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Aoitori (Traducción finalizada) por yuniwalker

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Inukai terminó su trabajo a tiempo, dejando el papeleo externo a sus subalternos y dedicándose por completo a lo administrativo. No tenía horas extras hoy y ya que un tifón se acercaba a la ciudad y la lluvia, que había estado cayendo desde la mañana, era cada vez más y más fuerte, pensó que sería mejor que se fuera a casa antes de quedar completamente empapado. Aunque era la primera semana de agosto, se trataba de la segunda vez que llegaba un tifón hasta la ciudad. Y este año aparentaba ser más violento.

 

Estaba en el tercer piso de la empresa cuando entró al baño que se encontraba al final del pasillo. Este lugar, que estaba lleno de salas de junta y salas de conferencias, rara vez era utilizado por los trabajadores después de las 12 por lo que estaba completamente vacío ahora. Había dos habitaciones privadas para hombres, con ducha y vapor, y cuatro para las mujeres. Entró en uno de ellos y lo cerró con llave para que nadie lo molestara. Hubiera sido una perdida de tiempo sentarse así que se bajó la cremallera mientras todavía estaba de pie junto a la pared, sacó su pene y se masturbó en completo silencio. No se había tocado desde que empezó a vivir con Kawachi y Yu porque no había forma de que pudiera hacerlo en su habitación o en su baño y, por supuesto, masturbarse cuando él no estuviera era igual de peligroso porque no quería que oliera su semen. Empezó a masturbarse en el trabajo de forma natural y después de terminar con el papeleo, se iba a una habitación privada del lugar menos utilizado de la empresa y se quedaba allí hasta que se sentía mejor.

 

No podía controlar su deseo de otra manera porque solo había tenido sexo con él para suprimir su período de celo y evitar que se hiciera daño. Sin embargo, ahora que sus hormonas se controlaran y su celo disminuyera debido al enlace, sabía perfectamente bien que ya no iba a poder tocarle ni un solo dedo sin que todo terminara en un desastre. Evocó el recuerdo que tenía de él hace unos meses y frotó su pene para arriba y para abajo al compás de su respiración. Y con solo reproducir a Kawachi en su cerebro, gimiendo y llorando por él, le hizo sentir tan maravillosamente bien que sus caderas parecieron a punto de derretirse. El destino, ese O que había sido un regalo de su Dios para él, era más bien como una droga aterradora. Escupió sus deseos en sus manos y cuando finalmente tomó un respiro, sintió que se estaba comportando como todo un perdedor. 

 

Hubo voces en la distancia.

 

"Ah, estoy tan cansado".

 

Y claro, gracias a eso, la emoción se le enfrió antes de que pudiera darse cuenta. No sabía quién era pero si podía decir que se alegraba de que apareciera justo después de que terminara con su trabajo. 

 

Había varios pasos y pareció que iban a entrar en la otra habitación privada así que pensó que se iría en cuanto ellos cerraran las puertas.

 

"Parece que van a abrir otra sucursal." ​​

 

Dijo un hombre con voz ronca. No sabía si era del mismo departamento porque no lo reconoció. Por el contrario, la otra voz era un tanto aguda. 

 

"Los productos para diálisis se están vendiendo bien, es por eso."

 

"Creo que están teniendo buena promoción gracias al departamento de ventas."

 

Y luego, el hombre con voz ronca dijo su nombre. Parecía enojado:

 

"Dicen que Inukai hace un buen trabajo en eso."

 

"¿Ese tipo? ¿El que le gusta a todas las chicas de nuestro departamento?"

 

"Sí. Pero me contaron que está casado".

 

Respondió el hombre de tono agudo, así que el hombre con voz ronca dijo:

 

"¿En serio?"

 

"En la fiesta, en el bar de la otra vez, él dijo que estaba casado. Que era como una boda forzada porque su novia entró en celo y él la embarazó por accidente."

 

Aunque la mujer era más bien un hombre.

 

"Ummm, pues entiendo eso. No puedes oponerte si eres tentado por un Omega, menos si es tu novia. Además, dicen que el sexo con una O durante su celo es increíble." 

 

"Que suertudo ¿No?"

 

"Hasta para eso."

 

Pero, en realidad no se sentía de esa manera. Lo que hizo no fue porque Kawachi aceptara tener sexo y lo dejó embarazado por un deseo completamente egoísta. Incluso si la primera vez no tenía esa intención. Si no fuera O, si el celo se suprimiera con medicamentos, no hubiese tenido sexo con él y tampoco hubiera pensado en tener un bebé suyo. Mucho menos habría aceptado vivir a su lado o compartir un té por las noches. Pero ahora tenían dos niños, así que no tenía más remedio que estar junto a él. Además, el ciclo de celo le llegaría regularmente después de dar a luz así que, aunque fuera más ligero y Kawachi llorara y lo odiara, lo necesitaría para soportarlo y llamaría por su nombre cada vez. Pero pensar que el cielo para él era el infierno para Kawachi, se sentía como una venganza que le estaba jugando el mundo por arruinar la vida de un hombre bueno.

 

Después de limpiarse, salió del cuarto con la cara completamente blanca. Y cuando pensó que ya era momento de ir al departamento y sacó su teléfono celular para ver la hora, se dio cuenta de que había recibido un mensaje en su teléfono celular. Era de Kawachi así que de inmediato tuvo un mal presentimiento. Después de todo, el hombre nunca lo contactaba sin motivo. Ni siquiera para saludar. Cuando lo abrió, leyó lo siguiente:

 

[Me hospitalizaron porque se me rompió la fuente. Yu está con la señora Sawako en casa y la enfermera vino conmigo.]

 

Y se le cayó el teléfono. Luego lo recogió a toda prisa, lo guardó, saltó del cuarto y corrió hacia la sombra de un pilar en el pasillo para intentar conectar una llamada.

 

[¿Bueno?]

 

[¿Estás bien? ¡Es una semana antes de la fecha programada! ¿Ya nació? ¿Cómo estás? ¿Dónde estás?"

 

Aunque su voz estaba temblando, Kawachi dijo: [Tal vez no nazca rápido esta vez.]

 

[Voy al hospital ahora mismo.]

 

[Estás en el trabajo, ¿Verdad? Tranquilo, no corras.]

 

[Voy en camino.]

 

Colgó la llamada y salió de la empresa a toda prisa. Tomó un taxi en la carretera y le pidió que fuera al "Departamento de obstetricia y ginecología de Omegas" que estaba en el norte y donde Kawachi tenía que estar internado.

 

Los hombres O podían adelantar su fecha de parto. Había escuchado de eso pero, de todos modos era una semana completa antes de lo previsto así que le preocupaba que algo malo le hubiera pasado a su bebé.

 

"Dios."

 

Para variar, el taxi era terriblemente lento por lo que de inmediato se lamentó por no haber tomado el tren.

 

A pesar de que el aire acondicionado estaba funcionando a la perfección, la tensión lo estaba haciendo sudar como si estuviese a punto de tener un ataque al corazón y los dedos le estaban temblando. Y recordando que el anillo todavía estaba en su mano, se lo sacó y lo puso de inmediato en su estuche. Obviamente compró uno para Kawachi pero, no era como si pudiera dárselo. Solo su jefa sabía que Kawachi se había casado y aunque se lo diera, temía que le dijera que no lo necesitaba o que era estúpido. Era menos doloroso así.

 

Normalmente se llegaba al hospital después de unos 40 minutos en coche, pero se hizo toda una bendita hora. Dio su nombre en recepción y pidió que le indicaran el número de la habitación en la que estaba Kawachi. Sin esperar el ascensor, subió las escaleras de dos en dos y abrió la puerta de la habitación privada. El hombre, sobre la cama y con una bata, estaba sentado mientras comía un tazón de sopa. Inukai, que estaba de pie en la entrada de la habitación, habló como si no pudiera respirar:

 

"¿Estás bien?"

 

Kawachi dijo: "Sí". Mientras se metía otra cucharada de sopa a la boca. "No estoy dilatado así que me dijeron que todo esto tomará un poco más de tiempo. ¿Y tú?"

 

"Le asigné todo el trabajo a mis subalternos así que todo está bien."

 

Kawachi le echó un vistazo. 

 

"¿Viniste directamente de la empresa?"

 

"Sí."

 

"Te lo dije, no creo que nazca en un buen tiempo así que ¿Por qué no te vas a comer?"

 

"Estoy bien. No tengo hambre". 

 

Poco después, una enfermera entró en la habitación y le ofreció una reverencia bastante amistosa a Inukai. Arrimó la bandeja de comida para palparle el estómago y luego checó los latidos de su corazón. Aparentemente, solo tenían que esperar a que naciera así que no había nada que hacer mientras tanto. Incluso les encendió la televisión. 

 

"¿Por qué no vuelves más tarde? Anda".

 

¿Eso significaba que no quería estar allí con él? Sin embargo, aunque sabía que Kawachi podía sentirse más cómodo sin verlo, la verdad era que esta vez quería ser testigo del nacimiento de su niño.

 

"No, yo... Estoy preocupado por ti.".

 

"Estaba solo al principio y no me pasó nada. Vete a cambiar de ropa, come, toma un baño. Me pondré en contacto contigo tan pronto como pase algo con el bebé".

 

"No quiero llegar tarde". 

 

Entonces suspiró con muchísima fuerza, de esa forma que hacía que le doliera hasta el pecho. Kawachi se rascó la cabeza y dijo:

 

"Pues en ese caso, al menos come de esto. Me trajeron arroz y una gelatina que no sabe a nada". 

 

"Realmente no tengo hambre."

 

No se había dado cuenta de que se veía tan nervioso hasta que Kawachi se rió:

 

"Oye, yo soy el que va a dar a luz ¿Por qué parece que te estás muriendo?" 

 

"Es que es la segunda vez de Kawachi, pero es la primera para mí."

 

"Oh, ya".

 

Dijo Kawachi, aunque igual parecía que no entendía muy bien.

 

"Entonces, ¿Me haces un favor? Hay una tienda de conveniencia a la derecha, justo después de salir del hospital. ¿Puedes comprarme una botella de té, unas galletas y una sopa instantánea con arroz? Ah, una revista también".

 

"Pero si nace mientras tanto..."

 

"Estoy seguro de que no sucederá. No va a nacer en lo que vas a la tienda, te lo prometo". 

 

Sin embargo, no pudo evitar correr hacia la tienda de conveniencia como si estuviera en un maratón. Agarró todo lo que le dijo que comprara y fue a la caja registradora rápidamente. De hecho, no le tomó ni dos minutos por lo que Kawachi estaba sorprendido:

 

"... Creo que ya enloqueciste". 

 

Cuando le entregó la bolsa que había traído de la tienda, Kawachi sacó solo la botella de té y la revista y le dejó el resto a Inukai. 

 

"Anda, come".

 

"Estoy bien. Te prometo que estoy lleno."

 

"No seas así. Si no comes nada, vas a desmayarte aquí. Tienes una cara horriblemente pálida y me estás poniendo nervioso. No es bueno para mi salud mental."

 

"..."

 

"Para cuando termine de leer la revista, ya tienes que tener terminada la sopa y las galletas. Es una orden porque soy mayor así que, come. Anda". 

 

No tenía apetito pero, al ver la sopa de arroz, sus tripas sonaron tanto que fue obvio que no estaba siendo completamente honesto con él. Y una vez que estuvo lleno, lleno de verdad, sus hombros ya estaban lo suficientemente relajados y fue evidente que hasta su tensión pareció disminuir hasta dejar de ser tan evidente. Pensó que quería alejarlo de su lado y que por eso estaba tan insistente con mandarlo a casa pero, finalmente, opinó que posiblemente estaba muy preocupado por él. 

 

"... ¿Te decidiste por un nombre?"

 

Kawachi le habló mientras volteaba una de las hojas de la revista que le había comprado. La semana pasada, en un examen de rutina, descubrieron que su bebé era un varón así que ahora podían ser más específicos. Pero no había pensado en nada así que dijo "Kentaro", con la esperanza de que dijera que era horrible y le diera un poco más de tiempo de pensar de verdad.

 

"¿Cómo se escribe esto?"

 

"No lo sé"

 

"Jajaja. Entonces no."

 

"¿Qué tal... Hirota? Sería con el primer kanji de mi nombre, que se lee Hiro y el kanji del nombre de Kawachi-san, que se lee como Ta. Hirota". 

 

Después de todo, Kawachi le dijo que lo decidiera por su cuenta así que Hirota fue algo que le pareció... Un tanto bonito. Era como ver la forma de ellos dos, combinados en un nombre para su bebé.

 

"Hirota..."

 

La impresión de Kawachi, al escuchar el nombre que decidió para el niño, pareció ser absolutamente simple. Dijo que estaba bien, pero realmente pensó que no le importaba mucho lo que quisiera hacer en realidad.

 

"Ah..."

 

Kawachi frunció el ceño y encorvó la espalda así que Inukai corrió al lado de la cama a toda prisa.

 

"¿Estás bien?"

 

Kawachi se quedó quieto por un rato, pero respiró hondo y relajó los hombros al momento siguiente. 

 

"Me dolió un poco, pero se calmó... Tranquilo, el intervalo entre los dolores todavía es largo así que parece faltar mucho tiempo. Puedes irte a casa. Anda..."

 

Le dijo que se fuera a casa tantas veces que, incluso si sabía que era normal, su corazón estaba a punto de destrozarse dentro de su pecho.

 

"¿Te... Te molesta mucho que esté a tu lado?"

 

No quería hacerlo sufrir en momentos que de por si ya eran difíciles, pero igual habló como si estuviera reclamándole por eso. Kawachi también parecía un tanto contrariado. 

 

"No me molesta, pero ya es muy tarde y estoy seguro de que estás muerto. Además, hay trabajo mañana".

 

"No hago falta."

 

Kawachi suspiró.

 

"Claro que sí... Vas a meterte en problemas, tonto."

 

"No importa. Quiero presenciar el nacimiento del bebé. No pude hacerlo la primera vez y además... Me gustaría estar contigo."

 

Así que Kawachi cerró los ojos y dijo:

 

"Bueno, está bien". 

 

Durante las siguientes dos horas, los dolores de parto se hicieron tan fuertes que Kawachi a menudo distorsionaba el rostro y comenzaba a gemir en voz alta. Ya ni siquiera veía la televisión o leía su revista. Además, cada vez que decía "Ah" o "Me duele" el corazón de Inukai latía con fuerza y ​​su estómago empezaba a dolerle. 

 

"... ¿Puedo tomar tu mano?"

 

Le ofreció, mientras pensaba que en realidad podría negarse. Sin embargo, el hombre suspiró, dijo "Está bien", y se permitió extender la mano para que Inukai pudiera tomarla.

 

Cada vez que sentía dolor, la fuerza del agarre de Kawachi se volvía más fuerte, el sudor corría por su frente hasta escurrir sobre la cama y su pecho no dejaba de subir y de bajar igual a si aguantara las ganas de gritar con todas sus fuerzas. Inukai le limpió la cara y sostuvo su mano todo el tiempo mientras decía "Lo haces muy bien" y "Vas perfecto" cuando sentía que lo necesitaba. Él lo apretaba y lo buscaba y aunque lo soltaba cuando llegaba una enfermera o un médico, igual terminó por sostenerlo todo este tiempo e incluso le dejó frotarle la espalda.

 

El intervalo entre los dolores de parto se estrechó más y más y fue alrededor de las 2 de la mañana, cuando pareció estar a punto de dar a luz.

 

Junto a Kawachi, que sufría de los dolores de parto, Inukai lo acompañaba fervientemente mientras lo felicitaba por la más pequeña cosa que lograba hacer con un cuerpo que ya estaba terriblemente cansado. Y así, lentamente, nació después de luchar por una hora más.

 

Por supuesto, en el momento en que escuchó el nacimiento de su bebé, se conmovió tanto que Inukai no podía dejar de llorar por eso. Kawachi estaba débil y tenía la cara de un color rojo brillante pero, cuando finalmente colocaron al niñito sobre su pecho, tocó su manita con el dedo índice y dijo suavemente: "Hola, Hirota" con la fuerza que todavía quedaba dentro de él. Su apariencia era tan divina que las lágrimas volvieron a brotar de los ojos de Inukai y Kawachi no tuvo más remedio que reírse.

 

El recién nacido fue llevado a la sala de neonatología y Kawachi fue llevado a planta alta. Inukai estaba impresionado por la forma en que había presenciado el momento del nacimiento de su bebé así que, cuando Kawachi mencionó que estaba terriblemente cansado, Inukai no pudo evitar acariciarle la mejilla y pedirle que descansara un momento. 

 

"Gracias por darlo a luz". Dijo Kawachi en un pequeño murmullo. "¿Puedo quedarme a tu lado un momento más?"

 

"Claro..."

 

Kawachi entonces volvió a cerrar los ojos.

 

Inukai, sentado en una silla al lado de la cama, volvió a llorar cuando pensó en Kawachi y en todo lo que había pasado por culpa suya. Escuchó que dar a luz era difícil, pero no pensó que sería tan infinitamente doloroso. Estaba mucho más allá de su imaginación y de todas las historias que había escuchado sobre la maternidad. Se limpió las lágrimas con la manga y murmuró un: "Lo siento tanto."

 

Esta vez, con los ojos cerrados, Kawachi preguntó: "¿Qué?"

 

"... ¿Puedo sostener tu mano?"

 

Kawachi ya no tenía dolor así que no le extrañó no obtener respuesta. Después de todo, él realmente lo odiaba demasiado. Cuando sonrió y se mostró arrepentido de haber dicho tal cosa, la mano derecha de Kawachi salió de entre las sábanas y se aproximó a él como si no estuviera del todo seguro de hacerlo. Sin embargo, tampoco se estaba negando.

 

Acarició suavemente sus dedos, los apretó y los presionó directamente contra su frente mientras le agradecía una y otra vez por dejarle hacer esto aunque no tenía derecho. Luego, el calor se transmitió por todo su cuerpo y se convirtió en una felicidad completamente relajante. Sus ojos se sintieron pesados en un segundo y pensó "déjame estar así solo un poco". "solo un poquito más, por favor."

 

"Por favor."

 

"¿Te dormiste?"

 

Era una voz pequeña ¿De quién era? 

 

"Debes estar tan cansado... Estuviste conmigo todo el tiempo. Que loco eres".

 

Era la voz de Kawachi. 

 

"Eres un compañero amable..."

 

Sus dedos habían comenzado a apretar los suyos así que, solo entonces, se dio cuenta de que todavía estaban tomados de la mano. Fingió estar dormido porque deseaba que lo sujetara justo de esta manera por un tiempo más y sin embargo, ya que sus hombros temblaron, no tuvo más opción que fingir que se estaba despertando por fin. 

 

"¿Buenos días?" Entonces Kawachi se rió por alguna razón. "Lávate la cara. Te ves muy feo."

 

Su cara, reflejada en el espejo del baño de la habitación privada, era la prueba clara de que había estado llorando todo este tiempo. Estaba hinchado y tenía los ojos muy pequeñitos. Y después de refrescarse con agua bien fría y regresar, Kawachi dijo:

 

"Quiero que vayas a ver a Yu".

 

Y por eso decidió irse a casa. 

 

Cuando abrió el apartamento y entró, descubrió que Sawako ya estaba saliendo a la puerta principal con Yu entre sus brazos. 

 

"Ya nació. Es un niño sano..."

 

Sawako sonrió.

 

"Bueno, bueno, eso estuvo bien". 

 

El hombre recibió a Yu entre sus brazos y lo llevó hasta su pecho diciendo: "Lo siento, te dejamos por mucho tiempo ¿Verdad?"

 

Ella entonces dijo que Yu era un buen chico y que no dio ningún problema, incluso sin ellos en la casa.

 

"Mi esposo se fue de pesca a Hokkaido con un amigo y no va a regresar por un tiempo muy largo así que, puedo cuidar de Yu-chan tantas noches como quieras". 

 

Originalmente, esta casa también tenía un cuarto, futones y ropa para Sawako-san así que Inukai aceptó su generosa oferta y aprovechó ese momento para irse de vuelta al trabajo. Por supuesto que no había dormido absolutamente nada pero, ya que todavía estaba impresionado por el nacimiento de su bebé, descubrió que en realidad no estaba cansado. Y así, tan pronto como terminó con el papeleo, dejó todo acomodado y se dirigió al hospital en tren para ya no pasar por la experiencia tan abrumadora del día anterior.

 

A pesar de que estaba un poco aturdido por la falta de sueño, incluso llegó un momento en el que pensó que el paisaje informal del transporte se veía bastante brillante. Se bajó en frente de una florería, en la estación donde tenía que transbordar, y compró un pequeño y hermoso ramo de rosas para Kawachi.

 

Entonces, escuchó un llanto de bebé muy fuerte desde dentro de la habitación en cuanto llegó al hospital.

 

Entró sin hacer ruido y se encontró con que Kawachi estaba amamantando a su bebé. Y no era una exageración decir que el hombre, que sostenía a su hijo recién nacido, se veía tan hermoso como una pintura religiosa. Cuando se fijó en Inukai, le preguntó:

 

"¿Fuiste a la empresa?" 

 

"Sí".

 

Se acercó y le presentó las flores que había comprado. Dijo "Gracias" mientras mostraba una expresión confusa y después, miró de lleno al pequeño bebé, que se pegaba y se despegaba de sus pezones solo para respirar. Sonrió.

 

"Este niño es extraño". Mientras acariciaba sus pequeñas mejillas con la punta de los dedos, dijo: "Está comiendo bien. Es completamente diferente a Yu".

 

Cuando se sentó en una silla a su lado y miró al hombre que estaba amamantando, Kawachi dijo:

 

"¿... Te gustaría abrazarlo un momento?" 

 

Inukai tomó al bebito, que tenía menos de un día de nacido, entre sus manos. Era muy pequeño, pero caliente y hermoso así que, incapaz de soportarlo, lo besó muchas veces hasta que provocó que se pusiera a llorar. Kawachi se rió de él .

 

"¡Oye! Lo asustas."


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