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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Ya estamos en la recta final, y espero de todo corazón que les esté gustando el final de la historia. La totalidad de esta, en sí.

Este capítulo contiene contenido sexual; lemon.

No apto para menores de edad. 

Si no te gusta este tipo de contenido, eres bienvenido a devolverte por donde viniste.

Ahora, pasen y disfruten.

Gracias por leer!

 

Amor para todos!!

 

Joey empezó a despertar. Sintió como su cuerpo pasó de ser pesado a ser consciente de si mismo poco a poco. Se estiró, y sintió una leve punzada en su trasero.


 


Sonrió al recordar a Seto; hacía un tiempo que no tenía sexo, y la verdad era que lo había disfrutado al máximo. Era cierto que Duke había sido su primera y hasta hace unas horas única experiencia, pero eso no minimizaba todo lo que había sentido con el castaño. Al contrario, lo había disfrutado como hacía mucho tiempo que no disfrutaba nada.


 


Entonces cayó en cuenta de que estaba acostado en su cama y el ojiazul no estaba. ¿A dónde habría ido? Todo estaba oscuro, parecía ser la madrugada. Vio por debajo de la puerta que un reflejo de luz traspasaba con suavidad. Se levantó, se puso solo su ropa interior y salió en busqueda de su querido castaño.


 


Bajó las escaleras hasta la cocina, en donde vio que el castaño examinaba un mueble que tenía con libros; parecía que estaba observando las fotos de sus hijos. El rostro del rubio se bañó con ternura y sonrió. Bajó los últimos escalones y se acercó al castaño, quien le sonrió y lo recibió con un abrazo.


 


-Hola cachorro- el rubio lo abrazó de vuelta, haciendo consciente de que el ojiazul estaba en boxers, con su camisa encima toda desabotonada y desarreglada.


 


-Hola Seto. Vaya, no pensé que alguna vez te vería así- el rubio rió, y el castaño enarcó una ceja, divertido.


 


-¿Puedo saber a qué te refieres?- el rubio se separó y fue a agarrar un vaso con agua.


 


-Pues a tu aspecto. Siempre te he visto tan arreglado que se me hace raro verte así- el castaño se acercó al rubio y lo abrazó por la espalda, sacando una sonrisa del rubio que casi hace que tire su agua.


 


-Bueno, es que un cachorro travieso me sonsacó- el rubio giró sobre si mismo, quedando su rostro a centímetros de el del CEO.


 


-Vaya, parece que fue una buena idea; te ves muy bien así- el castaño sonrió y procedió a besar al rubio; a devorarlo con hambre, como si no hubieran hecho el amor un rato atrás. Cuando se separaron, Seto pegó su frente a la del rubio, cerrando los ojos y respirando con algo de dificultad.


 


-Cachorro, no se si tengas idea de lo que has despertado en mí- el rubio sonrió. El también tenía sus ojos cerrados, y se dedicaba a sentir al hombre frente a él.


 


-Todo tú me gustas Seto, y si ese lado salvaje es parte de ti, entonces también me gusta- ambos abrieron los ojos e hicieron contacto visual. El castaño sonrió y besó al rubio con suavidad, solo sintiendo y saboreando.


 


-Te amo- le dijo el más alto cuando se terminó el beso y lo estrechó entre sus brazos. -Por favor, no te sientas obligado a decirme lo mismo hasta que tú lo sientas; solo quería que lo supieras- el rubio sonrió; Seto era un tipo rudo en los negocios, pero con él se portaba todo lindo y tierno.


 


-Lo sé, puedo sentirlo. Lo supe desde hace tiempo, porque tu manera de ser me lo transmite con constancia. Además de que me lo dijiste hace rato- el castaño sonrió; el rubio era más perspicaz de lo que pensaba.


 


-Vaya, y yo que pensaba que eras un travieso y descuidado cachorro. Veo que pones más atención de lo que pensaba- el rubio le regresó la sonrisa con una sensual.


 


-Solo a lo que me importa de verdad- el castaño cortó la distancia entre ellos y volvió a besarlo con fervor y pasión.


 


Para cuando se separaron, el rubio se sentía medio mareado; era mucho lo que le hacía sentir Seto Kaiba.


 


El castaño le sonrió y se separó de él, tomando él mismo un vaso con agua también. Entonces Joey recordó algo.


 


-Oye Seto, ¿qué hay de Mokuba y mis hijos?- no es que se le hubieran olvidado; era solo que estaba demasiado ocupado con un pedacito de felicidad que los perdió de vista un rato.


 


-Ellos están bien. La instrucción con Mokuba era que si no les hablabamos por teléfono se fueran a la mansión. Ahí están bien atendidos y seguros- el rubio asomó una sonrisa sarcástica.


 


-¿Y me dices que no ideaste nada de esto?- el castaño soltó la carcajada ante la mirada reprochadora del rubio.


 


-No, para nada. Si me permites comentarlo, fue Kuma el que lo sugirió. Todo el plan fue ensamblado aquí afuera. Yo venía preparado a hablar contigo, pero no quería hacerlo en un lugar público porque sabía que esto sería algo muy personal. Claro que Mokuba me ayudó a pensar en buscarte en el mercado, pero el hecho de venir hasta acá y dejarnos a solas fue idea de tu hijo- Joey sonrió, negando con la cabeza; parecía que Kuma lo conocía muy bien.


 


-Ay ese muchacho; tendré que tener una seria plática cuando regrese- la sonrisa que asomó el rubio denotó diversión. En definitiva no estaba enojado con su hijo, y eso Seto lo pudo distinguir al ver su expresión corporal.


 


-¿Lo regañarás o castigarás?- era obvia la respuesta, el CEO tan solo estaba siguiendo el juego.


 


-Mmmm... no, para nada. Si esta ha sido una de las mejores tardes de mi vida; no podría estar enojado con él- el castaño sonrió y desapareció la distancia entre ellos, acercándose al rubio y tomándolo por la cintura.


 


-¿De las mejores, eh? Vaya, me pregunto por que le das esa denominación- el castaño acercó su cara al oído del rubio y lo lamió, mandando estímulos eléctricos al cuerpo más bajo.


 


-Jeje, se me hace que lo que Kuma merece es un agradecimiento y una gran felicitación por notar algo que ni yo mismo me atrevía a admitir- el castaño seguía lamiendo la oreja del rubio, quien empezó a respirar pesadamente.


 


-¿Y qué es eso que por lo visto ya sabías pero no te atrevías a admitir?- la misma respiración en el oído, más los movimientos con la lengua y una que otra mordida que le daba el castaño, empezaron a hacer estragos en el más bajo. Con sus manos tomó la cara del ojiazul para ponerlo frente a él y hacer contacto visual; quería verlo mientras escupía verdades.


 


-Lo mucho que me gustas- el rubio lo jaló hacia si mismo, iniciando un beso cargado de pasión y sentimientos. El castaño lo atrajo más hacia él por la cintura, haciendo que sus partes íntimas chocaran y se estimularan; a Joey le costó trabajo no cortar el beso para gemir, pero es que besar a ese hombre le parecía algo fascinante.


 


Seto terminó el beso, solo para dirigirse a morder el cuello bajo de él. Los gemidos de Joey aparecieron al instante; Joey era un amante ruidoso, y eso le gustaba a Seto porque demostraba que le estaba gustando lo que hacía. Mientras mordía el cuello, empezó a mover su cadera con suavidad y lentitud, chocando ambos miembros y haciendo que despertaran cada vez más.


 


-Cachorro, te deseo- el castaño se había ido a la oreja de nuevo, y el rubio gimió con potencia ante esa declaración.


 


Aunque estaba sumido en su propio placer, al rubio no le gustaba ser pasivo en el sexo, así que puso su mano sobre el miembro del castaño, estimulándolo sobre la ropa interior. El ojiazul volvió a besarlo, mordiendo sus labios que se estaban tornando rojizos ante tanta acción.


 


Joey rompió el beso, sonrió al castaño, y se puso en cuclillas en el suelo. Bajó con rapidez los boxers de su amante y los mandó a volar, engullendo de una toda la hombría del castaño. Seto se tambaleó al sentir todo el placer que el rubio le estaba proporcionando. Tuvo que agarrarse de uno de los muebles porque si no iba a caer. Joey lo tragaba todo con velocidad, aplicando una perfecta fricción que volvía loco al castaño.


Mientras Seto estaba en las nubes, Joey pasó una mano por sus testículos, acariciando y mandando al CEO a otro nivel de placer. Seto gritó con fuerza; nunca había sentido nada similar.


 


Pocos segundos después, el castaño tomó el rostro de Joey y con algo de trabajo hizo que se levantara para poder besarlo. Joey quería seguir en su labor, pero no se resistió a ese delicioso beso que Seto le daba.


 


-Cachorro... te amo... te deseo...- le decía el castaño entre besos y suspiros. Joey caminó hacia la mesa en donde comían, y antes de sentarse en la orilla se quitó sus propios boxers. Cuando se sentó, su erguido miembro se asomaba entre sus piernas, y el castaño empezó a masturbarlo.


 


Joey era un chico muy sensible, así que cuando Seto empezó a acelerar su mano, empezó a gritar como desquiciado: Seto lo traía loco.


 


-Me encantas- le susurró el castaño al oído, mientras lo empujaba con suavidad y lograba que se recostara en la mesa. El castaño se subió a la mesa, quedando rostro con rostro, besándose de nuevo. Verlo sobre de él con la camisa abierta y el cabello desordenado le pareció tan excitante al rubio, que estaba seguro que había chorreado fluidos de solo ponerle la mirada encima. Entonces el ojiazul lo besó de nuevo.


 


Mientras se besaban, el castaño introdujo su miembro en el cuerpo del rubio sin preparación alguna. No sabía la razón exacta de por que al rubio le gustaba así, pero él lo que prefería era darle gusto y placer a su amante, por lo que así lo hizo. Quizás por los 3 hijos que tenía, quizás por las muchas veces que lo hizo con Duke cuando estaban juntos; no lo sabía, podrían ser muchas razones, y aún así cada una le importaba menos que la anterior. Lo único que en verdad le importaba era que ese cuerpo estaba debajo de él, siendo embestido con fuerza, gimiendo y pidiendo por más mientras lo apretaba con delicia con su trasero.


 


La atmósfera entre Seto y Joey estaba muy caliente por el previo juego sexual que tuvieron, por lo que no pasó mucho tiempo para que ambos derramaran su esencia; uno dentro del otro y el otro entre los dos.


 


Tuvieron que pasar varios minutos para que el castaño empezara a recuperar el aire; eran muchas las emociones y sensaciones que sentía, no podía ponerlas en palabras ni mucho menos controlarlas.


 


-Gracias Seto- susurró el rubio al oído de su amante quien de inmediato sonrió. Estaba sonstenido sobre sus antebrazos, y levantó la cabeza para verlo a los ojos.


 


-No tienes nada que agradecer cachorro, ha sido un verdadero placer- ambos sonrieron y dejaron salir su risa ante la exclamación del castaño.


 


Con mucho cuidado el ojiazul salió del cuerpo del rubio, dejando un rasto de semen en la mesa. Con algo de trabajo se dirigió al baño que estaba en la cocina y sacó un poco de papel para poder limpiar el cuerpo de su adorado rubio. Con todo cuidado, como si de uno de sus más grandes y exigentes proyectos se tratara, Seto limpió hasta el último trozo de piel, disfrutando de acariciar el cuerpo del rubio que lo observaba con amor en los ojos.


 


-Hey, me haces cosquillas- y el rubio empezó a reír. Seto lo torturó un poco, solo hasta que el rubio empezó a patear como loco y lo tuvo que dejar. Joey se sentó en la mesa y abrazó al CEO que estaba de pie frente a él. Pasaron así un rato, y después se volvieron a besar; esta vez el beso fue dulce y tranquilo.


 


-Vaya, resultas ser un cachorro travieso y apasionado- el rubio rio y se sonrojó, rascándose la nuca con la mano.


 


-Bueno, solo soy así cuando algo me gusta en verdad- el castaño acarició la mejilla del rubio.


 


-Me agrada escuchar eso- el rubio se sonrojó y el castaño le dio una beso en la nariz. El más bajo se puso de pie para ponerse su ropa interior de nuevo. El ojiazul lo observó con atención mientras lo hacía, casi devorándolo con la mirada, como si no acabaran de hacer el amor, y Joey se percató de esto.


 


-Vaya, si no acabaramos de terminar, pensaría que te excitas con solo verme- el castaño sonrió con sensualidad.


 


-Soy un hombre sano que le gusta el sexo, y mucho. Tú me gustas, me pareces hermoso y sí, puedo excitarme solo de ver tus movimientos. Me ha pasado muchas veces- el rubio se sorprendió al escuchar eso, y también se sonrojó.


 


-¿En... serio?- el rubio bajó la mirada. No es que se considerara feo ni mucho menos, pero tampoco creía ser gran cosa como para andar despertando pasiones así nomás, y todo se volvía más grande cuando pensaba que era Seto Kaiba con quien hablaba.


 


El castaño dio unos pasos y levantó la barbilla del rubio con su mano pra hacer contacto visual.


 


-Ay cachorro, ¿aún no te das cuenta de que me vuelves loco?- el rubio se sonrojó, y aunque tuvo la intención de volver a bajar la mirada, el castaño no lo permitió.


 


-Es que... no es que tenga baja autoestima ni mucho menos, pero sí me pregunto que tengo yo que pueda hacer que a ti, Seto Kaiba, te guste- la voz del rubio denotó desconfianza, y el castaño lo captó de inmediato.


 


-Bueno, aquí hay dos cosas que tú has de entender. La primera es que el hecho de que yo sea Seto Kaiba no me hace ser nada especial. Soy un ser humano que resultó ser bueno inventando cosas y en los negocios; nada más- el rubio suspiró.


 


-No me malentiendas, no es como si pensara que no eres humano- el CEO rio, aligerando el ambiente.


 


-Yo lo sé, solo que lo planteas como si yo fuera la gran cosa. Tener dinero no es la gran cosa; es importante para mí y por eso he trabajado por ello, pero no me hace más ni mejor persona- el rubio sonrió.


 


-Creo que te entiendo- el castaño le regresó la sonrisa. Le soltó el rostro y tomándolo de la mano caminó hacia la mesa, en donde se recargó mientras lo abrazaba.


 


-La otra cosa que me gustaría que entendieras es que tú me gustas. Más que eso, me traes loco. Es tu sensibilidad, tu calidez humana, tu sencillez y tu capacidad de dar amor lo que me ha cautivado de ti- mientras Seto le decía estas palabras lo veía a los ojos.


 


La mirada de Joey se llenó de lágrimas; se había conmovido.


Seto puso su cabeza sobre su pecho y lo abrazó con todo el amor que sentía.


 


-No sé si yo sea todo eso Seto; solo se que me gusta estar en paz con todo y vibrar amor. A veces me he sentido un asco de persona, y he hecho muchas cosas de la manera incorrecta. Creo que he aprendido de eso y por ello trato de vibrar más alto. Creo que mi perspectiva de la vida es diferente a la de la mayoría de la gente, y eso no me molesta; al contrario, nunca me gustó ser igual que el resto. Solo soy... yo. Quizás por eso a veces me cuesta creer que tú me quieras- el castaño rio con suavidad, y con su mano levantó la barbilla del rubio.


 


-Es esa simpleza y naturalidad lo que me gusta de ti. Eso entre otras cosas, claro. Creo que lo mío contigo fue amor a primera vista. La primera vez que te vi, me cautivaste- el rubio sonrió y se sonrojó. Cerró sus labios en un dulce beso.


 


Durante todos los años que había estado con Duke, a pesar de haberlo amado con fervor, no había sido muy fanático de los besos profundos. Sí los daba, pero no era algo a lo que le tuviera gusto.


 


Pero ahora con Seto estaba encantado. Los besos del castaño era suaves y calientes a la vez. Pareciera que sabía exactamente que hacer para volverlo loco con tan solo un beso.


 


-Y ahora, ¿qué va a pasar entre nosotros?- esa era una duda que rondaba la cabeza rubia. No es que tuviera miedo del compromiso; era que estaba seguro de no querer comprometerse como lo hizo con Duke, dejando todo a un lado y desviviéndose por él. Ni aunque fuera con Seto. Porque eso le implicó hacerse a si mismo a un lado durante muchos años en su vida, y eso era algo a lo que ya no estaba dispuesto. Ni por Seto ni por nadie.


 


El ojiazul volvió a besarlo con lentitud, disfrutando al máximo. Se separó de él y junto sus frentes, cerrando los ojos y dedicándose a sentir.


 


-Cachorro, no va a pasar nada que tú no quieras que pase- una parte de él se alivió al escuchar esas palabras, y otra no las entendió.


 


-¿A qué te refieres?- el rubio se separó y una vez más hicieron contacto visual.


 


-A eso; no va a pasar nada que tú no quieras que pase. Si quieres saber que es lo que va a pasar entre nosotros, dime tú que quieres que pase- el rubio repitió esas palabras en su cabeza; ni siquiera estaba seguro de que contestar.


 


-Bueno... no estoy seguro de que es lo que quiero- Joey pensó que quizás Seto se molestaría por esa respuesta; después de todo se habían acostado y Joey parecía huir al compromiso, que además parecía que era lo que Seto quería. Pensó que quizás se enojaría y le diría un discurso acerca del compromiso y se iría enojado, dejándolo trsite y llorando.


 


Pero más allá del cuento que su cabeza le estaba contando, Seto no lo soltó.


Contrario a eso, le dio un beso en la mejilla, y luego la acarició con el dorso de su mano, mientras su otro brazo lo mantenía pegado a su cuerpo.


 


-Ya lo sé, me he dado cuenta de eso. Creo que no estás seguro del próximo paso que quieres dar. Por eso quiero que lo pienses bien antes de darme una respuesta. No me tienes que responder en este momento, solo piénsalo y cuando estés listo podemos platicarlo- el rubio asintió con suavidad, y se armó de valor para hacerle la pregunta que quería saber.


 


-¿Y tú qué quieres?- el castaño sonrió con ternura y fuego en los ojos.


 


-Te puedo decir lo que yo más quiero, pero no me gustaría que eso te hciera sentir obligado a nada, o te influenciara de alguna manera- el rubio repitió esas palabras en su mente. Seto lo respetaba, y esa era una clara muestra de ello.


 


-Quiero saber. De todas maneras, hace tiempo decidí no dejarme llevar y hacer cosas de las cuales no estuviera seguro- el castaño asintió y volvió a besarlo, adentrándose en su boca y saboreándolo con detenimiento.


 


-Eres increíble cachorro- dijo el castaño cuando abandonó los labios del más bajo, quien se sonrojó por las palabras.


 


-Pues no estoy seguro de eso; solo soy yo- el castaño lo abrazó, acercando su rostro al oído para que pudiera escucharlo.


 


-Eso es exactamente lo que te hace increíble, que solo eres tú y aún así despiertas en mí tantas emociones- el rubio lo abrazó con fuerza; le conmovía lo expresivo que Seto era con él.


 


-Entonces, quiero saber que es lo que tú quieres- el castaño aflojó el abrazo lo suficiente para que Joey se enderezara y poder verlo a los ojos, peor en ningún momento lo soltó.


 


-Si me preguntas que es lo que yo quiero, sería llevarte a ti y a tus hijos a vivir conmigo y con Mokuba a la mansión; convivir con ustedes todos los días, ser parte de su vida y que sean parte de la de Mokuba y mía, y tenerte en mi cama cada noche para poder hacerte el amor hasta la madrugada. Te lo dije desde hace mucho, te quiero en mi vida por mucho, mucho tiempo- el rubio parpadeó y se puso rojo cual semáforo.


 


Le gustaba mucho que el CEO fuera así de directo. Por unos momentos, Joey pudo visualizar esa vida, y le gustó como se veía. También le gustaba que Seto, cada vez que pensaba en él, pensaba en sus hijos y los incluía. De hecho, podía darse cuenta de que, a pesar de lo que los medios decían de él, Seto era un hombre muy familiar; siempre incluía a su hermano.


 


El castaño levantó la mano para acariciar el rostro del rubio, quien sonrió.


 


-Pero la verdad es que no quiero obligarte a nada. Te amo y te respeto, y si en este mismo momento me pidieras que salga de tu vida, lo haría sin mirar atrás. No porque no esté dispuesto a luchar por ti, sino porque el respeto y amor que siento por ti es profundo y total- el rubio recargó su frente en el pecho del CEO, quien le dio un beso en el cabello.


 


-Me gusta estar contigo; no me siento obligado a nada y eso me hace sentir libre. En estos momentos de mi vida, eso es algo muy importante para mí- el castaño recargó su cabeza sobre la rubio con mucha suavidad, solo para que él sintiera que ahí estaba.


 


-Lo sé, me puedo dar cuenta de eso. Por eso no planeo coartar de ninguna manera esa libertad que tanta falta te ha hecho durante tanto tiempo. Incluso si me dijeras que quieres tener algo conmigo pero ir lento, puedo aceptarlo. No es como si fuera un todo o nada- el rubio suspiró, levantó la cabeza y volteó a ver los ojos azules que brillaban cada vez que hacía contacto con ellos.


 


-¿Tienes idea de lo desesperado que he estado porque decidiste ir lento conmigo? Claro que me gustaste desde que te vi, pero como no dabas ningún paso más allá, la espera se volvió desesperante- el CEO se le quedó viendo, y solo tuvo una manera de reaccionar; soltó una gran carcajada. Joey sonrió, porque no estaba enojado en ningún sentido.


 


-Cachorro, moría por besarte, hacerte el amor y estar contigo desde la primera vez que salimos juntos a Kaibaland. Pero si me apresuraba o daba un paso en falso, con todo lo que traías encima, todo lo que no habías sanado, y la situación de Duke que no se había solucionado, temí que fueras inestable y me sacaras de tu vida. Por eso fui paciente- el rubio se acercó y lo besó, disfrutando del contacto.


 


-Fuiste paciente y jugaste muy bien tus cartas. No cabe duda que eres Seto Kaiba- el castaño volvió a reír y Joey con él.


 


-Estaba tras un cachorro hermoso y algo escurridizo, inestable emocionalmente, indomable, con un corazón gigante y un cuerpo de ensueño; valía la pena arriesgarse- el rubio se cohibió ante semejantes cumplidos.


 


-Creo que sí, jugaste bien tu juego y parece que saliste ganando- el castaño sonrió con aire victorioso.


 


-¿Entonces quieres darme ua respuesta o prefieres pensarlo?- el castaño parecía tranquilo, pero por dentro estaba más que ansioso, y el fuego en su mirada lo denotaba.


 


-Quiero estar contigo, eso lo tengo claro y mucho más porque de verdad no me siento presionado. Me gustaría seguir viviendo aquí, y tal vez en un futuro pensar en vivir juntos- el castaño sonrió, sintiéndose ganador.


 


-Me siento tan feliz al escucharte- no pudo hacer más que besarlo con todo lo que sentía, tratando de transmitirle un poco de la felicidad que estaba sintiendo.


 


Seto Kaiba no era alguien que se caracterizaba por ser muy expresivo, pero sí era alguien que procuraba a quien le importaba.


 


Joey se había vuelto importante para él, y se encargaría de demostrárselo a diario, mientras respirara.


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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