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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Bueno, pues mi vida está atravesando fuertes sacudidas y por eso no había podido actualizar.

Pero sigo en pie y feliz de poder darme el espacio de actualizar esta historia que, si bien no se exactamente para donde está dirigida, lo que sí se es que me está gustando mucho como va hasta ahora.

 

Espero la disfruten igual que yo.

 

Amor para todos!!

-Llegamos, váyanse a cambiar- Kuma regresó a casa de buscar a los gemelos. Su papá había ido a la tienda, dejando el pan en el horno. No era descuidado, sino que le había hablado a su celular para pedirle que estuviera al pendiente. De cualquier manera, sabía que su papá estaba por regresar.


 


Kuma estaba listo para salir; playera, pants y tenis, nada más. Pero no es como que fuera algo formal, o al menos así pensaba.


 


Si se sinceraba consigo mismo, estaría feliz de que su papá encontrara a una persona con la cual hacer pareja, siempre y cuando esa persona demostrara valorarlo y cuidarlo. De ser así, tendría todo su apoyo.


 


-Ya estoy hermano- Hoshi llegó, cambiado por completo pero en chanclas.


 


-Debes ponerte tenis. Y dile a Hana que ya es hora, papá llegará en cualquier momento, y se estresa si no están listos- Hoshi corrió a lo suyo, y en menos de 5 minutos estaban los gemelos en la sala cambiados. Kuma veía el celular, cuando le llegó el aroma a pan. Fue y lo sacó del horno, y lo dejó ahí para que su papá se encargara.


 


-Ya llegué- Joey llegó a toda prisa. Parecía un torbellino arrasando a su alrededor. Saludó a los gemelos y agradeció a Kuma por haber sacado el pan. Lo acomodó para que perdiera calor antes de irse, y dio permiso a los gemelos de jugar en la tele mientras se daba un baño exprés.


 


En menos de 5 minutos, el rubio estaba de nuevo en la cocina, acomodando los panes para Seto.


 


Vaya, ahora que lo pensaba, no conocía su apellido. No que le importara mucho, pero se le hizo curioso.


 


No pasaron ni 5 minutos cuando sonó el timbre. Los niños apagaron su juego, y Kuma se cargó una mochila que siempre llevaban al salir; tenía agua y cambios de ropa, entre otras cosas. El rubio agarró el pan antes de correr a abrir.


 


Joey abrió la puerta, y se encontró al muchacho que conoció con Seto la otra vez.


 


-Hola- el muchacho le sonrió.


 


-Hola, tú debes ser Joey. Yo soy Mokuba- el pelinegro extendió la mano para estrechar la del rubio, quien la acercó de inmediato.


 


-Hola Mokuba- saludó de nuevo. Entonces notó que detrás de él, abajo de los escalones de la puerta de la entrada, se encontraba un sonriente Seto.


-Bueno, es hora de irnos. Vamos a pasárnosla muy bien- Kuma y los niños salieron tras Mokuba, y Joey cerró la casa. Bajó los escalones y se encontró con que Seto lo esperaba.


 


-Hola Joey, es un gusto volver a verte- el castaño extendió su mano, y fue tomada casi de inmediato por Joey. Hoy no se sentía tan nervioso, y esperaba poder expresarse con mayor seguridad.


 


-Lo mismo digo Seto- salieron de la propiedad, y luego de que Joey cerrara todo lo correspondiente, Seto lo guió a una camioneta bastante grande color azul eléctrico.


 


-Oh, que bonita- Joey solía ser espontáneo, y esa expresión le salió sola. Normalmente no detenía sus expresiones, solo cuando estaba con más gente se cuidaba de no hablar de más.


 


-Adelante, sube- Seto, como todo un caballero, le abrió la puerta y lo ayudó a subirse. Joey iba en el asiento del copiloto, mientras sus hijos iban atrás con Mokuba. Se dio cuenta de que todos hablaban y hablaban; se estaban conociendo. Seguro no callaría a Hana toda la semana con su nuevo amigo.


 


-Bien, ¿a dónde vamos?- dijo Joey cuando arrancaron, pues cayó en cuenta que no sabía a donde irían. ¿Y si era un plan para secuestrarlos? Era cierto que su papá tenía dinero, y podrían llegar a él por medio suyo.


 


Casi al mismo tiempo que empezaron esos pensamientos fueron desechados. Estaba seguro que las cosas no serían así, porque él siempre había creído que uno genera su realidad, y procuraba tener pensamientos bien encausados hacia lo que quería.


 


-Es una sorpresa. Será un paseo para que ellos lo disfruten; espero que esté bien por ti- con «ellos» se refería a los 4 menores. Joey sonrió con sinceridad.


 


-Claro que está bien. De hecho, te agradezco que pienses en ellos- Seto volteó por un momento a verlo, sin dejar de ser cuidadoso con el camino.


 


-Es un verdadero placer. Además parece que se están llevando muy bien- justo fueron interrumpidos por unas fuertes carcajadas de los niños pequeños, que reían ante las caras chistosas que les hacía Mokuba. Kuma también reía, pero era más discreto.


 


Era un día despejado. Hacía algo de calor, y no pasó mucho tiempo para que Joey empezara a sudar. Además sabía que cuando estaba nervioso o muy emocionado, exudaba mucho más que al estar tranquilo. Incluso que cuando hacía ejercicio.


 


Seto estaba manejando con atención. Al rubio le daba la impresión de que era un hombre serio. Incluso hubo un momento en el que se sintió menos, pero recordó que cuando empezó a sentirse incómodo con Duke, cuando toda la cuestión de la separación había comenzado en su mente, se prometió a si mismo no dejar que nadie lo hiciera sentir que era menos. Claro que el castaño ni siquiera estaba al tanto de todo lo que estaba sintiendo, mucho menos estaba haciendo algo para que el rubio se sintiera así.


 


Joey era bueno desechando pensamientos. Los aventaba lejos y trataba de no clavarse en ellos, pero la verdad era que cuando se trataba de Duke era otra cosa. Le costaba muchísimo más trabajo. Y bueno, es que no tenían mucho de haberse separado, por lo que tenía mucho que superar.


 


-Estamos cerca- fue lo único que dijo Seto. Joey volteó y avisó a los pequeños, quienes se emocionaron sin saber ni porque.


 


Seto entró en un estacionamiento que parecía privado. Esto llamó la atención del rubio, quien encendió su capacidad de estar atento. ¿Y si era algún tipo de treta para algo?


 


-Entraremos por aquí. Hay menos gente y podemos pasar sin problemas- bueno, eso le dio respuestas a Joey. Llegaron y bajaron todo.


 


-No es necesario que lleves mochila Kuma, aquí hay de todo- Mokuba estaba muy alegre, le gustaban los niños pequeños, y parecía haber hecho una conexión con Kuma y los gemelos.


 


-Es que traemos agua, ellos se la pasan tomando agua- Mokuba le sonrió.


 


-Sí, pero estar cargando quita diversión. Déjalo aquí, cuando tengan sed yo me encargo- Mokuba parecía muy seguro de si mismo, así que Kuma optó por hacerse cargo.


 


Para cuando Seto y Joey bajaron de la camioneta, todos estaban algo inquietos. Los gemelos por pequeños, y Kuma porque siempre había sido algo nervioso, y como no sabía donde estaban o que iba a pasar a continuación, no estaba del todo a gusto. Aunque la verdad es que Mokuba aligeraba mucho el ambiente.


 


-Bien, vamos- Seto hizo señas a Joey para que lo acompañara, y todos avanzaron. Llegaron a una especie de almacén, en donde había un guardia a la entrada. Joey pensó que Seto iba a dar alguna explicación, pero cuando se acercaron, el hombre de uniforme agachó la cabeza en señal de respeto y no dijo nada. Seto ni siquiera lo volteó a ver.


 


Todo eso llamó la atención del rubio, a quien le surgieron 15 dudas más que al principio. Atravesaron el lugar hasta una puerta. Antes de abrirla, Seto se volvió hacia sus invitados.


 


-Este es un lugar que les va a gustar mucho, pero hay bastante gente. Por favor no se separen de mí o de Mokuba. Y si llegara a pasar eso, pidan a un miembro del personal que llamen a Mokuba, él trae su celular consigo- Todos asintieron y Seto abrió la puerta.


 


Al principio no podían ver mucho, porque el lugar era algo oscuro y les dio la luz del sol en la cara. Cuando atravesaron la puerta, Kuma fue el que se dio cuenta de donde estaban.


 


-¡Es Kaibaland!- parecía un niño chiquito emocionado. Siempre había querido ir a ese lugar, pero las condiciones de su vida no habían sido fáciles, por lo que era la primera vez que iba. Los gemelos también se emocionaron, empezando a saltar como locos de la emoción.


 


Joey estaba asombrado. Sabía en donde estaban, pero la manera en que habían entrado no era muy normal. Volteó a ver a Seto, quien notó su desconcierto.


 


-Tranquilo, todo está bien. Es solo una entrada que usamos cuando está muy concurrido- el rubio sonrió, pero no dejó de estar atento a todo. Se le hacía todo muy raro.


 


Empezaron a caminar, y Joey empezó a tranquilizarse cada vez más. Ver a sus pequeños felices lo ponía feliz. Era difícil contenerlos, porque estaban casi eufóricos, pero también eran niños que sabían hacer caso. Y que decir de Kuma, que era más ayuda que otra cosa.


 


Llegaron a un juego mecánico, y los gemelos pidieron subirse. Kuma y Mokuba fueron con ellos, mientras Joey y Seto se sentaron en una banca a esperarlos.


 


-¿Todo bien?- Seto era bastante consciente de que el rubio estaba inquieto, pero siendo quien era y como era él, iba a manejar bien su juego.


 


-Sí, claro. Es solo que... me pregunto algo- no estaban lejos el uno del otro, y Joey volteó a verlo.


 


-Adelante, puedes preguntar lo que quieras- como siempre, el castaño era muy amable y cordial.


 


-Quiero entender por que entramos por donde entramos, y no como toda la gente- el castaño sonrió.


 


-Te lo dije, es una entrada que usamos mi hermano y yo cuando hay mucha gente- tal vez Seto era inteligente, pero el rubio no se quedaba atrás.


 


-Bueno, pero debes de ser alguien importante para este lugar para poder entrar así. Porque puede haber mucha gente, pero si viene Kuma con sus amigos no lo van a dejar entrar por ahí, mucho menos sin pagar- Seto se dio cuenta de que Joey no perdía detalle, y solo lo hizo sonreír más.


 


-Joey, si te tranquiliza saber esto, no soy alguien peligroso. Te traje aquí para poder pasar un tiempo contigo y que tus hijos se divirtieran. No pienso hacer nada que no te guste- el rubio se sonrojó ante esas palabras. Al parecer Seto era capaz de leerlo bastante bien.


 


-No me refiero a eso. Disculpa, no quise ser grosero. Es solo que eso me llamó la atención en verdad- pese a que el rubio siempre había sido alguien impulsivo y algo alocado, más bien decidió disculparse con el castaño. Es decir, lo había invitado a salir con todo y sus hijos, no estaba pagando nada, y además los había traído a un lugar que Kuma siempre había querido visitar. Todo eso hizo que se sintiera mal por su casi acusación.


 


-Joey, esta bien. Te entiendo a la perfección. Sales con tus hijos con alguien que no conoces y te trae a un lugar diferente en circunstancias extrañas. La verdad es que si fuera yo, quizás hubiera reaccionado más fuerte que tú- Seto le dedicó al rubio una cálida sonrisa, que hizo que se sonrojara de nuevo.


 


-Bueno, gracias por entender. Es complicado tener 3 hijos- casi había pensado en voz alta.


 


-¿Recibes algo de ayuda?- el castaño esperó que no fuera invasivo o grosero con su pregunta., pero rara vez Joey se tomaba las cosas así.


 


-Solo de mi papá. Fue él quien me apoyo cuando decidí separarme del papá de ellos. Por parte de Duke, su padre... no, no recibo ayuda. Está presente con ellos, pero nada más- Joey no quería sonar resentido ni mucho menos. De hecho, ni siquiera se sentía resentido propiamente. Era solo que cuando estaba con Duke, muchas cosas que tenía guardadas salían y era cuando se ponía irritable y tenso.


 


-¿Y tú estás bien con eso?- Joey suspiró, y se preguntó eso a él mismo, aún cuando ya sabía la respuesta.


 


-La verdad sí. Entre menos me siga involucrando con él, mejor. Incluso para mis hijos, en especial Kuma, es mejor la distancia. Sé que será parte de mi vida por lo menos hasta que Hana y Hoshi sean mayores de edad, pero prefiero poner distancia de por medio- Seto escuchaba con atención, como si tomara nota mental.


 


-Bueno, tú eres quien conoces tu propia situación. Si tú crees que estás haciendo lo mejor para ellos y para ti, entonces hazlo. A fin de cuentas, creo que si ya no quisiste estar con el hombre que es su padre, es por algo- Joey se sintió bien de ser escuchado. Una cálida sensación apareció en su pecho, y una sonrisa en su rostro.


 


-Gracias por tus palabras- Seto le sonrió, y antes de que pudieran decir nada más, llegaron los menores. Hana y Hoshi seguían brincando de la emoción, y Kuma estaba evidentemente feliz. Mokuba también se veía muy contento.


 


Así pasaron un buen rato. De juego a juego, en donde Seto y Joey se quedaban a esperarlos mientras ellos se divertían. Hasta que llegó el momento en que los asaltó el hambre.


 


Por insistencia de Mokuba, llegaron a comer a uno de los puestos del parque en donde vendían hamburguesas, tortas y hot dogs. Al principio Kuma estaba muy cohibido y apenado, y argumentó no tener hambre; no le gustaba pedir cosas. Pero Mokuba no tardó mucho en convencerlo de comer, argumentando que apenas iban a la parte donde estaban los juegos de más grandes, y que si no comía no tendría energía para acompañarlo en las nuevas aventuras.


 


Entonces todos comieron. Disfrutaron de un rato juntos entre risas, principalmente gracias a Mokuba y sus anécdotas graciosas y comentarios espontáneos que le sacaron muchas carcajadas al rubio mayor.


 


Cuando estaba bajando el sol, Mokuba pidió a Seto que lo dejara llevar a Kuma al área de grandes que tanto quería ir. Joey dio permiso y Seto también, a condición de no tardar mucho.


 


Entonces los grandes llevaron a los gemelos a juegos para niños pequeños. Mientras los chicos se subían una y otra vez al carrusel y otros juegos chiquitos, ellos seguían platicando y compartiendo.


 


Joey se había dado cuenta desde un principio que Seto era un hombre muy amable, pero lo había comprobado todo el día, y eso le agradó. Pronto se dio cuenta de que disfrutaba mucho de su presencia.


 


-Ha sido un día muy agradable. Muchas gracias por todo- el rubio sabía agradecer lo que hacían por él, y cuando alguien hacía algo por sus retoños, aún más.


 


-Créeme cuando te digo que ha sido un placer traerlos aquí. Veo que se la han pasado bien, y eso me agrada. También veo que Mokuba tiene un nuevo amigo, y eso me da mucho gusto- la sonrisa de Seto siempre había sido cordial.


 


-Kuma era muy social cuando era niño, pero ahora de grande no sale tanto y sus relaciones son limitadas. Me da gusto que se haya llevado bien con tu hermano- Joey también sonreía, viendo como los gemelos platicaban en el carrusel.


 


-Pues Mokuba habla hasta por los codos, así que si realmente conectaron, es posible que tengas a mi hermano en tu casa seguido, lo cual espero que no sea una molestia- Joey rió.


 


-No, para nada. Tú y tu hermano son siempre bienvenidos a mi casa- ambos hombres se voltearon a ver a los ojos, envueltos en una atmósfera brillante. Estaban conectados a un nivel que no podían describir, quizás ni sentir en su totalidad. Los ojos de ambos emitían un brillo especial. Casi podían asegurar que sus corazones latían al unísono.


 


Entonces, esa bella atmósfera se rompió cuando llegaron los gemelos.


 


-Papá, ¿me viste?- Hana siempre se había comportado como una niña chiqueada. A Joey no le molestaba eso en ningún sentido; le gustaba chiquearla.


 


-Claro que sí, los vi a ambos dar vueltas en sus caballos- los niños estaban cansados, pero felices.


 


-Creo que Mokuba y Kuma no tardarán en regresar. Vamos a encontrarlos- Joey asintió y caminaron juntos.


 


Pasaron por enfrente de una tienda, y Hana insistió en entrar a ver. Joey no quería, pero Seto la tomó de la mano y llevó dentro. Entonces un resignado Joey entró junto con Hoshi, que quería ver también pero era más reservado.


 


Los niños estaban fascinados con lo que había ahí dentro. Ropa, juguetes, peluches, vasos y montones de recuerdos del lugar. Cada cosa que veían les gustaba más que la anterior.


 


De manera discreta, Seto tomó dos peluches del estante; un dragón blanco de ojos azules y un dragón negro de ojos rojos. Volteó con la muchacha que estaba cobrando, y le indicó que se los llevaría, a lo que la chica hizo una reverencia.


 


En ese momento, Joey ya había sacado a los gemelos de la tienda, que le pedían que les comprara todo el lugar. Seto salió, y les sonrió a los niños. Bajó una rodilla, y les mostró los peluches, dándoles a escoger. Hana se quedó con el negro y Hoshi con el blanco.


 


Joey estaba un poco sobrepasado por la situación. Claro que con los años había aprendido a dejar que le dieran, pero aún así recibir tantos detalles era ofuscante.


 


Seto se puso de pie y retomaron su camino.


 


-Muchas gracias Seto, por darles los peluches- la voz de Joey denotaba lo que estaba sintiendo. Ellos iban caminando tranquilamente uno junto al otro.


 


-Ha sido un placer, te lo dije. Tus niños son adorables, se ve que tienen mucha energía, y pensé que les gustaría un recuerdo- Joey sonrió. Le gustaban los detalles.


 


-Sí, a veces son incansables. Creo que hoy dormirán muy bien- Joey y Seto rieron ante esa afirmación, y entonces vieron que Kuma y Mokuba se acercaban.


 


Saludaron a sus mayores, y los niños felices le enseñaron a su hermano sus nuevos peluches. Kuma se veía realmente feliz; Joey no recordaba la última vez que lo vio así. Habían pasado por tanto en los últimos tiempos, que de repente se le olvidaba que Kuma tenía solo 15 años.


Salieron del parque por donde entraron, entre pláticas y risas. Cuando llegaron a la camioneta y estaban por subir, Mokuba abrió su bocota.


 


-Hermano, tengo hambre- Joey y Kuma se sorprendieron porque por la cantidad que había comido Mokuba, podían asegurar que no iba a cenar.


 


-Mokuba, tú siempre tienes hambre- Seto rió al decir eso, y fue seguido por los demás.


 


-Bueno, tal vez. Pero en serio, ¿podemos ir a cenar algo? De seguro Hana y Hoshi tienen hambre- los gemelos asintieron. No es como que se morían de hambre, pero sí querían comer algo.


 


-¿Quieren ir por unas pizzas?- Mokuba y los gemelos levantaron la voz en un «sí» de inmediato. Kuma tenía ganas también, pues amaba las pizzas, pero su afirmación fue más calmada por penoso. Subieron los chicos al auto, y cuando Joey iba a subir, abordó al castaño.


 


-Seto, agradezco la invitación, pero siento que sería demasiado. Nos has paseado todo el día, y casi me siento un aprovechado- el rubio estaba bastante apenado, y Seto le sonrió en respuesta.


 


-Joey, si llevarlos por unas pizzas me implicara algo negativo, no lo habría sugerido. Vamos a cenar y luego los llevo a casa. Si no vamos, de todas maneras tendrás que darles de cenar, así que mejor vamos. Así podemos estar un rato más juntos- Seto se había mostrado todo el día como alguien serio, amable y recatado. Había hablado nada de si mismo, y tampoco había interrogado a Joey en ningún sentido. Eso había hecho que el rubio se sintiera bastante a gusto con él.


 


Y sin embargo, cuando le decía cosas como esas, no podía hacer más que sonreír y emocionarse por saber que el castaño quería pasar tiempo con él.


 


-Bueno, supongo que tienes razón, igual tienen que cenar. Pero yo quiero pagar la cena- Seto enarcó una ceja.


 


-No, el día de hoy son mis invitados y no aceptaré eso. Otro día que pasemos juntos, lo hacemos diferente, pero el día de hoy quiero que te sientas libre de eso- Joey suspiró, y luego sonrió.


 


-Estoy de acuerdo si la próxima vez pago yo. Si no, compartimos gastos- Seto supo que estaba ante un cachorro testarudo. Al menos así lo nombró en su mente.


 


--Muy bien, la próxima será a tu manera, pero hoy va por mi cuenta- el castaño extendió la mano, y el rubio la estrechó. Estaba seguro que estaba sonriendo como un idiota, pero no le dio demasiada importancia a eso.


 


Luego se subieron al auto y salieron del lugar.


Pasaron a una pequeña pizzería en donde comieron hasta reventar, o al menos así dijo Mokuba que se sentía. Todos rieron ante su divertida manera de ver las cosas.


 


Subieron a la camioneta, y casi de inmediato Hana y Hoshi cayeron dormidos. Era algo que tanto Kuma como su papá esperaban, así que no se sorprendieron. En el trayecto a casa, Mokuba iba a platicando de videojuegos con Kuma, algo en lo que coincidían porque ambos los amaban. Joey se sentí feliz de ver a su hijo platicar con alguien más, como un adolescente normal.


 


-¿Te la pasaste bien Joey?- la voz de Seto, como siempre, era amable. El rubio sonrió.


 


-Claro que sí, muy bien. Fue un día memorable, y por ello te agradezco- Seto rió bajito.


 


-Te gusta mucho agradecer, ¿verdad?- Joey rió.


 


-Me gusta reconocer cuando alguien hace algo por mí, y lo hago agradeciendo. Mucho más cuando hacen felices a mis hijos; lo valoro de verdad. Por eso te doy tantas veces las gracias- Seto le sonrió. Entonces llegaron a la casa del rubio.


 


Joey cargó a Hana y Kuma a Hoshi. Entraron a la casa a acostarlos en sus camas, teniendo el cuidado de poner sus nuevos peluches con ellos. Los hermanos esperaban afuera, pues Joey quería despedirlos.


 


Kuma salió y se despidió de Mokuba. La había pasado genial con él. Mokuba también se veía feliz con su nuevo amigo. Después se fue adentro, y Mokuba se subió a la camioneta a esperar a su hermano.


 


-Se que soy repetitivo, pero muchas gracias Seto- era un momento íntimo, porque estaban prácticamente solo en la calle.


 


-Es un placer. Me dio gusto conocer a tus hijos, se ve que son buenos niños y los has cuidado bien- Joey se sonrojó.


 


-Bueno, hago lo que puedo. A veces me sacan canas verdes- Seto rió, y a Joey le gustó mucho verlo así. Se notaba más suelto que en el día.


 


-Así son los niños, impredecibles. No tienes un camino fácil delante, pero se nota que eres un padre dedicado, y estás haciendo buen trabajo. Puedo verlo con Kuma, y también con los pequeños- a Joey le sorprendió la apreciación del castaño.


 


-¿Tú tienes hijos? Porque pareces saber mucho del tema- Seto negó con la cabeza.


 


-No, pero me tocó criar a Mokuba. Él era muy pequeño cuando nuestros padres murieron en un accidente de auto. Creció conmigo, y él es el resultado de mi trabajo de años- Joey se sorprendió muchísimo, y deseó no haber preguntado nada.


 


-Vaya Seto, lo siento mucho. No fue mi intención decir...- pero un dedo del castaño en sus labios detuvo sus palabras en seco.


 


-No te disculpes. No te lo digo para que te sientas mal. Mokuba y yo fuimos adoptados, y hemos tenido una buena vida. Con altibajos como cualquiera, pero aquí estoy contigo, y esa es una buena señal- el rubio se sonrojó, y Seto bajó su mano.


 


-Bueno, la verdad es que Mokuba parece un chico feliz. ¿Cuántos años tiene?- Mokuba era un poco más bajo que Kuma, pero por ciertas expresiones que había tenido en el día, parecía mayor que el adolescente.


 


-Mokuba cumple 17 años en 2 semanas- el rubio se sorprendió.


 


-Vaya, parece un poco menor- Seto rió con suavidad.


 


-Parece menor por sus actitudes, pero cuando se pone serio puede sorprender. Hoy fue un día de relax, y él lo sabía, por eso se comporta así. Y me gusta que sea así; despreocupado y libre de cosas que no le corresponden. Que sea un muchacho feliz- Joey reflexionó en su mente esas palabras.


 


En definitivo, a Kuma le había tocado vivir muchas cosas que no era correspondiente a su edad. Desde pequeño había trabajado con Joey, vendiendo artesanías de mesa en mesa en restaurantes. También había cantado de la misma manera, y hecho más cosas. Todo eso lo había forjado a lo que hoy era, pero aún así Joey a veces pensaba como sería Kuma si no hubiera tenido tanta carga sobre sus hombros desde pequeño.


 


-La verdad es que Mokuba podrá parecer un poco infantil, pero creo que más bien es un chico feliz. En definitiva has hecho un excelente trabajo con él- Seto sonrió.


 


-Muchas gracias- el castaño tomó la mano del rubio y la llevó a sus labios, depositando un pequeño beso en el dorso, y haciendo que Joey se sonrojara muchísimo.


 


-Me gustaría que volviéramos a salir- el castaño soltó al rubio; no quería incomodarlo.


 


-A mí también me gustaría. Además, las próximas pizzas van por mi cuenta- Seto corroboró que Joey era obstinado y orgulloso.


 


-¿Estás libre el domingo?- Joey pensó unos momentos.


 


-Bueno, tengo la venta en el mercado en donde nos conocimos. Pero de ahí en más, estoy libre ese día- Seto ensanchó su sonrisa.


 


-Bien, entonces pasaré por ustedes al mercado ya que se termine. Avísales a los niños que voy a llevar a Mokuba también, creo que hicieron una buena conexión con él- Joey asintió, y luego pensó unos momentos.


 


-¿No te quitamos el tiempo? No quiero que luego te cargues de trabajo de más o algo así por salir con nosotros- el rubio sonaba preocupado.


 


-No te preocupes por eso, yo estoy sugiriendo el domingo porque es un buen día para mí. ¿Te funciona?- Joey respiró con más tranquilidad.


 


-Me funciona bien. Muchas gracias Seto- Joey se debatió entre abrazarlo o no hacerlo, pero se creyó atrevido de hacer algo así. Dio la media vuelta y se metió a su casa, no sin antes lanzarle una mirada y una sonrisa al castaño, que fueron correspondidas de inmediato.


 


Seto llegó al vehículo y se subió. Se sentía caminando entre nubes.


 


-Hermano, parece que olvidaron esto- Mokuba le mostró a Seto una bolsa con 2 panes.


 


-No lo olvidó, esa fue la excusa para salir hoy, que le pedí pan- Mokuba sonrió.


 


-Vaya, que excusa más deliciosa- dijo Mokuba mordiendo uno de los panes.


 


-¿Que no puedes dejar comer en algún momento?- Seto quiso sonar enojado, pero la verdad le divertía la situación.


 


-Mmm... Nop, menos cuando hay algo tan delicioso a la mano- Mokuba rió y Seto lo acompañó.


 


-Saldremos el domingo Mokuba, para que no hagas planes- el pelinegro entendió bien a su hermano.


 


-¿Puedo traer a Noah?- cuestionó con la boca llena de pan.


 


-Si se comporta, claro que sí. Pero habla con él desde antes, no quiero comentarios o sorpresas desagradables- Mokuba rió.


 


-Él es educado, todo estará bien. Y sí, no te preocupes, hablaré con él- Seto suspiró.


 


-Es educado y espontáneo también- no se dijo más.


 


Los hermanos regresaron a su casa. Habían pasado un día excelente con personas excelentes. Mokuba se había encariñado con Kuma y los gemelos, y a decir verdad Seto también.


 


Obvio que su objetivo era Joey, pero era un tipo inteligente que sabía jugar sus cartas, así que iría paso a paso.


 


El primer paso estaba dado, y había sido bastante agradable para todos los involucrados.


 


Solo faltaba seguir así, y seguro tendría el duelo ganado.


 


 


 

Notas finales:

Bonito día!

Hermosa noche!

 

Amor para todos!!


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