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Clockwork Absolution por hana midori

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Notas del capitulo:

¡Hola! Vengo con el siguiente capítulo :D El anterior fue algo dramático, aunque no demasiado (?) Éste es tranquilo y lleno de cosas súper tiernas, jajaja. Espero que les guste <3 Ya saben, si hay errores de ortografía y de redacción, pido disculpas de antemano :3

 

Day 13: Fishing.

 

Jack pensó que los días siguientes a aquella terrible noche serían pesados, llenos de ataques paranoicos, terrores nocturnos y calmantes inyectados antes de dormir. Sin embargo, resultaron bastante tranquilos, al menos en lo que su ánimo respectaba. Sí, le daba un poco de miedo la oscuridad, pero sus animales nocturnos combatían ese miedo mejor que cualquier droga. Eros, por el contrario, estaba taciturno, aunque no tanto por sí mismo sino por Jackson. Y es que, para sorpresa de los dos implicados, quienes parecían más afectados por lo sucedido fueron su hermano y Hiccup.

 

Las primeras horas luego del ataque se pusieron a limpiar. Jack llegó a preguntarles qué hicieron con los cadáveres, sin embargo, ninguno de los dos quiso contestarle con algo explícito. Se limitaron a decirle que todo estaba bien y que no tenía que pensar ya en ello. Jack no pudo evitar molestarse un poco, pues sentía que le estaban tratando como a un bebé y no como a un adulto capaz de asimilar algo así. Después de todo lo que tuvo que vivir, escuchar sobre cadáveres enterrados en el jardín o quemados en el incinerador de la casa no le quitaba el sueño.

 

En cualquier caso, Jackson y Hiccup mantuvieron su actitud condescendiente, a tal grado que Jack y Eros empezaron a ignorarlos. Y es que podían aceptar quedarse en el cuarto el primer día, tal vez el segundo, pero después de tres jornadas encerrados, ninguno de los dos estaba agusto. Jack quería volver a su tanque, y Eros quería volver a salir y caminar por los pasillos iluminados.

 

—¿Crees que éste sea mi castigo por ser malo? —le llegó a preguntar, hastiado de estar recostado en la cama, —¿O será una prueba para que sienta lo que sientes todos los días?

 

Jack puso los ojos en blanco, dándole un golpecito en el hombro con una de sus manos. 

 

“Ya, basta. Te he dicho mil veces que estamos bien”

 

Jack había hablado con Eros en cuanto ambos estuvieron conscientes. Eros no parecía tener ganas de enfrentar lo que dijo, pero Jack no iba a dejarlo pasar por más tiempo. Fue una larga conversación, pues así como Jack se esforzó por hacerle entender todas sus palabras, también Eros puso todo de su parte para aceptarlas en su corazón. Así, luego de muchas disculpas, de mucho consuelo, se abrazaron, y Eros le prometió que jamás lo dejaría solo de nuevo.

 

—Lo sé, lo sé, pero…

 

A veces Eros no creía en su buena suerte. Jack veía ahora que, detrás de esa aparente confianza que tenía, había una gran inseguridad, un gran miedo a perder todo lo que tenía. Y con el encierro, esos pensamientos parecían agobiarle con mayor fuerza. Jack se alegró secretamente de que, de ellos dos, fuera él quien tuvo que perder la movilidad. Si eso le hubiera pasado a Eros, no estaba seguro de que su amigo pudiera soportarlo.

 

“Hoy vamos a hablar con Hiccup y con Jackson. O nos escuchan o nos escuchan”

 

Realmente su plan era simple: Exigir que los dejaran volver a su rutina, y, como disculpa por los días en que los tuvieron guardados como recién nacidos, tendrían que llevarlos a los jardines privados otra vez. Eso último lo había agregado Jack luego de unas horas de consideración, y especialmente, luego de que Hiccup le dijera con mucho dolor que no sabía como compensarlo.

 

“¿Es que se cree que sólo voy a ser feliz con piernas y pulmones nuevos? ¿Qué cree, que soy estúpido? ¡Estoy muy feliz ahora, pero me haría más feliz si dejara de pensar que estoy de esta forma a causa de él!”

 

Así que en la tarde, a la hora de la merienda, Jack fingió que se sentía mal y le pidió a Jackson que trajera a Hiccup. En cuanto los dos llegaron, Eros cerró la puerta. Antes de que pudieran preguntar que pasaba, tanto Jack como Eros soltaron lo que tenían dentro, desde sus agradecimientos por su preocupación hasta sus reclamos por su paranoia. Jack en particular se tomó un buen rato en eso último, mirando a los ojos a Hiccup mientras le decía, por vigésima vez, que dejara de compararse con Pitchiner.

 

“Lo sigues haciendo, y me lastimas cada vez que lo haces. Deja ir eso. Yo lo solté desde hace mucho. Así que déjate de tonterías y permite que podamos volver a salir. Y compensame con otra salida a los jardines”

 

Los dos guardianes no dijeron nada. Se notaba a leguas que estaban algo avergonzados por sus palabras, y después de un minuto de silencio y de una rápida mirada entre ellos, aceptaron su error. Pero más importante, prometieron llevarlos en dos días a los jardines.

 

Así fue como recuperaron el resto de su calma, o bueno, la mayor parte, porque si bien ellos habían prometido no tratarlos igual que niños, de cuanto en cuanto lo hacían. Sin embargo, ya con Jack en su tanque y Eros con libertad de caminar por donde quisiera, era más soportable.

 

Después del tiempo estipulado, Hiccup despidió a los sirvientes y repitieron toda la odisea pasada para llegar a los jardines. Las escaleras en particular fueron difíciles, pues la bañera era pesada y el dichoso elevador que Hiccup quería construir no sería, en sus palabras, necesario pronto. Tanto Eros como Jack le miraron confundidos, pero Hiccup fingió demencia y siguieron.

 

El aire fresco fue tan revitalizador como la luz del sol. Eros iba de allá para acá recogiendo flores, hongos y piedras con formas chistosas. Jack, en cambio, estuvo un rato tranquilo en su bañera, disfrutando de los rayos del astro rey en su piel, hasta que miró el río y le preguntó a Hiccup si podía meterse en éste.

 

En un inicio, Hiccup dijo que no. Pero al cabo de unos minutos, consideró su respuesta, diciéndole que primero comprobaría que el agua del río era segura para él. Entonces regresó a la casa, volviendo a los cinco minutos con un medidor parecido a uno que Jack recordaba haber visto en el fondo de su tanque.

 

—Veamos ahora, —dijo, metiendo el medidor en la corriente. Jack apretó sus manos, atento. No tenía idea de qué analizaba el medidor, pero sí sabía que, si la luz en la parte de arriba se prendía de color verde, todo estaba bien. Así que esperó pacientemente a que el aparato terminara, deseando con todo su corazón que prendiera el foco indicado…

 

El medidor emitió un zumbido. Después, la luz se encendió, la luz verde. Jack se sintió tan feliz que, en cuanto Hiccup se dio la vuelta para darle la respuesta afirmativa, él ya tenía la mitad de su cuerpo fuera de la bañera. Hiccup tuvo que arrojar al suelo el aparato para sostenerlo, y gritarle a Jackson que viniera a darle una mano.

 

Así, entre los dos, lo llevaron al río, que si bien no era tan profundo, era lo suficiente como para que Jack pudiera sentarse y respirar el oxígeno contenido en la corriente. Eros, si bien no podía mojarse la espalda, sí que podía mojarse los pies y las piernas, por lo que no tuvo problemas para quitarse los zapatos y acompañarlo. Entre los dos empezaron a buscar piedras, y después de un rato, empezaron a buscar peces.

 

Jack era bueno para sorprenderlos, porque aparentemente el brillo de su cola llamaba mucho la atención de los pececitos. Eros, en cambio, tenía que esperar a que se acercaran a la superficie y sólo entonces podía hacer un intento por agarrarlos, fallando casi siempre.

 

—Peces tontos.

 

Al cabo de un rato, Eros fue a secarse y recuperar calor. Jack siguió en el río, disfrutando de la frescura del agua, de la sensación tan agradable que era sentir el ir de la corriente en su cuerpo. Disfrutó tanto estar ahí que, cuando fue hora de irse, Jack le dijo a Hiccup que iría sí y sólo sí le prometía traerlo de regreso pronto.

 

—De acuerdo. Lo prometo.

 

Una vez dentro, cenaron. Durante ésta, Eros dijo algo que sorprendió mucho a todos, tanto que, cuando lo soltó, ninguno pudo procesar sus palabras:

 

—Quiero alas nuevas.

 

Jackson, siendo el primero en salir de la impresión, tomó la mano de Eros y le preguntó si estaba seguro de eso. Eros, aunque temeroso, asintió, apretando fuertemente sus dedos entre los suyos.

 

—Quiero alas que pueda mojar. Y quiero alas que hagan que no me duela agacharme o abrazarte a ti… y a Jack, —agregó, poniéndose un poco rojo de las mejillas, —así que… quiero alas nuevas, —miró entonces a Hiccup. En sus ojos zircón se veía la determinación, su voluntad ahogando el miedo natural a lo que esto significaba. —Prográmame.

 

Hiccup asintió. Jackson todavía no parecía seguro de lo que Eros dijo, sin embargo, no comentó nada. La cena terminó entonces y Jackson se retiró con Eros, mientras Hiccup ayudaba a Jack a entrar a su tanque.

 

—Tengo algo que decirte, —le dijo entonces, poniendo su mano en el cristal, —pero si lo hago, quiero que seamos realistas, ¿sí? Estos días me has dejado claro que puedes serlo, sin embargo, quería pedírtelo primero, —Jack asintió. Suavemente puso su mano sobre la de Hiccup, compartiendo así su calor con él. —Creo que puedo reparar tus cuerdas vocales, —soltó, mirándole a los ojos, robándole el aliento con su revelación —no sé hasta qué grado pueda hacerlo, pero si todo sale bien, podrás volver a hablar.

 

Jack tembló. Hablar era algo a lo que había renunciado completamente, pues desde siempre Hiccup le dijo que las modificaciones a su aparato respiratorio dañaron permanentemente sus cuerdas vocales. Pero si ahora existía esta chance, si ahora Hiccup le decía que era posible… entonces podía emocionarse. Entonces podía sonreír como sonreía mientras le decía con sus manos que entendía, que cualquier cosa que pudiera hacer por su voz sería maravilloso.

 

Hiccup le dedicó una expresión suave, un tanto melancólica. Jack, sin pensar, se llevó una mano a los labios, lanzándole, como aquella vez, un beso envuelto en burbujas. Pero ahora no se escondió después de hacerlo, aunque toda su cara se puso más roja que sus pececitos artificiales. Hiccup también tenía las mejillas inundadas de rubor, sin embargo, también se quedó ahí. Lentamente se llevó su mano a la boca, e hizo el mismo movimiento, lanzándole el beso aunque sin las burbujas. Los dos se sonrieron de nuevo, avergonzados, felices.

 

“Te quiero” le dijo, moviendo tan rápido sus labios que no era posible leerlos. Hiccup ahora sí que puso una expresión de confusión, pero Jack le dio otro beso de sirena y se fue a recostar a sus rocas, dándole la espalda. Así se quedó, invadido por sus emociones, tan contento como nervioso, tan eufórico como ansioso. Algún día tendría el valor de repetirle eso. Y tal parecía que pronto podría hacerlo sin necesidad de sus manos.

 

Notas finales:

¡Y eso es todo por hoy! Cada vez más nos acercamos al final, ya falta casi nada :D Pero mientras tanto, Eros quiere alas nuevas y Jack es cada vez más y más directo. Espero que haya sido de su agrado :3 Nos vemos el viernes para el siguiente capítulo <3


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