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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Y llegamos con una entrega más. 

Muchas gracias a tod@s los que esperan pacientemente por una actualización.

Aquí está el resultado, y espero que lo disfruten en verdad.

 

Amor para todos!!

Joey llegó con los gemelos después de la escuela. Los niños fueron a darse un baño, mientras Joey se dirigió a la cocina para preparar la comida. No le gustaba cocinar. De hecho, no era en si que no le gustara cocinar, sino que no le gustaba que la cocina fuera algo de tanta dedicación, porque siempre tenía otras cosas que tenía que o quería hacer, y le daba la impresión que el tiempo que pasaba cocinando era tiempo desperdiciado.


 


Aún así era algo que hacía todos los días, por lo que llegó pensando que podía preparar que fuera nutritivo y sencillo.


 


-Hola papá- Kuma bajó bastante rápido. Había estado jugando con su computadora, y que bajara así solo significaba que quería algo específico.


 


-Hola hijo, ¿qué sucede?- Kuma se sorprendió de que su papá lo conociera demasiado bien.


 


-¿Puedo invitar a venir a Mokuba? Queremos jugar juntos- al rubio le sorprendió la petición de su hijo, pero le dio gusto ver que tenía un amigo con el cual convivir.


 


-Claro, nada más avísame a que hora vendría para saber si hacer comida para él- Kuma sonrió ampliamente.


 


-Me dijo que podía llegar al salir de su escuela, como en unas 2 horas- Joey le sonrió de vuelta.


 


-Entonces dile que es bienvenido a comer, que lo esperamos- Kuma no perdió ni un segundo para ir a avisarle al pelinegro lo que le habían dicho.


 


Joey se sentía feliz de que Kuma hubiera encontrado un amigo en Mokuba. Lo que le hizo recordar a su hermano, Seto. El rubio se sonrojó sin querer; pensar en Seto siempre tenía ese efecto en él.


 


Entonces escuchó la puerta de la casa abrirse; había llegado Duke.


 


-Hola Joey- desde que Duke se había ido de la casa, solía ser bastante amable con el rubio.


 


-Hola- dijo con simpleza, y siguió haciendo lo suyo.


 


-¿Cocinando? Huele bien- Duke se lavó las manos y se dispuso a prepararse algo a si mismo.


 


-Sí, ya es hora- el rubio hablaba lo menos posible con él, muchas veces incluso prefería que ni le dirigiera la palabra.


-¿Y los gemelos y Kuma?- Duke era ágil en la cocina, mucho más que Joey.


 


-Dándose un baño los gemelos, y Kuma jugando arriba- Joey notó que el pelinegro se molestó.


 


-No me agrada que juegue tanto. ¿Sí supervisas lo que juega y lo que ve por internet?- Duke insistía en que Kuma, al ser un adolescente, necesitaba supervisión constante en lo que hacía, pero a Joey le parecía que era una invasión a la privacidad del muchacho.


 


-Pues hasta cierto punto, sí. Pero tampoco ando husmeando a ver que hace. Ya tiene 15 años- ninguno de los dos se veía a los ojos, ambos estaban cocinando y atendiendo lo suyo.


 


-Es precisamente esa la razón por la que debes estar al pendiente. Como tiene solo 15 años puede ser vulnerable a cosas no aptas para su edad, o no sanas en más de un sentido, más con todo lo que hay en internet hoy en día- cierto era que Duke tenía estudios y preparación. Y aunque Joey sabía que Duke sabía de lo que hablaba, en el momento en el que le decía «debes de» todo perdía sentido.


 


El rubio estaba en contra del «debes de» y el «tienes que». A él le gustaba la libertad. Su lema de vida era «vive y deja vivir», y lo tomaba como filosofía de vida. Entonces eso iba en contra de lo que le decía Duke, que hablaba de control con alguien con quien Joey no deseaba imponer nada.


 


Por supuesto que sabía que Kuma era su hijo, y como tal muchas veces le tocaba hacer cosas que no quería hacer. Pero de eso a controlarle lo que veía, o lo que jugaba... no, en eso sí que estaba en contra.


 


Además, Joey estaba seguro de las bases morales y de pensamiento que tenía el muchacho, por lo que estaba seguro que sabría actuar rectamente en cualquier situación. Y también sabía que él y su hijo llevaban una relación muy cercana, por lo que tenía la confianza de que Kuma le contaría cualquier cosa que le sucediera.


 


En más de una ocasión había pasado que le había contado travesuras de cuando era niño. Eso le hablaba que su lazo de confianza se había fortalecido, y estaba mejor que nunca.


 


-En primer lugar, no me estés diciendo que hacer. No «debo de» hacer nada. Sé a la perfección qué juega Kuma, y me doy cuenta como platica y convive con sus amigos, además de que él me platica muchas cosas. Eso me basta, es suficiente para mí, y no lo voy a controlar más que eso, porque lo único que voy a lograr es alejarlo y romper con la confianza que tenemos. Y créeme, no quiero eso- Joey pudo ver a Duke suspirar.


 


-No te estoy diciendo qué hacer, pero Kuma es mi hijo y tengo injerencia en su vida, al menos mientras sea menor de edad. Y si veo algo que no me guste, así tenga 40 años se lo voy a decir, porque es una de mis funciones como padre- a Joey se le ocurrieron muchas respuestas para tumbar ese argumento, pero se mordió la lengua y decidió hacer como que estaba solo. Muchas veces lo mejor era no discutir. Si Duke pensaba que tenía la razón, pues adelante, él no era nadie para negarle eso.


 


-Puedes meterte, opinar, decirme... lo que sea, pero NO me digas qué hacer, porque eso me molesta en verdad- y vaya que para que se enojara el rubio era algo muy enorme. Porque era alguien que valoraba la calma, la tranquilidad, la paz; procuraba siempre estar en paz por donde andaba.


 


Claro que era bromista, a veces hasta de más con sus hijos. Pero sabía que era parte de su relación con ellos.


 


-No lo vayas a dejar suelto completamente. Pueden llegar a suceder cosas muy negativas y feas en su vida- ahí estaba de nuevo, la negatividad de Duke. Esa parte que nunca le había gustado, pero que había pasado durante años porque así era él, Y como Joey era opuesto en eso, ahí chocaban muchísimo. Ahora que el rubio ya no seguía a Duke ciegamente, era un motivo de discusiones constantes.


 


Joey no dijo más, y el pelinegro tampoco. Duke se terminó de preparar su comida, y Joey supervisó a los gemelos y los puso a estudiar inglés un ratito. Cuando el rubio se dirigía de nuevo a la cocina, Kuma lo interceptó.


 


-Papá, me habló Mokuba que salió temprano de la escuela. ¿Podemos recibirlo ya?- Joey notó la emoción en la voz del adolescente.


 


-Claro que sí, a la hora que quiera venir está bien- Kuma sonrió y se metió a la habitación de Joey, pues ahí era donde tenía su computadora. ¿Por qué no la tenía en su cuarto? Porque Joey sabía que era una gran tentación para él, y aunque lo dejaba jugar bastante, tenía ciertos límites sanos que no estaba seguro de que su hijo pudiera cumplir si el aparato estuviera en su habitación.


 


Joey bajó y siguió cocinando. A la par de eso, puso música y se puso a cantar. Después de un rato, Duke se puso a lavar lo que había usado, y alistó sus cosas.


 


-Ya me voy. Muchas gracias por todo- el rubio dijo un suave «ajá» sin siquiera voltear. Le estaba cansando la situación de tener a Duke ahí todos los días, y a la vez no se sentía con la fuerza de correrlo definitivamente. El pelinegro se fue y Joey sintió el ambiente más ligero.


 


No pasaron ni 2 minutos cuando sonó la campana que tenía afuera.


Se asomó por la ventana para preguntar quien era, y Mokuba le contestó. Salió a abrir el cancel de la calle, y la sonrisa de Mokuba le quitó el mal sabor de boca que le había dejado Duke.


 


-Hola Mokuba, bienvenido- Joey era un hombre muy sonriente, y eso era algo que el hermano menor de Seto ya había notado.


 


-Hola Joey, muchas gracias por recibirme. Kuma me preguntó que si podía venir a jugar, y como hoy por la tarde no tengo ningún compromiso con mi hermano, decidí que era un buen día- pasaron a la casa, y Joey le habló a Kuma, quien bajo con velocidad para llevarse a su amigo al cuarto donde podían jugar.


 


Joey fue a la cocina y siguió cocinando.


En menos de 1 hora estaba llamando a todos a comer. Y aunque tardaron como 10 minutos en hacerle caso, ya estaban todos sentados y listos para comer.


 


-¿Qué hay de comer papá?- Kuma sospechaba que era algo que no le gustaba.


 


-Caldo de pollo- los gemelos se pudieron felices porque era un platillo que les gustaba, pero Kuma se quería dar de topes en la pared.


 


-¿No te gusta?- cuestionó el invitado.


 


-Me lo puedo comer, pero no me gusta. Es que antes mi papá lo hacía tanto, que me cansé de él- Mokuba rió con suavidad.


 


-Bueno, a mí sí me gusta. Muchas gracias por invitarme a comer- Joey pudo notar que el pelinegro tenía buenos modales; no es que le importara mucho, pero le agradaba que alguien así fuera cercano a su hijo.


 


-¿Qué comen en tu casa Mokuba?- Hana estaba feliz de tener visitas, mucho más que fuera Mokuba porque le había agarrado cariño.


 


-Mmm... pues de todo la verdad. Comida de aquí y allá... japonesa, italiana, china... de todo un poco- un ligero sonrojo apareció en las mejillas del muchacho, y Kuma rió. No que fuera la intención burlarse, pero le dio risa la situación.


 


-Pues estás invitado a venir cuando quieras- dijo el rubio mientras terminaba de pasar los platos servidos. Comieron en silencio, y Mokuba se enamoró del caldo que había hecho Joey.


 


-En serio, tenía mucho tiempo que no probaba algo así. En casa, cuando hacen caldo de pollo, sabe muy distinto. Ya les he dicho que algo falta para que quede bueno, pero nadie sabe que ponerle, así que seguimos en las mismas- Mokuba se rascó la cabeza por la nuca, riendo algo avergonzado y contagiando la risa a los demás.


 


-¿Quién cocina en tu casa?- a Kuma le llamó la atención lo dicho por su amigo, por lo que quiso preguntarle. Joey estaba en las mismas, pero le pareció indiscreción preguntarle, aunque por dentro se alegró de que Kuma lo hiciera.


 


-Pues tenemos 2cocineras de base, y otras 2 que asisten cuando hay visitas o algún evento en casa- Kuma y Joey se voltearon a ver, absolutamente sorprendidos.


 


-¿Es en serio?- dijo Kuma. El pelinegro sonrió.


 


-Sí, claro. No tendría por que decirles algo que no es real- a verdad era que ni Joey ni sus hijos sabían quienes eran esos hermanos, Seto y Mokuba.


 


-¿Y cuántas personas viven en tu casa?- wow, media cuadra quizás, pensó el adolescente. Mokuba sonrió.


 


-Solo somos Seto y yo- entonces Joey pensó que quizás estaban siendo poco corteses al estar ahí de preguntones, por lo que cambió el tema.


 


-Bien, pues siempre que quieras comer este tipo de caldo, solo avísame y te invito a comer- Mokuba se veía feliz. Se notaba que para él era muy real eso de «panza llena, corazón contento».


 


Terminaron los dos menores más grandes y se fueron un rato a jugar a la habitación de Joey, con la computadora de Kuma. Los gemelos terminaron lo suyo y también se fueron a jugar, y el rubio se quedó recogiendo la cocina él solo. Se quedó pensando en lo que había dicho Mokuba.


 


¿Quién era Seto realmente?


 


Solo había conversado con él un par de veces, además de cuando salieron al parque de diversiones, en donde por cierto no tuvieron casi oportunidad de platicar entre ellos. Una maraña de dudas empezó a entraren su mente.


 


Era más que claro que el castaño lo había impresionado a un nivel físico desde la primera vez que lo vio; le pareció que tenía mucho tiempo sin ver alguien tan guapo, eso si es que alguna vez había visto a alguien así. Y luego se portó tan amable, tan cordial y servicial, que era como si lo hubiera atrapado. Se sentía atraído por él, pero a la vez se sentía con tantas dudas que no estaba seguro de querer tener que ver algo con él.


 


¿Y si era algún mafioso, o alguien peligroso?


 


De repente se detuvo, se puso la mano en la frente y empezó a reírse solo, casi como desquiciado.


 


Se le hicieron tan ridículos sus propios pensamientos. No sabía quien era, pero lo estaba casi juzgando por unas simples palabras que había dicho su hermano menor, que por cierto era el primer amigo que tenía su propio hijo en mucho tiempo; al menos sin contar los virtuales. Además de que se había dado cuenta de que Mokuba era como un gran pan dulce. Estaba seguro de que había mucho detrás de esa fachada de niñote despreocupado y bromista, pero el chico le agradaba.


 


Luego estaba el hecho de que Seto hubiera querido salir y llevar a sus hijos. Estaba más que consciente de que eso hablaba mucho de él, porque no cualquiera se toma semejantes molestias. Y la verdad era que Seto se había mostrado amable y agradable con sus hijos. Es decir, no solo los invito a salir a todos, sino que denotó que él también lo disfruto.


 


No podía ser alguien malo... ¿o sí?


 


Bueno, su cabeza estaba hecha bolas de nuevo, pero decidió concentrarse en lo suyo para poder pasar a algún otro pendiente. Pensar en Seto lo consumía en verdad, porque tenía demasiadas dudas.


 


Pasaron un par de horas antes de que los muchachos bajaran a que Mokuba se despidiera de Joey.


 


-Ya me voy, mi hermano me habló que me necesita- Mokuba le sonrió con cariño, y Joey lo hizo también.


 


-Bien, gracias por venir, y recuerda que eres bienvenido cada vez que quieras- Mokuba asintió, se dio media vuelta para irse, y justo antes de salir volteó con Joey.


 


-Ah sí, me pidió mi hermano que te recordara del domingo, para que estén listos- Joey asintió.


 


-Claro, lo tengo en cuenta. Solo hazme el favor de comentarle que necesito regresar a casa después del mercado para dejar mis cosas. Después de eso, podemos ir a donde gusten- Mokuba aseguró que le diría a su hermano, y salió de la casa con Kuma, quien o acompañó hasta la esquina.


 


Cuando Kuma entró a la casa, Joey lo llamó a la cocina.


 


-Todo bien hijo?- la verdad era que Kuma se veía muy contento.


 


-Sí papá, nos la pasamos muy bien. Me divertí mucho- Joey vio en su mirada una total sinceridad.


 


-Me da gusto. Y lo que le dije es real, siempre que lo quieras invitar o que él te diga que quiere venir, adelante. Pregunta por si hay algún plan, pero en general está la puerta abierta para él- Kuma agradeció con un abrazo y luego se subió a seguir jugando.


 


Y entre una cosa y otra, pendientes y más pendientes, se pasó el día. Y todo el tiempo que faltaba para ser domingo.


 


Entonces estaba el rubio atendiendo gente, vendiendo los últimos panes por ahí de la 1 de la tarde.


 


-Vaya, creo que ya debo traer más, a le gente le está gustando mucho- fue el pensamiento en voz alta que tuvo mientras se dedicaba a guardar todo.


 


Cuando tuvo todo listo, fue a buscar a Kuma.


 


-Kuma, avísale por favor a Mokuba que ya terminamos la venta, que se acabó el pan, y que si mejor nos vamos a casa a dejar todo y allá nos recogen- el adolescente asintió y sacó su celular. Un minuto después colgó.


 


-Dice que apenas va a recogerlo su hermano porque tenía unos pendientes, pero que él piensa que está bien, y que le dirá a Seto que nos recoja en la casa- Joey asintió y todos partieron para su hogar.


 


No tenían ni 5 minutos en casa cuando solo la campana. Kuma salió disparado para ver quien era, y tal como había pensado, era los hermanos que venían a buscarlos.


 


-Papá, ya llegaron- Joey pidió a Kuma que les dijera que un momento y corrió a cambiarse. No reparó mucho en lo que se ponía, un simple pantalón de mezclilla y una playera blanca eran suficiente para él. Ya hacía tiempo que había decidido vestirse siempre como quisiera hacerlo.


 


Y es que hubo un tiempo con Duke en que le peleaba su manera de vestir, y le exigía que se vistiera mejor y se arreglara todos los días. Nunca fue de vestirse muy bien, y en ese tiempo en el que estaba cegado de amor por Duke, empezó a vestirse de maneras incómodas para él. No le gustaba ni verse al espejo. Lo mantuvo así mucho tiempo porque Duke siempre le decía cosas bonitas, y lo hacía sentir bien.


 


Pero ahora que estaban separados, y desde que las cosas entre ellos ya no marchaban muy bien, decidió que no iba a cambiar nada por nadie. Que si algún día llegara a tener relación con alguien más, se mostraría tal cual era; si así era aceptado, que bien, y si no, pues entonces estaba bien, porque ya no quería aparentar ser algo que no era solo por darle el gusto a alguien.


 


Terminó de cambiarse y peinarse y movilizó a la tropa. Salieron y vieron como Seto estaba recargado en la camioneta, mientras Mokuba y otro muchacho más alto que él estaban riéndose.


 


-Hola- saludó Joey, sintiéndose un poco nervioso. Seto, como siempre, le dedicó una amable y casi cariñosa sonrisa.


 


-Hola Joey, es un gusto verte- le extendió la mano y se saludaron como cada vez que se veían.


-¿Están listos para divertirse?- fue el saludo que Mokuba les hizo a los gemelos, que casi gritaron de emoción. Bueno, Hana gritó; Hoshi era más reservado, y aún así estaba emocionado.


 


-Él es Noah, amigo de Mokuba. Espero se lleven bien con él- el chico de cabello verde saludó a todos, y todos lo saludaron a él. Era evidentemente más grande que Mokuba, no solo por su altura sino que su semblante no era tan inocente. Todos subieron y emprendieron marcha.


 


-¿A dónde iremos?- Seto y Joey podían platicar, mientras toda la bola de chamacos estaba bromeando y riendo en la parte de atrás.


 


-Vamos a un lugar en donde creo que se divertirán mucho, y tú y yo podremos platicar con más privacidad- esas palabras causaron un sonrojo en el rostro del rubio.


 


Esta vez no tardaron mucho en llegar. Era un centro comercial; uno muy exclusivo por cierto. Joey nunca había estado ahí, porque el tipo de negocios que había eran para un nivel adquisitivo más alto que el suyo.


 


El castaño guió a todos hasta un muy grande lugar lleno de trampolines por todos lados. Había a nivel de suelo y también algunos en las paredes. Entonces Joey entendió por que Seto había dicho que podrían platicar; mientras los menores brincaban, tendrían un espacio para ellos. El rubio se sonrojó de nuevo.


 


Seto pagó por todos, y los menores entraron a canalizar su energía de manera sana. Joey solo esperaba que no hubiera accidentes.


 


Mientras ellos brincaban, corrían y reían, Seto invitó a Joey a sentarse en una pequeña mesa cerca de donde estaban los gemelos.


 


-¿Quieres tomar algo?- se sentaron uno frente al otro. La mesa era pequeña y redonda. Si se estiraban, podían tocarse.


 


-Un vaso de agua está bien. Si tomo algo más, seguramente no tendré hambre para cuando terminen. Y recuerda que esta vez yo invito- Joey no contaba con muchísimo presupuesto, pero no estaba dispuesto a asumir el papel de damisela con Seto. El castaño le sonrió.


 


-No podría olvidarlo, si a cada rato me lo recuerdas- el rubio se sonrojó.


 


-Bueno, es que es la verdad. Y algo me dice que no me vas a dejar pagar nada- el castaño rió con suavidad.


 


-Preferiría pagar yo, pero veo que es algo importante para ti, por lo cual no me opondré a ello- Joey sintió una calidez en el pecho con las palabras del ojiazul. Le estaba mostrando que respetaba lo que era importante para él. Y eso era algo que necesitaba sentir, mucho más si era con alguien con quien quizás podía tener algo a un nivel sentimental, porque tenía carencias en ese aspecto ya que Duke casi no respetaba sus gustos. Siempre lo tomaba en cuenta, pero a fin de cuentas se hacía lo que él decía, se escuchaba la música que él ponía, y como esos ejemplos, muchos más.


 


-Pues sí, es importante. Muchas gracias por respetar eso, me haces sentir bien- el castaño amplió aún más su sonrisa.


 


-Quiero que te sientas cómodo conmigo. De repente me parece que estás un poco tenso, y es algo que busco evitar- el rubio se sintió descubierto, y se apenó.


 


-Bueno, la verdad es que a veces tengo muchas dudas acerca de ti, y eso me puede incomodar o tensar- también había decidido ser absoluta y totalmente sincero consigo mismo y con todo aquel con quien tratara. Y estaba más que dispuesto a cumplirlo, costara lo que costara.


 


-Bien, pues aprovéchame. Aquí estoy y te puedo responder lo que quieras- entonces Joey se quedó mudo. Tenía tantas dudas, y a la vez prefería no saber nada y seguir disfrutando del flirteo que se daba entre ellos de manera natural.


 


-¿Qué buscas al querer estar conmigo?- bueno, es cierto que quería saber quien era, pero a la vez no quería preguntarlo.


 


-Me gustaría conocerte. Me llamaste bastante la atención desde la primera vez que te vi, y quisiera conocerte mejor- el castaño era alguien muy directo, y Joey lo estaba corroborando.


 


-¿Y después?- Seto lo miró con cariño.


 


-Cuando hayamos pasado suficiente tiempo juntos, podemos entonces decidir si intentamos que algo entre nosotros funcione- la cara del rubio se volvió un semáforo rojo. Se había dado cuenta de que el castaño era directo, pero eso ya era demasiado.


 


-¿Y qué pasa si tú quieres y yo no?- la sonrisa no se borró de los labios del castaño.


 


-Pues entonces quedarán bellos recuerdos del tiempo que compartimos juntos. Además me da la impresión de que mi hermano ha encontrado un nuevo amigo- cuando estaba diciendo eso volteó a ver a los 3 mayores, que estaban correteándose y aventándose pelotas como niños chiquitos. Joey los observó también, y vio como Kuma se desenvolvía cómodamente junto al pelinegro y también el otro muchacho.


 


-¿Quién es Noah? Me parece que hay algo más ahí- el rubio siempre había sido perceptivo a su alrededor, aunque a veces no pareciera por lo infantil o inocente que podía ser.


 


-Noah es un buen amigo de mi hermano desde hace tiempo. Aunque si me lo preguntas, creo que está interesado en Mokuba- ninguno de los dos les quitaba la vista de encima a los muchachos.


 


-Creo que tu hermano también está interesado en él, o al menos esa impresión me da- el castaño volteó a ver a Joey, observándolo con detenimiento.


 


-¿Por qué lo dices?- Joey suspiró y volteó su mirada a la ojiazul.


 


-Por que los ojos de Mokuba brillan cuando ven a Noah, y eso siempre es por algo- por un momento, Joey viajo en su mente a los inicios de su relación con Duke. Era cierto que se habían escondido por la diferencia de edades y porque Joey era menor de edad, pero con todas las trabas que tenían, Joey se había enamorado perdidamente de él. Le parecía el hombre más hermoso del planeta, y sentía que no podría tener nada con nadie que no fuera él; nunca.


 


Ver la mirada de Mokuba llena de amor y de ilusión hizo que se viera a si mismo cuando tenía su edad, y por unos momentos deseó que las cosas se hubieran dado distintas con Duke, porque en verdad que lo había amado con todas sus fuerzas.


 


-¿Estás bien?- la voz del castaño lo sacó de sus pensamientos, y le sonrió con melancolía.


 


-Sí, todo bien. Solo que Mokuba me recordó a mi mismo cuando era joven- Seto lo observó con detenimiento.


 


-Bueno, no es que estés muy viejo- ambos rieron con suavidad.


 


-Sí pues, me refiero a cuando tenía su edad más o menos- el rubio volvió a voltear a ver a los muchachos, que en ese momento estaban librando una feroz batalla de pelotas de plástico. Si le hubieran pegado a uno de los niños por accidente, habrían hecho que se pusiera a llorar.


 


-Has de haber sido muy hermoso- esas palabras volvieron a hacer que Joey se sonrojara.


 


-No lo sé, quizás sí. Depende de quien me lo diga, es por como me ve- hicieron contacto visual una vez más, y pudo ver un brillo en la mirada azul.


 


-Eres hermoso, de seguro lo eras desde antes- Joey rió con pena y se puso aún más rojo.


 


-Ya no digas eso que me da pena- volteó a ver el techo, tratando que se le bajara un poco todo lo que estaba sintiendo. El castaño levantó su mano y con el dorso acarició la mejilla de Joey, quien se sorprendió ante el contacto.


 


-No hay nada de que apenarse, en verdad eres muy apuesto- parecía que Seto lo devoraba con la mirada; como si fuera un animal apunto de brincarle a su presa.


 


-Tú también lo eres- Seto sonrió aún más ante esas palabras. Luego se enderezó y lo siguió observando desde su lugar.


 


-Me gusta estar contigo y con tus hijos. Me da gusto haberlos conocido. Creo que alguna fuerza mayor nos puso uno frente al otro ese día- Joey se sorprendió con las palabras del castaño.


 


-¿Por qué lo dices?- el rubio tenía toda su atención puesta en el castaño.


 


-Ese día que nos conocimos, yo no iba a ir al mercado. Mokuba iría solo, pero la persona que lo iba a llevar tuvo un contratiempo en el tráfico y no pudo llegar por él. Yo tenía una junta imprevista de trabajo, y si acompañaba a Mouba iba a llegar tarde, por lo que quise posponer esa ida, que por cierto iba a ser la primera vez que iba. Pero Mokuba se molestó conmigo, me dijo que era un insensible y muchas cosas más, y uso sus recursos de hermano menor para acabar llevándome aún en contra de mi voluntad. Y no es que no quisiera, es que tenía prisa- Joey estaba sorprendido con el relato.


 


-¿Por eso llegó Mokuba solo primero?- el castaño asintió, bebiendo de su vaso.


 


-Así es. Yo estaba esperando en la camioneta cuando llegó Mokuba diciendo que había encontrado el mejor pan del mundo, y me pidió que lo acompañara. Yo podría haberle dado dinero para que comprara lo que quisiera, pero insistió en que lo acompañara, así que lo hice. Y fue ahí donde te vi por primera vez- la mirada del ojiazul estaba sobre Joey, y el rubio estaba procesando lo que acababa de escuchar.


 


-¿Entonces fue Mokuba quien te llevó?- Joey parpadeaba, acomodando las piezas en su cabeza.


 


-Sí, no quiso ir solo y tuve que llevarlo y acompañarlo. Es la primera vez en muchos años que llego tarde al trabajo, pero la verdad es que mi sensación interna era de júbilo- Joey nunca había tratado con alguien que fuera tan directo y tan seguro de si mismo. Pensó que podría aprender mucho de Seto, ya que el carácter era algo que quería fortalecer.


 


-Bueno, siempre he pensado que todo pasa por algo- el rubio le sonrió.


 


-Creo lo mismo, aunque también creo que uno es capaz de transformar su realidad de acuerdo a lo que quiere. Depende de como piensas y de donde pones tu atención. Trabajar por lo que quieres- Joey de pronto se sintió superado, y lágrimas inundaron sus ojos.


 


Estaba conociendo a un hombre que parecía apareció de pronto y probablemente sería lo más parecido a su amor ideal.


 


Durante mucho años él había pensado como Seto lo estaba planteando, pero Duke se encargó de cambiar su percepción de las cosas. El pelinegro creía que uno podía generar su realidad pero solo hasta cierto punto, porque tenían que alinearse muchas cosas para que eso pasara. Incluso le llegó a decir que pensaba que todo era obra de un ser superior, y que si no se daban las cosas eran porque ese ser conducía por otro camino.


 


Claro que Joey entendía eso, y hasta cierto punto lo consideraba real. Pero siempre le había dado un valor especial y real a su mente y sus pensamientos, y cada vez que lo expresaba cuando Duke estaba ahí, solo devalorizaba su manera de pensar y decía que las cosas no eran así.


 


Entonces el encontrarse con Seto y saber que compartían ese tipo de pensamientos lo hizo sentirse feliz. Ni siquiera sabía exactamente por que estaba llorando, pero intuía que algo dentro de él estaba liberándose.


 


-¿Dije algo que te molestó?- el castaño lució preocupado; era la primera vez que Joey le veía ese semblante.


 


-Para nada, discúlpame que reaccione así. Es solo que yo pienso así como tú, y que podamos congeniar con eso me hace sentir... ni se como, pero me hace llorar. No es por tristeza; al contrario, es más bien de felicidad- la sonrisa que el rubio mostró entre las lágrimas tranquilizó al castaño, quien levantó sus manos y limpió el rostro de Joey.


 


Por un momento, mientras Seto sostenía a Joey por las mejillas, sus miradas se conectaron y sintieron como si todo a su alrededor desapareciera. Ya no había trampolines, ni paredes, ni personas, ni mesa, ni nada. Estaban ellos dos solos, existiendo solo para ellos, mostrándose a un nivel muy íntimo. Un nivel de intimidad que ninguno había compartido con nadie más. Con todo y que Joey tenía 3 hijos y una larga historia con Duke, estaba conectando con el castaño a un nivel superior.


 


Y entonces una vocecilla los sacó de esa burbuja en la que estaban metidos.


 


-Papá, mira como salto- Hana llamó su atención, y ambos voltearon para ver como saltaba y caía en una alberca de pelotas. Joey comenzó a reír sin sentido alguno, y Hana se sintió feliz de ver así a su papá. Seto bajó sus manos, pero su mirada seguía en el rubio que lo embelesaba cada vez.


 


Los gemelos se pusieron a hacer sus trucos frente a Seto y Joey, quienes les aplaudían y reconocían sus logros.


 


-¿Por qué no juegan una carreras? Dos vueltas a todo el lugar, a ver quien gana- la verdad era que el rubio quería seguir hablando con el ojiazul, así que trató de desviar la atención de los niños. Y funcionó, porque eran muy competitivos entre ellos.


 


-Tus hijos son muy hermosos. Y no me refiero nada más en lo físico. Se ve que son niños sanos y bien cuidados. Estás haciendo un buen trabajo- Joey volteó la vista al castaño, que no se cansaba de observarlo.


 


-Ser papá es complicado a veces. Mucho. Pero la recompensa lo vale- a Joey le brillaba el alma cuando hablaba de sus hijos, y más cuando la persona con la que hablaba compartía cariño por ellos- el castaño se le quedó viendo, suspiró y se recargó en su silla.


 


-¿Puedo hacerte una pregunta?- el rubio asintió.


 


-Claro, las que quieras- Seto tardó varios segundos en hablar.


 


-¿Aún te ves con su papá?- Joey no quiso malinterpretar la pregunta, por lo que pensó bien su respuesta.


 


-Aunque no quiera, voy a tener cierta relación con Duke, su padre, por lo menos hasta que Hana y Hoshi sean mayores de edad. En ese sentido, nos vemos seguido, además de que le gusta estar presente en sus vidas; es importante para él y para ellos también. En otro sentido, hace tiempo que él y yo no tenemos nada que ver. No me interesa volver a enredarme con él- Joey era lo más sincero posible; el castaño se había portado así y no daría menos que la misma sinceridad.


 


-Me pregunto como fue que te dejó ir. Eres un hombre extraordinario, al menos para mí. Yo en su lugar, habría hecho mucho más porque fueras feliz a mi lado- Joey se sonrojó por las palabras del castaño, y a la vez suspiró.


 


-Las circunstancias en las que me junté con Duke fueron complicadas. Nos costó muchos años poder tener una relación abierta a que los demás la vieran. Hace un tiempo yo me di cuenta de que no era feliz; al contrario, me sentía bastante inconforme con mi vida, y en parte eran por maneras o exigencias de Duke. Nos separamos un tiempo con la intención de volvernos a juntar, pero la verdad es que me sentí tan bien solo después de tantos años, que decidí que no quería volver con él- el castaño puso sus antebrazos sobre la mesa, y se acercó al rubio.


 


-A eso me refiero. Yo habría hecho más porque fueras feliz para que no te fueras de mi lado- el rubio sintió al ojiazul cerca, y se volvió a sonrojar.


 


-Bueno, no es que yo sea un inocente pan dulce. Tengo mis muchas fallas y cosas que trabajar y arreglar. Sería injusto que culpara a Duke por todo lo que sucedió- el castaño volvió a acariciar la mejilla del rubio con el dorso de su mano.


 


-Todos tenemos nuestras fallas, nuestras situaciones, y mucho que crecer y trabajar. Estoy consciente de que eres mucho más de lo que puedo ver y percibir. Pero si lo que no puedo ver es como lo que sí veo... wow- fue casi un susurro. Estaban muy cerca uno del otro, y una nueva atmósfera se había formado.


 


Pero esta vez, el castaño la rompió al recargarse de nuevo en la silla.


-Sé a lo que te refieres, siempre habrá algo que mejorar. Aún así... no sé, es como yo pienso; yo no te habría dejado ir. Y no me refiero a por la fuerza. Al contrario, habría trabajado por conquistarte cada día- el rubio le sonrió con nostalgia.


 


-Duke intentó eso en su momento. Es solo que yo ya estaba cansado de actitudes y situaciones que llevaban años sucediendo. Y cuando estuve solo me di cuenta de que me sentía libre y en paz, y eso puede ser muy adictivo, sobre todo cuando llevaba más de 13 años con él. Fue como un respiro, y terminó siendo oxígeno puro- el castaño lo observaba con detenimiento.


 


-¿Y ahora? Porque me comentas que estás muy a gusto solo... ¿no estás dispuesto a intentar tener algo con alguien más?- el rubio se sonrojó y suspiró. Se había prometido a si mismo ser sincero, y se aferraría a eso costara lo que costara.


 


-No estoy cerrado a nada. Ni a una relación ni a nada. Solo que tendría que ser alguien con quien pudiera conectar de verdad, a un nivel tan profundo que las ganas brotaran de mi interior. Y hay cosas que ya no estoy dispuesto a hacer, por lo que si se diera algo con alguien, tendría que respetar esa postura- Joey sabía que quizás podría a alejar al castaño con sus palabras, pero la verdad es que ya no se conformaría con menos de lo que realmente quería.


 


-¿Tú crees que yo podría ser esa persona con la cual llegues a conectar profundamente?- los ojos azules de Seto estaban clavados en los castaños de Joey, y el rubio se estremeció cuando escuchó sus palabras. Suspiró sin bajar su mirada; llevaría esto hasta donde se pudiera.


 


-Pienso que, si en el presente alguien tuviera oportunidad de tener algo conmigo, ese serías tú- por supuesto que había cosas que aclarar y mucho por hablar, pero ese primer paso hizo al castaño sentirse pleno y feliz.


 


-Pues entonces me gustaría que nos siguiéramos conociendo, para ver hasta donde podemos conectar- el castaño extendió su mano y tomó la de Joey. Entonces la acercó a sus labios y depositó en ella un simple, casto, sencillo y corto beso, haciendo que el rubio se sonrojara mientras sonreía.


 


-Eso me encantaría a mí también- el castaño sonrió, volvió a besar el dorso de la mano, y luego lo soltó. Se quedaron ahí, en silencio.


 


Habiendo tanto de que hablar, tantas dudas que externar, tanas cosas por saber, decidieron disfrutar de la compañía que se ofrecían entre ellos mientras miraban a los menores jugar mientras exudaban felicidad por cada uno de sus poros.


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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