Ninguno de los dos sabía que eran grandes conocidos de la condesa de Montpellier por ello no dudaron en asistir a la fiesta. Pero inmensa fue la sorpresa de Levi al ver al hombre que le había dado tantas noches de insomnio.
-No, no debí venir - se dijo a sí mismo. El vals comenzaba a sonar al rededor del salón y todos comenzaron a elegir a sus parejas. Levi observó cómo el conde se acercaba a él y en definitiva decidió invitar a la primera dama que se le cruzó para evitar a Smith. El conde no hizo otra cosa más que resignarse hasta que terminara la melodía. ¡Cuánto le gustaría poder bailar una pieza con el chico de cabellos negros!, pero eso era inaudito para la sociedad. Buscó y buscó una oportunidad para acercarse a su amado, pero no lo logró. Sin embargo, Erwin era conocido por su profunda perseverancia, así que se acercó a la anfitriona de la fiesta.
-Querida condesa, qué maravillosa fiesta has dado, todo es exquisito.
-Le agradezco infinitamente conde Smith, sobre todo por haber venido.
-Sólo qué hay algo que me extraña, ese joven que se encuentra allí, jamás lo había visto.
-oh, ¿en serio no conoce al duque Ackerman? Eso es reprobable, tiene que conocerlo, es una persona extraordinaria. -pronto la anciana se acercaría al duque de Marsella de manera amable.
-Oh duque Levi, venga conmigo por favor, tengo a alguien que quiero presentarle. -Levi acepta la invitación gustoso, sin embargo, cuando está frente a Erwin queda estupefacto. -él es el conde de Estrasburgo, Erwin Smith. Sr. conde él es el joven duque de Marsella, Levi Ackerman. -Erwin le ofrece una reverencia por lo cual Levi responde de mala gana. -los dejó hablar señores, veré a los demás invitados.
-Al parecer te olvidaste de mí, duque Levi. Deberé tomar su indiferencia como una falta grave.
-Oh, no, por favor no haga eso, lo que ocurre es que he estado muy ocupado, pero me alegra mucho de verlo.
-Entonces, aceptaré su disculpa sólo si me invita a cenar el día de mañana.-al escuchar estas palabras, Levi no pudo evitar sentirse nervioso y ansioso, no obstante, no podía negarse, pues tampoco quería que el conde se quedara con un mal concepto de él.
-Sería un gusto, sr, Smith.
-Bien, entonces mañana me tendrá puntual.
Levi no pudo dormir en toda la noche, parecía que su atracción hacia él se había apagado, pero en cuanto lo vio entrar por la puerta de la fiesta pudo sentir su corazón latir de una manera incontrolable. Ahora lo vería mañana y lo peor, sólo serían ellos dos en su mansión. Cómo podría evadir esos hermosos ojos azules. Por otro lado, Erwin estaba decidido a ganar el corazón del joven sin saber qué ya era dueño de él.
Al siguiente día, como mencionó el conde, llegó puntual a la mansión del duque de Marsella. Levi antes de salir a su encuentro respiró hondo y bajó las escaleras. Allí estaba…en la sala de espera.
-Tiene usted una casa maravillosa, duque Ackerman.
-Oh, no se compara con su mansión querido conde.
-De nuevo le agradezco por su invitación.
-Por favor, pasemos al comedor.
La cena fue magnifica, ambos siempre tenían tema de conversación, sin embargo, el corazón de Levi no se mantenía quieto.
-Usted ha pensado en casarse, duque Ackerman. -al escuchar esta pregunta Levi se sorprendió más porque su amado no le apartaba la vista.
-No... no es uno de mis intereses por ahora. ¿Y usted, conde Smith? - Levi temió por una respuesta afirmativa al matrimonio de parte de su compañero.
-No, creo que no nací para el matrimonio que la sociedad impone. -Levi respiró como una manera de sentirse satisfecho con la respuesta. - ayer lo vi bailar muy bien el vals, lamentablemente yo no podría decir lo mismo de mí.
-Bromea, no le creo ni una palabra-Levi río un poco
-Es en serio. Pero sabe una cosa, tengo una idea, quizá algo descabellada, pero podría enseñarme algunos pasos, así podré bailar en los siguientes bailes.
-Tch, acepto porque tengo una deuda de por vida con usted.
Ambos se dirigieron al salón de baile del duque y éste puso a tocar el vals en el fonógrafo. Ambos empezaron a bailar, como si nada existiera, como si los prejuicios sociales no los atacaran, como si su amor jamás fuera juzgado como indecente.
- Es usted un mentiroso, sabe bailar muy bien.
- No había otra manera de que aceptara bailar conmigo.- Levi lo miro fijamente y detuvo el baile - sr. Smith tiene que irse, lo siento. - Erwin estupefacto preguntó:
- Pero... por qué
- No pregunte, tiene que irse - Levi se esforzaba por no romper en llanto.
- No, no me pida eso, ¿acaso hice algo mal?
- No... pero yo sí
- ¿Qué fue lo que hizo?
- ¡Por favor váyase!
- No... - Erwin lo tomó de la mano - No pienso irme hasta que me dé una respuesta. -Levi no decía nada - en vista de que usted no dice nada, yo lo haré. - Erwin tomó del mentón al joven quien se mantenía inmóvil y acercó sus labios. Levi no pudo contener las lágrimas y Erwin añadió - no sé si esto me cueste su rechazo, pero no puedo ocultarlo más, es usted el dueño de mi corazón. - Levi sin palabras lo único que pudo hacer fue abrazarlo, ocultar su rostro en su pecho, jamás imaginó que aquel amor prohibido ante la sociedad podía ser real.
-Yo... lo quiero sr. Smith.
De pronto, nada pudo detener sus besos, Levi querría que se detuviera el tiempo y más tarde los besos se convertirían también en caricias y serían uno solo. Ahora sería completamente de Erwin y Erwin sería sólo suyo.
-La sociedad podrá decir lo que quiera, Erwin, pero lo que siento por ti es lo más puro -decía mientras se mantenía en los brazos de su amado.
- Y no lo discuto, porque tú me haces feliz Levi, ¿acaso la felicidad no es nuestro derecho?
- No me importa si nuestro amor es un secreto quiero estar contigo.
Erwin y Levi frente a la sociedad, frente a ese mundo de hipocresía, pagaban con la misma moneda de la mentira, pues mostraban la apariencia de amistad en presencia de todos, pero solos, eran dos amantes que darían la vida por el otro.
Tic-tac. Suena el reloj, el vals terminó y el momento de que Levi se encuentre con su amado llegó.