Su sonrisa era amplia mientras tomaba su mano rodeando el auto para llegar al porta equipaje. Habían improvisado una casa de campaña con algunas mantas y almohadas colocadas en ese espacio.
Buscaron la forma de hacer espacio para ambos en el interior y esta vez era Haru quien rodeaba los hombros de Rin mientras él se encontraba entre sus piernas y descansando sobre su pecho.
Los últimos rastros del ocaso desaparecían y los primeros destellos de las estrellas aparecían en el cielo. La vista era maravillosa y Rin no podía sentirse más tranquilo y feliz que compartiendo ese momento a su lado.
Haru acariciaba sus manos suavemente mientras contemplaba las estrellas aparecer poco a poco, se sentía tan tranquilo al compartir ese momento a su lado que ni siquiera había pensado en la competencia del día siguiente o el reproche de Azuma en cuanto descubriera que fue de viaje sin siquiera mencionárselo.
Rin tomó una de las cobijas y cubrió a ambos mientras contemplaba el cielo, apenas podía creer que se hubieran escabullido a Iwatobi solo para poder ver las estrellas, pero le encantaba hacer algo tan sencillo con Haru.
—¿Tienes frío? —Haru se apoyó sobre su hombro con los ojos cerrados dejándose invadir por la cálida sensación de su cuerpo y la tranquilidad que el silencio les regalaba.
—No, pero pensé que lo tendrías —una disimulada sonrisa se formó en sus labios mientras lo mantenía cerca de él—. Cuando se trata de agua no te interesa la temperatura que tenga, pero fuera de ella no te agrada el frío.
Haru no respondió, no es que particularmente se sintiera incómodo en temperaturas bajas, pero disfrutaba dormir arropado y desde que empezó a salir con Rin nada le hacía sentir más cómodo que acurrucarse a su lado.
—Ni se te ocurra quedarte dormido, no hicimos este viaje en vano —no estaba seguro de si Haru realmente intentaba dormir, pero era lo que suponía debido a su respiración calmada y pausada.
—No voy a dormirme, también quiero ver las estrellas —siguió apoyado sobre su hombro contemplando como las estrellas aparecían lentamente en el cielo.
El silencio los invadió mientras la noche caía y poco a poco el firmamento se cubría por los pequeños destellos que resplandecían en la oscuridad. La vista era maravillosa y compartirla con tanta tranquilidad e intimidad lo hacia aun más.
Sus miradas permanecían clavadas en el cielo atentos a cada nuevo tintineo que aparecía y no habían intercambiado ningún comentario, pero sus manos lentamente se habían entrelazado y sus cuerpos se habían acercado más.
De pronto un rápido destello cruzó el firmamento frente a ellos y tras él la suave risa de Rin llegó a oídos de Haru, su vista se posó en él quien ya había girado para mirarlo con la sonrisa grabada en su rostro.
—Espero que hayas pedido un deseo y que ni siquiera se te haya ocurrido hacerlo respecto a la competencia de mañana, tendrás que dar todo de ti para demostrar que eres el mejor —la misma mirada retadora de siempre estaba en sus ojos y esperaba su respuesta.
—En realidad las estrellas fugaces ni siquiera son estrellas, son solo partículas que atraviesan la atmósfera a gran velocidad y dejan un rastro luminoso tras ellas así que no hay manera de que puedan conceder un deseo —sabía a lo que Rin se refería, pero no pudo evitar mencionarlo de cualquier manera.
—Se supone que lo haces porque es divertido, no porque de verdad esperas que suceda —la frustación en su semblante fue evidente mientras su mirada seguía clavada en él—. ¿Quieres saber cuál fue mi deseo? —volvió a girar para ver las estrellas y se cubrió con sus brazos nuevamente.
—Si fue poder seguir nadando juntos desperdiciaste tu oportunidad. Se supone que los deseos los usas para situaciones casi imposibles de suceder, no para algo que es más que seguro. Prometimos seguir nadando uno junto al otro y nada hará que rompamos esa promesa...
Rin no sabía que responder, la respuesta de Haru lo tomó por sorpresa y no podía ni siquiera pensar en algo para responder a tan seria aseveración. Por supuesto que deseaba seguir a su lado y se esforzaría porque fuera así, pero no creyó escuchar a Haru confesando abiertamente que también era su sentir.
—Haru... La próxima vez que sugiera compartir un espacio tan pequeño no me dejes convencerte, es muy incómodo —su corazón latía rápidamente y necesitaba un poco de espacio para volver a estar en calma, sin mencionar que la posición que habían adoptado en verdad era incomoda después de unos minutos.
—Cuando sugeriste que podíamos utilizar la bañera para...
—Esa es una situación completamente diferente, y no necesitas mencionarlo —con cada palabra solo lograba avergonzarlo más y sin dudarlo salió del portaequipaje para estirar sus músculos.
Haru salió tras él, no había querido mencionarlo pues Rin parecía bastante satisfecho con la posición en que se encontraban y quería tenerlo cerca mientras compartían ese momento, pero también se sentía incómodo después del primer minuto.
—Mejor volvamos a los asientos, ahí será mucho más cómodo —la vergüenza comenzaba a desaparecer y con una sonrisa tomó su mano—. Y aunque sé que no deberíamos porque tenemos competencia en unas horas quizá podríamos averiguar si podemos usar el auto para algo más que ver las estrellas.
Haru no respondió, pero su mirada cómplice mientras presionaba su mano suavemente era la única respuesta que necesitaba. Quizá escabullirse en otro momento para ver las estrellas no sería tan mala idea.