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El Alfa más fuerte. Tomo 1 y 2 (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Hacía un tiempo agradable desde la mañana. Los pájaros cantaban fuera de la ventana y el viento acariciaba suavemente sus mejillas.

Ese día, Goshoku dejó a los niños con la niñera, puso a su bebé en la carriola y dejó la mansión de la mano de Yuki. También había dos guardias militares con ellos, pero afortunadamente, estaban cuidándolos a una distancia "considerable". Ya que había tenido que decirle sus planes a su esposo, Kurose pudo ser lo suficientemente inteligente como para capturar sus sentimientos de "vivir lo más normal posible."

"Mami, mami, rápido."

Yuki parecía estar ansioso por ir a la escuela por primera vez así que gritaba y jalaba la mano de Goshoku para que corriera junto con él todo el tiempo.

"La escuela no se va a ir de allí, tranquilo".

En el colegio, recorrió el lugar con algunos otros visitantes. Yuki inmediatamente se hizo amigo de los hijos de otros padres y demostró el liderazgo que llevaba innato. Estaba jugando con todos, con sus ojos brillando ante los toboganes y columpios coloridos que no podía encontrar en la mansión. El bebé empezó a llorar en el camino, pero solo cambió su pañal una vez y le dio de comer muy poquito. Entonces, el recorrido terminó en aproximadamente una hora y con ningún contratiempo que lamentar. Aunque por supuesto que Yuki quería quedarse un poco más que eso. Se despidió de los niños de los que se había hecho amigo y dijo que esperaba verlos otra vez. 

"¿Te la pasaste bien?"

"¡Sí! ¿Me voy a quedar aquí?"

"No he decidido todavía, pero si te gusta podemos decirle a papá".

¡Pareció completamente enloquecido debido a la gran cantidad de personas en la escuela! Yuki nunca había visto más niños que a sus pequeños hermanos, así que decidió que estaba bien si ambos se tomaban un respiro. 

"Yuki, ¿No quieres algo dulce, bebé?"

"¿Está bien?"

"Claro ¿Qué se te antoja?"

Pero en ese momento, sin embargo, escucharon un fuerte tronido. Era un accidente de tráfico en una intersección. Un coche que le había pegado a otro a mitad de la acera. Parecía que varias personas estaban involucradas y la escena era terriblemente escandalosa. 

"¡Mamá...!"

Al parecer, una madre y su hijo estaban involucrados. El conductor, que salió del auto, era un hombre de mediana edad que se había quedado completamente atónito ante la escena. Escuchó una voz que gritaba: Échenme una mano!" Y luego vio a uno de los guardias de Kurose darle un masaje cardíaco al pequeñito junto al auto accidentado. Había tantos mirones que no pudo confirmar la situación de un modo correcto. 

"Mamá, ¿Está herido?"

"Está bien, amor. Enseguida viene una ambulancia así que no te preocupes". 

No supo lo que pasó después, pero su ritmo cardíaco aumentó gradualmente.

"¿Qué es esto?"

Tenía dificultad para respirar y estaba empezando a sentir que tenía muchísima fiebre de nuevo. Era su celo. Pero incluso cuando miró a su alrededor, descubrió que la multitud no estaba reaccionando a su aroma en lo más mínimo. Se sintió un poco aliviado, aunque igual no podía saber cuánto tiempo duraría la buena suerte. 

"Yu..."

Estaba tratando de evacuar a algún lugar junto con Yuki, pero su manita, la que intentaba tomar, se escapó antes de tocarlo. 

"Mamá ¿Ella está bien? ¿Está lastimada?"

Yuki señaló a una mujer, sentada al costado del camino y justo al lado de un hidrante. Quizá se había sentido mal cuando vio la escena del accidente porque ciertamente estaba pálida como un muerto. Trató de decir algo, pero no resultó ser una palabra y antes de darse cuenta, Yuki corrió de nuevo. El pequeño cuerpo desaparecio entre la multitud

"... Yuki".

"..."

"¡Yuki! No hagas eso. Regresa. ¡Yuki!"

La señal de peligro parpadeaba en su cabeza. Escuchó un latido...

"Yuki. ¡¡Yuki!!"

Cuando logró alzar la voz por segunda vez, finalmente lo encontró.

"Mamá, ¿Qué pasa?"

Se sintió aliviado de tener de nuevo a su niño, pero su condición estaba empeorando considerablemente. Su fiebre estaba tan fuerte y sus piernas tan cansadas que contactó con urgencia a Kurose antes de que ya no pudiera ni hacer eso. Fue él quien se registró en su celular para recibir un SOS con solo tocar un botón. También le mandó su posición por GPS. 

"Ven aquí, bebé. Vamos."

Finalmente, pudo agarrar la mano de Yuki para entrar en un callejón impopular mientras empujaba la carriola de su otro niño. Era peligroso tener el celo en pleno parque así que inmediatamente sacó la jeringa y la colocó en su brazo. 

"Mami, ¿Estás enfermo?"

Yuki frunció el ceño con ansiedad. 

"Estoy bien. Estoy bien ¿De acuerdo? Ya llamé a papá para que venga."

El repelente que le dio Kurose también fue rociado por la zona para que no se acercara nadie. Hasta se había ido a ese lugar porque lógicamente el spray funcionaba mejor en un área pequeña. En ese momento, Kurose lo contactó también:

[Ya voy para allá. ¿Qué sucedió? ¿Estás herido?]

"No lo sé. Me siento mal. Ven pronto..."

[Ya voy. Estoy cerca. Terminé mi trabajo rápido porque Meg dijo que estaba nerviosa por ti.]

"Ah... Es una niña muy buena."

De verdad estaba orgulloso de ella. Y no solo de Meg, sino también de Yuki, Maruo, Yo, Al y Taki. Por supuesto que igual de su pequeño bebé. Aunque no tuvieran su sangre, al visualizar las sonrisas de los niños y la manera en la que lo abrazaban y lo buscaban, pensaba que quería protegerlos con su vida si fuera posible.

[¿Qué pasó con los guardias? Esos idiotas...]

"Hubo un accidente de tráfico... Y... Hay heridos..."

[No pasa nada. Tranquilo. Iré pronto. Llegaré pronto ¿Si mi amor? Así que espera.]

La tranquila voz de Kurose lo calmó un poco. Habían prometido proteger sus vidas diarias y las de sus pequeños hijos así que era más que evidente que iban a salir de esta situación de la manera que fuera. Se sentó al lado del carro del bebé, abrazó a Yuki y esperó en silencio a que llegara su esposo, intentando mantener su conciencia despierta mientras escuchaba la voz del niño diciendo que todo estaría bien.

Pero su corazón rebotó de nuevo. 

Estaba... El signo de una persona...

(Es un S Alfa...)

Estaba convencido a pesar de que su conciencia era vaga debido a la fiebre. Podía sentirlo. Esto no era solo el celo, estaba siendo incitado intencionalmente por él. Sin embargo, fue diferente a cuando reaccionó ante la existencia de Kurose. Había un aire maligno.

"Mami ¿Qué te pasa?"

Entonces notó que estaba teniendo una hemorragia nasal. Yuki estaba muy asustado. Dijo "Está bien, bebé" y lo limpió rápidamente con el dorso de su mano. Pensando en qué hacer con esto, recordó cuando Kurose tomó un supresor para no atacarlo. Fue antes de que los corazones de los dos se comunicaran entre si. Aún así, la influencia de la feromona no pudo ser suprimida y tuvo que ponerse más inyecciones hasta que finalmente le hicieron efecto. Fueron un total de cinco. 
Kurose lo amaba tanto que no le importaba hacer cualquier cosa para protegerlo a él y a sus hijos. Incluso él lo amaba de tan manera que podía sacrificarse por conservar a su familia unida y sana. Tanto Kurose como los niños lo necesitaban así que buscaría la manera de seguir. Era fuerte y estaba feliz de poder pensar de esa forma. 

En ese momento, sintió un aire fuerte y malvado que le hizo levantar la cara. Era tanto que incluso el bebé comenzó a llorar. Deseaba que fuera su esposo, pero no era posible. No podía ser optimista cuando se sentía tan mal. La sombra, que se veía en la entrada del callejón, era alta y ancha. Ni siquiera tenía un uniforme militar. Además, estaba haciendo que algo le pasara al pequeño Yuki porque sus mejillas estaban enrojecidas y parecía sufrir de dolor.

"Yuki, ¿Qué pasa, Yuki?"

"Mami..."

Cuando tocó su frente, descubrió que tenía mucha fiebre y síntomas como de un resfriado. Normalmente el celo de un Omega pasaba a los 15 o 16 años pero ahora su niño parecía estarlo teniendo. Estaba claramente influenciado por el S Alfa.

"¡Detente! Mi hijo tiene solo 5 años. ¡Detente! ¿¡¡No ves que lo estás haciendo sufrir!!?"

Le gritó al hombre que se acercaba, pero más bien parecía disfrutar de esta situación. Incluso escuchó una voz rugiente salir de su garganta así que se preguntó cómo podría detenerlo. Si salía del callejón iba a estar en peligro pero iba a ser mucho peor si se quedaba allí.

Pensó.

Pensó de nuevo.

El llanto del bebé continuó con fuerza. Era como el sonido de una sirena de policía que señalaba el peligro. Y además de todo eso, el dolor de Yuki pareció aumentar cada vez. Rara vez lloraba, pero ahora sus mejillas estaban empapadas de lágrimas. Además, había fuertes signos de celo. Era horrible que le pasara a él.

"¿Cómo estás? ¿Es doloroso? Respira."

La hemorragia nasal tiñó el suelo de rojo. ¿Era solo anemia o se debía a que había utilizado una gran dosis de supresores? Sin embargo, todavía podía seguir. Todavía estaba lo suficientemente bien como para golpearlo. 

"Hah, ah..."

Exhaló todo su calor y tocó el suelo para no perder la cabeza. Aunque el bebé seguía llorando y Yuki se estaba aferrando a su cadera, podía ver que el hombre se acercaba cada vez más...

"Hmm, eres terco."

Los pies del Alfa aparecieron a la vista, eran tenis. Trató de mirarlo a la cara, pero sus ojos estaban nublados y no podía verlo bien. Fue en ese momento que desde el otro lado del callejón, escuchó una voz que gritaba:

"¡Iida!"

Kurose borró el aire desagradable. 

"Ah ¡Aquí!"

Gritó. Estaba aliviado de sentirse a salvo pero, cuando estaba a punto de decir algo más, el hombre le habló como si lo estuviera ridiculizando:

"Te mataré después".

"..."

Kurose se acercó al mismo tiempo en que se iba. 

"¡Iida!"

"Se... Se escapó por allí. Tal vez es un S Alfa".

El sonido de los zapatos se podía escuchar justo a su lado pero, al mismo tiempo que experimentó alivio, también perdió el poder completo de todo su cuerpo. La hemorragia nasal se paró, pero siguió siendo doloroso.

"Dios..."

Kurose no pudo ocultar su sorpresa al ver a Goshoku tal mal. Tampoco pudo manejar la ira. Detrás de sus ojos, que siempre tenían el color de un océano profundo, había una llama de completa ira. Kurose revisó el interior de la carriola después de confirmar que Yuki estaba más tranquilo y entonces... Los abrazó.

"¿Los tres están a salvo…? ¿Les hizo algo?"

"Todo está bien, no te preocupes."

"¿Te golpeó?"

"Esto es… Diferente."

"Te inyectaste..."

Mirando al suelo por encima del hombro de Kurose, dijo: "Algo así." Porque después de todo, se le habían caído varias ampolletas al suelo. Él obviamente sabía lo que había hecho. Lo abrazó más fuerte, pero se sintió como si fuera triste. El corazón de Kurose, que no tenía más remedio que hacer esto en silencio, estaba gritando. 

"Tú lo hiciste por mí. Yo hice lo mismo".

"Sí, así es. Lo hiciste muy bien, mi amor".

Las palabras de Kurose llenaron su corazón. No lo culpó y no negó sus deseos de "querer protegerlos". Además, cuantas menos palabras dijera, más sentimientos se podían transmitir perfectamente en su dirección.

Al final, Kurose lo besó, cargó a Yuki entre sus brazos y ayudó a su esposo a hacer lo mismo con el bebé.


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