-¿Cómo va todo cachorro?- Seto entró a la habitación de Hana y Hoshi esquivando una que otra caja. El rubio se alegró al verlo.
-Seto, llegaste. Todo va vien. Me falta un poco, pero pienso que todo estará listo para mañana- el castaño se acercó a su chico y lo besó; como amaba perderse en esos labios.
-Sigo pensando que era buena idea contratar a alguien para que lo hiciera- el rubio negó con la cabeza.
-Y yo te dije que no voy a gastar en eso, y mucho menos dejar que tú lo hagas. Esta parte del proceso me gusta, así que está bien. Además la verdad es que aprovecho para sacar muchas cosas que tienen estos niños de más- el castaño sonrió y besó al rubio en la mejilla.
-¿Eres consciente de lo que todo esto implica, verdad cachorro?- el rubio sonrió radiante; su mirada brillaba como hacía mucho tiempo que no lo hacía.
-Por supuesto que sí. Entiendo que ahora que nos mudamos contigo las cosas van a cambiar mucho en muchos sentidos. Pero yo sigo siendo yo, y hay cosas que no deseo cambiar- el castaño atrajo la cabeza rubia a su pecho, abrazándolo de manera protectora.
-Y yo no estoy deseando que cambies nada. Tan solo deseo que entiendas que ahora vives en la mansión Kaiba, y además de personal en la mansión, tienes a tu servicio casi cualquier cosa en cualquier parte del mundo- cuando Joey lo veía de esa manera, la sola idea lo sobrepasaba. Era parte de ser la pareja de Seto Kaiba, así que lo aceptaba aunque a veces le parecía abrumador.
-Todo va a estar bien. Si me tardé todo este tiempo en decidirme, fue porque quería estar bien seguro de este paso. Ahora puedo admitir a los 4 vientos que estoy completamente enamorado de ti y que te amo, así que estoy en paz con mi decisión- el castaño no pudo evitarlo, lo besó para expresarle lo que estaba sintiendo.
Seto Kaiba se sentía el hombre más dichoso del planeta.
-No te arrepentirás cachorro- el rubio pegó su frente a la del ojiazul.
-Por supuesto que no me arrepentiré, estoy seguro de eso. Se la calidad de ser humano que eres, y me has demostrado muchas veces lo que sientes por mí. Aunque en un futuro esto terminara, que no es lo que yo quiero, aún así no me arrepentiría porque deseo disfrutar este tiempo a tu lado- el castaño le sonrió genuinamente, y volvió a besarlo.
Habían pasado 6 meses desde la primera vez que habían hecho el amor y habían comenzado una especie de relación. Joey disfrutaba de estar con el castaño, a la vez que disfrutaba de su propio espacio. Durante este tiempo habían seguido saliendo, a veces solos y a veces con los hijos de Joey. Los niños se habían apegado aún más a Mokuba y Seto y habían entendido bastante bien cuando su papá les platicó que tenía una relación con Seto.
Ahora, tan solo una semana atrás, Joey había decidido que estaba listo para el próximo paso; ir a vivir con su amado castaño. En cuanto se lo hizo saber, Seto había mandado a hacer todos los preparativos para recibirlos en su casa. Los gemelos estaban emocionados de que cada uno tendría su propia habitación, así como un gran espacio para jugar. Kuma se había puesto contento pues su relación con Mokuba y Noah se había estrechado aún más y se sentía aceptado y querido cuando estaba con ellos, y eso era muy importante para él.
Y el rubio se sentía amado y aceptado; primero por si mismo, y luego por ese maravilloso ser que la vida le había puesto enfrente que era Seto Kaiba.
-Haré que esto sea hermoso Joey, te lo aseguro- el rubio sonrió mientras se sentía estrechado en los brazos del castaño.
-Lo haremos juntos Seto- el castaño lo apretó con fuerza hacia si mismo. Estaba que explotaba de felicidad. Estos seis meses habían sido muy hermosos, y a la vez se le habían hecho eternos porque lo que él quería era estar con su cachorro el mayor tiempo posible, lo que no era tan posible debido a las distancias.
De cualquier manera, Seto respetaba a Joey y le permitía tener sus espacios, tal como le había dicho desde el primer día. Esa fue también una de las razones por las cuales Joey se decidió a dar ese paso; sentía ese respeto y amor que el castaño le profesaba, y lo hacía sentirse lleno y pleno.
-Te amo cachorro, y no sabes todo lo que me haces sentir al saber que estarás en casa conmigo a partir de hoy- el rubio le sonrió.
-Yo también te amo Seto- el castaño lo volvió a besar.
-Quiero que sepas que aunque estemos juntos, tú tendrás esos espacios que tanto necesitas. Incluso podrás tener más tiempo para ti, ya que Mokuba y Noah gustan mucho de estar con los gemelos, y eso te abre posibilidades para hacer más cosas- la mirada del rubio estaba radiante.
-Muchas gracias Seto, eso es importante para mí- el rubio se abalanzó sobre los labios del castaño, que lo recibieron gustoso.
La verdad era que estaba muy emocionado por irse con Seto, y cuando vio las reacciones positivas de sus hijos, fue que se sintió seguro de hacer lo que su corazón anhelaba. Kuma siempre lo instaba a que formalizara con el castaño; no porque pudiera pasar algo en donde el CEO lo dejara o algo así, sino porque veía que su papá siempre disfrutaba cuando estaba con Seto.
Y eso que, por obvias razones, nunca los había visto cuando hacían el amor.
En esos momentos, ambos vibraban bajo el toque del otro de una manera increíble. Se acoplaban a la perfección, y se complementaban. Parecía que tuvieran años juntos, porque sabían como hacer que el otro temblara con una sola palabra o sonido, y ese entendimiento, que no es fácil de lograr, en ellos parecía ser natural.
Joey estaba feliz.
Había tomado una decisión, y se sentía satisfecho con ella. Incluso, en una llamada que había hecho Duke para saludarlo y platicar con sus hijos, le había comentado que se mudaban con su pareja. Al pelinegro le sorprendió, pero le dio gusto porque se dio cuenta con el puro sonido de su voz que Joey estaba brillando. Le deseó lo mejor, y le encargó mucho a los niños.
Duke siempre sería el padre de sus hijos, y su primer amor.
Había aprendido a estar en paz con ese pensamiento, a aceptarlo y seguir adelante. Ahora podía recordar a Duke sin sentir que algo en su interior ardía, y sabía que era lo mejor por su propio bien.
Como dice la frase «te perdono, no porque te lo merezcas, sino porque yo lo necesito para estar en paz».
Cuando llegó a ese entendimiento, supo soltar para poder vivir más ligero, más libre... más feliz.
Ahora estaba con Seto Kaiba. Lo amaba profundamente, y se sentía correspondido. Podía sentir que la plenitud venía desde su interior, y lo llenaba de una manera increíble.
No es que Seto Kaiba fuera el hombre perfecto.
No es que volviera a juntarse con alguien.
Ni siquiera era que hubiera podido dejar su pasado atrás.
Joey aprendió a amarse.
Joey aprendió a respetarse.
Joey aprendió a no dejar que nadie pasara por encima de él, ni siquiera Joey Wheeler.
Joey aprendió que era lo más importante en la vida:
AMOR PROPIO.
Y de ahí, a fluir al universo.