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La búsqueda: el primer aliado por Cat_GameO

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Notas del capitulo:

Hola a todos por aquí!

 

Espero que se encuentren bien... He estado sumamente ausente por muchas situacones difíciles; desde que me internaron en el hospital a inicios del año y estuve en recuperación y rehabilitación, hasta que perdí el trabajo y apenas estoy regresando a la rutina ordinaria.

Les comprato este capítulo por aquí y espero que lo disfruten.

 

¡Nos seguimos leyendo!

Capítulo 5


La sacerdotisa


 


Pavillion era una hermosa capital llena de callejas de piedra, avenidas transitadas y bulevares repletos de edificios bellísimos con arquitectura gótica. Era una ciudad grande y muy pintoresca. Tenía acueductos que contaban la historia de una civilización enfocada en la agricultura, incluso era posible atravesar algunos de estos debido a unos puentes hermosos que hacían juego con las edificaciones y calles.


Una vez habían aterrizado y registrado la entrada en el hotel, el equipo se había organizado para visitar la zona afectada entre las calles Rinnoi y Zarahs. Emilio había dormido un poco y había comprado una especie de banderillas callejeras para mantener al hambre fuera de su mente.


El sitio que se había utilizado como el punto para el festival estaba marcado por unas cintas rojas y amarillas que decían ‘keep out’. Había unos cuantos oficiales de traje azul que custodiaban los alrededores.


Gracias a la mayoría de los edificios y sus balcones, Emilio y Einar habían conseguido una vista agradable al pedir una mesa en un café. La calle todavía mostraba algunos papeles de basura que habían sido parte de los adornos; Emilio lo reconocía gracias al vídeo.


—Chicos, ¿me escuchan? —la voz de Dave sonó a través de una bocina de chícharo que ambos portaban.


—Claro —Einar respondió al tocar levemente la oreja donde estaba el comunicador.


—Hacia el sur, por la calle Zarahs, hay un grupo de individuos que parece rondar entre algunas construcciones. Todos parecen turistas a simple vista, pero he notado que tienen una especie de insignia en sus camisas y playeras. Creo que buscan algo.


—¿Usan una cruz geométrica?


—Sí, sí.


—La Iglesia.


—¿Están buscando a alguien? —Emilio inquirió.


—Probablemente —Dave aseguró—. He estado revisando las cámaras de seguridad de las tiendas de los alrededores y hay algo que no tiene sentido.


—¿Qué cosa? —pidió Einar.


—Será mejor que vean el vídeo por su cuenta.


De pronto, los teléfonos de los dos vibraron. Emilio sacó el celular y abrió el archivo que Dave había enviado. La grabación estaba en blanco y negro y tenía un ángulo alto. Emilio contempló la calleja y descubrió un sitio más al norte. Estaba seguro de que era una de las cámaras del edificio color marrón que parecía una especie de restaurante elegante y tradicional. Regresó el interés al vídeo y analizó detalles. La imagen estaba un poco borrosa, pero era suficiente para mostrar a un grupo de personas con una vestimenta idéntica de capuchas. Sin embargo, de alguna forma bizarra, dos de ellos caían al suelo y el resto iniciaba una riña. Uno de ellos parecía sostener una especie de teléfono en la mano o quizás otro tipo de artefacto.


Emilio volvió a mirar la calle e hizo una simulación en la mente. Registraba el sitio exacto y pensaba que algo más se ocultaba en ese vídeo.


—Einar —Emilio dijo con seriedad—, ven a mi lugar.


Einar alzó la mirada y aguardó.


—¿Qué?


—Ven aquí —Emilio insistió sin desprender la atención de lo que veía.


Einar obedeció y se puso de pie. Se acercó al otro lado de la mesa y se sentó junto a Emilio en el brazo del pequeño sofá.


—¿Ves esa cosa? —Emilio señaló.


Con sumo interés Einar observó. Había inclinado el cuerpo hacia Emilio y sentía que sus rostros estaban muy cerca.


—¿Qué cosa? —Einar dudó todavía sin comprender.


De pronto, Emilio se movió un poco y tocó el rostro de su compañero. Movía con cautela a Einar hasta que su mirada obtuviera el mismo punto que él, pero había detectado una reacción sutil como si se estremeciera.


—La tapa de la alcantarilla —Emilio divulgó al soltar a Einar y regresar el interés a la misión—, ¿la ves? Está exactamente debajo del punto de los dos hombres que caen. Si ves el ángulo —usaba las manos para especificar mientras hablaba—, encontrarás que fue a unos metros de la entrada de ese restaurante.


—Entonces sí había algo en el festival —Einar concluyó. Se puso de pie y tocó el comunicador—. Dave, ¿podrías conseguir un mapa del sistema residual de la ciudad?


—Sí —Dave confirmó—, pero me tomará unos minutos.


—Podemos esperar.


Una vez Einar se sentó otra vez frente a Emilio aguardó. Emilio retuvo la mirada con Einar y sonrió con un poco de incomodidad.


Nuevamente, debido a la interacción pasada, o eso creía Emilio, la atmósfera entre los dos había llegado a otro punto de incertidumbre. Emilio estaba casi seguro de que Einar no tenía problemas con el hecho de que se habían besado, por lo que intentaba comprender la verdadera razón. Por otra parte, comprendía que ninguno de los dos había mostrado un interés romántico. En realidad, Emilio no estaba del todo seguro si podría llamar ‘gustar’ a la atracción que sentía por Einar en estos momentos. Tal vez era el hecho de que Einar era el primer chico con quien había compartido caricias, o quizás todo recaía en otra cosa. Además, Einar no había pronunciado palabras referentes al enamoramiento.


No”, pensó Emilio todavía indeciso, “no es enamoramiento”.


No lo era, de acuerdo a él, ya que no existía en su interior el deseo por estar junto a Einar como un tipo de novio. Existía una curiosidad muy profunda por aquello que Einar proyectaba con su apariencia y actitud, pero no era una atracción romántica. Sí, sí había una atracción, pero era como el afán por interactuar sexualmente con un hombre.


Al percatarse de esto, Emilio agachó la mirada y bebió un poco de café de la taza frente a él. Concluía que lo mejor era evitar más confusión y detener el impulso.


Antes de que recibieran respuesta por parte de Dave, alguien más se acercó a la mesa. Era una mujer joven, quizás de entre veinticinco o un poco más, de cabello rubio y largo. Vestía con un atuendo peculiar; era un vestido con un corsé y una falda larga y un poco voluminosa. Su rostro estaba levemente maquillado y sus ojos eran de un café claro. Era sumamente hermosa.


—No esperaba encontrarte aquí, Einar —la mujer habló con una voz melodiosa y un acento casi natural.


—Ginevra —Einar dijo sin mucho interés—, ¿qué haces aquí?


—Mio dolce Einar —pronunció con facilidad Ginevra y se sentó con descaro en una silla extra que había robado de la mesa cercana—, ya deberías conocer la respuesta.


—Bien, ya dijiste hola y ahora te digo adiós.


—Qué cruel —fanfarroneó la chica. Ahora contempló a Emilio y sonrió con gusto—. Chi sei?


—Emilio —Einar presentó.


Emilio replicó con una sonrisa y la mano extendida. Había deducido dos cosas. Ginevra no era de República de Veix y debía ser parte de la Iglesia. Su atuendo tenía algunas marcas usuales como cruces y otras figuras típicas de los sacerdotes, además mostraba una cruz en una cadena de plata y unos aretes de runas peculiares.


—Emilio —Ginevra continuó—, eres muy guapo. ¿Eres el nuevo novio de Einar? O… ¿Eres heterosexual?


—No —Emilio replicó con amabilidad—, no soy el novio de Einar. También soy gay como él, pero sólo somos amigos.


Cuando Emilio terminó la frase, notó que Einar lo vio con esa misma extraña depresión y luego lo evitó.


—Pensé que eras el reemplazo de Xandros.


¿Xandros?”, dudó en silencio Emilio.


—¿Reemplazo?


—¿Eres su nuevo compañero de caza?


—Emilio es nuestro target —Einar reveló un poco molesto y cruzó los brazos.


La reacción de Ginevra fue obvia. Su sonrisa desapareció y pasó la mirada por los dos jóvenes.


—Comprendo. Eres un scopo —Ginevra pronunció con un tono consternado.


—¿Qué queries, Ginevra? —Einar se interpuso al recargar los codos sobre la mesa.


—Lo mismo que ustedes.


—Vete. No tengo interés en escuchar las ridiculeces de la Iglesia.


—¿De verdad? Quizás esta vez te interese saber lo que descubrí.


Por un instante, Emilio creyó que una discusión acalorada iniciaría entre ellos dos, pero no fue así. Einar denotó preocupación y bajó la guardia. Ginevra, en la otra mano, se mantuvo tranquila.


—¿Desertaste? —por fin Einar preguntó.


—Sí —aseguró la chica seriamente.


—¿Por qué? Pensé que le habías jurado lealtad y amor eterno a tu dios.


—Vamos, el divorcio es una forma de enmendar errores de las parejas —bromeó Ginevra— y no es tan malo.


—¿Debo pensar lo peor?


—Un poco.


—¿De qué rayos hablan? —Emilio interrumpió presuroso.


—Ginevra es una sacerdotisa de la orden de los Soldados Plateados de Vicca —Einar explicó—. Había trabajado en algunas misiones de rescate cuando nos conocimos.


—También tengo magia, pero no es como la de Einar —Ginevra aseguró.


—Lo de la Iglesia es un poco obvio —Emilio señaló—, ya que usas un estilo de ropa muy particular.


—Para que alguien de la Iglesia deserte, deben pasar muchas cosas. La mayoría no sobrevive. Yo todavía estoy a la fuga, pero tengo una limitante.


—¿Una limitante?


—Sola no podré sobrevivir, ni mucho menos detener a la Iglesia.


—Ginevra —Einar repuso—, sabes bien que nosotros somos cazadores. No voy a pelear contra la Iglesia.


—Quizás no lo hagas ahora —Ginevra replicó un poco ofuscada—, pero si te revelo la verdad cambiarás de opinión.


—No, no vamos a ayudarte.


—Bien —insistió la mujer—, entonces déjame unirme a tu grupo y ser parte de los cazadores.


—¿Y Hadrian?


—Muerto —Ginevra volvió a revelar con un tono seco.


Emilio hacía un intento por seguir la conversación, pero desconocía casi todo del pasado de Einar, por lo que no comprendía mucho.


—Hadrian fue asesinado durante el festival.


—¿Qué? —Emilio inquirió con cautela.


—Hadrian era mi superior directo —Ginevra explicó al mirar a Emilio de frente—. Era un especialista para atrapar demonios. Durante el festival, cuando estábamos de guardia, hubo un comunicado interno. Según esto, cazadores muy peligrosos habían llegado y habían atrapado a un demonio muy importante.


—¿Sidonêe o Ashmedai? —Einar preguntó.


Ginevra negó con la cabeza.


—No —aseguró la chica—, ninguno de ellos. Belhya’al.


Debido a la reacción de Einar, Emilio supuso que se trataba de un demonio de clase superior a los otros dos y todavía más poderoso y peligroso.


—En ese momento —continuó Ginevra—, después de recibir el comunicado, alguien disparó contra Hadrian y lo mató. Yo me oculté, pero vi que otro grupo de soldados de nuestra división cayó. Cuando pude acercarme al centro del caos, encontré a otros sacerdotes y soldados. Ellos vestían un poco distinto y portaban una insignia con dos rangos arriba que nosotros. Por fortuna, no me vieron, pero escuché una conversación entre ellos. Su objetivo era matar a todos los involucrados en la captura de Belhya’al.


—Demasiado extraño para mi gusto —Einar opinó.


Y Emilio estuvo de acuerdo. Aquél ataque sonaba más como un atentado interno causado por la misma Iglesia para crear caos y confusión.


—Si el íncubo no está aquí —Emilio probó su suerte—, entonces debemos ir a la otra ciudad.


—¿Íncubo? —Ginevra dudó—. ¿Están buscando a un demonio de…? —Acalló y asintió con la cabeza. Luego suspiró y pidió a los dos chicos acercarse a ella. Susurró—: el supuesto cliente anónimo no es real. Fue un anuncio creado por la Iglesia para atraer al mejor scopo del mundo.


—Joder —Emilio dijo derrotado—, todo fue una trampa.


—¿Para qué buscan a Lucky? —Einar dudó incrédulo.


—No estoy segura. Tampoco puedo asegurar que sea Lucky la persona que buscan —Ginevra aseguró con honestidad—, pero están desesperados. En estos tres meses pasados ocho scopo murieron y lo único que dijeron los superiores fue que había sido en variados accidentes y misiones contra cazadores peligrosos.


—Einar —de forma repentina, la voz de Dave capturó la atención de los chicos—, tengo el mapa. Casi todos los túneles conectan con edificios viejos, incluidas las dos catedrales más importantes de la ciudad.


—No importa —Einar ordenó por el radio—, ya no podemos quedarnos aquí.


—¿Por qué?


—¿Es Dave? —Ginevra preguntó como una niña pequeña al deducir que Einar hablaba con alguien más.


—Es una trampa. Prepara boletos para cuatro.


—¿Cuatro? —Dave sonó desconcertado.


—Tenemos una sacerdotisa.


—¿Giny?


—Sí.


—¿Iré con ustedes? —Ginevra se emocionó.


—Andando —ordenó Einar.


—¿A dónde iremos?


—A nuestro hotel. Dave se encargará de los asuntos pendientes. Pero tú, por ahora, tienes que hacer unos cambios si quieres venir con nosotros.


—De acuerdo.


 


 


***


La llegada al hotel sirvió como una pequeña reunión para el grupo. Emilio había escuchado toda la explicación entre Einar, Ginevra y Dave y había descubierto algo peculiar. Las acciones de la Iglesia habían variado de una manera inusual y parecía como si la búsqueda de algo o alguien fuera cuestión de vida o muerte. Inclusive Ginevra había explicado sobre algunas misiones extras que habían sido más para observar que enfrentar a varios cazadores.


—¿Podría ser el hecho de que buscan al tal Lucky? —Emilio intervino. Estaba sentado junto a una mesita de noche en un sofá rojizo.


—¿Lucky? —Ginevra expuso dudosa. Ella se hallaba en el sillón alargado frente a la televisión.


Era una fortuna de que Dave rentara habitaciones que parecían más como apartamentos reducidos, pues esto servía como un extra para el confort del grupo.


—Lucky es el mejor target del mundo, ¿no? —Emilio interrogó con rapidez.


—Sí, lo es —Einar aseguró. Él prefería mantener una distancia, así que estaba recargado cerca de una de las puertas que conducían a otra zona.


—Pero nadie sabe de Lucky desde hace años. Pensé que ustedes ya lo sabían —informó Ginevra.


Tanto Emilio como Einar mostraron sorpresa. En la otra mano, Dave asintió con la cabeza y cruzó los brazos. Ésta era una noticia peculiar. Se suponía que la fama que precedía a Lucky era tal que parecía casi imposible escuchar algo así.


—Entonces los mensajes que han aparecido en la red son reales —Dave mencionó.


—¿Mensajes? ¿Cuáles? —Einar pidió impaciente.


—Hace ya un año que comenzaron. Primero creí que era sólo un grupo de cazadores que deseaba retar a la Iglesia, pero al analizarlos me percaté de que parecían más como una amenaza hecha por la misma Iglesia. Unos cinco meses atrás, la Iglesia publicó que no toleraría más a los blasfemos haciendo hincapié en los mensajes anónimos.


De inmediato, Dave prendió el televisor que estaba empotrado en la pared gracias a unas estructuras metálicas y conectó su computadora por medio de la red.


La pantalla mostró una cantidad de mensajes bizarros; eran como citas bíblicas pero cargadas de una especie de burla o provocación general. ‘Desde el trono observa, pretende y goza por cada lágrima derramada. Hoy se alimenta de sangre y mañana escupirá sobre los adoradores de los falsos dioses’. ‘Las memorias de uno servirán como la guía y su cuerpo se transformará en la espada del Armageddon’. ‘Susurra, suplica, desea el tormento. ¡Oh! Como un perro se retuerce de amor al ver, sentir y llenarse de su susodicho dios’. ‘Lo han marcado y desea seguir suspirando por cada latigazo recibido por el miedo y el amor’.


—¿Qué mierda es esto? —Emilio pronunció horrorizado.


Ginevra se puso de pie y leyó con el rostro casi empapado en lágrimas.


—Sean lo que sean —Dave decidió hablar sin ocultar nada—, estos mensajes no son un buen augurio ni para los cazadores ni para la Iglesia. Lo mejor será salir de Veix como turistas y sin causar ninguna alarma. Ginevra, deberás cambiar tu imagen, por favor. Tenemos suficiente dinero para que puedas ir a un salón de belleza, si así lo prefieres, y comprar ropa a tu gusto. Ustedes dos, chicos, les pido que no investiguen por su cuenta y que no se separen. Yo compraré boletos para salir en cinco días y terminaré la transacción con los bancos. No aceptaremos ningún trabajo por ahora hasta no haber salido del territorio.


—¿Cinco días? —Einar preguntó—. ¿Y qué se supone que haremos en cinco días?


—Emi todavía debe aprender sobre su trabajo y los dejaré que compren algún tipo de entretenimiento extra. Yo debo cambiar los papeles de Ginevra y asegurar que nadie nos asocie al último incidente en el festival.


—Bien, esperaremos cinco días.


Como si hubiera sido una orden, el grupo no discutió más y cada quién se alejó a su manera.


 


 


***


Durante los primeros días, Emilio había acompañado a Ginevra a las tiendas de ropa de la zona comercial y la había aconsejado respecto a su look. Ginevra había cortado su cabello y lo había teñido de negro, había comprado nueva ropa con un estilo muy jovial y sexy. Del mismo modo, ella le había contado un poco más respecto al anterior miembro del equipo.


De acuerdo a la información pasada, Emilio había escuchado que Xandros había sido otro cazador que había ayudado a Einar y Dave. Ginevra aseguraba que Xandros y Einar habían mantenido una relación cercana y que realmente habían sido como amantes. Claro, ella lo había supuesto por una ocasión en específico debido a que los había visto besarse. Emilio no estaba sorprendido porque ya había hecho suposiciones sobre la posibilidad de que Einar tuviera algún amante.


—¿Qué pasó con Xandros? —Emilio preguntó interesado mientras caminaba junto a Ginevra.


—Einar me contó que tuvieron objetivos diferentes en algún momento, así que se separó del grupo. No le creí del todo porque Dave me contó que Xandros robó algo de ellos y escapó. Ninguno sabe dónde está.


—¿Cómo era?


Ginevra sujetó el brazo de Emilio para llamar su atención. Su rostro mostraba una sonrisa pícara.


—Emi, tú eres más guapo que Xandros. Él era mayor que Einar, tal vez diez años más. Era un hombre muy fornido y arrogante. Se creía todo un galán, pero no era más que una basura.


Emilio no opinó. No había esperado una descripción así.


—A veces coqueteaba conmigo, el muy cabrón, a sabiendas de que yo hice un pacto de castidad con la divinidad… y que no me interesa el sexo.


—¿Eh…? ¿Eres como una monja? —dudó Emilio.


—No, no. Yo soy asexual, Emi.


—¿Disculpa?


Emilio no conocía mucho sobre otras sexualidades y eso era en parte por su historia de vida. Se encontraba en las sombras respecto a lo que era el espectro de la diversidad sexual.


—No tengo deseos sexuales por ninguna persona… de ningún tipo —Ginevra explicó con naturalidad— y sólo me interesa una relación romántica. Por más que lo intente, no puedo interactuar de forma física cuando hay una implicación de acto sexual. Mi cabeza algo tiene que impide que sienta excitación.


—¿Y eso no te pone triste?


—No, para nada. Lo acepté desde hace mucho y por fortuna he conocido a algunas personas que también son como yo. He tenido dos relaciones duraderas, pero a los dos los mataron. Primero con mi maestra de hechicería y rituales sagrados y ahora con mi superior Hadrian.


—Oh… Osea… ¿eres bisexual?


—No me interesa el sexo, genitales ni género de las personas, Emi. Yo siento atracción por la forma de ser, los pensamientos y acciones de una persona, claro, sin la parte sexual. Se llama pansexualidad.


—Comprendo —aceptó Emilio.


—Y tú… ¿Y Einar? ¿No hay nada entre ustedes?


Como en un trance, Emilio analizó a toda prisa. Utilizaba la explicación de Ginevra como base. Él no podía decir que la personalidad de Einar fuera un problema como tal, ni mucho menos su manera de pensar. La realidad era que cada vez más se percataba de que no conocía casi nada de él más allá de lo que otros le revelaban. Sin embargo, su figura, su físico, sí era algo importante.


Oh”, pensó con intriga el joven, “por fin entiendo a lo que se refiere Ginevra”.


—No —Emilio pronunció un poco titubeante—, no hay nada entre nosotros.


—¿Seguro? —insistió Ginevra.


—Nos hemos besado, pero no puedo asegurar que él sienta algo por mí.


—¿Y tú?


Antes de replicar, Emilio hizo una introspección rápida. ¿Alguna vez se había enamorado? Todas sus interacciones habían sido con personas crueles y destructivas como Manuel, Alan y Daniela. Debido al odio, vergüenza y miedo que había sentido hacia sí mismo, había negado cualquier interés que hubiera podido desarrollar por otra persona. Era la primera vez que actuaba con plena libertad al estar con alguien como Einar.


—No tengo idea —Emilio aceptó decepcionado de su propia persona.


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