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La búsqueda: el primer aliado por Cat_GameO

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Capítulo 6


Succubus


 


—Al conocer la clasificación de sus poderes, conocerás el tipo de emociones que consumen y buscan —la voz de Ginevra sonaba cálida y como si hablara con un grupo estudiantil—, por esta razón es muy importante que estudies lo más posible todos los registros que hay de ellos.


Emilio estaba sentado en el sillón junto a la muchacha, traía una libreta de anotaciones y escuchaba con atención. Todavía se encontraban en República de Veix y Emilio había aprovechado cada momento de estudio junto a los tres mayores. Con Dave había comprendido el uso de armas especiales y reliquias de protección. Había clasificado las reliquias que más influencia tenían en los targets y con ello sacaba conclusiones importantes. La mayoría de los ángeles y demonios poseerían al blanco fácil si éste estaba en alineación con las necesidades y no activaba algún tipo de protección. La cruz de Doña Alicia serviría únicamente cuando la entidad estuviera dentro de él para evitar que escapara, así como proporcionar una barrera contra otros cazadores.


Era muy obvio que los cazadores peleaban entre ellos cuando había un premio de por medio. Muchos grupos eran grandes y contaban con hechiceros y sacerdotes poderosos, por lo que peleaban contra aquellos que usaban targets para atraer entidades de categorías altas. Este tema había sido explicado con mayor profundidad por Einar. La mayoría de los grupos de cazadores eran agresivos y excelentes para encontrar a otros ya que carecían de un target. Sin embargo, había dos instituciones tan grandes que no requerían de una táctica como esta. El primero eran los Paganos. Los Paganos estaban esparcidos en todo el mundo y cazaban sólo cuando los líderes lo requerían. Tenían, inclusive, academias para entrenar a sacerdotes, hechiceros, curanderos, espiritistas y, por supuesto, targets. Eran la máxima institución que se oponía directamente a la Iglesia, pero también eran los que más vendían demonios a la misma. Mantenían una relación llena de contradicción e hipocresía. El segundo grupo era conocido como los Traficantes del Norte. A diferencia de los primeros, éstos se dedicaban exclusivamente a la venta abierta. Su profesión no estaba ligada a las necesidades de los clientes ya que pretendían crear un mercado negro capaz de abastecer las necesidades de cualquier comprador. Eran los más astutos para cazar a los de clasificación común y los primeros en vender. El resto era conjuntado gracias a una asociación reguladora que lidiaba con las formas de tráfico, venta y caza. Este organismo era el que publicaba información y que creaba canales de comunicación entre los compradores y cazadores. Emilio descubría que el equipo de ellos pertenecía al gremio libre, pero se regía bajo las reglas de la última organización. Por esta razón, podían seleccionar clientes de las listas que se publicaban en las redes ilegales del internet. Gracias a esta información, Emilio comprendía mejor el modus operandi que seguían la mayoría de los cazadores. También era más consciente de lo que debía hacer y lograr como un target.


Por último, Ginevra se había transformado en su maestra de lo más complicado: conocimiento de sus propias capacidades. Debido a su habilidad para sentir otras energías, Emilio estudiaba a profundidad para conocer el tipo de ente que acechaba. También entendía mejor el proceso de posesión y todas sus facetas. Un target podía contener a otra entidad en su cuerpo sin perder su consciencia ni alma, y esto era algo que podía propiciar dos cosas. La primera era mantener al ente en una prisión para que un hechicero o sacerdote lo transmutara y así aprisionarlo en un arcón. Ahora sabía que un arcón era una cárcel creada exclusivamente para ángeles y demonios, y podía ser cualquier objeto capaz de contener si ya estaba previamente bendito o maldito. La segunda posibilidad era que el mismo target, en caso de que la entidad fuera demasiado poderosa, podía transformarse en un arcón. Un target podía conseguirlo gracias a la adaptabilidad natural de su consciencia pero sufriría el tormento del demonio y ángel hasta la eternidad. Sí, sería indestructible y el tiempo no le afectaría, pero podría ser un objetivo para otros seres.


—Por eso es necesario que nosotros estemos contigo en el momento en que hayas atrapado a uno de estos —Ginevra explicaba con una sonrisa en el rostro—. Claro, hay un hechizo que te convertirá en un arcón, pero no es recomendable.


Para Emilio las cosas eran relativamente claras. Sin embargo, todavía existía una duda que rondaba en su cabeza. No era por el hecho de ser un target, sino por la reacción que había descubierto en Einar y Dave.


De pronto, miró hacia el balcón del frente y contempló a Einar. Durante la sesión con Ginevra, Einar había estado presente, pero había optado por fumar en el balcón. Dave, por otro lado, se hallaba en una de las recámaras trabajando en lo que fuera necesario.


—Ginevra —Emilio se atrevió a hablar—, Lucky trabajó para la Iglesia, ¿no?


—Sí —aceptó la chica.


—Y… —Emilio movió los ojos y ahora observó a Ginevra—. ¿Y Lucky escapó?


—Lucky inició como un target a una edad muy temprana. Él fue ofrecido por los sacerdotes del pueblo de Maderos en el continente del Norte, cuando era un niño todavía. Lucky es huérfano y como la Iglesia le ofreció protección, él aceptó. Desde los once años ayudó a los soldados de la Iglesia y se convirtió en el scopo más joven en contener a un ángel de la más alta clasificación. Tenía quince años cuando la Iglesia lo nombró como el target oficial de Su Santidad.


—¿Su Santidad?


—El líder máximo de la Iglesia. Ese sujeto tiene una guardia élite de soldados que han buscado a dos entidades por años: al príncipe de los demonios y al comandante supremo de los ángeles. Lucky debía trabajar sólo para cazar demonios y ángeles de la más alta clasificación y así cumplir un cometido.


—¿Por qué desertó?


—No lo sé.


De forma pronta, Einar entró a la sala y se quedó parado frente al sillón.


—¿Quién querría trabajar para la Iglesia? —Einar repuso con una leve molestia—. Es obvio que Lucky se cansó de ser usado sin obtener una remuneración justa.


—Lucky abandonó la Iglesia cuando estaba por cumplir los veinte años —Ginevra agregó con un tono de informante— y se convirtió en el target de un supuesto grupo de cazadores que sólo aceptan misiones que involucran demonios y ángeles de clasificación alta y que son considerados como seres muy peligrosos.


—¿Seres como el Ángel de la Guerra? —Emilio preguntó.


—Sí, como el Ángel de la Guerra. Pero las acciones de Lucky trajeron muchas consecuencias. La Iglesia cambió la organización y ahora asesinan a los traidores sin importar la posición que hayan tenido. Hace casi cinco años muchas personas abandonaron a la Iglesia por las nuevas prácticas.


—¿Cuáles nuevas prácticas?


—Experimentos —Einar contestó al cruzar los brazos—, torturas, tráfico de humanos y de más mierda. La Iglesia carece de targets porque los han usado hasta destrozarlos. Por desgracia, la gente con estas habilidades es poco común y muchos prefieren ignorar sus poderes por su propio bien. La Iglesia ahora usa otra estrategia: humanos ordinarios. Dejan que los demonios y ángeles posean a cualquiera y permiten que los demonios se manifiesten al usar estos cuerpos como simples títeres ya sin un alma ni consciencia. A la Iglesia no le interesa salvar personas, sólo mantener el poder que tiene en las sociedades humanas.


—Qué malditos —Emilio pronunció disgustado.


—Hadrian y Miriam, mi maestra, lo sabían. Por esto mismo nosotros comenzamos una investigación interna —Ginevra relevó con un rostro cargado de dolor.


—Es la razón por la que la Iglesia ha creado grupos llamados Purificadores, ¿o me equivoco? —Einar inquirió rápidamente.


Ginevra aceptó.


—Es correcto. Los Purificadores asesinan a la gente que trabajaba para la Iglesia y así purgan a la institución.


—¿Por qué la gente permite esto? —Emilio repuso enojado.


—¿Quién va a creer en todo esto? —Einar contrapuso—. Tú no lo creíste al inicio, así que intuyes que el resto pensaría igual. El nivel de discreción que la Iglesia posee es altísimo y han aprovechado muy bien las nuevas perspectivas. La gente ha dejado de creer en ángeles y demonios y esto les ha otorgado una movilización mayor.


—¿Qué hay de los cazadores?


—Te lo dije, ¿recuerdas? La mayoría de los cazadores sólo buscan dinero.


—¿Y tú?


—Ya te había respondido.


—¿También buscas sólo dinero? —Emilio insistió al retar con la mirada a Einar.


No hubo respuesta. Ginevra observó a los dos muchachos y se sintió un poco incómoda. Quizás era mejor terminar la sesión y dejar que ellos dos arreglaran sus diferencias.


Por fortuna, Dave entró a la sala y su presencia cambió la atmósfera de la discusión.


—Iré al banco —Dave informo— y al aeropuerto. Ya han pasado casi cinco días, por lo que salir del país como turistas será fácil y muy seguro.


—¿Puedo acompañarte? —Ginevra pidió al ponerse de pie de inmediato.


—Claro. Será un poco aburrido por los trámites que haré en el banco, ¿no importa?


—Para nada. —Se acercó al espejo de pared que estaba a un costado de la entrada y arregló su cabello. —Emi, has avanzado mucho, pero todavía te hace falta memorizar las clasificaciones más específicas. Estúdialas, ¿sí?


—Está bien —aceptó Emilio al relajarse e ignorar a Einar.


—Nos tardaremos un poco —Dave advirtió—. Compren comida para ustedes dos, Einar. Usa efectivo. ¿Todavía tienes?


—Sí —Einar confirmó con un tono desinteresado.


—Bien. Nos vemos en la noche. Andando, Ginevra.


—Hasta luego, chicos —Ginevra se despidió al salir junto con Dave de la habitación.


Emilio se puso de pie y anduvo hasta una de las recámaras. Decidió que era mejor estar solo. Estaba un poco molesto con Einar por sus actitudes, pero también aceptaba que entre ellos sólo podría existir una relación laboral. Ya había dejado aquellos pensamientos respecto al deseo por interactuar sólo de forma sexual con él. Prefería enfocarse en sus nuevas tareas y convertirse en un miembro invaluable para el equipo.


Probablemente pasaron dos horas o más, Emilio no estaba muy atento al tiempo, pero el sol había comenzado a meterse. Emilio había leído y descansado un poco en la cama. Ni siquiera se había interesado en las acciones de Einar, así que ignoraba a su compañero.


Sin embargo, hubo una sensación densa y ofuscante en todo el sitio. Había ocurrido en un par de segundos, pero Emilio había sido capaz de identificarlo.


Se puso de pie y caminó rumbo a la puerta. Podía asegurar que era una presencia de alguna entidad no humana. Esta vez había sentido como si pasara del balcón a la recámara del frente.


Emilio creyó que era muy extraño. Sabía que ningún demonio atacaría a un cazador por su propia cuenta, pues lo había descubierto gracias a la aplicación.


—¿Einar? —Emilio preguntó al abrir la puerta y no detectar a su compañero en la sala.


Probablemente había sido su imaginación. Por desgracia, recapitulaba las veces que había estado frente a demonios y estaba seguro de que esta sensación densa y constante era la energía que desprendían al moverse. Entonces, Emilio anduvo por el pasillo y abrió la puerta de la otra habitación. No encontró a Einar, pero detectó un sonido proveniente de la puerta del fondo. Cada una de las recámaras tenía un baño privado de tamaño pequeño.


Con cautela, Emilio se acercó hasta el baño y escuchó con atención. Se percató de que alguien respiraba con fuerza en el interior y a veces resoplaba.


—¿Einar? —insistió Emilio antes de entrar—. ¿Estás bien?


—N-No… No entres —se escuchó la voz de Einar. Sonaba demasiado peculiar e inconstante.


Emilio titubeó. Quizás realmente Einar estaba disfrutando de un tiempo a solas y era mejor no interrumpir. Él lo había hecho ya y creía que debía respetar al otro chico.


Durante unos segundos, Emilio analizó. Einar no lucía como una persona que haría algo así a sabiendas de que podría ser escuchado. En eso eran muy distintos. Emilio era un poco más irresponsable y no tenía mucho problema respecto al pudor. En la otra mano, Einar era mayor y demasiado reservado. Además…


Además”, pensó Emilio consternado, “esa sensación…”.


Emilio creyó que era poco probable que un demonio fuera capaz de hacerle daño a Einar.


¿Cómo le haría daño? Es una persona muy fuerte”, Emilio insistió en su cabeza recordando las dos veces que había estado frente a demonios. Las veces pasadas los demonios no habían afectado a Einar, así que era poco probable que uno de éstos fuera un verdadero peligro para su compañero.


Sin embargo, no era del todo verdad, Emilio lo creía así. Había aprendido que no existía una regla que exentara a los cazadores para ser ignorados por los demonios. Probablemente algunos eran consciente y les temían, pero la mayoría tenía interés en la energía manifestada a traveses de las emociones.


De pronto, Emilio se adentró al baño y encontró algo sumamente inusual e impactante. Einar estaba cerca de la puerta de cristal que separaba la regadera. Estaba al borde del colapso y sólo se sostenía de rodillas y con las manos sobre la puerta. Su gabardina estaba arrojada a un costado y sus botas estaban cerca del lavamanos.


—¡Einar! —Emilio se apresuró. Se inclinó y se acercó a su compañero. —¿Qué carajos pasa?


Einar suspiró con fuerza y movió la cabeza para que Emilio no pudiera verlo.


—N-Nada… —la voz de Einar sonaba al borde de un susurro sensual—. V-Vete…


—¿Qué está pasando? —Emilio indagó sin comprender la situación por completo. Entonces, tocó el hombro de Einar y sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo. Había una energía oscura en el interior de Einar que era como un estruendo perceptible en su propio cuerpo. “Un demonio”, Emilio compuso en silencio. Se puso de pie y buscó en todo el baño. No había nada. Pero estaba seguro de que un demonio se hallaba en las cercanías.


De forma pronta, Emilio se dirigió a la salida y buscó en el cuarto con la mirada. Era muy probable de que el demonio todavía no pudiera manifestare con un cuerpo físico completo por lo que debía usar algún tipo de transporte.


¿Un insecto, quizás?”, pensó a toda prisa.


Por unos minutos, Emilio movió muebles y se aseguró de que ningún rincón quedara sin revisar. Estaba enfocado ya que debía detener al demonio. Debido al estrés que lo envolvía, no comprendía cómo podía atraer al enemigo y proteger a Einar.


Sin previo aviso, Emilio sintió la mano de Einar en su espalda. Había quedado frente a la cama y retirado casi todas las sábanas en su búsqueda. La caricia de Einar era tersa, pues sus dedos pasaban como haciendo círculos leves de arriba para abajo.


Emilio se estremeció y giró para encarar a Einar. Se sorprendió al encontrar un rostro lleno de dolor, decepción y excitación.


—¿E-Einar? —Emilio dudó.


Einar no dijo nada y lo besó en la boca con deseo. Emilio aguardó y luego contestó la caricia por reflejo. Se olvidó, por unos instantes, del tipo de energía que rodeaba la escena. Einar bajó sus manos y desabrochó el pantalón de Emilio y el otro lo imitó.


Emilio estaba en un trance de deseo así que quería divertirse un poco con Einar. Al fina, deducía, quizás Einar también lo deseaba así. Entonces, tumbó a Einar sobre la cama y retiró su playera, luego comenzó a desvestirse. La piel pálida de Einar tenía algunas marcas de cicatrices y tatuajes en la ingle y pectoral derecho. Emilio besó el cuello de Einar y lo mordió con fuerza.


—¡Ah! —Einar no contuvo la voz.


Emilio comenzó a acariciar el abdomen del otro y bajó su mano hasta la entrepierna de Einar.


—E-Emi —Einar suspiró y acarició la cabeza del adolescente.


De una forma repentina, Emilio besó a Einar con morbo al meter su lengua. Frotaba su mano por encima del pantalón de Einar y sentía que él también necesitaba atención en su miembro creciente. Acto seguido, Emilio rompió el beso y desabrochó por completo el pantalón de Einar. Se acomodaba de tal forma que podía besar, morder, succionar y lamer el vientre del otro chico.


—E-Emi… n-no… p-puedo más… —Einar consiguió articular de entre los gemidos. Sujetaba con fuerza la última sábana que cubría el colchón y arqueaba un poco su cuerpo cada que Emilio mordía su piel— E-Emi…


Sin embargo, Emilio se detuvo en seco antes de bajar por completo la ropa interior de Einar. Se irguió y observó al otro muchacho. Einar lucía en exceso erótico e incitante, casi como si le rogara por seguir.


—No —Emilio se puso de pie y ayudó a Einar a sentarse.


Incluso Einar temblaba cada que sentía el tacto de Emilio sobre su propia piel.


—Tú jamás aceptarías algo así. Me quedó muy claro el día en que nos volvimos a besar. Me rechazaste —Emilio dijo llanamente.


—P-Porque… y-yo… —Einar explicó lo más coherente posible—, n-no quiero… sólo sexo… P-Pero… tú e-eres un target y a-ahora… eres el único que puede… e-encontrarlo a él.


Emilio no se movió y analizó en silencio. No comprendía cuál era la intención de Einar. ¿A qué se refería con que no sólo deseaba sexo? Y, peor aún, ¿por qué decía que ahora él era el único capaz de encontrar a alguien?


Debido al descuido de Emilio, Einar ya se había movido. En esta ocasión se había inclinado frente a Emilio. Desabrochaba por completo el pantalón de Emilio y buscaba desesperado.


Un íncubo”, Emilio pensó sorprendido. Detuvo las manos de Einar y sólo observó. Él había perdido el interés por tener sexo con Einar como un deseo desesperado y ahora estaba más que seguro que era un error acostarse con él únicamente por la curiosidad de experimentar.


—Einar, es un íncubo —Emilio pronunció desconcertado.


Einar asintió con la cabeza y un rostro lleno de consternación y decepción.


A pesar de esto, Emilio creía que aquél deseo que Einar presentaba era real. Lo sabía porque los demonios se alimentaban de estas emociones fuertes dentro de los individuos.


Emilio sostuvo la mirada de Einar y otra vez encontró ese dolor y tristeza que había arrojado aquella vez en la pista de aterrizaje.


—Tú quieres tener sexo conmigo —Emilio continuó pero ahora con una voz cargada de seriedad y un leve disgusto— porque te sientes atraído por mí y no lo aceptas. No lo aceptas porque no esperabas sentir algo por mí.


Einar agachó el rostro e hizo un esfuerzo inmenso por no llorar.


—Desconozco por qué te molesta sentir algo así —Emilio decía—, pero creo que de algún modo tiene que ver con el hecho de que yo soy un target. Y ahora que sabes que Lucky desapareció, crees que sólo yo puedo encontrar al demonio que mató a tu familia. —Soltó a Einar de las manos y se arrodilló junto a él. Tomó el rostro del otro y agregó—: ¿Por qué te molesta tanto que sea yo? ¿Cuál es el verdadero problema? ¿A caso no fuiste tú el que dijo que no era una coincidencia encontrarme?


Las lágrimas de Einar comenzaron a salir y Emilio detectó movimientos en las cercanías. Movió el rostro a la derecha y, de una de las cómodas, vio a una polilla salir.


Sus palabras funcionaban. Einar bloqueaba el deseo sexual y el demonio perdía control sobre él. A continuación, soltó a Einar y se puso de pie. Emilio comprendió que era un acto de crueldad lo que hacía porque lastimaba a Einar. Lo sabía muy bien, pero no encontraba otra forma para provocar al demonio y convertirse él en su objetivo.


Perdóname, Einar”, ofreció en silencio el adolescente. Y no lo hizo sólo por lo que había dicho, sino por lo que había sentido como un deseo vacío de cariño y emoción en un comienzo.


De pronto, Emilio llenó su cabeza con memorias de sus propios deseos sexuales dirigidos hacia Einar y dejó que su mente vagara en fantasías con situaciones que habrían sido posibles si hubiera continuado con la interacción en la cama. Provocaba al demonio con un deleite de escenas sexuales cada una representada con la figura de Einar y él mismo. Primero se veía sobre Einar en el colchón mientras ambos se besaban. Emilio tocaba el miembro del otro y lo hacía suspirar bajo sus caricias. Después cambió a una imagen donde él lamía el cuerpo de Einar y probaba con descaro sus fluidos. Luego usó otra falacia en la que Emilio embestía el cuerpo de Einar en el acto sexual sin control. Y así continuó con rapidez.


La polilla perdió la vida en un instante y Emilio sintió que su cuerpo era empujado hacia atrás. No era la primera vez que un demonio entraba en él, pero ahora sí podía controlar sus sensaciones. El demonio se alimentaba de las ideas que Emilio tenía, pero no podía actuar. Emilio había tomado una decisión y, debido a lo que comprendía, estaba más seguro de que era lo correcto. No actuaría en base a esa curiosidad con una persona que no era honesta ni mucho menos por alguien que no mostraba un interés romántico.


—Maldito —se escuchó la voz de una mujer molesta—, me engañaste.


—Soy un target, demonio —Emilio divulgó fanfarrón.


Emilio prestó interés en Einar y lo vio ponerse de pie. Einar limpiaba su rostro y acomodaba su pantalón.


—Einar —Emilio pronunció lo más neutral que pudo—, anda, mete al demonio en un arcón.


Einar asintió con la cabeza y comenzó el hechizo. Con facilidad consiguió expulsar al demonio y éste tomó la forma de una mujer de cuerpo voluminoso que vestía con poca ropa. Era una variación de los íncubos, pero presentaba los mismos tipos de cuernos y las alas pequeñas como de murciélago.


Sin dar oportunidad, Einar transformó el cuerpo de la demonio en arena azul y la introdujo en uno de los frascos que usaba para encarcelar a estas criaturas.


La habitación se percibió sin esa densidad ni pesadez y Emilio respiró con libertad.


—Una súcubo —Emilio conversó con calma—, ¿verdad?


Einar arrojó la botella sobre la cama y se dirigió al baño. Emilio agachó la mirada y sintió una confusión apoderarse de él. Había arruinado lo último que creía que quedaba entre él y Einar. Después de todo lo que ocurría, del beso, el rechazo y la comprensión de su propio interés, estaba convencido de que nunca podrían entablar una relación amistosa.


—No… —susurró Emilio.


Las cosas estaban hechas un caos, así que Emilio creyó que no era el momento adecuado para hablar. Caminó en dirección al pasillo divisor y salió de la recámara.


 


 


***


Una vez Dave y Ginevra regresaron, Emilio reportó la situación al omitir los detalles que implicaban casi un encuentro sexual entre él y Einar.


De acuerdo a Dave, no era común que un demonio atacara a un cazador, por lo que lo mejor era salir cuanto antes de Veix. Por supuesto, Dave aseguraba que un enemigo había enviado a este demonio. Inclusive Ginevra lo creía de la misma manera. Por otra parte, Emilio prefirió guardar sus suposiciones y obedeció al resto del grupo.


Los preparativos iniciaron casi de inmediato y abandonaron el hotel. Habían usado medios comunes para transportarse rumbo al aeropuerto y parecer simples turistas.


El aeropuerto era grande y lucía como un laberinto que mostraba algunas puertas de abordaje y otros caminos rumbo a filas de inspección. Afortunadamente, los papeles estaban en orden y los guardias no habían interrogado a ninguno. Habían pasado como turistas y ahora viajaban en la clase común de un avión grande tipo comercial.


Emilio se sentó junto a Ginevra y disfrutó de un poco de calma. El vuelo duraría casi once horas y no haría ninguna escala, así que sería largo. Emilio y Ginevra hablaron de algunos temas comunes. Él se divirtió con las opiniones de la muchacha. Inclusive habían discutido un poco porque Emilio no parecía gay según Ginevra, y él le había contestado que no había una regla para determinar que una persona fuera gay por sus gustos u apariencia. Luego conversaron sobre los deportes y al final sobre algunos libros.


—Oye, Ginevra —Emilio susurró cerca de la chica—, ¿y ya tenemos cliente en Cadenas?


—No —reveló Ginevra—. Dave me dijo que hay algunas publicaciones interesantes, pero nada concreto todavía. Mira —mostró el teléfono a Emilio y señaló algunas publicaciones que parecían mensajes ordinarios—, nada que sea valioso por ahora.


La mayoría pedía demonios populares como el de la venganza o de la noche. Sin embargo, Emilio encontró muy peculiar una nota que no pedía un producto. En ésta se solicitaba ayuda. Emilio tocó la pantalla para leer más del mensaje.


—Un demonio atormenta a mi familia —leyó en voz baja Emilio—, por favor, necesito ayuda.


—Dave y Einar no tomarían trabajos sin paga.


—Ahora somos un equipo, así que eso está por verse —Emilio opinó un poco molesto.


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