Hora: 9pm
Lugar: Mansión Kaiba
Empty spaces fill me up with holes
Distant faces with no place left to go
Without you within me I can't find no rest
Where I'm going is anybody's guess
Los espacios vacíos me llenan de agujeros
Caras distantes sin lugar a donde ir
Sin ti dentro de mi, no puedo encontrar descanso
A dónde voy, nadie lo sabe
Seto Kaiba se encontraba asomado por uno de los grandes balcones de su mansión. Su mirada se había perdido en aquella inmensidad de la noche estrellada. Dio un trago más a su Whisky Macallan, que le quemó nuevamente la garganta. No sabía cuántas copas llevaba ya acumuladas, creía que muchas, pero aun así, no eran suficientes para sacarse de la mente a Joey Wheller.
Un mes había transcurrido desde que le había dicho al rubio “me volverás a buscar, cuando estés de nuevo borracho, me vas a llamar. Porque eres un perro que siempre vuelve a su dueño”… Vaya que se había equivocado… si había alguien que fuera terco y orgulloso como él… ese era el perro.
El menor no le había escrito, no le había llamado y mucho menos buscado. Al principio no le prestó mucho atención a ese detalle y tuvo una semana bastante tranquila, pero al paso de dos semanas, el vacío en su vida se empezó a notar… vacío que ni Kisara estaba pudiendo llenar.
I've tried to go on like I never knew you
I'm awake but my world is half asleep
I pray for this heart to be unbroken
But without you all I'm going to be is incomplete
Intenté continuar como si nunca te hubiera conocido
Estoy despierto pero mi mundo está medio dormido
Rezo para que este corazón no se rompa
Pero sin ti todo lo que voy a ser es incompleto.
Se enorgullecía al saber que traía al perro arrastrándose por él, que lo había enamorado y este le era fiel ante cualquier circunstancia. Erróneamente había creído que él complementaba a Joey, pero un mes después, se daba cuenta que era al contrario… El cachorro le iluminaba la vida, su oscura, triste y solitaria existencia.
Jamás pensó que el rubio se iría, siempre creyó que incondicionalmente estaría a su lado, aún si se casaba… pero todo se destruyó cuando aquel desconocido entró a sus vidas.
Voices tell me I should carry on
But I am swimming in an ocean all alone
Baby, my baby, it's written on your face
You still wonder if we made a big mistake
Las voces me dicen que debería continuar
Pero estoy nadando en un océano solo
Baby, my baby, está escrito en tu cara
Todavía te preguntas si cometimos un gran error.
El solo recordar el beso fogoso que se dieron esos dos, le alborotaba la bilis y sus instintos asesinos afloraban. No era tonto, al ver la Ducati del otro, supo que ese sujeto tenía un buen estatus y linaje. Podía bajar el mundo a los pies de su cachorro y ese hecho le hizo temer…. temía que le arrebataran a Joey.
Nunca imaginó que alguien podía competir en igual de condiciones por Joey. Había menospreciado el carisma, talento, personalidad y cuerpo del rubio, ignoraba que otros con su clase social quisieran tenerlo a su lado… vaya error.
I've tried to go on like I never knew you
I'm awake but my world is half asleep
I pray for this heart to be unbroken
But without you all I'm going to be is incomplete
Intenté continuar como si nunca te hubiera conocido
Estoy despierto pero mi mundo esta medio dormido
Rezo para que este corazón no se rompa
Pero sin ti todo lo que voy a ser es incompleto.
Jack Atlas, ese era el nombre completo de aquel sujeto. Kaiba había investigado todo de él. También era un amante de los duelos, buen administrador de su herencia de sus padres fallecidos y buen mozo… casi sus mismas cualidades, ¿sería esa similitud lo que le había atraído a Joey?... ¿ era por eso que se habían acostado?, ¿ cuántas veces lo habían hecho?, ¿ a su cachorro le había gustado?.
– ¡MIERDA!- había gritado con odio y recelo mientras la copa de vidrio se destruía en sus manos. El hecho de pensar que otro lo había tocado, besado y lo había hecho gemir, lo estaba llevando al borde de la locura.
Hora: 11: 30 pm
Lugar: Mansión Kaiba
Kisara se encontraba dormida a su lado, cuando vio su mano ensangrentada no dudó en tomar el botiquín y curarlo. Ella no le recriminó la forma en la que se la hizo, ni tampoco preguntó el motivo de su borrachera. Ella era todo lo que cualquier hombre quería en una mujer del hogar, servicial, dulce, atenta, inteligente y carismática…. Lo que cualquier hombre quería, menos él.
Kaiba quería pasión, locura, rebeldía, aventura… necesitaba todo eso que no poseía y que lo hacía sentir incompleto, en resumen, necesitaba a Joey Wheeller.
I don't mean to drag it on
But I can't seem to let you go
I don't wanna make you face this world alone
No es mi intención arrastrarlo
Pero parece que no puedo dejarte ir
No quiero hacerte enfrentar este mundo solo.
– Perdóname Kisara– mencionó mientras le acariciaba la cabeza y se levantaba de la cama. Se colocó un gabán negro y aún embriagado, dejó la mansión. Huyó sin percatarse que la mujer que había abandonado, lloraba a mares en la cama.
Hora: 12: 00 am
Lugar: Calles de Ciudad Domino.
¿Irresponsable?, si y mucho. Estaba conduciendo en este momento por las desoladas calles a toda velocidad, totalmente borracho. Se detenía con frecuencia porque no lograba visualizar bien las luces de los semáforos. ¿Le temía a la muerte?, para nada… Mokuba ya era un hombre hecho y derecho, su empresa estaba en el mejor ranking y la persona que amaba, lo había dejado de lado. No tenía razones válidas para quedarse…
I wanna let you go/ Quiero dejarte ir.
Hora: 1:30 am
Lugar: Calles de Ciudad Domino.
Milagrosamente, casi bendecido por el cielo, llegó a su objetivo. Dejó el auto mal estacionado en la acera y en tropezones salió de él. Subió las escaleras, en las cuales resbaló varias veces y luego de esta titánica hazaña, estuvo al frente de aquella puerta.
Desesperado, golpeó varias veces la puerta, rogando desde su ateísmo, que los dioses le ayudaran a encontrar a Joey.
Finalmente, la puerta fue abierta. Un rubio en bata y con el cabello mojado estaba parado frente suyo.
– ¿ Qué haces aquí?– preguntó consternado.
– Vine por ti… – expresó con su vaho inundado de alcohol.
– Estás completamente borracho, ¿ qué pasó?– dijo dubitativo.
– Vine por ti… – repitió su respuesta.
– ¿ Roland te trajo?
– Vine solo y vine por ti…
– Maldición Kaiba, ¿estás loco?, ¿cómo pudiste conducir en ese estado?– le riñó molesto.
– Vine por ti… – mencionó por cuarta vez, esperando que ese mantra le ayudara a recuperar a su rubio amor.
– Kaiba, creo que ya lo hablamos, no hay un nosotros– expresó al recordar su última discusión.
– Vine por ti… – susurró con la voz quebrada– por favor… – le rogó mientras le acariciaba el rostro.
– Se…¡Seto! – comentó entre sorprendido y abatido al ver como el agua rebozaba de esos ojos azules.
Con un hambre que le devoraba las entrañas, el castaño lo besó con intensidad y necesidad. Nunca antes su cachorro le había sabido tan dulce.
Sintió como el blondo intentaba alejarse estrujándole el pecho, pero no lo iba a dejar huir. Le iba a demostrar todo su amor, aun si debía obligarlo.
Pegó al cachorro contra la pared y siguió besándolo sin dejarlo protestar. Se comió sus labios y dominó su lengua, ese hombre era solo suyo, nadie más lo tocaría.
Lo cargó de las caderas y lo obligó a enrollar esas finas piernas alrededor de su cintura. Con una de sus manos, acarició desde la rodilla hasta los glúteos… su cachorro solo estaba cubierto por la bata de baño y eso hacía más fáciles las cosas.
Agradecía eso, ya que su mente estaba demasiado nublada como para complicarse con cremalleras o botones.
Aprovechando ese culo desnudo, entró uno de sus dígitos en el estrecho esfínter, sintiendo un gemido que se ahogó en su garganta debido a los besos.
En este preciso momento. Kaiba era la máquina que tantas veces le había nombrado Joey. Una máquina con la función de hacerle el amor a ese rubio.
Introdujo un segundo dedo, moviéndolos en tijeras, tocando esa morada que le pertenecía.
– Sujétate de mí cuello– le ordenó y se deleitó cuando el otro lo hizo sin vacilación. Con su mano libre, se desabrochó el pantalón, el cual se deslizó hasta sus pantorrillas. Lamió un costado del cuello de su amado y le propició pequeños chupetones, que en pocos días serían marcas de propiedad.
Sacó sus dedos y direccionó su erecto miembro a la entrada. Con algo de dificultad logró entrar de una sola estocada, sintiendo como el otro apretaba con fuerza su agarre en el cuello.
– Siénteme… cachorro– le susurró mientras salía y entraba de nuevo– siénteme de nuevo.
– Mmm… Seto…– jadeó con placer, al sentir como el hombre que amaba se incrustaba en su carne– más… quiero sentirte más…
Se rendía… se rendía completamente ante el candor, luz y brillo del sol. Los papeles se habían invertido completamente… Joey era su dueño, siempre lo fue. Pero él se había escudado en la estúpida máscara del orgullo, porque no quería aceptar que su voluntad estaba siendo sometida.
Tal vez su rubio no lo había notado, pero era él quién debía poner más de sí para no caer. Cuando el rubio le escribía un mensaje, todo su humor cambiaba y rendía mejor en la empresa. Cuando le pedía verlo, organizaba toda su agenda y movía encuentros empresariales para poder estar con él… cuando el blondo le hacía el amor, era él quien iba dejando fragmentos de su incompleto corazón… Solamente cuando fue consciente de que Wheeller lo movía con un dedo, lo alejó, rechazó sus sentimientos e hizo lo más tonto que se le pudo haber ocurrido… salir con otra persona y comprometerse, creyó que serviría como una barrera para no desbordarse ante Joey.
– Te amo…– susurró finalmente, entregándole al rubio, su último vestigio de dignidad y voluntad.
– Lo sé, Seto… me alegra que por fin te dieras cuenta– mencionó para verlo con cariño y besarlo lentamente– terminemos en la cama…
I've tried to go on like I never knew you
I'm awake but my world is half asleep
I pray for this heart to be unbroken
But without you all I'm going to be is incomplete.
Intenté continuar como si nunca te hubiera conocido
Estoy despierto pero mi mundo esta medio dormido
Rezo para que este corazón no se rompa
Pero sin ti todo lo que voy a ser es incompleto.
Hora: 2:30 am
Lugar: Cama de la Casa de Joey Wheeller.
Habían hecho el amor en varias posiciones, Seto nunca dejó de llenarlo de besos ni tampoco de su semilla. El castaño había caído finalmente rendido, dormía plácidamente por el efecto del post-orgasmo y también del alcohol en sus venas.
El rubio le acariciaba el cabello y le daba tenues besos en la espalda. Estaba placido por saber que Seto ya era solo suyo, como siempre debió ser… pero su ególatra pareja era muy testarudo.
En la cómoda de la mesa, sintió su movil vibrar y brillar, cuando se fijó, era Jack quién le escribía… debía darle una respuesta.
– “ Jack, perdona, pero no puedo corresponderte, por fin estoy completo”.