿estaba a punto de dejarlo solo? ¡Después de todo lo que les costó de ser felices juntos!... esto era una pesadilla de la que quería despertar.
Kaname y Takuma miraron la escena desolados, sin saber cómo lidiar con ella, el rubio apretaba sus puños de la impotencia.
Kaname se le acerco a la doctora, -gracias por intentarlo… creo que ahora es mejor dejarlos solos- decía el castaño, -la acompaño hasta la puerta- la doctora asintió, se inclinó ligeramente ante Zero y se dispuso a irse, seguida de Kaname.
Pero Kaname no llego a caminar ni dos pasos cuando se tuvo que parar en seco al sentir un cuerpo contra el suyo, sintiendo algo que nunca se habría imaginado… el pelo plateado se había agarrada fuertemente con las dos manos a su camisa, apoyado suavemente la cabeza contra su fuerte espalda y suaves sollozos se llegaron a escuchar, mojando la tela que llevaba puesta.
…-Kaname… ayúdalo… por favor-las palabras salieron en un susurro, palabras que solo llego a escuchar el vampiro y esto abrió los ojos de la impresión, no solo lo había llamado por su primer nombre, sino le había pedido ayuda, unas palabras que nunca se había esperado de parte del cazador. Miro sobre su hombro y vio el lamento del cazador, que se aferraba a él como si el mundo se le acabara y sin más se giró, abrazando por primera vez al pelo plateado, protegiéndolo entre sus fuertes brazos, refugiándolo entre ellos, -te lo ruego… por favor Kaname- volvía a susurrar Zero contra su pecho, derramando lágrimas desesperadas y apretando fuertemente la tela.
Takuma que había llegado a escuchar las palabras de Zero, entendió enseguida las intenciones, así que acompaño a la doctora a la puerta en lugar de Kaname, para mantener sus secretos en esas cuatro paredes.
Kaname acaricio suavemente su cabello, sintiendo el dolor del cazador en esas palabras, -te ayudare… pero solo si te tranquilizas, quiero que vayas abajo… y no vuelvas hasta que vaya yo a por ti- decía tranquilo el castaño, apartando un poquito al cazador para verle la cara. Este con la cara llena de lágrimas, asintió, -todo saldrá bien… por lo menos en esto puedes confiar en mi- le sonrió ligeramente el vampiro, limpiándole unas lágrimas con el dedo.
Zero se le quedo mirando unos instantes, ruborizándose al sentir la cercanía del vampiro, -gracias… esperare- decía apenado el ojos amatista mirando ahora hacia el suelo.
-Takuma… tu quédate conmigo- el rubio, que volvió después de acompañar a la mujer, estaba parado en la pared, esperando la orden de Kaname, -pero antes… acompaña a Zero al salón y dile a Yuuki que le haga compañía- el rubio como mandado, le hiso caso y se fue con el cazador.
 
El castaño después de asegurarse de que Zero se había ido, se adentrado en la habitación, contemplando por unos segundo el cuerpo inerte del pelo plateado, pudo sentir enseguida lo débil que estaba, su respiración era apenas audible, la doctora estaba en lo cierto, el chico parecía estar a punto de dar su último respiro… se sentó junto a la cama y giro la cabeza del chico en su dirección… no se podía creer lo que estaba a punto de hacer, después de haber revivido a Yuuki no tenía pensado volver a hacerlo, pero no tenía otra opción, era la única manera de mantener con vida al menor de los Kiryuu… más por obligación que por gusto aparto algo la camisa del menor y se acercó haciendo que sus colmillos blancos sobresalgan, enterrándolos en el blanquecino cuello del indefenso cuerpo, chupando su néctar vital, que en su opinión no era muy agradable, pero seguro se debía por la alta dosis de medicamentos que recorría por las venas del cazador, se volvió a incorporar, mirando su obra y enseguida aparto la manga de su propia camisa, para así morderse su propia muñeca y dirigirla posteriormente hacia la boca del Kiryuu, la cual abrió a la fuerza y dejo escurrir su propia sangre por su garganta.
Takuma que miraba en silencio toda la escena después de volver, cruzo los brazos… el olor a sangre inundaba sus fosas nasales, siendo para él un olor agradable.
-Parece que me estoy volviendo blando- eran las palabras de Kaname que sacaban al rubio de sus pensamientos.
-¿Lo dices por Zero?- el castaño asintió y Takuma no se pudo reprimir una sonrisa.
-Bueno… es bastante atractivo, además ¿quién le puede decir que no a una cara llena de lágrimas?- decía el rubio de manera burlón y el castaño lo reprimió con la mirada.
-Muy gracioso Takuma- Kaname que ya termino con su labor, se pasó la lengua por los orificios en su muñeca para que dejara de brotar sangre y se levantó, pasando a un lado de su amigo colocando una mano encima de su hombro, -como veo que no tienes otra cosa que hacer que burlarte de los demás, te dejo que te hagas cargo de Ichiru- decía el castaño caminando hacia la puerta.
-¡QUE! ¡Estás de broma verdad! ¡¿Es que me quieres ver muerto?!- decía el rubio sin creer el trabajo que tenía por delante.
-No me hagas volver a repetirlo…- abría la puerta Kaname, -Que lo pases bien y suerte… que la necesitas- reía ahora el castaño cerrando la puerta tras de sí.
-¡¡¡KANAMEEE!!- lloraba el rubio, quedando solo en esa habitación.
 
 
En el salón de la casa se encontraban Yuuki y Zero, el pequeño Eita fue llevado por la chica a la cama cuando este cayo dormido del cansancio, mejor, así no tenía que ver el estado en el que encontraba su padre, ese mismo se encontraba sentado en el sofá… mirando la alfombra que tenía ante sus pies, esperando impaciente alguna noticia de Kaname, su amiga había intentado animarlo durante todo momento, pero sin resultado, así que simplemente se quedó sentada a su lado, agarrándole la mano, apoyándolo.
La puerta del salón fue abierta, haciendo que Zero se ponga de pie de un salto cuando vio al castaño entrar por ella, mirándolo con esperanza, pero también miedo.
Kaname se quedó en el sitio por unos segundo, hasta que se encamino hacia el cazador, -¡Yuuki, déjanos solos un momento!- ordeno el sangre pura a su hermana.
-¿eh? S-si…- se levantó corriendo la chica, pasando a un lado de su hermano para salir de ahí.
El castaño que en ningún momento había parado en sus pasos llego donde el cazador y lo agarro fuertemente por la nuca, acercando peligrosamente su boca a la suya hasta posarlos posesivamente encima de ellos, introduciendo a la fuerza la lengua en la cavidad, besándolo con furor, arrancando un gemido al cazador. 
-¡hngg!- gemía el cazador intentando empujar al vampiro, pero aquellos labios sobre los suyos le nublaban el pensamiento, haciendo que su cuerpo se quede sin fuerzas.
El castaño se separó unos centímetro, mirando con una chispa de deseo al ojos amatista, -¡te tomo esto como agradecimiento…!- susurraba contra los labios, volviendo a unirlos en un húmedo beso, haciendo derretir al menor entre sus brazos.
 
 
A Takuma le recorría un escalofrió por la espalada de solo pensar lo que le esperaba, miro hacia el cuerpo dormido del pelo plateado, acercándose a su cama para sentarse a su lado, contemplando su cara dormida… parecía que se había calmado ya que su respiración se había normalizado. Aparto unos mechones sudados de su cara, repasando con sus ojos las facciones tan únicas del menor de los Kiryuu. Como había dicho antes, Zero era muy atractivo… pero para él Ichiru lo era más, aún más cuando vio su sonrojo al abrirle la puerta… parece mentira que esta mañana era todavía un humano y ahora tenía que despertar como…
Los ojos de aquel atractivo ser se abrieron de golpe, enseguida salto a la vista el brillo carmesí de sus ojos, que miraban desorientados al techo.
-Tranquilo pequeño… esto va ser todo nuevo para ti… poco a poco te acostumbraras- el joven se giró hacia él, con los ojos bien abiertos, unos ojos que reflejaban pura sed y… ¿deseo?
Takuma miro curioso las reacciones del menor cuando de pronto sintió unas manos agarrarlo por la camisa y con una fuerza inhumana fue empujado encima de la cama, cerrando los ojos por inercia – ¡pero que…!-,  cuando volvió a abrirlos, lo que vio lo dejo sin aliento, el pelo plateado estaba sentado encima de él mirándolo como animal a su presa, haciendo que el rubio suplicara por su vida, -Ichiru… no deberías tomarlo con más calma jeje- reía el rubio nervioso, pero el menor estaba cegado por un instinto primitivo, agachándose hasta tener el cuello del rubio ante sus ojos. Takuma lo siguió con la mirada y una gota debido al nerviosismos resbalo de su sienes, -Ay madre…- rezaba en silencio, -espero que solo me dejes con unas gotas para seguir con vida-
Ichiru que no escuchaba lo que decía el rubio, paso suavemente su lengua por el apetecible cuello, lubricándolo con saliva, erizando hasta el último bello del cuerpo del rubio, sacando a relucir sus blancos colmillos, rozándolos contra la piel del mayor, hasta enterrarlos profundamente dentro del cuello, succionando el néctar de la vida, renaciendo completamente como vampiro.
Takuma sintió como su sangre era sacada a sorbos de su cuerpo, nublándole cada vez más los sentidos, el pequeño estaba siendo muy agresivo, succionando, agarrándose fuertemente en sus hombros y apretando deliciosamente su cuerpo contra el suyo, no parecía ser consciente de los efectos que tenía sobre su cuerpo, haciéndolo estremecer con cada movimiento por parte del pelo plateado, tenía que parar esto como sea, antes de perder lo último que le quedaba de compostura, -Ichiru… ya es suficiente…hn- gemía el rubio colocando sus dos manos en el pecho del menor, intentando empujarlo para que deje de succionar, pero este totalmente cegado sacaba fuerzas de donde sea para no separarse de ese apetecible cuello, -¡Ichiru! ¡PARA!- le grito ahora Takuma agarrándolo por los brazos girando completamente sus cuerpos, quedando ahora encima del menor, consiguiendo que el joven se separe de su cuello, sintiendo el cuerpo debajo de él respirando agitadamente, mirándolo con esos ojos tan bellos que ahora volvían a brillar en su color original, ese color amatista que lo arrastraba como una ilusión, teniéndolo a tan solo unos centímetros, -Ichiru…- susurro, sintiendo el suave aliento acariciar sus propios labios.
Estaba seguro que si no se separaba en estos instantes perdería el juicio, esos labios que lo llamaban, el cuerpo sudado, el ver temblar al menor bajo él, haciendo estremecer cada rincón de su cuerpo…esto….estaba muy mal…,- Ichiru…esto no está bien- se lo decía más para sí que para el menor, tenía que relajarse y separarse inmediatamente de ese cuerpo prohibido, pero de repente… sintió unas manos entrar por debajo de su camisa, sintiendo como acariciaba una mano su bien formado abdomen, delineando sus músculos… en ese momento enterró su autocontrol en lo más bajo de su mente,  atrapando con delicia esos labios que anhelaba, besándolo con fuerza y posesión, pasando suavemente su legua por esos labios para invadir su cavidad, posicionando todo el peso de su cuerpo encima de la del nuevo vampiro, haciéndolo notar lo excitado que estaba, separándose abruptamente de sus labios para agarrarlo por el pelo y echar su cabeza para detrás, - Tú lo has querido así pequeño…- le susurro extasiado el rubio, pasando su legua por el fino cuello, haciendo gemir al menor, que empezaba a temblar bajo él. Rozando sus blanquecinos colmillos por el delicioso cuello pasando a la vez una mano por detrás del pelo plateado para entrar por el bóxer que llevaba puesto y así apretar una de las nalgas en su mano produciendo una mayor fricción entre los dos cuerpos, rozando sus duros miembros contra sí. 
-¡I-Ichijou-sama…!- se estremecía el cuerpo del menor al sentir como la lengua del rubio recorría la sensible parte de su lóbulo.
-Tendré que torturarte hasta que me llames por mi nombre- le susurro en un gemido el rubio, haciendo temblar todos sus sentidos.
-por favor… T-Takuma- sus mejillas están ardiendo en llamas.
A Takuma le recorrió una oleada de placer al escuchar su nombre en boca del chico.
-Eso está mucho mejor… tendré que premiarte- el rubio apoyo el hombro cerca de la cabeza del pelo plateado, contemplándolo detenidamente, sin querer perderse ninguna de sus reacciones, mientras con la otra mano volvía a su anterior parada, pasando uno de sus dedos por entre las nalgas del amatista acariciando la entrada de este, jugando con ella introduciendo finalmente uno de los dedos dentro de la virgen estreches.
-¡aah! Takumaa…no….esto ¡ahh!- se retorcía el menor por el placer y el dolor sentido…  ¡dios!... ¡necesitaba ver ese cuerpo entero y tenerlo por completo! Se incorporó, sacándole en el camino la única prenda que cubría su plenitud, mirándolo por encima, gravándose esa lujuriosa imagen en sus más profundos sentidos, acariciando los muslos internos de sus piernas, bajando peligrosamente hasta su ingle, donde el miembro erguido temblaba de la expectación, mientras que el menor apretaba fuertemente los labios, el solo mirarlo hacían apretar cada vez más su propia prominencia.
-Veo que estas impaciente… ¿necesitas que te alivie?- Takuma se relamió los labio al ver como el pelo plateado lo miraba ahora suplicando con esos ojos cegados de placer.
-Takuma… no puedo más- gemía el menor, -alíviame… por favor- el menor se levantó su propia camisa, enseñando su desnudo torso, acariciando con las manos su pecho, provocando al rubio para que dejara de jugar y pasara a la acción.
Algo que funciono completamente, lo que había provocado el menor era subir la temperatura corporal de su cuerpo, irguiendo completamente su dura longitud a tal punto que dolía dentro de esos pantalones, abalanzándose contra esos sonrosados labios, introduciendo de pleno su lengua en aquella boca, entrelazando sus lenguas en una danza de fuego, mordiendo su labio para que brotara sangre, volviéndose animales feroz, introduciendo sus manos abiertas debajo de la camisa para acariciar todo su cuerpo, mientras el menor se aferraba con los brazos alrededor de su cuello, buscando el roce y el calor del cuerpo del otro, gimiendo entre el beso, abriéndole las piernas para sentirlo entero, deseándolo, sintiendo como era tomado su longitud en esa mano, empezando a masturbarlo con delicia, volviendo con la otra mano a su tarea inicial, introduciendo de nuevo uno de sus dedos dentro de la estrecha entrada del pelo plateado sin dejar de besarlo ni un segundo, escuchando los suaves jadeos salir de esos labios por cada vez que empujaba su dedo relajando los músculos internos del menor.
-mmh…hna ¡mh!- Ichiru se aferraba desesperadamente a su cuerpo, sintiéndose invadido por esas nuevas sensaciones.
Takuma se volvió a incorporar, pero solo para abrir su propio pantalón lo suficiente para sacar de ahí su apresada longitud que ansiaba por atención, sin dejar de mover los dedos dentro del menor, mirándolo por encima… puso algo de saliva en su mano libre para lubricar su miembro, suspirando ante el tacto.
-Vamos hacer que tus gemidos aumente…- sonreía pícaramente el rubio y cuando Ichiru abrió los ojos para saber a qué se refería sintió al rubio incorporarse entre sus piernas, separándolos más mientras algo comenzaba a deslizarse dentro de él, haciendo que aguantara el aire y cerrara los ojos a la fuerza, -hhng…-
Takuma suspiro al sentir esa estreches apretarle, entrado primero despacito para luego dar un ligero empujón de cadera hasta estar completamente envuelto en ese sensación de plenitud.
-¡AHHHH!- el menor grito ante la envestida, agarrándose fuertemente de la camisa del mayor, empezando su cuerpo a temblar mientras suaves lagrimas caían, -¡…duele…Takuma!- 
-Shhh… tranquilo… pronto te llevare hasta las mismas nubes- le susurraba el rubio al oído sin moverse ni un milímetro, -Llenare todos tus sentidos de lujuria, hasta hacerlos florecer en un clímax que nunca habías sentido- las palabras de aquel vampiro mayor le llenaban la mente, olvidándose completamente del dolor inicial, haciendo su cuerpo temblar… este vez de puro placer, cuando sintió como la lengua del rubio volvía pasar por su cuello y con un fuerte movimiento fue mordido por esos expertos colmillos, haciendo que volviera a estrujar la tela entre sus manos mientras un estremecimiento recorría su cuerpo llevándolo casi al punto de llegar al clímax, haciendo convulsionar su cuerpo mientras un grito de placer escapaba por su garganta.
-¡TAKUMA!… - sollozaba el menor desesperado.
En ese momento y aun succionando la para él sabrosa sangre del menor dio una estocada completa en ese cuerpo, haciendo que sus oídos se llenen de otro sonoro gemido.
-Muy bien Ichiru… vamos hacer que no puedas pronunciar palabra- separándose ahora del cuello, dejando un rastro de sangre recorrer por su boca, agarro las dos manos del pelo plateado, apresándolas por encima de su cabeza y con la otra agarro una de su nalga, subiendo la cadera ligeramente para crear el ángulo perfecto y empezar un vaivén, embistiendo con delicia y fuerza el cuerpo del chico.
-aah ha…Takuma…¡¡Takuma!! Aaah- Ichiru estaba cegado del placer, esto era demasiado bueno, tantas sensaciones nuevas recorría su cuerpo, eran completamente uno, acoplándose a la perfección, realizando una danza exhaustivamente seductora, sentir como su cuerpo está a punto de explotar, haciendo que impulsos constantes llegaran hasta el último rincón de su cuerpo.
Takuma podía sentir esos impulsos eléctricos llegar hasta su propio cuerpo, cada vez que se movía sentía que el interior de menor se retorcía, haciendo que su orgasmo no quede lejos
-Ichiru… quiero que llegues…- gemía el rubio al sentir que el menor apretaba cada vez más su interior haciéndolo sentir que también estaba a punto, pero en un intento desesperado por mantener la cordura sintió como el menor lo abrazaba fuertemente, enterrando su cara en el cuello para posteriormente morderlo ferozmente, arrancándole un sonoro quejido de placer mientras sangre brotaba por los orificios de su cuello.
-¡¡aaah!! No Takuma…¡no puedo más! por favor…¡¡iie!!-  el pelo plateado no pudo aguantar más aferrado a ese cuello, su cuerpo empezó a convulsionar, se tensaba, las estocadas eran cada vez más fuertes, fue agarrado por el cabello y un posesivo beso fue posado en sus labios, arrinconándolo en un mar de sensaciones cuando con un fuerte grito llego al clímax, manchando los dos cuerpos con su primer orgasmo al sentir el placer el sexo
-Ichiru…-  el rubio lo siguió al sentirse envuelto, derramó toda su esencia dentro del chico. Con último esfuerzo se volvieron a besar, compartiendo el sabor de la sangre, fusionándolos en uno solo.
 
 
 
¿Que había hecho? Un pelo rubio desesperado se encontraba sentado en el borde de la cama, agarrando sus cabellos y agitando la cabeza como si con eso pudiera hacer desaparecer el momento recién vivido ¿Cómo había perdido el autocontrol de esa manera? Ya no era adolecente como para que le pasen cosas así. Un suave movimiento le saco de su pensamiento haciendo que mirara hacia el cuerpo que estaba acurrucado debajo de las sabanas ligeramente manchadas de sangre… ¡pero como no perder la compostura ante aquella erótica vista, era como una fantasía hecha realidad!… el rubio volvió agitar la cabeza, ese pensamiento estaba muy mal, se había aprovechado de la vulnerabilidad del menor y ahora podría tener que pagar las consecuencias.
-¿Takuma?- una linda voz sonó en el cuarto, haciendo que volviera a mirar hacia el menor, pero esta vez directamente hacia sus ojos.
-Ichiru…- pronuncio cálidamente, -lo siento, te he despertado- 
-No te preocupes… no estaba del todo dormido- se ruborizo el pelo plateado.
El rubio lo contemplo durante unos momentos, intentando grabarse esa imagen como tesoro recién encontrado, -Ichiru… siento mucho lo que paso… esto no debería haber ocurrido- Ichiru miraba al rubio sin entender.
-Los dos sabemos de tu naturaleza y pagare las consecuencias si al final resultase dar frutos de esta noche- decía el rubio.
El pelo plateado miro al mayor desconcertado, -¿me estás diciendo que si resultase que quede embarazado que lo reconocerás?... ¿pero…como Eita?- eso había dolido.
-Sabes que la situación de Eita es totalmente diferente y esto no tiene nada que ver con lo que ha pasado hoy aquí- decía el rubio, pero parecía que las palabras le hacían más daño todavía al menor, -Escúchame Ichiru...recién despiertas como vampiro y bueno... creo que para empezar, deberíamos dejarnos tiempo, conocernos mejor…- esperaba que con eso el pelo plateado entendiera.
Ichiru tenía muchas ganas de llorar pero entendía que todo había sido muy precipitado y que ellos dos no se conocían prácticamente de nada, -Takuma… no quiero seguir el mismo destino que mi hermano- decía triste.
Takuma sorprendido se dio cuenta que Zero debía haber sufrido mucho al tener a Eita y abrazo al menor, -tampoco tenía pensado dejarte solo en esto… deja de pensar en cosas negativas y vamos a darnos el tiempo que nos merecemos-
El menor asintió, aceptando los cálidos brazos del rubio.
 
 
Al día siguiente llego un abrazo de lo más emotivo, los hermanos Kiryuu al volverse a ver no pudieron contener las lágrimas y no era para menos ya que Ichiru debería estar en ese momento entre los muertos, ese mismo le había agradecido inmensamente a Kaname por salvarle la vida, pero el sangre pura negó, diciéndole que el mérito era de Zero, que le había pedido ayuda. Eita no llego a entender del todo la situación, pero si se dio cuenta anoche que algo le pasaba a su tío, así que también lo abrazo fuertemente al volver a verlo. Después del desayuno se retiraron Kaname y Takuma hacia el despacho, los hermanos Kiryuu decidieron ir hacia a los establos para que Eita pueda ver a su potro y de paso hablar sobre lo sucedido.
-En unas semanas me voy hacer un análisis de sangre…- suspiro el menor de los dos, mirando a lo lejos como Eita jugaba con el potrillo.
-Por una parte tengo muchas ganas de pegarle a Ichijou por haberte tocado, pero por otra parte me alegro de que no te haya hecho daño…-
-Dejando mis problemas de lado, voy a conformarme ahora mismo con no tener que tomar nunca más medicamentos y acostumbrarme a tomar suplementos de sangre para calmar mi sed- rio el menor.
-No creo que sea gracioso Ichiru, ser vampiro no tiene nada de divertido- hiso una mueca Zero.
-Pero hablando de problemas… que es lo que paso entre tú y Kaname.
Zero se sonrojo de sobremanera, delatándolo enseguida, -¿Cómo te has dado cuenta?-
-mmh…durante el desayuno estabais de lo mas raro- le sonrió Ichiru.
-Yo… bueno, ayer…después de pedirle que te ayudara… me beso- recordó mayor de los dos. 
-¡¿TE BESO?!- grito el menor sin creérselo.
Zero le tapó la boca a su hermano, -¡Shhh! ¡¿quieres que Eita se entere?!... ¡Si me beso!… pero solo fue un instante, después me soltó, me miro por un largo rato y se fue sin mas- decía Zero confundido, -No se que pensar-
Ichiru ahora no se puedo reprimir una sonrisa, -parece que los dos estamos metido en algo serio-
-No tengo muchas ganas de que lo mío se vuelva serio- refunfuño Zero. 
 
 
Takuma estaba sentado delante de la mesa del gran rey, con los brazos cruzado mirando al sangre pura bastante enfado.
-Esto es todo culpa tuya…- decía el rubio
-Y que culpa tengo yo si no sabes cómo controlar tus instintos de animal que tienes- decía el castaño indiferente mirando unos documentos, -solo tenías que tener cuidado… lo único que has conseguido con eso es llevar el mismo destino que yo… así que prepárate y vete comprando pañales-
-¡Oh claro! ¿Me vas a decir que tú te habrías detenido? Te recuerdo que yo al menos era consciente de lo que hacía- se intentaba defender Takuma.
Kaname alzo la mirada, -pues desde mi punto de vista no parecías ser muy consiente… sino no te estarías quejando y te pido que dejes mis asuntos de lado… que no tienen nada que ver-
Takuma se levantó, -parece ser que tengo que pensar un rato solo… me volveré a pasar esta tarde para terminar de recoger los documentos… así que te pido que los tengas listos… y gracias por tu consejo “amigo”- decía sarcástico el rubio.
-Si, si…- Kaname movía la mano en respuesta… él también tenía sus propios problemas, como por ejemplo el beso de anoche, ni siquiera sabia porque lo había hecho…¿acaso la falta de atención por parte de Yuuki le hacia descargar su frustración en el pelo plateado? La imagen de Zero lleno de lagrimas le vino a la mente. Paso su mano por la nuca suspirando. Tenia que reconocerlo, el mayor de los Kiryuu le tocaba su fibra sensible y si, podría ser que estaba tocando fondo y tenía que descargar sus emociones con alguien, ¿pero porque justo con Kiryuu? No se lo podía explicar, tenia que haber algo mas de atracción física y eso….si que no lo quería reconocer.
 
 
Era de noche, Kaname llevaba fuera de la mansión desde la tarde, arreglando junto a su fiel amigo el papeleo del día, Yuuki e Ichiru se encontraban conversando en la mesa que estaba en la cocina, no tenían ganas de usar la gran mesa del comedor para tan solo cuatro personas ya que Kaname no había aparecido para cenar, de esa manera se sentían más cómodos, ya que Zero e Ichiru estaban acostumbrados a un lugar un poco más reducido y sobre todo el pequeño Eita, que echaba de menos su pequeña casa.
Zero entro en la cocina, que aun así era inmensa.
-¿Ya se quedó dormido la lindura de esta casa?- le pregunto Yuuki a su amigo.
-Si… cayo rendido nada más tocar la almohada- se volvía a sentar Zero en la silla, tomando entre la mano la taza de té que había preparado Yuuki.
Pero antes de poder dar un sorbo un ruido le llamo la atención, haciendo que todos miraran hacia la puerta de la cocina que daba con uno de los laterales del jardín, donde una rubia melena sobresalía entre el cristal. Yuuki se puso enseguida de pie, corriendo hacia la puerta para abrir al reconocer enseguida de quien se trataba, abrazando desesperadamente la persona recién llegada.
-¡Aidou! ¡Te he echado tanto de menos!- El rubio rodeo con los brazos a la chica.
-¡Yuuki…pensaba que no te iba a ver nunca jamás!- Los dos se dieron un cálido beso, que solo duro unos segundos.
-¡Yo también tenía ese temor, no quiero soltarte nunca, nunca!- la chica enterraba la cara en su pecho.
Un carraspeo los saco de su momento de reencuentro, haciendo que la parejita miraran a los hermanos Kiryuu.
-Siento sacarlos de su meloso momento… ¿pero no creen que en este lugar corren peligro?- decía Zero, no quería ser aguafiestas, pero si llegaría Kaname o se enterara entonces estarían metidos en un gran problema.
-Yo que ustedes le haría caso- una voz de lo más furiosa hiso que todo miraran hacia la entrada de la cocina, -¡¿Es que no había quedado claro que no te volvieras acercarte a ella?!- 
El rubio protegía a la chica entre sus brazos, desafiando en un duelo de chispas al rey de los vampiros, -¡¡Y yo he dejado claro que ahora es mía!!- se enseñaban los colmillos los dos contrincantes de la joven.
Kaname se adentró más en la cocina y sus ojos se iluminaron en un peligroso color carmesí, haciendo temblar las paredes, -¡tú lo has querido así Aidou!- de un momento a otro reventaron los cristales de aquel cuarto, asustando a los presentes que se intentaban proteger, haciendo gritar a la chica.
-¡¡KANAME…DEJALOS EN PAZ!!- Zero se interpuso entre la pareja y el sangre pura, colocando sus dos manos en el pecho del mayor para hacerlo retroceder.
-¡¡Esto no va contigo Zero!!… ¡¡sal del camino ahora mismo si no quieres salir herido!!- eran las palabras entre dientes del vampiro mayor, parecía que se intentaba mantener bajo control todo lo que podía.
-¡¡NO… ENTIENDE DE UNA VEZ QUE NO TODO SALE COMO TU QUIERES!!- decía desesperado el pelo plateado.
-¡Me lo estás diciendo por ti mismo Zero!- los ojos de color sangre del vampiro se fijaron peligrosamente en el joven que se interponía entre él y su presa, agarro una de sus brazos apretándolo con fuerza, -…sal de mi camino Zero- palabras llenas de autoridad, dichas con toda la furia del mundo, apunto de explotar, haciendo que el menor se intentara zafar del agarre sin resultado, temblando por lo bajo.
-¡¡Kaname… suéltalo ahora mismo!!- gritaba Ichiru intentando separar el cuerpo del mayor del de su hermano.
Aidou miraba la escena decidido, no le quedaba otra opción -Yuuki… quiero que te vayas de aquí… peleare por ti, aunque muera en el intento- le susurro Aidou a su querida. La chica lo miraba horrorizada, negando con la cabeza mientras cálidas lágrimas caían por sus ojos, el rubio acaricio suavemente la mejilla de la chica, -no te preocupes… todo saldrá bien-
-No Aidou…- lloraba la chica, -¡nada saldrá bien, si te enfrentas a él morirás!….no hay otra solución… lo siento mucho Aidou, espero que me puedas perdonar por lo que voy hacer- la chica abrazo gentilmente al rubio, dándole un casto beso lleno de amor, soltándolo posteriormente para dirigirse hacia su hermano.
-¡Kaname!- el nombre sonó en esa habitación con autoridad, la chica agarro el brazo de su hermano, separando el agarre de Zero, todos miraban atentos a la princesa Kuran, incluido Kaname que ahora tenía la mirada fija en su hermana y prometida, -¡Te daré un sucesor!… ¡dejare que críes al niño…pero con la única opción de dejarme vivir mi propia vida junta a Aidou… y lejos de ti!- 
 
Notas finales: Tun tun tuuuun xDD ¿Qué pasara?...¿Qué les ha parecido? 
¿Se esperaban lemon? Me he dado cuenta que Takuma es un total pervertido xDD ¿Qué pasara ahora con esta linda pareja? ¿Me quieren matar por casi dejar morir al lindo Ichiru?
¿Qué pasa con Kaname y Zero? creo que este capítulo me salió algo cursi xD y Zero demasiado sumiso, pero ahora la gran pregunta es ¿Qué contestara Kaname?
Todo esto y mas en la siguiente parte. ¿comentarios? ¿criticas?¿flores?... todo es bienvenido ^^
Gracias por leer Yakinori y hasta el siguiente capi ^^

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