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¿Quién es él? por Doki Amare Pecccavi

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Notas del capitulo:

PLAYLIST 

DEEZER

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Cap. 6: Shaka olvida

 

Regresaron a la casa de campo caída la noche, las estrellas iluminaban, pero no tanto como la enorme luna, al final Mu había terminado dormido y Saga le había cubierto con su chaqueta para llevarlo al interior del lugar, muchos apreciaron la bonita escena del joven Alfa protegiendo a su omega.

 

Kanon y Shaka detrás de ellos, no dijeron demasiado. Estaban sumidos en lo suyo cuando los mayores informaron que era momento de separarse, por la mañana podrían andar en lancha y después de almorzar tendrían que regresar al colegio.

 

Como fuese, Shaka estaba tan emocionado que apenas si había podido resistir el tirarse a la cama para leer un poco antes de dormir, en cambio había tenido que arrastrar a Mu hasta el sanitario en donde ambos terminaron aseándose. Les fueron dados unos pijamas ridículos con los pantaloncillos a media pantorrilla terminando en encajes blancos y una bata que cubría hasta la mitad de los muslos.

 

Ambos terminaron de colocar su collar de entrenamiento al contrario y después salieron aún con el cabello húmedo. Mu se recostó junto a Shaka en su cama, tendrían que levantarse a tomar una merienda, pero estaban tan cansados, especialmente Mu, que simplemente empezó a dormitar boca abajo mientras Shaka leía en voz baja la introducción de su libro de constelaciones, pero inevitablemente retomar la lectura le hizo pensar en Kanon, en el obsequio que le había dado y en la pregunta que había hecho.

 

— Mu... — Le preguntó bajito, dejando su mejilla pegada en el colchón, mientras veía las mejillas de rechonchas de su amigo. — ¿Gustas de Saga? ¿Estás feliz de estar comprometido con él?

 

Mu negó. Sonrió en un sueño suave y negó.

 

— Saga...no.

 

.*.

 

Había sido como tenía que ser, Mu mandó mensajes al móvil que había dado a Shaka en su encuentro. Llamadas sin responder hasta que la falta de tono le hizo saber que el móvil estaba apagado, aun así, envío mensajes durante los siguientes días dando un espacio de tolerancia para que Shaka pudiera verlos.

 

Agendó una cita, acudió a la cafetería de su adolescencia con el cabello suelto, unos lentes oscuros le ayudaban a cubrir las marcas de su rostro y la ropa negra que llevaba delineaba a la perfección lo pequeño de sus hombros y lo estrecho de su cintura antes de que sus caderas empezaran a levantar la tela.

 

Enseguida llamó a atención, cuando ingresó a la cafetería y tomó asiento solo. Más de uno tuvo intensión de acercarse, pero el fuerte aroma a Alfa, que tenía en el cuerpo, impedía que alguno pudiera acercarse, el aroma a hierbabuena de Saga era desagradable para otros alfas.

 

Mu permaneció desde las doce del día, hasta las cinco de la tarde en la cafetería. Pagó la cuenta de un pastelillo y dos cafés helados y después salió, la misma rutina después de cinco días fue suficiente para entender que no tendría algún resultado.

 

De Shaka poco o nada se había sabido, que aquella tarde había desaparecido después de subir en un auto y algunos le habían visto en la ciudad, tan perdido Mu entonces procedió a recorrer cada uno de los rincones que años tras habían frecuentado, la biblioteca, el parque, las cafeterías sencillas y las calles por las que andaban tomados de la mano sin que nada más importara.

 

Sintió que el corazón se le partía al recordar la sensación de ser tomado de esa mano y en un brusco movimiento, terminó sintiendo el escozor de su aún lastimada piel. Un nudo en su garganta; se sentía completamente solo, pero lo que realmente le aturdía era la sensación de estar perdido. Sabía que era aquello que no quería, pero... ¿Y lo que quería? Tenía que aclarar las cosas con Shaka, antes que nada, decirle todo lo que antes había callado. No quería dar un paso más en su vida, necesitaba ser perdonado para seguir.

 

¿Pero cómo podía verlo? ¿De qué forma podía llamar su atención para tenerle cerca?

 

— Lo siento tanto Shaka. —

 

Hay un dolor que surge de la desesperación de no volver a hablar con alguien, Mu hacía tiempo que se había sumido en aquella situación, pero ahora que Shaka estaba cerca, no podía más que hacer todo lo que estaba en sus manos para poder encontrarse con él. No importaba lo que tuviese que hacer, si Shaka no respondía a aquello... habría perdido todo para siempre.

 

Mu suspiró hondo, el sabor a café aún estaba en sus labios, entrecerró los ojos antes de dar el primer paso para cruzar la calle y después... un golpe inmenso en su cuerpo tan rápido que no sintió dolor alguno, sólo el descontrol de su ser.

 

Escuchó gritos, el ruido de metal doblándose.

Luces en su rostro y la oscuridad le invadió.

 

.*.

 

— ¡Saga! — Exclamó Mu dejando que el Alfa lo tomara de la cintura para subirlo en la lancha, el cabello se les alborotaba un poco a todos, y sus prendas revueltas; mucho viento para una simple mañana, pero eso mismo les ayudaba a movilizar mejor el bote mientras los alfas remaban. — Yo también quiero intentarlo.

 

Mu hizo fuerza con sus piernas para mantenerse de pie, se acercó a su prometido, pero por parte de Saga sólo recibió una sonrisa y una negación. Era pequeño y el remo pesaba demasiado para él.

 

— Es que no quero que caigas o te hagas daño. — Susurró y revolvió el cabello de Mu y el Omega lo aceptó un poco decepcionado, pero permaneció de pie, mirando al horizonte con sus enormes ojos verdes. El cabello lavanda se le pegaba al rostro y él y su alfa sonreían.

 

Shaka también estuvo encantado con el paisaje, el sol rebotando en el agua y la pequeña corriente haciendo un choque coqueto con la madera al remar.

 

— No nos traiga problemas y siéntate de una vez. — Se quejó Kanon del otro lado del bote, sin dejar de remar ni dirigirle la mirada a nadie, empezaba a entender Shaka que aquellos pequeños gestos dulces que veía de ese Alfa, sólo los vería mientras estuviesen solos. Él sin decir nada más permaneció sentado, cubriendo su cuerpo con un paraguas y observando a detalle todo lo que ocurría y el cómo su pecho poquito a poco empezaba a engordar con aquellos momentos.

 

El paseo terminó, tuvieron un almuerzo ligero antes de regresar al colegio, de nuevo en el auto negro. Se despidieron con un poco de pesar, a Mu le harían llegar sus obsequios en los siguientes días. Ambos parecían tan extasiados por todo el recorrido, pero tuvieron que regresar al nivel bajo de energía con el que se les pedía estar en el colegio. Encerrados en su habitación, hablaron de todo un poco, y por alguna extraña razón, Mu no dejaba de sonreír.

 

— Shaka. Saga dice que tú y su hermano parecen llevarse bien. ¿Cierto? — Había preguntado de la nada y eso hizo que el rubio saltara un poco de su lugar, negó automáticamente con la cabeza, pero al imaginar que podría malinterpretarse su respuesta, afirmó como un bobo.

 

— Es agradable, Saga también ¿Verdad? — Mu asintió sin borrar su sonrisa. Shaka se sintió un poco más aliviado con aquella respuesta, pensando que estaba bien si empezaba a disfrutar todo lo que ocurría. — Me alegro por ti.

 

— Aunque Kanon siempre me rete, es divertido estar contigo y con Saga juntos, me gustan — La mente de Mu iba a mil, confesando eso tan de pronto, Shaka se sonrojó. — Me gusta mucho que sea así, porque siempre estaremos juntos tú y yo, no importa que pase, ellos no van a separarnos y tus padres y mi familia también estará bien. Así es como debe de ser Shaka.

 

De la nada Mu se había abrazado al rubio y así permanecieron por largos minutos, sin que esto resultara realmente incómodo para nadie. "Estar juntos" después no de no tener a nadie. Así valía mucho más la pena todo.

 

Con semejante motivación, era realmente fácil hacerlo todo. Los deberes, poner atención en clases, repasar las lecciones de la tarde y el club al que después del verano se les pidió ingresar.

 

Él llevaba ya algo de adelantado en música, así que prefería las practicas sólo.

 

Poco a poco sus aficiones fueron cambiando, Shaka club de lectura y natación, Mu alfarería y atletismo y aun así lograban acomodar su agenda para estar la mayor parte del tiempo juntos se alentaban el uno al otro y hacían todo lo posible por ser dignos representativos en sus divisiones.

Decía Mu, que, con todo aquel esfuerzo, ambos serían recompensados, Shaka empezaba a confiar en esas palabras. El tiempo pasaba tan rápido que ambos lograron perder toda noción del exterior.

 

A veces sólo eran Mu y Shaka en un mundo desconocido.

 

Con sorpresas y noticias extraordinarias, oscuras o tristes.

 

Estuvieron siempre juntos, incluso cuando el mundo de Shaka se desplomó por primera vez.

Una mañana, cuando estaban en clases y de la nada fue llamado a la oficina del director, Kanon ya esperaba sentado. Le miró expectante cuando logró ingresar. Ninguno dijo nada.

 

— Shaka toma asiento por favor. — El director se puso de pie, caminó a paso lento hasta ver a Shaka seguir sus indicaciones, observó al joven Alfa buscar una de las manos del rubio para sostenerlas, pero el Omega estaba nervioso. — Shaka, tengo que darte una noticia, que es muy penosa para mí, para todos en verdad.

 

Hubiese sido mejor si Kanon no hubiese estado ahí, cuando la noticia del accidente de sus padres salió de los labios viejos del director, habló de un accidente de autos, algo que no entendió bien, era como escuchar bajo el agua. Estuvo inmutable porque no entendía nada y aun así Kanon se preocupó por hablarle, se puso de pie y terminó inclinando su cuerpo sobre el suyo.

 

— Nada va a cambiar Shaka, aunque "ellos" no estén mi familia va a cuidar de ti, y nuestro compromiso sigue en pie. ¿Entiendes? No tienes anda por lo que preocuparte. — El director entendía las palabras de Kanon, pero con semejante fortuna y apellido respaldando al pequeño Virgo, era más que obvio que los géminis mantendrían su palabra de cuidar de él.

 

— Voy a dejarles solos.

 

— No. — Pidió Shaka, aún sin reaccionar, se puso de pie, ignoró completamente la cercanía de Kanon y sin que alguien pudiera evitarlo, regresó al salón de clases, en donde permaneció en silencio y mirando al pizarrón hasta que el timbre de cambio anunció la hora del almuerzo.

 

Mu había estado curioso durante todo ese tiempo el motivo por el que Shaka había sido llamado a la oficina del director, con el cambio de turno los murmullos incrementaron y el Omega de Aries supo de qué se trataba todo, antes de poder llegar con su amigo.

 

— ¿Por qué no se van y nos dejan solos? — Pidió a sus amigos, sólo algunos se mostraron inconformes por tener que salir del salón. Cuando estuvieron solos, rodeó con sus brazos a Shaka y el rubio terminó aferrándose a sus brazos. Era tan dolorosa aquella situación. — Shaka... ¿Qué ocurrió? ¿Qué te han dicho?

 

— Están muertos. — Susurró muy bajo. Su voz sonaba quebrada, pero en ningún momento había salido ni una lagrima de sus ojos, el dolor era inmenso, una sensación de ahogo. Shaka pensó que la deuda eterna de tener que hacer a sus padres sentirse "orgullosos" de él, jamás desaparecía ahora que estaban muertos, podrían verlo y escucharlo todo, incluso lo que no había salido de sus labios aún.

 

— Lo siento... yo.

 

— Vayámonos lejos.

 

¿Escapar? De eso se trataba, Mu no esperó a que Shaka pidiera aquello dos veces, escaparon del colegio, durante algunas horas anduvieron tomados de la mano por las calles, un café y un emparedado para ambos, y no era necesario decir nada.

 

Tal vez aquella cercanía era uno de los motivos por los que Kanon no gustaba de Mu.

 

Kanon estuvo hecho un lío cuando supo que su prometido había desaparecido. Saga estuvo decepcionado al saber que Mu estaba con él. Aquellas fueron dos piezas claves en el destino de los Omega. Cuando la familia de Géminis pensó que la recién orfandad de Shaka y el constante carácter problemático de Mu eran dos cosas de cuidado.

 

Entonces determinaron que tal vez se habían equivocado con la elección de las parejas, el compromiso establecido se rompió, pero decidieron que, si bien Mu definitivamente no era digno de vincular con Saga, sí que tendrían que asegurarse en mantenerlo en su familia.

 

Así que Kanon terminó por odiarlo más cuando se convirtió en su nuevo prometido.

 

.*.

 

Sentado en la cama, un par de huesos rotos, el brazo fracturado y un esguince en el tobillo.

 

Mu sintió la tibieza del sol descansar en su rostro lastimado, sus pupilas se dilataron haciendo parecer que sus ojos verdes eran más profundos. Había intentado cambiar su destino y a costa de eso, había tenido que permanecer en el hospital dos semanas.

 

Sólo Aldebarán le había logrado poner un poco al día, el único que en todo ese tiempo había acudido a visitarlo fue Saga, Mu se sentía muy decepcionado, pero no había hecho aquello para tener algo que recriminar a Shaka, lo entendía. No iba a cometer el error de juzgar sus acciones por ningún motivo.

 

El día que le dieron de alta se encontró con la agradable sorpresa de que nadie había ido a firmar su pase de salida. Había tenido que llamar nuevamente a Alde para que le sacara del hospital y le llevara de vuelta a su departamento. Ambos ingresaron, había tenido que ser guiado mientras se acostumbraba a andar sin equilibrio.

 

— ¿Salió en las noticias? — Preguntó Mu por curiosidad.

 

— ¿Buscabas hacerte famoso con esto? — Preguntó un poco molesto, no por la situación de Mu respecto al accidente, ni porque la nota del "prometido del heredero mayor de Géminis" fuese cubierta como un intento de suicidio. Estaba molesto porque a pesar de todo, parecía que Mu se había quedado detenido en un bucle de autodestrucción.

 

— Tal vez un poco. — Bromeó recostando su cabeza en su cama, Alde había acomodado los cojines de tal forma que le era posible descansar los bazos y el cuello al mismo tiempo. Ambos rieron, pero la situación era deprimente. Alde lo sabía, pero no se atrevió a decir nada.

 

Uno podía tener el cuerpo, el alma o el corazón roto, pero... ¿Los tres al mismo tiempo? Alde pensó que eso no sería justo para Mu, el encender el televisor y saber que junto a su intento de "suicidio" estaría la noticia del regreso del único heredero de virgo, con su recién anunciado compromiso.

 

— Entonces hazme un favor, mantén la mente ocupada en otra cosa, no te quiero escuchando noticias esperando encontrar algo que no hallarás.

 

— Vale...

 

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