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Inesperado por Momoka Yuuki 92

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Notas del capitulo:

¡Hola de nueva cuenta!


Lamento mi larga ausencia, pero les comparto la continuación de esta historia, que esperó y hayan continuado en Wattpad :D


No quiero dar un montón de "pretextos" por los cuales se me ha complicado publicar algo que ya tengo escrito, pero espero que les siga gustando esta historia.


¡Muchísimas gracias por sus lecturas! 


Sin más a leer!!!

Parte II

Sus actividades y labores en la empresa siempre las ha manejado con eficacia y precisión, con un estricto control que era más que nada para que en caso de presentarse alguna anomalía se detectara a tiempo y corrigiera con eficacia, aunque por el mismo control era muy raras las ocasiones en que tenía que lidiar con aquellos percances.

Cuando Itachi ascendió a la vicepresidencia muchos de los socios más antiguos estuvieron en desacuerdo, ya que para ellos era solo un privilegio que tenía al ser hijo del presidente, pero ya al verlo de lleno en todo lo que aquel puesto demanda, fue que, con la boca cerrada y su orgullo herido, aceptaron al genio de la familia Uchiha como un superior al cual rendir respeto.

Todos en el ramo empresarial y que hayan tratado directamente con él, sabían de la personalidad taciturna que posee el joven Uchiha, además de ese aire de melancolía que siempre le rodeaba, así que ahora, viéndolo trabajar con la misma eficacia de siempre, les sorprendía aquel mínimo gesto y aura de alegría que desprendía.

— Todo está en orden para poder tomar mi día libre mañana, padre — con una ligera reverencia notificó Itachi, tomando asiento frente al escritorio al ver como su progenitor le indicaba.

— Sé que no puedo pedir menos de ti hijo — sonrió orgulloso el mayor, dejando por el momento de lado toda su documentación — eres alguien de admirar, y todos en la compañía lo saben.

Itachi ya estaba acostumbrado a aquellos halagos por parte de su padre, por ello solo asentía con la cabeza, aceptándolos de buena gana, aunque todo el esfuerzo que él aplicaba era más bien porque así lo quería el mismo.

— Hice algunas modificaciones en mi agenda, mi secretaria te pasara las modificaciones en cuanto terminé los detalles de la última reunión, los espacios libres serán solamente ocupados por situaciones que sean de total y absoluta importancia, por lo tanto, dispondré de ellos libremente — aclaró, sacando su móvil y sonriendo nimiamente.

Fugaku que veía como su primogénito miraba su móvil al notificarle ello, no pudo más que endulzar su mirada y sus esperanzas sobre lo que propuso en un inicio se elevaran en demasía.

— No te preocupes hijo, yo personalmente me ocupare que esos tiempos no sean utilizados, al contrario, aun puedes darle algo de carga a este viejo — y rio jovial, atrayendo la mirada un tanto sorprendida del menor — me alegra que al fin aligeres esa horrible carga de trabajo, pero ¿por qué será? — preguntó con disimulado entusiasmo.

— Por nada en general, padre — trago un poco de saliva, no quería ser tan obvio al haber disminuido su carga laboral por querer pasar más tiempo con aquel estupendo doncel.

— Los rumores corren rápido y más en una empresa en donde la mayoría de la gente se conoce — dijo con ese tono falsamente desinteresado que aplicaba cada vez que él o Sasuke trataron de ocultarle algo sin saber que ya habían sido descubiertos — y he escuchado uno que ha captado completamente mi atención — compuso una sonrisa un tanto divertida — “el vicepresidente Uchiha se ve más relajado y feliz que nunca, creo que al fin está saliendo con alguien que le complementa y entiende”

A Itachi jamás le gustaron los rumores, pero también sabía que de ellos podía sacar provecho y encontrar anomalías entre sus trabajadores, pero que su padre también estuviera pendiente de ellos, era algo que le sorprendía aun por muy obvio que fuera. Así que, si su padre ya había descubierto sus verdaderas intenciones, no tenía sentido negarlo.

— Esos rumores son exagerados — se aclaró la garganta, no era muy frecuente que entre su padre y él hablaran de sentimientos — porque no estoy saliendo con nadie y Naruto es un joven fascinante que vale la pena conocerlo.

— Es un chico muy vivaz y alegre, se parece en demasía a su madre en ese sentido — dijo Fugaku, sin dejar de mirar la seria expresión de su hijo, aunque se notaba indudablemente feliz al haber mencionado al rubio — solo te puedo advertir una cosa, si no vas a buscar nada serio con Namikaze, nada de ilusiones — aquello lo dijo endureciendo sus facciones y con un tono de voz severo y autoritario.

— Lo entiendo padre y con su permiso me retiro — asintió también severo el menor de los Uchiha, poniéndose de pie con elegancia y dando una ligera reverencia para salir de la oficina de su progenitor.

No es que no entendiera lo que a su padre le preocupaba, ya que por la reunión se dio cuenta que los Namikaze eran en demasía importantes para su familia, pero tampoco era tan patán para jugar con los sentimientos de las personas, no cuando sentía que los suyos eran muy pocas veces considerados en cuenta.

Soltó un bufido, entrando de nueva cuenta a su oficina, terminando su trabajo pendiente y retirarse porque, aunque no lo demostrara, se sentía emocionado por cómo reaccionaría el menor al llevarlo a los diferentes lugares que ya tenía en mente.

*o*o*o*o*

¡Por fin era el día de su salida! Pensaba más que emocionado el rubio, levantándose animado y yendo al comedor en donde sus padres se sorprendieron al verlo tan temprano levantado, pero sin atreverse a decir nada que cambiara el estado de ánimo de su retoño.

— Esta es de las pocas veces en las que me alegro haberme graduado antes y estar con profesores particulares — dijo entusiasmado el menor, abrazando a su padre que era el único que entendía tal animo en su unigénito.

— Ya ves, y tú que te quejabas todo el tiempo en que querías llevar una vida como los demás a pesar de que queríamos protegerte de los medios — puntualizó Kushina mientras tomaba con toda la calma del mundo su desayuno.

— Eso no es lo mismo mamá — compuso un puchero con los labios mientras tomaba asiento en la mesa — pero si todo resulta como pienso, estoy seguro de que al fin voy a tener como mis mejores amigos a los codiciados hermanos Uchiha.

— ¡¿Vas a salir con Itachi?!— dejó los cubiertos sobre la mesa, mirando un poco resentida a su hijo — ¿por qué no me dijiste ‘ttebane? — se cruzó de brazos haciendo puchero como niña chiquita.

— Porque vas a empezar a pensar en cosas que no son, pero al fin de cuentas ya terminé diciéndotelo — rio entre apenado y divertido Naruto — aunque quiero que me ayudes a ponerme algo acorde, vamos a dar un recorrido por Tokio y no sé qué ponerme — confesó un tanto avergonzado y tratando de ocultar la emoción que llevaba sintiendo desde el día anterior.

— Cuenta conmigo cariño — se levantó más que entusiasta la pelirroja, haciendo rechinar la silla y caminando hacia la habitación de su pequeño — voy a hacer que hasta las piedras que se crucen por tú camino te admiren dattebanne.

— ¡No mamá! Acuérdate de los medios — dijo un apresurado Naruto, siguiendo a su progenitora que no paraba de alardear de que sería lo más adecuado para vestir, ignorando también el parloteo de su hijo.

Por otro lado, Minato siguió degustando su desayuno tranquilo, mirando divertido la interacción entre sus dos amores, estando más que acostumbrado a sus cambios radicales de ánimo y lo eufóricos que solían ser.

Después de casi estar posando y desfilando ropa por más de tres horas, tanto él como su madre quedaron satisfechos con su vestimenta, misma que consistía en una playera de manga a tres cuartos color blanco, un pescador color tabaco con unos zapatos de vestir color café oscuro y una chaqueta color naranja cálido.

—  Sigo sin estar del todo convencido — dijo Naruto en un puchero, a pesar de saber que su vestimenta era de lo más común y que no atraería la atención como su progenitora quería, aun así, no estaba del todo contento — creo que los zapatos me van a molestar después de un rato de caminata.

— Un poco de dolor no es nada, para estar a la moda se son necesarios algunos sacrificios — dijo la señora Uzumaki, no aceptando replica de su retoño, no después de negarle el placer de vestirlo como todo un doncel de alta sociedad — además conociéndote, después te vas a olvidar hasta de lo que llevas puesto.

— ¡Mamá! Eso se oyó muy extraño — reclamó Naruto con las mejillas un poco sonrosadas al imaginar una situación un tanto comprometedora.

Kushina solo empezó a reírse al suponer que fue lo que imagino su hijo, ambos envolviéndose de nuevo una pelea verbal hasta que una de las sirvientas ya también acostumbrada a la actitud de sus señores interrumpió.

— El señor Minato los espera en la sala junto al joven Uchiha — comentó la chica, haciendo una ligera reverencia y retirándose sin esperar respuesta.

Tomando la mochila que ya había preparado con anticipación el día anterior, bajo casi corriendo a recibir a su invitado, mientras que la pelirroja miraba enternecida a su retoño, dirigiéndose a su habitación a cambiarse antes de bajar.

—¡Itachi! — gritó más que emocionado el doncel, lanzándose a abrazarlo sin darle oportunidad al pelinegro de levantarse y cayendo ambos en el sofá — me alegra que ya hayas llegado.

— ¡Naruto! — esta vez fue Minato quien levantó la voz para reprender al menor — creo que deberías dejar respirar a Itachi.

— Lo siento dattebayo — se levantó de golpe, haciendo una ligera reverencia y sintiéndose avergonzado por su arrebato de alegría delante de su progenitor — es que estaba esperando ansioso este día, me preguntaba a qué lugares me vas a llevar a conocer — dijo sonriente, viendo como Uchiha se levantaba y acomodaba correctamente su vestimenta.

— Me alegra que estés emocionado por nuestra salida — dijo sincero el joven pelinegro, más que nada ante la sinceridad que mostraba Naruto ante su salida.

— Lo has de haber visto, estaba tan nervioso en la mañana que le pidió ayuda a su madre para vestirse — dijo más que divertido Minato, notando como las mejillas del más joven se teñían de un rojo intenso — y no se diga toda la semana en el trabajo — rio más que divertido el mayor de los rubios, recibiendo la mirada fulminante de su hijo.

— Vámonos Itachi — avergonzado, Naruto tomó al nombrado de la mano, dirigiéndose a la salida, sin darle oportunidad al varón de despedirse — ¡llego antes de las nueve! — gritó, sabiendo que su padre le escucharía, ya que podía sentir como los seguía con la mirada con esa expresión de diversión en su rostro.

Dejándose guiar hasta la salida de la mansión, Itachi veía más que divertido los gestos que hacía el menor acompañados de palabras dirigidas a sus progenitores, sonriendo ante la cálida relación que mantenían los Namikaze, una relación mucho más abierta que la de su propia familia.

— ¿Te parece si vamos a almorzar primero y después empezamos con nuestro recorrido? — preguntó una vez llegaron al auto, haciendo que Naruto callara de golpe y mirara fijamente al varón.

— ¡Claro dattebayo! Por todo esto deje mi desayuno a la mitad — se rascó la mejilla — solo espero que mamá no se enoje por no despedirme de ella.

Dejando que el doncel siguiera con su monologo personal y que además era divertido escucharlo, Uchiha le invitó a subir al auto para partir de la residencia Namikaze y así empezar su día.

*o*o*o*o*

Confirmar que no fue el único que se sentía ansioso y emocionado por la salida de aquel día, solo logró que una emoción que no pensaba sentir, aflorara en él, además de que aquella ligera ansiedad que le había consumido días anteriores, desapareciera.

La sensación de alegría que experimentaba con el rubio era algo de lo que no recuerda haber sentido con otras personas que no fueran su círculo cercano, ni con el que considero el primer amor de su vida lo sintió de esa manera.

Itachi había mantenido comunicación a través de mensajes de texto con el joven Namikaze, confirmando y quedando más que satisfecho con la inteligencia y las rápidas y astutas respuestas que le daba ante banales cuestionamientos.

Aún más que sorprendido porque el rubio fue capaz de graduarse antes de los diecisiete de la universidad, todo gracias a las clases particulares a las que fue sometido desde que tiene memoria. Aunque solo le quedaba la duda del cómo conoció a su adorado hermano menor.

Una agradable risa fue lo que recibió al hacer esa pregunta, esperando expectante la respuesta que el doncel fuera a darle mientras se sentaban en un pequeño parque fuera del estacionamiento.

— La verdad fue toda una casualidad, mis padres por miedo a que me viera acosado por los medios y gente peligrosa, hicieron que tomara mis clases con profesores particulares y de renombre, pero eso ya te lo conté por mensaje — se encogió de hombros, para restar importancia — pero mi prima Karin no padecía lo mismo que yo y la verdad me dio mucha curiosidad saber lo que era asistir a un colegio, por lo que tuve que rogarles a mis padres para que me dejaran inscribir al internado en el que mi prima asistía.

— Tu tío es Nagato Uzumaki, ¿verdad? — preguntó Itachi curioso, era más que obvio por el parecido que tenía el padre de la novia de su hermano con la madre del joven rubio, pero era gratificante escuchar la voz del menor.

— Sí, son hermanos, pero mamá no quiso hacerse cargo del negocio de la familia ni quería que el patrimonio del abuelo se uniera al de papá, por lo que se lo dejó todo a mi tío, pero bueno — sonrió, soltando una risueña risa mientras miraba a la gente caminar — el detalle fue que después de tantos ruegos, con la ayuda de mis tíos y de mi prima y de una ardua investigación al colegio pude asistir a este, ingrese al mismo grado que Karin y además también fue cuando Sasuke llegó como estudiante de intercambio, la verdad fue el año más genial y divertido de mi vida escolar.

— ¿Y por qué ya no continuaste de esa manera? — eso era lo curioso, el internado en donde fue su hermano era uno de los más reconocidos y demandados por su alto nivel educativo a nivel internacional.

— Porque estaba muy adelantado a su programa académico, además de que era un distractor frecuente para mis demás compañeros, por lo que mis padres decidieron que regresara a las clases particulares, además ya no faltaba mucho para concluir mis estudios universitarios — respondió de lo más desinteresado, pero en verdad feliz de contarle aquella anécdota a Itachi.

— Y a mí me consideran un genio — ironizó el varón, soltando después una carcajada que fue acompañada por el rubio.

— Eso nada tiene que ver, Itachi — la voz del rubio era divertida y sincera después de su ataque de risa — la verdad eres alguien de admirar, cuando mis padres me propusieron esto del matrimonio contigo, lo primero que hice fue tratar de investigar de todo en la red, obviamente decían varias cosas a las cuales no les quise prestar atención, ya que los medios llegan a ser crueles solo por vender, pero en lo relacionado a tu desempeño profesional y académico, de verdad quedé deslumbrado.

Al escuchar aquel sencillo halago de parte del joven rubio, las mejillas siempre pálidas de Itachi adquirieron un suave color rosado, era el halago más sincero que jamás había escuchado y eso logró que su corazón siempre tranquilo latiera un poco más rápido.

— Pude haber concluido mi carrera universitaria antes que tú, pero para la edad que tienes ya hasta cuentas con dos maestrías, en proceso de un doctorado y además eres el vicepresidente de tu propia empresa y eso sin ayuda de tu apellido — continúo diciendo Naruto — además una vez platicando con Sasuke me comentó que estabas en procesos de crear tu propia empresa dirigida a las tecnologías verdes.

— ¡Oh! — fue todo lo que alcanzó a vocalizar el mayor, procesando cada alegre palabra de Namikaze hacia su persona, sintiéndose por primera vez a gusto y contento por sus logros y no como algo mecánico a lo que no le dijeron que hiciera, pero se sentía con aquella obligación.

Naruto se percató de ello, de la expresión tranquila, feliz y orgullosa que desprendió Itachi, por lo que sabiendo que estaba llegando al punto en el que ahora lo podía poner incomodo, le dedico una amplia sonrisa y de un pequeño saltó se levantó de la banca.

— Mejor prosigamos con nuestro recorrido, que el día de hoy va a ser largo y eso que apenas estamos iniciando — exclamó más que extasiado, tomando al varón de la mano obligándolo a incorporarse — Tokio por fin va a conocer a Naruto Uzumaki.

Dejándose arrastrar, Itachi solo levantó una ceja al escuchar el otro apellido del joven, sin tomar demasiada importancia a ello y sonriendo mínimamente al saber que ese día sería uno de los tantos que compartiría con aquella única persona.

*o*o*o*o*

— Nunca había visto a mi Itachi tan lleno y rebosante de alegría — susurró Mikoto a su marido, en donde ambos se encontraban acurrucados en uno de los sofás de la sala de su propia casa — además me extrañó que viniera a casa y no fuera a su departamento.

Fugaku le dio un beso en la mejilla a su mujer, para acurrucarla más sobre su pecho y decirle en forma confidente evitando que alguno de sus hijos les escuchase.

— Estoy seguro que esto del matrimonio va a funcionar — a pesar del tono serio y silencioso que le rodeaba, la alegría era palpable en aquellas palabras, mismas que emocionaron a la fémina — ese jovencito Namikaze logró en tan solo una salida que Itachi disminuyera su carga de trabajo considerablemente y ahora con esta salida no sé qué otro logro para bien de nuestro hijo haya conseguido.

— Eso es más que evidente, cariño — respondió la dama de la familia — mi niño se ve tan relajado que prefirió venir a dormir a su casa, con su familia.

No es que el primogénito de la familia Uchiha se haya presentado con una gran y resplandeciente sonrisa a la casa de la familia, ni que tampoco haya llegado alardeando sobre la cita que tuvo con el joven doncel, al contrario, el perfil que demostraba era el usual que siempre portaba, serio, taciturno y con nada expresando en sus facciones, pero el caminar relajado y el brillo de aquellas obsidianas era lo que delataba su estado de ánimo, mismo que pudo ser fácilmente percibido por su familia.

“Mamá y papá ya deben estar haciendo conjeturas extrañas por mi visita y estadía en casa” pensó Itachi mientras soltaba un suspiro después de la ducha que hubo tomado, extrañado también consigo mismo del porque quiso pasar esa noche en casa de sus padres.

— No es que me importe, pero si es un poco sorprendente del por qué estás en casa, hermano — dijo de lo más neutral Sasuke, entrando a la habitación del mayor y sentándose sobre la cama sin importarle que su hermano se estuviese cambiando frente a él.

— Podría decir que hasta yo no entiendo la razón — se sinceró, a fin de cuentas, era su hermanito — una parte de mi quería pasarla en familia, así que creo que lo estaré aquí toda esta semana.

— Mamá va a estar eufórica — soltó una risita burlona el más joven — ¿verdad que Naruto es único?

Terminando de vestirse y sin haber volteado a ver fijamente a Sasuke en cuanto sintió su presencia Itachi fijó su atención ante repentina pregunta, notando como la sonrisa de su hermano menor se ampliaba, divertido al parecer de la expresión de su rostro.

— Si hubiese conocido a Naruto en otras circunstancias, creo que él sería la persona del que estaría enamorado, afortunadamente fue Karin quien ganó mi corazón — no es que al menor de los Uchiha le gustará hablar de esa manera, pero en parte era verdad lo que decía y a la vez para fastidiar y provocar un sentimiento negativo en su hermano.

— Naruto te estima mucho, habla bastante de ti y de todas las aventuras que pasaron juntos — obviamente Itachi sabía de la treta del menor, por lo que no le iba a dar el gusto de ver que efectivamente había sentido un pequeño pinchazo de celos — así que no dudo que ustedes se hayan vuelto pareja.

Con un puchero y cruzándose de brazos, Sasuke miró feo a su hermano, sabiendo que no iba a poder sacarle nada salvo la expresión de sorpresa inicial.

— No eres divertido Itachi — le enseñó la lengua, dejándose caer de espaldas al colchón y mirando el pulcro techo — pero me alegra que te estés llevando bien con el dobe, si se llegan a convertir en pareja van a tener todo mi apoyo — dijo sincero y con evidente alegría en sus palabras.

— ¿Y por qué dan por hecho que Naruto y yo nos vamos a volver pareja? — cuestionó curioso, dejándose caer a un lado de su amado hermano — apenas es la segunda vez que nos vemos y salimos.

— En esas dos veces, él ha logrado lo que ninguna de tus conquistas o parejas hizo — soltó un suspiro Sasuke — pero no se si no te has dado cuenta, pero te ves diferente.

El mayor arqueo una ceja, sabiendo a lo que se refería su hermano, él se sentía diferente, más activo y con una extraña sensación de querer recibir un poco de la atención de su familia, probablemente porque el joven Namikaze hablaba con tal alegría de su propia familia, sus padres.

— Naruto es demasiado optimista, le gusta ver el lado positivo de todas las cosas y es en demasía altruista. Nada más no lo hagas enojar, porque es el mismísimo demonio, además de que suele actuar muchas veces sin pensar demasiado las consecuencias, probablemente ese es la parte que llama tanta la atención — agregó el menor de los Uchiha al no escuchar nada por parte del mayor, girando su rostro para ver la apacible sonrisa que estaba componiendo su hermano y al parecer recordando los sucesos de aquel día.

— Creo que no va a ser difícil enamorarse de Naruto Namikaze — susurró Itachi, mientras se llevaba una de sus manos a la comisura de sus labios, ignorando la sorpresa en los ojos de su hermano menor y sin darse cuenta de que aquellas palabras fueron emitidas y no un pensamiento.

— Mejor te dejo descansar hermano, mañana de seguro tienes bastante trabajo y yo tengo que preparar los últimos detalles de mi proyecto — se incorporó Sasuke de un salto, sabiendo que Itachi estaba rememorando su salida con su mejor amigo que, aunque se moría de curiosidad por saber que avance hubo entre ellos, no lo iba a demostrar e iba a esperar que fuera el mismo Naruto que le dijera sin siquiera preguntarle — descansa hermano y desayuna con nosotros, mamá estará más que encantada.

 — Descansa hermanito y yo también te quiero — se apoyó en sus codos para ver como las cejas de su menor se contrarían y sus mejillas se coloreaban levemente, antes de que se diese la vuelta y cerrara la puerta de un portazo, soltando una risilla divertida por la actitud de Sasuke.

Dejándose caer de nueva cuenta de espalda contra el colchón, Itachi sonrió ante el recuerdo de todas las actividades que tuvo ese día, pero, sobre todo, por aquello que conoció y aprendió del doncel Namikaze.

Naruto no era nada de lo que se espera de un doncel de alta sociedad, ni tampoco era alguien superficial que se dejaba llevar por las apariencias. Eso de antemano el varón ya lo sabía, esa fue de las primeras impresiones que le dio el joven Namikaze la primera vez que interactuaron, aunque no dejaba de sorprenderse de la espontaneidad con la que se desenvolvía el menor.

El rubio parecía más que nada un igual, un joven varón con apariencia un tanto frágil, pero dejando a un lado su apariencia, el modo que tenía al dirigirse a él y a todos con los que cruzó más de una palabra era el de un joven varón. Cuando fueron a comer, se dio cuenta también del apetito voraz que poseía, importándole poco el que dirán los demás y solamente concentrado e satisfacer su apetito, sin importarle tampoco las calorías o el tipo de alimento adecuado para mantener su figura. Otra cosa que le resultó atrayente fue la independencia que mostró en su salida, sin esperar a que él le pagara todo como sabía las demás mujeres y donceles con los que había salido esperaba.

Eso fue gratificante, que el joven Namikaze se comportara como él realmente es sin querer aparentar o impresionar, además de que entendió sin necesidad de preguntarle por qué usaba el apellido de su madre al presentarse, todo para pasar desapercibido y que no fuera gracias al pomposo apellido de su progenitor quisieran tratarlo de un modo diferente al que se trata a las demás personas.

Eso, y que al perecer los Namikaze tenían una aversión a que los medios de comunicación se inmiscuyeran en su vida personal.

Siendo que obligó a Itachi a que cambiara la mayor parte de su itinerario a visitar y pasar el día con Naruto, ya que había escogido los lugares más elegantes y sofisticados de Tokio, queriendo en parte sorprender y maravillar al doncel por el círculo social en el que él también se desenvuelve, pero ya con lo visto y escuchado en la hora del almuerzo en un lugar que el propio rubio había escogido, al varón Uchiha no le quedó de otra que improvisar.

— Mamá tenía razón — dijo de la nada Naruto, mientras se encontraban ambos sentados en una de las bancas del parque Shiba, admirando la magnífica torre de Tokio y como esta resplandecía debido a que ya había caído el anochecer, causando una vista emergente y única entre el camino de árboles — de que no me iba a acordar que traía puestos estos zapatos por andar de un lado para otro — sonrió, sin apartar la mirada de la torre.

— ¿Te lastimaste los pies? — preguntó Itachi preocupado, logrando que el menor volteara a verlo y negara con la cabeza suavemente.

— No realmente, solo es un pequeño ardor en las plantas de los pies, creo que una vez que llegué a casa me va a molestar la irritación, pero mientras tanto hay que quedarnos a contemplar la vista — comento de lo más tranquilo, volviendo su vista hacia los alrededores y soltando un largo y lento suspiro.

— Si quieres podemos entrar a la torre, para que tengas un panorama diferente al de ahora — sugirió Uchiha, ya que notaba lo embelesado que se mostraba el doncel hacia la torre.

— Gracias, pero disfrutó más el estar aquí, rodeado de la naturaleza — su voz fue un susurró, pero reflejaba lo a gusto que se sentía a lado del varón — ha sido un día increíble — volteó a verlo fijamente, regalándole otra de sus resplandecientes sonrisas del día.

Itachi estaba más que satisfecho por aquel gesto, no fue difícil improvisar, porque además de visitar los centros turísticos más populares de la ciudad, Naruto jamás se mostró melindroso por lo que encontraba a su alrededor, al contrario, era curioso y él fue quien guío la salida de una u otra forma.

Pero ahora, estando así sentados, con la torre y lámparas de fondo, hacía que un aura de luz rodeara el perfil de Naruto, recreando ante sus ojos una imagen etérea y que conservaría eternamente en su memoria.

Así que, sin pensar en sus movimientos, Itachi tomo delicadamente la mejilla del menor, acariciándola suavemente con las yemas de sus dedos, viendo con satisfacción como Naruto cerraba sus ojos aceptando aquel sutil gesto, mientras él se inclinaba para acercar sus labios con los contrarios, rozándolos apenas para depositar un suave beso antes de separarse unos pocos centímetros para así apreciar el sutil sonrojo en las mejillas del doncel.

El varón sintió también como sus mejillas adquirían un tono rojizo, pero no le tomo importancia, ya que la imagen de Naruto ante la espera de otro beso fue más tentadora por lo que, inclinándose de nueva cuenta, posó sus labios sobre los suaves y entreabiertos del menor, iniciando un movimiento suave que fue imitado de la misma forma, disfrutando ambos de la textura labial sin profundizar en el contacto.

— Creo que ya es momento de que regrese a casa — susurró Naruto, empujando suavemente del pecho a Itachi, levantándose de donde estaba sentado, tomando la mano del varón y así caminar de vuelta a donde habían estacionado el vehículo.

El camino hacia la mansión de los Namikaze fue relajado, Naruto al parecer una vez que entraron al automóvil dejo su mutismo atrás y volvió a relatar anécdotas sobre sus padres y maestros particulares, aligerando aquella extraña atmosfera que se había formado entre ambos después del beso, por lo que todo concluyó con un resumen de sus actividades del día.

— Te buscaré mañana a la hora del almuerzo — dijo Itachi mientras se detenía justamente enfrente de la mansión Namikaze.

— ¡Claro! — contestó emocionado el menor — pero esta vez yo invitó, además que te voy a llevar al mejor lugar del mundo para almorzar — dijo eufórico — no puedo esperar para mañana.

Itachi rio ante eso, pero no negaba que él se sentía igual, no quería todavía dejar ir al joven Namikaze.

— Entonces nos vemos mañana, Naruto — sonrió, alborotando los cabellos rubios rebeldes, obteniendo un puchero para después conseguir aquella sonrisa de dientes blancos.

— Nos vemos mañana Itachi — dijo un poco más tímido, desactivado los seguros de la puerta, pero antes de salir, tomó de la chaqueta al pelinegro para acercarlo rápidamente a él y darle un fugaz beso sobre los labios, para después bajar rápidamente del vehículo y entrar corriendo a su residencia no sin despedirse antes de cruzar la puerta.

Nunca pensó que aquello fuera a pasar, más bien solo esperaba algo similar a lo que sucedió la primera que salieron al restaurant con sus amigos, una salida reconfortante. Pero Itachi no negaba que aquel suave y delicado contacto entre ambos lo dejo más que satisfecho y con una indudable alegría que no se podía comparar con ninguna experiencia pasada.

Con una pequeña sonrisa que no sabía que estaban componiendo sus labios, se levantó para preparar sus cosas para el día siguiente y esperar a que todo se manejara de maravilla y eficacia como todos los días.

*o*o*o*o*

— El joven Namikaze parece brillar más que otros días — comentó una de las tantas empleadas del corporativo Namikaze, misma que conocía al menor desde que estaban en América — siempre es demasiado entusiasta, pero creo que ahora es imposible que pase desapercibido aquel cambio.

— Siempre me ha parecido un chico alegre y eso que no tenemos ni dos meses en conocerlo — comentó otra de las ejecutivas, mientras comía tranquila su almuerzo en el comedor de la empresa.

Lo que las mujeres ahí en la mesa ignoraban es que la señora Uzumaki iba pasando y cuando escuchó aquello fue casi corriendo a la oficina que ocupaba su pequeño en aquel edificio.

— ¡Hola cariño! — entró eufórica la mujer, viendo como este trabajaba concentrado en el proyecto que le había encargado su marido — ¿cómo te encuentras?

— Bien mamá, pensé que tenías una reunión con el tío Nagato — dijo de lo más simple, sin despegar su mirada del monitor, oyendo como la silla frente a su escritorio era jalada.

— Eso fue rápido, Nagato quiere que me haga cargo de la agencia principal de modelaje aquí en Japón, pero aún lo estoy reconsiderando — desestimo de lo más normal, arrimando la silla en la que estaba sentada hasta topar con el escritorio, recargando sus codos en la madera del mismo y viendo fijamente a su retoño con una amplia sonrisa.

Aquella intensa mirada por parte de Kushina fue inmediatamente incómoda para el menor, que nervioso despegó su atención del monitor para ver aquella ansiosa y emocionada sonrisa en su progenitora.

— ¿Qui- quieres que te ayude con algo, mamá? — preguntó nervioso Naruto, ya que se podía imaginar que era de lo que quería hablar, ya que la noche anterior sus padres no había podido esperar por su llegada debido a que tenían que asistir a una fiesta.

— He escuchado algo interesante camino a la oficina de Minato — su tonó de voz era risueño, dándole mala espina al menor — y me gustaría saber, ¿cómo te fue ayer con Itachi?

Los colores, siendo el rojo el más evidente, subieron por el rostro del joven rubio, sintiendo como su cara ardía y que iba a ser imposible que con aquella reacción su madre le dejara en paz con “bien mamá, nada fuera de lo normal”.

—Bien mamá, nada fuera de lo normal — contestó aquello que sabía no iba a convencer a la pelirroja, pero no quería decirle todo lo que sintió una vez que hubo cruzado la puerta de su casa la noche anterior.

— Encontré este pequeño artículo en esta revista, que al parecer aun no es tan popular — Kushina sacó dicha revista y la dejo sobre el escritorio para que su hijo la viera — muestran una foto de Itachi y tuya mientras están cenando en un puesto callejero de comida rápida — sonrió divertida.

La faz nerviosa en el rostro de Naruto desapareció, siendo sustituida ahora por una de diversión, ya que el artículo relataba que el gran empresario y reconocido magnate, Uchiha Itachi estaba conviviendo con una persona a la que no se le había visto con anterioridad y por el momento desconocida, en una situación nada imaginable, especulando sobre una relación prohibida entre clases sociales diferentes o una pequeña crisis financiera.

— Con este artículo de seguro se vuelve más reconocida — rio sumamente divertido el rubio, viendo como su mamá asentía con la cabeza — pero eso no tiene nada de malo, el que uno posea los recursos para ir a esos lugares extravagantemente caros, no significa que sean mejores que los puestos de comida callejeros — infló sus mejillas en un tierno puchero.

— Es cierto, pero nada más que esta revista no empiece a estar detrás de ti, porque si no van a conocer la furia de la familia Namikaze — dictaminó con furia en los ojos, sonriendo satisfecha ante el asentimiento de su hijo — pero ahora sí, dame todos los detalles de tu salida con Itachi — dijo emocionada la mujer, con un brillo especial en los ojos.

Naruto solo se limitó a soltar un lago suspiro, mientras guardaba todos los avances a sus documentos y veía la hora antes de que se acercara la hora de su almuerzo.

— No fue nada extravagante mamá, Itachi y yo fuimos a lugares como los que mencionó la revista, además de que me divertí bastante — sonrió, sin percatarse de aquella aura de infinita alegría que era la que se estaba comentando en los pasillos de la compañía.

— Recuerdas que te dije que escuché algunas palabras interesantes en mi camino hacia acá — Kushina esperó a que su vástago asintiera — pues no fue nada relacionado con ese artículo, en sí solamente venía a ver a Minato para ver si tomábamos cartas en el asunto — se levantó de hombros — lo interesante es que Sasha, estaba hablando con su subordinada del cómo te ves más alegre de lo usual, y déjame decirte que lo que se ve no se niega.

— ¡Mamá! — exclamó exaltado, cubriendo con ambos brazos la cara y su cabeza — por eso pienso que es más fácil hablar de esto con papá — su voz salió más aguda, sabiendo que su madre se molestaría por el comentario, cubriéndose más la cabeza con los brazos en espera de un coscorrón.

Una carcajada dejó escapar Kushina, era más satisfactorio ver como su retoño se protegían ante algo que sabía podía pasar por decirle esas cosas — pasaré por alto lo que acabas de decir si me dices toooodo lo que pasó ayer —una amplia sonrisa fue los que formaron sus labios, sabiendo que al fin había encontrado la forma de sacarle todo lo que ansiaba saber a su pequeño.

Componiendo un puchero para después soltar un largo suspiro, Naruto se dispuso a contarle todo a su madre, sabiendo que iba a ser inútil ocultarle algo, ya que, en primera, era muy malo mintiendo y en segunda, no entendía aquello que poseían todas las madres, pero se había dado cuenta que ella era capaz de saber cuándo estaba ocultando algo.

Pero a como había creído, no fue difícil relatarle lo sucedido a su progenitora, ya que ella se encontraba sentada y con una anhelante mirada ante cada cosa que decía, además de que había sido en parte un desahogo cuando llego a la parte del beso.

No es que no hubiera besado a alguien antes, bueno, aquella primera vez fue un accidente y lejos de causarle un estremecimiento placentero fue todo lo contrario, además de que aquellos dos besos que dio antes de Itachi, fue lastimosamente con el hermano del varón, Sasuke.

Pero aquel suave contacto que tuvo con el mayor de los Uchiha fue algo que logró que una burbujeante sensación se apoderara de su razón y de todo su ser, creyéndolo el acto más correcto y a la vez el más necesitado.

Algo que le extraño en demasía y que le lleno de pánico una vez que cruzo la puerta de su casa la noche anterior. Naruto jamás había demostrado tal interés en los varones para permitir que invadieran su espacio personal de ese modo y sobre todo imitar y corresponder aquel gesto que consideraba especial e íntimo.

Ya había admitido que no iba a ser difícil enamorarse de aquel varón Uchiha, aunque jamás imaginó que todo fuera a ser tan rápido, ya que a pesar de que no pensaba en la palabra amor todavía, sabía que no iba a ser imposible que emergiera ese sentimiento.

— ¿Y te gustaría que te diera otro beso, pero más profundo? — dijo picara la pelirroja, sonriendo satisfecha al ver el exagerado sonrojo en el menor y con ello obteniendo la respuesta a su pregunta.

— ¡Mamá! — exclamó ahora si avergonzado y arrepintiéndose un poco al haber dado detalle de todo — eso no se pregunta.

— Ja ja, tranquilo cariño, es normal que quieras besar, abrazar y hacer una que otra cosita con la persona que te gusta — dijo inocente, pero internamente complacida por la vergüenza que ocasionaba en su hijo — aunque eso no quiere decir que debas permitir que eso suceda solo porque se trate del hijo de mi mejor amiga — formó un puchero de fingida molestia — primero debe pedir tu mano en matrimonio y ya después veremos – soltó una risilla.

— ¡Itachi y yo solo somos amigos! — dijo exasperado el más joven, no soportando que su mamá se divirtiera de esa manera con él — y no es que quiera hacer esas cosas con Itachi.

— Pues ahorita no creo, pero ya veremos más adelante — le guiñó un ojo — solo ya sabes, no te olvides de usar protección y que tu padre no se enteré — su tono de voz se volvió confidente, susurrándolo solo para que Naruto le escuchara.

Afortunadamente para el joven doncel que ya se encontraba tan rojo como una cereza, el teléfono de su oficina sonó, atendiéndolo de inmediato para no seguir escuchando todo lo que su amada madre tenía que decirle solo para abochornarlo más.

— Mamá, es papá — le cedió el teléfono, sin darle oportunidad a su padre de que le diera el recado, ya que así distraía a su madre de su persona.

Kushina recibió el teléfono, formando un puchero y soltando un corto y agresivo suspiro después de esa corta llamada.

— Tú papá quiere que vaya a su oficina para arreglar algunos asuntos sobre la línea principal de producción — se cruzó de brazos, obviamente en desacuerdo cuando estaba más que entretenida con su hijo — dice que después de que regreses de almorzar te presentes en la sala de juntas para ver el tema de importación desde américa. 

— ¡Claro! estoy trabajando en ello — dijo alegre el menor, sabiendo que ya su conversación iba a estar enfocada en cosas de trabajo y que el tema del compromiso con Itachi iba a quedar relegado para otro momento.

Con un beso en la mejilla y guiñándole un ojo, Kushina se retiró de la oficina de Naruto, mismo que sin más demora prosiguió con lo que estaba haciendo, hasta que sonó la alarma que anunciaba la hora de almuerzo, tomando sus cosas rápidamente y evitar así que Itachi se anunciara en la recepción, lo último que quería era darle más material a su amada progenitora para que siguiera abochornándolo.

 — ¡Itachi! — estuvo a nada de verlo cruzar las puertas principales del edificio, cuando Naruto se lanzó a él, atrapándolo en un fuerte abrazo — me pone tan feliz verte.

El varón compuso una de sus sonrisas más seductoras, sintiéndose complacido por aquel gesto en el doncel, correspondiendo el abrazo y dándole un pequeño beso en la cabellera dorada, aspirando de paso la fragancia que desprendían aquellos rubios cabellos.

— Sabes que soy incapaz de cancelar mis compromisos y mucho menos cuando se trata de ti, Naruto — dijo traquilo Uchiha, rompiendo el contacto con el menor y empezando a caminar por la calle para dirigirse a la zona de restaurantes locales que se encontraban por la zona — y ¿a dónde me vas a llevar a comer? — pregunto curioso, deteniendo sus pasos, dando media vuelta y viendo de frente a Naruto.

Las mejillas del joven rubio estaban teñidas de un suave color rosa, mismo que camino hasta posicionarse a un lado del pelinegro con una determinada mirada y dedicándole una sonrisa.

— Espero que te guste el ramen, el de cerdo es mi favorito — dijo de lo más emocionado, enredando su brazo con el del varón y obligándolo a caminar — todo el ramen es híper mega rico, pero el de Ichiraku es el mejor que jamás has probado — la felicidad por lo dicho era más que palpable, además de los ademanes que hacía con las manos.

Naruto se encontraba nervioso, pensó que iba a ser fácil aparentar que no había sucedido nada la noche anterior, y menos le ayudaba el haber tenido a su madre diciéndole pícaramente como había disfrutado de aquel suave contacto. Claro que le había emocionado ver a Uchiha, tanto así que se lanzó a sus brazos sin pensar en quien de la compañía los pudiese estar viendo, además de que su gesto haya sido correspondido de igual forma y haber sentido aquel beso sobre su cabeza, casi hace que actúe de forma exagerada y regresara a su oficina para ordenar el torbellino de emociones que sentía en todo su ser.

Pero lo que más le cabreaba de sí mismo era la actitud “melosa” que estaba tomando con el varón, eso de sonrojarse delante de él y colgarse de su brazo mientras caminaban a su restaurante favorito sin importarle que los medios o paparazzi los vieran, era algo que no entendía y le gustaba de cierta forma.

Por otro lado, ignorando el monologo interno que tenía Naruto, Itachi también pasaba por algo similar, solo que en vez de cuestionarse por el contacto que tenía con el rubio Namikaze, el solo tenía en mente el querer estar más cerca de él, conocerlo mejor y si todo marchaba bien, volver a repetir el beso de ayer.

La idea del matrimonio ahora no le desagradaba al pensar que este pudiera concretarse con Naruto Namikaze y aunque sus encuentros han sido muy contados, eso no le desanima a pensar y sentir que aquel doncel de cabellos rubios y personalidad alegre pase con él el resto de sus vidas.

Por lo que ambos sin realmente darse cuenta ya estaban sucumbiendo a aquello que pensaron desde un inicio no iba a ser posible, sentir amor, algo que de igual forma ya estaba floreciendo, pero todavía no eran capaces de reconocerlo hasta pasado un tiempo.

 

 

Notas finales:

¡Muchísimas gracias por leer!


Espero que les haya gustado, estamos a nada de concluir este pequeño fic! :)


Estoy bien insegura de subir el capítulo tres en partes, ya llevo casi 10,000 palabras y todavía me falta la parte del amor :D


A parte de que no sé si resultaría tedioso subir un capítulo así de largo, a mi me gustan así de amplios pero dejen lo sigo pensando :p


De nuevo muchas gracias por dedicar su tiempo en esta historia que empezo como una salida a mi ajetreada rutina de estos últimos tiempos, por ello es muy especial y aunque me este costando terminar el escribirla por todas mis responsabilidades, tendrá un final :D


Los quiero y no sé como decirle gracias a aquellos que me leen y más estas notas finales!!


¡Saludos!


°w°/


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