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Amor Propio por Iztaxochitl

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Notas del capitulo:

Verdades al descubierto

Enamoramientos crecientes

Conversaciones reveladoras

 

Todo eso y más en este nuevo capítulo

 

Amor para todos!!

El martes por la mañana, Joey dejó a los gemelos en la escuela y regresó a darse un baño y arreglarse para salir. Kuma lo veía divertido, porque pocas veces había visto así a su papá; nervioso. Le daba gusto verlo con Seto, porque había notado la inminente atracción que era casi palpable entre ellos; y a la vez le daba risa ver a su papá, que solía ser sereno y tranquilo, nervioso por la presencia de alguien más.


 


Iba saliendo del baño cuando llegó un mensaje.


 


-Es Seto, pasa por mí en 20 minutos- Joey se puso un pantalón de mezclilla y una playera sin mangas color verde fuerte. El rubio no hacía ejercicio, pero su cuerpo era naturalmente atlético; no todos le creían cuando decía que tenía 3 hijos.


 


-Vaya, te ves bien papá- el rubio le agradeció y lo abrazó. Le gustaban los abrazos de Kuma, eran cálidos y fuertes. Lo hacían sentir bien.


 


-¿Qué le digo a mi padre si viene?- Joey no pensó su respuesta.


 


-Nada, solo dile que salí un rato y que después vengo. Llegaré a tiempo para recoger a tus hermanos, y si por cualquier cosa veo que se me va a hacer tarde, te aviso para que vayas- el adolescente asintió.


 


-¿Y si le digo a mi padre que saliste con tu novio?- el rubio se sonrojó y le golpeó el brazo con suavidad.


 


-No molestes, Seto no es mi novio- Kuma reía con fuerza.


 


-Aún- Joey lo golpeó de nuevo, un poco más fuerte. Salió de ahí todo rojo de la cara. No estaba molesto, era su manera de llevarse con Kuma. Además de que le daba gusto porque esa era casi una aprobación por parte su hijo para salir con el castaño.


 


A veces, entre la poca diferencia de edad y la manera en que se llevaban, parecían más hermanos o amigos que padre e hijo.


 


Joey tomó lo que le faltaba y salió a esperar a Seto, cosa que no tuvo que hacer mucho porque en menos de 3 minutos llegó el castaño. No se bajó del auto, solo se detuvo mientras Joey subió.


 


-Hola- saludó Joey viéndolo a los ojos, a lo que Seto respondió con un beso en la mejilla del rubio. Era la tercera vez que hacía eso, y cada vez el rubio se sonrojaba con violencia.


 


-Hola, ¿estás listo?- el rubio asintió.


 


-Claro, tengo mucha hambre- el castaño sonrió y arrancó.


-¿Alguna preferencia?- Joey pensó por un momento.


 


-No en realidad, ¿tú?- Seto se tomó un momento para voltearlo a ver a los ojos.


 


-Solo estar contigo- sus ojos regresaron al camino, aunque con su capacidad de atención podía ver su sonrojo. El rubio se sintió halagado, como le pasaba con constancia cuando estaba con Seto.


 


-¿Todo bien con Kuma, Hoshi y Hana?- el rubio asintió.


 


-Sí, los gemelos están en la escuela y Kuma se quedó en la casa. Estaba contento, le gusta estar solo- en un semáforo el castaño volteó a verlo.


 


-En otra ocasión lo invitamos también. Seguro Mokuba estará feliz de verlo, parece que se llevan muy bien- el rubio sonrió. Le gustaba la manera en que Seto no solo era atento con él, sino también con sus hijos. Y notaba que no era algo superficial, porque mostraba preocupación por ellos aún cuando no estaban.


 


-Sí, he notado que se la lleva muy bien con Mokuba. Creo que platican con constancia por las tardes- el castaño asintió.


 


-Sí, y también juegan en línea. Los videojuegos son una gran pasión de mi hermano, y creo que la comparte con tu hijo- el rubio asintió.


 


-Así es. Cuando Kuma era pequeño no jugaba nada; Duke no lo dejaba. Cuando empezó a crecer lo quise convencer de que lo dejara jugar con ciertas reglas, y después de un tiempo accedió. Entonces yo le empecé a mostrar muchos juegos con los que yo crecí, y estaba fascinado. Ahora hasta me gana en algunos- ambos rieron con suavidad.


 


-Pues me da gusto que compartan eso. A Noah le agradan, pero está enfocado en otras cosas, y no le dedica tanto tiempo a los juegos. Mokuba no, ese podría pasar 10 horas al día jugando y no se cansaría- el rubio rió.


 


-Igualito que Kuma, con razón se llevan tan bien- el castaño dio una última vuelta en su trayecto y estacionó el vehículo. Se bajó con seguridad y fue seguido por el rubio. Entonces pasó algo extraño.


 


El castaño se acercó a la persona de la entrada. Sin decir ni media palabra, le hicieron una reverencia y los hicieron pasar a un espacio privado, donde estaban solos ante una pequeña mesa.


 


Era un espacio precioso. En las paredes, que era color madera oscura había enredaderas y plantas acomodadas con delicadeza y extravagancia a la vez. Del techo también colgaban alguna macetas, lo que le daba un toque salvaje. La mesa era de mimbre y estaba pintada de color negro. Todo así oscuro le daba un toque místico, íntimo... casi podríamos decir excitante.


 


Les entregaron el menú, y el mesero se retiró. Joey estaba viendo que iba a pedir cuando sintió la mirada del castaño encima. Volteó a verlo y casi parecía que Seto quería comérselo. Tenía una mirada intensa.


 


-¿Qué quieres?- cuestionó el castaño sin dejar de verlo.


 


-No lo sé, todo suena delicioso- Seto le sonrió. La verdad era que Joey se había fijado también en los precios, era una tendencia que tenía después de años de carencias, y todo era bastante costoso.


 


-Pide lo que quieras. Ni siquiera te fijes en el precio, de verdad. Yo te invité y no quiero que eso te ponga nervioso- parecía que era super transparente para el castaño, o que lo sabía leer cual libro abierto.


 


-Bueno, la verdad es algo que no puedo evitar fácilmente, la mayoría de las veces lo hago sin pensar. ¿Por qué no pides por mí?- el castaño sonrió.


 


-Apuesto a que así era cuando salías con Duke, él pedía por ti y por todos- el castaño tenía razón. No era que Duke impusiera todo, sino que Joey le daba el poder de decidir, y aunque siempre lo tomaba en cuenta, Joey no pedía ni su propia comida. Lo que el rubio no entendía era como Seto podía deducir todo eso. ¿Leería la mente acaso?


 


-Pues sí, tienes razón. La mayoría de las veces era así- el rubio se cohibió y se apenó bastante. A una parte de él no le importaba para nada lo que le dijeran o lo que opinaran de él, pero con Seto era algo diferente. Aunque se había propuesto mostrarse tal cual era, ese tipo de detalles lo hacían sentirse pequeño.


 


-Bueno, pues entonces empieza a cambiar eso. Has cambiado tu vida en muchos sentidos, da un paso más- el rubio reflexionó en sus palabras; tenía razón.


 


-La verdad es que no me costaría trabajo escoger algo del menú, pero me incomoda el precio de las cosas. Sigo pensando que me aprovecho de tu buena voluntad- las últimas palabras las dijo con una carga de drama extra, lo que causó risas entre los dos.


 


-Puedo entender eso. Ahora te voy a preguntar algo, ¿qué tal si a mí me gusta que te aproveches de mí?- la mirada de Seto era casi sensual, y generó múltiples reacciones en Joey, tales como rojo fuego en el rostro, palpitaciones aceleradas y mariposas en el estomago.


 


-Hem, pues... yo...- se le empezó a trabar la lengua como si no supiera hablar, lo cual causó una gran carcajada del castaño, que ayudó a aligerar el ambiente. El rubio se contagió de la risa, pero mucho más suave.


 


-Bueno, si te sirve de consuelo te voy a decir un secreto- eso llamó la atención del rubio.


 


-¿Secreto?- el castaño asintió.


 


-Sí, resulta que este restaurante... es mío- Joey se quedó casi en shock.. ¿Había escuchado bien? Siempre le había parecido que Seto escondía algo, pero... ¿en serio? Se había quedado sin palabras.


 


El castaño rió, y lo miró a los ojos.


 


-Vamos, no es algo malo- el rubio regresó a su realidad.


 


-No, no creo que sea algo malo. Me podría parecer genial, pero... es que es sorprendente- Joey nunca se había caracterizado por tener una autoestima muy alta. Claro que había empezado a conectar con un profundo amor propio tiempo atrás, que fue lo que llevó a darse cuenta quien era Duke en realidad y a separarse de él, pero de eso a que un tipo guapísimo y con, evidentemente, mucho dinero se fijara en él... casi no lo podía creer.


 


-No tiene nada de sorprendente. Si quieres algo, trabaja por ello, lo demás se irá acomodando poco a poco. Esa es mi realidad, y por eso tengo este lugar- el rubio examinó su mirada. No veía el más mínimo rastro de mentira, engaño o farsa en esos hermosos ojos azules, y eso lo hizo sentir más tranquilo. Aunque le daba la impresión de que estaba ante la punta del iceberg.


 


-Seto, ¿quién eres tú en realidad?- la pregunta salió casi de sus entrañas. La había tenido en mente desde hacía muchos días, pero solo hasta ese momento se atrevió a externarla.


 


-Creo que no lo sabes, ¿o sí?- el rubio lo miró con absoluta confusión.


 


-No, en verdad solo eres Seto para mí, pero creo que eres más que eso- el castaño negó con la cabeza.


 


-No en realidad. Sea como sea, sigo siendo yo. Me gusta estar contigo porque no me juzgas ni tienes motivos ocultos conmigo. Eres transparente en tus intenciones y en tu actuar, y eso me fascina- el rubio se sonrojó, pero no bajó la mirada.


 


-¿Entonces me dirás?- el castaño se acomodó en su silla.


 


-Puedo hacerlo, no es que me avergüence ni nada. Solo que no quiero que tu trato hacia mí cambie por eso- el rubio negó con la cabeza.


 


-Yo no trato a la gente por el dinero o las cosas que tiene. La gente es gente, y el respeto entre seres humanos es básico. No soy más que nadie, nadie es más que yo. Mi trato hacia ti se ha ido formando por el tiempo que hemos pasado juntos, y no tiene que ver con lo que tengas o no tengas- el castaño le sonrió con calidez, luego levantó su mano para acariciar su mejilla por unos segundos antes de regresar a su posición inicial.


 


-¿Sabes? A veces me parece que tienes cara de un lindo, travieso y consentido cachorro- el rubio hizo un puchero y el castaño rió. Con eso se aligeró bastante el ambiente.


 


-Cachorro, yo soy Seto Kaiba- Joey parpadeó varias veces. Se quedó inmóvil y atónito. ¿Seto Kaiba? ¿Estaba con Seto Kaiba? ¿Todo el tiempo estuvo con él? Su mente estaba por explotar.


 


Seto Kaiba era el dueño y CEO de Kaiba Corp, una empresa de talla mundial dedicada a los videojuegos con la mejor tecnología de todo el planeta. Se había originado en Ciudad Dominó y había crecido a pasos agigantados desde que Seto Kaiba había llegado a ser presidente y dueño de la compañía. De hecho él había salido cientos, o quizá miles, de veces en la televisión, pero como Joey vivía en condiciones muy precarias cuando estaba con Duke, y además de que no gustaba nadita de ver noticias porque consideraba que solo salía pura mierda y cosas negativas, pues nunca jamás lo había visto ni a través de la pantalla.


 


Seto tuvo la paciencia de esperar a que el shock del rubio pasara. Sabía del gran gusto de el rubio por los videojuegos porque le había comentado algo y además Mokuba también lo había sacado en alguna plática, por lo que dedujo que era un balde de agua fría para él. Así que esperó sin forzar nada.


 


-Vaya, ahora muchas cosas tienen sentido, como que me dijiste que trabajas en Kaiba Corp, o darme cuenta que hablabas por teléfono los domingos con gente de la oficina. ¿Por qué no me dijiste antes?- el castaño sonrió.


 


-Me gusta ser solo Seto contigo. Hacía mucho tiempo que no me sentía así con alguien, sin el peso de mi apellido o de mi presencia. De hecho fue bastante curioso, pensé que me dirías algo la segunda vez que nos vimos. Pensé que me reconocerías, y como no pasó, decidí seguir el juego. No por mentir o ocultar cosas, solo por como me siento cuando estoy contigo. Me gusta mucho sentirme así. Tú me gustas mucho- era la primera vez que se lo decía directamente, a pesar de que ya se lo había insinuado en muchas ocasiones. El rubio se puso todo rojo.


 


-Wow, esto es... raro. En el buen sentido, pero raro. Incluso nos llevaste a Kaibaland, con razón nos dejaron entrar por otro lado. Solo hay algo que aún no entiendo- el rubio se quedó callado, como pensando.


 


-Adelante, puedes decir o preguntar lo que quieras- el rubio tomó aire y tomó valor. Se notaba que le costaba externar lo que quería.


 


-¿Por qué yo?- la pregunta se quedó en el aire cuando un mesero llegó a ver si ya querían ordenar. Y aunque Seto Kaiba tenía fama de ser un ogro, frío e insensible, solo respondió que en un momento más ordenarían. El muchacho se retiró; se veía un poco nervioso.


 


El castaño volteó, y cuando iba a responder la pregunta del rubio, vio como se estaba riendo.


 


-Vaya, sí que puedes ser intimidante. Pobre chico, se veía que temblaba de nervios- el castaño soltó su risa junto a la del rubio.


 


-Bueno, esa es la fama que tengo- el rubio se secó las lágrimas que tenía en el rostro por la risa.


 


-Pues parece que sí, estaba hecho una gelatina andante- el castaño se quedó viendo como Joey reía. Era reconfortante verlo, contagiaba alegría. Le dedicó una sonrisa sincera.


 


-Acabas de mostrar tú solito la respuesta a tu pregunta- el rubio puso cara de what.


 


-Bueno, en definitiva me perdí de algo, porque no entiendo- Seto rió esta vez.


 


-¿Cómo no fijarme en ti, cuando eres el chico más sencillo que he conocido? Eres humilde pero me he dado cuenta de que estás fortaleciendo tu amor propio para darte a ti mismo tu lugar, actitud que considero muy importante y valioso en una persona. Eres muy amoroso con tus hijos pero no dejas de poner límites para su sano desarrollo. Nunca había visto una relación como la tuya con Kuma; son padre e hijo y son amigos que se apoyan incondicionalmente para salir adelante, a la vez de que le permites cuestionarte y decirte cosas, lo cual demuestra una vez más tu humildad. Eres muy alegre, tanto que es contagioso. Me tratas como Seto, sin expectativas ni nada, y me dejas ser yo con libertad. Y además de todo, eres realmente hermoso- parecía que el castaño se había inspirado, e hizo que Joey se sonrojara y se le llenaran los ojos de lágrimas.


 


Antes de que se pusiera a llorar, el rubio limpió sus ojos y le dedicó una gran sonrisa al ojiazul.


 


Si bien Duke había sido cariñoso con él todo el tiempo que estuvieron juntos, también era muy exigente, y criticaba a Joey en todo lo que no le salía bien.


 


-Vaya, nunca nadie me había dicho algo así. Muchas gracias. No estoy seguro de ser todo eso, pero lo que sí se es que me gusta estar contigo. Tú también me gustas- Joey se tuvo que armar de todo su valor para decir la última frase; hizo sentirse en las nubes al castaño.


 


-Se que no eres perfecto, y yo tampoco lo soy. Pero no espero de ti la perfección. Es más, no espero nada de ti; solo que seas tú mismo, porque así como eres me encantas- el rubio se puso más rojo aún, y no dejaba de sonreír.


 


Pasaron un par de minutos observándose. Había una atmosfera casi mágica en el ambiente. Seto volvió a acariciar la mejilla del rubio, y en cuanto sintió el contacto cerró los ojos. Se veía tan lindo a los ojos del castaño.


 


-Bueno, entonces ahora que ya sabes donde estamos, ten la libertad de pedir lo que quieras- Joey asintió, y volvió a agarrar el menú.


 


No pasó mucho tiempo para que les sirvieran el desayuno, y en un rato más ya estaban levantándose para salir. Hubo un momento, justo antes de salir, que Joey pensó que Seto lo iba a besar. Se puso algo nervioso, pero ese beso nunca llegó, y aunque estaba seguro de que le hubiera encantado, tampoco se sentía decepcionado por ello. Le gustaba que Seto fuera lento con él. Le daba la oportunidad de irse encariñando y enamorando cada vez más de él... le inundaba los sentidos, y eso se estaba volviendo adictivo.


 


Salieron y subieron a la camioneta del CEO.


 


-Vaya, es extraño ir a un lugar a comer y salir sin pagar- el castaño rió.


 


-Bueno, ser el dueño tiene sus ventajas. Quizás en otra ocasión podríamos ir con Kuma y los gemelos a Kaiba Corp, creo que les gustaría- arrancaron rumbo a casa del rubio.


 


-¿Estás bromeando? ¡Les encantaría! Es más, ¡se volverían locos!- el castaño soltó una fuerte carcajada.


 


-Creo que tú también, cachorro- el rubio hizo un puchero ante el sobrenombre.


 


-Oye, no soy un perro- le sacó la lengua infantilmente, a lo que el CEO rió una vez más.


 


-No, perro no, solo un lindo, adorable e indomable cachorro- había veces que a Joey le parecía que Seto se lo quería comer con la mirada, y lo hacía sentirse nervioso. Un rato más y estaban estacionados en la banqueta frente a la casa del rubio.


 


-Me agrada tu casa, es linda. Se ve acogedora- Joey vio la fachada del lugar. Tenía lo suyo, y aunque le gustaba, no planeaba quedarse ahí para siempre.


 


-Es bonita, solo que suele haber un desastre por todos lados gracias a los niños. A veces creo que tienen demasiados juguetes- el mismo Joey soltó una risita.


 


-Bueno, son niños. Para ellos nunca serán suficientes juguetes- Joey asintió y se sonrieron mutuamente.


 


-Bien, pues por más que me encantaría quedarme un rato, me tengo que ir. Kaiba Corp no se maneja solo- el rubio asintió de nuevo.


 


-¿Cómo le haces par encontrar tiempo para salir con nosotros?- la duda lo asaltó de repente.


 


-Bueno, soy el jefe. Manejo mis horarios, y aunque tengo muchas cosas que debo cumplir en ciertos plazos, tengo la ventaja de moverme a mi antojo. Además de que puedo escoger a quien recibir y a quien no, o cuando. En este momento, todos quieren hacer tratos con nosotros, y si les digo que tienen que esperar un tiempo, lo hacen. Entonces estoy en una posición de poder y puedo organizarme como sea. Así siempre tengo espacio para verte- el rubio entendió bien lo que decía.


 


-Sí, el Gran Jefe Seto Kaiba tiene la última decisión en todo- el rubio rió divertido, y el castaño solo lo observaba, totalmente embelesado.


 


-Aunque te diré que últimamente me cuesta trabajo concentrarme, y mucho. Los acontecimientos de las últimas semanas se han metido en mi cabeza y han revolucionado mi perfecto y minuciosamente organizado mundo- Joey casi palpó el cinismo en esa frase.


 


-Vaya, ¿y cuáles son esos acontecimientos de los que hablas? Suenan interesantes- el rubio le siguió el juego, y aunque llevaba las de perder porque Seto era un experto en esos temas, le gustaba divertirse.


 


-Bueno, conocí a un panadero que es muy amable y cordial, que tuvo atenciones genuinas conmigo y que es hermoso como nadie- el rubio se sonrojó. Seto tenía una cualidad especial para hacerlo sentir halagado y apenado a la vez.


 


-Vaya, suena bien. Debe hacer buen pan- el castaño rió.


 


-El mejor de todos. Y estoy seguro de que no es lo único que sabe hacer bien- otra vez Joey sintió como Seto lo devoraba con la mirada.


 


-Seguro sí- el inoportuno teléfono del rubio sonó, interrumpiendo el momento. El rubio comentó que era su papá, a lo que el castaño lo despidió con un beso en la mejilla para que contestara y él se fuera.


 


Joey contestó mientras se despedía con la mano del CEO. Vaya día, lleno de revelaciones.


 


Se quedó en la banqueta platicando con su progenitor. Tenían una muy buena relación desde que él había dejado a Duke, y lo apoyaba en todo.


 


Claro que Joey cuidaba que su papá no se enterara de que estaba apoyando a Duke en lo que se hacía autosuficiente y podía mantenerse por si mismo; no estaba seguro de que pasaría si se diera cuenta de ello.


 


Después de casi 30 minutos de hablar, colgó y entró a la casa. Kuma bajó a recibirlo.


 


-Hola papá, ¿cómo te fue?- Joey lo abrazó y sonrió, y pasaron a la cocina. Se sirvió un vaso de agua y checó la hora.


 


-Todo bien, pero la verdad es que descubrí algo muy interesante sobre Seto- Kuma se le quedó viendo.


 


-¿Que besa bien?- el rubio se sonrojó y golpeó a Kuma en el brazo cuando se empezó a reír. Estuvo tentado a echarle el agua encima, pero lo pensó dos veces ya que él tendría que limpiar.


 


-No sonso, descubrí quien es él- Kuma lo miró extrañado.


 


-¿Qué quieres decir con eso?- Joey sabía que la noticia le sorprendería, y no era para menos.


 


-Él es Seto Kaiba- Kuma se quedó mudo. Una parte de él quería empezar a reír como loco desquiciado, y la otra preguntar a su papá a gritos si estaba diciendo la verdad. Optó por sentarse mientras digería esa información.


 


-¿Qué?- es que no lo podía creer.


 


-Lo que oíste, él me lo dijo. Es Seto Kaiba, dueño y presidente de Kaiba Corp- a Kuma le brilló la mirada.


 


-Wow, que cosas. ¿Es en serio? ¿No me estás jugando una broma?- el rubio rió.


 


-No bromearía con algo así Kuma. Ya te dije que él me lo dijo. Estuvimos en un restaurante bastante caro, y al ver mi incomodidad me dijo que es su restaurante. Después de hablar de eso, me dijo que él es Seto Kaiba. Mi cerebro casi explota- Kuma estaba en las nubes, aún procesando todo eso.


 


-Puedo entender eso, estoy igual- el adolescente se veía como abatido.


 


-Bueno, ¿y aquí todo bien?- el adolescente lo volteó a ver.


 


-Sí, mi padre vino a desayunar y preguntó por ti. Le dije que no estabas. Me preguntó que a donde había ido, pero yo no di detalles. Estuve a punto de decirle que con tu novio, pero me aguanté; no quería un sermón de 2 horas acerca del buen ejemplo- Joey rió con él.


 


-Que bien, no me gusta que le des detalles. Que sepa de ustedes está bien, pero mi vida es mi vida y no le incumbe- esa era la realidad, y ambos lo sabían.


 


-Pues sí. El caso es que vino un rato y se fue sin decir nada. Estaba más serio de lo normal- al rubio le extrañó eso.


 


-Bueno, no perderé el sueño por eso, te lo aseguró- Joey rió y su hijo con él.


 


-En fin, ¿cuándo vamos a Kaiba Corp?- el muchacho estaba emocionado, y el rubio se rió.


 


-Calma, no lo sé. Le comentaré algo a Seto, pero pues ya después le mandaré mensaje. Cielos, ahora que sé quien es, no quiero interrumpir su trabajo- Kuma le dio un pequeño golpe en la cabeza.


 


-Tú nomás no entiendes. Si lo que a Seto le gusta de ti es que eres tú mismo. Si le mandas un mensaje y está trabajando, seguro le caerá bien porque le sacarás una sonrisa estúpida en medio de su ajetreado día. Sigue siendo tú, que eso es lo que le ha gustado de ti; tu honestidad y simpleza- el adolescente no esperó respuesta, sino que terminó de hablar y pasó por un lado de su papá para subir a la habitación a jugar con la computadora.


 


Y Joey sabía que tenía razón. Entró a la cocina y sacó su celular. Iba a mandarle un mensaje a Seto cuando se dio cuenta de que no tenía su número. Se frustró un poco, pero suspiró y siguió adelante; de seguro el castaño lo contactaría.


 


Había sido una interesante y reveladora mañana, que además había disfrutado mucho. Revisó la hora, y vio que era hora de ir por Hana y Hoshi. Avisó al adolescente y salió a buscarlos.


 


Sentía que iba en un mar de nubes, flotando.


Y que unos bellos y profundos ojos azules lo observaban todo el tiempo.


 


 


 

Notas finales:

Hermoso día!

Bonita noche!

 

Amor para todos!!


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