—Todos están viéndonos...
—Nadie nos está viendo, deja de imaginar cosas...
—Lo hacen, siento sus miradas —no era un reproche, sólo se sentía extraño siendo el centro de atención.
—Quizá llamas la atención por lo mal que lo haces —sabía que Rin estaba nervioso y quería que se relajara un poco.
—Si alguien lo está haciendo mal aquí eres tú, no yo... —no iba a dejarlo ganar, por más avergonzado que se sintiera.
—No, definitivamente eres tú. Por eso todos te miran...
Y es que para ser sinceros, era imposible despegar la mirada de ellos dos. Siendo figuras tan importantes en la natación era imposible no atraer la atención incluso si solo estaban tomando un descanso.
Además, para nadie era un secreto su relación y de vez en cuando la curiosidad ganaba y querían saber cómo equilibraban su vida personal y profesional.
Aunque en ese momento no era ninguna de las razones para ser el foco de atención; todo se debía al repentino baile que habían comenzado sin previo aviso.
Sus movimientos eran pausados, tranquilos y coordinados; Haru rodeaba a Rin por la cintura y él por el cuello. En realidad, eran movimientos muy comunes para cualquier baile, y no era eso lo sorprendente.
Todos sabían del ambiente que los rodeaba cuando estaban juntos, pero ese día habían sido testigos de esa atmósfera que se formaba. Parecía como si el mundo a su alrededor no existiera y solo importaran ellos dos.
Era inevitable verlos, incluso si sabían lo extraño que podía ser para ellos. Sin mencionar que no había música, aun usaban su traje de baño y estaban solo a unos centímetros de la piscina.
Rin no creía que Haru fuera capaz de hacerlo, estaban terminando el entrenamiento y lo vio colocarse el anillo tan pronto estuvieron fuera del agua. "Así que de verdad es como si estuviéramos casados... También deberíamos bailar juntos , sería romántico", esas fueron sus palabras, aunque solo quería bromear y no esperaba que lo hiciera.
Y aún así, verlo tan serio mientras le proponía hacerlo en ese mismo momento solo hizo que no pudiera negarse a cualquier cosa que le pidiera. Así que simplemente se dejó llevar por él y siguió el improvisado baile.
Pronto no importaron las miradas ni su vergüenza, solo importaba tenerlo cerca y la emoción reflejada en sus ojos mientras bailaban. Quizá no era lo que hubiera imaginado para su primer baile como "casados", pero no lo cambiaría por nada.
Una vez más, la historia termina aquí y esto es solo para llenar el espacio mínimo
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