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¿Quién es él? por Doki Amare Pecccavi

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Notas del capitulo:

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DEEZER

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Cap. 3: Mu nunca miente.

 

Por mucho, el día de la presentación con los gemelos, había sido uno de los más emocionantes de su vida, y no precisamente por ellos, era Mu, a pesar de las semanas le recordaba perfectamente y deseaba con todas sus fuerzas volver a verlo, pero aquello no era algo que pudiese decir fácilmente a sus padres, que poco a poco empezaban a distanciarse de él, sólo en meses sus despertares fueron más solitarios hasta el hecho de tener que ser vestido por una sirvienta.

 

Murmuraban que había algo mal con aquella pareja, lo había escuchado Shaka de los sirvientes y se creyó que, si era un buen hijo, todo volvería a ser como antes, así que intentaba en todo momento complacerlos. Lo hizo incluso cuando anunciaron que las clases en casa terminarían y debería tener nuevos hábitos.

 

— Tu madre y yo tendremos que salir por algunas semanas del país, y eres un niño inteligente así que entenderás que no podemos dejarte sólo en casa. — Shaka los miraba expectante, su madre sólo callaba. Todo lo que quiso preguntar o decir, quedó ahogado en su garganta, en un llanto reprimido que no demostró. — Alguien como tú, después de anunciar el compromiso, no puede estar sólo sin el cuidado de alguien de confianza, así que… hemos decidido que acudas a Collège Sanctuaire.

 

Shaka no conocía de nada aquel sitio, desde siempre había conocido sólo la educación en casa desconocía por completo todo de aquel sitio, que Collège Sanctuaire era el instituto más reconocido del país y sólo podría ingresarse si se tenía una buena recomendación. Shaka contaba con más de una recomendación, incluso algunas cartas habían sido enviadas a su padre para que consideraran el lugar para la educación de Shaka.

 

¿Qué había de grandioso en aquel lugar?

 

Una escuela para los más poderosos, sólo Omegas o Alfas desde la educación elemental hasta el bachillerato. No sólo el nivel académico era de primer nivel, sino que de aquel colegio salían los Alfas más competitivos y los Omegas con el mejor comportamiento.

 

Eso era lo menos que se espera que Shaka debiese tener; Obediencia, castidad y complacencia para un alfa… que le protegiera.

 

Sus padres parecían estar bien con aquello y Shaka no se negó a la idea de abandonar su hogar, tampoco cuando fue dejado en las instalaciones del colegio, era pequeño, pero no había sido jamás un niño de rabietas, así que sólo observado a sus padres abandonarle, después, uno de los prefectos le llevó hasta la habitación que compartiría con alguien más.

 

Collège Sanctuaire y su sistema.

 

 Una extensión enorme en territorio, resaltaban al ingresar un enorme edificio horizontal con dos construcciones laterales igual de grandes, y aquello sólo significaba las oficinas de la institución y algunas salas generales para algunas reuniones o actividades generales en donde a todos los alumnos se les permitía ingresar. Detrás de las construcciones y fuera de la vista de cualquier riesgo, se encontraban los jardines y pasillos que daban hacia tres caminos, el primero de ellos, daba hacia los dormitorios de Omegas, la segunda vía, hacia las aulas escolares y deportivas, en las cuales sólo a los primeros grados se les permitía interactuar en el aula y posterior a eso, eran separados en Omegas y alfa y sólo era posible que coincidieron en las construcciones de tercer camino, las cuales estaban en lo más profundo de las instalaciones, ya que los Alfas, además de las clases particulares, mantenían un entrenamiento físico extremo, para asegurar que su fuerza y el desarrollo hormonal se llevase al máximo, aquello era un acto completamente primitivo que lograba que al salir del colegio, los Alfas con mayor fuerza tuviesen ya un control social entre sus iguales.

 

Era por supuesto obvio que, con tantas posibilidades de generar vínculos, habría algunos eventos para fomentar la relación entre alfas y omegas, pero estas eran en extremo restringidas, a los omegas se les enseñaba el correcto uso de collares protectores para evitar ser mordidos y la regulación de su ciclo de celo a través de consumo de hormonas. A los alfas, de igual forma, se les enseñaba a lidiar con el control de sus instintos ante la presencia de Omegas.

 

— Shaka de Virgo, acompáñame, tenemos que realizar la prueba de protocolo. — El pequeño rubio escuchó mientras terminaba de acomodarse el uniforme, obedeció en cuanto le indicaron siguió a la persona que le llevaba a través de los pasillos, hacia una habitación que parecía más bien una sala de hospital. Ingresó a la habitación que le habían indicado, encontrando a un hombre en bata blanca, le había recibido con una sonrisa tras indicarle que tomara asiento en la camilla del lugar.

 

— ¿Te han explicado antes qué haremos aquí? — Shaka negó y el médico parecía complacido con la obediencia del rubio. — Primero necesito sacarte un poco de sangre, deja descubierto tu brazo.

 

Con sus manos pequeñas retiró el suéter y su brazo delgado quedó al descubierto, por primera vez un ligero gesto de preocupación se dejó ver en Shaka, mientras el médico se acercaba y clavaba la aguja en su piel, pero al instante relajó el rostro, era cumplidos y más cumplidos los que recibía, también cuando tomaron su estatura y su peso, el médico le obsequió un collar para su cuello y explicó el resultado de las pruebas.

 

Una revisión hormonal que se realizaba al ingresar al colegio, aquel examen se realizaría semestralmente para asegurarse de que los alumnos habían sido asignados al sitio correcto en el colegio, el nivel de hormonas reflejado indicaba si en un futuro se desarrollarían como Omegas o Alfas, no era test estandarizado en el mercado, sino más bien un desarrollo del colegio y hasta ahora, aunque no se pudiese asegurar aún el nivel de confiabilidad, sí que podían asegurar que en el tiempo que había sido aplicada la prueba, jamás había errado ningún resultado.

 

Era tan fácil, como una prueba de embarazo, ya que a los pocos minutos de haber sido aplicada algunas gotas de sangre sobre la prueba, el indicador para “Omega” destacó de entre los símbolos.

 

— No hacía falta aplicar la prueba mirando todas tus características, pero, es el protocolo Shaka, así que por ahora esto será todo. — El hombre extendió el certificado en un folder y el rubio lo recibió, no significaba aún nada para él, todo lo que el medico decía, pero prestar atención y aprender era algo innato en él. — Puedes retirarte, tu cuidador está afuera, entrega el folder para que se llene tu expediente y puedes iniciar las clases, hace algunas semanas que han iniciado así que tendrás que esforzarte por alcanzar el nivel.

 

— Sí, con permiso. — Salió del consultorio, se encontró con la persona de antes y entregó el folder, después caminaron fuera de aquel lugar, cruzaron los jardines con fuentes flores hacia las aulas de clase, ingresaron al edificio blanco, subieron dos pisos de escaleras hasta llegar a las aulas en donde los niños de segundo grado tomaban clase y fue presentado. Todos le miraban sin sorpresa, como si su llegada hubiese estado planeada, el profesor le indicó en qué lugar debería de sentarse y así lo hizo, junto a Mu de Aries, lo había distinguido Shaka apenas ingresó al salón y después al verde agitar su mano durante toda la presentación que el profesor dio, no pudo siquiera ignorarlo.

 

También estaba el otro niño, Aphrodite, algunos asientos más atrás. En el aula había un total de doce niños, incluyéndolo a él, pero ninguno parecía tanto la pena como Mu.

 

Shaka esperó las últimas indicaciones, caminó a su pupitre, se sentó junto a Mu, había una pila de libros con su nombre, los cuales no dudó en guardar en el espacio bajo su mesa, ya que a pesar de estar su lugar junto al de Mu, cada uno tenía mesas independientes.

 

— Te dije que vendrías a clases con nosotros. — Murmuró Mu bajito, Shaka giró su rostro, ambos se vieron fijamente, las pupilas azules de Shaka con las verdes de Mu, y aquello duró sólo unos segundos, pero la tranquilidad de Mu hizo al pequeño rubio, sentir una cálida sensación en su pecho. — Además… somos compañeros de habitación, vamos a ser amigos tú y yo. ¡Los mejores!

 

— Mu, guarda silencio. — Retó el profesor.

 

— Sí, lo siento. — Se disculpó, pero la sonrisa no se borró de su rostro. Tenía algo, Shaka no pudo evitar mirarlo de reojo en varias ocasiones, algo único que jamás había encontrado en su mundo de adultos, padres distantes y profesores particulares, era una liviana sensación le recorría al tenerle cerca.

 

— ¿Los mejores? — Susurró bajito para sí mismo, y una ligera sonrisa se asomó en sus labios para corresponder a Mu. Asintió, pero no dijo nada más, prestó atención a su clase, esos temas ya los había revisado en casa así que no había sido un reto ponerse al día durante las primeras horas, vino después el horario del almuerzo, las clases de refuerzo y los anuncios diarios para el día siguiente.

Estaba por anochecer cuando, después del baño, pudieron regresar a su habitación para descansar. Una recepción común para que, a cada extremo del lugar, hubiese una cama individual, era como mirar en un espejo, los muebles y los detalles coincidían a la perfección, Mu con el cabello aún mojado se tiró en la cama y descansó los ojos después de ese largo día. Shaka simplemente se sentó en el diván acolchonado para peinar su cabello húmedo.

 

Durante la mayor parte del día había sido dirigido por Mu, habían respondido todas las preguntas que Mu le había hecho, pero no había salido nada más de su boca, era complicado porque jamás había tenido la necesidad de iniciar una conversación, incluso algunos de sus compañeros pensaron en algún momento que tenía algún problema de desarrollo del lenguaje por lo silencioso que había sido durante todo el día y contrario a todos, Mu parecía paciente a que su vocabulario mejorara.

 

— ¿Extrañas tu casa? — Preguntó Mu, rodando en su cama para quedar boca abajo y mirar directo a Shaka, mientras la cabeza le quedaba entre ambos brazos, hecha a un lado.

 

— No. — Mu soltó un suspiro como añorando todo lo que él sí extrañaba.

 

— Mi hermano me ha hablado mucho de ti, dice que eres fabuloso, y en clase sabías todas las respuestas de los libros. Eres muy sorprendente. — Mu hablaba mucho. Shaka se puso de pie, caminó hacia su cama y se metió en ella, después del baño de agua tibia empezaba a sentirse dormitar. — Ojalá yo fuese así como tú.

 

Mu observó a Shaka cobijarse en su cama, él aún no tenía nada de sueño, dormir siempre era complicado para él, las sombras, las ventanas y las cortinas con luz atravesando, la soledad… todo aquello se juntaba en la pequeña mente de un niño de siete años y hacía estragos hasta el amanecer, pero ahora… con Shaka. Si había aceptado estar solo durante todas esas semanas era porque su hermano le había prometido que sería por poco tiempo, porque al niño rubio de la reunión lo ingresarían al colegio y la familia de Géminis habían arreglado todo para que ellos estuviesen juntos, por el futuro que representaban con sus hijos.

 

A todos les convenían que los omegas se mantuvieran cordiales, pero a Mu, su hermano Shion le había dicho que podían no sólo ser compañeros, sino mejores amigos.

 

— ¿Domirás ya? — Preguntó saltando de la cama y caminando hasta los pies de la cama de Shaka, el rubio le miró sin entender. — ¿Y si dormimos juntos? ¿Puedo dormir en tu cama? Es que sólo me da mucho, de noche aquí hace frío, no miento.

 

¿Aquello era posible? Se preguntó Shaka, quién nunca había tenido la necesidad de compartir.

 

.*.

 

“¿Podemos vernos mañana?” 

 

¿Aquello era posible? Se preguntó Shaka, quién no había pensado en regresar para ceder nuevamente ante los caprichos de Mu.

 

Después de su encuentro Mu había sido arrastrado hacia el interior del lugar, él había quedado afuera, ante la mirada incrédula de varios y de regreso a su hotel, los recuerdos de su pasado golpeaban con fuerza en su mente y su corazón.

 

No era más ese pequeño niño abandonado, así que, aunque ahora su “mejor amigo” tuviese cosas que decir, él no tenía intención de escuchar ninguna justificación del pasado.

 

.*.

 

Tal vez no lo recordaría después, pero Mu no mentía.

 

De alguna u otra forma habían terminado en la misma cama, uno al lado del otro y cubiertos con la misma frazada, y en algún momento de la noche, terminó siendo abrazado por su nuevo amigo. Hacía un poco de frío y aceptó el acercamiento por su propia comodidad.

 

Fue abrazado, cuidado y protegido del frío mientras dormía y Mu, con los ojos entreabiertos, recordaba que no estaba solo y ahora descansaba un poco mejor, a pesar de las pesadillas. Así durante las siguientes noches, las siguientes semanas y los siguientes meses, hasta que cobijarse juntos se convirtió en una dulce rutina antes de dormir. 

 

 

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«. ·°·~*~Se oscurece'~*~·°·. »
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