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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Al fin puedo actualizar!

Con menos tiempo que antes y mucho más cansancio, pero lo logré!

Espero les guste muchísimo, igual que a mí, como las cosas se van dando poco a poco entre Seto y Joey. Casi a cuenta gotas, diría yo.

Pero me agrada, porque Seto se está tomando tiempo para conquistarlo, y eso lo hace más emocionante, al menos a mi parecer.

 

Espero que lo disfruten, y espero estar de vuelta pronto.

 

Amor para todos!!

-Listo, por fin se quedaron dormidos- Kuma iba llegando a una de las habitaciones de la mansión, en donde Noah lo esperaba sentado en un cómodo sillón en donde Kuma se acomodó en el otro extremo.


 


-¿Todo bien?- Noah parecía algo preocupado.


 


-Sí, no te preocupes. Estaban extrañados de que nos quedáramos aquí sin papá, pero la verdad es que se cansaron jugando todo el día. Estarán bien, despertarán con bastante energía- el peliverde asintió.


 


-¿Y tú cómo estás?- cuestionó el mayor de todos.


 


-Bien, supongo. Se que mi papá está bien cuando está con Seto, aunque todavía me parece raro que no se comunicara conmigo- Noah lo escuchaba con atención.


 


-Según lo que dijo Mokuba, su hermano le llamó para avisarle que tardaría con Joey, que los trajéramos a ustedes aquí y que los atendiéramos bien. ¿Te preocupa eso?- Kuma negó con la cabeza.


 


-No me preocupa Seto, él ha sido muy bueno con mi papá. Más bien son otras circunstancias externas que han estado sucediendo- la conversación fue interrumpida por el celular de Kuma. Lo revisó, vio que era su padre. Suspiró antes de contestar, cosa que hizo con cierta molestia que denotó su rostro, y que no pasó desapercibida para Noah.


 


-Hola... bien, ¿y tú?... pues no lo sé, ya sabes que su teléfono le batalla a la señal a veces... no, por aquí está pero no estoy con él... estamos en casa de unos amigos... sí, ya es tarde... supongo que sí, nada más no prendas muchas luces y deja todo bien... de nada... buenas noches- fue toda la conversación que escuchó Noah, y de la que tomó notas mentales. Kuma colgó y volvió a suspirar.


 


-¿Todo en orden?- preguntó el peliverde con cortesía, pero antes de que le respondiera, Mokuba llegó con un gran tazón de palomitas.


 


-Bien chicos, ustedes decidan, ¿película o juegos?- Kuma y Noah voltearon a ver a Mokuba, luego se voltearon a ver entre ellos y empezaron a reír, dejando a un confuso Mokuba fuera de su risa. El pelinegro nomás los volteó a ver con cara de «dejen de reírse de mí», cosa que les dio aún más risa a los otros.


 


-Ya pues, cuenten el chiste por lo menos- Kuma y Noah hicieron el esfuerzo de dejar de reír. Noah se levantó a ayudarle con el tazón. Lo colocó en una pequeña mesa frente a ellos, y luego ambos se sentaron.


 


-Tranquilo Moki, todo bien. No era burla- el peliverde revolvió los cabellos de el que era su chico en secreto. Nadie sabía que llevaban unos meses saliendo. Nadie, a excepción de Kuma, quien los había cuestionado al deducirlo por si mismo. No quisieron negarlo con él porque les inspiraba confianza y porque se sentía bien poder dedicarse miradas y cariños al estar con alguien más. Además Kuma lo había tomado muy bien, con mucha naturalidad, sin juzgarlos ni nada. Eso lo hizo mejor aún.


 


El pelinegro los volteó a ver afilando la mirada, cosa que solo causó más risa.


 


-Si quieres que nos dejemos de reír, deja de hacernos reír- el adolescente tomó un respiro; le estaba doliendo la panza de tanto reírse.


 


-Sí, sí. Ya pues, entonces díganme que quieren hacer. Podemos jugar algo un rato, o ver alguna película- ambos se quedaron pensando.


 


-La verdad a mí me da igual- mientras Noah hablaba, acariciaba la cabeza de su chico con cariño.


 


-Pues depende de que película sea. ¿Tienes alguna en mente?- Mokuba se puso de pie y encendió la televisión, en donde accedió a un sitio web en donde Kuma pudo ver que tenían muchísimas películas.


 


-Es un sitio de KC, desde donde puedo acceder a lo que sea que quieras ver. Solo yo tengo acceso a él, y mi hermano obviamente, pero la verdad sí está muy completo. No me ha pasado que busque una película y que no esté, al menos hasta ahorita- Kuma estaba sorprendido. Definitivamente los Kaiba eran sorprendentes.


 


-A mí me encanta las películas de terror, pero mi papá casi no me deja que las vea. Bueno, ahora es más flexible, pero sí me dice que tenga cuidado- Mokuba se puso serio.


 


-Pues puedo poner la que quieras, pero no quiero tener problemas con tu papá; ninguno- la expresión de Mokuba había cambiado, y eso sorprendió al adolescente, que casi nunca lo había visto así. Mokuba siempre se había caracterizado por ser alegre y muy bromista, y era la primera vez que veía otra faceta de él.


 


-No, no te preocupes. Es decir, mi papá prefiere que no vea este tipo de cosas, pero no es como que lo tenga prohibido o algo así. Es que una vez cuando niño vi una y me causó pesadillas por semanas, y pues él me había dicho que nunca viera algo así. Ahora ya estoy más grande, y aunque me sigue diciendo que cuide lo que veo, ya no es restricción, sino que ya lo hago con responsabilidad- Mokuba lo observó con detenimiento, y luego le sonrió.


 


-Bueno, pues yo no tengo problemas con eso, a mí me gustan las películas que asustan- se pegó a Noah para que lo abrazara.


 


-Bien, pues asustémonos- la expresión de Kuma hizo que los novios soltaran una carcajada, y luego se dedicaron a escoger algo terrorífico para ver.


 


 


Eran ya las 9:30 de la mañana cuando Kuma abrió los ojos. Tardó un poco en acostumbrarse a la luz, pero en cuanto lo hizo se dio cuenta de que estaba dormido en el sillón en el que había estado para ver la película. Mokuba tenía una pierna en su pecho mientras estaba acostado sobre Noah, que a su vez tenía un brazo sobre el costado del adolescente.


 


Le costó un ratito poderse poner de pie, cosa que hizo como por 3 segundos y luego se fue al suelo. Sentía como que no había descansado suficiente, o que la desvelada le estaba pegando más de lo normal.


 


El golpe alertó a los otros chicos, haciéndolos despertarse.


 


-¿Estás bien Kuma?- cuestionó el peliverde cuando terminó de tallarse los ojos y lo vio tirado en el suelo. No era difícil deducir que ese golpe había sido Kuma contra el suelo.


 


-Sí, no te preocupes. No sé que me pasó, solo intenté pararme y me fui al suelo- trató de restarle importancia al asunto, pero Noah era responsable.


 


-Creo que estás siendo víctima de la desvelada. ¿A qué hora te duermes todos los días?- Kuma pensó por un momento.


 


-No lo sé, pero en definitiva no es temprano. A veces mi papá y yo nos quedamos hasta muy tarde viendo películas o jugando videojuegos, por lo que no estoy tan desacostumbrado- Mokuba se enderezó en el sillón, aún tallándose los ojos y bostezando.


 


-¿Te caíste? Te hubieras caído por la escalera, al menos así estarías más cerca de la cocina. Tengo hambre- Noah rodó sus ojos hacía arriba, y Kuma rió un poco.


 


-Eres un hambriento Mokuba; no comprendo como es que tienes el cuerpo que tienes cuando eres un glotón- el tono de voz de Noah sonaba burlón.


 


-Es porque así te gusto- Kuma no pudo evitar reír.


 


-¿Alguno de ustedes sabela hora? Se supone que mis hermanos tienen escuela- ambos negaron con la cabeza.


 


-No, pero vamos a averiguarlo. Igual por la claridad que se ve, dudo que lleguen a la escuela. Pero no te preocupes, desayunemos juntos mientras me comunico con mi hermano y ya vemos que hacemos. Supongo que tu papá sigue con él- a Kuma se le hacía muy raro que su papá no se hubiera comunicado con él. Sabía que había tenido una carga emocional muy grande los últimos tiempos, y que en esos días se había intensificado.


 


Mokuba se levantó y ayudó a Kuma a levantarse. Salieron rumbo a la habitación de los gemelos, seguidos por Noah. Cuando entraron, los niños estaban despiertos; habían agarrado unos libros y estaban leyendo y platicando de ellos.


 


-Buenos días chicos- saludó Kuma, y casi de inmediato fue casi arrollado por Hana, quien expresó su felicidad con un gran abrazo. Hoshi solo volteó a ver a los recién llegados.


 


-Vaya, veo que encontraron algo que hacer- Mokuba no los estaba regañando. De hecho se le hizo curioso que siendo niños se pusieran a leer en lugar de explorar toda la casa.


 


-Sí, pues estábamos esperando porque no estábamos seguros en donde estaban, y no queríamos hacer ningún ruido para no despertarlos- Hoshi parecía cohibido. Las primeras veces que Mokuba lo había visto le había parecido un niño normal. Pero había notado que era algo introvertido.


 


-Está muy bien, espero que les haya gustado la lectura. ¿Qué les parece si vamos a desayunar? Muero de hambre- los niños parecían apenados, pero la verdad era que también tenían hambre, así que asintieron. Bajaron todos juntos a la cocina, en donde encontraron una mesa pequeña. Mokuba pidió un sustancioso desayuno para todos.


 


-¿No prefieres el comedor?- le susurró Noah en una oportunidad.


 


-No, la verdad creo que se sentirán incómodos por el tamaño que tiene esa cosa. Mejor aquí aunque estemos algo apretados- Noah asintió; sabía que su hico tenía razón.


 


-¿Alguien sabe por que no fuimos a la escuela? Es muy raro que papá nos deje faltar, sobre todo sin una razón- Hoshi era un niño curioso, y muy inteligente.


 


-No estamos seguros, pero no te preocupes, ahorita mismo le llamaré a mi hermano para saber donde están y a que hora llegan, ¿de acuerdo?- Hoshi asintió.


 


Mientras esperaban el desayuno, Mokuba salió de la cocina para tratar de comunicarse con su hermano. «De seguro se quedaron a dormir en KC. Ayer Joey no se veía muy bien, espero que todo haya resultado tranquilo».


 


Sacó su celular y llamó al teléfono personal de Seto. La línea timbró unas cuantas veces y Seto no contestaba; eso era raro en él. Estaba a punto de dejarlo cuando escuchó una voz conocida.


 


-Kaiba- sí, su típica manera de iniciar una llamada.


 


-Vaya, pensé que estabas tan ocupado que no me responderías. Buenos días hermano- seguro lo había sorprendido. Seto no era de fijarse el número de quien llamaba. No mucha gente tenía su número personal.


 


-Buen día Mokuba, ¿cómo estás y cómo están todos?- la voz de su hermano se había suavizado; siempre pasaba cuando él le hablaba.


 


-Bien, muchas gracias. Todo está tranquilo por acá, nada más que los retoños de Joey se preguntan por que no fueron a la escuela, y donde está su papá- Mokuba tampoco sonaba molesto. De hecho estaba acostumbrado a que su hermano no llegara a dormir.


 


-Joey se quedó dormido anoche, después de una intensa plática. Todo está bien, ahorita se está dando un baño aquí en la oficina, y planeo llevarlo a desayunar. Estaba demasiado exhausto anoche y y durmió hasta una hora en la que ya no podíamos llevarlos a la escuela- Mokuba sonrió. Si no conociera a su hermano, pensaría que había sido él quien lo dejó exhausto. Pero se había dado cuenta de todos los cuidados que estaba teniendo con Joey, por lo que supuso que solo estaba mal pensando.


 


-Muy bien, porque yo ya pedí desayuno aquí y no los pienso esperar. ¿Qué le digo a sus hijos?- Seto rió al otro lado de la línea.


 


-Eres un tragón- Seto pudo imaginar el puchero que estaba haciendo su hermano. -Diles que llegaremos en la tarde a buscarlos para ir a dar la vuelta- Seto era hombre de pocas palabras.


 


-¿Y acerca de que no llegaron anoche?- Mokuba vio a Noah asomándose para decirle que el desayuno estaba servido, y le hizo señas de que en un momento estaría ahí.


 


-Diles la verdad, que Joey estaba muy cansado y se quedó dormido en la empresa, así que me quedé con él. Y que despertamos tarde- el castaño escuchó a Mokuba reír por teléfono.


 


-Vaya, quien diría que tú podrías despertar tarde- Mokuba rió aún más cuando escuchó a su hermano suspirar ante ese comentario.


 


-Ja ja, muy gracioso hermanito. Anda, ve y diles eso, yo te mandaré un mensaje cuando vayamos en camino para recogerlos. Los quiero listos, no quiero esperar a nadie- Mokuba podía ser un Kaiba, pero Seto constantemente lo esperaba por impuntual, y eso le molestaba bastante.


 


-Sí, jefe- Mokuba rió y cortó la llamada antes de ser regañado. Retomó su camino a la cocina en donde unos deliciosos hot cakes lo esperaban.


 


-Acabo de hablar con mi hermano- dijo mientras tomaba asiento junto a Noah.


 


-¿Mi papá está con él?- la preocupación de Hoshi era evidente. Noah asintió mientras metía a su boca un gran bocado.


 


-Que raro que no nos haya avisado, es normal para nosotros que nos hable si va a estar fuera- Hana pensó en voz alta, y tenía toda la razón.


 


-No se preocupen, su papá está bien. Solo que ayer estaba demasiado cansado y se quedó dormido en la oficina de mi hermano, y no despertó hasta ahora. Es por eso que no recibimos llamada ni nada. Pero se encuentra bien. Tenemos permiso de jugar y divertirnos, y por la tarde nos llevarán a dar la vuelta a algún lado- los gemelos se pusieron contentos, y Kuma cuestionó a Mokuba con la mirada, como queriendo saber si no había omitido alguna parte de la historia por el bien de sus hermanitos. Mokuba negó con la cabeza, y todos desayunaron entre risas, bromas y muchas risas.


 


 


 


Por otro lado, en KC, Joey salió del baño con su pantalón puesto y sin camisa, aún secándose el cabello. Seto estaba en su silla revisando algún documento, y cuando lo vio entrar se quedó boquiabierto. Joey se veía espectacular, y Seto lo estaba devorando con la mirada.


 


-Me pareció escuchar que hablabas con tu hermano; ¿está todo bien?- o Joey no era consciente de lo que causaba en el castaño, o no le prestaba demasiada importancia. Seto suspiró antes de contestar.


 


-Todo bien cachorro. Estaba hablando con Mokuba; quería saber porque no sabían nada de nosotros. Todos están bien, estaban por empezar a desayunar- el rubio suspiró, algo incómodo.


 


-No me gusta dejar a mis hijos así nomás por ahí- Seto lo observó con detenimiento.


 


-Cachorro, tengo una pregunta para ti ¿Alguna vez piensas en ti mismo como prioridad?- el rubio no tuvo que pensar mucho para contestar.


 


-Claro que sí. Todas las noches me doy un espacio para mí mismo, para estar conmigo y hacer cosas que en el día no puedo. Ese espacio es muy importante para mí, y es casi intocable. Por supuesto que hay casos en donde puedo hacerlo a un lado, pero en esos momentos no contesto llamadas, muchas veces ni mensajes; solo estoy yo y lo que me gusta- el castaño sonrió.


 


-Me da gusto escuchar eso, porque me das la impresión que toda tu atención está en tus hijos- Joey enarcó una ceja.


 


-Pues claro que sí, toda mi atención está con ellos. Pero sea como sea, si no tengo se espacio para mí, luego repercute en ellos, porque estoy más irritable e impaciente. Ese rato me da mucha calma- el castaño se recargó en su silla.


 


-Bueno, disculpa por haber intervenido el día de ayer con ese pequeño espacio que te dedicas a ti- la sonrisa del CEO no era burlona ni nada parecido. Al contrario, parecía contento de saber que Joey hacía algo por y para su propio beneficio.


 


-No estarás hablando en serio, ¿o sí? Es decir, pasé la noche aquí contigo y en verdad lo necesitaba. He estado pasando por mucho estrés con toda la situación de Duke y otras cosas que traigo cargando. Entonces estoy aquí contigo y tú me escuchas, me aconsejas, me acompañas y me haces sentir muchas cosas que no puedo ni explicarme a mi mismo. ¿Y crees que estaría enojado por no tener mi pequeño espacio diario?- era la primera vez que Joey mostraba algo de carácter frente al ojiazul, y éste no dejaba de sonreír.


 


-Yo nunca dije que estuvieras enojado conmigo, ni siquiera lo insinué. Yo tan solo me disculpé por haber interrumpido la rutina que tienes- entonces el rubio cayó en cuenta de que estaba siendo duro con Seto; al menos fue la impresión que le dio.


 


-No, bueno... ash, tienes razón. Lo siento- el rubio bajó la cabeza, pensando en su impulsividad, cuando la mano de Seto lo tomó de la barbilla e hizo que levantara su mirada para poder verse a los ojos.


 


-Cachorro, me gusta vislumbrar esa bestia indomable que llevas dentro- el sonrojo de Joey fue inmediato, y el castaño le sonrió. Una vez más, Joey pensó que Seto lo iba a besar; en todo el ambiente estaba escrito.


 


Pero el beso nunca llegó. Seto le sonrió de nuevo y lo abrazó contra su pecho. Acarició un poco su espalda mientras olía su recién bañado cabello.


 


-¿Ya has decidido qué es lo que vas a hacer con la situación con Duke?- Seto no dejó que el rubio se moviera, y la verdad era que Joey no tenía muchas ganas de quitarse de ahí. Le gustaba que lo abrazaran, hacía que se sintiera protegido.


 


-No estoy seguro. Le dije a Kuma que iba a proceder legalmente, pero no lo haré. Trataré de hablar con él para que todo mejore- el castaño siguió acariciando su espalda.


 


-Quiero que tengas bien claro que cuentas conmigo en todo momento. Si en determinado caso necesitas que vaya por ti y tus hijos, no vayas a dudar en hablarme, ni a pensar que me estarías molestando. Y si en algún momento quisieras proceder de manera legal, cuentas con mi apoyo y mis recursos para ello. Mereces que te traten bien y que te respeten, siempre por delante de todo, así como tú recuerda también hacer lo mismo con los demás- el rubio no dijo nada, sino que solo se quedó digiriendo todo lo que el castaño le había dicho. Seto besó el cabello del rubio y solo entonces lo soltó. Cuando pudo verlo a los ojos, le dedicó una sonrisa.


 


-Muchas gracias Seto- el castaño tomo una de las manos del rubio y besó el dorso, haciendo que se volviera a sonrojar.


 


-Dime que prefieres, ¿salir o pedir un rico desayuno aquí?- las atenciones del CEO siempre cohibían al siempre sencillo Joey Wheeler. Justo antes de que pudiera protestar, el castaño puso un dedo sobre sus labios.


 


-No quiero escuchar ninguna queja de tu parte, de esas de las que ya hemos hablado. Te estoy preguntando porque quiero que tú elijas, así que hazlo sin preocupación- en definitiva, Seto Kaiba era un mandón.


 


-¿Por qué disfrutas de ponerme en situaciones incómodas? Sabes que no gusta elegir- el castaño sonrió, y subió su mano para acariciar la mejilla del rubio.


 


-Es simple, yo pensaría que ya lo habrías deducido. Te lo dije ayer, te quiero en mi vida por muchos, muchos años. Mi vida es muy grande, no porque sea mejor que alguien más, sino simplemente por ser quien soy. Y deseo que te acostumbres a estar conmigo, a ser tomado en cuenta, a participar en decisiones simples y complejas. Son pocas cosas las que no me puedo permitir, y no estoy hablando del dinero en realidad. Perderte es una de ellas- Joey estaba sonrojado al máximo. El ambiente que se había formado enre ellos era bastante íntimo, y Joey estaba seguro de que si el castaño decidía besarlo, o incluso ir más allá, él no se negaría. Estaba casi hipnotizado. Entonces, decidió ser sincero.


 


-Seto, yo... no sé que decir. Me gusta estar contigo, y mucho. A veces me sobrepasa tu capacidad de tener todo, porque la compartes conmigo y yo no estoy acostumbrado a eso. No sé, nunca me ha gustado ser una molestia para nadie. Y séq ue no lo soy para ti, pero todo esto me supera. Es como estar en un sueño, en donde todo se puede hacer realidad con una facilidad increíble, y eso es nuevo para mí. Soy el centro de tu atención y eso... es... no sé ni como explicarlo- el castaño sonrió, pero no dejó de acariciar el rostro de su querido rubio.


 


-Joey, tú mereces todas las cosas buenas del universo. Que todos tus deseos, los pequeños y los más profundos, sean cumplidos. Y yo estaré más que feliz de contribuir en eso- el rubio sonrió cohibido, y volteó su mirada al suelo. El castaño se acercó y lo abrazó, acunando su cabeza en su pecho.


 


-Vamos Joey, ya pasamos por esto. Se que tienes la capacidad de ir más allá, solo que tienes que quererlo. No es que me guste ponerte en situaciones incómodas. Solo quiero que tú decidas porque me gusta tomarte en cuenta- depositó un suave beso en la rubia cabellera, y por primera vez Joey correspondió el abrazo. El CEO se sorprendió, y no pudo evitar sonreír.


 


-Sé que tus intenciones son buenas, puedo sentirlo. Discúlpame, es solo que aún no me acostumbro- el rubio sintió como los brazos del castaño lo apretaban más.


 


-Mi deseo es que te acostumbres, y aún así yo tener la capacidad de sorprenderte cada día- el rubio sonrió y su sonrojo aumentó.


 


-Muchas gracias Seto- el rubio recibió más besos en su cabeza, y eso lo hizo sonreír con sinceridad.


-Gracias a ti, por permitirme estar aquí contigo- el rubio levantó su mirada, y sus rostros quedaron a pocos centímetros de distancia. Justo cuando Joey pensó, de nuevo, que el castaño lo iba a besar, un fuerte sonido proveniente de su estómago los sorprendió, rompiendo la atmósfera romántica e íntima que había, y haciendo que Seto riera y Joey se avergonzara.


 


-Vamos cachorro, ahora dime que es lo que prefieres, salir o pedir algo- el castaño había regresado a su escritorio a guardar unos documentos que había dejado inconclusos cuando Joey apareció.


 


-Mmm, pues se me antoja más salir, si eso está bien para ti- su voz no sonó del todo firme.


 


-Mientras sea contigo, lo que sea que tú elijas está bien por mí- el CEO siguió guardando documentos, mientras el rubio notó su semidesnudez y se fue al baño.


 


-Cachorro, te puedo prestar alguna camisa si prefieres. Supongo que la tuya no estará muy limpia- Joey revisó su camisa en el baño. No estaba super sucia, pero tampoco le parecía presentable para salir con Seto Kaiba. Regresó a donde estaba, preguntándose donde guardaba ropa en esa oficina.


 


-Sería genial, esta ya no está muy presentable- el castaño asintió y justo terminó de guardar todo. Se acercó a la puerta principal de la oficina, y entonces Joey notó que un par de metros de esta, había otra más discreta. El castaño le hizo señas para que se acercara, y entonces le mostró lo que había dentro.


 


-Vaya, sí que estás preparado para cuando te quedas a dormir aquí- el castaño sonrió con amabilidad.


 


-Toma la que gustes, sin preocuparte por favor- casi se sintió regañado, pero entendía porque se lo decía así. Revisó con velocidad ante la curiosa mirada ojiazul, y al final escogió una camisa color verde; combinaba con su pantalón de mezclilla y siempre le había gustado el verde.


 


-Esta me gusta, aunque creo que me quedará un poco grande- el rubio la revisó, corroborando que no era de su talla.


 


-No importa la que escojas, te verás hermoso porque tú lo eres- el castaño tenía una gran facilidad para hacer sonrojar al rubio, quien le regaló una sonrisa, y luego empezó a ponerse la camisa. Al terminar vio que tenía razón; le quedaba grande. Volteó a ver a Seto para preguntarle si no tenía algo más pequeño, pero no pudo ni hablar; el CEO se lo estaba devorando con la mirada.


 


-Wow, en verdad te ves muy bien. Te lo dije, cualquier cosa que te pongas se te verá bien, porque tú eres hermoso- el rubio volvió a sonrojarse, y el castaño caminó con tranquilidad hacia su escritorio.


 


-Permíteme decirle a mi secretario que saldremos- el rubio asintió, y el CEO tomó el teléfono y empezó a dar instrucciones. Joey no parecía muy sorprendido por la velocidad en la que el CEO daba órdenes, ni por lo mandón que sonaba al hablar. Suponía que eso era parte de ser el CEO de KC. Un par de minutos después, el castaño colgó y se puso de pie.


 


-Listo cachorro, vamos a almorzar- el rubio asintió y siguió al castaño a través del pasillo por donde estaba el baño. Un poco más allá había otra puerta que se camuflaba mucho con las paredes. Seto la abrió para Joey y cuando entró pudo ver que era un elevador.


 


-Vaya, eres todo un estuche de monerías- el castaño rió con suavidad, presionando el botón correspondiente.


 


-No tienes idea, cachorro- fue el turno del rubio para reír. El elevador se detuvo, y salieron a lo que parecía un estacionamiento privado. Cada vez el rubio parecía menos impactado por este tipo de detalles. Se acercaron a un auto color azul eléctrico. El castaño le abrió la puerta al rubio para que se subiera, y luego subió él.


 


-Siempre pensé que el CEO de KC tenía limosinas y personal para llevarlo a donde él quisiera- Joey emitió una risilla al hablar, y el CEO le contestó sin voltearlo a ver porque ya había empezado a manejar.


 


-Bueno, la verdad es que tienes razón. Sí tengo un montón de personal que hace cosas por mí, entre ellos choferes, y también hay limosinas- la voz del castaño era serena; no le alteraba en lo más mínimo admitir lo que tenía frente a Joey.


 


-¿Y por qué nunca te ha visto en una?- el rubio era curioso por naturaleza.


 


-Bueno, las primeras veces que salimos, tú no sabías quien era yo, y pensé que si me veías llegar en un vehículo como ese, con chofer, y todo lo que eso implica, quizás te asustarías y alejarías. También la verdad es que disfruto manejar y me permite pasar tiempo contigo- el CEO tenía toda su atención en el camino, para evitar algún accidente, pero también su tono de voz le demostraba al rubio que le estaba dando su atención.


 


-La primera vez que salimos sí estaba algo nervioso. Primero porque llamaste mi atención cuando te conocí, y segundo porque íbamos a salir contigo y yo no estaba ni siquiera seguro de quien eras. Solo eras Seto, y en algún momento estuve alerta por si veía algo sospechoso- el castaño rió, no con burla, sino más bien con ternura.


 


-Bueno, pensé que algo así podría pasar, así que por eso invité a Mokuba. Él es muy alegre y energético, y supuse que ver su actitud infantil y positiva te daría calma. Creo que acerté- el rubio asintió.


-Sí, ver a Mokuba como es, como se desenvolvió con los gemelos, y como hizo conexión casi inmediata con Kuma, me hizo darme cuenta de que no tenía razón por la cual temer que nos fueran a hacer algo- el castaño dio vuelta en una pequeña calle, y empezó a acomodarse para estacionar el vehículo. En una oportunidad que tuvo, volteó a ver a los ojos al rubio.


 


-Bueno, aunque la verdad estoy considerando la opción de raptarte por un tiempo, solo tú y yo- el castaño sonrió y el rubio se quedó mudo. Seto terminó de estacionarse y apagó el carro. Acarició la mejilla del rubio, mientras susurró un suave «llegamos», y salió del auto para dirigirse a la puerta del copiloto y ayudar a Joey a salir. El rubio salió del letargo en el que estaba por las ocurrentes palabras del ojiazul.


 


Llegaron a un pequeño lugar que ofrecía desayunos. Parecía modesto pero agradable, y fue exactamente del gusto de Joey.


 


-Vaya, por un momento pensé que iríamos a uno de esos restaurantes caros a los que de seguro estás acostumbrado- el castaño pasó su mano por la espalda de Joey, y la puso en su hombro, casi abrazándolo hacia él. Esto hizo que el rostro del rubio tomara color rojizo.


 


-Bueno, creí que te sentirías incómodo en un lugar así, por lo que escogí este restaurante que es bastante bueno- el rubio se sentía cohibido por ir caminando junto al castaño mientras lo abrazaba. Una cosa era que lo abrazara en la intimidad de su oficina, en donde nadie podía verlos, y otra muy distinta era abrazarlo a media calle.


 


-Me agrada, se ve bonito. No pensé que alguien como tú conociera lugares así- el castaño enarcó una ceja.


 


-Y no pensé que tú juzgarías a alguien por su posición social- el rubio se detuvo; pensó que había sido malentendido.


 


-No, espera... lo siento, no quise decir que...- pero fue interrumpido por la risa del ojiazul.


 


-Ya sé, no te preocupes. Me doy cuenta que no te gusta juzgar a las personas, y eso me encanta de ti. Además, tienes algo de razón. Mokuba fue quien me trajo aquí, no es el estilo de lugares que suelo frecuentar- ambos retomaron su caminata mientras compartían una agradable conversación adornada con una que otra risa.


 


Ninguno de los dos se dio cuenta de la persona que los miraba con atención desde el otro lado de la banqueta, y que no les quitaba el ojo de encima.

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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