Rin estaba preparado para dormir, había sido un día largo y solo quería descansar. Estaba en la cama esperando que Haru volviera, se había acostumbrado a dormir abrazado a él y ahora resultaba difícil hacerlo si no era así.
Después de unos minutos llegó junto a él y se acomodó entre sus brazos, Rin le deseo buenas noches y besó suavemente sus labios, hasta que repentinamente Haru rodeó su cintura y se apoderó de su boca.
Sentía la presión de sus labios y la necesidad de sentirlo aun más. No era un beso como los de siempre, generalmente era dulce y cariñoso, pero en ese momento era demandante e incluso desesperado.
Rin tardó en reaccionar ante aquel contacto, y no fue sino hasta sentir los dientes de Haru clavándose en sus labios que pudo decir algo.
—¿¡Qué rayos fue eso!? —estaba sorprendido, demasiado, y no podía entender porque de pronto había hecho algo como eso.
—Quiero tocarte Rin —sus manos no habían soltado su cintura y su mirada era diferente a la de siempre; se veía decidido, pero a la vez había un brillo diferente que no le había mostrado antes.
—¿¡Ah!? ¿¡Qué estás diciendo!? —estaba tan avergonzado que no sabía que más decir o hacer, estaba nervioso y no esperaba que Haru pidiera algo así.
—Quiero tocarte Rin —repitió sobre sus labios mientras acariciaba su cintura—. Está bien si no quieres que lo haga, solo dímelo.
—¿Por qué haces todo tan complicado? —desvió su mirada sintiendo en su rostro subir lentamente la vergüenza.
Llevaban varios meses saliendo y en ese tiempo habían dormido muchas veces juntos y varias más habían compartido la ducha, y aunque le avergonzara admitirlo, sentir a Haru tan cerca había despertado en él el deseo de ir más allá de pequeños besos y caricias en el rostro.
—No dije que no quiero que me toques, sólo no esperaba que lo dijeras así —rodeó su cuello antes de besar lentamente sus labios—. También quiero tocarte, y que me toques —acarició lentamente su espalda antes de volver a besarlo lentamente.
Haru no tardó en corresponder mientras se aferraba a su cuerpo comenzando a recorrer su torso lentamente por encima de la ropa. Rin no quería quedarse atrás y comenzó a explorar lentamente su figura, recorriendo los lugares que había visto muchas veces y hasta ese momento se había atrevido a tocar.
Las caricias eran tímidas mientras compartían suaves besos cargados de amor y deseo, en algún punto los besos se volvieron más intensos y las prendas comenzaron a sobrar. Estaban a medio vestir y las caricias eran más intensas, cada parte tocada por el contrario ardía y por sus mentes solo pasaba la idea de sentirlo mucho más.
Los suspiros comenzaban a escapar y sus labios se encontraban cada tanto repitiendo suaves te quiero sin detener el camino que seguían sus manos. Sus miradas se encontraban de vez en cuando y lo único que podían ver eran sus reflejos.
Rin ni siquiera supo en que momento ocurrió, pero las manos de Haru ya se encontraban bajo su ropa interior recorriendo lentamente esa área. Sus caricias eran suaves y tímidas esperando su reacción para poder continuar.
Se apoderó de los labios de Haru mientras sus manos viajaban bajo su ropa explorando lentamente su figura. Conocía su propio cuerpo, y lo que podía hacer para sentir placer, pero tratándose de Haru era algo desconocido para él.
Aunque eso parecía no ser un problema para Haru, pues sus caricias se volvieron más intensas mientras sus labios no se despegaban de los de Rin. Entre suspiros y su respiración entrecortada repetía su nombre, intentando hacerle saber que no tenía razón para preocuparse.
El calor fue subiendo, sus respiraciones se volvieron irregulares y no eran capaces de hacer más que compartir pequeños besos mientras los suspiros escapaban cada vez más sonoros y menos tímidos, al igual que sus caricias que habían perdido todo rastro de inseguridad y ahora reflejaban el profundo deseo que sentían.
Perdieron toda noción de lo que ocurría a su alrededor, todos sus pensamientos estaban centrados solo en su pareja y lo que sentían en ese momentos. Sus respiraciones eran cada vez más agitadas y sentían pequeños espasmos recorriendo sus cuerpos, señal de que habían llegado al punto máximo del placer.
El nombre del contrario escapó de sus bocas en un susurro, sus labios permanecían cerca apenas tocándose y sus mentes se esforzaban por grabar cada una de las sensaciones que experimentaron durante el encuentro.
—Rin te quiero —su respiración apenas había logrado regularse, aun sentía el placer recorriendo su cuerpo y su mirada cargada de deseo y a la vez el profundo amor que sentía.
—También te quiero, Haru —apenas había logrado normalizar su respiración, sus sentidos seguían nublados por el placer y en su mirada aun se reflejaba el deseo, pero su voz era suave y dulce mientras no apartaba su mirada de él—. La próxima vez... Deberíamos llegar hasta el final —por un momento sintió la vergüenza volver a cubrir su rostro, pero no tenía sentido ocultar lo que deseaba.
—La próxima vez será hasta el final entonces —sonrió mirándolo con ternura mientras apoyaba su frente sobre la contraria.
Intercambiaron un suave beso, lento, dulce y cargado de todos esos sentimientos que compartían. Eran tantas las sensaciones que estaban experimentando en ese momento que no eran capaces siquiera de expresarlas en palabras, pero estaban seguros de que con su mirada y el suave contacto era más que suficiente.