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130. Corazón de Oro (23) por dayanstyle

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—¿Sabes quién es? —preguntó Siwon cuando entró en la oficina de Jongin. Su alfa estaba sentado detrás de su escritorio, sus pies calzados con botas descansando en el borde. Se estaba frotando la perilla mientras miraba fijamente su portátil.

—¿Vas a decirme de quién estás hablando o vamos a jugar al juego de las 20 preguntas? —Jongin cerró su portátil.

—Jeno nos avisó. —Siwon tomó asiento en el sofá de cuero, lanzando el brazo sobre el respaldo—. ¿CIA, FBI, Seguridad Nacional?

—No estoy seguro —dijo Jongin—. He tenido a Niel indagando, pero sigue golpeando pared tras pared. Este Alan McGee es un fantasma. Niel encontró su información básica, pero ni registros de empleo ni historial de crédito. Sólo su fecha de nacimiento y número de la seguridad social, y ese número no nos ha dado una mierda.

A Siwon no le gustaba esto. El hecho que tuviesen que tratar con Cazadores y solitarios era suficientemente malo. ¿Ahora algún clandestino oficial del gobierno podría estar husmeando por la ciudad? Era suficientemente difícil mantener a los residentes humanos sin saber nada acerca de los sobrenaturales que vivían a su alrededor.

—¿Deberíamos advertir a los residentes no humanos que tengan cuidado?

—Siempre son cuidadosos —dijo Jongin—. La mayor parte del tiempo, de todos modos.

Sí, cierto. Siwon no podía contar cuántas veces shifters y otros sobrenaturales se exponían. Era una sorpresa que cada humano en Villa Kim no supiese acerca de su existencia.

Jongin se rio entre dientes.

 

—Sé exactamente qué estás pensando, y tienes razón. No hemos sido exactamente discretos la mayoría del tiempo. —Bajó los pies del escritorio y se sentó hacia adelante, su largo y oscuro cabello revoloteando alrededor de sus hombros—. Quiero saber quién cojones es realmente Alan McGee, para quién trabaja y si necesitamos encargarnos de eso.

Este era el feroz alfa que Siwon conocía y  amaba. Cruel, dispuesto a matar con el fin de proteger. —Hablaré con Chanyeol acerca de tener a los centinelas patrullando considerablemente la ciudad.

—Busca a cualquier persona que se haya mudado a la ciudad en las últimas dos o tres semanas —dijo Jongin—. De hecho, quiero una verificación de antecedentes de cada maldita persona en esta ciudad.

Su alfa estaba inquieto. Al igual que Siwon. La manada y sobrenaturales de Villa Kim habían peleado duro para  mantener  al gobierno fuera de sus vidas. Siwon no culpaba a los hermanos Kim por llamar la atención del gobierno. Les creyó cuando habían dicho que no tenían idea que sus padres y hermano mayor hubiesen estado viviendo una vida secreta. Pero Siwon planeaba tener algunos centinelas vigilando sus casas en caso de que su madre o Yun Soo apareciesen.

Jongin se pellizcó el puente de la nariz. —Estuve haciendo todo lo posible para no utilizar las cámaras que instalamos para espiar a los residentes, pero creo que no tenemos elección.

—Si queremos mantener nuestro estilo de vida en secreto, haz lo que tengas que hacer —dijo Siwon. Pero sabía cómo se sentía Jongin. Nadie quería sentirse como si estuviesen siendo vigilados. Desafortunadamente, si alguien de una agencia del gobierno se había infiltrado en su ciudad, no tenían más opción.

Siwon le dio a Jongin un asentimiento de cabeza antes de salir de la oficina, yendo en busca de Chanyeol.

 

 

 

 

 

—Si abres los ojos al mundo, puede que te sorprenda lo que encuentres.

Ji Sung se frotó los ojos mientras giraba la cabeza. ¿Qué demonios estaba haciendo Chen Le estirado en su cama? —Mi compañero de cuarto en mi cama pensando que este es un momento Hallmark. Esa es la sorpresa que encuentro.

—Sólo estoy intentando levantar tu estado de ánimo. —Se quejó Chen Le mientras se sentaba—. Estaba esperando que estuvieses de mejor humor después de tu descanso.

—Y yo estaba esperando despertar con un mayordomo y una mansión, pero no siempre puedes conseguir lo que quieres.

El hombro de Ji Sung aún estaba dolorido, pero al menos el dolor era 31

manejable. Ahora estaba hambriento. Su estómago retumbó cuando intentó sentarse, pero siseó y cayó de nuevo hacia atrás.

—Deja de excederte. —Chen Le salió de la cama. La mirada de Ji Sung fue directamente a culo del hombre. Esa hermosa parte trasera bellamente formada. Qué no daría por ver a Chen Le sin nada de ropa— Sólo dime lo que necesitas y jugaré al sirviente para ti.

La mente de Ji Sung fue directamente a la cuneta, hasta que su vejiga se retorció. Apartó la mirada del culo de Chen Le justo cuando se dio la vuelta. Ahora Ji Sung estaba mirando su ingle y su imaginación fue ahí. Dios, ¿por qué Chen Le no podría estar desnudo? Probablemente Ji Sung habría estado asustado si se hubiese despertado junto a Chen Le y estuviese desnudo, pero al menos hubiese sabido cómo de armado estaba el hombre.

Entonces su vejiga se retorció de nuevo.

No había manera en el infierno que Chen Le le estuviese ayudando a ir al cuarto de baño. Ji Sung tendría que estar en su lecho de muerte para que eso sucediese.

—Sólo necesito ir al cuarto de baño. —Ji Sung intentó levantarse una vez más, obligándose a no gritar de dolor. Chen Le deslizó su brazo alrededor del costado de Ji Sung y le ayudó a salir de la cama. Una vez más, su toque se disparó a través de Ji Sung como una tormenta eléctrica. Su fuerte brazo era cálido, y todo lo que Ji Sung quiso hacer fue girarse de manera que pudiera enfrentar a Chen Le, de manera que pudiese robarle un bochornoso beso.

—¿Siempre eres tan terco?

—Sólo alrededor de hombres que me molestan. —Ji Sung esperaba que Chen Le no viese su floreciente erección—. De acuerdo, ahora lo entiendo. Puedes quitar el brazo.

No le gustó el hecho que quisiera que el brazo de Chen Le se quedase a su alrededor, o la intensa atracción que sentía hacia el hombre. Pero tanto como Ji Sung luchó contra la extraña atracción, se estremeció cuando Chen Le alejó su brazo. Ji Sung nunca había luchado tanto para no sentirse atraído por alguien, y lo sintió como una batalla perdida. Pero estaba determinado a mantener las cosas entre ellos platónicas.

—Te haré algo para comer. Grita si me necesitas. —Chen Le se alejó y Ji Sung miró fijamente su parte trasera en retirada, mordiéndose el labio cuando imágenes de cómo se vería el hombre desnudo aparecieron en su cabeza una vez más.

—Ni siquiera vayas ahí. —Gruñó Ji Sung. Incluso si quisiera un compañero de cuarto con beneficios, las cosas tenían una mala manera de explotarle en la cara. ¿Qué pasaría si las cosas se agriasen entre ellos y Chen Le le echase?

No había manera en el infierno que Ji Sung pudiera tomar esa oportunidad. Lo único que podía hacer con Chen Le es añadir al hombre a su banco de pajas y masturbarse varias veces al día para sacarle de su sistema.

Después de utilizar el cuarto de baño, Ji Sung se dirigió lentamente hacia el pasillo. Miró fijamente el árbol de Navidad en la esquina de la sala de estar y curvó su labio superior.

 

 

Al igual que la noche que Jeno le trajo aquí, Ji Sung sintió el impulso de tirar el árbol por la ventana. Odiaba la Navidad y estaba contento de habérsela perdido por estar en el hospital. Las vacaciones no habían sido lo mismo desde que sus padres murieron, y nunca quería celebrarla de nuevo.

Ji Sung se dio la vuelta ante el olor de queso a la parrilla. Dios, amaba ese aroma. Le recordaba las veces que su madre le había hecho eso para cenar, junto con la sopa.

Ji Sung se dirigió hacia la cocina y se quedó de pie en el marco de la puerta, observando a Chen Le moverse. De acuerdo, de manera que estaba observando el culo de Chen Le mientras hacía la cena. Aparentemente, a Ji Sung le gustaba torturarse a sí mismo. ¿Quién lo sabría? Pero no podía apartar los ojos del culo de Chen Le, o su fuerte espalda, o los músculos que se movían mientras sacaba platos del armario.

No me jodas. Ji Sung iba a morir dentro de unos días sólo por la tensión de mantener su polla en sus pantalones alrededor de este hombre.                    

Simplemente debería irse, pero por más que intentó alejarse, Ji Sung no pudo hacer que su cuerpo le escuchase.

—¿Tengo permiso para estar aquí? —preguntó de manera sarcástica, porque no quería que Chen Le supiese lo cachondo que estaba.

—Sólo si prometes no cocinar nada.

—No fue mi culpa que me quedase dormido. —Incluso si no lo hubiese hecho, probablemente habría quemado la comida de todos modos. Era un pésimo cocinero. Lo que no le había contado a este pedazo de dios era que estaba intentando hacer una agradable cena para Chen Le para mostrarle su agradecimiento, pero después de la manera que se le había ido la pelota, el generoso estado de ánimo de Ji Sung se había esfumado.

Chen Le miró sobre su hombro. Esos ojos atraían a Ji Sung, y tuvo que obligarse a no cruzar la cocina – o desnudarse e inclinarse sobre la mesa mientras suplicaba a Chen Le que le follase hasta que se le saliesen los sesos. —Toma asiento. La cena estará lista enseguida.

Ji Sung miró el reloj sobre la cocina y se sorprendió al ver la hora.

—¿Es más de medianoche?

—Dormiste todo el día. —Chen Le puso un sándwich de queso a la parrilla en un plato, y luego fue a la despensa y agarró una lata de sopa. El pecho de Ji Sung dolió al pensar en su madre. La echaba muchísimo de menos – echaba de menos la manera en que reía, la manera en que le sonreía, la manera en que se colocaba el cabello detrás de la oreja mientras se concentraba en cualquier tarea que estuviese haciendo.

Era sorprendente cómo el olor evocaba emociones tan poderosas, y Ji Sung las sintió en ese momento cuando el aroma del sándwich flotó en su dirección. Odiaba que Chen Le ya le hubiese visto en su peor momento, Ji Sung no necesitaba agregar lloriqueos a sus momentos más embarazosos alrededor de Chen Le.

De manera que, después de tomar asiento en la mesa, le dio la espalda a Chen Le y se secó las ardientes lágrimas picando en sus ojos.

Joder, necesitaba recuperarse.            

—Puedes tener el resto de esas galletas después que cenes. — Chen Le le llevó el plato. Si notó las lágrimas en los ojos de Ji Sung, no dijo nada. Ji Sung había hecho todo lo posible por apartarlas, pero aún las sentía picando en sus ojos.

Chen Le regresó al mostrador, abrió la lata de sopa y derramó el contenido en un cuenco antes de meterlo en el microondas. Se mantuvo alejado de Ji Sung, como si supiese que necesitaba tiempo para juntar su mierda. Entonces Ji Sung recordó lo que Chen Le había dicho, y miró el cuenco en el mostrador.

—No soy fan de la avena y pasas. —Ji Sung arrugó su nariz, agradecido por algo más en lo que concentrarse además de la vergonzosa humedad en sus ojos—. ¿Tienes mantequilla de cacahuete o galletas de azúcar?

O algunas galletas con virutas de chocolate y un vaso de leche fría, pero Ji Sung no quería sonar como un niño – aunque la combinación fuese su aperitivo favorito.

 

La mirada de Chen Le pasó de Ji Sung al cuenco de plástico en el mostrador. —¿No comiste ninguna?

—Tío, acabo de decir que no me gustan. No intentes culparme si te comiste la mayoría, Culo de Burbuja.

Ahí vas de nuevo, enfocándote en su asombroso trasero. Y verdaderamente era una puta obra de arte.

Ji Sung pensó que su insulto sacaría al menos una sonrisa a Chen Le, pero el hombre aún estaba mirando fijamente el cuenco de plástico. Finalmente, Chen Le alejó la mirada cuando el microondas sonó.

—Gracias —dijo Ji Sung cuando Chen Le puso el cuenco delante de él— No tenías que hacer todo este esfuerzo por mí.

Estaba hablando de algo más que la sopa y el sándwich. Chen Le parecía un hombre realmente agradable al que no le importaba ayudar a las personas. Por otro lado, era un bombero, de manera que probablemente estuviese en su ADN rescatar cachorros y sentir pena por un chico sentado en su mesa con persistentes lágrimas en sus ojos.     

—Sólo es sopa. —Chen Le agarró otra lata y se hizo un cuenco antes de unirse a Ji Sung en la mesa. Se sentó en la silla al lado de Ji Sung, Chen Le era territorial, aroma varonil invadiendo sus pulmones – y su ingle, si Ji Sung estuviese siendo totalmente honesto. Afortunadamente, la mesa escondió su erección.

No podía recordar ningún momento en su vida cuando se quedó así de duro. Necesitaba una ducha fría, algo de lubricante y diez minutos a solas con él mismo. Pero Chen Le no le permitiría dejar la mesa para hacerse una paja – aunque no supiese para qué iba Ji Sung al baño. Ji Sung se ruborizó, su polla latía y necesitaba encontrar otra cosa para enfocarse en lugar del cachas sentado junto a él.

—No esperes comidas completas. Simplemente soy tan malo en la cocina como tú. La mayoría de las cosas en la despensa o el congelador son rápidas y fáciles de hacer. Incluso yo no puedo arruinar eso.

Ji Sung sabía que Chen Le sólo estaba siendo agradable hacia él porque Hae Chan estaba con Jeno. Pero secretamente esperaba que algo de esa amabilidad fuese real, porque a Ji Sung estaba comenzando a gustarle, y no sólo de una manera sexual.

 

 

—¿Hay algo más que necesites? —Chen Le se metió una cucharada de sopa en la boca. Ji Sung observó, hipnotizado mientras la cuchara se deslizaba entre sus labios.

Sexo. Dios, Ji Sung necesitaba sexo tan desesperadamente. No se había acostado con nadie en un mes, y estaba a punto de eyacular simplemente observando a Chen Le comer sopa. Ya que no era lo suficientemente mayor como para ir a un bar por una follada, Ji Sung se preguntó en qué otro lado de la ciudad pasaban el rato los solteros gay.

Tendría que preguntar alrededor, porque si no se acostaba pronto con alguien, Ji Sung podría tomar la oferta de Chen Le.

 

Ji Sung se despertó de manera brusca, su sueño desvaneciéndose lentamente, dejándole sudoroso y con dolor en el hombro. La habitación estaba oscura excepto por la luz de la luna filtrándose a través de la ventana mientras arrojaba la manta a un lado.

No había tenido un sueño tan vívido y erótico desde… no creía haber tenido uno nunca. No de esa manera. ¿Y quién había sido la estrella de su sueño?

Chen Le.

Ji Sung gimió cuando se levantó y se dirigió hacia la cocina, necesitando un vaso de agua fría. Sentía como si parte de ese tiempo aún persistiese, aún se aferrase a su cuerpo cuando entró en la cocina y encendió la luz. Parpadeó unas pocas veces mientras sus ojos se ajustaban a la luminosidad, y luego se dirigió hacia la nevera.

El sueño había sido tan real que Ji Sung medio había esperado despertar en la cama con Chen Le. Su cuerpo aún dolía, y su polla aún estaba dura.

 

 

Ji Sung sacó una botella de la nevera, cerró la puerta y luego inclinó la frente contra el congelador, preguntándose cuánto tiempo duraría antes de ceder ante los avances de Chen Le. —Necesito acostarme con alguien antes de que me vuelva loco.

—¿Qué dijiste?

Ji Sung se dio media vuelta para encontrar a Chen Le sentado en la mesa, una taza de té delante de él. La vista sacudió a Ji Sung. Imágenes de las manos y boca de Chen Le pasando de nuevo sobre él, de Chen Le inclinándole sobre el mostrador y…

—¿Siempre te sientas en la maldita oscuridad? —Ji Sung no había tenido la intención de hablarle mal a Chen Le, pero había sido atrapado con la guardia baja y ver al hombre de sus sueños simplemente ahí sentado, la intensa mirada de Chen Le perforándole, Ji Sung estaba agradecido de no haber gritado las palabras. El corazón de Ji Sung se aceleró ante la vista de él, esos anchos hombros, esos sensuales labios y esas fuertes manos.                                                   

Su polla saltó de alegría al ver a Chen Le. Ji Sung, por otro lado, quiso que se abriese un agujero en el suelo y desaparecer.

—Es relajante —dijo Chen Le, ignorando el sarcasmo de Ji Sung—. La oscuridad me ayuda a pensar.

Ji Sung alejó la mirada, intentando recomponerse. El sudor que se había pegado a su cuerpo momentos antes comenzó a secarse, dejándole frío y con picazón. Después del erótico sueño que había tenido, la última persona que quería ver ahora mismo era Chen Le. Sin embargo, ahí estaba sentado, mirando en silencio a Ji Sung.

Joder, Chen Le debió haber escuchado lo que Ji Sung había dicho antes que se diese cuenta que el hombre estaba sentado en la habitación.

Aferrando la botella de agua, y completamente mortificado, intentó huir de la cocina. Pero en un fluido movimiento, Chen Le se levantó de su silla y bloqueó la salida de Ji Sung. El pecho de Ji Sung subía y bajaba en rápidos y aterrorizados jadeos.

 

 

Miró fijamente el pecho de Chen Le, demasiado asustado para mirar al hermoso hombre a los ojos – asustado debido a que la súplica para que Chen Le le follase estaba demasiado cerca de los labios de Ji Sung, preparada para derramarse en cualquier segundo.

—¿Por qué estás huyendo? Pensé que quizás podríamos tener una conversación decente ya que ambos estamos despiertos. —Chen Le tomó la botella de agua y la puso en el mostrador junto a la puerta.

Su tono de voz. Oh, joder. Era profundo, fluido y a este lado de lo erótico. Si utilizase el mismo tono de voz para decirle a Ji Sung que quería que chupase su polla, se dejaría caer sobre sus rodillas, sin hacer una sola pregunta.

—Y-yo sólo necesitaba algo para beber. Voy a r-regresar a la cama.

Chen Le le alcanzó, y Ji Sung se quedó ahí hipnotizado, incapaz de moverse, esperando que le diese un beso, y esperando que no lo hiciese. Pero todo lo que Chen Le hizo fue utilizar esos fuertes dedos en él para esconder un rebelde cabello detrás de la oreja de Ji Sung.

Ji Sung no era capaz de respirar, y temía desmayarse en cualquier 38

segundo debido al rico y masculino aroma envolviéndole.

—¿Cómo está el hombro? —La mano de Chen Le se quedó merodeando, sus dedos provocando la concha de la oreja de Ji Sung. El corazón de Ji Sung se aceleró de manera incontrolable, su boca completamente seca. Su mano estuvo malditamente cerca de estrujar la botella de agua que aún sostenía, pero estaba demasiado perdido en lo que Chen Le estaba haciendo para tomar un trago.

—A-aún duele. —Jodidamente genial. Ji Sung había perdido la habilidad de hablar sin tartamudear. Todo lo que necesitaba era comenzar a babear y le mostraría a Chen Le el completo idiota que era.

—¿Seguro que no quieres más medicamentos para el dolor? — Chen Le se movió hacia adelante, obligando a Ji Sung a dar unos pasos hacia atrás. Ji Sung rompió el contacto visual y le rodeó, dirigiéndose hacia la puerta de la cocina.

—S-sólo necesito más descanso. —Ese sueño hizo que Ji Sung se trabajara. Su atracción no tenía nada que ver con lo mucho que deseaba al hombre.

 

 

Ji Sung se negó a creer que se estuviese enamorando de Chen Le. Su mente privada de sexo sólo le estaba haciendo pensar que tenía algo profundo y significativo con Chen Le.

Definitivamente había una fuerte atracción entre ellos, pero Ji Sung no iba a ceder ante su libido. Eran compañeros de cuarto, y tenían que mantener las cosas sencillas entre ellos. Comenzar una relación sexual sólo significaría problemas. Estuvo cerca de tropezar con sus propios pies yendo hacia su habitación. Una vez en el interior, Ji Sung cerró la puerta e inclinó la espalda contra ella, cerrando los ojos con fuerza mientras intentaba controlar de nuevo su acelerado corazón.

Sólo necesito mantener la distancia y no tendré la tentación de ceder.

Un golpe sonó en su puerta.

—Olvidaste el agua.

Al infierno el agua. Si Ji Sung abría la puerta y conseguía otra mirada a Chen Le, se lanzaría él mismo hacia el hombre y suplicaría a Chen Le recrear ese sueño. Pero tenía la sensación que Chen Le no se iría hasta que Ji Sung tomase el agua.

Puedes hacerlo. Tu polla no te controla. Toma un poco de autocontrol y consigue el agua.

Ji Sung entreabrió la puerta y le quitó la botella. Intentó cerrar la puerta rápidamente, pero Chen Le levantó su mano, deteniéndole y manteniendo la puerta abierta con la palma de su mano.

—¿Por qué estás tan alterado esta noche?

A juzgar por la chispa de diversión en los oscuros ojos de Chen Le, el bastardo ya lo sabía. Eso y la declaración que había hecho Ji Sung antes de saber que Chen Le estaba en la cocina probablemente le habían puesto al tanto.

—Vete a la mierda. —Ji Sung empujó la puerta, pero Chen Le era fuerte, y no permitió que la cerrase.

—¿Qué cojones te hice para merecer esto? —Los ojos de Chen Le se entrecerraron. Ji Sung no había querido enojarle, pero tenía que aléjalo de él.

 

 

—Sólo estoy cansado. —Mintió Ji Sung, renunciando a la inútil lucha para cerrar la puerta—. Y me estás impidiendo volver a dormir.

—Podría ayudarte a dormir mejor, pero sigues rechazándome. — Chen Le empujó la puerta para abrirla y entró en la habitación. Ji Sung se alejó y puso la botella en su vestidor.

—No creo que entiendas la definición de compañero de cuarto — dijo Ji Sung.

—Entiendo la definición de atracción. —Chen Le sonrió con superioridad—. Y no puedes negar que nos sentimos atraídos uno por el otro.

—Ahora mismo, lo único por lo que me siento atraído es la cama.

— Bromeó Ji Sung, intentando aliviar la incomodidad de la situación—. Ahora vete, por favor. Necesito mi sueño.

La sonrisa de superioridad de Chen Le se convirtió en una sonrisa en toda regla mientras sus ojos tenían una mirada de complicidad. – Sigue haciéndote el difícil, gatito. Cederás. No tengo ninguna duda de eso.

Chen Le salió de la habitación, cerrando la puerta detrás de él. Ji Sung se dejó caer sobre la cama, su mano temblorosa mientras la pasaba a través de su cabello. Quería negar lo que Chen Le había dicho, pero tenía la sensación que eso no sería posible.

 

continuará....

Notas finales:

dejen rws


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