Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Amor Propio por Iztaxochitl

[Reviews - 9]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Bien, pues una entrega más, y aquí tenemos el primer acercamiento entre nuestros queridos protagonistas.

 

Espero que lo disfruten muchísimo, tanto como yo al escribirlo.

 

Amor para todos!! 

-Buenas tardes, tengo pan integral multigrano, 100% natural. ¿Gusta probar?- Joey estaba muy contento. Era la 1 de la tarde del domingo, y estaba en su primer día de ventas. Si bien no había vendido mucho, estaba teniendo contacto con gente, y eso le agradaba. Nunca había sido muy social, pero le gustaba tratar con gente.


 


Kuma estaba en una parte con jardín, cuidando a los gemelos que jugaban con otros niños. Él sí había sido bastante social cuando era pequeño, pero ahora en su adolescencia había dejado de serlo. Prefería tener amigos virtuales a distancia.


 


Se acercaba la hora de cerrar, y a Joey todavía le quedaban 3 barras de pan. Había llevado 8, por lo que consideraba un triunfo la venta del día. De un momento a otro, se vendieron 2 más.


 


Estaba a punto de acercarse a recoger cuando un hombre joven de cabello negro que había preguntado más temprano acerca del pan regresaba, casi arrastrando a otro hombre de cabello color castaño.


 


-Vamos hermano, prueba esto, está delicioso. Es el pan más rico que he probado en mi vida, al menos de los saludables- el castaño no le pareció muy expresivo, al menos no tan eufórico como el menor, pero cuando cruzaron miradas, sus ojos le parecieron de lo más hermoso que había visto en su vida.


 


-Buenas tardes. Mi hermano quiere que pruebe tu pan, ¿puedo?- el hombre era amable, y Joey casi olvida como respirar de lo apuesto que le pareció.


 


-Claro- fue lo único que pudo articular Joey, y les ofreció una de las muestras. El pelinegro también agarró una, haciendo cara de que en verdad lo estaba disfrutando.


 


-Bueno, mi hermano no mintió, está delicioso- a Joey se le subieron los colores a la cabeza cuando el castaño pronunció eso mientras lo veía a los ojos. Casi pensó que le estaba coqueteando, pero de inmediato cortó ese pensamiento.


 


-Me da gusto que les guste. Es un pan natural y multigrano- el castaño ojiazul le sonrió sin despegar su mirada de la de Joey.


 


-Dame uno, por favor- su voz era firme y cordial a la vez. Joey asintió, y les pasó la última barra de pan que le quedaba.


 


-Tienen suerte, es la última barra que me queda- el castaño ensanchó su sonrisa, aún viendo a los ojos del rubio.


 


-Vaya que sí- Joey se cohibió, y bajo la mirada la mesa. El hombre de cabello negro le pagó, y justo antes de irse, fue cuestionado por el ojiazul.


-¿Aquí te encuentro?- Joey sintió que el alma se le fue a los tobillos. Entonces su cerebro reconectó, y supo que hablaba de buscarlo para comprarle pan.


 


-Sí, todos los domingos estaré aquí con mi pan- a pesar de tener 33 años y 3 hijos, Joey se veía menor de lo que era. Además de que su manera de expresarse muchas veces era muy infantil, así que eso lo hacía verse aún menor. Claro, siempre y cuando no lo vieran con Kuma, porque ahí sí se notaba la edad.


 


-Bien, esperaré con ansias el próximo domingo- el castaño le obsequió una última sonrisa antes de darse media vuelta para irse. A Joey le latía el corazón a mil por hora. No recordaba cuando había sido la última vez que se sintió así, todo nervioso por la mirada de otro hombre.


 


Decidió cortar todo pensamiento al respecto y recoger, seguramente Kuma se estaba volviendo loco con los dos torbellinos que tenía por hermanos.


 


-Vaya, hasta que llegas- fue el reclamo que le hizo Kuma cuando llegó hasta donde estaban. Hana fue directo a abrazarlo.


 


-¿Cómo está mi princesa?- Hana le sonrió y lo abrazó, casi estrangulándolo.


 


-Muy bien, jugamos mucho- Joey besó la mejilla de su niña, y luego levantó con el otro brazo a Hoshi, quien le abrazaba la pierna. Solo pudo tenerlos un minutos, porque ya estaban pesados.


 


-¿Cómo te fue?- Kuma tomó las bolsas y la mochila, sintiendo todo ligero.


 


-Muy bien, se acabó todo. Creo que vendremos la siguiente semana- Kuma notó a su papá muy contento, y eso le dio gusto. No le encantaba salir, mucho menos de niñero, pero era capaz de empatizar con la situación, por lo que estaba bien.


 


Se fueron a casa, a terminar el domingo entre risas, juegos y comida, preparando su próximo día ya por la noche.


 


Antes de ir a dormir, Kuma abordó a Joey con un tema que traía desde hacía unas horas.


 


-¿Todo bien papá? Te noto raro- Joey pensó por un momento, y decidió abrirse con su hijo.


 


-Claro, todo bien, pero que bueno que me lo preguntas, porque aprovecho para preguntarte algo yo a ti. ¿Qué pensarías si yo tuviera otra pareja?- la pregunta agarró al joven desprevenido, pero la verdad era algo que en algún momento ya se había planteado en su mente.


 


-Papá, yo te amo, y mientras tú seas feliz, eso será suficiente para mí. Si te juntas con alguien, o sales con alguien, y tú en verdad quieres hacerlo, yo te aplaudo. Tienes derecho a ser feliz, y si tu ser feliz implica que estés con alguien más, tienes todo mi apoyo- Joey sonrió con sinceridad, abrazando a su hijo y agradeciendo su nobleza.


 


-Muchas gracias hijo, significa mucho para mí que me digas eso, porque aunque tú tienes tu vida y tienes que volar en algún momento, ahorita eres tú quien me ayuda en todo momento. Gracias porque se que puedo contar contigo- Joey estrujó a su no tan pequeño hijo entre sus brazos, para después decir buenas noches y a dormir.


 


Esa noche, justo antes de conciliar el sueño, se quedó pensando en el castaño ojiazul que lo había cautivado. No estaba seguro de si lo volvería a ver, pero la verdad es que había quedado cautivado por él. Su mirada, y sobre todo su amabilidad, lo habían cautivado.


 


Así pasó toda la semana. Los niños en la escuela, Kuma ayudando aquí y allá y atendiendo sus cosas, Duke apareciéndose en la casa de Joey mientras podía encontrar la manera de salir adelante, y Joey envuelto en la rutina del diario.


 


No fue hasta la noche del sábado, mientras estaba haciendo masa, que detectó un pequeño nerviosismo en el pecho. Sabía bien a que se debía, y es que internamente esperaba volver a encontrarse con el castaño. No le había contado a nadie; ni a Tristan, a quien consideraba como un hermano, ni a Yugi, que aunque veía menos, lo amaba y apreciaba con el corazón.


 


En la mañana del domingo, todo era locura en casa de Joey. Mientras él hacía el pan, Kuma ayudaba con el desayuno de los gemelos y el suyo. Todo iba marchando bien, cuando llegó Duke a la casa.


 


-Vaya, pensé que estarían dormidos- lo normal era que todos estuvieran dormidos a esa hora, las 9 de la mañana, pero es que joey no había compartido con Duke la oportunidad que le había abierto en ese mercado.


 


Los menores saludaron a su padre, y luego empezó a preparar su desayuno.


 


-¿Trabajo?- no es que fuera la intención de Duke ser metiche, pero veía que Joey estaba haciendo bastante pan, y le había llamado la atención.


 


-Sí, conseguí una venta y nos vamos en poco tiempo- Joey no se había volteado a saludarlo, no tanto por maleducado, sino porque andaba apresurado para salir a tiempo.


 


-Vaya, felicidades. ¿Necesitas ayuda?- Joey agradeció y negó, y luego siguió con lo suyo. Una hora después, iba el rubio saliendo algo a prisa con sus retoños. A los gemelos les encantaba salir, por lo que estaban emocionados. No siempre le hacían caso a Kuma, pero sabían respetarlo.


Durante toda la mañana, la esperanza de Joey se mantuvo encendida, esperando que el castaño llegara con él en cualquier momento.


 


Pero no fue así.


 


Podría decir que no estaba desilusionado, pero era mentir. Lo sentía en el pecho.


 


Quedaban 3 panes cuando ya era hora de empezar a recoger, pero decidió dar unos 10 minutos más, para ver si alguien llegaba a comprar. Y fue buena idea, porque pronto llegó una pareja y se llevó 2, y una muchacha se llevó el último.


 


Joey estaba contento de haber vendido todo, pero había un vacío dentro que sentía porque el ojiazul nunca apareció.


 


Estaba tan absorto en sus pensamientos, que no se dio cuenta cuando se le cayó el mantel al suelo. Guardó lo que tenía en las manos, y cuando volteó a levantar el mantel, ya no estaba. Volteó hacia un lado, y entonces fue sorprendido.


 


-Hola, se te cayó esto- el rubio solo atinó a sonrojarse. No comprendía que efecto tenía ese hombre sobre él. Nunca habían platicado.


 


Es más, ¡Ni siquiera sabía su nombre!


 


Y aún así, más allá de cualquier pronóstico, ahí estaba él, sin poder articular una conversación decente.


 


-Gracias- al menos consiguió decir una palabra, y tomar el mantel que le ofrecía el castaño. Lo guardó en una mochila, y luego se dio la vuelta para poner toda su atención en el ojiazul.


 


-Vaya, quería uno de tus panes, pero veo que llegué un poco tarde- la mirada del castaño era profunda y penetrante, y a la vez se veía cordial y amable. Se notaba que era un hombre firme y con convicciones, o al menos esa impresión le daba al rubio.


 


-Pues sí, ya se me acabaron- el rubio seguía en su nerviosismo.


 


-Supongo que tendré que esperar hasta el próximo domingo- ambos se veían a los ojos, como si estuvieran hipnotizados entre ellos.


 


-Bueno, si gustas puedo prepararte uno, el día que quieras- Joey se atrevió a tutearlo, y al parecer no fue del desagrado del castaño.


 


-Eso estaría bien. ¿Vendes en algún lugar en específico, o dónde podría verte?- los colores volvieron a subir a la cara del rubio. Era algo frustrante para Joey no poder entablar una conversación sin parecer un semáforo, pero ahí estaba y debí sortear los obstáculos.


 


-No tengo un lugar establecido, pero te puedo decir a donde pasar por él- el castaño pareció meditar por unos momentos esas palabras, y entonces sonrió.


 


-¿Qué te parece si te invito a comer? Así puedes entregarme el pan, y podemos pasar un agradable tiempo juntos- Joey parecía tener un jitomate por cabeza de lo rojo que se puso. Parecía un sueño. Iba a contestar cuando fue interrumpido.


 


-Papá, ¿ya nos vamos?- llegó Kuma con Hana en sus brazos y Hoshi a un lado, y le llamó la atención el evidente sonrojo de su papá.


 


-Ya casi Kuma, dame un momento y nos vamos- Kuma vio la mirada de su papá y supo que no debía insistir, así que se dio media vuelta y se llevó a los gemelos. Ya después lo interrogaría al respecto.


 


-Vaya, ¿ese era tu hijo?- el castaño parecía sorprendido. Joey nunca jamás se había avergonzado de sus hijos, mucho menos ahora con la bonita relación que estaba entablando con su hijo mayor. Así que en el fondo, y aunque hubiera quedado cautivado con ese castaño ojiazul, se dijo a si mismo que si decía un comentario fuera de lugar acerca de Kuma o de alguno de lo gemelos, lo mandaría a volar.


 


-Sí, los 3 son mis hijos- no hubo reproche en el tono del rubio, pero sí firmeza, expresando su punto.


 


-Ahora sí que me has sorprendido. Te ves muy joven, no pensé que tuvieras 3 hijos. Se ve que te cuidas, porque te ves muy bien. Tu esposo es alguien afortunado- semáforo en rojo de nuevo. A pesar de darse cuenta de la situación de Joey, el ojiazul no dejó medio coquetear con él.


 


-Gracias, pero no estoy casado. De hecho, acabo de pasar por una separación con el padre de mis hijos- al rubio le dio la impresión que la sonrisa del castaño se ensanchó con ese comentario.


 


-Entonces no tendrás problemas en aceptar mi invitación. Además, en verdad quiero de ese pan que tu haces, está delicioso- el castaño parecía querer comerse a Joey con la mirada, o al menos así lo sintió el rubio.


 


-Podría ser. Solo necesito saber cuando para organizarme con mis hijos- el rubio sonrió.


 


-Puedes traerlos también. No pretendo que los dejes solos en casa, puede ser peligroso. Puedo llevar a mi hermano también, seguro se divierte con ellos. Fue él quien me acompañó la semana pasada. Es muy social y puede hacer amistad con quien sea- a Joey le sorprendió la postura del castaño. Siempre pensó que sería complicada la manera de organizarse con sus hijos, pero la postura del castaño lo hizo sentir bien.


-Eso suena bien. Definitivamente estaría más tranquilo así- el castaño sí sonrió más en esta ocasión.


 


-Entonces ya está, es una cita- las palabras elegidas por el castaño siempre lograban poner a Joey de mil colores. Asintió suavecito, cohibido por la personalidad del castaño.


 


-Yo soy Seto. Por favor anota aquí tu dirección, y dime que día quieres que pase por ustedes para salir. El día que prefieras está bien, yo me acomodaré a tus horarios- Joey enarcó una ceja.


 


-¿Y si escojo un día que tú tengas ocupado?- el castaño soltó una risita.


 


-No te preocupes, tengo horarios flexibles, podré acomodarme sin problemas- Joey parpadeó un par de veces, y luego sonrió. Escribió la dirección en una tarjeta blanca que le pasó Seto, y además anotó su teléfono celular.


 


-Yo soy Joey, Seto, y creo que el miércoles sería un buen día- Joey le extendió la mano a Seto para estrecharla, cosa que el castaño captó de inmediato, y la tomó con suavidad y firmeza a la vez, haciendo que corrientes eléctricas corrieran por el cuerpo del rubio.


 


-Bien Joey, te veo el miércoles a la 1:30 de la tarde- Seto separó su mano, y sonrió una vez más.


 


-Estaremos listos- sin borrar su sonrisa, el ojiazul se dio medio vuelta y se fue, dejando a Joey casi flotando.


 


-¿Y eso fue...?- Joey saltó del susto que le pegó Kuma con sus palabras, mientras que el adolescente sonreía pícaramente. Hana fue de inmediato a abrazarlo, y Joey lo levantó en sus brazos.


 


-Eso fue... hem, luego te platico. Ahora es tiempo de irnos- Joey evitó la mirada inquisidora del adolescente, quien sospechaba algo.


 


-No deberías cargarla así, te puedes lastimar- Kuma parecía a veces el papá, pero no podía evitarlo, sentía que tenía que cuidarlo, más si hacía cosas que pensaba que le harían daño y no se detenía.


 


-Es solo un momento, no pasa nada. Además, me estoy sintiendo, y conozco mis límites- estrujó a su niña y luego la bajó. Terminó de guardar todo, y llegó Kuma a quitarle la mochila para ayudarlo sin que se lo pidiera.


 


Se fueron a casa entre risas, juegos y carreras. La verdad era que Joey disfrutaba mucho de estar con sus hijos, más cuando podían jugar relajados y no había algo que lo mover a nivel emocional.


 


Pasaron el día juntos. Comieron, jugaron, se divirtieron. Ya en la noche, y cuando los gemelos se fueron a dormir, Kuma abordó a su papá.


 


-¿Ahora sí me vas a platicar? Quiero saber- Kuma era un muchacho más alto que Joey, incluso pasaba un poco a Duke, por lo que se veía grandote. También en cuanto a facciones parecía mayor, pero la verdad era que todavía tenía actitudes de niño. Eso no molestaba al rubio. Al contrario, le gustaba porque seguía siendo inocente en muchos sentidos, e infantil en otros.


 


-Pues no fue nada, es un cliente que conocí la otra semana, y regresó porque quería pan y ya no había- Joey se sonrojó sutilmente.


 


-Aja, y yo no me llamo Kuma, no tengo el pelo rubio oscuro y tampoco tengo 15 años. Vamos papá, ¿crees que no te vi?- ahora sí que Joey se sonrojó con fuerza. Dejó lo que estaba guardando de la cocina, y se recargó en la pared.


 


Iba a comenzar a hablar, cuando el sonido de la puerta hizo que padre e hijo voltearan. Duke estaba llegando, y Kuma pareció molestarse por eso.


 


-Hola- saludó con cortesía. Kuma se acercó a saludarlo, más por cumplir que de ganas, y Joey solo pronunció otro «hola», sin moverse de donde estaba.


 


-Perdón por llegar tan tarde, la moto tuvo unos problemas y hasta ahora pude venir- Joey suspiró. No le gustaba que Duke viniera, pero lo había salvado del interrogatorio, al menos por ahora.


 


-Está bien, nada más que Kuma ya lavó lo que le toca y yo ya limpié, así que por favor deja todo en su lugar y limpio- la voz de Joey fue casi de reproche, y es no le gustaba que Duke viniera tan tarde. Ya le había comentado, y aunque trataba de empatizar y no molestarse por ese tipo de cosas, era casi inevitable.


 


Joey siempre había sido un chico amable, dulce y hasta algo alocado. Pero ahora se había endurecido, y aunque por un lado se sentía más feliz que cuando vivía con Duke, su actitud cuando él llegaba o estaba cerca era muy hosca.


 


Era muy consciente de que esto le pasaba, y aún así, y aunque lo intentara, tenía tanto resentimiento por las situaciones que había vivido que no lo podía controlar.


 


Salió de la cocina sin decir más, y Kuma aprovechó y se fue tras él.


 


Kuma era otro que tenía bastante resentimiento dentro. Había crecido sano y hasta cierto punto libre, pero a la vez con miedo a su padre, quien podía ser muy duro y estricto con él. Cuando era pequeño era un niño con mucha energía, y eso le había provocado problemas con su padre. No porque le molestara que fuera un niño activo; al contrario, eso le agradaba porque quería decir que estaba sano. Más bien porque al tener mucha energía, no podía controlarse mucho.


 


Eso aunado a que le gustaban cosas que su padre hubiera preferido que no le gustaran, como los videojuegos, y que además había tenido una etapa de niño vago, desobediente y desconsiderado a los 11 años. Eso le había costado golpes y regaños de su padre, y si bien desde una perspectiva racional podía entender que él también había hecho cosas mal, le daba rabia recordar como le pegaba por errores, como no le permitía equivocarse, y como no le permitía cuestionarlo con el argumento de que era su padre y debía hacerle caso.


 


Durante algún tiempo Kuma no entendía porque Joey seguía con él. Claro que estaban Hana y Hoshi, pero ellos mismos se habían visto afectados por el temperamento de su padre, por lo que Kuma no podía encontrar razones suficientemente importantes.


 


Hasta que un día, Joey despertó, y Kuma le aplaudió su decisión.


 


También estaba el hecho de que le había tocado crecer viendo como su padre abusaba de su papá. Había violencia en su casa, no física pero sí psicológica, y era a menudo. En tiempos más, en tiempos menos. Y como durante mucho tiempo Joey casi idolatró a Duke, Kuma sentía que no había nada que pudiera hacer o decir para modificar esa realidad.


 


Una realidad que odiaba, rechazaba, detestaba, y que nunca pudo expresar por miedo a represalias en su contra, o incluso en contra de Joey.


 


Sabía de sobra que su padre no era un mal tipo. Era un padre que podía ser muy amoroso, era un hombre detallista y cosiderado, que se ocupaba de su pareja y sus hijos, a su manera. Pero todas sus cualidades se opacaban cuando ejercia violencia y presión. Cuando la ira lo dominaba y no hacía otra cosa que gritar y quejarse por todo, como si él no pudiera hacer otra cosa para remediarlo.


 


Además, no es que fueran pobres ni mucho menos, pero la verdad habían padecido carencias. Si bien, nunca había faltado comida en la mesa ni ropa en el armario, Kuma había crecido limitado. Ahora le costaba mucho trabajo expresar cuando quería algo, o si su papá le regalaba algo se sentía mal.


 


A veces era demasiado para un adolescente, y por eso agradecía de sobremanera contar con su papá para todo. Joey se lo había dicho muchas veces, lo consideraba su amigo. Claro que como en toda relación padre e hijo, había cosas que Joey no permitía o ponía límites claros, pero ahora Kuma se sentía más seguro de expresar lo que pensaba o sentía.


 


Por eso era que cada vez que Duke llegaba a casa, inventaba algo para no estar con él. No odiaba a su padre, ni mucho menos. Pero tampoco quería estar con él. Y al sentirse apoyado por su papá, ya no le daba pena ni nada el huir cuando Duke aparecía.


Joey y Kuma se quedaron en la sala, que estaba separada de la cocina solo por unos escalones, y se pusieron a platicar. Anime y videojuegos eran sus temas más frecuentes, aunque con constancia hablaban de cosas más profundas, pero no cuando alguien podía escucharlos.


 


Cada vez se hacía más tarde, y era hora de dormir.


 


-Vamos, platícame papá- Kuma estaba que se carcomía las entrañas por saber. Era bastante curioso.


 


-No, ya será después. Es hora de dormir- el adolescente parecía frustrado, y vaya que lo estaba, pero no tenía salida. Justo iba a bajar a decir buenas noches a Duke, cuando él venía subiendo para irse. Kuma evitó sonreír, a pesar de que realmente quería hacerlo.


 


Se dijeron buenas noches y se despidieron. Duke se despidió y agradeció a Joey, quien solo inclinó la cabeza para que supiera que lo había escuchado. Duke se fue, y Kuma volvió a sonreír.


 


-Ahora sí, no me puedes mandar a dormir, dime que pasó- Joey pensó que se había librado del curioso de su hijo, pero estaba equivocado.


 


-Kuma, vete a dormir, es tarde- trató de evitarlo.


 


-Vamos, solo dime y te prometo que me voy, pero quiero saber quien era esa persona con quien estabas hablando- Joey se volvió a sonrojar.


 


-Ya te dije que es un cliente, nada más. Ahora vete a dormir- el rubio comenzaba a sentirse nervioso, y Kuma se dio cuenta. Entonces hizo a un lado su actitud infantil por un momento. Agarró a su papá de los hombros, y lo vio directo a los ojos.


 


-Papá, está bien. Soy yo, Kuma. Puedes platicármelo, no me voy a reír de ti ni a burlarme. Ya sabes que cuentas conmigo- la mirada de Kuma emitió un brillo especial, transmitiéndole calma a su papá.


 


-Solo te diré que el miércoles tengo que entregarle pan, y que vamos a salir a dar la vuelta con él- al decir esto último, Joey sonrió, y Kuma se sorprendió bastante.


 


-Wow, ¿en serio? -¿A dónde iremos?- Joey le dio la media vuelta y lo comenzó a subir por las escaleras.


 


-Ya vete a dormir. Es hora de descansar. No tengo idea a donde iremos, pero saldremos los gemelos, tú y yo, así que vete a descansar ya- Kuma decidió hacer caso, y se fue a dormir. Regresó abajo, y cuando Joey lo iba a regañar, solo le dio un abrazo, transmitiéndole su total apoyo. Entonces ya se subió.


 


Joey terminó de acomodar todo en la cocina y de guardar las cosas que Duke había dejado fuera de lugar. Se fue a su habitación, y se preguntó a donde irían con el castaño.


 


Era oficial, estaba emocionado.


 


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).