—Se supone que sea yo quien te proteja, y debería ser quien esté consintiéndote en este preciso momento —luego de unos minutos abrazado a él había logrado tranquilizarse y fue hasta ese momento que consideró que Rin estaba pasando por su celo.
—No me molesta ser yo quien te cuide, ni quien te consienta —habían vuelto a la cama y ahora ambos estaban refugiados entre la ropa de Haru—. Además aun es temprano, y aunque mañana tienes trabajo podemos pasar un rato juntos... —acariciaba su cabello suavemente, no iba a negar que preferiría ser él quien recibiera los mimos, pero entendía que Haru necesitaba su apoyo.
—Lo siento Rin, en este momento no me siento con ánimos para eso —acarició su rostro suavemente antes de depositar un pequeño beso sobre sus labios.
Luego de todo lo que había ocurrido solo quería descansar un poco y seguir recibiendo la atención de Rin, quizá era un poco egoísta, pero simplemente quería tenerlo cerca y disfrutar su compañía.
—¿Podemos solo abrazarnos y besarnos? —los ojos de Haru se abrieron y sus pupilas se dilataron mientras miraba hacia arriba, no era justo para Rin tener que contener sus deseos, pero tampoco creía que fuera justo hacer algo más allá sin poder conectarse con él de esa forma.
—¿Qué significa esa expresión? ¿Estás intentando convencerme mirándome así? —no pudo evitar reír, Haru nunca había hecho eso y su expresión le parecía adorable.
Aun no podía creer todas las sorpresas que Haru podía darle, luego de tantos años juntos creía conocerlo por completo y que nada sería nuevo entre ellos; y aun así, a diario terminaba por mostrarle una nueva faceta suya.
—Espera un momento... —por fin dejó de pensar en esa nueva expresión que le regaló y concentro su atención en sus palabras—. ¿A qué te refieres con "eso"? No estarás pensando que luego de ver como volviste a casa lo único que quiero es... —el rostro de Haru fue cubierto por un tenue color rosado, al parecer había malinterpretado las palabras de Rin y se avergonzaba por ello.
Nuevamente volvió a reír, verlo avergonzado era algo casi imposible y no podía creer que de verdad esa situación lo hubiera logrado. Era increíble, y disfrutaba tener esas pequeñas sorpresas de su parte en todo momento.
—Haru, no eres el alfa que tiene que cumplir todos mis caprichos en el momento que lo desee solo porque estoy en celo —acarició suavemente su rostro mirándolo con ternura, a veces aun le sorprendía el esfuerzo que hacía para cuidarlo todo el tiempo—. Eres mi esposo, y estamos juntos para apoyarnos cuando lo necesitemos. No sería capaz de pedirte nada cuando has estado tan presionado por las expectativas de los demás.
No dejó de acariciar su rostro mientras lo miraba con ternura, tampoco podía negar que su instinto pedía tener a Haru en mucho más que solo besos, pero él tampoco quería hacer nada que no pudieran disfrutar ambos más allá de su instinto.
Sus miradas se unieron luego de aquello y suavemente se besaron, un beso dulce y cargado del amor que compartían. Al separarse sus mejillas tenían un tenue color rosado y sus labios se curvaron en una sonrisa.
—Pero Haru ¿Puedes mimarme tú también? —miró hacia arriba con los ojos más abiertos y sus pupilas dilatadas, él tampoco había hecho esa expresión para conseguir algo antes y moría por ver su reacción.
Aunque no fue como esperaba, pues lo único que Haru hizo fue mirarlo confundido y sin entender lo que ocurría antes de preguntar si todo estaba bien o porqué su rostro se veía tan extraño.
—Es exactamente la misma expresión con que me miraste hace un momento...
—Nunca haría algo así —era consciente de que su expresión no había sido la misma de siempre, pero tener una idea más clara de como lució al hacerla resultó más vergonzoso de lo que esperaba.
—Claro que lo hiciste... Y en realidad te veías adorable, incluso si para mí también fue extraño verte así.
—Estoy seguro de que no, debiste ver mal o malinterpretaste lo que hice —no iba a aceptar haber hecho algo tan vergonzoso como eso, por más que Rin insistiera.
—No vi mal ni malinterpreté nada, esa fue justo la expresión que hiciste...
No iba a dejar que fingiera que eso nunca pasó, era una expresión que no podía ni quería olvidar como para simplemente darle la razón. Y Haru no estaba dispuesto a aceptar lo que hizo, quizás era una expresión comprensible para un niño que intenta obtener algo, pero él era un adulto y no podía actuar de esa manera.
Tal vez, si tenía suerte, Rin olvidaría por completo el tema y no tendrían que volver a hablar de ello. O al menos eso esperaba porque no quería vivir con el constante recuerdo de haber utilizado una expresión así para obtener algo.