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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Todo lo que inicia tiene que acabar, porque si tiene un principio, inevitablemente tendrá un final.

 

Y así es también cone sta historia, que hoy llega a su fin.

 

Esta historia me acompañó en momentos complicados, y me hizo sentir mucho mejor cuando estaba cargando el mundo entero en mis hombros.

Espero que la hayan disfrutado tanto como yo.

 

El epílogo ya está listo, en unos días más volveré para subirlo y puedan disfrutarlo.

 

Como siempre, me gusta que mis historias tengan un transfondo más profundo que solo Seto y Joey juntándose y amándose y ya, así que espero también pronto regresar con alguna otra loca aventura.

 

Muchas gracias si me acompañaste hasta aquí, es todo un honor que hayas leído mi historia, y espero que te lleves algo positivo de ella para tu vida.

 

Amor para todos!!!

 


-Por fin se quedaron dormidos- Kuma iba entrando a la cocina en donde lo esperaban Mokuba y Noah. Los encontró dándose un beso, pero se separaron en cuanto llegó.


 


-Vaya, pues tardaron un poco- Mokuba le sonrió a la vez que fue abrazado por su chico.


 


-Sí, estaban algo inquietos por papá; no les gusta no estar en contacto con él- Kuma se sentó frente al pelinegro quien le pasó un plato con palomitas de maíz, el snack favorito de Kuma.


 


-Bueno, es que salieron de tu casa con la onda de regresar y no lo hicimos, es normal que estén preocupados- Noah era un poco mayor que Mokuba, pero en cuestión de madurez había mucha diferencia; al menos a simple vista.


 


-Ya sé, pero pues pensé que lo tomarían mejor. Ya nos quedamos hace poco también, así que creía que sería más natural para ellos- Kuma probó las palomitas; estaban deliciosas.


 


-¿Te hicieron algún comentario?- el pelinegro estaba genuinamente preocupado; quería mucho a los niños.


 


-Pues no comentario, más bien me preguntaron por papá y por que no habíamos regresado con él. Les tuve que decir que en un momento que estaba en el baño me habló y me dio permiso de irnos con ustedes y venir aquí. No me gusta mentirles pero fue la única manera en que se quedaron tranquilos- el adolescente suspiró. Aunque a veces pareciera lo contrario, amaba a sus hermanitos y se preocupaba por ellos.


 


-¿Te preocupa tu papá?- Noah seguía abrazando a Mokuba, pero tenía todos sus sentidos puestos en el adolescente, tratando de descifrar sus pensamientos.


 


-No en realidad. Quizás en otro momento estaría preocupado, pero esta con Seto, así que estoy tranquilo- Mokuba rio con suavidad.


 


-Veo que te tomas muy natural que tu papá este con mi hermano- el adolescente asintió.


 


-Claro, no tendría por que ser de otra manera. Si mi papá quiere iniciar algo con él, yo feliz. Él tiene derecho a hacer lo que quiera con su vida- Kuma iba a sumar algún comentario despectivo acerca de su padre, pero prefirió limitarse a solo pensarlo; no había por que manchar el momento agradable que estaba teniendo.


 


-Ve que eres muy maduro- Kuma levantó los hombros, restando importancia al comentario del peliverde.


 


-No sé si soy maduro o no, solo me interesa que mi papá sea feliz. Y si eso puede alcanzarlo junto a Seto, pues que mejor. Además Seto siempre ha demostrado interés en él, entonces si no llegan a nada será por decisión de mi papá. Y aunque me pareciera una estúpida decisión, la respetaría si eso fuera lo que el quisiera- Mokuba le sonrió.


 


-Eres un chico de buenos sentimientos Kuma- el adolescente se sonrojó y volteó a otro lado, tratando de ocultarlo, acción que solo causó risas entre los enamorados.


 


-¿Por qué no vamos a dar un paseo por el jardín? Se ve muy hermoso a esta hora. Y si tus hermanos se despiertan, pordemos pedirle a alguien que nos avise- a Kuma le pareció buena idea, y los 3 salieron a compartir risas y anécdotas bajo las estrellas.


 


 


 


El sol ya estaba calentando el día cuando Joey empezó a despertar lentamente. En su rutina diaria no podía darse el lujo de ir despertando poco a poco, así que le agrado bastante esa sensación. Otra cosa que le agrado fue sentirse abrazado por el castaño.


 


Como tenía los ojos cerrados, no podía estar seguro si Seto aún dormía. Con pesadez y mucha lentitud empezó a abrir los ojos, encontrándose con que el castaño lo observaba con detenimiento. Lo estaba abrazando y observando a la vez, y en cuanto pudo enfocar la vista, vio que el ojiazul asomaba una sonrisa.


 


-Buenos días cachorro- el castaño besó la mejilla del rubio, que se sintió cohibido y feliz al mismo tiempo.


 


-Buen día Seto. ¿Dormiste bien?- de repente el chico pensó que quizás estaba despierto por no haber podido dormir bien.


 


-Mejor que en mucho tiempo. La última vez que dormí tan bien fue el día que te quedaste a dormir en la oficina, pero no recuerdo otra reciente- el rubio se sonrojó. Su cama era cómoda, pero no creía que lo fuera tanto como la de la mansión Kaiba.


 


-¿Y entonces qué haces despierto tan temprano?- el castaño amplió su sonrisa.


 


-Te estaba observando; lo bello que eres y lo hermoso que te ves durmiendo- el rubio se puso todo rojo y se tapó completo con la cobija. Seto no pudo hacer otra cosa que soltar una carcajada. -Cachorro, si yo pensé que ya te habías acostumbrado a todo lo que te digo- el rubio asintió con duda.


 


-Bueno, un poco, pero aún así hay cosas que aún me dan pena- el castaño quitó la cobija y lo besó profundamente. Joey lo correspondió, iniciando una danza con su lengua y la de Seto que supo seguir y en ratos hasta guiar. Aunque la verdad era que Seto era el dominante, y a Joey le gustaba dejarse hacer.


 


-Pues vete acostumbrando, porque espero que haya muchos más amaneceres como este- el castaño acarició la mejilla del rubio, quien asintió con la mirada radiante.


 


-¿Tienes hambre? Porque yo sí- el castaño afiló la mirada ante las palabras del rubio.


 


-Siempre tengo hambre de ti- el rubio se puso rojo como tomate, y el castaño soltó la carcajada. El rubio habló con suavidad.


 


-Si te soy bien sincero, no me molestaría otra ronda... pero después de comer algo, porque realmente estoy muy hambriento- Seto sonrió con satisfacción y volvió a besar al rubio con profundidad; un beso cargado de sentimientos.


 


-Entonces vayamos a desayunar algo y regresemos por el postre- esta vez fue el rubio quien rio con suavidad, asintió y luego besó al castaño; fue un beso caliente, y Joey lo hizo a propósito. Cuando se separaron, el castaño suspiró.


 


-Solo porque me dijiste que tienes mucha hambre, sino no te dejaba salir de la habitación- el rubio rio y se levantó. Se puso solo sus boxers bajo la atenta mirada ojiazul, quien parecía querer mandar su autocontrol muy lejos y tomarlo ahí mismo.


 


El castaño hizo lo mismo y ambos bajaron a desayunar en ropa interior. De cuando en cuando, mientras cocinaban, el rubio le dedicaba miradas al castaño. Quizás una parte de él todavía no se creía que Seto Kaiba estuviera ahí con él, tratándolo con todo amor y cariño, chiqueándolo y haciendo lo posible por su felicidad. O quizás era el hecho de sentirse tan agusto con otro hombre.


 


Cuando terminó con Duke, estaba seguro de que no quería otra relación igual que la que tuvo. No solo en cuestión de los años que se entregó y en los que se pisó a si mismo con tal de estar con Duke; era también el hecho de cortar su libertad. Se prometió a si mismo que si llegaba a tener algo con otro hombre, sería de manera abierta y sin compromiso alguno.


 


Y si bien seguía pensando igual, había algo que lo detenía de decirle las cosas directas a Seto. Quizás era la etapa idílica, el enamoramiento y todo eso, o quizás era todo lo que el CEO era con él lo que no le permitía hablar claro. Estaba consciente de que en algún momento lo haría, al igual que estaba seguro que mientras más tiempo pasara, más trabajo le iba a costar. Pero es que se estaba encariñando y enamorando de ese castaño cada vez más, y era mayor cuando el castaño tenía detalles o cariños hacia él.


 


-¿Todo bien cachorro?- Joey se había quedado viéndolo mientras pensaba, y el castaño lo notó. Joey respiró profundo, se armó de valor y se decidió a hablar. Y es que si no lo hacía en este momento, no lo haría en ningún otro; y hablar era parte de darse su lugar y hacerse caso, y era muy importante para él.


 


-Todo bien Seto, solo que... pues hay algo que me gustaría decirte- el castaño dio unos pasos hacia él y lo abrazó de manera protectora, acercando su rostro al oído del más bajo.


 


-Puedes decirme lo que quieras cachorro- el rubio sonrió y correspondió el abrazo. Era por detalles así que incluso llegó a considerar no hablar; Seto le daba tanta confianza y lo respetaba a tal punto que se contaba a si mismo que no era necesario.


 


Pero lo era, porque esa sinceridad se la debía en primer lugar a si mismo, y en segundo lugar al ojiazul que le demostraba un amor incondicional.


 


-Platiquemos mientras comemos; tengo hambre- el castaño asintió, dio un beso en la frente a su amante y fue a apagar la estufa. En cosa de 5 minutos estaban sentados uno frente al otro con los platos servidos. El rubio trató de hacerse de valor de nuevo, pero le estaba costando trabajo; intentaba que no se le notara, pero no estaba seguro de si lo estaba logrando.


 


Cachorro, ¿qué es lo que te he repetido tantas veces?- la voz del castaño sonaba serena, y Joey no supo que responder.


 


-Mmmm... no sé, déjame pensar- el rubio hizo un esfuerzo, pero no podía adivinar de que estaba hablando el ojiazul. Lo volteó a ver con ojos de «no tengo idea», y el castaño le sonrió con tranquilidad.


 


-Te lo acabo de decir antes de sentarnos, y te lo he dicho muchas veces Joey; puedes decirme lo que sea- el rubio asintió y sonrió debilmente. Su mente le jugaba en contra, eso lo sabía. Pero es que había recibido tantos golpes en su vida, que quería avanzar solo a paso seguro. Y lo peor de todo es que sabía que esa tampoco era la mejor decisión, porque las mejores cosas de la vida implican riesgos, pero en este momento era lo que él necesitaba.


 


-Tienes razón. A veces me gana la inseguridad, pero ya me lo has dicho múltiples veces, así que trataré de ser más suelto- el castaño le sonrió y acarició su mejilla con el dorso de su mano; en verdad le gustaban esos cariños que le hacía Seto.


 


-Bien, entonces habla con seguridad y dime que es lo que sucede. Estoy seguro de que si lo platicamos podremos llegar a una solución- el rubio tomó fuerzas mientras respiraba profundo. Seto tenía razón, podrían hablarlo y llegar a algún acuerdo en donde ambos se sintieran agusto.


 


-Bueno, he estado pensando en lo que me preguntaste en la noche, cuando vinimos a la cocina- Joey guardó silencio un momento, y el CEO pensó.


 


-¿Te refieres a algo en específico?- el rubio asintió. -¿Serías tan amable de recordarme que fue lo que te pregunté?- Joey rio con suavidad.


 


-Me preguntaste que es lo que yo quiero a partir de ahora para nosotros- el castaño sonrió.


 


-Me gusta como suena ese nosotros- el rubio también sonrió. -Adelante cachorro, dime lo que deseas decirme- el rubio volvió a tomar aire para armarse de valor.


 


-Bueno, como te dije, he estado pensando en eso, y he llegado a una conclusión. No sé bien que es lo que quiero ahorita, pero sí sé que es lo que no quiero- el castaño asintió con la cabeza, animando a su amante a expresarse, porque lo veía algo nervioso.


 


-Adelante cachorro, dímelo con toda libertad. No pretendo juzgarte en lo más mínimo; al contrario, quiero que sientas mi apoyo total- el rubio extendió su mano y la entrelazó con la del ojiazul. Eso hizo sonreír al castaño, quien no perdió tiempo en acariciar la mano contraria con su pulgar.


 


-Bien. Lo que no quiero es entrar en una relación en la que vaya a perder mi libertad. Estuve muchos años con Duke, y aunque vivimos cosas muy hermosas y muy intensas, todo está manchado de alguna manera porque yo me pise a mi mismo con tal de estar con él. Las cosas contigo se han dado de una manera muy diferente que con él, y he incluso llegado a pensar que me conoces más de lo que él alguna vez me conoció; no porque no lo hiciera, sino porque yo solo mostraba una parte de mí que era la que creía que le iba a gustar. Contigo me siento muy distinto, porque sea yo como sea, siento que puedo expresarme de la manera que a mí se me ocurra y no acabaras recriminándomelo- el rubio se detuvo un momento e hizo contacto visual con el castaño; él le ponía toda su atención.


 


-No solo por todo lo que has vivido, sino por tu propio bienestar es muy importante que puedas expresarte. Mientras seas tú mismo, yo estaré feliz de verte y compartir contigo. Incluso si hay algo que no te gusta o algo que en especial no quieres compartir conmigo, está bien que te sientas así. No somos seres planos, tenemos nuestros picos y matices, y podemos convivir y compartir muchas cosas, y otras seguramente no. Y está bien, porque yo soy Seto y tú eres Joey; somos seres individuales con cosas en común y con cosas propias de cada uno, y eso no hace menos lo que sentimos el uno por el otro- Joey sonrió. Sintió que el miedo que tenía de hablar con el ojiazul carecía de un buen fundamento, y le agradó poder llegar a un entendimiento íntimo, más allá del sexo, con Seto Kaiba.


 


-Me hace sentir mejor escuchar eso. Por un lado me das tranquilidad para ser yo mismo, y por otro lado... la verdad llegué a pensar que si te decía algo así te ibas a enojar conmigo- el castaño rió con fuerza.


 


-¿Solo porque le rehuyes al compromiso? Cachorro, estamos de paso en esta vida. Venimos a compartir y disfrutar. Y en estos momentos no puedo pensar en alguien más con quien yo quisiera pasar mi tiempo; solo contigo- el rubio sonrió.


 


-Muchas gracias Seto- el castaño tomó su mano para depositar un suave beso en ella, y luego lo volteó a ver a los ojos.


 


-Pero no quiero que me malentiendas Joey. Te has convertido en un ser de suma importancia en mi vida, pero no quiero que vayas a pensar en algún momento que solo quiero para exhibirte como mi pareja, como mi «cosa» que me acompaña aquí y allá. Me importas. Y mientras tú quieras que dure esto, recibirás mi atención y amor todo el tiempo. Si en algún momento tú decides que esto no era lo que querías, tú sigues siendo un ser libre de irte cuando quieras. De que me dolerá, te lo aseguro. Pero tú felicidad siempre será la mía, así que si en algún momento decides retirarte, lo respetaré- el rubio se conmovió y no pudo evitar derramar unas lágrimas.


 


Lo que le decía Seto eran unas de las palabras más bonitas que alguien le había dedicado jamás, además de ser profundas en significado.


 


-Te lo agradezco Seto, de verdad. La verdad es que no puedo definir bien que quiero todavía, pero lo que sí se es que te quiero en mi vida- el castaño mostró una sonrisa radiante; aunque hubiera querido, no habría podido ocultar la felicidad que le traían esas palabras, pues casi parecía que las exhudaba.


 


-Entonces ten por seguro que dedicaré mi vida a hacerte feliz, cachorro. Porque aunque la felicidad viene de adentro, no habra nada más hermoso que dedicarme a ver tu sonrisa- el rubio se levantó y fue al lado de Seto, en donde se agachó para darle un beso, el cual fue correspondido de inmediato.


 


Era un beso hermoso y delicioso, y justo cuando iba subiendo de tono sonó el celular del rubio. Se separaron y Joey fue a ver; era una llamada de Kuma. Se lo hizo saber al castaño y se sentó en su lugar a comer mientras hablaba.


 


-Hola hijo- el rubio era feliz cuando convivía con su hijo; eso era algo que el CEO había notado desde la primera vez. -Todo bien Kuma, es que anoche me quedé dormido y ya por eso no te hablé..... sí me dijo Seto que iban a estar allá... oh, discúlpame por preocuparte, pero la verdad todo está bien. Ahorita Seto y yo estamos desayunando... ¡Kuma!... bueno, yo creo que en un rato iremos por ustedes, por mientras síganse diviritendo allá con Mokuba y Noah... ¡Kuma!... sí bueno, ya pues... nos vemos al rato hijo, te amo...- el rubio estaba sonrojado al colgar, y Seto empezó a reír.


 


-¿Qué es tan gracioso?- el rubio fingía enojo, pero no lo estaba ni de lejos.


 


-Tú discutiendo con tu hijo adolescente, eso es gracioso. Seguramente te andaba diciendo cosas de tú y yo y por eso lo regañaste- el rubio se sonrojó más y decidió no contestar sino más bien seguir comiendo. Eso solo resultó en la risa del castaño.


 


Algunos minutos después, ambos estaban haciendo equipo para recoger la cocina. Joey estaba enjuagando todo mientras el castaño le pasaba las cosas y limpiaba la mesa. Cuando ya no tenía más por pasar, se recargó en la pared a observar a Joey trabajar.


-¿Todo bien Seto?- cuestionó el rubio al notar que lo observaba. La mirada del ojiazul brilló.


 


-Sí, todo está más que bien- la voz del CEO denotó algo, pero Joey, en su inocencia, no supo ver que era. Terminó de enjuagar todo y guardar lo que faltaba. Se secó las manos y se estiró.


 


-¿Estás cansado cachorro?- el rubio bostezó.


 


-Algo, pero nada grave. ¿Quieres hacer algo en especial? Le dije a Kuma que pasaríamos hasta más tarde por ellos, pero en realidad no te pregunté al respecto- el castaño sonrió y le extendió los brazos para que se acercara y abrazarlo.


 


-Está bien, no te preocupes. Yo estoy feliz de estar aquí contigo- el castaño acercó su rostro al cuello del rubio y lo olió, haciendo que la piel se le erizara por completo. -Me gusta tu aroma- la voz del CEO salió grave, evidenciando más de una cosa. El rubio solo cerró los ojos y se dejó hacer.


 


-No creo oler tan bien, no me he bañado desde ayer, y he sudado bastanta- obviamente él se refería a toda la acción que habían tenido antes, en donde había quedado empapado de sudor y fluidos.


 


-Créeme, hueles muy bien. Demasiado diría yo- sin previo aviso el castaño mordió el cuello del rubio, sacándole un gemido profundo, a la vez que se le erizó la piel. -Me debes mi postre- dijo el castaño justo antes de besarlo. Las lenguas se entrelazaron y cada quien probó al otro por todos lados.


 


-No me gusta deber nada- dijo el rubio al separarse, a lo que el castaño sonrió. El rubio lo tomó de la mano para llevarlo escaleras arriba, hasta su habitación. Una vez ahí, cerraron la puerta para generar una atmósfera más íntima y se besaron con fogosidad. Casi parecía una lucha por el dominio; y en ese tipo de competencias, no había nadie que le ganara al castaño.


 


Con lentitud y suavidad lo fue conduciendo a la cama, y justo cuando estaba por hacer que se acostara, el rubio cambió papeles y fue el ojiazul quien acabó acostado boca arriba.


 


-Vaya, el travieso cachorro quiere divertirse- ambos rieron, aligerando el ambiente cargado de tensión sexual.


 


-No tienes idea- el rubio se deshizo de los boxers del castaño y sin pensarlo un solo segundo empezó a darle sexo oral. Lamió, mordió, chupó y succionó una y otra vez, llevando a Seto al mismo paraíso; no podía parar de gemir.


 


No pasó mucho más para que el castaño se viniera en la boca de Joey, quien tragó toda la semilla. Seto se quedó acostado, recuperándose de tan poderoso orgasmo.


 


Joey por su lado seguía bastante excitado. Aventó sus propios boxers y se recostó junto a los pies del castaño mientras empezaba a masturbarse con fuerza y velocidad. Empezó a gemir cada vez más y más, y cuando sintió que su propio orgasmo se acercaba, su mano fue detenida por la del castaño.


 


-Vaya, el cachorro travieso me manda en un viaje y cree que no haré nada para ayudarle- Joey bufó frustrado por el orgasmo que acababa de rozar. Estaba a punto de protestar cuando sintió una lamida en el glande, y no tuvo más remedio que gemir con fuerza. El castaño introdujo toda su hombría en su boca, haciendo a Joey retorcerse de placer. El rubio arqueó la espalda mientras empezó a pedir más y más, completamente deshinibido. Pero el castaño no tenía planeado hacer que el rubio llegara al clímax en su boca, así que lo dejó, obteniendo por respuesta otro bufido de inconformidad.


 


-Calma, se paciente, que lo mejor siempre está por venir. Ahora date la vuelta cachorro- el ojiazul le ayudó y Joey quedó boca abajo, impaciente por sentir a su amante.


 


-Seto... Seto... te deseo tanto... mételo por favor- pero el castaño hizo caso omiso de las súplicas. En lugar de hacer lo que le pedía su querido rubio, empezó a lamer y morder sus muslos, saboreando todo a su paso. -Vamos Seto... por favor... AHH!- el castaño se aventuró a lamer la entrada de Joey, sorprendiéndolo y llevándolo sobre las nubes.


 


Lamió toda su entrada, probando hasta el último rincón, deleitándose con la sensibilidad del hombre debajo de él. Joey estaba gritando de placer; mentiría si dijera que era la primera vez que le hacían eso, pero la calentura que estaba sintiendo en este momento sí era nueva; nueva en su nueva vida con Seto.


 


El castaño dio una última lamida y se levantó para ver como su amante se seguía retorciendo. Se recostó sobre Joey y se acercó a su oído para que lo pudiera escuchar.


 


-Me encanta ver como te vuelves loco cuando te toco cachorro. Podría venirme de solo verte- el rubio gimió alto de nuevo con las palabras del ojiazul, y Seto se posicionó en su entrada, asegurándose de que Joey sintiera la punta de su masculinidad estar a punto de abrirlo. -Dime lo que quieres cachorro, lo que deseas- el rubio gimió en respuesta, y levantó la cadera hacia atrás, tratando de hacer que el ojiazul entrara en él. Pero Seto siempre sería Seto y gustaba de tener el control de la sitaución, así que no lo permitió.


 


-Vamos- el rubio siguió con su movimiento de cadera, pero lo único que logró fue tallarse contra el CEO.


 


-Dímelo cachorro, quiero escucharte- el castaño pasó sus manos por abajo de los hombros de su amante para poder quedar enganchado de ellos. Empezó a mover la cadera, empujando contra la entrada del rubio pero sin penetrar.


 


-Mételo Seto... mételo ya... ábreme... rómpeme... hazme el amor Seto, quiero sentirte hasta adentro...- el castaño no necesitó más, y en cuanto escuchó esas palabras, sumadas a la voz necesitada del rubio, empezó a empujar y penetrar a su amante.


 


Era de conocimiento popular que Seto Kaiba era un hombre impaciente, y en momentos así lo demostraba. No esperó a que el rubio se acostumbrara; no esperó a nada en si. En cuanto entró un poco, salió solo para volver a empujar hacia adentro.


 


-Más... más... más...- era lo único que salía de la boca del rubio, y Seto estaba más que dispuesto a complacerlo. Se aferró aún más a los hombros, y empujó hasta adentro. Joey gimió, dejando ver que había sentido algo de dolor con esa salvaje manera de penetrar que tenía Seto. Pero el ojiazul no paró; al contrario, una vez que logró llegar a su parte más profunda, aceleró las embestidas y les sumó fuerza.


 


Estaba hecho un animal salvaje, y Joey estaba disfrutando de él.


 


No duraron mucho; la estimulación previa había sido intensa y Seto no había dejado que esa intensidad disminuyera cuando empezó la penetración. Al contrario, todo había subido tanto que la llegada de ambos al punto más placentero, el clímax, fue pronta y deliciosa.


 


El castaño gimió tan fuerte que creyó haber gritado. Joey no se quedaba atrás; le dolía un poco la garganta de haber gritado tanto.


 


En cuanto pudo hacer algo más que respirar para recuperar el aliento, el castaño empezó a depositar suaves besos en la rubia cabellera.


 


-Eres increíble cachorro, te amo- el castaño siguió besando al rubio. Cuando este se recostó del lado, pasó a darle besos en la mejilla.


 


-Muchas gracias Seto- el castaño restregó su mejilla con la de Joey.


 


-No tienes nada que agradecer cachorro, lo hago con amor y gusto- el rubio sonrió. Con mucha lentitud y suavidad, Seto empezó a salir del cuerpo del rubio. Una vez más habían chorreado, dejando manchas en la cama.


 


-Creo que no podré sentarme en una semana- Seto se dejó caer a un lado de su amante, y ambos rieron por la declaración de Joey.


 


-¿Te lastimé?- el rubio se giró para verlo a los ojos.


 


-No, para nada. Pero sí fuiste muy intenso, por eso lo digo. De cualquier manera, yo te lo pedí así que está bien. Me gustó mucho- el castaño sonrió y se acercó a besarlo.


 


-Eres irresistible para mí cachorro. La verdad es que, como ya te lo había dicho, soy una persona que le gusta mucho el sexo. Y contigo ha sido maravilloso. Creo que lo que se me hará difícil será estar sin ti- el castaño acarició la mejilla del rubio.


 


-¿Sabes algo? Puedo visualizar a la perfección esa escena que me dijiste; mis hijos y yo viviendo contigo, y tú y yo cada noche juntos, amándonos una y otra vez- Joey pudo ver un brillo en los ojos del castaño.


 


-Mi puerta está abierta para cuando tú lo quieras cachorro; solo no quiero que des un paso en falso y luego te sientas incómodo- el rubio se acercó a besarlo, y después quedó recostado.


 


-Tienes razón, lo sé. Un paso a la vez. Y cuando me sienta con la seguridad de ir contigo, entonces seguramente será algo maravilloso- el castaño asintió.


 


-Así es cachorro, un paso a la vez. Y cuando eso pase, yo estaré feliz de recibirte y amarte a cada momento- el rubio sonrió aún más, y abrazó al castaño.


 


No supieron cuanto tiempo estuvieron así, abrazándose y sintiéndose; disfrutándose y amándose.


 


Lo único de lo que estaban seguros, es que era el inicio de una bella etapa en sus vidas.


 


 


 

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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