Había pasado una semana desde que Caín se despertó y se reconoció a si mismo.
"Voy a ir de compras hoy. Caín, también es el momento de alimentarte".
Según el programa de su abuelo, una vez a la semana Caín debía acostarse en la cápsula a la que estaba conectado originalmente para que le administraran un cóctel de medicamentos. Y también se suponía que debía reponer su nutrición por goteo intravenoso. Mientras tanto, Aki decidió ir de compras al pueblo. ¿Pero la nutrición por goteo no era algo exagerado? Seguía siendo una máquina en lugar de un ser humano así que debía bastar con cargar electricidad. Por el momento, solamente hablaba de él sobre el lenguaje y el comportamiento a nivel de un niño de preescolar. Pero era un humanoide formado por una secuencia genética que le daba un excelente nivel intelectual y capacidad física, por lo que era capaz de entender y memorizar todo sorprendentemente rápido. Estaba seguro de que su coeficiente intelectual era superior a 200. O quizás más. Sin embargo, todavía no tenía emociones como ser humano así que ahora se sentía como un robot que únicamente era fiel a lo que le habían dado en su sistema.
(¿Qué debo hacer en el futuro?)
Aún le era físicamente imposible vivir como ser humano, desconocía el lenguaje, el comportamiento y la adaptabilidad social. Y como además de todo era ilegal, ni siquiera podía sacarlo de ese castillo.
Ya que caía una ligera nevada, Aki compró comida en el pueblo más cercano que se encontró y atravesó el bosque mientras pensaba todavía sobre esto. Durante el invierno, densas nubes parecieron comenzar a aparecer sobre esta parte norte de Finlandia de modo que ya ni había horas de luz:
"Debo apresurarme, no puedo dejar a Caín por mucho tiempo."
Mirando hacia el cielo, la luna estaba cada vez más y más pequeña encima de él. Ese día, cuando estaba a punto de comprar comida y salir del pueblo, un anciano le llamó y le dijo: "No. Si vas al castillo fantasma, te llevará a Tuonela." Que era la tierra de los muertos. El abuelo debió haber hecho creer a los aldeanos en esos cuentos para mantenerlos alejados de ese viejo castillo.
"Está bien, voy a tener cuidado".
Respondió Aki, con un rostro misterioso ¿Y es que qué pasaría si los aldeanos se acercaban al castillo y descubrían a Caín? Le asustaba un poco cuando lo pensaba y opinó que debía tener más cuidado. Y mientras caminaba, pensando en eso y en lo otro, una cosa suave tocó su tobillo y lo hizo saltar;
"¡Ah...!"
Era un pequeño reno herido. Tenía una mordida impresionante en su pierna izquierda, que pareció haber estado a punto de ser desgarrada, y la sangre brotando contra la nieve casi a borbotones. Probablemente porque fue golpeado por un oso u otra clase de bestia.
"¿Fue un oso pardo o un lobo?"
Aki se agachó y se acercó al reno. Luego, amarró su bufanda alrededor de su herida para que dejara de sangrar y lo apretó con mucha fuerza para hacer la presión necesaria en las venas. Casi no había renos salvajes en este país, pero ocasionalmente se les podía encontrar en estos bosques primitivos del norte con los cambios de estación.
"Te separaste del rebaño, amigo. ¿Quieres venir a nuestro castillo por un tiempo? Quiero ver... El tipo de cambios que le sucederán cuando esté con animales".
Aki tomó al reno entre sus brazos y se apresuró a caminar por el sendero nevado donde continuaban creciendo arboledas de abedules. Pero cuando llegó al frente del castillo, el reno saltó de sus manos e intentó escapar desesperadamente mientras lloraba y colocaba una expresión de puro miedo.
"¿Qué pasa? ¿Por qué te quieres ir?"
Aki fue en dirección al reno, temblando y mirando hacia otro lado con bastante insistencia. Y cuando fue a la sombra del castillo... Entonces pareció contener la respiración ante la vista que saltó delante de sus ojos: Una voluminosa salpicadura de sangre y los cadáveres de varios renos adultos. Aki se acercó a la escena, temblando.
"Esto es..."
Respiró hondo, se olvidó de parpadear, y miró un poco más de cerca: A varios renos se les habían roto los cuernos y también se les había quitado la carne y los órganos internos. Esto no fue algo de un oso pardo o un lobo. No pareció que lo hubieran hecho para alimentarse, sino... Por placer.
El pequeño reno sacudió todo su cuerpo, y como si tuviera miedo, arrastró su pierna herida y desapareció en las profundidades del bosque.
"¿Qué está...? ¿Qué es...?"
Sus ojos estaban clavados en la brutal matanza. Se sintió mareado y, cuando Aki tocó el abedul para apoyarse, vio una figura tratando de escapar. Un hombre que corrió desde la orilla opuesta del pantano hasta el otro lado de la muralla del castillo.
"Eso es… De ninguna manera ¿Caín?"
Era un hombre alto y delgado. Cabello dorado... Si era así, ¿No era Caín?
Estaba escrito en el cuaderno de su abuelo. Los humanoides podían volverse violentos.
"No puede ser."
Aki tembló con más fuerza y se apresuró para entrar al castillo. Sin embargo, cuando llegó, Caín estaba siendo alimentado en una cápsula.
"Entonces... ¿Qué fue...?"